Partida Rol por web

Leonor dudó un poco ante las palabras del hombre atado en la celda. ¿Acaso le estaba juzgando mal? No… ella había sido testigo de que no solo era un simple ladrón y un asesino, sino que además disfrutaba viendo sufrir a los más débiles a su alrededor. No solamente lo había visto, sino que también lo había sentido en sus propias carnes.

Por todo ello, la jovencita esperó a que la dueña de la mansión terminara de interrogarle y a que ambas salieran de la habitación, para tener una conversación algo más privada. Cuando Gianna por fin la tomó de la mano y se fueron de allí, esperó a que se encontraran a solas para mirarla fijamente justo antes de darle un abrazo extremadamente cariñoso. La joven podía sentir la tensión que había estado soportando en aquella celda, por lo que sintió el impulso de demostrarle con cariño cuanto la apoyaba y lo mucho que comprendía la situación tan difícil por la que estaba pasando.

-Mi querida Gianna, espero que estés bien y siento mucho que tengas que pasar por esto. – Comenzó, justo antes de centrarse en lo importante – Ese símbolo que ha mostrado tu guardia no pertenece a ninguna secta en particular. Más bien yo diría que se trata de un diseño copiado de algún sitio para desviar la atención del verdadero asesino, inculpando de lo sucedido a una secta inventada, por lo que el Alemán no podría averiguar nada aunque quisiera… y ahora que sé todo esto, dudo mucho que haya sido su grupo, puesto que él sí que pertenece a una secta de verdad, y sería estúpido para ellos el hecho de atraer más la atención de lo necesario….

Acto seguido, se puso muy seria tras tomar una decisión que esperaba no fuera un error. Mirando a la hermosa noble a los ojos con intensidad, la joven huérfana continuó - Hay algo más, pero no quiero ponerte en peligro, por lo que mi recomendación es que no te cuente nada. No obstante, si prefieres que continúe, tendrás que prometer mantener el secreto, pase lo que pase.

La verdad que Gianna se debatía entre el qué hacer y qué no hacer. ¿Por qué Cirino le había dejado aquello a ella? ¿Por qué Bastien no aparecía por ningún lado? ¿Por qué la única que estaba allí era la joven niña que se empeñaba en cuidarla a pesar de todas las carencias que vivía y que ella no conocía en absoluto? ¿Por qué no podía simplemente deshacerse de aquel hombre que a juzgar por las palabras de su amiga era el mismo demonio en persona? ¿Por qué podía tirarse a todo hombre que se moviera y le pareciera medianamente lindo sin pudor alguno y no podía entregar a ese hombre sin temor a nada? No lo entendía, no lo sabía y no lo quería averiguar pero algo le decía que lo haría tarde o temprano, entonces, tras aquella puerta escuchó a Leonor que parecía mucho más resuelta que ella en esos menesteres y de nuevo una duda asaltó su cabeza: ¿Y si ella tiene razón al respecto de él?

-Está bien, digamos que tiene sentido lo que me decís acerca del alemán... ¿Entonces no vino a mi casa sólo a robar, debe haber algo más? ¿Y si han dejado ese símbolo para distraernos, qué es lo que realmente buscan? Todo esto es una locura, no deberíamos estar haciendo esto. Lo que deberíamos estar haciendo es ir de compras y comiendo cosas deliciosas, yo tal vez con Cirino o con Bastien y en cambio estoy aquí decidiendo el futuro de un hombre...

Eso era exactamente lo que estaba haciendo, decidiendo el futuro de un hombre que no conocía de nada y que ciertamente no había intentado violarla, sino que habían sido aquellos otros hombres pero entonces la pelirroja consiguió distraerla, distraerla a un punto que no estaba segura de cómo tomar. ¿Es que toda la gente le ocultaba cosas? ¿Tan mala persona parecía que nadie se atrevía a ser con ella como realmente era?

-¿Qué...?-su cabeza daba vueltas, se sentía nerviosa.-Yo no sé si deberías, aunque sé guardar secretos, esta casa y sus paredes oyen, no estoy segura que deberías confesarme algo aquí. No sé, estoy dudando pero, ven, no nos quedemos aquí.

