Partida Rol por web

Nikeia no deseaba contrariar al Italiano y le dejó tener la última palabra. Asintió y se tomó de su brazo para pasear. Le agradaba la compañía de Tiberio. Tanto él como Piero eran dos hombres que la apreciaban por sus habilidades y conocimientos. Y ella disfrutaba ayudándolos. Nunca sabía cuando necesitaría un barco para salir corriendo de allí. Escuchó con atención las palabras de Tiberio aunque más podía deducir ella por lo que callaban que por lo que decía. Sus gestos le delataban. Pasaba algo que no quería contar. Nikeia observó a su alrededor para percatarse de la presencia de los guardias. Continuó andando y procuró alejarse de los soldados sin que aquello se notara mucho. 

- Mi querido Tiberio, la llegada del Cardenal ha llenado la ciudad de gente.. - dijo Nikeia.- Y con ella parece que un fervor recorre las calles. Lo he podido ver en la plaza - dijo y torció el gesto. No le agradaba el espectáculo que había visto allí.- No esperaba que el puerto fuera menos.- echó un vistazo a los barcos grandes y se fijó en sus banderas. Buscaba su ansiado blasón. Era una vieja costumbre que no quería perder. - Nunca entendí las ganas de hacer un barco tan grande. Llama la atención desde demasiado lejos. Lleva escrito que algo posee en su interior. Un reclamo para cualquiera que more en las aguas.. o en el puerto - dijo intentando hacer un pequeño chiste que animara a su amigo. Intentó alejarse de las zonas de vigilancia si era posible y generar un ambiente adecuado para que le contara lo que quisiera.

- Estos días pasarán más pronto que tarde, ya veréis Tiberio cómo pronto todo vuelve a la normalidad.. - dijo y observó cada gesto del mercader ante sus palabras. - El Dogo también parecía querer que todo esto pasara pronto.. no tenía buena cara en la plaza .- dijo Nikeia intentando no darle importancia y hacer una ligera broma. Mantuvo su sonrisa a la espera de las respuestas de su amigo.

La palabra fevor consiguió una mala cara en su rostro aunque guardo un silencio respetuoso mientras escuchaba. El gesto fue uno que casi no vio por su obsesión que era la venganza que le hacia buscar en cada blasón una posible pista del asesino de su esposo e hijo. Sin embargo como paso en la plaza no habia presencia alguna del blason entre la multitud de barcos que se encontraban encallados.

Fue sencillo sacarle una sonrisa con ese comentario. “Ya sabes cómo son algunos comerciantes queriendo mostrar sus ganancias de forma bien clara.” Comento con media sonrisa. “Es algo que he visto toda mi vida y he visto sus duras consecuencias.”

Encogio sus hombros ante las palabras de ella sin verse muy confortado. “Me compadezco con èl, desde un comerciante a otro.” Comento pareciendo no extrañarse por lo que le contabas. “Como estaba la plaza? He estado todo el tiempo aquí y nadie me ha contado nada.” Pregunto con curiosidad. Si bien parecia sentirse algo mas comodo fuera de la vista de los guardias habia cierta tension en sus brazo.

Maldita sea... ¿¡Por qué me burla el destino!? ¿Acaso estoy buscando en la ciudad equivocada? ¿Acaso este mi Dios se está burlando de mi? Bueno... 

Nikeia intentó apartar sus frustraciones de su mente y se centró en el hombre que hablaba con ella. - Si fuera más joven amigo mío no dudaría en arriesgarme y desafiar al orgullo de ese navío .- dijo y soltó una pequeña risa para luego acariciarse la cara.- pero no, ya no merece la pena arriesgarse tanto por un poco de... intensidad .- dijo y miró a Tiberio para seguir escuchándole. 

Este sabe algo... pensaba Nikeia mientras escudriñaba el rostro de su amigo.

- El Cardenal también es un comerciante de almas mi querido amigo y no se me ocurriría compadecerme de él .- sonrió haciendo una broma sobre la jerarquía eclesiástica y su manía de vender la liberación del alma a cambio de dinero. . En cualquier caso no os perdisteis nada. La multitud enfervorecida por la presencia del Cardenal... y algún iluminado que decidió aprovechar el momento para... mmm - se hizo la interesante y se fijó con detalle en el rostro de su amigo.. quería comprobar si sabía de lo que estaba hablando. Dejó pasar unos segundos para que la intriga fuera mayor  -... creo que para atentar contra el propio Cardenal - bajó el tono de voz deliberadamente para darle algo de gravedad al asunto. Acarició el brazo de su amigo intentando transmitirle cierta sensación de seguridad.

