Partida Rol por web

Asintió comprensiva sobre el tema de la gente chismosa. “No me gustan mucho las pelucas, ademas aun con pelo corto y vestido de chiquillo te vez muy preciosa.” Afirmo con una dulce sonrisa. “Hoy o mañana podremos salir si aún quieres, se me ocurre una de las islas que podría gustarte.” Le propuso esperando a ver que decía la joven.

“Cierto…que nos conocimos primeras antes que Piero apareciera. De una forma algo extraña y de mano de un buen guardia.” Comento haciendo referencia a la reunión que tuvo con Amadeo mientras sus manos parecían extenderse por ella como si sintiendo sus reacciones de otra forma antes de sonreir sin duda una parte de la rubia disfrutaba tenerla tan colorada. “De cualquier forma agradezco que digas estas cosas tan dulces.” Comento y siendo piadosa le beso en su frente en un modo cariñoso.

“Le pasan a algunos de los vampiros, aunque no te preocupes que no están enfermos solo malditos con fealdad” afirmo seria y rápida para dejar el tema detrás, no teniendo mucha intensión de hablar de ello.

Negando de nuevo con la cabeza sacándose el pensamiento del ser feo de su cabeza volvió a lo que deseaba hablarle. “Sere buena y no entrare en detalles, pero salimos del agua dejándonos secar un rato antes de volver a la casa para terminar la noche como ya hemos hecho otras veces.” Comento relamiéndose inconscientemente los labios. “Quieres beber su sangre? La tengo en una botella.” Dijo de repente como si se hubiera acordado en ese momento. 

-Será un placer caminar a tu lado donde y cuando quieras. – Le respondió ante la idea de salir juntas a pasear, e iluminándosele la cara al escuchar que Camila la consideraba bonita aun sin sus hermosos rizos de fuego que tanto añoraba y cuya ausencia la hacían sentir poco agraciada y vulgar.

Cuando Camila mencionó a Amedeo, la jovencita se sorprendió echándole de menos puesto que hacía tiempo que no hablaba con él – Si que es un buen guardia. Tan solo espero que su buen corazón no termine perjudicándole demasiado – Comentó la jovencita, la cual sabía que su superior no le deseaba bien.

Tras aceptar ese dulce beso con cariño, Leonor escuchó las explicaciones sobre la enfermedad de Nicolo al tiempo que su mente recordaba a otro vampiro también maldito – Supongo que es algo que también le ocurre al Sabio Vinay… ojalá hubiera una forma de currar esa maldición ¿Sabes por qué no le ocurre lo mismo a todos los vampiros? ¿Has visto al príncipe? También es bastante apuesto. – Preguntó con curiosidad para saber si su amiga conocía al príncipe, y volviendo a sonrojarse visiblemente ante las nuevas explicaciones de Camila, las cuales forjaban una imagen en la mente de la huérfana difícil de borrar.

No obstante, cuando Camila le ofreció su sangre con tanta naturalidad, la primera reacción de Leonor fue abrir los ojos de golpe mientras su corazón se aceleraba ante la idea de poder volver a beber de aquel néctar exquisito. Afortunadamente, y tras unos segundos de confusión, la huerfanita la rechazó con una sonrisa y negando con la cabeza – Te lo agradezco, pero mi Domitor no lo aprobaría. ¡Además! En caso afirmativo, si he de beber su sangre, preferiría que fuera de una forma más... íntima. - Finalizó algo sonrojada, sorprendiéndose ante su propia confesión.

Suspiro como si recordara algo de Amedeo en ese momento. “Lo mismo deseo aunque en esta ciudad ocurren muchos peligros para un guardia honesto.” Comento sin un gran optimismo por la situación de este.

Nego rápidamente con la cabeza. “No es lo mismo. Uno anda mucho tiempo con cadáveres y se parece a unos. El otro a mi parecer solo anda con la gente mas humilde de la ciudad pero su maldición no tiene que ver con ello.” Entonces escucho el comentario de ella del príncipe y sonrio pareciendo darse cuenta lo que pasaba por la mente de la pequeña. “Muy apuesto, aunque Piero lo es mas…” comento primero y principal como si tuviera que decirlo. “Es un tema de los clanes. Cada uno anda atado con ciertas cosas, ya sean físicas o abstractas me dijo Piero. Como dije el sabio anda mucho tiempo con cadáveres por lo que es normal su apariencia, mientras que el otro según me conto Piero va para el lado contrario. Se dice que en un pasado muy lejano el padre del clan de estos vampiros llamados nosferatus fue ser mas hermoso del mundo, obsesionado con su belleza olvidaba sus responsabilidades y se dedicaba a una vida de disfrute. Eso hizo enojar al padre de todos los vampiros que lo maldijo con un rostro tan feo que todas las mujeres y hombres de su harén murieron con solo verlo.” Le relato desde su memoria por lo que le había contado Piero.

