Partida Rol por web

La jovencita no sabía qué era lo que estaba pasando ¿Acaso había tenido la mala suerte de entrar a inspeccionar la casa en el mismo momento en que otros habían decidido hacerlo? Tan solo esperaba que los guardias no le echaran el muerto de cualquier estrago que pudiera estar ocurriendo allí… o que la causante de todo no fuera Naywa, puesto que deseaba de todo corazón que no se encontrara en peligro.

Tras sopesar sus opciones y tras averiguar que el guardia del suelo aún seguía vivo aunque gravemente herido, Leonor decidió arriesgarse y saltar a la otra casa antes de que pudieran atraparla. Lamentablemente no fue todo lo silenciosa que le hubiera gustado y sus acciones alertaron a los vigilantes de la mansión, los cuales no dudaron un segundo en disparar e intentar ir a por ella.

Sus opciones eran muy reducidas: O continuaba agachada para no recibir ni una saeta, o se arriesgaba y corría como alma que llevara el diablo para salir de allí cuanto antes. Tras meditar durante unos segundos, decidió que si perdía el tiempo en mantenerse agachada, seguramente los guardias llegarían hasta ella, por lo que no le quedó otra que utilizar sus poderes otorgados por los vampiros para apresurarse a salir de allí, aprovechando que los soldados tendrían que darle a un veloz blanco en movimiento en medio de la oscuridad, lo cual no sería nada fácil para ellos.

La acción de Leonor era una bastante arriesgada teniendo a tantos tipos con ballestas, aunque por otro lado la situación en si era también critica por el otro lado por lo que cuando corrió trato de convocar el poder interno de ella que le habían conferido esos seres oscuros.

El poder empezaba a salirle mas fácil mientras mas lo utilizaba, incluso se acostumbraba a ese cambio de velocidad que hace no mucho la hacia tropezar como si fuera una niña que hasta hace poco aprendió a caminar.  Es por ello que la agilidad tan importante en ella se volvia aun mas impresionante. Sintio con su oído como se soltaban las cuerdas de varias ballestas, en un principio se encargo de moverse de un lado al otro para esquivarlo viendo que a pesar de su velocidad dos saetas la pasaban demostrándole lo bien que habia podido esquivarlas.

Sin embargo su acción no fue sin un precio y pronto sintió un agudo dolor en el costado derecho de su espalda, haciéndola casi caer del fuerte dolor que no habia sentido en su vida pero sabia que seria su fin por lo que continuo saltando aun costado justo a tiempo cuando la cuarta impacto en el techo que ella corria. Recordando un poco sabia que tenia un tiempo antes que pudieran dispararle de nuevo, pero eso no importaba ya que sus poderes la habían ayudado a perderse de vista metiéndose en otro tejado y tras una pequeña torre de la estructura.

Leonor corrió todo lo que pudo para evitar que los arqueros la alcanzaran. El poder que recorría sus venas hizo que todo a su alrededor pareciera ir a cámara lenta mientras ella se desplazaba por los tejados de las casas amparada por la noche. No obstante, el número de sus enemigos era muy alto, y por muy veloz que se desplazó, no fue capaz de esquivar una de las muchas saetas que se cernieron sobre ella, haciendo que un lacerante dolor la atravesara de punta a punta y que invadiera su columna vertebral hasta extenderse por su torso herido.

No obstante, el deseo de seguir adelante fue más fuerte que el dolor que sentía, ya que estaba convencida de que si la atrapaban, no tendrían clemencia alguna. Por todo ello, y una vez realizado aquel salto que la alejó de los soldados poniéndola a salvo de futuros proyectiles, la damita de cabellos de fuego continuó corriendo por pura supervivencia, presa del dolor, y trató de dirigirse al lugar donde Naywa y ella habían planeado aquello, por si su amiga azabache había pensado igual que ella.

La joven a pesar de su adrenalina continua sintiendo el dolor de la saete y además también sentía la sangre escapar de ella como nunca habia sentido. No podía evitar sentir mucho terror de lo que pudiera pasarle ahora mismo pero si bien una parte de ella deseaba correr y esconderse, otra parte deseaba ver si algo parecido no le habia pasado a Naywa.