- Fueron atrapados... por suerte la multitud no se enteró.. si hubiera habido una estampida.. - se santiguó .- Ahora estaríamos hablando de una catástrofe.- dijo guardándose la información de que uno había escapado de las garras de los guardias.

El mercader pareció quedarse un tiempo mirándola con algo de incredulidad cuando le hablaba de enfrentarse al orgullo del dueño del barco. Aunque finalmente sonrio divertido agitando lentamente la cabeza. “Me imagino que como habría sido de joven amiga, yo por mi lado seguiría mi camino sin darle importancia.” Comento mostrando su actitud poca conflictiva que ya varias veces habia sido testigo.

La comparación del cardenal con un comerciante causo cierta risa en Tiberio, que se encontraba lejos de las personas que tomarían ofensa por algo así. “Yo tampoco. Como dices su mercancía es una muy peculiar…que prefiero no acercarme.” Comento antes de quedarse en silencio escuchándola.

Por lo que ella veía en sus gestos habia un interés por lo que decías, aunque a pesar de lo que la copista habia pensado también se veía ignorancia y gran sorpresa cuando nombraste el atentado contra el Cardenal. “Por dios es una locura.” Fue su respuesta que reflejaba cierta incredulidad que duro un poco antes de cerciorarse en tu mirada que no mentías. “¿Qué clase de loco haría algo de tal gravedad y frente a tanta gente?” pregunto aunque no necesariamente a ella sino al aire.

“Tal vez está relacionado con tantos guardias aca en el puerto…” termino diciendo con su brazo continuando tenso y mirando hacia atrás. Su mirada termino enfrentandose a un guardia que se estaba acercando a ellos que les empezo a hacer una señal para que se paren cuando lo notaron. El guardia estaba solo y venia avanzando a ellos con un paso calmado, por lo que tenian un tiempo* antes que llegara a ellos.

La curiosidad abre las puertas del conocimiento mi querido Tiberio. Aunque también las del abismo, es un arma de doble filo. Ahora hablo con vos y no paro de pensar en qué misterios habrá en el barco. Aunque conozco mis limitaciones, ventajas de la edad y no osaría acercarme.- dijo con media sonrisa para centrarse en el tema del Cardenal

Pues.. un loco .- dijo como respuesta a las palabras de su amigo antes de darse cuenta de que este miraba demasiado a los guardias. Finalmente la mirada de Tiberio se cruzó con la de uno y éste a saber por qué razones comenzó a acercarse a  ellos después de haberles indicado que se pararan. Continuó hablando con Tiberio como si no pasara nada.- Si estáis metido en algo que yo no sepa carraspead como señal  y dejadme hablar a mi en ese caso. Estáis demasiado tenso. - le dijo y su voz adquirió de pronto un tono serio sin abandonar la tranquilidad. Tiberio era demasiado expresivo y si había algo que ella no supiera podría derivar todo esto en una situación complicada.

Pero.. ¡pero Tiberio por favor!, la primera regla de los que nos dedicamos a esto es ignorar a los guardias cuando pasen .. hacer como si no existieran , como si no nos preocuparan.... no solo tengo que trampearle los documentos también debo enseñarle a disimular... hombres.. por favor... 

Ella si se aferró a su plan e ignoró al guardia hasta que se giró e hizo como  que no lo había visto bien. Esbozó entonces una tímida sonrisa mirando al guardia, como si se sintiera descubierta en un momento íntimo y se aferró al brazo de Tiberio.

“Los mercaderes pensamos muchas veces en el coste y beneficio antes de hacer algunas cosas.” Comento con un tono que dejaba ver que era una frase que sabía de memoria y habia repetido muchas veces. “El conocimiento es un bien muy valioso, aun cuando sea solo una tontería, por lo que muchas veces el coste termina siendo bajo sino algo que valió la pena gastar.” Comento con lo que parecían las palabras mas audaces que habias escuchado en un buen tiempo de èl.

El mercader se quedó en su lugar mirando fijo al guardia, era claro que no correría aunque se notaba por lo que sentía ella que no deseaba este tipo de encuentro. Ante las palabras de Nikeia carraspeo un poco y se puso a mirarla. “Luego te explico.” Dijo con rapidez antes de volver su atención al guardia cada vez más cerca.

Con eso terminaba a dejar el encuentro en las manos de ella, mientras comenzó a respirar mas relajado y poner menos tenso sus músculos luego de tu advertencia.

