Partida Rol por web

La sombra la miraba fija a pesar que no tenia ojos en su rostro. Era extraño verlo tan de cerca, como su cuerpo parecían flamas oscuras que ascendían pero lejos de dar calor o frio  aquel espíritu la hacia sentir nada, lo que la desorientaba un poco.

La sombra no respondio a las preguntas de la pequeña, lo cual no era raro si se lo pensaba desde su punto de vista. Este ser buscaba hacerle daño de una u otra forma, si empezaba a interactuar mas con ella a través de palabras tal vez la ayudaría sin saberlo o tal vez había otra razon por la que hablaba menos en ese momento.

Sin dejar ver nada mas que una sonrisa espectral descendió por las escaleras a una rápida velocidad, una que se imaginaba que habría ido ella si no había esquivado su empujon. Por alguna razon eso la puso mas nerviosa y empezó a bajar también.

No fueron mas que diez escalones mas hasta que de pronto se encontró en el sotano que iban las escaleras, de nuevo sintiéndose abromada por el cambio de escenario. Aunque algo mas se repetia frente a ella, una puerta vieja abierta lo suficiente para que ella pudiera espiar lo que pasaba dentro.

Dentro se encontró a su tio hablando con un hombre, el hombre le parecía feo no por algún rasgo en especial sino por todos. Las imperfecciones en su rostro se volvían tan deformes que dudabas mucho que un hombre asi de deforme existiera, a menos claro que se tratara de uno de esos vampiros feos que conociste aunque el hombre no estaba tan palido. Lo otro que te llamo la atension del hombre fueron sus manos de las cuales caia un liquido rojo que era el que las cubria completamente, en su vaina donde estaba guardada su espada también se escapaba el liquido rojos.

Tu tio le decía algo al oído al hombre, algo que no podias escuchar pero parecía entretenido diciéndolo. Como un tercer testigo de esa conversación estaba la sombra que parecía extrañamente esperar su turno para hablar.  

No tenía idea de por qué aquella sombra deseaba que le pasaran cosas malas, aunque después de que intentara empujarla por las escaleras, no había duda alguna de sus intenciones a pesar de que se hubiera negado a contestar a sus preguntas.

Aun así, Leonor continuó bajando peldaño a peldaño a pesar de no saber qué era lo que le deparaban sus recuerdos que parecían materializarse en puertas entreabiertas en cuyo interior la luz refulgía con intensidad.

Estaba cada vez más segura de que lo que fuera que hubiera en su memoria no sería nada bueno, cuando se topó finalmente con el sótano en el cual encontró a su tío hablando con un extraño bastante horrendo que no le daba buena espina.

Pero ¿Qué era lo que tenía aquel hombre en las manos? ¿Sangre? ¿Y por qué su tío parecía animado mientras le susurraba al oído? La sombra, por otro lado, tenía la intención de hablar en aquellos momentos, lo cual hizo que la jovencita se escondiera como podía mientras trataba de asomarse ligeramente para averiguar qué era lo que estaba pasando allí.

La conversación no duro demasiado y el hombre horrible se marcho por su lado pareciendo internarse aun mas en el sotano. Algunos ruidos de lamentación y dolor se escucharon mientras el hombre se perdía en la oscuridad para dejar de percibirse por los ojos de Leonor.

Pronto quedo su tio solo, se encontraba serio con la sombra acercándose mas a su oído. “Ese hombre es desagradable…por suerte no tienes que verlo por mucho tiempo.” Termino diciendo provocándole una sonrisa divertida a su tio. “Al parecer hay gente que no puede dormir de noche…” comenzó a decir cambiando rápido de tema mientras el tio de ella le prestaba mas atención. “La pequeña esta espiándote desde la puerta.” Termino aclarando mientras señalaba en la dirección de ella.

Su tio se dio vuelta rápido mirando en dirección de la puerta, en ese momento el collar parecio atarse mas a su cuello. “Leonor…eres tu!?” pregunto alzando su voz y acercándose lentamente a la puesta. “Que haces despierta a esta hora? Acaso te perdiste? Las mazmorras no son un buen lugar para una jovencita.” Decía con un tono divertido como si nada pasara, aunque era difícil que la pelirroja lo sintiera asi con la sombra acercándose también detrás de su tio.

Leonor observó como aquel hombre se marchaba sabiendo que seguramente lo que fuera que iba a hacer, no sería nada bueno.