Por lo que llegando al lugar donde habían hecho el plan para ingresar al lugar, se puso a buscarla desesperada aunque extrañamente lo único que encontró fue una cuerda atada en una de las columnas del techo donde estaba ahora la pelirroja. La cuerda esta bien atada y al revisarla se dio cuenta que estaba en buen estado aunque escondida de la vista de los posibles guardias del otro edificio. No habia rastros de Naywa, aunque habia dejado la cuerda lista para su regreso.

Con cuidado volvió a mirar a los muros de la mansión de los Zaini, notando como algunos guardias que se encontraban en el piso eran retirados mientras otros parecían señalar a los demás el lugar donde la pelirroja habia escapado.

El dolor que sentía no hacía sino aumentar a medida que se desplazaba dejando sin atender su herida. No obstante la preocupación que tenía por Nay, le hizo intentar buscarla a pesar del sufrimiento. Lamentablemente, una vez que llegó al sitio donde ambas habían trazado el plan, no había ni rastro de su morena amiga, aunque la cuerda dejada allí era una inequívoca señal de que había estado y no había querido dejarla allí sola a su suerte.

No obstante, sabía que no podía quedarse allí durante mucho tiempo por miedo a desmallarse. Estaba perdiendo mucha sangre y sabía que debía tratar de tapar su herida y retirarse el proyectil con cuidado si quería sobrevivir un día más. Por todo ello, y a pesar de lo preocupada que estaba por el destino de Naywa, Leonor usó un poco de su sangre para dibujar un corazón en la piedra y unas precarias letras de "Nos veremos, mi dama" junto a la cuerda, y esperar que Nay pudiera entender dicho mensaje y supiera que no le había pasado nada demasiado grave.

Acto seguido, se alejó de allí para encaminar sus pasos en busca de ayuda. Sabía que no llegaría muy lejos si seguía perdiendo sangre y que seguramente no conseguiría llegar hasta donde se encontraba Konrad. Herida de gravedad como estaba no tenía mucho tiempo para pensar en consecuencias, por lo que decidió encaminar sus pasos hacia la biblioteca, donde esperaba encontrar al sabio Vinay antes de que fuera demasiado tarde para ella.

El dolor y la sangre la tenían atenta a los posibles peligros que no eran pocos. Los guardias algo ansiosos exploraban los techos aunque claro Leonor no se las ponía fácil aprovechando la oscuridad y que estos no sabían bien su posición para escabullirse entre los techos. El dolor volvió a ella cuando vio un soldado con una ballesta cargada aunque suspiro aliviada cuando noto que su mira iba para el lado contrario.

Tenia que irse a algún lado para aliviar esa herida que tenia y que traba de apretar los mas posible para que no saliera sangre, aunque la posición de esta no era sencilla para hacerlo. Tranquilizándose y pensando en los varios lugares que podía utilizar para esconderse, se dio cuenta que el mas cercano era la biblioteca aunque no sabia si le permitirían entrar asi y sabia que le costaría escalarla. Aunque ahora que lo pensaba también le costaría descender de donde estaba ahora.

Sin embargo antes que pensara mucho en ello un estruendo la hizo darse vuelta enseguida por la horrible sorpresa que le genero, pero para su continua sorpresa se trataba de una botella que se habia hecho pedazos a unos pasos de ella. Pensando fuerte no podía recordar ninguna botellas cerca de ella que pudo haber tirado por lo que se le ocurrio que por alguna razón alguien se la tiro pero tampoco veía el responsable aunque observando hacia atrás comenzaba a ver una posible razón. Los guardias mas insistentes parecían acercarse a ella.

Aun no había escapado del peligro de los guardias y el acudir al punto donde Naywa y ella habían trazado el plan no era del todo seguro. No obstante, dejarla sola a su suerte era algo impensable para la jovencita, la cual no podía dejar de pensar que algo malo podía haberle pasado a pesar de que sabía que era perfectamente capaz de valerse por sí misma.

