Partida Rol por web

El sabio parecio no darle mayor importancia a las palabras de la joven, ni a los gestos infantiles de esta, señalando sutilmente al Principe con su mirada. Este se encontraba mirando a la joven con una pequeña sonrisa, dandole su bienvenida a su mirada pero como el resto no comentando en sus gesto.

"Si lo que deseas es saber mas del Libro de Nod y las paginas que paginas encontradas, te aconsejaria que vengas a invitarme. Puede que mi apariencia no lo paresca pero llevo mis años de estudio en la materia junto a otras areas relacionadas. De paso podriamos tener una charla donde podria aclararte alguno de los asuntos de la noche." le ofrecio con delicadeza sin darle una mirada a Konrad, que le daba una señal de afirmacion a la joven por si queria ir. "Claro que eso no seria una obligacion, pero me sentiria contento de poder recibirte en mi estudio cuando esto termine."

Entonces tras la mala experiencia que habia sufrido la joven solo para escribir lo que seria el primer capitulo de aquella biblia oscura, todos parecieron guardar un silencio sepulcral esperando con paciencia el resultado de todo ello. Aunque si bien ella termino de escribirlo se preguntaba si todo terminaria tan bien como iba si al final no pudiera hacerlo.

Al tomar la pagina Vinay se puso a examinarla para luego de unos minutos concluir que estaba copiada perfectamente y que sin duda la joven parecia tener una buena memoria, solo faltaria que copiara el resto que volveria a guardar en su biblioteca. Eso aunque no terminara de detectarlo la joven habia bajado mucha de la tension que tenian aquellos hombres. 

"Bien. Con eso solucionado empezaremos a hablar sobre el otro tema de esta reunion." comento el Principio volviendose un poco mas serio pero sin terminar de mostrar un aura relajada y calmada. "Lord Konrad, usted ha venido a mi ciudad varias veces mostrando un respeto de un hombre civilizado y me ha mostrado que es un hombre de palabra, haciendo que sus estadias no sean un problema para nadie de nuestra comunidad..." empezo a decir el Principe como un preámbulo a algo que no podia terminar bien. "Sin embargo ahora mismo hay una falta de respeto de la cual no termino de entender la razon por la que existe o que la llevara a cometerla. Por eso le pido que aqui mismo, explique sus razones para que ahora mismo una Veneciana sea una Ghoul de usted; sin informarme nada al respecto." concluyo tal vez dejandole a la joven cierta sospecha de algunas miradas y porque la habian dejado hablar mas a ella que a Konrad. Ahora lo veia que quien estaba en problemas era ese vampiro nordico que tanto habia hecho con ella.

Konrad por su lado no se puso nervioso como otros hombres de menor voluntad que fueran acusados, sino que en cambio parecio mostrarse serio y nada nervioso. La joven en un principio podia pensar que eso indicaba que el crimen no era tanto como supuso en un principio, pero luego penso que tal vez Konrad tenia un plan siendo este quien tendria mas conocimiento de las leyes que regian en las sombras.

"Realmente agradesco que se me deje expresarme en este juicio cuando otros principes mas tiranos o paranoicos habrian posiblemente asesinado a la joven y luego marcarme a mi para ejecucion ..." comento el vampiro que empezaba a usar ese tono de frialdad que habia usado con ella. "En verdad lamento que haya tenido fallarle de tal manera a usted principe y sabra por mis anteriores veces en su radiante ciudad que en ningun momento he sido un agente del caos ni un informante de fuerzas contrarias a su gobierno." continuo queriendo dejar en claro cuales no habian sido sus razones para tomar a la joven.

Finalmente dio un corto vistazo a ella antes de volver con el Principe. "La razon no fue la que me llevo a tomarla, sino algo bien distinto. Mi deseo con ella es que sea mi amante..." termino confesando frio que no reconfortaba a la joven en especial porque habia sido elegido para tal confesion. "Pretendo llevarla a mis tierras, aunque no era algo que planeaba hacer sin cosultarlo con usted pero debo de admitir que nuestra relacion termino siendo mas rapida de la esperada." siguio confesando y mintindo en parte sin una pizca de verguenza. Si la joven tenia que decir algo entonces ahora en el silencio que se habia formado seria un buen momento.  

Tras sus ingenuas y repentinas palabras, Leonor pensó que, como mínimo, los allí presentes la reprenderían por su osadía. No obstante, en contra de todo pronóstico, el hermoso príncipe volvió a sonreír mientras la invitaba a reunirse con él para discutir sobre el libro cuando la reunión terminara… la damita sabía que dicha invitación tenía un doble sentido, pero, a pesar de que había expresado que no era una obligación, hubiera sido una tremenda descortesía rechazarle, por lo que supuso que pronto se encontraría en otro tipo de aprieto del que le sería muy difícil zafarse.

