Partida Rol por web

Gianna estaba descansada y sabía que se veía bien por lo que no tomó a mal el comentario de su tío.

-Gracias, tío, he pasado una buena noche.

Y era verdad. Cuando descansaba bien se notaba en toda ella. Lo siguiente que él le dijo no la tomó por sorpresa, levantó la mirada de su plato de comida y se encogió de hombros.

-Bueno, parece que no se resistió a mi belleza. Y además, eso te quitaría un gran problema de encima, ¿no, tío?

Ella había buscado al Giovanni pero le dolía mucho tener que hacer aquello.

-De sobra sabes que mi corazón le pertenece a tu hijo por eso lo mandaste lejos sin que pudiéramos siquiera despedirnos pero ya no importa, te diré lo que quieres escuchar: me casaré con Ignacio y así podrás estar tranquilo.

Ella volvió a poner atención a su plato de comida y dio un bocado, luego otro para detenerse tras ese.

-Dile que sí, voy a hacerte feliz.

Por mucho que disfrutara del sexo con Ignacio, no estaba enamorada de el y no iba a ser fácil pero empezaba a acostumbrarse a ello.

El tio de ella la miro con suspicacia ante la respuesta de ella, parecía sospechar algo pero no lo escondía demasiado bien para que ella no se entere.

“Si, lo hará. Aunque…” iba a decir más pero las siguientes palabras de ella no le sentaron bien. Era una clara acusación que ambos sabían que era verdad y no había necesidad que Gianna dira pruebas para saberlo.

“Bien. Si eso esto te permite no seguir soltera me parece bien. Eso si, no se bien tu relación con esa familia pero te pido que tengas cuidado y no te confies con ellos…” le aconsejo con seriedad pareciendo por el momento aceptar el plan de Gianna. “Esa familia de comerciantes ascendió muy rápido aquí en Venecia y eso generalmente no quiere decir que sean trigo limpio.” Concluyo tras escuchar tus ultimas palabras.

“Bien. Le mandare una carta aceptando la propuesta y nos pondremos a planear la boda. Entonces estas segura que quieres hacerlo?“ pregunto finalmente como esperando algo de reflexión antes de una nueva afirmación.

Gianna respiró profundo, su tío decía menos de lo que sabía pero ella también así que no le importó demasiado y sin embargo, sonrió maliciosa.

-Bueno, si tienes recelos..., puedes evitarlo, tío.

La noble parecía divertida de lo siguiente que iba a hacer.

-Escucha, demora un poco la respuesta... No se, tres o cuatro días nada más. Pongamos un poco de emoción a esto y luego empezaremos a planear la boda.

La muchacha miró a aquel hombre con cariño, porque a pesar de todo le quería.

-Hoy iré a comprar algunas cosas y primero no ver a mi futuro prometidp. ¿Podrías hacerme un favor? Seguro que puedes, que alguien vaya a ver a Leonor y la invite a cenar, que ella elija la noche.

Gianna terminó de comer y siguió un rato en la mesa mientras el viejo lo hacía. Luego iría a hacer sus cosas.

El tio pareció plantearse esa idea de evitarlo, pero se silenció a si mismo lo suficiente para escuchar bien claro en plan que le ofrecía ella. “Mmm bien puedo darte cuatro días como me pides antes de empezar a pensar en lo necesario. Supongo que sería un tiempo libre para ti, para que lo pienses.” Comento dejando sin decir otras palabras para aclarar lo que se refería.

Asintió contento que saliera de la casa. “Me parece bien que vayas a comprar, sin problemas avisare a uno de los sirvientes para haga la invitación.” Respondió dejando que Gianna siguiera comiendo tranquila si quería, aunque si ella quería seguir hablando le respondería.

Pronto el desayuno quedo detrás de ellos, pasadas unas pocas horas Gianna salió hacia la ciudad. Como muchas veces la ciudad se encontraba llena de personas yendo y viniendo con sus vidas. Gianna que había nacido en Venecia no conocía otro tipo de ambiente y no sabia lo extraño que era encontrar tanta gente en un centro urbano. Las ventajas que daba eso se combinaba con los defectos que populaban esta ciudad pero eso no era algo que veria ella.

