Partida Rol por web

Tras el encuentro con el Obispo Claude, un encuentro que debio haber terminado de una forma mas abrupta por el final que tuvo esta. Por suerte o tal vez porque dios asi lo vio la joven fue apartada de ese obispo por la asistencia del Padre Corradino que la tomo del hombro con delicadeza y la llevo a otro lugar del gran salón de esa Basilica.

Cuando estuvieron a distancia suficiente la solto y dio un vistazo al obispo antes de volver a ella. “Dime pequeño, a que has venido a nuestro sagrado hogar? Permíteme ayudarte si me es posible.” Pregunto el anciano que con una voz cansada aunque su oferta de ayuda parecía lo suficiente sincera.

“Aunque si me permites te recomendaría que no hables con hombres como ese, en especial si no puedes controlar tu lengua pequeño. De nada sirve hacerte enemigos como ese solo para alimentar tu orgullo a sentir que logras derrotarlo con tus argumentos.” Comento antes que ella pudiera hablar en reprimenda.

Leonor no podía sentirse más agradecida por el trato que había recibido de aquel monje. El inquisidor parecía haberla tomado con ella sin darle ni una respiro con sus preguntas insistentes y esa actitud demandante. Habría sido de esperar que la iglesia se hubiera puesto de parte del religioso de más rango, pero el padre Corradino no se amedrentó y la trató con la fama que este lugar mostraba hacia todo aquel que acudiera a sus muros en paz.

-Os… os pido perdón padre. No sé qué me pasó, pero es que… el odio hacia otras razas y religiones es lo que ha ocasionado la mayor parte de los crímenes recientes, y yo no he podido mantener mi bocaza cerrada. Pero tenéis razón, no volverá a suceder… – Le confesó totalmente colorada, sabiendo que había cometido un error ante un alto cargo de la iglesia.

Cuando el líder de la orden Franciscana le preguntó a qué había venido, la joven huérfana se recompuso un poquito, justo antes de responderle con humildad – He venido a ver al padre Massimiliano. Me dijo que si necesitaba confesión o si deseaba hablar con él, acudiera a la basílica de Santa María dei Frari. Lamento haberle causado tantas molestias.

“Es verdad que el odio a generado mucho conflicto en toda europa, pero no es algo que un hombre como el obispo entenderá. No a menos que se ponga a reflexionar hasta descubrir el verdadero mensaje de las verdaderas palabras de nuestro salvador.” Comento pareciendo ignorar lo colorada que se habia puesto ella. “Por tu parte lo importante es que comprendas tu error.” Dijo rigurosamente sin darle mas importancia al asunto que pretendía dejar detrás de ellos.

Suspiro “Ya veo, es una extraña coincidencia que ambos estuvieran buscando al mismo hombre o al menos asi me lo hizo entender el cruzado que lo acompaña al obispo. Aunque tal vez sea mas que ver con la forma de ser de nuestro hermano Massimiliano.” Comento el líder de la orden pareciendo distraído en sus pensamientos. “Lamentablemente nuestro hermano no se encuentra presente en nuestra Basilica en este momento.” Termino respondiendo luego de un tiempo.

La jovencita asintió ante las palabras del monje sabiendo que estaba en lo cierto en todo, inclusive la reprimenda que le acababa regalar. Aquel hombre santo verdaderamente se preocupaba por los necesitados, y eso era algo encomiable en estos tiempos donde incluso algunos miembros de la iglesia estaban tan enriquecidos como el inquisidor Francés llamado Claude. – Si, lo lamento mucho, padre. – Volvió a disculparse aunque ya no era necesario.

Cuando el líder de la orden Franciscana le dijo que el padre Massimiliano no estaba allí, Leonor se entristeció ligeramente. Lamentablemente no podía tratar los temas que la habían traído a aquel lugar con un extraño, a pesar de que fuera tan buena persona como aquel anciano, ya que Massimiliano era el único que conocía al contacto de Rodrigo en esta ciudad.

-Vaya… es una lástima. ¿Sabe si tardará mucho o donde ha podido dirigirse? Quizá pueda ir a buscarle. – Le sugirió, esperando que aquel viaje no hubiera sido para nada.

El líder negó con la cabeza un par de veces. “Ese mi pequeño es nuestro problema y muy probablemente el tuyo también. No sabemos cuánto tardara ni donde se encuentra.” Le informo examinándola detenidamente como si esperaba ver la reacción que ponías ente ello.