-Será todo un honor, mi señor Príncipe. – Respondió con educación y una leve inclinación de cabeza, tratando de no parecer tan infantil como había demostrado unos segundos antes a causa de sus gestos, los cuales la había traicionado sin que pudiera evitarlo.

Pero entonces la conversación alcanzó un cariz diferente que le hizo comprender por qué Guilelmo Aliprondo había mantenido a Konrad en silencio durante el principio de la reunión. Ella no podía saberlo, pero el hecho de haberse apropiado de un habitante de Venencia sin consentimiento del gobernante de la ciudad, parecía ser una terrible falta de respeto, y así lo demostraron las palabras de ambos vampiros cuando comenzaron a discutir este asunto tan poco agradable.

Leonor no podía dar crédito a sus oídos. Allí estaba ella, en medio de unas fuerzas sobrenaturales que sobrepasaban los límites de la razón, siendo el centro de sus argumentos, sin que pareciera importar lo que pudiera sentir o desear con respecto al curso que seguiría su vida a partir de ese instante.

Mientras hablaban mantuvo el más absoluto de los silencios, pero cuando le tocó el turno al señor Földessy, la jovencita abrió los ojos de par en par ante la naturalidad con la que trataba asuntos tan privados en público y ante el descaro de sus mentiras ¿Cómo podía ser tan cínico? En ningún momento sus actos habían sido esporádicos, sino que la había buscado activamente por toda la ciudad hasta dar con ella y la había tomado por la fuerza obligándola a beber de su sangre. No obstante y a causa del extraño cariño que sentía por él, no habría dicho una sola palabra para evitar que le condenaran… no obstante, el amor que profesaba por su preciada ciudad y por su hermano desaparecido, era demasiado grande como para permitir que aquel hombre se saliera con la suya.

-Esto no puede estar pasando. Estáis hablando de mí como si fuera una propiedad sin voz ni voto ¿Es así cómo funciona? Lamento si os ofendo de alguna manera pero ni siquiera sé lo que significa la palabra Dómitor. Yo soy Veneciana, amo mi ciudad y a las gentes que habitan en ella. No deseo irme lejos. Si hacéis algo así… si me alejáis de la república de Venecia yo… moriría de pena. – Confesó con sincera desesperación, sin atreverse a desmentir ninguna de las palabras anteriores de Konrad, por temor a que el príncipe tomara represarías contra él.

La joven le parecio por un momento sentir que el principe esperaba sus palabras que termino recibiendo sin en algun momento hacer un gesto para callarla como habia hecho con los otros dos hombre que se encontraban esta pequeña reunion.

Pero antes de decir algo nego con la cabeza. “Con tu presencia en esta reunion pretendo darte una voz en este asunto que te compromete. Fácilmente pude pedir que te retiraras antes de empezar la charla pero preferia que este asunto quedara lo mas claro posible.” Le respondio con educación que ella ya esperaba cada vez que abria la boca.

“Lamento que en la prisa de ambos, tu Domitor no te explicara sobre tu nueva vida con nosotros junto con sus beneficios y deberes. Pero bien esto podria ser un buen llamado de atención para que cumplia con su propio deber.” Comento cambiando su mirada de ella a honrad, haciendole que a pesar de sus intensiones para que este no recibiera una reprimenda no terminaba siendo tan sencillo.

Finalmente volvio su mirada a ella. “A mi tampoco me parece apropiado que te saque de tu ciudad natal, por lo que le pedire a Lord Konrad que retenga su viaje a su hogar por el tiempo necesario para que se corrija este pequeño inconveniente.” Concluyo en una sugerencia al resto, dando con una mirada una posibilidad de quja a cada uno. 

Aquel hermoso hombre consiguió calmarla lo suficiente como para encontrarse mirándole embelesada cuando se dirigió hacia ella. Jamás había tenido el placer de poder hablar con alguien tan ducho en modales y eso, junto con su atractivo y ese aura de autoridad que le envolvía sin necesidad de ejercerla por la fuera, hizo que a Leonor le costase centrarse por unos segundos.

- Siento si os he ofendido antes, mi señor – Respondió avergonzada por haberle increpado hacía unos escasos minutos – Es solo que yo… yo… nunca pedí nada de esto y… y…. tampoco precipité nada. Por… por mucho cariño que le profese, yo… no estoy enamorada de él, aunque no deseo que le ocurra nada malo. – Confesó, sintiendo la necesidad de explicar algo más, al darse cuenta de que su pureza y moralidad estaba poniéndose en entredicho en público.

