Partida Rol por web

Cirino asintió tras sus palabras tratando de no mirar al rostro a aquel villano que los tenia en esa situación precaria y extraña. Mientras Gianna le hizo caso al alemán aunque no de la forma que él esperaba algo que se mostro en su rostro.

“Ven aquí. Agáchate y dame en la mano.” Le volvió a ordenar aun en su lugar pareciendo casi tan estatua como el resto. "Apresurate, que yo tambien deseo irme rapido."

La situación era cada vez más desesperante. No podía moverse para nada y parecía que ninguno de los presentes era capaz de hacerlo tampoco, exceptuando por Gianna y su primo a quien, afortunadamente, ella había empujado hacia atrás.

¿Acaso los poderes de esas criaturas eran tan devastadores? Se sentía aterrorizada puesto que no sabía qué haría esa sabandija al salir de allí con el oro, o si decidiría clavarle el puñal antes de salir de la habitación, en respuesta por lo que ella le había hecho momentos antes. No obstante, lo que más la atemorizaba realmente, era el hecho de que fuera a escapar, y que pudiera volvérselo a encontrar más adelante en cualquier momento de un futuro no muy lejano.

Gianna ya había llamado a los guardias pero parecía que sólo había dos en toda la casa y esos dos estaban bajo el hechizo de aquel hombre. Aún así no se acercó a él como ordenaba.

-Si lo quieres tendrás que agarrarlo tú mismo...

Fue la respuesta que obtuvo de la noble pero lejos de alejarse, se paró justo frente a la pelirroja que no podía moverse y luego si volvió a fijarse donde estaba el alemán, como fuere, no se acercó a él ni lo miró a los ojos, no porque supiera algo sino porque intuía algo más bien.

-Ya tienes lo que quieres, vete.

No le importaba perder algo de valor, lo qué temía era que les hiciera daño a ellos. Era en esos momentos que se sentía tan inútil por no saber usar un arma.

Leonor seguía paralizada e incapaz de moverse, contemplando la escena con impotencia y siendo muy consciente de que aquel stronzo se saldría con la suya otra vez. ¿Por qué estaba pasando esto? Al menos su querida amiga y el tal Cirino no habían caído víctima de su endiablado poder, pero el hecho de que pudiera escapar la carcomía por dentro.

Pero entonces la valiente Gianna se situó justo frente a ella, haciendo que por unos instantes tan solo pudiera ver su hermoso rostro, y consiguiendo de alguna manera que pudiera centrarse en lo realmente importante. Su arma aun estaba en su mano, goteando algo de sangre de aquel malnacido y, de alguna manera sus manos se crisparon en la empuñadura esperando el momento de la acción.

Al momento que Gianna se interpuso en el camino del Aleman, la pelirroja se encontraba muy nerviosa ante la posibilidad negativa que causara esa rebeldía. Aunque de apoco noto algo más, como su mano podía moverse en su navaja y como sus pies no se encontraban sujetados al suelo. Pero antes que pudiera gritar victoria o una amenaza a aquel ruin alemán, vio como el cuerpo de Gianna se movia rápidamente hacia ella.

La explicación de ello era que el Aleman cansado de esta situación se había acercado rápidamente a la noble pateándola en el estomago con una fuerza que la hizo ir para atrás. Aquello alarmo de sobre manera a los demás que tenían mejor visión de lo que pasaba.

Aunque el alemán no se quedaría a ver qué pasaba tomando el cobre y empezando a huir de aquella mansión.

La intervención de Gianna hizo que se produjera el milagro que estaba esperando, cuando su mano comenzó a moverse de nuevo. La jovencita se dispuso a hacer algo cuando, antes de que pudiera reaccionar, ese malnacido agredió a la dueña de la mansión en pleno estómago haciendo que fuera lanzada hacia atrás, para ir a parar directamente a los brazos de Leonor, la cual la agarró con fuerza para evitar que se cayera.

En ese mismo instante, y tras asegurarse de que había conseguido salir del trance en el que había sido sumida hace escasos momentos y comprobar rápidamente que la hermosa noble se encontraba bien, la joven pelirroja le lanzó la daga aprovechando que le había dado la espalda, al tiempo que gritaba – ¡Guardias, a por él!

Acto seguido, se apresuró a ir tras el asesino para intentar evitar que pudiera salir con bien de esta y matar a nadie más.

Para Gianna todo sucedió en cámara lenta y cuando el alemán la empujó pateándola, pensó que se desmayaría pero no lo hizo y con tanta suerte porque pudo apartarse tan rápido como era posible en esa situación apra que la heroína pelirroja logrará dar con su cuchillo al hombre que empezaba a escapar sin que al parecer nadie pudiera hacer algo para detenerlo.

-¡Guardias! ¿Qué esperan?

Gianna preguntaba porque no sabía si había algo que aún los detuviera, sus palabras eran casi jadeos pero aún se escuchaban us órdenes.

El Aleman había querido esquivar a Leonor sin pelear, esta no quiso que le fuera tan barato como parecía por lo que le tiro la daga que llego a cortar su objetivo pero sin clavarse como ella quería. Al caer quedo muy cerca para que pudiera volver a agarrarla mientras corría por el hombre.