Lo que empezó a notar eran varias miradas especiales dirigidas a su persona, algunas seguían mirándola mal y otras simplemente escondían su mirada, si ella esperaba conseguir alguna amiga o aliada con este nuevo compromiso parecio no ser asi. Aunque por el momento ninguna se volvia hostil con ella como había hecho antes la madre de Leonzio.

El dia resulto bastante productivo con las compras e incluso con la libertad o proteccion que ella ahora gozaba parecía no haber nadie que se atravesara en su camino. Al menos no hasta que fue muy tarde y de noche cuando parecio que la visión de un hombre fallo y fue a dar un choque con uno de los guardias de ella.

El hombre tenia un rostro algo duro, pero a pesar de eso las ropas que llevaba eran las de los nuevos burgeces que buscaban copiar en parte el vestir de los nobles mientras creaban su propio estilo. Por lo demas su actitud parecia algo defenciva advirtiendo al guardia con su mirada. "Tendrias que fijate por donde andas." le termino advirtiendo.

Gianna estuvo muy contenta a pesar de las miradas que seguían apareciendo, las entendía, ella era hermosa y rica, tenía fiestas y a los hombres que quería, la envidia tenía que ser algo normal. No les prestó atención a ningunas, no quería echar a perder su día con ese tipo de energías, además, pronto no se atreverían a mirarla siquiera y eso se lo había prometido el Giovanni.

Compró algunos vestidos y varias telas que aprovechó a llevar al sastre para que le hiciera más vestidos, compró zapatos y varias cosas más que no necesitaba pero sabía que poco darse el gusto. Comió afuera también, rodeada de esa gente que la miraba de reojo pero ignorando a todos, todo hasta que se hizo de noche y se decantaba entre volver y cenar sola en casa o cenar en algún restaurante cuando de pronto sucedió algo.

A Gianna no se le escapaba la vestimenta de aquel hombre, tampoco el mal humor que tenía y que debía ser un nuevo rico. Iba a dejar que su soldado se las arreglara a solas pero estaban llamando la atención más de lo necesario y se interpuso entre ambos hombres.

-Mi señor, ha sido sólo un accidente...
Estoy segura su podrá disculpar a mi Guardia. Una mujer como yo no puede andar sola por la ciudad.

El soldado se había retirado lo auficiente para que ella no estuviera tan cerca de aquel patán pero ella seguía cerca.

-¿Es posible que nos vayamos sin llamar más la atención?

Era imposible saber si aquella era un petición o una orden, lo cierto era que Gianna estaba poniéndose un tanto impaciente.

El hombre la miro completa luego de ver que ella era la señora de esa comitiva, su atención luego fue al escudo de la familia Scarpati. Pareció reconocerlo y una risa se mostró en su rostro. “Seguro fue un accidente y lo disculpo.” Afirmo mirando por un solo segundo al guardia antes de acercarse a ella.

“No tiene que preguntarle aquello. Además es imposible para una mujer tan linda como vos el no llamar la atención.” Dijo dirigiéndose a Gianna mientras le ofrecia para que tomara su mano y la besara.

“Si no me equivoco es Gianna Scarpati, he escuchado mucho de usted. Mi nombre es Valter, Valter Gritti.” Se presentó inclinándose levemente aun sonriendo e ignorando a los guardias que parecían esperando una orden de su señora respecto a que hacer con el hombre. Por otro lado el apellido te sonaba aunque no estabas muy segura donde, pero suponías que era de alguna familia importante.

Cuando el hombre bajó la guardia, la verdad fue más sencillo para Gianna bajarla por lo cual en ese momento se permitió sonreír. Hizo una seña para que sus guardias se pusieran en descanso y asintió.

-Gracias, supongo que tenéis razón.

La joven mujer estiró su mano hacia él, le resultó lógico que supiera quién era ella y no sólo por haber visto el escudo de armas de su casa. Ya que todos estaban más tranquilos, pudo observar a aquel hombre con más detenimiento y la verdad era que le resultaba muy apuesto.

-Mi señor Gritti, os mentiría si dijera que se de qué familia provenis pero estoy segura de haber escuchado vuestro nombre... ¿Qué os parece si para resarcirme cenamos juntos? Pensaba hacerlo junto al canal, el mejor restaurante de la zona.

Ella sonrió, los guardias aún atentos tras ella pero su atención está claramente en el hombre y antes que pudiera responder, agregó:

-Si lo preferís, la cocina de Cada Scarpatti, es tan o mas buena que la del restaurante. Sois mi invitado, decidid vos.