Gianna iba a dejar al alemán que no era importante por el momento y bien se merecía estar ahí y arrastró a la pelirroja a su alcoba.

La jovencita miró a Gianna con algo de preocupación, sobre todo cuando ella le hizo aquellas preguntas. Lamentablemente no conocía las respuestas ni el por qué habían acudido a la mansión Scarpati, pero intentó contestar de la mejor manera que supo, dadas las circunstancias.

-Lo cierto es que si realmente se trata de dos grupos diferentes, desconozco cuales son las intenciones para con vuestra casa. Tampoco sé si el alemán tan solo vino a robar, o se trata de algo más. Sí es cierto que el jefe de este hombre suele prometerle a los suyos que robarán a los ricos para dárselo a los pobres, por lo que ignoro si su presencia aquí es mera casualidad o hay algún interés oculto en todo esto – Afirmó con sinceridad, tratando de encontrar explicaciones plausibles ante lo que estaba pasando y mirándola con algo de tristeza al escuchar su último comentario y darse cuenta de lo mal que lo estaba pasando realmente.

Por todo ello, cuando la noble volvió a llevarla hasta su alcoba, Leonor se dejó hacer y siguió sus pasos con sumisión. Una vez allí, y tras darse cuenta de que la dama prefería saber lo que estaba ocurriendo, la damita se sentó en la cama y respiró hondo antes de decir.

-Verás… como te dije, no es la primera vez que veo al prisionero. ¿Te acuerdas del día en el que el Cardenal llegó a la ciudad? Yo estaba entre la multitud observándolo todo y fui testigo de cómo varios hombres se mezclaban con el gentío para tratar de asesinarle a él, al dogo o a alguien importante en la comitiva. Ese alemán era uno de ellos, por eso sé que no es tan solo un simple ladrón. De hecho, ese oficial no corrupto que te mencioné antes, le anda buscando para ajusticiarle, puesto que fue el único que se escapó aquel día. – Le reveló mientras hacía una breve pausa para que la joven pudiera asimilar todo cuanto le decía – El problema es que sí que pertenece a una secta bastante peligrosa que está operando en la ciudad, y algunas personas importantes que manejan los hilos en las sobras están protegiendo a dicha secta, por lo que lo mejor sería hacer creer al prisionero que nos hemos creído que tan solo es un simple ladrón, entregarle al oficial por el asunto del robo de tu casa y no mencionar para nada que conocemos de la existencia de dicha secta…. Es lo más seguro y nos aseguraríamos de entregar a ese hombre a la justicia de la que nunca tendría que haberse escapado – Le sugirió, dispuesta a contestar las dudas que tuviera de la mejor forma posible.

Gianna intento seguir a Leonor en toda la información que le daba pero casi le era imposible, se odiaba en ese momento por haber hecho esa fiesta y al mismo tiempo si no la hubiera hecho, no habría conocido a Leonor así que se sentía con sentimientos encontrados muy fuertes porque además, era demasiada información ue a ella de poco le servía.

-Bien, digamos que lo del alemán conmigo y mi casa, no es personal. Entonces vayamos a buscar a ese amigo tuyo para entregar a este.

La joven dio vueltas en el salón.

-¿Por qué sabes tanto de esa secta?

Sus ojos estaban clavados en los de aquella, su amiga, ahora su confidente, necesitaba entender algunas cosas.

-Tengo una amiga es una actriz, tal vez ella pueda ayudarme con este problema. ¿Irias conmigo a buscarla?

Había esperado que no le hiciera aquellas preguntas y que no indagara en el por qué sabía tanto sobre este asunto en general. No obstante, en lo más profundo de su corazón sabía que este momento era inevitable, por lo que, con un suspiro de resignación, la tomó de las manos mientras la miraba directamente con sus profundos en intensos ojos azules, antes de continuar hablando.

