Partida Rol por web

Leonor no perdió detalle de lo que el muchacho decía. Aquello era nuevo ¿Habían quemado las casas de familias de musulmanes y habían golpeado a un franciscano hasta matarlo? ¿La gente estaba volviéndose loca o qué? La joven huérfana no salía en sí de su asombro, aunque quizá mereciera la pena seguirles sin ser vista para ver qué averiguaba.

-Si… todos lo pensábamos – Mintió para no llamar demasiado la atención - ¡Vaya! ¿Algo más que haya ocurrido? No se… ¿dentro de la basílica, quizá? Espero que el Cardenal no haya sufrido nigún daño con estas revueltas. – Preguntó en voz baja como quien no quiere la cosa, para cerciorarse de que obtenía todos los detalles de lo sucedido.

Te miro sorprendido ante tu pregunta y luego miro al grupo de fanáticos, antes de volver con vos.

“Había un rumor que se ve que escuchaste sobre algo que ocurrió en la Basilica, pero nada más. Ni se sabe quién lo dijo y por eso pienso que es una mentira creada por alguien malicioso. Si lo piensas la Basilica estuvo bajo guardia todos estos días y no es un edificio que gente bien de la cabeza atacaría. Además el Cardenal salió a la mañana a saludar a la gente desde la Mansión de Gobierno.” Respondió igualando el volumen bajo que había utilizado ella mientras con la seguridad que le daba a sus palabras parecia darte la impresion de que en verdad no habia pasado nada.

Al mismo tiempo en otra parte de la plaza un hombre que llamaba por alguna razón la atención de Leonor era despertado y echado por los que barrían. Este murmurando algunas palabras no muy claras, se fue estirando hasta dirigirse al borde de la plaza, para luego meter su cara en agua de los canales Venecia. Tardando un tiempo preocupante en salir del agua, sin embargo cuando lo hizo termino dirigiéndose donde estaban.

Con el rostro totalmente mojado fue algo más difícil identificarlo, aunque su sonrisa parecía una conocida para la huérfana. pero finalmente lo encontro en su memoria solo cuando lo vio bien de cerca, identificandolo para su gran sorpresa como una de las víctimas de los seres de anoche.

"Ey alguno sabe si habra otra fiesta pronto? Es que esta fue muy interesante." dijo con una sonrisa descarada. Por su acento se sabia que no era italiano, pensando tal vez que fuera frances aunque no estabas segura.

La joven pelirroja no se sorprendió de que el hijo del panadero no supiera nada de lo ocurrido en el interior de la Basílica. Al fin y al cabo no dudaba ni por un segundo que cualquier asunto que pudiera distorsionar la imagen del Cardenal, sería tapado rápidamente por sus allegados.

No obstante aquello no la desanimó y se dijo a sí misma que haría todo lo que estuviera en su mano para complacer a Camila en este asunto y descubrir la verdad.

Se encontraba pensando en cómo llevar dicha tarea a cabo, cuando uno de los borrachos de la plaza se despertó y aclaró sus ideas en las aguas frías del canal, antes de dirigirse a ellos…Si Leonor hubiera llevado algo en las manos, seguramente se le habría caído, y tuvo que esforzarse por disimular su asombro ante aquella aparición, que más parecía un fantasma que otra cosa.

-No… no creo que haya otra hasta la despedida del Cardenal – logró articular la atónita muchacha. –Emmm ¿Cómo llegaste a acabar tirado en la plaza, compañero? ¿Fue solo el alcohol o alguien te dio una paliza? – Le preguntó, tratando de parecer amigable e intentando que no se notara demasiado que ella le había visto con una mujer-monstruo subcionándole el cuello la noche anterior.

El caballero revolvió su cabello pareciendo querer despertarse mas rápido. “Es una lástima…” contesto agitando la cabeza mojándole un poco a ambos con el agua fría del canal. Sin disculparse de ninguna manera prosiguió. “Ambas. Bebí mucho y una mujer me dio una paliza que aun me estoy recuperando. Seguro ambos saben como son ellas.” Contesto antes de largar varias carcajadas alegres, mientras Taddeo te miraba y encogia sus hombros como si no entendiera tanta risa.

“Au…me duele la cabeza, mejor no me hagan reir chicos.” Comento dándole un golpe en el hombro a Leonor, que si bien había sido un gesto amistoso pareció que el hombre no cuido de todo su fuerza. Generándote dolor, pero como tenias que seguir tu actuación de chico duro tuviste que aguante el mostrarlo. “No me den importancia estaban charlando antes que llegara.” Comento aunque se notaba algo de incomodidad en el Taddeo para seguir hablando de los incidentes religiosos.