No obstante, lo que si sorprendió a la chiquilla fue el hecho de que la sombra pudiera no solo acercarse a su tío, sino que hasta hablaba con él como si no fuera producto de una pesadilla. ¿Acaso ella veía a ese ser como una sombra en su subconsciente, pero en realidad era una persona que ella misma había borrado de su mente? No estaba segura, pero tuvo que posponer sus elucubraciones al sobresaltarse cuando su tío la llamó por su nombre y comenzó a hacerle preguntas.

-Yo… lo siento tío. Ella… quiso empujarme por las escaleras y luego me condujo hasta aquí. – Respondió señalando a la sombra que aún estaba al lado de su supuesto familiar.

La joven pelirroja no estaba segura, pero el peso de su medallón en su pecho le hacía estar cada vez más alerta. Si era necesario correría escaleras arriba alejándose lo más posible de allí. ¿Dónde estaba Theo? ¿Por qué no estaba con ella? Tenía mucho miedo y empezaba a preguntarse por qué aún no había podido ver a su querido hermano ninguna de las veces que había visitado su pasado.

El tio la miro extrañado y preocupado en especial cuando ella señalo a la sombra. Su tio tras dudarlo se giró a ver a la dirección donde le señalaba la niña, encontrándose una pared vacía. Lo que no era raro porque Leonor ya había visto que el tiempo que tardo su tio en girarse vio a la sombra moverse rápidamente del lugar hasta terminar de nuevo en el techo sobre ellos.

“De quien hablas? Quien es ella?” pregunto volviendo a verla su tio. “Acércate y dime que haces aquí Leonor.” Le dijo con calma aunque había una orden escondida en sus palabras finales.

Mientras la sombra sonreía divertida ante la situación que entre ambos, como si hubiera algo que supiera mas que Leonor o tal vez mas que ambos. Aunque por el momento se mantenía a un segundo plano sin hablarle a ninguno de los presentes.

La jovencita se dio cuenta de que su tío parecía genuinamente sorprendido, por lo cual, cuando él le preguntó, Leonor fingió estar desorientada mientras miraba hacia ambos lados, se abrazaba los bracitos y se acercaba tal y como le había pedido que hiciera.

-Cre… creo que he tenido una pesadilla. Creí que… una sombra me empujaba, pe...pero ya no está y… y…. no sé qué hago aquí – Respondió mientras le abrazaba amorosamente para ablandar su corazón.

-Querido tío… ¿es cierto que soy “somámbula” como dicen? – Preguntó, pronunciando mal la palabra a propósito – Yo… tengo miedo y frío – Finalizó, esperando que él se enterneciera.

El tio la miraba con suspicacia incluso cuando ella se acercó para abrazarlo, de cualquier forma le toco la cabeza acariciándola.

“Como pudo pasarte algo asi?” pregunto confundido ante la respuesta de la pequeña ante sus dudas. La excusa de que era sonámbula parecio calar un poco en èl, moviendo su mirada hacia las escaleras de donde venia ella. “Quien te dijo que eras sonámbula pequeña? No me había enterado que sufrieras con eso.” Comento pensativo.

Sin mas se agacho para darle un abrazo y levantarla en el aire para tenerla abrazada. Podia sentir el corazón de tu tio ir rápido, mientras su calor corporal te calmaba del frio que en serio habias empezado a sentir cuando lo dijiste. “Pegate a mi, asi no tendrás frio ni miedo.” Le aconsejo con una sonrisa amistosa.

Pronto empezó a avanzar hacia las escaleras. “Dime cuando fue que te despertaste de tu pesadilla?” interrogo a la pequeña mientras miraba hacia delante siendo algo frio. “Pudiste meterte en problemas si no estaba aquí para cuidarte.” Comento mientras continuaba avanzando.

Ambos empezaron a subir por las escaleras aunque no solo sino seguidos por una sombra.

Leonor se dejó abrazar mientras su tío la subía en volandas. Había empezado a sentir frio a pesar de que momentos antes no lo tuviera, y agradeció el calor en el mismo instante en el que lo sintió.

-No… no lo sé… escuché como lo decían en las cocinas cuando fui a por un pastelito, pero a veces me despierto lejos de mi cama y me da un poco de miedo – Le confesó, sabiendo al instante que no se lo estaba inventando, puesto que a la versión adulta de ella misma le ocurría tal y como lo relataba.

-Yo… creo que me desperté cuando me preguntaste… la sombra estaba justo ahí, pero luego ya no…. Por favor, dime que no era real – Le suplicó fingiendo estar asustada, mientras señalaba justo donde estaba la sombra en estos momentos.

