Partida Rol por web

El despertar de Leonor en aquella habitación fue uno solitario con ella acostada en aquella gran cama que no le pertenecía. Recuerdos de la anterior noche pasaban por su mente mientras se levantaba y preparaba para el dia que hacia su aparición a través de la luz brillante que se colaba por la ventana.

Mirando la habitación en la que estaba, notaba como esta se encontraba mas ordenada y un poco mas vacia que anoche. Aunque nada que llamara su atención ya que solo parecian ser los papeles del escritorio junto con la llave para abrir el cajón donde guardaba su dinero. Todo lo demas seguía en su lugar.

Aquella un circunstancia bastante diferente a las que acostumbraba. Nunca en su vida o en sueños suyos se imagino llegar a un lugar asi, al menos no con su hermano acompañándola siempre pero ahora sola como se encontraba y vuelta a la realidad todo parecía avanzar por lugares que tal vez no tuvo que haber cruzado.

Abrió los ojos totalmente desorientada al sentir los cálidos rayos del sol sobre su piel que deslumbraban ligeramente sus ojos. No necesitó mirar a su alrededor para saber que Konrad ya no se encontraba allí, aunque se recriminó a sí misma por haberse dormido, cuando la noche anterior le había dicho que era capaz de aguantar despierta un poquito más, y se desconcertó al encontrarse sintiendo un extraño vacío que no supo explicar, al no estar a su lado.

Lo siguiente que hizo fue revisar la habitación a conciencia, dándose cuenta de que realmente tenía que haber estado muy cansada. Aquel hombre impresionante había tenido tiempo de recoger todas sus cosas e incluso ordenarla un poco antes de dejarla sola, sin que ella se hubiera percatado de nada, por lo que agradeció no estar durmiendo en medio de la calle, puesto que, de ser así, seguramente cualquiera hubiera podido aprovecharse de su estado, para causarle un daño irreparable si se lo proponía.

Afortunadamente sus ropas de muchacho aun permanecían allí, por lo que no tardó ni un segundo en decidir vestirse y abrir los ventanales para calcular la hora aproximada acorde con la posición en la que el sol despuntaba en el cielo. No es que aquello le importara demasiado ahora que no tenía nigún sitio al que regresar, pero de alguna manera, esos pequeños detalles seguían siendo importantes para ella.

-Veamos… ¿Me habrá dejado el dinero? – Se preguntó a sí misma, mientras comprobaba que la llave que se encontraba sobre el escritorio había desaparecido junto con los papeles. Ella, igual de cabezota que siempre, tan solo quería conseguir los 15 grossos que consideraba que eran suyos por derecho,por lo que, sin pensarlo demasiado, sacó el pequeño alambre que siempre utilizaba para este tipo de ocasiones especiales y se dispuso a trastear en la cerradura del susodicho cajón, tratando de no romperlo, hasta escuchar el inconfundible "clic".

Acto seguido, se acercó con cuidado al cajón recién abierto, para mirar en su interior. Si encontraba los papeles trataría de leerlos, pero tan solo tomaría el número exacto de monedas que había acordado con el vampiro, para volver a cerrar dicho compartimento como si nunca lo hubiera abierto.

Cuando estuvo segura de que no había nada en la habitación que le fuera de utilidad, la joven vestida de muchacho, abrió la puerta y bajó las escaleras con cuidado, esperando poder encontrarse con Josef antes de irse de allí.

Dentro del cajón aguardaba la misma bolsa de dinero que habia sacado ayer y dejado caer en el piso en el encuentro con Konrad. Parecia contener las mismas monedas que antes, pero de eso no podía estar muy segura la joven sin embargo no tuvo problema en sacar 15 monedas de ahí. Notando mientras se acomodaba lo robado que tenia el collar que robo a Sabino en su bolsillo.