-Lo… siento de verdad. Me asusté mucho al escuchar las amenazas sobre tortura hacia mi persona y por eso mencioné a lord Konrad, pero en realidad yo dormía en la biblioteca para que no me encontrara y para evitar ser atrapada por los sectarios que atentaron contra la vida del Cardinal. – Exteriorizó, sin saber muy bien por qué aquellas palabras afloraban a sus labios y suponiendo que, en privado, Rurik la castigaría severamente.

Si alguien noto el pequeño desliz de la joven donde se quedo mirando con cara de boba al Principe no hizo comentario alguno. Aunque Konrad parecia algo molesto pero eso solo empeoraría mientras continuaban las palabras de ella, pero diferenciándose de un italiano mostrando su enojo con mayor frialdad.

Por su lado el Principe la dejo hablar sorprendiéndola bastante en la libertad que le habia conferido con una rapidez que le daba una comodidad que no esperaba tener en una reunión de seres tan poderosos como eran los vampiros. Por su lado Vinay se encontraba leyendo un libro que seguramente el siervo le había pasado.

“Este mundo a veces se mueve mas rapido de lo que uno se espera incluso para uno de nosotros.” Confeso a la joven con un motivo de reconfortarla tras sus primeras palabras. Ante tu otra confecion miro al Guardian de Vanay, sin recriminarle nada sino solo dandole una mirada.

“Si, me conto eso. Por eso queria estar presente para comprobar que no estuvieras mintiendo para salvar tu vida.” Te confeso moviendo su mirada a sus manos que se habian unido en gesto ordenado. “Asi que tu eres el informante.” Termino diciendo luego de un rato en silencio luego de la confesion de la joven. “Konrad me comento hace unos dias sus dudas de esa secta y la verdad lamento que te esten buscando. Pero hablare con ellos para que abandonen la busqueda y no seras hostigada por ellos de nuevo.” Le ofrecio rapidamente a la joven, para luego mirar a Konrad.

“Ya continuaremos hablando mas tarde Lord Konrad, ahora necesito diriguirme a esos asuntos que hablamos y estos ultimos que señalo la dulce jovencita que no le desea mal.” Dijo parandose algo alterado por la ultima confesión de Leonor que no terminaba de entender porque se retiraba tan rapido. “Tambien tendremos una charla mas tranquila que esta mas tarde Señorita Leonor. Tendre en cuenta esa acusación que espero no solo sea otra confusión como parte de lo que paso ahora.” Dijo preparándose para saludarlos, dandole una mirada de advertencia a Honrad junto a la invitacion a ella.

La jovencita no fue consciente de la facilidad con la que aquel hombre conseguía que ella mencionara detalles que en otras circunstancias se hubiera guardado para sí sin pensarlo dos veces, pero por alguna razón que era incapaz de comprender, le inspiraba tanta confianza que se encontró a sí misma sin cesar de hablar, olvidando por unos instantes la diferencia abismal que había entre ellos, no solo por su condición de Vampiro, sino también por su título nobiliario.

Apenas fue testigo del frío gesto que Konrad le dedicó a pesar del silencio sepulcral que le invadía, o de la disimulada indiferencia de Vinay y de su lacayo a medida que sus labios se movían. Tan solo esos cálidos ojos amables que la miraban fueron suficientes para que continuara sin reparos.

– Si… mi señor yo, acudí al lugar donde engañaban a los pobres huérfanos como yo, para saber qué era lo que estaba ocurriendo y para impedir que siguieran haciendo desaparecer a los pobres de la ciudad. Tenía mis sospechas de que los secuestraban para vender sus órganos o algo peor, pero lo que vi en esa casa fue aun más terrible y conseguimos escapar de esos seres horrendos de pesadilla que intentaron devorarnos por muy poco. – Respondió mientras su respiración se aceleraba a causa de los vívidos recuerdos que experimentó.

Pero en aquel momento, la respuesta del Vampiro, en lugar de consolarla la llenó de desasosiego, puesto que en lugar de enojarse por lo que escuchaba, parecía que ya lo sabía de antemano y que les permitiría seguir realizando aquellos actos terribles en su amada Venecia – Pe…pero, mi señor yo… yo no solo quiero que dejen de hostigarme, además de que no me gustaría que supieran que soy una mujer. Yo… quisiera que dejaran de atentar contra las vidas de todas las víctimas de sus fechorías y de sembrar el terror entre vuestra gente. – Expuso con sinceridad, a pesar de lo ridículo que resultaba que alguien tan insignificante como ella realizara peticiones de ese calibre a alguien tan poderoso. No obstante, cuando él se excusó y le dedicó aquellas últimas palabras, Leonor enmudeció durante unos segundos, para acto seguido asentir y realizarle una cortés reverencia.