-¿Te acuerdas cuando te confesé que me he criado en las calles y que hasta hace poco no tenía donde dormir? – Relató muy despacio, para que su nueva amiga y confidente fuera capaz de entender las implicaciones de sus palabras - ¿Cómo crees que una jovencita huérfana puede sobrevivir ahí fuera sin que algo muy malo le ocurra y sin que los hombres abusen de ella? Yo… yo no podía caminar por las calles de Venecia sin miedo a ser violada o algo peor si no ocultaba mi verdadero aspecto, por lo que he estado haciéndome pasar por un chico durante casi toda mi vida. Hasta ahora, siempre que he llevado un vestido me ha ocurrido una desgracia, por lo que para casi todo el mundo mi nombre es Leo y me ven como un pordiosero mugriento que hace lo que puede por ganarse unas migajas de pan. – Explicó algo avergonzada al pensar qué era lo que pensaría de ella en estos momentos.

-Así fue como conocí al oficial. Caminaba entre la multitud y vi como un hombre trataba de acercarse al cardenal para asesinarle, por lo que me escabullí entre el gentío para quitarle el arma sin que se enterara. El guardia lo vio todo y, después de derrotar al asesino, me pidió que le ayudara a encontrar al único de la banda que se había escapado. Yo accedí a cambio de que me pagara unas barras de pan para repartir entre unos huérfanos, aunque lamentablemente el extranjero se escapó. Más adelante escuché que estaban reclutando a jóvenes sin techo y ofreciéndoles comida y cama gratis, por lo que intenté entrar para ver donde estaba el truco de todo aquello. Allí fue donde volví a ver a tu prisionero, el cual trabajaba para los sectarios y no dudó en usar la fuerza física contra mí o contra el resto de los huérfanos que allí estábamos. Conseguí escapar por los pelos tras ver lo peligrosos que son y las influencias que tienen en las altas esferas. Afortunadamente para mí, ninguno de ellos conoce a Leonor, y preferiría que siguiera siendo así. Asimismo, preferiría no inmiscuir a tu amiga actriz por su propia seguridad ya que ciertamente son muy peligrosos, pero si quieres que vayamos, te rogaría que fueses con Leo en mi lugar… - Finalizó con seriedad, esperando que comprendiera sus motivos y sus miedos.

Gianna se quedó muda, no sabía, claro que no lo sabía. El cómo sería la vida de una joven en las calles, era una locura y no quería pensar que ella hubiera tenido que pasar por todo aquello pero aunque estaba impactada la dejó seguir relatando lo que había sucedido y sobre todo, cómo había sobrevivido hasta aquel día.

-Lamento mucho vuestra desgracia y todo lo que hayáis tenido que pasar.

La noble se dejó caer pesadamente en su silla y negó con la cabeza.

-No, no quiero que te inmiscuyas más en esto, dejaré el alemán a Cirino y que él lo entregue a las autoridades, no tengo nada que ver en esto y vos tampoco. Eso es lo que va a pasar, no voy a arriesgarnos más, a nadie de esta casa y eso te incluye.

Estaba desconcertada, eran demasiadas cosas para entender y ella no estaba ya de humor para nada de aquello. Miró a Leonor a los ojos.

-Si hay algo que necesites, Leonor, lo que sea... Pídelo en este momento o después porque como ya te dije, siempre vas a contar conmigo.

Leonor miró a Gianna algo confusa cuando ésta le dijo que sentía todas las desgracias que le habían ocurrido. Lo cierto es que no esperaba aquella respuesta ni que la noble sintiera lástima por ella, puesto que su vida siempre había sido así desde que recordaba y nunca se había planteado que pudiera haber vivido una situación diferente. A decir verdad, ella había sido feliz al lado de su hermano, pese a las penurias que podían haber compartido. Para ella, él era su pilar y el modelo al que aferrarse, por lo que sin él se encontraba perdida y sola… aunque su vida en las calles no tenía nada que ver con el hecho de que ahora no le tenía a su lado para continuar adelante. Más bien, podía decirse que estaba aprendiendo a ser más fuerte para poder sobrevivir.

Por todo ello, rechazó la negativa de la noble y le respondió con una sonrisa tranquila – No hay nada que lamentar. Mi vida no es tan desgraciada, puesto que si así fuera, no tendría la suerte de conocerte. Hay muchas personas que están mucho peor que yo, y he sido bastante capaz de valerme por mi misma hasta ahora… he incluso he sido muy feliz – Afirmó con mirada soñadora recordando los momentos junto a su hermano o incluso la fiesta de aquella noche.