Por lo demás dentro del cajón estaban los papeles de antes juntos con otros de negocios que involucraban familias nobles y comerciantes de la ciudad. Aunque cuando ya se sentía algo frustrada por no encontrar algo distinto, descubrió una pequeña carta que parecia relatar sobre una dama pelirroja que habia encontrado el hombre y se disponía a traer aunque especificaba que tal vez no vendría por su propia voluntad. Mas la la carta estaba solo media escrita y no tenia firma.

Cuando termino todo en la habitación y bajo, se encontró a unos cuantos hombres comiendo, entre ellos Josef. Pero antes que terminaras de bajar sentís como si alguien jalara tu ropa, por lo que al mirar detrás viste a Imaru que te observaba serio.

“¿Donde estuviste?” fue rápidamente lo que pregunto el chico pareciéndote impedir que bajes hasta que terminara el pequeño interrogatorio. “Se que ayer me precipite un poco con la bebida, pero al no encontrarte en mi misma habitación a la mañana me hizo temer que te habían matado. Estas bien?” pregunto preocupado dándote una rápida mirada por todo el cuerpo.

“Debemos irnos?” finalmente pregunto moviendo su vista a los hombres de abajo.

Leonor comprobó que la bolsa que había estado en su mano el día anterior continuaba allí junto con los documentos. Resultaba extremadamente tentadora, aunque ella se había dicho a sí misma que no tomaría nada que no le perteneciera, por lo que sacó con cuidadito las quince monedas estipuladas y la volvió a dejar en su sitio con sumo cuidado.

Tras ello, leyó de nuevo los documentos y los memorizó, tratando de encontrar algo diferente en ellos que pudiera darle una pista más sobre el misterioso vampiro y la razón real que le había traído a Venecia. No obstante, cuando estaba a punto de claudicar, la joven de cabellos de fuego encontró la carta inconclusa que claramente hablaba de ella, no pudo evitar preguntarse de nuevo, qué era lo que ese extraordinario hombre había visto en alguien como ella.

Revisó la carta de varias veces y comprobó el tipo de letra con los papeles que estaban escritos en el cajón, asegurándose que habían sido creados por la misma persona y tratando de encontrar alguna pista más que pudiera ayudarla. No obstante, cuando estuvo satisfecha de que nada más podría sacar de aquel dormitorio, volvió a cerrar el cajón utilizando su ganzúa, para que pareciera que nadie lo había tocado.

Cuando bajó las escaleras pudo comprobar que Josef se encontraba desayunando junto con algunos hombres más. No obstante, antes de poder hablar con él, antes tenía que tranquilizar a su amigo azabache, el cual parecía haber estado muy preocupado por ella al no encontrarla al despertar por la mañana.

-Estoy bien. Al final el jefe de Josef me asignó otra habitación, y la verdad es que estaba demasiado cansado como para discutir – Afirmó, sin que nada de lo que acababa de decir fuera mentira – Lo cierto es que no lo sé, porque parece que esta gente no pretende quedarse durante mucho tiempo en Venecia, aunque al menos darán comida y cama caliente donde descansar. Pero… ¿tú no tienes a tu abuela? – Preguntó haciendo memoria y extrañada porque el joven estuviera metido en este lío.

Tras escuchar su respuesta, el semblante de Leonor se tornó un poco más serio antes de volver a hablar – Imanu ¿te importa que hable con Josef a solas? Necesito hacerle una pregunta personal antes de decidir si deseo quedarme aquí o prefiero buscarme la vida. No será demasiado tiempo, te lo prometo.

Sin embargo aunque no fuera una mentira sonaba extraño para el joven y así lo señalo. “Fue muy generoso de su parte al darte un cuarto distinto para vos solo…” dijo con suspicacia pareciendo cortar su propia oración antes de decir otra cosa.

“Era de suponerse que esto era demasiado bueno para durar.” Comento mientras la joven le decía que se irían pronto, aunque cuando Leonor le recordó a su abuela se puso mucho más serio y desvió su mirada. “Leo, ya te dije que me abuela seguro estará enojado conmigo y la verdad no tengo deseo de volver con ella, ni a ese gheto.”