Pero pese a todos sus esfuerzos, la dama de azabache no estaba allí, y su herida cada vez necesitaba más atención, si no quería morir desangrada en medio de la calle. Por todo ello, y después de dejar aquel precario mensaje, la damita comenzó a intentar averiguar una forma de salir de allí y acudir a la biblioteca para encontrarse con el sabio Vinay, cuando un estruendo la llenó de terror al descubrir que alguien había lanzado una botella justo donde estaba. Pero ¿Quién querría incriminarla? ¿Acaso alguien la odiaba tanto como para desear que los guardias la mataran? No tenía demasiado tiempo para pensar o incluso para encontrar al culpable, por lo que, sacando fuerzas de donde pudo, trató de descender del lugar en el que se encontraba y alejarse de allí a toda velocidad, rezando a Dios para que no la atraparan y para que las fuerzas no le fallaran.

La falta de Naywa a pesar de dejar la cuerda lista y ahora ese botellazo podían hacer pensar a Leonor una relación entre ambos hechos, aunque tampoco podía pensar mucho en ello con su herida a pesar que quisiera encontrar una respuesta al menos a lo que paso con Naywa.

Encontró una buena bajada pero no lo suficiente buena para que no tuviera que prestar atención para no caerse violentamente hacia el suelo. Pero con pocas opciones comenzó el descenso sin evitar que parte de ella sintiera como si la observaran aunque no podía identificar quien lo hacía.

Finalmente llego a la calle, pero ahí se dio cuenta de un problema mayor. La saeta en ella se vería como poco extraña si la dejaba a la vista en ella por lo que antes que volviera a las calles principales debería sacársela a pesar de que sentía que eso no era la mejor opción en esos casos. Aunque siempre podía escalar por el costado de la biblioteca pero igual debía pasar por la plaza. Lo unico bueno era que mientras mas se metia entre los pasillos oscuros de la ciudad menos escuchaba a los guardias detras de ella.

Leonor sabía que posiblemente Naywa no estuviera allí porque alguien la había neutralizado o espantado de alguna manera, pero no tenía mucho tiempo para poder hacer nada al respecto. Antes debía pensar en su supervivencia y en poder escapar de sus perseguidores para poder tratar de curar aquella dolorosita herida de su costado.

Bajar de aquel lugar fue un esfuerzo terriblemente atroz, y no pudo evitar sentirse observada en todo momento, sin que fuera capaz de encontrar a la persona que estaba haciéndolo. ¿Tanto la odiaba alguien como para desear que muriera allí? No podía imaginarse un enemigo tan desalmado, aunque tampoco había tiempo para ello, por lo que bajó con cuidado de no caer y llegó hasta la calle que tan bien conocía, hasta adentrarse en la oscuridad de los callejones de Venecia.

La saeta sobresalía un poco y posiblemente habría llamado la atención en la plaza, por lo que, pese a lo arriesgado que aquello resultaba, tras mirar a ambos lados con cuidado de que nadie estuviera observándola, decidió dejar al descubierto su larga melena de fuego hasta que sus voluminosos rizos cayeron en cascada sobre su espalda, tapando bastante el grueso proyectil que se había afianzado en su carne con saña. Acto seguido, se acercó lentamente hacia la biblioteca, intentando discernir si era mejor pedir amablemente a los guardias que la dejaran visitar al sabio Vinay, o trepar por el costado para colarse como siempre lo había hecho.

Fueron aquellos callejones que tan bien conocia por las miles de veces que los recoria que le genero una especie de calma aunque fueran un lugar muy siniestro para una dama herida en la noche. La calma se genero porque por fin dejo de sentirse observada en esos pequeños pasillos entre los edificios. Sin embargo a pesar de eso no dejaba de sentirse en peligro sintiendo el recordatorio del dolor que se incremento en la bajada rapida que habia hecho.

Tras tapar la saeta lo mejor que pudo avanzo por la plaza hasta llegar a la puerta de la biblioteca, la plaza no estaba concurrida como en el dia pero tampoco se encontraba vacia habitada por la poblacion nocturna de Venecia entre ellos musicos, prostitutas, marineros y borrachos cualquiera. Aunque eso no le importaba demasiado a la joven que termino llegando a la puerta sin que nadie se interpusiera.