-Lamentablemente ya estoy inmiscuida en esto, y sinceramente prefiero ser yo quien acabe este asunto, antes que lavarme las manos y dejárselo a vuestro primo. Es una cuestión de orgullo el entregar yo misma a ese alemán a la justicia, y me encantaría que fuera Leo quien hablara con el oficial de la guardia e hiciera los honores si no es molestia. Una pregunta ¿Por qué crees que tu amiga actriz puede ayudar en este asunto? – Preguntó algo confusa, recordando la sugerencia de Gianna.

Lo único que Gianna quería en ese momento era una copa de vino y un largo bajo que la hiciera olvidar lo que estaba viviendo al lado de la pelirroja. La observaba y no entendía cómo alguien como ella tenía que pasar por ciertas cosas, cuando ella lo había tenido todo e incluso se daba el lujo de despilfarrar. Podía sentirse un poco culpable pero luego caía en la cuenta que tampoco era su culpa haber nacido rica, al final de cuentas ella también perdido a su madre y luego a su padre, claro, la situación era distinta y tal vez no habría sobrevivido en la calle como ella, quizá habría terminado siendo una prostituta o algo peor. Gianna se estremeció porque no podía imaginar sobrevivir a una violación o peor, le sonrió de medio lado.

-Pues me alegro que tu vida no haya sido tan mala o que tú la veas así, me alegra que estés viva. No sé qué decirte porque a lo mejor mi consideración y pena por tu situación, te hace sentir ofendida y no te culpo, es lógico, yo misma me ofendería si el caso fuera al revés. Gracias, pero no te engañes conmigo, Leonor... Voy a decirte algo que quizá te deje claro que no soy la persona buena que piensas: Hago fiestas suntuosas aún cuando a mi alrededor muere gente de hambre, me acuesto con mi primo y lo amo pero también me acuesto con un francés sin el cual no podría vivir... Y sí, voy a casarme con un noble como yo, para tener más dinero. Leonor, la noche de la fiesta que te llevé al balcón, pensaba en seducirte.

Eso fue lo último que le dijo y dejó que la pelirroja lo pensara, que le cayese la idea y la asimilara porque no era mentira. Eso había querido hacer porque a pesar de que las mujeres nunca habían sido su prioridad, ella le gustaba muchísimo.

-Sé que estás inmiscuida pero estoy segura que Cirino puede hacer esto y no lo hará solo, lo hará con los guardias. No quiero que te expongas más pero bueno, eres una adulta y evidentemente sabes cuidarte mejor que todos nosotros, así que supongo que dejaré que vayas y lo entregues pero lleva a cuatro de mis guardias. No creo que la actriz pueda ayudar en lo de la secta pero conoce mucha gente y ella podría decirme de alguien que sí sepa pero ¿sabes qué? No tengo ganas de seguir con esto, quiero dormir, no me siento bien y si me prometes que estarás bien al entregar a ese monstruo, no tengo ni que hablar con la actriz.

Tomó su mano cariñosamente.

-¿Necesitas algo más? Lo proveeré sin dudarlo...

-No me ofendes para nada, Gianna. Tu vida y la mía han sido muy diferentes y no te culpo por tus sentimientos. También sé que haces fiestas suntuosas en la misma ciudad donde muchos como yo pasan hambre, pero eso no te hace mala persona. Incluso yo misma he asistido a una de tus fiestas y ha sido una experiencia que no olvidaré– Respondió la muchachita ante la confesión de la noble – Se que te acuestas con tu primo y con ese caballero francés que te protegió, y si ambos te tratan bien y se respetan entre ellos, no es para nada tan terrible como quieres hacerme creer. Lo de vuestro futuro esposo… bueno, es algo muy común entre la nobleza y el hecho de que me lo digas como si fuese algo malo, ya te hace mucho mejor persona que el resto – Continuó explicándose, justo hasta llegar a la parte dónde Gianna le confesaba qué era lo que pretendió cuando la condujo hasta su alcoba – Con respecto a mí… yo… me siento halagada, aunque no se qué más decir… nunca he considerado a ninguna mujer de ese modo y… por vos siento un cariño que no sé cómo explicar, pero nada más allá de eso. Espero que no os moleste y que no cambie nuestra amistad… – afirmó finalmente mientras sus mejillas se tornaban de un rojo intenso haciendo que su semblante resultara algo dulce y bastante entrañable.