Suspiro ante tu pedido, pero igual asintió levemente. “Claro, ve a hablar con él. Yo te esperare afuera, si pregunta dile que aún me siento algo mal por la bebida.” Respondio con una débil sonrisa mientras bajaba para dirigirse a la puerta principal. En el camino Josef se dio cuenta de él y le mano un saludo al cual Imanu respondió cortésmente pero apurado. Entonces Josef te vio y tambien saludo, aunque no hizo movimiento alguno para acercarse a ella o llamarla

Leonor supo al instante que Imanu no se había quedado demasiado contento con su explicación, no obstante, la pelirroja aprovechó el hecho de que su amigo cambió de tema, para no decir nada más al respecto.

-Bueno, no te preocupes. Si no quieres volver no hay más que hablar. Además, el jefe de este grupo tiene asuntos comerciales que terminar, por lo que puede que no se vayan demasiado rápido tampoco, y creo que podrás ganar el suficiente dinero como para volver a empezar – Le animó poniéndole una mano en el brazo.

Acto seguido, una vez que obtuvo su consentimiento, la joven huérfana asintió y, tras ver como Josef le saludaba, le hizo el gesto inconfundible para que se acercara. Si este no daba resultado, iría hasta la mesa para pedirle hablar en privado, pero esperaba que eso no fuera necesario.

Imanu asintió varias veces a lo que decías. “La verdad me gustaría quedarme por un tiempo contigo, das mas confianza que otros.” Termino diciendo antes de irse.

Josef se dio cuenta del gesto y asintió para dejar claro que lo había entendido. Volviendo su interés a sus compañeros de mesa hablo unos segundos con ellos seguramente despidiéndose de ellos antes de levantarse y acercarse a ella.

“Hola pequeño.” Dijo con una sonrisa amable. “Se nota que estuviste charlando mucho con nuestro líder. Es algo intenso y duro pero es un buen líder.” Comento rápido como si lo estuviera excusando por algo a Konrad y te hizo pensar que sabía lo había pasado anoche. “Supongo que me quieres hablar de eso cierto?” pregunto antes de tirar un suspiro y apoyarse contra la pared.

La joven huérfana asintió ante las palabras de Inamu y le sonrió para darle confianza antes de que se alejara.

Una vez que quedó a solas y el extrajero rubio se puso en pie para acercarse a hablar con ella a parte, no supo decir si Josef conocía todo lo que aconteció aquella noche y si sabía de su verdadera identidad. No obstante, cuando su interlocutor trató de excusar a Konrad, la jovencita frunció el ceño con enfado antes de responder – No veo por qué el hecho de que sea un buen líder tenga que afectarme favorablemente a mí pero… si. Quisiera hablar contigo, y me encantaría que fuera en una habitación privada si puede ser – Le pidió, tratando de calmarse un poco para que su enojo no fuera en aumento.

“Nos afecta a todos los que trabajamos bajo él.” Comento con algo de obviedad mirando al supuesto joven dándose cuenta de su enojo. “Pero supongo que esa es la menor de tus preocupaciones.” Comento asintiendo a sus propias palabras mientras comenzaba a avanzar de nuevo arriba.

Pasando un par de puertas abrió una tercera puesta para que ambos entraran. “Sé que puede ser algo tarde pero lo siento, lo único que espero es haya podido decir lo que le interesa.” Dijo luego de guardar silencio hasta abrir aquel cuarto. Con un gesto lo invito a pasar y luego entro cerrando la puerta tras él.

“Entonces…” empezó yendo a sentarse a la cama. “¿Que necesitas saber pequeño?” pregunto como si fuera un libro abierto que contestaría todas tus preguntas.

Leonor escuchó su respuesta poniendo cara de enojo pero sin replicar ni una palabra de momento, mientras le seguía apretando los labios para mantener silencio hasta que ambos no estuvieran en un lugar privado.