“Algunos de los nuestros pensaron lo peor y han salido a buscarlo. Pero con poca información sobre su andar, no es mucho lo que podemos hacer. Aunque que hayan llegado dos personas con las que hablo y que podrían ayudarnos parece una obra de dios. Por lo que si en verdad no puedes contenerte con las palabras te pido que me digas todo lo que sabes de nuestro hermano para buscarlo.” Le comento al supuesto joven esperando a ver que le diría.

Leonor se entristeció al escuchar que hacía tiempo que Massimiano no daba señales de vida desde hacía un tiempo y temió por su bienestar. Por esa razón, cuando el padre Corralino le preguntó directamente si sabía algo de él, la jovencita no pudo permanecer en silencio, pensando que quizá sus palabras pudieran ayudarle de alguna manera.

-Es terrible lo que me decís, padre. La última vez que le vi, un hombre de más o menos esta altura – dijo colocando el brazo para darle una idea al sacerdote - pelado y con aspecto de francés, le estaba amenazando y yo le provoqué para que dejara en paz al padre Massimiliano y me persiguiera durante un rato hasta que se cansó. El padre me dijo que su atacante no parecía mala persona y que seguramente tan solo habría perdido los nervios, pero yo no me quedé muy convencido… Igualmente, después de aquello nos despedimos y me dijo que acudiera aquí si deseaba volver a verle. El padre es muy bueno, pero con todo lo que ha pasado, no debería salir solo… - Le respondió, esperando que su interlocutor pudiera darle alguna pista.

Corralino escucho con mucha seriedad lo que decia la pequeña, no viéndose para nada contento con lo que escuchaba sino todo lo contrario.

“Estoy de acuerdo contigo. Es un joven demasiado impulsivo al ir por si solo a las calles y su última salida parece haberlo puesto en dificultades.” Comento cruzándose de brazos molesto pero a la vez preocupado por el joven religioso.

Suspiro con pesadez luego de quedarse pensando un buen tiempo. “No reconozco al hombre que me describes o mejor dicho es que no se me termina diferenciando de otros franceses que conocí luego de la ultima cruzada. Pero lo recordaría si fuera de poca paciencia ya que son los primero que saco de la Basilica para que no hayan peleas.” Le explico el hombre mientras seguía pensativo. “Por casualidad no lo habras visto con un español tambien? Por su forma de hablar de seguro era un noble, aunque su nombre lo deberé ver en los libros ya que no lo recuerdo.”

Suponía que quizá sus palabras conseguirían que Massimiliano se llevara una reprimenda por parte de su superior una vez que volvieran a verse, pero aquello era un mal menor con tal de intentar garantizar la seguridad del franciscano, el cual permanecía aun en paradero desaparecido.

Cuando Corradino mencionó al español, Leonor alzó la cabeza algo preocupada, pensando que aquellos hombres bien podían haber secuestrado al sacerdote, o quizá algo peor – Yo no, pero me dijeron que habían visto a ese hombre junto a un español noble como el que describís, así que tiene que ser el mismo ¿Puede ser Rodrigo, quizá? Si me decís donde puede estar, podría acudir para comprobar que el padre Massimiliano no esté en un lio. Os prometo volver y contaros lo que averigüe. - le sugirió, dispuesta a ayudar en lo que pudiera.

Si bien sus palabras habían ayudado a dar mas razones para reprenderlo, la cara de Corradino no te daba una idea que necesitara muchas razones para dar castigos a quienes de sus hermanos habia hecho algo malo.

“Si, Rodrigo!” Repitió como quien encuentra la respuesta que tanto se le escapaba. Aunque antes que un poco de esperanza apareciera en ella el hombre negó con la cabeza. “No sé dónde está el tal Rodrigo. Solo se que estuvo refugiado aquí hace unos meses y antes de eso poco después de la cuarta cruzada. El noble al parecer era perseguido por seres que lo querían matar, al menos asi decia. Como era nuestro deber lo dejamos quedarse hasta que se sintio lo suficiente seguro para salir…” le explico tal vez confiando de mas en ella o simplemente pensándolo como algo que debía compartir para hallar a Massimiliano. “El español aun no ha vuelto a refugiarse con nosotros pero siento que podría hacerlo en un futuro. Aunque no se cuando.”

“Massimiliano hablaba mucho con él y tal vez es algo que tuve que permitirle a alguien tan joven.” Admitió sintiéndose culpable de que fuera por eso que estuvieran en ese lio.

Cuando el padre Corralino le confirmó el nombre del caballero, Leonor supo que quizá el sacerdote estaba en un aprieto más grande de lo que esperaba. Si lo que había descubierto era verdad, Rodrigo era el responsable de los incendios de Venecia, ya que tanto los pirómanos que habían sido entregados a las autoridades, como el espíritu de Sir Alfons, le habían mencionado como precursor de todo el odio hacia los musulmanes.