El guardia termino de realizar los últimos pasos para quedar a la distancia de la espada en su cinturón. Miro ambos con la mirada típica de guardia buscando algo que les delatara de algun crimen que ya en la mente de muchos de los guardias los civiles eran culpables hasta que se probara lo contrario o que les pagaran.

Pareciendo satisfecho luego de sus miradas comenzó la charla. “Lamento molestarlos…” empezó aunque por su rostro no parecía lamentarlo en verdad. "Pero es mi trabajo, por orden del Dogo, que me ocupe de vigilar el puerto y haciendo que este conserve la calma.” Recito recordándote en el tono a las palabras memorizadas por Tiberio.  

“Si no me equivoco Usted…” dijo mirando a Tiberio. “Es alguien que trabaja en el puerto como un mercader y por ello sabrá mucho de lo que transcurre aquí. Paso algo inusual en su negocio en estos días?” pregunto fijándose en el mercader aunque vigilando de costado a Nikeia. Sin embargo la respuesta no llego por parte de Tiberio con la rapidez que esperaba el guardia. "¿Que te pasa? Acaso tengo que preguntarle a tu mujer?" dijo algo frustrado.

Nikeia mantuvo la inofensiva sonrisa durante la conversación. Ante las primeras palabras del soldado Nikeia giró al cabeza en busca de lo que fuera que pudiera haber intranquilizado al guarida. Al comprobar que sólo estaban ellos dos y nada más abrió los ojos.- Me alegra que nuestro Dogo se preocupe tanto por sus ciudadanos que ordene a un soldado vigilar una pequeña pelea marital .- dijo con un tono tranquilo y como si se sintiera halagada. Volvió a mirar al rededor para hacer como que buscaba que era aquello que había perturbado al guardia. Sus palabras tenían la clara intención de alagar al Dogo por su preocupación pero a la vez de hacer sentir insignificante al joven guardia.

Nikeia no pudo evitar sonreir ante las palabras del Guardia. - ¿Algo insual? Bueno.. estos días las personas prefieren pasear por la ciudad que venir al puerto por lo que los ingresos  han decaído, de ahí nuestra discusión medio interrumpida por las órdenes del Dogo .- dijo haciendo una pequeña reverencia pero también dejando entrever que en temas de matrimonio no debe meterse uno.- A parte de estas lógicas consecuencias por los días que vive la ciudad .- dijo dejando ver que entendía que hubiera vigilancia y que nada reprochaba al guardia.- No, no hemos notado nada inusual. Y disculpe a este hombre .- apretó el brazo un poco y señaló a Tiberio.- Estábamos discutiendo sobre el tálamo cuando apareció usted y digamos que no se le da muy bien cambiar de tema.- Intentó aprovecharse de la tierna edad del guardia para intimidarle con sus palabras sin que se notara mucho. - A nuestra edad ¡qué nos queda sino discutir por cualquier cosa..! - dijo y sonrió confiando en que Tiberio también lo hiciera.

El guardia era demasiado joven comparado con las dos personas con las que hablaba, algo que bien debería hacerle tener respeto por ellos pero era claro que el poder que ejercía como guardia lo hacía sentir por encima de eso.

“¿Pelea marital?” preguntó el guardia con un claro desagrado ante esa situación. Sin embargo se quedó escuchando las palabras de Nikeia que había ganado toda su atención. Mientras escuchaba se notaba algo de incomodidad y miradas algo perdidas como si no supiera bien como responder a la versada copista. “Eh…bueno seguro es al que se revierte pronto.” Comento refiriéndose a la situación económica que ella daba al puerto.

El guardia parecía haberse calmado de la frustración que habia tenido antes con Tiberio, tal vez porque este empezaba a actuar mas natural y siguiendo las pequeñas instrucciones que le daba la griega. “Mire señora, no es que no le crea que no ha visto nada pero de seguro ha podido observar algo aquí….tal vez algún grupo que pareciera sospechoso?” pregunto insistiendo en el en el tema.

Nikeia miró al guardia y escuchó sus palabras. No solo eso sino que le prestó atención y asintió cuando fue necesario. De vez en cuando miraba a Tiberio para asegurarse de que estaba siguiendo el papel. Acarició su brazo soltándolo un poco para que se sintiera algo más seguro. 