¿Una paliza por parte de la mujer? Ella sabía a lo que se refería el hombre, pero su visión de la realidad no tenía nada que ver con lo que le había pasado aquella noche. ¿Acaso aquellos monstruos también usaban magia para borrar los recuerdos de sus víctimas? Realmente no estaba segura, aunque prefería no ahondar más en el tema, por lo que, aguantando el golpe en el hombro como pudo, la joven huérfana trató de disimular su dolor lo más que pudo cuando le respondió.

-Muy mal tuvo que acabar la noche para que no despertaras en su cama, amigo. ¿O quizá mientras la esperas, la muchacha está confesándose ahora mismo en la Basílica por los pecados que le hiciste cometer? – Preguntó con un guiño y una sonrisa intentando que dijera de paso cualquier asunto que supiera sobre los disturbios.

– Si… estábamos comentando que ayer unos malnacidos le robaron unos cuantos panes a mi compañero ¿Querrías comprarle un par para paliar las pérdidas y evitar así que su padre le dé una paliza por no vender nada hoy? Te aseguro que no probaras un pan mejor horneado en todo el barrio – Sugirió Leonor con ánimo, para desviar el tema y evitar que supiera de qué habían estado hablando previamente.

Rio de nuevo aunque con menos fuerza que antes para mitigar su jaqueca antes las preguntas del supuesto chico. “Tan sabio que pareces chico y no sabes que el amor puede darse en cualquier lado. Además quizás debía volver con su esposo antes de que este se dé cuenta o como dices se encuentra confesando en este momento.” Le respondió devolviéndole el guiño, antes dar una leve mirada a la Basílica tal vez algo convencido de tu idea.

Cuando volvió miro al hijo del panadero. “Que buen amigo tienes…” comento mientras se comenzó a buscar oro en sus pantalones y al parecer no encontrar nada, negó con la cabeza. “Pero yo no tengo con que pagarte, al parecer alguien me robo mientras dormia. Aunque podría volver más tarde y comprarte algo.” Dijo como si no fuera tan grave el robo, observando y oliendo los planes que ofrecía.

Mientras hablaban los del grupo fanático parecían retirarse de la plaza, todos juntos ninguno quedando separado del grupo.

Leonor aprovechó la conversación para revisar el cuello del sujeto en busca de la marca de los mordiscos que le hicieron ayer, puesto que estaba claro que el recién llegado no iba a decir una palabra sobre nada que tuviera que ver con la basílica. No obstante, cuando los hombres con pinta peligrosa comenzaron a retirarse, la huérfana supo que era hora de despedirse elegantemente si no quería perder a los sospechosos de vista, por lo que con una sonrisa volvió a decir.

- Es una promesa. No te arrepentirás si regresas a comprar el pan. Mi estómago te lo puede asegurar. – Afirmó aun recordando lo sabrosas que estaba la barra que prácticamente engulló el día anterior - ¡Bueno! He de hacer unos recados. Nos vemos luego – Finalizó despidiéndose de ambos personajes con un gesto de la mano, hasta perderse en un callejón donde pudiera observar el avance del grupo sin ser vista.

Su cuello parecía completamente ileso en el lado que estabas segura que recibió el mordisco y en todo este. Lo cual era bastante raro y te haría dudar de que fuera de verdad el mismo tipo pero estabas segura que tu memoria recordaba lo recordaba de la fiesta de ayer.

El tipo encogió sus hombros y se sentó al costado del puesto. “Déjame descansar un poco aquí chico…” le pidió dejando ver que no estaba del todo recuperado o despierto.

El chico sin saber cómo rechazarlo no dijo nada aunque no pareció muy contento de la confianza que se había tomado el hombre.  Despidió amistosamente a Leonor cuando esta se fue, sonriendo algo preocupado por como lo habia dejado la chica o al menos eso le pareció a la pelirroja con lo poco que vio antes de concentrarse en los fanáticos.

El grupo siguió junto incluso cuando terminaron de cruzar el gran puente a la plaza, pareciendo que seguiría unidos por más tiempo mientras la pequeña huérfana los seguía buscando respuestas.

Ni bien dejo la plaza se adentró en uno de los callejones oscuros que tanto conocía de la ciudad para seguir al grupo por una calle paralela. Mientras hacía eso notaba como el grupo se incrementó con otros tres personas individuos, lo que en parte era algo intimidante pero a la vez ayudaba a la pequeña a no perder de vista a aquellos hombre con caminar decidido.