“Admito que mi familia no ha disfrutado tanto tiempo de la buena vida, tal vez por eso no conoce mucho de nosotros aunque estamos en ascenso con el comercio interno de las ciudades estados italianas. Incluso yo he podido ir a la universidad para estudiar mas del tema de la medicina.” Le informo rápidamente tal vez para hacer conocer mas a su familia.

Fue por la invitación que el hombre se sintió mas comodo acercándose mas a ella. “Una invitación a un restaurante o a su hogar, la verdad las opciones no son demasiado parejas si me lo pregunta asi.” Comento con humorada haciendo que pensaba aunque presentias que terminaría eligiendo. “Tomare la oferta de conocer su mansión Señorita Scarpatti, segura se encontrara mas tranquila charlando y cenando conmigo ahí.” Respondio ofreciendo su brazo para empezar el camino a casa.

Gianna se sintió complacida de que prefiriera ir a su casa y en apariencia por cuidarla a ella lo que le hacía sentirse en confianza con Valter. Se colgó de su brazo y comenzó a caminar, claro que ahora las miradas eran más discretas pero seguían mirandolos.

-Me temo que al venir conmigo daréis mucho de que hablar, señor Gritti.

Pero no era una advertencia, se notaba que la situación divertía mucho a Gianna. Incluso se atrevió a mirar a mas de una y uno que debían estar envidiando a ambos.

-¿Medicina? Sois el primer médico que conozco que no sea un viejo huraño y cansado... Lo cual os hace muy interesante.

Gianna no estaba mintiendo, realmente le parecía interesante aquel hombre. Además, estaba el hecho de que había salido de allí y podría contarle cosas si preguntaba lo correcto. Ella lo invitó y ella lo llevó en su góndola, no tardaron mucho eb vislumbrar la casa Scarpati que de modesto no tenía nada.

-Bienvenido a mi casa, sentiros como si fuera vuestra.

Varió sirvientes fueron a ayudar con el descenso, las cosas que ella había comprado más que nada pero eso le permitió ordenar una cena enviando el mensaje a la cocina.

-¿Vamos?

Ésta vez ella tomó la iniciativa y lo llevo consigo por el enorme portal de entrada, luego lo condujo por los pasillos hasta el salón de fiestas donde ya los esperaba una mesa con una botella de tinto y dos copas.

-Bueno, este es el salón donde ocurre la magia... Desde allá donde están los ventanales, puede verse gran parte de la ciudad. ¿Aceptais una copa antes de la cena?

Gianna sonrió, estaba en su ambiente.

“Que hablen, yo tendré una cena con usted y eso lo que me importa.” Comento dejando de lado la posible advertencia o los comentarios de los demás. Los cuales ya los estaban mirando y negando con reprobación a ese encuentro, aunque algunos hombres parecían sonreir divertidos.

Rio ante el comentario delos médicos. “Era asi…algún tio y abuelo mio fueron asi, pero cada vez estamos saliendo más jóvenes te lo aseguro. Es otra época Gianna.” Comento respondiéndole a ella acentuando mas el tema de su juventud.

El hombre miraba sorprendido el hogar de ella, asombrado ante el tamaño de esta. Tardando en responder un poco su bienvenida y a seguirla hasta donde había sido servida a la cena. Al llegar al salón volvia observarlo todo y sonrio ante las copas servidas.

“Escuche de ello…una lastima que estuviera estudiando durante esos eventos. Decian que sus fiestas eran las mejores en toda Venecia. Era asi?” pregunto con una sonrisa divertida tomando una de sus copas. “Por supuesto y si quieres podemos ver la ciudad mientras.”

Gianna estaba a gusto en su casa y cuando tenía buena compañía era mejor. También le gustaba la actitud de Gritti que no se dejaba amilanar por nada y por nadie. La misma Gianna lo llevó al amplio balcón.

-Me alegro que ya sean otros tiempos...
Ojalá hubieran cambiado antes.

La joven decía eso pensando en su matrimonio, claro que prefería a Ignacio que a cualquier viejo que su tío eligiera pero si lo pensaba bien prefería no casarse. Miró hacia la ciudad y prestó atención a su invitado.

-No le mentí, ésta vista es extraordinaria. Y en cuanto a las fiestas, bueno, solían ser espectaculares... Eso me recuerda que hace mucho no hago una pero tengo un viaje en puerta.