-No lo es, lord Aliprondo. No obtendréis de mí a partir de ahora nada más que la verdad – Le prometió con total sinceridad, a pesar de que aquella promesa podría costarle muy cara. Los ojos de la joven aun estaban clavados en el príncipe mientras éste se alejaba, tanto por contemplar su regio porte por última vez, como por evitar mirar al frío vampiro al que tendría que enfrentar, una vez se quedaran a solas.

Los tres vampiros continuaron escuchando las sospechas de la joven, cada uno analizándolo en su mente guardando sus opiniones para si mismos apesar de la gran sinceridad de Leonor en un tema que le podria costar la vida divulgar. Aunque el nombre empezo a hacer gestos para que se calme pareciendo notar como se le cortaba el aire pensando en aquellos monstruos.

Fue solo ante su pedido concreto que el hombre asintio. “No sabran que eres mujer solo sabran que no deben meterse contigo. Tambien planteo ocuparme de tus otras preocupaciones, perdon si no lo deje ver Leonor pero es algo que por el momento no deberiamos hablar en esta reunion.” le informo con una gran seguridad en cada palabra. “Solo te pido que tengas paciencia, que lo que paso me lo contaras cuando nos volvamos a ver.” le aseguro rapidamente antes que pudiera responder mientras se acercaba a ella.

Ante tu promesa sonrio con ese encanto que habia cautivado tu corazon. “Lo agradezco mucho que me ofrezca eso, Leonor.” dijo haciendo una pequeña reverencia y luego a Konrad antes de retirarse hacia las escaleras escondidas de Vinay. Este ultimo lo siguió junto a su sirvo dejando a la joven sola con el frio lord.

Konrad tambien habia empezado a no prestarle atención ignorandola como hacia ella, pero finalmente parado tras despedir al Principe fue que se fijo en ella. “Vamos, tenemos que hablar...esta vez sin que te escapes.” sentencio tomando su mano no con fuerza para lastimarla pero sin con firmeza para no se librara.

Parecia que saldrian de la biblioteca sin demora alguna pero casi en la salida de esta el lord vampiro se detuvo. Observándola aunque mas precisamente a su cabello que seguía liberado, con una sugerencia clara de que se ponga el gorro que usaba para esconder su genero. Sin embargo la calma solo duro hasta que la joven termino de disfrasarse, volviendo a avanzar con su paso seguro y apurado.

Saliendo de la biblioteca agradecio no ver a nadie en la calle que la conociera y le preguntara mas tarde que estaba haciendo con aquel gran hombre llevandola casi a rastras. El avance transcurio sin obstaculo alguno en su camino lo quela joven agracio en parte ya que no sabia bien como pero sentia un gran enojo en ese ser y temia lo que pasaria si alguien se le atravesara.

De pronto sin que ella notara el rapido movimiento, el hombre se retiro de las calles iluminadas por antorchas hacia un callejon. Uno de los miles de callejones oscuros donde ella habia tenido el terror que alguien la atrapara e hiciera de todo con ella, algo que ahora su mente le recordaba lenandola de terror mientras miraba los oscuros y frios ojos de Konrad.

“¿Sigo siendo tu señor al que obedecerás en lo que pida?” pregunto un brillo que correspondia a un plan mostrandose en sus ojos. “O es que ya pretendes reemplazarme con el principe?” pregunto dejando escapar un posible tono de celos.

La promesa de que el apuesto vampiro no divulgaría su condición femenina, consiguió que la ansiedad que sentía fuera mitigada nada más terminó de pronunciar aquellas palabras. No obstante, lo que consiguió que alzara la mirada a causa de la sorpresa fue escuchar una disculpa que jamás hubiera esperado por parte de alguien de noble cuna, y mucho menos del príncipe Vampiro de Venecia. – Por…por supuesto mi príncipe – Dijo sin pensar ante su petición de paciencia, mientras sus azulados ojos se clavaban con intensidad en los de aquella hermosa criatura, sin dejar de mirarle, aun embriagada, mientras se alejaba, y aun temerosa de contemplar a lord Konrad.

Pero aquel momento finalmente llegó, cuando el vampiro tomó su mano y la instó a acompañarle, aunque deteniéndose unos instantes antes de abandonar la biblioteca para permitir que pudiera recoger sus cabellos y evitar que ninguna persona la viera caminar por la calle con pantalones.

Una vez que la jovencita obedeció, el noble volvió a tomar su mano y caminar con paso firme por los callejones de Venecia. El corazón de Leonor no paraba de latir pensando en las represalias del hombre al que había metido en un lío terrible por haber robado aquel libro maldito. En su cabecita, se imaginaba que la encerraría en una habitación oscura para golpearla hasta quedar satisfecho, y para que permaneciera allí sin posibilidad de escapar, hasta que él se cansara de ella. Pero en el momento en el que fue apartada de la calle principal y conducida a un oscuro callejón, el aire quedó congelado en su pecho, pensando que simplemente la mataría, dejándola allí para que fuera pasto de las ratas.