Si bien pudo escapar de ello, no pudo evitar una fuerte embestida de uno de los guardias que lo hizo chocar con uno de los estantes de tesoros. Sin embargo el alemán no se rendia empujándolo con facilidad a aquel guardia y queriendo continuar su escape pero la lanza del otro guardia volvió a ponerlo en aquel lugar. El ultimo en llegar fue Bastien que sin dudar empezó a golpearlo en la cara con su puño, no una sino varias veces hasta que se veía que el rostro del Aleman quedaría en nada si seguía.

Mientras la dama de esa mansión era sostenida por su primo que la calmaba, dejando en claro que lo habían atrapado. Aunque también revisándole su estomago golpeado que seguro dejaria una marca en ella por algunos dias.

Todo transcurrió muy rápido cuando la damita de cabellos de fuego lanzó la daga para evitar que aquel desalmado se escapara. Afortunadamente el primo de la noble dama consiguió hacerse cargo de su bienestar, haciendo que Leonor pudiera correr tras él malvado, a tiempo de contemplar cómo entre dos de los guardias y el caballero de la antorcha, conseguían evitar su huida.

Pero la huérfana no podía permitir que continuaran golpeándole cuando ya había sido reducido, al considerarlo un acto de crueldad extrema, por lo que, tras llegar hasta su altura, se interpuso colocándose justo al lado de ambos para tratar de impedir que desfiguraran su cara de forma irreversible.

- ¡Basta! ¡Ya le habéis atrapado! ¡Si continuáis así le vais a matar! – Imploró sin evitar el hecho de revisar al extranjero con precaución, por si aún tenía algún as en la manga.

Gianna no podía hablar así que sólo dejo que la pelirroja se ocupara, ella tenía la vista nublado y un dolor intenso que creía que en cualquier momento se iba a desmayar.

“Daño a nuestra señora.” Respondio quien lo sujetaba contra el mueble con la lanza, retorciéndola causando un grito de dolor del Aleman. Mientras el caballero lo golpeo una vez mas antes de observar a la joven y luego donde estaba Gianna, sin decir mayores palabras apunto la punta de su espada al cuello del asesino.

El aleman tras los golpes del caballero se encontraba sangrando tanto de la boca como de la nariz que ahora lleva quebrada, también tenía uno de sus ojos inflamados. El tesoro que había tomado se encontraba tirado en el piso y sus manos tomaban la lanza tratando de evitar el movimiento por parte del guardia.

“No tienes nada que excusar con ella.” Comento el otro guardia que había sido expulsado antes por el alemán. “Este hombre es un intruso y por las leyes de la ciudad, tenemos todo el derecho de hacer lo que la señora quiera con él.” Le explico a la joven damita antes de darle un nuevo golpe en el rostro al alemán, con tal contundencia que el hombre atrapado se termino desmayando donde estaba. Cayendo al suelo sin que nadie se digne a atraparlo.

Mientras Cirino se encontraba abrazando a Gianna, mirándola muy preocupado.

“Prima…háblame, no te desmayes. Por favor háblame.” Le pedia mientras tomaba el rostro de ella lo hacia mirarle. “Aguanta un poco que esto ya termino. Enseguida te encontrare un galeno que te ayudara a sentirte mejor.” Le comentaba forzando una media sonrisa para darle confianza mientras se la acercaba mas.

Gianna se dejaba acuñar por Cirino pero lo veía borroso y sonrió apenas con esfuerzo. Jaló aire y dijo en murmullos:

-Que no lo maten, tenemos que saber qué buscaba.

Apretó el brazo de su primo y luego con esfuerzo miró a la pelirroja, había hecho un gran trabajo.

Cirino escucho atento lo que decia ella, dejandola de ver un segundo para darles las ordenes a los guardias.

"La signora Gianna ha dicho que no lo maten, que debemos interrogarlo asi que llevenlo a una de las celdas." les ordeno a los guardias y estoy sin rechinar aceptaron la orden. "De paso hagan que mas guardias vengan aqui, necesitamos mover a gente herida." agrego antes de volverse a enfocar en Gianna.

Por su lado Bastien se habia acercado tambien a ella luego que el aleman quedara tirado. "Permiteme que la llevare fuera de aqui." fueron sus unicas palabras antes de con cuidado elevarla en el aire cargada en sus fuertes brazos. Una mirada algo molesta de Cirino marco ese hecho, pero si ella no se quejaba lo dejaria pasar ese atrevimiento.

Leonor contempló impotente como los guardias ignoraban su petición de no golpear al hombre más. No había nada que pudiera hacer, y mientras todos los presentes se centraban en ayudar a la noble, ella bajó el arma y se acercó al cuerpo caído de Dante, principalmente para tomarle el pulso y tratar de averiguar si aun respiraba.

No le pasó desapercibida la reacción del primo de Gianna al mirar como el caballero actuaba extremadamente protector con ella, aunque había asuntos más importantes que tratar como para darle mayor importancia.