Sin embargo la seriedad del relato disminuyo un poco ante las reacciones de Leonor que causaron bastante gracia a Camila. “De forma intima…” repitió con un tono muy meloso, para luego lamerse el labio como una felino. “Finalmente tenemos los mismos gustos. Sin duda ese líquido rojo es lo que mejor he probado en mi vida. Sabes a lo que me refiero que no es solo el sabor si no la sensación que tienes en todo el cuerpo cuando la sientes.” Dijo pareciendo ponerse algo colorada ella también aunque por otra razón a la que tenia Leonor.

Pronto se acerco a una copa y empezó servirse el famoso liquido rojo que por extraño que parecía dejaba sentir su olor a Leonor aunque estuviera a cierta distancia de ella. “Haz pensado en obsequiarle cosas a Piero?” pregunto antes de tomar un sorbo algo largo y volver a la cama. “No tiene que ser algo material.”

-Ocurren mucho peligros pero necesitamos más guardias como él para mantener esta ciudad a flote – Contestó sin pensarlo, bastante harta de guardias corruptos y matones.

Tras ello, escuchó las explicaciones sobre la diferencia entre Nicolo y Vinay y procuró retenerlo todo en su cabeza. La historia sobre Nosferatu le resultó bastante extraña, puesto que tras haber leído el libro de Nod no se imaginaba a Caín maldiciendo a ninguno de sus hijos con algo tan horrible. Igualmente no podía estar segura, por lo que guardó silencio y se dedicó a escuchar como Camila hablaba brevemente sobre el príncipe, como si no quisiera darle más detalles de los necesarios, o como si no tuviera permitido hablar de él más allá de eso.

No obstante, todo quedó relegado a un segundo plano cuando la tabernera comenzó a hablar de la sangre de Piero con tanta naturalidad, al tiempo que se ponía colorada y se permitía el lujo de beberla frente a ella, mientras le describía los efectos que ella misma había sentido en sus propias carnes, como si quisiera tentarla con cada cosa que decía para poner a prueba su autocontrol.

-Yo… no. No he pensado en nada así. Es tu Piero y a mí esta situación me sigue pareciendo muy extraña yo… sigo sin comprender que no te moleste y que incluso me animes… Camila yo… he de irme ya. Se me ha hecho tarde aunque te agradezco mucho tú tiempo. Quiero que sepas que te quiero muchísimo. – Respondió poniéndose en pie y dándole un rápido abrazo antes de irse de la habitación con el corazón acelerado.

Desde luego tenía que irse de esta ciudad cuanto antes o estaría condenada… Ojalá pudiera encontrar a su hermano antes de que eso pasara.

La rubia asintió con tus palabras de los guardias, aunque imaginabas que la mayoría de las personas asentirían a tus palabras con respecto a los guardias mas necesitados para tener la ciudad a flote.

“Yo tambien te quiero Leonor y mucho.” Dijo levantándose de la cama y haciéndole un gesto con la mano para que no se fuera tan apurada como parecía querer hacerlo. No tardo demasiado en estar cerca de ella, aunque sus pasos no fueron rapidos sino algo mas largos de lo usual.

“Si te sigue pareciendo rara lo mejor sea que te quedes para que podamos dar una claridad a todo esto.” Le sugirió tomándola de su hombro para llevarla de nuevo a la cama, si es que la joven le permitia que la mujer no deseaba olvidarla. “Leonor se me sincera a ti te molesta mucho cuando te cuento lo que hice con Piero? Desearias que no te lo habria contado?” pregunto enfocando el principio de la conversación en ella. “Quiero explicarte un par de cosas pero necesito saber bien lo que piensas. Que ocurre en tu cabeza que se ve que trabaja mucho.” Comento con cierto humor y viendose amigable queriendo que se relajara un poco la joven.

-No… No puedo quedarme. Ya llego tarde a mis tareas – Le respondió la joven, deseando que no siguiera insistiendo en el tema y que permitiera que se marchara sin retenerla. Por eso mismo cuando Camila la tomó por el hombro, Leonor no se movió de donde estaba, dejándole claro que no volvería a la cama en esta ocasión.

No obstante, cuando le hizo aquella pregunta sobre Piero, la joven cuya larga cabellera rojiza había sido cortada para hacerla parecer un chico, la miró fijamente a los ojos antes para responder con sinceridad – No Camila, no me molesta. Tan solo me resulta extraño puesto que no es algo habitual. Prefiero que me cuentes la verdad aunque no la comprenda, a que me ocultes cosas. Quizá podamos hablar en otra ocasión para que me expliques eso que deseas contarme ¿Te parece? – Le preguntó, para hacerle entender que no se quedaría mucho más tiempo allí.