No obstante, la pregunta que recibió de él, fue tan extraña que nopudo evitar parpadear totalmente confundida. Tras asimilar el significado de sus palabras, la damita de cabellos de fuego, no pudo evitar volver a enfrentarse a él, a pesar del miedo que recorría todo su cuerpo - ¿Qué pretendéis, Lord Konrad? Sabéis perfectamente que nunca os he considerado mi señor ni a vos ni a nadie ¿Acaso estáis celoso? – Preguntó con cierto brillo desafiante en su mirada – Si vais a castigarme por ansiar mi libertad, quiero que sepáis que no lleváis razón. Aunque posiblemente diréis que mi opinión no es relevante.

El hombre no se esperaba esa respuesta audaz o al menos ella podia llegar a pensarlo cuando este no termino respondiendo tan rapido como esperaba. Aunque su cuerpo si reacciono rodeandola hasta tenerla atrapada contra la pared con su gran cuerpo imponiendose ante la pequeña figura de la joven.

“En el gran salon no parecias ansiar tu libertad sino unirte a otro y ademas para alguien que ansia la libertad no creo que sea tan inconciente para meterse dos veces en una trampa subterraña.” devolvio con ferrocidad ignorando los golpes a su orgullo que le habia dado la joven.

Un acercamiento del hombre dejo ambos rostros a pocos centrimetros, dejandole ver a la joven como los colmillos de Konrad se encontraban crecidos mientras hablaba. “Me consideraste algo cuando dijiste mi nombre y cuando me hiciste llegar esa carta donde dejabas en claro tus sentimientos por mi. Aunque tal vez en esto ultimo solo copiaste un viejo relato de algun libro en esa biblioteca para engañarme y que apresurara mis pasos hacia tu rescate.” le comento pareciendo sus ojos perder parte de la maldad que antes mostraban en especial al nombrar la carta. “Supongo que al final solo soy un bruto que usas Leonor.” concluyo viendola con ira oscura en sus ojos.

En el momento en que él la rodeó, enseñando sus colmillos y aprisionándola contra la pared, Konrad pudo notar con perfecta claridad como el cuerpecito de la joven se estremecía, a pesar de que hacía esfuerzos sobrehumanos para mirarle a los ojos y no mostrarse asustada.

No obstante, la respuesta que recibió de él, la dejó totalmente atónita con la boca abierta sin saber que contestar, hasta que pudo ordenar sus ideas lo suficiente como para vencer sus miedos y emitir una réplica a lo que oía.

-En el gran salón estaba muerta de miedo, y jamás esperé que nadie me tratara con tanta educación teniendo en cuenta lo que había hecho. ¿Acaso creéis que mi intención era engañaros para que acudierais a mi rescate, cuando perfectamente podía haberme ido bien lejos tras escapar de aquel lugar? Si volví fue por vos, para que no os ocurriera nada malo tras haberos mencionado cuando aquel sirviente me amenazó con torturarme durante años. ¿Por qué otra cosa me hubiera metido sola de nuevo en la boca del lobo? – Le increpó, devolviéndole la mirada y sintiéndose cada vez más pequeñita e indefensa a la vez que notaba como las fuerzas se le escapaban poco a poco.

-No espero que lo entendáis, pero me importa lo que os ocurra y no desearía que os pasara nada malo por mi culpa… Ante vuestra pregunta anterior diré que os obedeceré en lo que pidáis si eso os hace feliz. Ya tengo asumido que he perdido mi libre albedrío. Decidme que deseáis y trataré de complaceros. - finalizó algo más derrotada y frágil que cuando empezó a hablar.

El hombre era un guerrero por sobretodo y sin duda su cuerpo no solo lo mostraba por su musculatura sino porque este aprovechaba donde la joven temblaba y retrocedia para meterse. Una de sus manos parecio querer detener el temblor con su voluntad tomandola del hombro con fuerza.

“No me escuchas entonces, yo te dije que el Principe era educado. Ha vivido muchos años con la gente y puede parecer quien ellos buscan en la nobleza. Una fantasia de noble claro esta.” le explico aleccionandola como habia hecho antes, aunque con un tono mas condescendiente. “La verdad no se que te hizo volver y lamento decirte que a veces dudo que reflexiones mucho lo que haces ya sea para ayudar o no a los demas.” le confeso dejandole sin duda debiendole unas cuantas palabras que ella sabia cuales eran y no resultaban halagadoras.