Gianna asintió para que Cirino permitiera. Bastien la llevara a un lugar más cómodo mientras cerraba los ojos, nunca se imagino que fuera a pegarle y mucho menos tan fuerte.

-Aseguraros que Leonor y su amigo reciban atención...

Esa fue su última petición con aliento débil y cerró los ojos como si estuviera dormida.

Pronto la sala y parte de la mansión se llenó de guardias de Scarpati, muchos habian estado echando invitados mientras otros habían estado asegurándose que ningun otro intruso anduviera por el lugar. Al terminar la noche habian acabado con seis intrusos, capturado a dos y habian perdido tres guardias. Habia sido una suerte que ninguno de los nobles habia muerto esa noche, siendo el unico herido dante que solo sufrió un fuerte golpe en la cabeza que lo dejo desmayado. 

Tras un tiempo donde los heridos fueron llevados cada uno a una habitación, el tiempo parecio trascurrir con algo de rapidez mientras ultima exploración a toda la mansion terminaba con de descubrir que nada mas les aguardaba dentro y todo había vuelto a la normalidad que debía.

En la habitación de Gianna se había encontrado un galeno que le había dado una medicina para calmarla y algo de alcohol, cerca estaban su primo y tambien su caballero. En un costado estaba Leonor que tras revisar que Dante estuviera cuidado por su familia había vuelto a ver a la señora de la casa. Tal vez era por la nueva calma que regia en el lugar, pero de nuevo cierta sensación de que algo no andaba bien entre los hombres se hizo presente con las claras miradas poco amistosas.

Sin embargo o tal vez por ello fue que Cirino le ofrecio llevarlo a la entrada para que se retirar poniendo como excusa que ella necesitaba descansar ahora, a lo que el caballero con reticencia acepta. Eso permitio que ambas mujeres quedaran solas en la habitación.  

Los guardias inundaron la mansión haciendo que todos los presentes se sintieran bastante más seguros. Leonor acudió junto a Dante y le ayudó a incorporarse, tras comprobar que tan solo había recibido un desafortunado golpe en la cabeza y nada más. No tuvo mucho tiempo para hablar con él, puesto que el orgullo del duelista de seguro había sido herido al verse derrotado, por lo que la pelirroja se limitó a explicarle que su hermana y su prima se encontraban perfectamente bien y a indicarle donde estaban.

Una vez en la habitación de Gianna, y tras recibir noticias por parte del personal de su mansión, Leonor permaneció al lado de la noble para asegurarse de que se encontraba perfectamente recuperada. En un principio se limitó a observar las acciones del galeno, aprendiendo un poco más sobre las diferentes formas de aliviar el dolor y las posibles náuseas causadas por el golpe. Aunque luego, cuando Cirino acompañó a Bastien hacia fuera y sendas mujeres se quedaron solas, Leonor se acercó con cariño a la hermosa dama para acariciar su frente mientras le decía.

-¿Estáis cansada? ¿Deseáis que me retire para que descanséis? No entiendo por qué vuestro primo ha echado a Bastién con tanta prisa y me ha dejado aquí con vos, si realmente necesitáis descansar, aunque puedo volver en otro momento si lo precisáis – Le susurró con voz dulce y una sonrisa pícara, dándole a entender que había notado cierta tensión en el ambiente, aunque no supiera exactamente qué pasaba entre los dos hombres.

Gianna sabía por qué Cirino se llevaba a Bastien y aunque se preocupó por ellos, no podía hacer nada. No se sentía bien, los necesitaba a ambos pero al menos habían dejado a Leonor con ella y la morena tomó las manos de la pelirroja cariñosamente también.

-Gracias por haberme ayudado...., sé que es mucho pedir porque ya has hecho mucho por mí pero...

La joven tuvo que parar porque sintió náuseas y tuvo que toser.

-Necesito pedirte algo más...- agregó-Esos dos son importantes para mí y quisiera asegurarme que no están peleando.

La miró a los ojos, nadie lo entendería jamás y ella lo sabía pero le dijo algo que no le había confesado nadie pero Leonor era diferente.

-Los quiero a los dos, soy la mujer de ambos.

El hecho de que sujetara su mano, reconfortó a la jovencita que empezó a pensar que realmente Gianna deseaba su compañía por encima de las apariencias que cualquier noble que había conocido antes, hubiera mostrado ante alguien como ella. Por todo ello, se acercó a la dama para evitar que se sobreesforzara y acomodó unos cojines para que se sintiera más cómoda, cuando contempló impotente como tosía frente a ella.

-No es nada, Gianna. Haría cualquier cosa por vos – Le respondió, justo antes de escuchar sus palabras con semblante sereno, y asentir ante la revelación, sin juzgarla en absoluto, comprendiendo por lo que estaba pasando, puesto que ella misma sentía algo parecido.

-No tardaré y me aseguraré de que estén bien. Os lo juro. – Le susurró al oído, justo antes de besar su frente y salir en silencio de la habitación para dejarla descansar. Acudiría hasta la puerta tratando de no hacer demasiado ruido para espiar un poco qué era lo que pasaba entre ellos, e intervenir si fuera necesario.