Igualmente la joven huérfana no sabía qué hacer llegado a este punto, puesto que ninguno de los dos estaba ya bajo el amparo de los franciscanos, y ya había aprendido que pedirle ayuda a Naywa tan solo empezaría una caza de brujas donde alguien saldría asesinado.

-Massimiliano es un espíritu inquieto. En su afán por ayudar a los demás, muchas veces no se da cuenta del peligro que corre, no importa las advertencias que reciba de aquellos que le quieren – Respondió, tratando de que el sacerdote se sintiera menos culpable y afligido, sin darse cuenta de que aquello también podría atribuírsele a ella, si lo pensaba detenidamente - Decidme que es lo que deseáis que haga y os ayudaré ¿Hay algún lugar donde penséis que puedan estar ahora? – Preguntó, pensando en investigar sola y tratar de salvar la vida del monje.

“Es posible que sea asi y no es un rasgo que crea malo, pero la precaución y cautela también son buenos.” Comento el anciano que continua con esa mezcla de sentimiento entre molestia y enojo por el joven franciscano.

Por lo demás negó a su pregunta. “No sé. Olvídate de esto joven es nuestro problema ya te informare cuando se resuelva.” Dicho eso la tomo del hombro tal vez detectando cual sería la respuesta de ella, la empezó a obligar a dirigirse a la salida cuanto antes.

Pero antes que ambos llegaran a la entrada un Franciscano salió de esa dirección dirigiéndose corriendo a Corradino. “Señor Massimiliano volvió. Al parecer esta bien aunque cansado y hambriento al parecer no durmió la noche.” Les informo a ambos aunque a Leonor solo lo hacia de revote.

“Llevame con él. Enseguida.” Le ordeno y el otro franciscano asintió antes de ir trotando de vuelta a donde habia venido. Corradino lo siguió mostrando una velocidad que no esperabas en alguien tan anciano aunque sin irse por los extremos que ahora tenia la joven pelirroja. Ella por su lado parecio quedar olvidada ahí en el recinto.

Leonor asintió ante las palabras del monje, de nuevo dándole la razón y pensando que quizá debía visitar más a aquel hombre sabio para contagiarse un poco de su temple. No obstante, cuando comenzó a tratar de convencerla para que se marchara y no hiciera nada para encontrar a Massimiliano, mientras la empujaba hacia la salida, la jovencita se dispuso a protestar.

Quería decirle que podía ser de mucha ayuda y que era capaz de escabullirse más rápido y más sigilosamente que los sacerdotes, así que quizá pudiera dar con él más rápido y fácil. Pero cuando estuvo a punto de abrir la boca, otro monje se les unió bastante alterado, alegando que massimiliano había conseguido llegar sano y salvo.

De repente supo que se había vuelto invisible para el preocupado Corradino, por lo que, sin decir ni una palabra y tratando de llamar la atención lo menos posible para que nadie pudiera preguntarle qué es lo que hacía ahí todavía, Leonor siguió a los dos hombres con rapidez, como si fuera lo más natural del mundo el hecho de que les acompañara.

Los dos monjes y la por el momento invisible joven fueron hacia la entrada cada uno a su tiempo. Sin embargo casi al mismo tiempo todos vieron la misma escena con el joven monje siendo abrazado por algunos de sus hermanos que expresaban su cariño, aunque todo se detuvo cuando Corradino dejo hacer sentir su presencia con un par de golpes fuertes con su pie.

Al instante los monjes se formaron muy parecidos a los soldados pero de una forma menos rígida frente a su maestro, sin tampoco ponerse muy cerca del otro. Corradino se acerco a Massimiliano que sonreía tontamente pero aparte de eso se veía muy bien si se ignoraba que estaba algo sucio y oloroso. Eso fue lo primero que hizo el jefe revisar su estado y cuando vio que estaba bien le dio un cachetazo con el dorso de la mano que sono peor de lo que fue en el ambiente de la Basílica. El joven franciscano por su lado callo al suelo casi pareciendo que lo habia matado al acto aunque su movimiento para tratar de levantarse confirmo lo contrario. Corradino fue a ayudarlo a levantar.

“Ojala hayas aprendido y sepas que nos has preocupado a todos. Ademas espero que recuerdes que hay otro esperándote.” Le comento el franciscano sin mostrar muestra alguna de preocupación dejando que su molestia o mas bien dureza tomara control de todo su gesto.