Una vez que cruzaron las dos puertas y Josef abrió la tercera, la joven pelirroja entró tras él y arrugó la frente ante sus disculpas. Realmente no entendía por qué se disculpaba aquel hombre si continuaba llamándola “pequeño”, pero antes de suponer nada en lo que seguramente estaría equivocada, decidió ir directamente al grano cuando el extranjero le preguntó qué era lo que necesitaba saber.

-Lo que necesito saber es si realmente tenías idea de que me estabas llevando a la boca del lobo para que tu señor me quitara la virginidad a la fuerza. Quiero la verdad para ver qué tipo de persona eres. Quisiera saber si habías intuido mínimamente que le estabas entregando en bandeja a una chica inocente que acababa de escapar de unos monstruos para acabar cayendo en brazos de otro... Y desearía que no me mintieras porque ahora mismo soy capaz de afrontar lo que sea. – Le dijo con firmeza traspasándole con aquellos intensos ojos azules suyos, mientras se desprendía de su gorra y sus abundantes rizos rojos caían en cascada por sus hombros.

Josef comprendía en parte el enojo que le mostraba la joven, aunque en una forma distinta a la que pensaba pequeña. Por eso fue que permaneció en silencio una vez empezaron el viaje a un lugar más privado.

Cualquier comodidad que había ganado en esa cama desapareció rápidamente junto a la tranquilidad de su rostro cuando escucho las acusaciones de la joven. Era bastante claro que se encontraba completamente sorprendido ante las revelaciones de Leonor e incluso empezaba a aflorar cierta rabia en su mirada, al menos por unos segundos antes de ponerse triste. En esos pequeños segundos antes de volver a hablar hubo un conflicto profundo en su persona.

Llevándose sus manos a la cabeza no pareciéndose listo para enfrentar los dos mares furiosos en la huérfana. “No sabía que eras mujer, ni sabía que fueras la que buscaba. Tienes que creerme. Nunca quise ayudar a mi señor cumpliendo con su orden de búsqueda.” Dijo en un tono arrepentido. “Yo pensaba que serias uno de esos chicos listos que pudiera engañar a mi Señor, para llevarlo a la nada.”

Sin aviso alguno el barbudo golpeo dos veces la pared de la habitación con fuerza. “Dios…he hecho algo horrible.” De nuevo volvió a golpear mirando con dolor y cierta nausea a la joven. Aunque era extraño que no defendiera a su señor ante las palabras de ella, tal vez porque se imaginaba que aquello podría ocurrir. “No tengo forma de disculparme por mi acto, pero debes creerme cuando te digo que esto no quedara de esta manera.”

La joven pelirroja miró fijamente las reacciones del hombre que tenía frente a ella, dando gracias a Dios de que éste hubiera decidido sentarse. Le bastaron unos escasos instantes para ratificar que ciertamente el extranjero decía la verdad, y una sensación de alivio se apoderó de ella al comprobar con sus propios ojos que realmente Josef la había ayudado altruistamente contra los sectarios y había tratado de ofrecerle una alternativa a dormir en las calles.

Entonces, ante las explicaciones del norteño y la violencia que mostró contra la inocente pared, las facciones de Leonor se suavizaron, eliminando de ellas todo rastro de enojo, para comenzar a sentir algo parecido a la ternura al verle tan desolado frente a ella.

Con cuidado, la damita de cabellos de fuego se sentó junto a él, aceptando sus disculpas y colocando una de sus delicadas manos sobre las del arrepentido hombre que ahora la miraba con dolor.

-Josef, me basta saber que no me llevaste hasta él con conocimiento de causa. No quiero que te mortifiques puesto que no es culpa tuya lo que ha pasado. Yo… tuve que darme cuenta antes que era el mismo hombre que se presentó ante mí como Rurik en la fiesta del cardenal, pero el hecho de que no llevara máscara me confundió el tiempo suficiente como para que me atrapara – Comenzó a decir, tratando de escoger sus palabras con cuidado – El único que ha hecho algo horrible es tu señor, por lo que no deseo que arrastres esa carga. Me basta con… que sacies mi curiosidad, me contestes a algunas preguntas y me ayudes a que tu señor cumpla una promesa que me hizo anoche ¿Lo harías por mí? - Le preguntó algo esperanzada, siendo consciente de que, pese a todo, Konrad había mantenido su palabra de no revelar su condición de mujer.