Finalmente, la damita de cabellos de fuego se sintió feliz de poder volver al tema principal donde ninguna mujer tratara de seducirla, por lo que, con los ojos llenos de luz, la tomó de las manos mientras respondía – ¡Esto es lo que haremos! Yo me disfrazaré de Leo para hablar con el oficial, y será él quien acuda a tu mansión con sus guardias para llevarse al Alemán. Así nadie correrá riesgos innecesarios. En cuanto a tu amiga actriz, seguramente no sepa nada, pero será un placer conocerla para intentar saber algo sobre aquellos que han tratado de involucrar a una secta imaginaria en el asesinato de la mujer de tu fiesta. Te confieso que ahora tengo muchas ganas de ayudarte con ese misterio sin resolver, aunque todo ello puede esperar a que duermas un poco, descanses y te encuentres mejor. ¡Ah! Y lo único que necesito es que te recuperes cuanto antes ¿De acuerdo? Yo prometo visitarte siempre que pueda… si así lo deseas. - Finalizó, esperando que sus palabras le infundieran algo de tranquilidad.

Leonor no se había tomado a mal lo que ella le había confesado pero era por su forma de vida porque si fuera como los demás de su entorno, bueno, algunos, se asustaría de ella. Sin embargo, estaba agradecida de que Leonor no temiera de ella.

-Gracias, Leonor. Gracias.

Bajó la mirada pensativa.

-Supongo que estás decidida y que no te haré cambiar de opinión así que haz lo que tengas que hacer y luego ven a contarme. La verdad es que a mí no me ilusiona mucho el hecho de tener que averiguar qué sucede. Finalmente yo podría irme con Leonzio y vender esta casa, tal vez así me quitaría de problemas.

Pensó que ella podía decir otras palabras, como casarse con Cirino pero era obvio que eso sólo estaba en su mente.

-Descansaré pero sólo lo necesario, tengo que dar otra fiesta antes de mi boda.

Gianna estaba ensimismada pero aún así sonreía a su amiga.

-Ven cuando puedas y quieras, mis puertas siempre estarán abiertas para ti.

Tras que ambas mujeres hablaran por un rato coordinando un plan de acción para con el Aleman, unos guardias se hicieron ver por el pasillo que iba a las celdas aunque estos no estaban solos Cirino venia con ellos.

Al ver a amabas mujeres se adelanto un poco mas saludando primero a Leonor con una educada inclinación, aunque cuando saludo a Gianna fue algo mas familiar sino privado ya que le dio una mirada y sonrisa que solo podía darle a ella.

“Me informaron que habias venido aquí. Supongo que ya entraste a verlo…¿has sacado algo de este hombre?” pregunta viendo primero a Gianna y luego a Leonor.

El hombre se habia recuperado rápido del incidente e incluso había vuelto a trabajar pero no sin visitar varias veces a clamarla a la noble por lo que habia pasado ella esa y otras noches. La seguridad habia crecido y las fiestas andaban algo detenidas aunque el freno a estas se había detenido gracias a la intervención de la artista que había nombrado antes Gianna.

Leonor se alegró al comprobar que Gianna confiaba lo suficiente en ella como para dejarle el asunto del Alemán. A decir verdad pocas personas la habrían visto como algo más que una mujer indefensa, pero esa hermosa noble había creído en ella y pensaba realmente que era una mujer capaz de valerse por sí misma sin ayuda de ningún hombre que la protegiera. Por todo ello no pudo evitar volver a abrazarla cuando escuchó que la dejaba hacer, aunque su expresión cambió un poco al escuchar que todo esto la había afectado tanto, como para querer vender aquella hermosa vivienda e ir a vivir a la mansión de su prometido.

-No hables así, Gianna, que no me gusta verte triste. Los problemas son parte de la vida, y esta casa ha sido la fuente de tus alegrías durante mucho tiempo. No deberías desprenderte de ella ante la primera eventualidad, por muy dura que ésta sea. – Afirmó sonriendo con dulzura – Ya verás cómo tras descansar ves la vida con colores más brillantes, y estaré encantada de estar ahí para contemplar tu deslumbrante rostro en una de las innumerables fiestas que seguro que celebrarás aquí.