Ella sonrió y bebió un poco de su copa.

-Pero mejor habladme de vos, creo que debe ser mucho más interesante que mi vida frívola según los habitantes de esta ciudad.

Una sirvienta entró y salió con sigilo tal que ellos no se dieron cuenta que dispuso velas en la mesa y el resto de los alimentos. Gianna estaba cansada pero el encuentro con Gritti le tenía interesada.

“El cambio tarda pero cuando surte efecto hay que disfrutarlo.” Comento concentrándose más en el tema de su educación que en los pensamientos que tenía Gianna. Acercando su copa a la de ella para un corto brindis mientras se apoyaba con cuidado en el balcón de su hogar para ver la hermosa vista de Venecia, al menos lo que podía verse desde ese lugar.

“Es una lástima, suponía que tendría uno antes de casarse…” comento dejando de observar la ciudad para ir con ella ya que una de sus palabras llamaron su atención. “¿Se ira de viaje? Si no le incomoda podría preguntarle donde se dirige?” pregunto aprovechando que hablaría ella para tomar algo del vino que tenia.

El hombre sonrio divertido. “Usted lo ha dicho, yo no. Seguro que hara cosas interesantes en esta casa, pero si quiere que hable de mi lo hago.” Comento dejando un momento a que la sirvienta sirviera las cosas y luego se marchara.

“Mi vida la verdad tiene sus cosas interesantes, aunque en parte son cosas que ver con los estudios. Estuve estudiando en la universidad de Bolonia, seguro la conoce…” comento sin saber que ella la conocía por su querido Primo Cirino que ahora se suponía que estaba ahí. “Estuve estudiando unos años, aprovechando los días para hacer algún que otro lio de estudiante y hacer enojar al obispo que dirige la universidad. Espero no le moleste pero aunque creo en dios no lo hago con la severidad de esos hombres que dedican tanto tiempo a rezar y a aburrirnos mientras nos dicen que somos pecadores todos.” Comento con humorada mirándola en especial a ella cuando hablaba de los pecadores.

“Al volver a Venecia me encontré con viejos amigos y nuevos conocidos. Ahora trabajo en una de las iglesias del centro cuidando a heridos de duelos y demás cosas, escuchando historias interesantes de ellos o sus parejas.” Comento mientras hacia un gesto de la mano como si estuviera limpiando la mano extrañamente. “Mi familia se ha dedicado mucho tiempo a currar a personas en Venecia, puede que algún Gritti haya curado a un familia suyo. Lo que se que uno nuestro fue el medico privado de uno de los dogos de esta ciudad.”

La verdad Gianna creía no estar para fiestas pero pensándolo mientras el lo decía, se le antoja una de esas pocas fiestas con mucha gente, mucho alcohol y mucho de todo. La joven sonrió para si y pensó que era hora de molestar a más de uno.

-Tal vez tenga una antes de casarme, si me caso claro.

El destino era caprichoso y ella ya no estaba segura de nada. Escuchó a aquel hombre con su varonil voz hablar de él mismo y poco a poco se fascinaba un poco más.

-Podéis preguntar, claro está. Y es tan grande la coincidencia que precisamente iré a Bolonia...

Lo miró fijamente, aunque él estaba mas enfocado en la preciosa vista de la ciudad. ¿Aún quería hacer aquel viaje? Si. ¿Aún quería a Cirino? Si, pero estaba más que enojada con su amante primo. ¿Queria hacer ese viaje? Definitivamente y nada la iba a detener.

-No dudo que habré escuchado sobre algún doctor de su familia, seguramente nadie era como vos de apuesto o lohabría recordado.

Ella sonrió y volvió a mirar a la ciudad para recrearse con otra vista y no hacerlo sentir incómodo. Le agradaba que aunque instruido, fuera capaz de hacer rabiar a los obispos.

-A mi también me gusta molestar a los hombres de la Iglesia...-sonrió y bebió un trago mas.-Vamos a cenar que la comida se enfría y la verdad que ha sido un día largo, una cena, un baño caliente y una enorme cama mullida serían lo ideal, ¿no lo creeis, señor Gritti?

Se acercó a el, lo tomó del brazo y le preguntó:

-¿Prefiere que lo llamé solo Valter?