"Es muy de noche para las visitas a la biblioteca, por favor vuelva con las demas personas festejando en el centro de la plaza." comento uno de los guardias aunque extrañamaente con una educasion que no se esperaria de un guardia.

La jovencita trató de moverse lo más rápidamente posible dado su precario estado, presionando la herida y procurando no sangrar demasiado. Las calles de venencia siempre la habían ayudado en los momentos de necesidad, y parecía que esta vez también serían indulgentes con ella, puesto que, afortunadamente, nadie intentó asaltarla a pesar de la hora que era, por lo que pudo llegar hasta las puertas de la biblioteca sin llamar demasiado la atención a causa del virote que estaba siendo ocultado por sus rojizos tirabuzones.

-Disculpad, pero tengo un asunto de vida o muerte que tratar con el Sabio Vinay ¿Podría por favor decirle que Leonor le pide audiencia? – Respondió ante las muestras de educación del guardia que la atendió, rezando para que la dejara pasar.

Los guardias se te quedaron viendo sin apurar demasiado sus acciones a pesar de la gravedad de las palabras de ella. Aunque finalmente uno de ellos asintio. "Nos dijieron de alguien como usted. No hay necesidad de pedir la audiencia pasa adentro rapido." dijo espera abriendo la puerta con rapidez con una de llaves que tenia. Luego hizo un gesto para que entrara. "Comportate." fue lo ultimo que dijo antes de dejarle cerrada la puerta detras de ella.

Dentro en la biblioteca no se veia el rastro de personas, ni la presencia de Vinay a pesar ya que se encontraba en el centro de esta. Incluso la idea de meterse de nuevo en el pasadizo secreto la tento a la vez que la aterro recordando su ultima experiencia. Sin embargo antes que pudiera pensar en mas escucho una voz cantarina.

"Que rico huele!" expreso una voz femenina que ya conocia. "Vamos Vinay, no vaya a ser que quien se desangra lo haga por todos tus valiosos libros." comento en broma la mujer antes de salir detras de unos estantes y quedandose la mirando con curiosidad a Leonor. No muy detras de ella estaba Vinay que se colocaba su mascara un poco antes que pudieras ver su rostro calaverico.

Leonor hubiera esperado que no la dejaran pasar, a pesar de que no estaba segura de poder llegar demasiado lejos con aquella herida. No obstante, los guardias le abrieron las puertas de la biblioteca y le permitieron el acceso sin hacer ninguna otra pregunta comprometida.

Cuando atravesó el umbral y se quedó a solas, durante unos segundos no supo muy bien qué hacer. No encontró a nadie a su alrededor y ya empezaba a sentir debilidad que conllevaba la pérdida de sangre junto con la desaparición de los efectos de la adrenalina.

Se tambaleó un par de veces hasta que escuchó una alegre vocecita que apremiaba de una forma algo macabra al hombre de la máscara para que atendiera a la herida damisela.

-Yo… lo siento mucho. No sabía a quién acudir, y no hubiera llegado mucho más lejos. – Respondió la hermosa pelirroja, alejándose instintivamente de cualquier estantería para evitar estropear nada por accidente. Aquella acción le produjo un mareo tal, que al no tener nada a lo que aferrarse, sintió como iría al suelo si nadie hacía anda para impedirlo.

La joven palida parecio notar su condicion dejando al sabio que se movia a un paso tranquilo, acelerando un poco hasta sostenerla del brazo para que no se caiga. Aunque no se dedico a preguntarle lo que le pasaba, acomodandola para que le diera la espalda al sabio mientras levantaba su colorada melena. "No, es probable que no habrias llegado muy lejos." afirmo examinando el estado de ella. "Aunque creia que eras la chiquilla de Konrad, acaso no te enseño de tus capacidades?" pregunto ahora si mirando su rostro dejando ver una cara muy bonita pero sin que se pudiera evitar dar cuenta de lo palida que era ella y tambien un olor a tierra poco comun en venecia.