“Vete a bañar ahora mismo, me comentaras todo lo que has hecho cuando estés bañado.” Le comento mientras su mano se levantaba un poco advirtiendo por cualquier replica. Tras eso lo hizo seguirle. Fue en ese momento que Massimiliano noto a Leonor y le sonrio como pudo con su labio roto por el golpe. Incluso probando su suerte para ir con ella por unos segundos a lo que Corradino accedió pero tras darles un espacio se les quedo observando a ambos.

La chica disfrazada de muchacho atravesó el umbral junto con los dos monjes que acudieron con presteza donde se encontraba el extenuado Massimiliano. El escenario que presenció Leonor fue el de absoluta camaradería, donde todos los presentes abrazaban a su compañero con profunda alegría por su regreso.

No obstante, cuando el padre Corradino hizo su aparición, todos permanecieron en silencio mientras que él observaba el estado del “hijo pródigo” para asegurarse de que no le acaeciera ningún mal serio. Tras ello, abofeteó al joven delante de todos haciéndole morder el polvo, para mostrar lo preocupado que había estado por él durante su ausencia y lo mucho que había asustado a todos.

Cuando finalmente acudió en su ayuda y le ofreció una mano para que pudiera levantarse, Massimiliano asintió ante las órdenes de su superior sobre la inminente ducha que precedería a la larga charla que ambos mantendrían. No obstante, tras percatarse de la presencia de la joven, Corradino se ablandó ligeramente dejándoles un poco de espacio para poder charlar.

-Me alegro mucho de que estéis bien, padre. Me habíais preocupado igual que al resto – Le dijo tras darle un gran abrazo – Tengo algo importante que contaros, aunque no sé si este será el mejor momento. Es sobre el guerrero francés que os amenazó y… sobre los incendios en el barrio de los musulmanes. – Le confesó con un hilo de voz para que nadie más les escuchara.

“Lo lamento mucho no era mi intensión, espero que no hayas pensado que entiendas que no he podido volver por algo que iba mas haya de mi. Esa salida era una que quisiera no volver a repetir.” Decia con una pequeña sonrisa mientras tomaba su estomago que con algo de atension podrias escuchar gruñir.

El franciscano miro a su superior. “No es el mejor momento.” Dijo rápidamente aunque termino escuchando lo que siguió diciendo ella. “Ya te dije que ese guerrero no me amenazo…” le recordó siguiendo con su punto de vista de antes. “Igual temo que me digas que están relacionados de una mala forma.” Comento con un tono de voz claro, algo natural ya que viendo la cara de Corradino adivinabas que Massimiliano ya tenia prohibido hablar tan bajo aun contigo.

“Porque no vuelves mas tarde en unas horas cuando el sol este apunto de esconderse. Siento que será lo mejor para ambos.” Comento casi cortando la conversación en ese mismo instante pero dejándote la opción que digieras mas.

Leonor comprendió que aquel no era el momento para que ambos hablara y, aunque sentía que sus asuntos eran bastante apremiantes, no podía culpar al sacerdote por pedirle que volviera más tarde. Por esta razón asintió ante las palabras de Massimiliano y volvió a abrazarle como despedida.

-Haré como deseas. Volveré antes del anochecer. Descansad y curaos esa herida. Parece que vuestro superior tiene un buen gancho de derecha – Bromeó con un guiño antes de hacerle una reverencia tanto a él como a Corralino, y salir corriendo de aquel apacible lugar, con una extraña sonrisa en el rostro.

El monje sonrio al chiste de ella pero nada mas que eso dejándose llevar por la guía de su líder lejos del alcance de la huérfana. No habia nadie ahí mismo que la echara de aquel lugar ni siquiera el estado de animo de ellos parecía desmejorarse demasiado por lo que acababan de ver pero simplemente como otras cosas era habitual como también lo era recibir a personas como ella.

Sin embargo Leonor decidio que lo mejor era ir a trabajar en ese momento después de todo no solo conseguía hacer que el tiempo pasara mas rápido sino que conseguía algo de dinero que luego usaría para conseguir comida aunque eso no fuera necesario del todo con Konrad cuidando de ella.

Al haber pasado el tiempo necesario ella volvió para encontrarse con una atmosfera no demasiado extraña pero sin duda parecía una puesta en escena donde parecía querer mostrarse que nada había pasado.  Al entrar fue recibida por uno de los cuantos monjes que habitaban esa basílica que le comento por un favor que debia a Massimiliano donde encontrarlo en ese momento, haciéndola explorar un poco de la basilica hasta llegar a un lugar que parecía poco transitado y si hubiera sido por otra persona lo veria como una posible trampa.