- Lo primero que necesito es cerciorarme de que también sabes que tu señor es… ¿Cómo decirlo? sensible al sol. – Preguntó con cierta reticencia, sin saber cómo abordar aquella pregunta sin comprometer la promesa que le había hecho al Vampiro sobre no revelar su secreto.

El hombre a pesar de la delicadeza que ella mostraba corrió el hombro de su toque. “No, no me toque de esa manera no me lo merezco.” Le explico mirándola fijo y pareciendo ofrecerle su mejilla para que ella cacheteara.

“Igual me siento culpable pequeña, siento que yo te puse en sus manos no pensando lo que podría llegar a pasar.” Comento no pareciendo aliviarse por las palabras de ella, sintiéndose aun peor. Incluso hubo un largo silencio luego que comentaras lo de su señor, haciéndolo parar para dar un par de vueltas al cuarto. “¿Lo es? Es extraño porque varias veces ha salido a hacer negocios en el dia, aunque es sabido que le gusta hacerlos a la noche porque es un momento mas tranquilo según él.” Comento encogiendo los hombros al final.

Luego se fijo en ella mirándola de arriba a abajo, tal vez ahora si notando esos rasgos femeninos que ella no podía ocultar con sus vendas. “¿Que promesa te hizo? ¿Es esa promesa la que no te hace escapar ahora como cualquier otra?” empezó a preguntar queriendo entender que hacía ella aun aquí.

-¿Y cómo podías saber que realmente no era un muchacho? – Le preguntó después de reponerse ante el rechazo de extranjero por el que cada vez sentía más simpatía – Si te he llamado en privado era para comprobar que no me equivoqué contigo, no para atormentarte, así que si realmente quieres compensarme, te pido que no digas nada de esta conversación, ni siquiera a Konrad, y que mantengas a salvo mi secreto. Ser mujer tan solo me trae desgracias, por lo que confío en tu discreción. – Le solicitó, volviendo a colocar la maraña de rizos rojos bajo su gorra de muchacho, ajustando con cuidado los mechones que sobresalían.

Ante el desconocimiento de Josef sobre la condición de su señor, Leonor frunció el ceño extrañada. Estaba claro que el Vampiro había usado alguno de los poderes de los había alardeado poseer la noche anterior, para hacer creer a sus subordinados que podía salir a plena luz del día, pero… ¿por qué entonces no había hecho lo mismo con ella? ¿Acaso esto era una prueba para saber si era digna de confianza, o había algo más detrás de su decisión?

En cualquier caso, prefirió no ahondar más en el tema y se centró en la pregunta directa que le hacía su nuevo amigo. Tras un suspiro de resignación por no poder sonsacar tanta información como hubiera deseado sobre Konrad, la damita de cabellos de fuego le respondió – Así es. Me prometió erradicar esa horrible secta y a sus líderes para que no puedan secuestrar a más niños sin hogar, ni usarlos como alimento para esos monstruos que tienen. Imanu y yo conseguimos escapar pero… había muchos más chicos allí. Prefiero no huir de esta posada a pesar de lo que me ha hecho tu señor, si realmente es capaz de acabar con esos desalmados – Se sinceró, mientras sus mejillas se tornaban ligeramente carmesí, al recordar como aquel vampiro la había transformado en mujer hace escasas horas.

No respondió tu pregunta y pareció algo desconectado de tus demás palabras, Hasta el momento que tardo un tiempo en asentir luego de tu petición. “Si, de mí no saldrá palabra alguna. Llevare tu secreto hasta la tumba.” Juro colocando una de sus manos en el corazón y sellando con seriedad aquel juramento.