Continuo siguiéndoles dirigiéndose a la parte más oeste de la ciudad perdiendo hace tiempo rastro de la plaza, aunque aún se veía las altas torres de la Basílica. Algo que no era del todo raro porque estaba construida de tal forma que casi toda Venecia pudiera verlas. De cualquier forma por una falta de espacio debió adoptar un cambio en su seguimiento moviéndose detrás de ellos luego de que un gran rodeo que hizo para atravesar las islas casi le hizo perder el rastro.

Finalmente habían llegado a una casa con un perro esperando en la entrada, que al distinguir al que posiblemente era su dueño salió a corriendo a recibirlo alegremente. El dueño la consintió con caricias mientras los demás entraban y cuando termino entrando lo volvió a dejar fuera luego de darle una orden que si bien Leonor no pudo escuchar pudo suponer que seria que cuidara los alrededores. Por una de las ventanas delanteras de la casa ella pudo observar como todos se internaron en una habitación más en el fondo de la casa.

La casa era acogedora por fuera y por lo poco que veía desde afuera la parte de adentro poseía unas cuantas cosas que descartaba al dueño como alguien con poco dinero. Tenia un solo piso, aunque te dabas cuenta fácilmente que lo compensaba poseyendo una gran profundidad. Pegada a esta habían dos casas a cada lado, un diseño típico de Venecia para aprovechar de la mejor forma el espacio. Aunque alguno de los canales en esa ciudad se encargaba que ese diseño no reinara en toda la ciudad, además de la planificación romana para que no se incendie una cuadra entera rápidamente.

Fue una nueva sorpresa no encontrar ninguna marca en su cuello ¿Acaso lo había soñado todo? No lo creía. Lo más probable fuera que aquellas criaturas tuvieran una forma de hacer magia del averno para pasar desapercibidas mientras le robaban el alma a sus víctimas. Si no fuera porque consideraba extremadamente peligroso hablar sobre lo que pasó aquella noche, lo más seguro es que hubiera ido a confesarse y a preguntar por una forma de librarse del maligno en caso en que éste la hubiera situado en su punto de mira.

No las tuvo todas consigo cuando se alejó del puesto de panes por miedo a que el hombre que debería estar muerto y que de seguro estaba corrompido de alguna manera, le hiciera algo malo al hijo del panadero. No obstante debía seguir al grupo para no perder detalles de cualquier cosa que fueran a hacer o a decir.

Los supuestos fanáticos anduvieron por muchos callejones desde los cuales siempre podía verse la basílica de fondo, y Leonor tuvo que poner todo de su parte para no perderles la pista en un par de ocasiones. Cuando por fin llegaron a una casa, un adorable perrito estaba esperando al dueño, y Leonor supo al instante que tendría serios problemas para escuchar cualquier tema que tuvieran que tratar. No obstante no se dio por vencida, porque si bien no podría acercarse demasiado con el perrito guardando la casa, estaba segura de que podría aproximarse lo suficiente a la casa colindante más cercana a la habitación donde se habían reunido todos, para tratar de pegar la oreja a la pared o a algún ventanuco de madera.

El perro aun siendo adorable parecía conservar una actitud bastante seria de sus obligaciones, estando atento a cada persona que se acercaba aunque sea un poco la puerta de su dueño. Después de todo él comprendía muy bien su deber y aunque se ladraba con los demás perros que pasaban no parecía dispuesto a moverse para seguirles y dejar fácilmente su lugar.

Por lo que volvía la idea de la rata callejera algo más acertado que ir de frente. Sin  embargo mientras inspeccionada desde la calle se daba cuenta que las casas a los costados estaba habitadas también, ya que esto a diferente de otros varios era uno medio donde la gente no viva de forma fabulosa como los patricios de la ciudad, ni en una tristeza profunda como por ejemplo los africanos que había conocido ayer. Incluso la calle no se encontraba tan deshabitada con una cantidad importante yendo de un lado a otro. Por lo que meterse simplemente en la casa adjunta no sería tan fácil y escuchar incluso podría ser más complicado con el factor de que los dueños no sentirían mucho aprecio por la invasora.

Sin embargo Leonor no se rindió y siguió mirando algunas casas bajas que parecían tener la ausencia de un piso encima de la planta baja y otras con un segundo piso ambas de las cuales eran hechas con ladrillo que dejaba en claro un diseño menos humilde. Además de algo más importante que era una callejón donde pudiera colarse. Aquello parecía durar por una larga fila de casas, hasta que intervino que servía como límite natural del barrio.  