Acto seguido empezaron a subir por las escaleras y la joven trató de mirar hacia atrás por encima del hombro de su tío, por si veía algo más que pudiera ayudarla a recordar un pasado que le era totalmente ajeno.

“Mmm…” dijo pensando en lo que escuchaba. “Ya hablare con los cocineros, de cualquier forma no deberías salir de tu cama ni aunque tengas hambre. Ni deberías comer mas de la cuenta que terminaras gorda, pequeña.” Comento su tio dándole algo de humor a sus últimas palabras para tratar de alejar el miedo que tenia ella.

Ante el nuevo señalamiento el tio de ella miro hacia arriba, pero la sombra aprovecho la poca iluminación para esconderse junto a las otras sombras. “Sabes si quieres contarme algo puedes decírmelo, no tienes que inventar a ninguna sombra Leonor. Sabes que puedes confiar en tu tio.” Comento el hombre mirándola y deteniendo su marcha en mitad de las escaleras.

Detrás habían solo sombras y oscuridad, nada que le señalara algo a la pequeña pero que extrañamente la hacia sentir como si estuviera en un mundo aparte sola con su tio.“Te miente…” fue el susurro que escuchaste de parte de la sombra. “y sabe que mientes.” Completo en un claro acto de provocación que hizo que la cara de tu tio se volviera mas seria de repente.

La joven se hizo la ofendida ante las últimas palabras de su tío al tiempo que replicaba – No estoy gorda. No me digas esas cosas...

Acto seguido, y tras darse cuenta de que la sombra nunca dejaría que la viera sin importar cuanto intentara enseñarsela, Leonor se abrazó a el cuándo éste se detuvo para cuestionar su relato.

-Te quiero querido tío – Le contestó amorosamente – Siempre me salvas de los monstruos. No me lo he inventado, pero seguramente ha sido un mal sueño. Ojalá pudiera ser mayor para no tener más miedo ¿Me prometes que estarás con nosotros siempre? – Dijo la pequeña, tratando de hacerle ignorar a la maldita sombra cruel que le estaba susurrando aquellas horribles palabras al oído.

Albar rio con ganas. “No dije que estuvieras gorda, solo que terminarías asi si empiezas a tomar comida de la cocina a la noche.” Comento con picardía e incluso de buen humor aunque la conversación parecía no ir por ese lado.

“Yo también te quiero…” le devolvió no de la misma forma que ella, sino con prisa. “Un mal sueño…porque eres sonámbula.” Comento mas despacio y deliberado como si pensara detenidamente la excusa que le dio ella. Suspirando la miro aun con seriedad, con las palabras de la sombra pareciendo calar en èl. “Estaré tanto como lo permita tu padre Leonor. Èl por alguna razon no me tiene el aprecio que me tienes.”

“Dime pequeña, que monstruos te acosan?” pregunto queriendo de nuevo centrarse en ella. Esa pregunta parecio causar gracia en la sombra que parecía atenta a lo que surgiera de la joven.

Albar parecía el tío perfecto. Atento, cariñoso y divertido, pero… ¿Qué escondía esa sonrisa que Leonor no podía ver? Entonces, cuando él mencionó a su padre y aseguró que no le tenía ningún aprecio, la jovencita empezó a intentar unir las piezas del tablero.

¿Quién era el hombre horrendo que había visto antes? ¿Por qué estaba aquí? Y, lo más importante ¿Por qué le importaba tanto a su tío si ella le mentía o no? Al fin y al cavo era una niña pequeña, por lo que, si ella hacía travesuras, no debería haberle alterado tanto… a no ser que estuviera ocultando algo y le hubiera pillado infraganti.

En ese momento otras preguntas afloraron a su mente ¿Por qué tenía los recuerdos de una niña noble si ella había sido pobre desde siempre? ¿Dónde estaba su familia? ¿Qué había sido de sus padres? ¿Por qué aquel medallón le pesaba tanto?

Miró a su tío como si lo hiciera por primera vez, imaginando que él era el responsable de la vida que había llevado hasta ahora y de todo lo malo que le había ocurrido. No estaba asegura, pero era lo más probable y, de repente, sintió mucha pena al darse cuenta de que su propia familia había sido causante de sus desgracias.

-Una sombra… una sombra que susurra cosas al oído a las personas a mi alrededor. Les hace sentir celos y envidia y les empuja a hacer cosas malas a los demás. La vi susurrándote al oído antes… espero que no la escuches, tío. Te quiero demasiado… - Le dijo con los ojos llenos de lágrimas, sintiéndose totalmente impotente e imaginando lo que pasaría a continuación.