"A ver...estate dura y dejate caer a mis brazos." le propuso la mujer que se le puso delante poniendo los brazos en una pocision para que ella se dejara caer. "Vamos... necesito llevarte al sotano para que te podamos curar, yo te llevare ahi sin problemas mientras Vinay se prepara."

Sentir los brazos de la joven sosteniendo su cuerpo fue algo extraño y hermoso a la vez, puesto que aquella chica no solo era dulce y delicada, sino que parecía extremadamente débil y no parecía que pudiera soportar el peso ni de alguien tan liviano como ella.

-Sois… muy linda –Dijo en voz alta, más como consecuencia de su mareo que como producto de un pensamiento racional, mientras la mujer que la sostenía revisaba su herida – No… no sé de qué capacidades habláis... Lo siento. – Respondió confundida, sin saber muy bien a qué se refería.

Acto segundo obedeció en todo lo que le pedía la dama sin oponer resistencia, permitiendo que ella la transportara donde fuera necesario. El dolor era tan intenso que el rostro de la pelirroja estaba marcado por una constante expresión de malestar difícil de disimular, aunque, a pesar de todo, no se había quejado ni una sola vez ni estaba dispuesta a llorar en su presencia.

"Tu tambien lo eres." respondio con su voz cantarina que agradecia el halago de ella. "No lo sabes...supongo que eso puede pasar." afirmo la joven pareciendo pensativa ante tu respuesta.

Cuando Leonor se dejo caer comprobo que el agarre de la joven palida era lo suficiente fuerte para sostenerla, incluso por la falta de esfuerzo de su parte se veia que podia sostener a alguien con mayor peso. Con cuidado la llevo hacia el tunel subterraño dejando que ella se recostara en sus brazos, pronto llegaron a la biblioteca con la mesa grande en medio que por suerte no tenia ningun cadaver en ella. Con cuidado la acomodo boca a abajo con la saeta para arriba.

Vinay tardo un tiempo en venir con sus instrumentos, dejandole en compañia de la palida que empezo a taradear una tranquila melodia que empezaba a relajarla de alguna manera. "Cuanto odio debe tenerte alguien para herirte de esta forma. Igual no necesitas contarnos nada, a menos que sepas que sean capaces de usar venenos en sus saetas quienes hayan sido." comento a decir tal vez distrayendola mientras senti un filo que se encargaba de cortar la parte de atras de su camisa para darle a sabio una mejor vista de la herida. "Estate calmada, el sabia sabe lo que hace. Pero igual debes ser fuerte que lo que sigue puede doler un poco." comento con una sonrisa tranquila  mientras la observaba y finalmente ofrecia un trozo de madera. "Muerdelo."  

Leonor era sostenida en el aire mientras la jovencita la transportaba por los oscuros corredores del oculto sótano de la biblioteca, hasta aquel lugar que le había parecido terrorífico no hacía mucho. El hecho de que la situara en la misma mesa donde antes había estado un cadáver, hizo que instintivamente se asustara, pensado toda clase de cosas horribles que podrían hacerle para estudiar la forma en la que moriría atravesada por aquel enorme virote en su costado.

No obstante, no había nada que pudiera hacer, por lo que escuchó aquella preciosa melodía que consiguió tranquilizarla, a pesar de no estar segura de si se trataba de eso, o del hecho de que estaría empezando a perder la consciencia.

-No creo que…. usaran veneno…. Quien me disparó no me…. odiaba…. Pero alguien…. alguien…. lanzó un objeto hacia mí para… hacer ruido y que me…. descubrieran los… guardias. – Respondió dolorida, tratando de obedecer sus indicaciones, justo antes de morder el trozo de madera que le ofrecía.

La joven pareció escucharla pacientemente, asintiendo un par de veces a la información que le daba. “No tienes que preocuparte por eso ahora, nadie podrá hacerte daño aquí, si bien podrían intentarlo…deberían pasar primero por mí.” Le tranquilizo con una sonrisa maliciosa echando un vistazo hacia lo que hacia Vinay.