La suerte no estaba de su parte al darse cuenta de que las casas estaban habitadas. No sabía cómo sortearía al animal sin que la oliera y avisara a su dueño de su intrusión. Además, las calles estaban lo suficientemente concurridas como para que les resultara extraño que un muchachito desgarbado y zarrapastroso husmeara entre las casas. Estaba totalmente convencida de que más de un transeúnte consideraría que estaba tratando de robar algo y de seguro le llamaría la atención o avisaría a algún guardia para que la echaran de allí a patadas.

A punto estuvo de rendirse al ver que no podría colarse en el interior de ninguna vivienda, y que trepar hasta los tejados tampoco era una idea excelente. Pero en ese momento, contempló con un hilo de esperanza el callejón que delimitaba de forma natural el barrio en el que se encontraba, haciéndole intuir que quizá pudiera permitirle colarse sin ser vista y, con un poco de suerte, espiar a los sospechosos de asesinato.

¡Dicho y hecho! Con la agilidad felina que la caracterizaba, la joven pelirroja se aventuró hacia el callejón para probar suerte en su empresa de recabar algo de información que ofrecerle a Camila más adelante.

El callejón que seria mejor llamarlo pasaje, era un camino angosto que debía recorrer con la espalda contra la pared para no terminar sumergida al agua, algo que no era problema alguno para la huérfana que hacia rato que habia pasado caminos parecidos. Pero el problema se hizo presente cuando termino de recorrer el muro lateral de la ultima casa en esa esquina.

Luego que doblara para llegar a la parte trasera de la casa se encontró con un camino de madera construido como una posible plataforma para dejara los objetos y personas que venían navegando por el canal mas ancho que pasaba detrás de cada una de las casas. Si bien esto era bueno ahora, se veía que no todas las casas contaban con este pequeño puerto en sus casas como era el caso de la siguiente casa, aunque otros poseían una puerta de hierro para que las góndolas pudieran entrar. De las cuales solo se veian una pocas algunas del otro lado del canal y otra atada al puerto de la tercer casa desde donde venia ella.

Eso le dejaba un camino no del todo completo a la casa, aunque por otro lado no habia tanta gente mirando en ese lugar lo que le daba mas posibilidades a la pequeña de hacer algo drastico como nadar por el canal hasta llegar a la casa o también podría escalar esta casa y luego de alguna forma saltar de techo en techo pero eso parecía demasiado arriesgado o tal vez otra idea mejor le vendría a la cabeza si pensaba.

Tras recorrer el estrecho callejón que separaba las casas venecianas que besaban el agua de los canales con suavidad, la joven huerfanita se encontró en el dilema de cómo sortear la dificultad que se había presentado ante ella. Por un lado, si saltaba al agua, sus ropas estarían mojadas durante la mayor parte del día, por lo que de seguro pasaría frío en el proceso de secado, a no ser que regresara como un pollo pasado por agua a su habitación en la taberna y esperaba allí hasta poder volvérselas a poner. Por otro lado, si decidía trepar la casa y saltar de tejado en tejado, corría el riesgo de que la vieran o de que alguna losa suelta hiciera que se pudiera hacer daño al caer.

Todas las opciones eran malas en este punto, aunque debía apresurarse si quería escuchar algo de lo que se dijera en el interior de la casa. Por esta razón, y a pesar de que no era del todo correcto, Leonor decidió tomar carrerilla para realizar un salto que la situara junto a la góndola más cercana a la vivienda que debía espiar para, una vez allí, desatar con cuidado los amarres para cogerla prestada y disponerse a conducirla lentamente hacia el muro que se había convertido en su destino. Esperaba que nadie la viera y se preguntara cómo era que un muchachito de la calle tenía acceso a un medio de transporte como ese, pero desde luego no perdía nada por intentarlo.

El plan era correcto, la carrera ocurrió sin el menor obstáculo en su camino y el impulso final le dio la posibilidad de concretar un largo salto. Pero no fue suficiente y eso lo noto ni bien despego del pequeño fuerte. Casi y no tuvo tiempo para maldecir cuando termino hundida en las frias aguas de aquel canal.

Cuando salio a la superficie y reviso a su alrededor, no como era de esperarse a algunas personas curiosas saliendo por las ventanas a ver, pero parecieron volverse a encerrar rápidamente de nuevo a dentro al ver a un chiquillo en el agua nadando. “La próxima sácate la ropa imbécil.” Le grito un anciano antes de irse.