Muchas preguntas se encontraban en la cabeza de la joven, muchos temores también que parecían causar que el pasillo de las escaleras se oscureciera. De nuevo dándole una sensación cada vez mas clara de tristeza porque si bien ahora conocía mas a su tio y esa sombra, el resto de las personas en su vida seguían sin aparecer como si estuvieran completamente perdidas en la memoria de ella.

Eso le generaba un temor mas grande especial cuando trato de recordar a Theo, a su rostro que ahora no le aparecia a pesar de su reciente encuentro. Lo que le sumaba aun mas pena a la joven pelirroja.

Pero lamentablemente su mente no quería que se concentrara mucho en los demás sino en su tio enfrente de ella, que la miraba aun mas preocupado e incluso serio. “Suena como brujería lo que dices pequeña…incluso insinúas que esta sombra me controla?” pregunto levantando levemente la voz pero con el suficiente tono para que ella supiera que no estaba alegre. “Yo no estoy haciendo mala, yo estoy a ayudando a esta familia. No se porque insinúas cosas asi pequeña…me lastimas.”

Ante sus ultimas palabras sentiste una risa tenebrosa venir de la sombra. Estaba divertida con ello. “Matala de una vez, rómpele su cuellito y aliméntala a los perros. Esta embrujada es lo mejor deshacerse de ella, de esta extraña en la familia y en estas tierras.” Le sugeria la sombra pero tu tio solo te miraba, no con agresión pero tampoco con amor o ternura solo una frialdad de alguien que estaba meditando sus opciones.

La jovencita no sabía por que no era capaz de recordar el rostro de sus padres o incluso el de su hermano a aquella edad. Sin embargo, su tío Albar parecía extremadamente real, al igual que la sombra que le acosaba.

Leonor era consciente de que todo aquello era producto de su pasado, pero algo importante tuvo que ocurrirle y, pese a que en estos momentos no deseaba otra cosa que poder salir de allí y abrazar a su hermano, no parecía que fuera a ser posible, ya que la sombra estaba disfrutando enormemente con esta situación.

-¿Qué significa insinuar, tito Albar? – Le preguntó algo asustada, siendo consciente de que una niña de aquella edad no debería poder conocer una palabra con tantas connotaciones y doble sentido – Yo… solo te he contado mi pesadilla… no quería lastimarte…. lo... siento... – Le miró temerosa, mientras las lágrimas aun caían por sus mejillas.

Las últimas palabras de la sombra calaron profundamente en la mente de Leonor. ¿Por qué la llamaba extraña en la familia y en estas tierras? Cada vez comprendía menos lo que estaba pasando a su alrededor y qué era lo que hacía allí.

Albar quedo pensativo ante la pregunta de ella, aun examinándola y tal vez sin darse cuenta que una pequeña no debería saberlo. “Insinuar es…es decir que alguien es de una forma pero sin decirlo completamente.” Dijo en una explicación rápida.

Las lágrimas de ella empezaban a caer el cuerpo de su tio, pero para el infortunio de ella no parecían aflojar el gesto del hombre. Su tio parecía concentrado aun más en ella, pero también las palabras venenosas de la sombra. “Es bueno que lo sientas…no haz sido buena en decir esas palabras de mi.” Le expreso tras unos segundos de silencio. “Aunque agradezco que me cuentes de tus pesadillas, ya que como te dije quiero ayudarte…” dicho eso volvió a sonreír y busco entre su ropilla hasta sacar el pendiente. “Lo usas siempre cierto?” pregunto.

Fue ante el cambio de Albar que la sombra dejo de sonreír y negó con la cabeza, su odio se desvio esta vez en el supuesto tio de Leonor. No había amor con ninguno de los dos pero al parecer era una constante de ellos o eso hacía parecer los recuerdos de ella.

Leonor asintió ante las explicaciones de su tío, como una niña que tratara de aprenderse una lección para luego responder algo compungida – Lo… lo siento mucho.Tra...trataré de no tener más sueños malos.

Luego escuchó las palabras de Albar en las que le decía que quería ayudarla y tuvo que esforzarse por parecer que le creía. No obstante, cuando sacó su medallón y le preguntó si lo usaba siempre, la jovencita no supo la razón por la que le hacía aquella pregunta.

Con algo de cautela, y tratando de ignorar a la sombra, contestó a su pregunta como una niña buena – Si… ¿Por qué?