Tomo la mano de Leonor y a pesar de que la de la joven era helada el gesto daba a entender que le daba su apoyo en lo que vendría ahora. Sin advertencia alguna sintió aquel dolor inmenso pero instantáneo que correspondió a la saeta siendo quitada. La joven pelirroja tuvo que hacer un esfuerzo para no desmayarse en ese momento, pero igual lo hizo posiblemente por miedo de desmayarse ahí mismo en presencia de vampiros de dudosa moral.

Tras ese dolor sintió como su herida era limpiada y tapada con varias vendas para contener la hemorragia. “Escuchame concéntrate y piensa que quieres sanarte. Se que suena como una idiotez pero necesito que lo hagas y que lo hagas con mucho deseo.” Le pidió la joven que iba apartando sus cabellos a los costados para que no taparan su vista.

La joven instintivamente hizo caso sintiendo como dejaba de sentir que le salía sangre, aunque sintiendo aun aquel dolor de la saeta pero igual no podía estar segura que no fuera todo debido a Vinay y no al pedido que le hizo la mujer palida. Pronto sintió como se le retiraban las vendas para limpiarla de nuevo y colocarles otras, para luego se le envolviera encima de la herida pasando las ultimas vendas por su parte de delante. El tratamiento habia durado poco pero ella habia sido demasiado largo y con un dolor que seguía sintiendo a pesar que se sentía mas segura, junto con algo hambrienta. "Ya esta has sido muy valiente...ahora relajate un poco y deja caer esa madera de tu boca."

Leonor la miró agradecida mientras sostenía aquel palo de madera entre sus dientes. Sabía que le iba a doler, pero se dijo a sí misma que ella era una chica fuerte. No obstante, cuando la muchacha tomó su mano, aquel gesto fue tan abrumadoramente reconfortante, que a pesar del miedo que sentía a causa del dolor, su corazón dio un vuelco agradecido.

Tras ello, un lacerante dolor hizo que su mano se crispara y apretara con fuerza la delicada mano que la sostenía, al tiempo que sus ojos se tornaban vidriosos de forma inconsciente a causa del terrible sufrimiento que la atravesó. Aun así, aun continuó con su deseo de no llorar frente a los vampiros, los cuales continuaron limpiando su herida, tras retirar las vendas que protegían sus pechos, lo que ocasionó que los papeles que transportaba cayeran al suelo pese a sus intentos por ocultarlos.

Entonces, cerró los ojos concentrándose en curarse como la hermosa dama pedía, a pesar de ignorar las razones. Poco a poco empezó a notar como la herida dejaba de sangrar, sin saber muy bien cuál de las razones eran las causantes. Rápidamente, los dos vampiros volvieron a retirar sus vendas y poner otras nuevas, al tiempo que la dama la felicitaba por su valentía.

-No… no sé como agradecéroslo – Se atrevió a decir, mientras dejaba caer el pedazo de madera e intentaba mirarse para saber el estado de su herida – Lamento las molestias que os estoy ocasionando – Finalizó, buscando inconscientemente los papeles, rezando para poder recuperarlos.

Su herida estaba en un lugar complicado de ver sin un espejo o una superficie reflejante, pero igual la herida se encontraba tapada de vendas aunque ese sentimiento de que todo había pasado desapareció al sentir dolor aun en su costado.

“No digas nada de eso, pero si quieres ayudarnos seguro saber el deseo de Vinay aunque yo opino que debería esperar a tu muerte o si en algún momento llegaras a estar muy discapacitada.” Le comento con tranquilidad mientras tomaba los papeles que se había caído aprovechando que no tenía una herida. “Aunque en realidad con tus gracias es suficientes pequeña.”

Sin embargo sonrio traviesa. “Pero seguro en tu agradecimiento me permites leer un poco de estos documentos que tienes. No es que no respetamos tu privacidad sin embargo quien te tiro la botella puede estar tras estos papeles por lo que sabemos. Así que tómalo como una forma de conservar nuestra seguridad.” Se excusó la joven pálida que no tardo en alejarse de la mesa con un paso elegante mientras abría los papeles para leerlos.

Mientras Vinay se encontraba lavándose las manos que tenia con sangre en un jarrón que habia traído su guardián. Las miro a ambas en un momento como cansado acercándose a ambas quedándose mirando a la joven palida.