Ahora completamente mojada no podía hacer nada más que nadar lo poco que le quedaba de camino al puerto con la góndola o tal vez irse directamente como estaba hacia la casa que intentaba meterse, no era que faltara mucho unas tres casas más y llegaría. Pero el peso de la ropa mojada y las botas harian de este un viaje algo molesto.

“Maldita sea, me he caído” Terminó pensando la joven mientras el típico listo de turno la increpaba desde la comodidad de su confortable posición. La joven pelirroja se guardó mucho de soltar todos los improperios que había generado en su cabeza, para apresurarse a nadar hacia lo que era su destino sin más dilación.

Si estaba calada hasta los huesos, al menos tenía que hacer que aquello mereciera la pena, por lo que dejó a un lado su malestar, para llegar a su destino lo antes posible.

El recorrido trascurrió con lo relativa tranquilidad, si bien de vez en cuando sentía algo en los pies que no podía saber que era, llegando a su destino con mas rapidez de lo que se habia imaginado cuando cayó al agua. Pero ella sabia bien que esta habría sido la forma mas rápida de llegar aunque con una gran desventaja.

Al estar frente a la parte trasera de la casa visualizo tres ventanas que desde el agua no podía estar muy segura hacia donde daba cada una. Aunque acercandose mas al borde, a donde se encontraba la reja de metal para la entra de las góndolas pudo notar que no habia ningún ruido proveniente de las ventanas. Incluso una que estaba abierta parecía dar a una habitación que bien podría estar deshabitada.

Aquello fue desesperante porque empezaba a plantearse que si no se reunieron en la parte delantera de la casa o la trasera, el único lugar que quedaba era el medio. El lugar que solo podría escuchar si se metiera dentro de la casa, pero la pregunta que empezaba a hacerse si era tan necesario que consiguiera aquella información.

Sin embargo la parte aventurera de ella empezaba a notar dos entradas para ella, la ventana abierta en la que solo debería escalar por la pared a un cuarto que no podía ver desde el agua o sumergirse profundamente hasta pasar por la puerta de hierro y entrar por la entrada de góndolas al lugar.

Estaba empezando a preguntarse por qué se arriesgaba tanto para obtener una información que de seguro no le daría ninguna recompensa. No obstante su pequeño orgullo le jugó una mala pasada cuando finalmente se decantó por seguir hacia delante con todas las consecuencias.

Bucear en esas aguas no le apetecía nada, por lo que, tras pensarlo durante unos instantes, decidió escalar por la pared y asomar mínimamente la cabecita para asegurarse de que el cuarto al que quería llegar estaba despejado. De ahí procuraría desplazarse sin ser vista hasta poder encontrar un lugar seguro en el que esconderse mientras escuchaba al grupo que se había reunido en el interior de la casa…

No sabía qué le harían si la pillaban husmeando, pero de seguro no sería nada que le gustase averiguar.

Si bien la recompensa parecía no ser tan tangible en ese momento y su orgullo era el que motivaba todo esta aventura, eso era suficiente para ella. Ya que el pensamiento de su orgullo roto tendría más peso si fallaba y al final del día debía volver mojada como estaba con Camila con las manos vacías para ser tratada como una niña indefensa.

Colando sus dedos entre los ladrillos comenzó a escalar logrando con mucho esfuerzo llegar al marco de la ventana para espiar un cuarto vacío con una cama arreglada meticulosamente y que según las cosas con las que adornaba su escritorio podías adivinar que era la habitación de un hombre mayor. Dándose otro nuevo empujón a si misma ascendió los centímetros faltantes para entrar. Mojando con su presencia el cuarto de aquel hombre.

Silenciosa como una rata se acercó a la puerta cerrada de la habitación para escuchar algún ruido de afuera aunque como antes no podía escuchar algo o al menos así fue hasta que escucho una maldición en voz alta y lo que parecía como una amenaza de muerte, pero tenías la sospecha que la voz que escuchaste venia de otro cuarto cerrado muy cerca de tu posición.

Con cuidado abriste la puerta para espiar un pequeño pasillo sin persona alguna, teniendo un poco más de valor abriste más la puerta y terminaste de comprobar como este estaba vacío. Además con un nuevo grito de furia pudiste darte cuenta de que habitación venia, una casi enfrente a la que estabas ahora. Mientras en el resto del pasillo habían dos puertas mas del lado de donde estaba Leonor y un pasillo al fondo que debería ir a la parte delante de la casa.