Estaba a punto de decir algo más, cuando el primo de la noble, se acercó a ellas con educación. Esta era la primera vez que Leonor le miraba con detenimiento, y realmente tenía que decir que resultaba extremadamente atractivo… Lo cierto es que, por la forma en que la miraba y le sonreía, Gianna tenía suerte de que aquel joven estuviera a su lado. Ojalá ella tuviera a alguien que estuviera tan locamente enamorado de ella, como para que resultara tan sumamente evidente a simple vista.

-Parece ser que él y su grupo tan solo entraron a robar y no tienen nada que ver con el asesinato de la mujer – Afirmó la jovencita al sentir que Gianna prefería no hablar mucho sobre ese tema – Vuestra prima me ha dado permiso para encargarme del prisionero e informar personalmente a la guardia de la ciudad, así minimizaremos las habladurías y haremos que este asunto os cause el menor detrimento posible. – Finalizó, tratando de ser de la mayor ayuda posible, dadas las circunstancias.

Gianna miró a Cirino seriamente antes que pudiera responder a lo que Leonor dijo, esperaba que él no lo tomara en cuenta y en efecto fue así, por lo cual no tocó el tema ella misma para evitar que él se diera cuenta, por el contrario, respondió a ambos sobre otras cosas.

-Parece un simple ladrón que no sabe nada del asesinato del otro día, primo. Es verdad, Leonor tiene un amigo en quien puede confiar y le he pedido que vaya con él. Si quieres puedes acompañarla, no me atrevería a pedirles a ninguno de los dos que hagan cosas que no quieren.

La noble les sonrió, esa sonrisa que le daba a todo el mundo y que era tan simple que no parecía una sonrisa propiamente pero esa era Gianna.

-Que se vaya cuanto antes, no quiero saber que está bajo mi techo más tiempo aunque sea en el calabozo, no podemos tener gente así en casa. A tu padre no le gustaría, primo y tal vez demos una fiesta en tres o cuatro días, así que nadie sospecha que están pasando cosas extrañas en mi casa.

Los ojos de Gianna brillaban como si hubiera recordado algo que le hacía bien.

-¿Necesitan algo más?

Cirino escucho lo que le decian ambas damas quedandose pensativo mientras observaba de costado la puerta hacia las celdas. "A mi no me parecia un simple ladron. Pero supongo que mis impresiones estaban equivocadas, aunque me parece lo mas sensato sacarlo de esta mansion y llevarlo a la guardia." comento el contador apoyando las ideas de ellas.

"Un amigo en la guardia podria ayudarnos a realizar esta transaccion lo mas rapido y discretamente posible, por lo que no tengo problema que me acomplañe su amiga." dijo y le dio una sonrisa amistosa a Leonor antes de agregar "Te agradecemos tu ayuda este incidente y yo te agradesco que hayas podido cuidar a mi prima." agradecio con una inclinacion algo mas parecida a la de una obra de teatro que de las comunes.

Asintio por ultimo a la idea de hacer una nueva fiesta. Aunque su ultima pregunta parecio generarle cierto mal estar. "Solo una cosa mas, aunque si lo desea puedo pedirle a es par de caballeros frances que se retiren de la mansion si no quiere recibirlos." comento notandose que si fuera por él los hecharia enseguida de ahi.

Leonor sabía que el alemán no era un simple ladrón, aunque posiblemente sí que había acudido a esta mansión meramente a robar. La contribución de Gianna dejó bastante patente que querías librarse cuanto antes del hecho de tener a ese hombre en su casa, por lo que cuando Cirino intervino, la jovencita le respondió con educación.

-Será un placer acompañaros, Cirino. Aunque mi sugerencia es que la guardia sea quien lo saque de aquí para evitar que pueda escapar bajo la custodia del apellido Scarpati. Puedo hacer que un oficial de confianza se lo lleve esta misma tarde, si me lo permiten. Yo misma puedo mandarle una misiva y ahorraros el trabajo – Respondió, sabiendo que aquello le daría puntos a su amigo Amedeo, el cual era el único guardia no corrupto que conocía.