Se e quedo mirando por un largo tiempo ante su sumision, no habia muestra de desprecio por esa oferta aunque si un pensamiento que tal vez estaba enfocado en el limite de cosas que le pediria. “Deseo muchas cosas de ti Leonor, pero por el momento quiero tu amor...” dicho eso a lo que esperabas un beso, le siguio un mordisco a su propia muñeca. Ese logro crear sin dificultad una lastimadura que dejo brotar la sangre de su persona. “Bebe.”

Esa fue su unica palabra entes de quedar en silencio esperan ser obedecido. Por su lado la joven en su cabeza nunca habria querido que ver con ello, pero no podia evitar algo dentro de ella que la atria. Sus ojos fueron los primeros que se centraron en aquel liquido carmesi, para que luego siguiera su olfato que a pesar de lo esperado sentia un extraño atrayente perfume y luego su lengua que se revolvia en su interior saboreando un sabor que ya conocia como lo mas dulce del mundo aun mas que ese pastelito que ella penso su ultima comida.

Aquel hombre cada vez le comía más terreno, apretando su fornida anatomía contra el frágil cuerpecito de la joven, que no tenía ningún lugar donde esconderse de sus fuertes brazos. El temblor que sentía fue controlado levemente por aquellas manos que aferraron sus hombros con rudeza, mientras él le increpaba con palabras que para ella no tenían sentido.

-Me dijisteis que era educado, pero muchos nobles lo son en extremo, y jamás han tenido la mínima deferencia hacia alguien de mi estatus social ¿Por qué os importa tanto que su conducta me sorprendiera? En ningún momento he pretendido cambiar a un depredador por otro. – Se defendió justo antes de escuchar su segundo escarnio, el cual redujo el sacrificio que había hecho por él hasta que no quedó nada.

– Debería haberme ido para siempre. Así no tendría que ver vuestro rostro jamás, ni escuchar cómo menospreciáis cada cosa que hago – Replicó con más tristeza que enfado, aunque mostrándose aun considerablemente sumisa ante él.

Pero cuando Konrad, después de observarla en silencio por unos instantes, volvió a declararle sus intenciones de aquella manera tan directa y autoritaria, mientras enseñaba sus afilados colmillos, la respiración de la joven se aceleró al tiempo que abría los ojos de par en par, en el mismo momento en que ese dulce y preciado líquido carmesí brotaba de la muñeca del hombre que la sostenía como si de una hermosa rosa se tratase.

-No…yo… no quiero… - Consiguió articular, mientras su mente la traicionaba, deseando poder saborear una vez más el néctar más delicioso que nunca había probado en toda su vida. Leonor no fue consciente de las reacciones de su cuerpo, pero sus manos temblaban, sus pupilas se dilataban y su boca se resecaba ante la idea de poder alcanzar con sus labios, un placer tan prohibido como exquisito.

– Lo que… estáis ofreciendo no es…. amor… es esclavitud. Por favor, os lo suplico... No me obliguéis. – Pronunció antes de tragar saliva, sin poder apartar los ojos de la deliciosa sangre que la llamaba.

El hombre parecio darle la razon con su mirada, dejando ver que a pesar del enojo que tenia podia reflexionar al menos un poco. “Puede que lo hiciera porque no conociera tu verdadero estatus o simplemente porque se suponia que eras mi ghoul.” Le contesto tirando teorias de un vampiro que bien podria tener otras razones que ninguno de los dos se imaginaba. Las demas palabras de la joven se perdieron en el muro que era ese hombre, incluso el insulto que otro tomaria como un halago o su triste replica.

“Nego con la cabeza no es esclavitud es tu union conmigo. Si en verdad sientes algo por mi y tienes curiosidad para continuar entonces bebe Leonor….” Comento pareciendo de nuevo razonar un poco mientras su tono se aflojaba un poco. “Tienes que entender que esto es por tu propio bien, para protegerte de lo que te has metido al igual que lo ha hecho mi nombre cuando fuiste atrapada. Porque sin que bebas de mi sangre volveras a ser una humana comun y corriente…”prosiguió a explicarle acercando aun mas su herida a sus labios. “Te volveras a convertida en ganado para nosotros. Nada mas.” Le declaro con esa forma tan directa que lo conocia la joven.

Leonor no sabía lo que significaba la palabra Ghoul, aunque supuso que era así como llamaban a los sirvientes de los Vampiros, al igual que Domitor debía ser el término empleado por ellos para referirse a sus amos. Asimismo, reflexionó durante unos momentos ante las explicaciones que le daba sobre las acciones del príncipe. No obstante no le pareció que aquella fuera la razón por la que Guilelmo Aliprondo la había tratado con semejante despliegue de educación, puesto que si su condición era tan importante, ¿Por qué el Sabio Vinay la había llamado ladronzuelo con anterioridad? Y ¿Por qué había sido más amable el príncipe con ella que con el propio Konrad?