Cuando recibió su respuesta pareció algo incrédulo ante lo que escuchaba y luego pareció pensativo. “Es una joven muy buena para sacrificarte de esa manera por jóvenes que no conoces.” Fue su primer comentario observándola con algo parecido a orgullo por la bondad que mostrabas. “Aunque no se si es una promesa que pueda cumplirte.” Termino diciendo con sinceridad y sin desviar la vista tomando de su hombro para que le permitiera continuar hablando.

“Tienes que pensar que esta ciudad es muy lejana a la nuestra y si bien tenemos culturas diferentes, pienso que ninguno de los dirigentes aceptarían que los soldados del otro estén exterminando habitantes del otro.” Le empezó a explicar dejándole de tomar el hombro para cruzarse de brazos. “Es algo complicado, pero de dónde venimos muchos de los conflictos comienzan de esa manera con Lord ajenos metiéndose en los asuntos de otros y eso luego termina en posibles guerras de Lords.”

Nego con la cabeza. “Ojo que yo no me negaría a realizarlo, ese lugar parece demasiado siniestro para dejarlo estar tranquilo. Pero parece una pregunta muy osada.” Concluyo mirándola curioso pareciendo tener una pregunta en sus labios pero evitando decirla.

Leonor se relajó y asintió agradecida ante la promesa de Josef de no decir una palabra sobre lo que habían hablado aquí o sobre su condición de dama. No obstante, en el momento en que le informó que posiblemente no podría cumplir la promesa que le hizo, la joven huérfana dejó caer los hombros con actitud derrotada, justo en el instante en que él dejó de sostenerlos para cruzarse de brazos.

-Entonces… ¿estás diciendo que tu señor no solo me mancilló sino que también me mintió para que no me fuera? – Preguntó con los ojos algo vidriosos pero sin llegar a llorar en ningún momento - ¿Por qué me hizo una promesa que no va a poder cumplir? Ni siquiera tiene que ser él mismo quien realice esta buena acción. Si la iglesia supiera que existen ese tipo de criaturas infames, estoy segura de que haría algo al respecto, aunque solo fuera para mantener las apariencias ante los feligreses – Razonó esperando que Josef comprendiera que no le estaba pidiendo que un extranjero se entrometiera en los asuntos de la ciudad, sino más bien que usara su influencia para tirar de los hilos adecuados.

– Yo… no entiendo por qué tu líder se obsesionó conmigo desde el primero momento en que me vio, ni por qué me ha pedido que me vaya con él y que deje mi amada Venecia. Creo que me parezco a alguien que perdió en el pasado, y me encantaría que pudieras contarme algo más al respecto, pero desde luego no voy a tolerar que juegue conmigo y con mis sentimientos de esa forma. Si él no va a hacer nada, seré yo quien lo haga, aunque pierda la vida en el intento. – Finalizó clavando sus intensos ojos azules en él, con la convicción que le daban sus palabras cargadas de buenas intenciones.

Josef no tardo en notar los cambios en los gestos de la pelirroja, incluyendo sus ojos vidriosos que lleno de culpa al guerrero. “No se. La verdad no se lo que piensa hacer mi señor.” Respondio algo apurado descruzándose sus brazos y gesticulándoles para marcarle a la joven que se calme. “Yo no tengo idea que piensa y no se me habia ocurrido esa idea que me das, algo que podría ser ya que la familia de mi señor fueron de entre los primeros en convertirse al cristianismo por lo que debería ser bien visto…” comento aunque notabas que hacia un intento de darle mas sustento a la idea que le habia dado la joven y que sinceramente no habia pensado en aquella idea. “Supongo que podría ser una posibilidad, para resolver tal desastre en la ciudad.”

Se vio algo sorprendido con la posibilidad que su señor la arrastrara a las tierras de ella y que mencionara a un parecido con alguien mas. “Haber deberías estar tranquila, yo solo dije que no me parecía posible pero tampoco me vino a la mente las cosas que me estas diciendo ahora. Asi que tendremos que esperar para ver que planea.” Comento volviendo a tratar de tranquilizarla mirando los azules ojos de ella con algo de pesadez.