¡Como si los grupos cuando pasean  en venecia que no parecieran sospechoso! - dijo Nikeia fingiendo que estaba empezando a perder la paciencia.- Tendrá que ser usted más concreto.. - dijo Nikeia

La exigencia de Nikeia parecio agarrarlo por sorpresa, incluso lo enfado un poco. “Ya sabe señora…grupos sospechosos de extranjeros que vayan juntos. Usted sabe como son un desastre siempre que visitan nuestra querida ciudad y ahora con el Cardenal seguramente se les ocurrirá hacer algo malo.” Respondio el soldado abriéndose un poco mas a responderle a la mujer aunque por otro lado por lo poco que sabias de los guardias aquella resultaba una respuesta clásica. Era una suerte que Nikeia no tuviera acento.

Entonces para tu sorpresa o preocupación Tiberio reacciono. “Eh…me disculpo por señora siempre ha resultado muy curiosa y no sabe contenerse…” comento Tiberio llevando una de sus manos a los bolsillos sacando de este unas monedas que mostro al Guardia. “Aunque por otro lado, me preocupa mucho su seguridad y me gustaría saber de cuales extranjeros deberíamos cuidarnos en especial. Porque que sean peligrosos lo sabemos todos.” Dijo con una sonrisa cómplice finalmente entregando las monedas. "Nos seria de mucha ayuda." dijo acompañando sus palabras con unas caricias al brazo de ella tal vez siguiendo la actuacion o tal vez para calmarla.

El guardia después de testear un par de monedas pareció más contento y continuo. “Se dice que han llegado problemas de Ultramar…griegos y piratas sucios.” Dijo susurrando la ultima parte en confidencialidad. “Dicen algunos que tratan de quitarnos los griegos que tenemos aca o que nos vienen a robar lo que recolectamos de la ultima cruzada. Como ves actúan como ladrones y forajidos comunes.” Dijo dando un escupitajo al piso.

“Es por eso que venimos se ha dicho que hubo un gran movimiento de ellos llegando a nuestra ciudad, de los griegos. Aunque por el momento no se intercepto que vinieran con equipaje sospechoso.” Continuo relatando mirando de vez en cuando a donde se encontraban sus compañeros.

Escuchó con paciencia la conversación de los hombres y no quiso interrumpirles. Abrió los ojos cuando Tiberio decidió sobornar al guardia y sonrió rezando para que funcionara y no fuera un guardia honrado. Escuchó como continuó la conversación y asintió. 

- Si.. sin duda algunos no aceptan perder una guerra.- dijo Nikeia como respuesta a las palabras del guardia. Mantuvo el rostro sereno y amable aunque seguramente en su interior imaginara repetidas veces cómo le daba patadas en la cabeza al guardia aquel.- Gracias  por sus consejos. De verdad, vigilaremos con más atención y  no dudaremos en informaros si vemos algo.- dijo y se giró hacia Tiberio con intención de comenzar alguna conversación para alejar al guardia.- Gracias por preocuparte por mi querido .- le dijo.- Sin duda algo me sigues queriendo después de tantos años.. - y sonrió a su acompañante.

El guardia distaba mucho de ser uno honrado y una mujer como Nikeia sabia bien que alguien tendría que tener mucho mala suerte para encontrarse con un guardia honrado. Incluso era mas probable que habían otros guardias que se ofenderían con un trato asi por otras razones distintas como el orgullo o que tuvieran un precio mas alto.

Parecia escuchar las palabras de la mujer pero no dio respuesta alguna mas que un gesto amargo y el asentimiento de Tiberio, dio un vistazo a ambos antes de continuar. “Bien, lo importante que nos digan si ven algo. Los dejare tranquilos, espero tengan un buen dia.” Saludo sin mover demasiado su animo a uno mas alegre.

Luego que el guardia se marchara con su grupo, Tiberio comenzó a avanzar por el puerto sin decir nada ni para seguir fingiendo el acto que habia hecho frente al guardia. Solo cuando estuvo a una distancia suficiente se detuvo suspirando mientras negaba con la cabeza.

“Disculpa Nikeia, en verdad no me siento tan listo como cuando era joven para estas andadas.” Comento con una media sonrisa aunque se notaba que una vergüenza que rehusaba admitir. “Mira sé que no me perdonaras con facilidad este encuentro pero  te prometo que esto no pasara. Además te contare aquí y ahora de que se trataba el negocio que te comente antes que el guardia estuviera frente a nosotros.” Se apuró a decir haciéndote suponer que quería evitar un regaño de tu parte.

Mirando a los lados seguro que estuvieran solos antes de acercarse bastante a ella para susurrarle el dato. “He estado vendiendo armas…a musulmanes. Por eso me empece a poner nervioso cuando comentaste el ataque al Cardenal. Incluso creía que el guardia comenzaría preguntar por ello.” explico.