Aun así, prefirió no replicar sobre el príncipe en esta ocasión, mientras aquel hombre trataba de convencerla para que bebiera de su sangre, a pesar de que ella estaba intentando contener esos instintos que la empujaban a su perdición, con todas las fuerzas que le quedaban. En su lugar intentó comprender las repercusiones de sus palabras antes de contestarle.

-Ganado… ¿Es eso lo que somos para vos y los vuestros? – Preguntó bastante dolida mientras trataba de evitar sentir el aroma de aquel preciado licor que goteaba por el brazo del enojado noble y se desperdiciaba dolorosamente en el oscuro callejón – ¡Prefiero mil veces ser ganado a vivir una mentira! Vos no habéis sido honesto ni con vuestros iguales en la reunión que acabamos de tener ¿Por qué habríais de serlo conmigo? Ni siquiera sé los cambios que sufriré al aceptar vuestra propuesta... o lo que realmente significa.

En otro momento mas tranquilo Leonor luego de reflexionar este momento se habría sentido orgullosa de ella misma al mostrarse valiente a un hombre que la superaba bastante en su tamaño y en su musculatura también. Podía ser claro para ella que podría manipularla físicamente como quisiera, desde sostenerla en su lugar con tomarle del hombro como usando sus brazos para retenerla en el aire sin que pudiera pisar el suelo. Eso sin olvidarse que en ese momento estaba desarmada nunca recuperándole cuchillo que había dado al guardián.

Pero a pesar de eso se mantuvo firme aun a pesar que algo tan tentador como la sangre de aquel demonio era ofrecido a ella como un alimento gratis.

“Que son las vacas para vos? Cabras? O demás animales que devoran y devorábamos antes?” pregunto con una sonrisa que contrarrestaba bastante con el dolor que ella sufría. “Tu no piensas en ellos cuando te los comes, ni un cazador lo hace cuando lo mata. Nosotros luego de un tiempo dejamos de pensar en ello, al menos una parte suficiente grande para que el sobrenombre ganado no parezca tan incorrecto.” Le informaba volviéndole a enseñar algo mas de esos seres de la sombra, aunque no era algo que habría deseado saber nunca por lo sobrio de todo el asunto.

“Ja honesto con los míos? Los míos no son honestos conmigo, ninguno es honesto con el otro. Al igual que los humanos o crees que todos los que conoces no te mienten de alguna forma.” Le devolvió acercando mas el brazo hasta tener su cabeza contra la pared con la sangre tocando la mejilla de la joven cuando esta puso de costado su cabeza en un reflejo. “Mis mentiras fueron para salvarte, no lo entiendes porque no sabes como nosotros vivimos. Pero no has querido saberlo o has preferido ignorar que esta propuesta te salvara la vida, te permitirá mas libertad de la que el príncipe o cualquier otro esta dispuesto a darte.” Le siguió insistiendo pareciendo que su paciencia estaba fallando. “Ya te dije lo que cambiara en ti, incluso te habría contado mas si no habrías escapado. Pero así eres escapas de quien te quiere ayudar mientras te metes en una prisión por pura voluntad.” Dijo con rabia haciendole temer  la joven que finalmente le aplastaria el rostro.

“Me canse Leonor. Elegí se ganado como quieres y hazme obligarte a tomar mi sangre o lo haces por propia voluntad.” Concluyo retrocediendo su brazo notando el daño que estaba haciendo pero sin dejarle lugar donde escapar. 

La jovencita no sabía de dónde sacaba las fuerzas para luchar contra aquel hombre que la aprisionaba contra la pared, y que tenía más fuerza y más experiencia que ella en todo. No obstante, en aquellos momentos no podía pensar con claridad y tampoco estaba dispuesta a dar su brazo a torcer en un asunto tan importante como era la vida de las personas que tanto le importaban.

-La diferencia es que yo nunca he sido una vaca antes y vos si habéis sido humano. Yo nunca me he enamorado de una cabra y vos… vos queréis convertirme en vuestra amante. El resto de animales no son tan parecidos a vos mismo como para que vuestro apodo parezca algo tan terrible cuando os referís a los humanos. Si, es incorrecto y está mal, puesto que con vuestras palabras reducís la importancia de nuestra existencia hasta el punto de justificar actos horribles como los de esa cruel secta que secuestra huérfanos como yo. – Le increpó sin poder evitar mirar de reojo la dulce sangre que brotaba casi a su lado y que ahora rozaba su mejilla.