“Debes recordarle a alguien importante si desea llevarte…” comento aunque recordó en ese momento que tambien habia mandado gente a buscarla. Por lo que la volvió a examinar por unos segundos en silencio hasta que finalmente negó. “La verdad no te pareces a nadie que conozca que tenga relación con él…excepto en el pelo. Creo que él tuvo a una dama del mismo color de pelo, al menos lo he visto mirar una pintura vieja pero todo lo demás era muy diferente a vos.” Confeso luego de pensarlo bien. “Tu rostro, ojos y cuerpo son diferentes. Aunque esto ultimo puede ser porque ella era mayor, pero es algo raro. Solo tu pelo es igual de rojo que él de ella.”

Las palabras de Josef consiguieron darle ánimos a Leonor a la vez que le extrañaron bastante, sobre todo lo de la parte donde afirmaba que el Vampiro fue de los primeros en convertirse al cristianismo, puesto que jamás se le hubiera podido pasar por la mente que una criatura de la noche fuera cristiana. Desconocía si esto era un farol para mantener las apariencias, pero la cruceta de la enorme espada que reposaba en su habitación, bien podía ser una señal de que realmente decía la verdad ¿Estaría acaso equivocada en la idea de que todos esos seres provenían del infierno? Lo cierto es que ya no sabía qué pensar, y los sentimientos la traicionaban al encontrarse odiando a Konrad para, acto seguido, sentir que su corazón palpitaba anhelando su presencia.

-Espero que tengas razón y que pronto libre a Venecia de esos seres ¿Habías visto alguna vez algo como eso? Yo… jamás había contemplado un cuerpo así de desfigurado en toda mi vida, pero… ¡Espera! hay algo que quizá ayude a tu señor. – Exclamó recordando un dato importante que quizá fuera una pieza clave para acabar con esa secta - Uno de los chicos que estaba a las órdenes del jefe de la secta fue el mismo que fue enviado para atentar contra la vida del cardenal. Un alemán rubio que se le escapó al capitán de la guardia. Quizá si Konrad aporta esa prueba, su petición tenga más contundencia. – Le confió esperanzada para que pudiera comentárselo al vampiro.

Cuando Josef mencionó la pintura de una dama de cabellos de fuego, Leonor sintió una curiosidad que no pudo ocultar – ¿Una dama del mismo color de pelo que el mío? ¿Estaría por casualidad esa pintura aquí? Me encantaría verla si es posible. – Le confesó, queriendo conocer el rostro de la mujer por el cual ella estaba metida en este lío.

Nego con la cabeza lentamente. “No de humanos…” termino diciendo dejándola con una respuesta inquietante unos segundos antes de continuar. “Como dije antes hay quienes abrazaron el cristianismo, pero otros que no lo hicieron crean bestias que rondan por los grandes bosques y montañas de nuestra tierras devorando todo a su paso.” Comento poniéndose completamente serio, temblando un poco con su mano.

“Aquellos son monstruos, pero a pesar de lo de deforme de su rostro tienen forma humana y es mejor…en cierto sentido.” Comento con una pequeña sonrisa apoyando su mano que antes habia temblado en su cuchillo, el cual habia utilizado para matar a uno de ellos. ”Igual es muy terrorífico.” Confeso con algo de humildad, algo que la joven no podía mas que estar de acuerdo ya que a pesar de que habia tenido sueño la noche pasada se imaginaba que aquellos horribles seres e le aparecerían tarde o temprano en sus pesadillas.

Ante el dato Josef poso su mano en la barba pensativo. “Si, supongo que si. Eso incluso podría servirle como razón para atacar a aquellos seres, en nombre de la iglesia.” Comento asintiendo a su propio planteo pareciéndole solido.

Asintió una vez en su primera pregunta. “Podría estar en sus cosas, yo no lo he visto hace tiempo esa pintura. Creo que antes de partir hacia Venecia, por lo que pudo no haberlo traído.” Volviendo a tu mente por unos cortos segundos podias estar segura que en lo que registraste no habia pintura de ninguna mujer.