El tío negó rápidamente con la cabeza. “No te estoy diciendo que no tengas malos sueños, solo no los relaciones con lo que pasa en la realidad. En especial si daña a la familia.” Le alecciono su tío, haciendo un punteo especial cuando mencionaba a la familia.

Albar se había quedado viendo el medallón con atension mientras escuchaba la respuesta de la pequeña dama. “Porque me alegra. Yo te regale el medallón para que lo tuvieras y cuidaras muy bien. Al parecer me hiciste caso, incluso parece que lo usas mientras dormis.” Comento pareciendo divertido con su ultimo comentario.

“Leonor…sabes que estamos unidos por ese medallón, por lo que aun suene como alguien duro…tienes que saber que puedes contar conmigo.” Volvió a decir aunque ahora volvió a caminar avanzando hacia arriba en las escaleras. “Dime, quieres un pastelito?”

-Te lo prometo querido tío- Le dijo mientras lo abrazaba. Aunque el ultimo comentario sobre el medallón hizo que se cuestionara muchas cosas. ¿Entonces no era un regalo de sus padres? ¿Había sido su tío el que le había dado el colgante? Y… el hecho de que acentuara que lo usaba al dormir ¿Tenía algo que ver con sus pesadillas o con aquella sombra?

Quizá había pensado que el medallón la protegía o que era un recuerdo de su antigua vida que había vuelto a caer en sus manos por casualidades de la Diosa destino, pero… ¿Y si estaba embrujado y le ocurrían cosas malas mientras lo llevaba? Lo cierto es que empezó a tener encuentros con vampiros desde el mismo momento en el que lo tocó sentada en el carromato durante el desfile… aunque quizá todo fuera producto de su imaginación, ya que nada tenía demasiado sentido.

-¿Por qué es tan importante, tito Albar? Me alegra mucho que me lo hayas dado, porque me recuerda lo mucho que te quiero cada vez que lo miro y sé que puedo contar contigo siempre, pero ¿Por qué no se lo diste a Theo? – Le preguntó con inocencia justo antes de que tuviera que fingir que se le iluminaba la cara ante la sugerencia del pastel

- ¡Si! ¡Un pastelito de chocolate! - Dijo mientras daba palmaditas entusiasmada.

Era extraños pero mientras llenaba sus cabeza de pensamientos sobre el collar, este se iba oscureciendo y oxidando, pero sin reclamar ningun atención especial de su tio que lo tenia a la vista pero parecía seguir mirándolo como un tesoro o como si la transformación no pasara frente a èl.

“Porque es un símbolo de nuestra familia, de nuestras palabras. Es algo que debes recordar.” Contesto sin pensarlo mucho. “Theo…tendra el suyo sin duda, pero vos por ser mayor lo recibiste antes. Tienes esa fortuna, fuiste la primera por lo que recibirás todo y mucho más pequeña. Sino de tus padres será de mi.” Aclaro su tio que volvió a mirar a Leonor.

“Un pastelito…para la pequeña gordita.” Afirmo divertido con el sobre nombre que le ponía. Pero antes que pudiera saber mas ambos cruzaron un umbral que los saco de ese abandonado lugar.

Pronto se encontró a si misma helada de frio y en un lugar muy distinto del castillo. Seguia de los brazos de su tio, pero este no solo estaba con la mirada como perdia sino que estaba mas palido casi como si estuviera muerto a pesar que seguía andando. Alrededor de ellos empezó a arder distintos fuegos que amenazaban con quemarlos a ambos, solo salvándose de por poco. Pero ella sabia que eso era una salvación momentánea, ya que frente a ellos había una enorme llamara de fuego.

Se sentía mas grande ahora, como era actualmente pero extrañamente seguía siendo cargada por su tio e incluso la aferraba con unas garras frias que no pretendían que escapara de su compañía. Sin remedio y a pesar de la resistencia de ella ambos se metieron para arder juntos en esas rojas llamas, solo ella gritando de dolor ante las quemaduras. Habian mas personas pero ninguna reaccionaba solo morian como lo hacia el tio de ella, como si no les importara o no se dieran cuenta.

En un instante despertó toda sudada y con Piero mirándola a los ojos. Se sintió pesada, como si su cuerpo no respondiera a ella solo sus ojos, aunque por suerte eso fue por un momento recuperando el movimiento al menos para apartarse rápidamente. “Te viste morir cierto?” pregunto el vampiro con frialdad. Camila no estaba lejos y los miraba a ambos sin acercarse a ninguno.