-No solo me lo dijisteis, sino que lo he aprendido poco a poco al cruzarme con los vuestros y tras leer el libro de Nob. Sé que vuestra sangre me cambiará. Sé que me veré envuelta en esa guerra milenaria que el libro menciona y que acabará cuando os matéis los unos a los otros. Sé que me sentiré tan unida a vos que os consideraré lo más importante para mí. Más importante que mi vida, más importante incluso que mi propio hermano. Si no deseáis conquistar mi corazón y preferís que os ame por obligación, entonces beberé de vuestra sangre, pero no sin que antes me prometáis que me ayudaréis a encontrar a Theo y a salvar su vida. – Le pidió de forma desesperada - Si tenéis una mínima pizca de honor, haréis al menos eso por mí, ya que lo que me ocurra no importa nada con tal de salvarle.

“No hablamos de lo que fue o es cada uno cuando nos referimos a los humanos como ganado. Si no a lo que pueden llegar a hacer con el poder que tienen.” Le corrigió con completamente seriedad dejando un tiempo para que las palabras se queden en la mente de ella. “Un toro y un caballo se pueden revelara un humano pero este solo con una simple saeta puede detenerlo si sabe como usar una ballesta.” Continuo con un ejemplo que mostraba las capacidades del animal y la forma de control del humano. La comparación era como poco desconsolador pero el hombre como siempre habia elegido ser directo en sus palabras.

Sus otras palabras sin embargo dieron un alto al vampiro que parecia mas que interesado en saber lo que habia descubierto de ellos. Cuando llego su petición los ojos del vampiro borran su emocion por orden de ese señor. “Te lo prometo por mi honor, por el apellido de mi familia Földessy y por mis tierras que me vieron nacer que te ayudare a encontrar a Theo e incluso ayudare a salvar su vida si es que esta en peligro con todo el poder que este en mi mano.” Le juro a la pequeña con un tono humilde que recordaba a los pocos caballeros buenos que habia conocido la joven.

Dicho eso acerco su herida a los labios de ella para que hiciera los honores, mientras la joven tomaba dejaria en claro algo que sentia que debia corregirle. “Los humanos ya estan envueltos en nuestra guerra milenaria, aunque no lo saben. Vos ahora mismo lo descubrirás y dejaras de ser ignorante, pero por tu bien sera mejor que guardes el secreto.”

Leonor supo al momento que no conseguiría que aquel hombre cambiara su opinión con respecto al concepto que tenía de los humanos. De hecho dudaba mucho que pudiera convencerle de nada en absoluto, aunque en su mente, todo lo que decía estaba mal, puesto que prefería creer que las personas eran algo más que alimento de seres superiores que caminaban por la tierra desde hace siglos, en lugar de aceptar aquella realidad tan cruel que se presentaba ante ella.

Cuando Leonor continuó hablando sobre el libro de Nod y sobre lo que había aprendido, no fue consciente del interés que despertaba en aquel hombre hasta mucho más tarde. Sin embargo, lo que sí que hizo que se detuviera en seco en sus protestas, fue aquel juramento tan sincero que la dejó con la boca abierta sin posibilidad de replicar, mientras se perdía en aquellos ojos oscuros que ahora le parecían más nobles y cálidos que hacía unos segundos.

Entonces, cuando acercó su muñeca a los labios de la jovencita, ella suspiró profundamente rindiéndose ante lo inevitable, mientras se dejaba llevar por aquel dulce néctar que había estado llamándola desde que el Vampiro había abierto esa tentadora herida. En el momento en que probó una sola gota carmesí, ya no pudo escuchar nada más, puesto que el placer que experimentó fue tan intenso, que se encontró a sí misma succionando con devoción la deliciosa sangre y sintiéndola latir en su interior, llenándola de una calidez que conseguía encender sus mejillas y desear más y más a medida que se introducía en su boca.

Poco a poco, su cuerpo dejó de desear escapar del Vampiro, para tensarse hasta aferrarse con fuerza a aquella muñeca, tratando de lamer con desesperación. Lo primero que notó fue que el intenso dolor que había sentido durante todo el día, desaparecía paulatinamente haciendo que los huesos y músculos que había golpeado el sirviente de Vinay se aliviaran de forma visible. Después, un intenso sofoco inundó todo su ser, haciendo que el líquido que degustaba con avidez no fuera suficiente, y se encontró a sí misma anhelando volver a tener aquel cuchillo, para poder agrandar la herida que la abastecía.

No podía detenerse, el deseo era tan grande que continuó así durante largo rato, lamiendo y besando la muñeca de su nuevo amo, sin ser consciente de lo que sucedía a su alrededor. Ya no había nada que pudiera hacer para resistirse, por lo que se dejó llevar deseando que aquel momento no acabara nunca, temerosa de todo lo que vendría después.