- No te preocupes Tiberio. Para algo somos amigos - contestó la griega restándole importancia a las preocupaciones de su colega.- A mi se me da bien aparentar, tu tienes otras virtudes - le guiñó un ojo con complicidad y continuó caminando con él.

Cuando escuchó lo que su amigo estaba haciendo abrió los ojos. Ella no tenía problemas con los musulmanes, había convivido con ellos en Grecia y sabía que estaban en buena parte de las Españas. Eran sabios y civilizados, tal vez más que los cristianos. Amaban la filosofía y la ciencia, no como los cristianos que la quemaban. Y sabían griego, no como los cristianos**.

Pero le preocupaba la seguridad de su amigo. Era un negocio peligroso.

- Espero que sepas donde te has metido Tiberio, no es un negocio fácil y puede tener muy duras consecuencias. Sabes que a mi no me importa, pero no creo que haya mucha más gente como yo en esta ciudad... o en italia entera. - le comentó.- te recomendaría acabar con esos negocios. El riesgo es demasiado e inasumible.

Su colega parecio calmarse un poco ante la buena disposición de la griega a aceptar su disculpa. Aunque claro no por eso se terminaba de perdonar a si mismo y termino cumpliendo con lo que prometio contando lo que sabia.

“No es la primera vez que vendo armas, pero comprendio bien tu advertencia Nikeia. Además no tienes que preocuparte que el negocio esta hecho y no pienso repetirlo en un buen tiempo o tal vez nunca.” Comento dejando salir un pequeño escalofrio tras sus palabras. “Solo necesitaba algo de dinero y como solo un grupo selecto aquí comercia con ellos quería tratar de meterme ahí de a alguna forma. En ese momento los riesgo no eran tantos como ahora.”

Finalmente soltándola se cruzo de brazos antes de volver a mirar hacia el mar, aunque parecía con una mirada mas calmada.

Bien. No lo repitas. Son negocios peligrosos Tiberio, con esas armas posiblemente maten cristianos. Y eso es algo que no está nada bien visto en la sociedad en la que vivimos. A mi tampoco me parece del todo bien. Pero tampoco me parece algo excesivamente malo. Los negocios negocios son. Pero me preocupa tu seguridad y bienestar viejo amigo - le dijo. Para Nikeia sería una hipocresía fingir indignación por los negocios de su amigo. Ella había trabajado con musulmanes y judíos, había falsificado para ellos y no podía de ninguna manera juzgar a su amigo por hacer lo propio. Aunque para Nikeia había una diferencia. Ella no vendía armas con las que se mataba gente. Pero ese era otro debate.

Nikeia puso la mano sobre el hombro de su amigo. Las palabras del comerciante le habían hecho pensar. Meditó su respuesta y tomó aire.

- No me extraña lo que me cuentas. Las personas son muy hipócritas. Pero guardate de aquellos que hacen negocios con los infieles amigo, no dudarán en echarte a los leones si todo esto sale a la luz. La hipocresía en italia es abrumadora - dice y hace como si se abanicara con la mano.- No me lo tengas en cuenta como un insulto querido, solo me preocupo por ti. - insistió en su preocupación. Pero los planes de la griega eran otros. Quería saber quienes eran esos selectos que no tenían remilgos en negociar con musulmanes. Toda información sería siempre una base para tener poder.- Sobretodo, guardate si son poderosos o políticos.

“No sabemos eso, aunque es probable siendo una ciudad cristiana. Pero me dijeron que sería usada en defensa propia.” Comento con un argumento que te hacia dudar de la inteligencia de tu amigo y él parecía darse cuenta de que necesitaba explicar mejor. “Déjame explicarte. Primero no los arme demasiado, asi que no creo que puedan armar un ejército con eso. Luego está el asunto que antes de intervinieran no tenían mucha posibilidad de adquirir armas por lo que hasta ahora estaban indefensos y en si aún lo siguen estando rodeados de cristianos.” Agrego como cierta defensa ante su negocio, pero no prosiguió al ver que ella no le terminaba juzgando por ello.

Aceptando su mano en el hombre espero paciente mientras le advertía de un posible peligro con esta clase de negocios. “Te agradezco que te preocupes Nikeia, aunque sé muy bien de la hipocresía italiana y lo que puede ser capaz de hacer. No lo tomo como un insulto de tu parte.” Le dijo con una pequeña sonrisa un poco más calmado.

“Es probable que sea de uno y otro, las familias mercaderes están mas metidas en la política que incluso los señores europeos.” Le explico dejando sin especificar de quienes podían tratarse.