Pero los franciscanos no parecían jugar ese juego apareciendo no muy lejos del supuesto punto de encuentro Massimiliano aun con el la marca del golpe en su labio, pero por lo demás viéndose algo mas presentable aunque solo por el baño que habia sido ordenado a tomar antes-

“Buenas tardes. Creo que podremo0s hablar con tranquilidad aquí, aunque lamento decir que por el momento mis días de escapes se acabaron. Me encuentro encerrado en esta basílica ahora.” Le informo a la huérfana antes que empezaran la charla concreta.

Leonor se pasó el día correteando de aquí para allá para repartir los mensajes que le daban y así poder ganar las monedas necesarias para tener un numero decente de grossos, a la vez que no daba la impresión de holgazanear. Su gran memoria la ayudaba en muchas ocasiones a no perderse, y su velocidad recién adquirida también la sacaban de algún aprieto cuando veía que podía meterse en problemas.

Por todo ello, terminó sus labores bastante rápido y finalmente tuvo ocasión de asearse un poco y acudir al lugar indicado con un margen aceptable de tiempo.

Aquel lugar seguía gustándole por la paz que se respiraba y la camaradería entre los presentes, que no dudaban en ayudarse los unos a los otros en caso de necesidad. Fue precisamente gracias a uno de los monjes, que la chica pudo explorar la basílica siguiendo sus indicaciones, hasta dar con el lugar donde se encontraba el padre Massimiliano esperándola.

-Buenas tardes padre. Realmente me alegra que estés bien y en cierto modo comprendo por qué el padre Corradino te ha prohibido salir… Has preocupado a mucha gente – Afirmó con una sonrisa, ofreciéndole una de las dos manzanas que había guardado tras su jornada laboral.

-Tengo algo que preguntarte ¿Sabías que el guerrero que dices que no trataba de matarte fue el responsable de la quema de casas de las familias inocentes en el barrio de los musulmanes?

El lugar aunque deshabitado o poco transitado se encontraba limpio como si a la mañana de ese dia los franciscanos se hubieran encargado de ello. Aunque sumado a eso habían unas pinturas que decoraban la estancia y aun acercándose la noche se veían lo suficiente por el ventanal cercano.

“Buenas tardes Leo. Por favor no me digas padre con Massimiliano es suficiente.” La invito a volver algo menos formal ese encuentro. “Te agradezco y me disculpo por hacerte preocupar. Ya me disculpe con los demás aunque seguro te habrás preocupado tanto como ellos.” Dijo con humildad aceptando con la cabeza baja el reto de Corradino.

Acepto la manzana aunque no parecía con hambre, pero igual agradeció. Solo cuando la joven hizo esa pregunta que el clima de la reunión se cambió en gran medida. “Yo no…no sabía. ¿Tienes pruebas de esto?” devolvió tras haberlo aceptado en un principio, dudando de lo que le decia pero sin rechazarlo completamente.

Leonor sonrió ante el deseo del sacerdote de que no le tratara como tal, por lo que asintió amablemente y le concedió lo que quería. El lugar era sobrio pero bastante limpio y ordenado, y la mujer pudo entender un poco mejor por qué aquella gente prefería vivir en aquel sitio apartado del mundo y de muchas de las inmundicias que les esperaban ahí fuera.

-No te disculpes. No suelo ponerme en peligro constantemente, así que te entiendo– Respondió para que se sintiera más cómodo y le quitara importancia al susto que le había dado a sus hermanos.

No obstante, cuando Massimiliano le pidió pruebas, la damita le miró muy seria justo antes de tomar aire para contarle lo que sabía – Verás… tras los incendios acudí al lugar donde habían quemado las casas. Así encontré el espíritu de una niña pequeña con la cara toda quemada que me dijo que estaban jugando, les insultaron, mataron a alguien y que había un hombre grande, pelado y con una barba sucia. En un principio no supe de quién se trataba, pero hace poco noté la presencia de otro espíritu… un caballero llamado Sir Alfons que resultó ser bastante fanático y que deseaba destruir a todos los musulmanes. Me pidió que buscara a Rodrigo de Navarra para ayudarle a masacrar demonios herejes y me dijo que solía estar con este mismo barbudo. Entonces lo asocié…. Yo, estoy segura de que traman algo contra gente inocente y realmente no tengo mucha idea de cómo detenerles. No quiero que nadie más muera, así que agradecería cualquier ayuda. – Le informó, sabiendo que el sacerdote había dado su palabra de guardar su secreto de confesión.