-Con respecto a cuidar de vuestra prima… es todo un honor y la que debería sentirse agradecida sería yo. Estoy encantada de haber podido ayudar. – Respondió con una inclinación de cabeza, manteniendo silencio ante la última pregunta de Cirino, sin saber muy bien a quién se refería.

La noble se quedó desconcertada cuando Cirino le habló así, algo sucedía y no entendía el qué.

-Hagan lo que crean correcto, yo aquí sólo soy la pretenciosa noble caprichosa que no sabe más que de vinos, vestidos y fiestas.

Se levantó y fue hasta su primo.

-¿Qué franceses son esos?

Luego miró a Leonor con una media sonrisa.

-Quizás el amigo de uno es el amigo del otro y no lo sabían. Bueno, lo que sea que se haga, no quiero que ese hombre pase una noche más bajo mi techo. Gracias a ambos por eso si lo pueden solucionar.

“Mmm no veo la necesidad de hacerlo, pero si el hombre que conoces puede sacarnos a este hombre antes que termine el dia entonces no me opongo.” Comento aceptando el plan de la pelirroja, mirando a Gianna por si ella tenia alguna queja.

Pero el comentario de Gianna lo dejo medio descolocado. “No se quien te dijo eso, pero espero que se este lamentando en decirlo. No eres asi prima. No lo creas nunca que yo te conozco bien.” Comento sonriendo de costado mirándola por un rato sin terminar de ver la inclinación de Leonor.

“A uno ya lo conoces, Bastien y del otro al parecer solo escuchaste, su nombre es Mathieu.” Le respondio como si hiciera memoria por ambos hombres, aunque sabia que de Bastien no se olvidaba. “Quieren verla y al parecer con un propuesta. Segun sus palabras.” Dijo para luego suspirar con pesadez y haciendo un gesto de canzancio con la mano que Gianna conocia muy bien.

La joven huérfana sintió ante el permiso que Cirino le concedía mientras respondía con un educado – Así se hará.

Acto seguido, Leonor no pudo evitar mirar a Gianna con extrañeza ante sus palabras. Resultaba evidente que algo estaba molestando a la joven y, aunque desconocía lo que era, seguramente fuera un sentimiento profundo que estaba arraigándose en su corazón. No pudo evitar sentirse mal al pensar que quizá algo de lo que hubiera dicho o hecho fuera el responsable de su estado, puesto que a pesar de que se había sincerado con ella en muy poco tiempo, más que con cualquier persona que había rodeado su vida, quizá Gianna podía sentir que le había ocultado muchas cosas, a pesar de haberlo hecho única y exclusivamente por su propia seguridad.

Por todo ello, agachó la cabeza con pesadumbre, echándose a un lado para que los dos nobles discutieran. Se sentía como una intrusa en medio de una conversación privada, y lo único que pudo decir entre susurros fue un – Jamás he conocido a una noble tan interesante y especial… - para confirmar lo que Cirino decía.

Acto seguido permaneció a la espera, deseando poder saber de qué propuesta se trataba y esperando que no inmiscuyera al Alemán.

Gianna sonrió ante las palabras de Cirino.

-Hay cosas que son evidentes, querido primo. Nadie me ha dicho nada en mi cara, por desgracia o suerte y gracias Leonor, sé que dentro de tu sinceridad, eres lo mejor que me ha pasado de estas fiestas.

Ella volvió a sentarse.

-Bien, si Bastien está aquí, debe ser algo importante. Deja que pasen, por favor Cirino. Leonor, no te vayas aún.

“Al parecer no tan evidentes…que si no dirías esas cosas, pero no seguiré. El ladron ese te ve que te puso de mal humor.” Comento el contador no rindiéndose en su esfuerzo para hacerla sentir mejor.

Espero a que se sentara antes de continuar. “Bien. Lo mejor es que se te unan el estudio de tu padre….” Comento sin decir que este pasillo cerca de los calabozos de la casa no seria el lugar mas hospitalario. “De paso se lo enseñaras a Leonor.” Comento sonriéndole a la pelirroja antes de marcharse.