El medico rio ante la sugerencia que no se casaría. “Supongo que sere invitado a esta fiesta cuando la realices.” Comento con una clara confianza que podría volver a esta casa aun cuando la visita no estaba cerca de terminar.

“Es una agradable coincidencia, si quieres podría ayudar a guiarte por la ciudad.” Le ofreció devolviéndole su mirada, cosa que hacia cada vez más para no darle la impresión de que quería más el paisaje que a ella.

Fue en uno de los encuentros de la mirada que escucho el halago de ella. “Como dije los tiempos cambian. Gracias, sin duda a usted tampoco la olvidare Lady Scarpitti.”

La acompaño tomando un trago. “Cenemos entonces…” dijo dejándose tomar y se dejó guiar hasta la mesa donde esperaba la comida. “Llámeme Valter si le parece Gianna.” Le permitió y se quedó observando la comida. “Sí. Una cena, un baño y una cama mullida nos vendrían muy bien a ambos luego de un día largo.” Asintió dándole un guiño agregándose a ese ritual que ella había pensado para sí misma.

Tras observar la comida, eligió tomar algo de la carne cocinada y especiada, se la sirvió en su plato. Luego fue al vino y se lo sirvió a ella completando lo que ella se había tomado, por último se sirvió a sí mismo. “Bueno donde me había quedado…aprendi bastante en Bolonia conoci mucha gente de distintos lugares y costumbres, es un privilegio raro que tenemos los italianos y no lo aprovechamos. Sabe incluso se ha pensado en hacer mas chica la universidad porque pone nervioso a los obispos. Tantos estudiantes con ansias de conocer los llenan de temor.” Comento Valter sonriendo divertido al escuchar ello.

“Espero no estar hablando hasta cansarla, Gianna vos me dirás si me callo o si quiere algo mas de mi.” Le aclaro en un momento de reflexión.

Le gustaba esa sonrisa y esa seguridad que el médico demostraba.

-Ya estás invitado, además algo me dice que a partir de ahora siempre serás bienvenido.

Entonces le dijo aquello y Gianna se quedó pensando qué haría si llevaba junto a ella a cuatro hombres que le gustaban, era demasiado pero por alguna razón la idea le gustaba.

-Me encantaría. Estoy segura de que serías de mucha ayuda.

No le dijo lo demás que pensaba porque no habría sido correcto pero sus ojos dr iluminaron y su sonrisa se ensanchó. Fueron hasta la mesa y él dijo algo que levantó la suspicacia de Gianna, no era que hiciera mucha falta pero le agradó y mientras comenzaba a comer, sin levantar la mirada, le dijo:

-¿Es acaso eso una invitación o sólo un deseo declarado en voz alta, Valter? Espero que no haya una señora Gritti esperando en casa.

Entonces sí lo miró y sonrió, esperando que realmente no hubiera ni una esposa, ni una madre. La velada estaba muy interesante.

El medico sonrió divertido ante la pregunta de ella. “No pueden ser ambas cosas?” pregunto en respuesta. “Siempre hay mujeres en una casa, aunque ninguna que deba preocuparte. Pero para dejarlo claro no estoy casado, ni tengo un compromiso en camino.” Termino de aclarar a Gianna para comer un poco mas de la comida, al parecer no había comido antes.

“Teniendo eso claro, que le parece mi invitación supongo que si el dia no ha sido tan largo para no darme algo de su tiempo a mi?” pregunto pareciendo saber bien su respuesta aunque era su primera visita. Sin duda la fama de Gianna la hacia un blanco claro para hombres con deseos. Aunque de pronto la mirada del hombre brillo un poco y parecio recordar algo importante. “Ah pero es cierto que usted si se encuentra comprometida. Con un Giovanni si escuche bien.”

Gianna mirò al hombre con una ceja enarcada y seriedad.

-Pueden ser ambas, voy a tenerlo en consideraciòn.

Dejò de comer para centrarse en èl y lo que estaba por responderle.

-Es bueno que haya mujeres en casa, somos buena compañìa y alegramos cualquier casa pero es una buena noticia esa,
Valter.

Ella sonriò, volviò a su comida con lentitud, bebiò un trago despuès y lo pensò largamente, estaba imaginando lo que podìa ser aquello pero querìa que a èl le costara un poco màs.

-No hay cansancio alguno que una tina con agua bien caliente en compañìa pueda evitar...-hizo un alto fijando sus ojos en los del hombre.-Es cierto, estoy comprometida con un Giovanni pero pensè que no te darìas por vencido con tanta felicidad.

La chica volviò a beber de su copa y aunque aùn sonreìa, la sonrisa era menos amplia.

-No te preocupes, eres mi invitado a cenar y serà un placer volver a vernos alguna vez.

Lo ùnico que Gianna no hacìa nunca, era obligar a alguien a estar con ella.

-¡No es verdad que la comida està deliciosa!

“Pienso lo mismo…” decía refiriéndose al baño acompañado, mirándola sin timidez sino decisión en sus ojos a pesar de la mención del Giovanni en ese momento. “No me he rendido, solo quería estar seguro que aun hubiera posibilidad contigo aunque recordaras tu compromiso en algún momento de la cena.” Respondio dejándola expuesta a una respuesta que el hombre parecía conocer por la falta de rechazo concreto de parte de ella.

“Acepto esta y las demás invitaciones con placer Gianna.” Dijo inclinándose en reverencia. “Es verdad esta muy deliciosa. Casi me distrae de ti…pero no le es fácil.” Dijo volviendo a sonreir para mirarla de paso volviendo la conversación rápido a ella y a su juego de seducción.

“Dime Gianna, pensando en lo que dijiste antes como alegrarías esta casa como solo una mujer puede?…al menos para mi, tu invitado. Supongo que dandome una buena cena y algo de vino es el principio.” Le interrogo con una sonrisa picara viendo donde quería ir ella después, tal vez viendo si irían directo al baño o ella tendría una sorpresa en medio.

A Gianna le gustaba el mèdico, esto estaba claro. Lo cierto era que tampoco iba a mentirle, le gustaba empezar lo que fuera que fuese, con la verdad porque asì no habrìa sorpresas pero claro, eso no iba con todo el mundo pero tampoco era como que pudiera evitarlo, sin embargo la respuesta del mèdico la hizo sonreìr nuevamente.

-Me gusta la verdad, es sòlo eso... Y la verdad es que por unos dìas no soy una mujer comprometida aùn. Si he de ser màs honesta contigo, Valter, la realidad es que decidì casarme por dos cosas, una: para que mi tìo no me case con un viejo decrèpito y dos: porque es la ùnica manera que encontrè de que la madre de mi antiguo prometido,
me deje en paz de una buena vez. Si por mì fuera, seguirìa soltera, disfrutando de mis fiestas y claro, de mis invitados...

Algunos de sus invitados no tenìan desperdicio, como el que estaba compartiendo la mesa con ella pero claro, aunque Gianna nunca habìa sido especialmente quisquillosa a la hora de acostarse con un hombre que le gustara, por alguna razòn pensaba que Valter tal vez necesitaba tiempo porque no era ella una mujer con la que te acuestas y ya, ella querìa siempre algo de devociòn y eso a veces tomaba tiempo.

-Lo importante, es que no te ha distraìdo del todo. Tengo una idea que tal vez te guste o no, todo depende pero tendremos que esperar un poco... No sè si quieras hacerlo esta noche, tal vez sea demasiado.

La joven se levantò, fue hasta èl, se acercò a su boca como si fuera a besarlo pero no lo hizo, sòlo rozaba sus labios al hablar.

-Me parece que quieres escandalizar a mi tìo... Dime lo que voy a ganar si te alegro la noche.

El juego estaba bien, la seducciòn siempre era un juego que Gianna disfrutaba en exceso. Se retirò y fue hasta la puerta y llamò a una de las sirvientas le dijo algo al oìdo, algo que Gritti no pudo escuchar pero era nada màs y nada menos que preparara el baño principal como a ella le gustaba, velas y esas sales aromàticas que tanto le gustaban a su ama, cosas que no compartìa con nadie.

-Señor Gritti, vamos a hacer un trato. Si al final de la cena no siente deseos irrefrenables de besarme y hacerme el amor, cada uno dormirà solo... Si por el contrario, lo desea tanto como yo, le mostrarè el estupendo cuarto de baño que tengo en casa. Eso sì, no soy adivina, tendrà que hacèrmelo saber.

Volviò a sentarse, sonriendo, jugando con èl y su mirada, disfrutando su presencia.

-Convenceme de que no ha sido una locura traerte a casa...