Tenía intención de acudir a la guardia para continuar con sus labores de mensajera, y luego acercarse al barrio musulmán para que Tommaso no le dijera que no cumplía con su cometido. Ahora que también era monaguillo, su tiempo libre se había visto reducido considerablemente.

Camila tampoco se movio de donde estaba Leonor, no le insistio con su fuerza para arrastrarla a la cama ni nada parecido. Aunque si parecio entristecerse un poco.

“Me alivia que no te moleste. Comprendo que no sea algo que no hayas experimentado antes. Pero ahora mismo tu vida es muy distinta a la habitual de otras personas en esta misma ciudad, en tu misma situación. Debes recordarlo…” le comento con calma pareciendo querer hacer que entendiera lo especial que era ahora que se encontraba relacionada con los vampiros. “Me parece bien, aunque ya es la segunda vez que me lo propones.” Dijo suspirando con algo de resignacion.

Negando con la cabeza solto el hombro de ella y paso su mano al picaporte de la puerta. “De cualquier forma no puedo retenerte y se ve que es muy importante lo que debes hacer, solo dejame darte algo antes de irte…” dicho eso acerco su cara a la tuya aunque la beso en la frente con cariño. “Es para la buena suerte…aunque luego deberias lavarte que te quedo la marca.” Comento la mujer en una clara señal de despedida.

“Vuelve cuando puedas Leonor y no te olvides de nuestro paseo. Prometo que hablaremos de lo que vos quieras ahí y sere lo mas sincera que pueda.” Comento haciendo una referencia al vinculo que tenia con Piero que la habia hecho engañarla antes.

Leonor sonrió ligeramente al escuchar cómo le aliviaba que no le molestase, e incluso asintió al escuchar que su amiga intentaba hacerle entender que el mundo de los vampiros era bastante diferente al mundo de los humanos. No obstante, pudo percibir la tristeza de la tabernera ante su inminente partida y se sintió mal por ser ella quien causara aquel estado de ánimos.

-Volveré como siempre hago, mi dulce Camila. No me olvido de nuestro paseo… – Respondió con una sonrisa cariñosa, mientras e llevaba la mano al rostro allí donde la tabernera la había besado. Apreciaba enormemente que le prometiera sinceridad, teniendo en cuenta lo fiel que era a Piero.

Mientras se marchaba para cumplir sus labores de mensajero, la joven huerfanita sabía lo importante que era aquella promesa, y cada vez se sentía más feliz de haber conocido a esa increíble mujer… Tan solo esperaba no romperle demasiado el corazón cuando finalmente se marchara de su amada ciudad para no mirar atrás.

El trabajo probó ser mas duro que otras veces al parecer los mensajes se empezaban a volver mas frecuentes y con una seguridad mas importante. Muchos tenían sellos difíciles de abrir y otros venian acompañado por un mensajero mas veterano que decía acompañarte para tu seguridad, aunque también sospechabas se encontraba vigilándote. De cualquier forma terminaste con un buen dinero a la tarde de ese dia, aunque bastante cansada y sin mucha respuesta sobre que fue de particular en ese dia.

Tras el trabajo fuiste a la parte musulmán de la Ciudad, si bien la noche empezaba a ganar terreno en el cielo una parte clara del sol seguía ahí como un guardián para las malas intensiones de ciertos seres vivos y muertos. Revisando un poco las calles notabas que ese era el único guardia, ya los típicos que protegían toda la ciudad no se veian por ningún lado aunque la gente no parecía importarle aquello.

Pero eso no impidió llegar a la casa del escriba que espiando por una de las ventanas podías verlo escribiendo o mejor dicho trascribiendo un mensaje de un papel a otro. Al llamar a su puerta e identificarte, lograste que te abriera tras un largo momento frente a la puerta. “Vos te das cuenta que no me agradas?” pregunto sin esconder la molestia que tenia al verte.

Las labores de mensajero fueron especialmente duras en aquella ocasión, aunque se sintió contenta de que ahora le encargaran tareas más difíciles o secretas, puesto que aquello quería decir que confiaban más en ella. Pronto seguramente descubriría asuntos interesantes en la ciudad que pudieran servir para ayudar a Venecia de alguna forma, tan solo tenía que esperar pacientemente a que llegara dicho momento y su paciencia se vería recompensada.

Ya casi era de noche cuando finalmente se acercó al barrio de los musulmanes que antaño le había parecido hasta amigable. No obstante, desde que descubrió que alguien deseaba su muerte tan solo por frecuentarla, ya no la veía con los mismos ojos, y el hecho de no ver un solo guardia tampoco la alentó demasiado.

Finalmente consiguió llegar hasta la casa de Esmail, el cual, a pesar de dejar bastante claro que no le gustaba, no tuvo inconveniente en abrir la puerta de su morada – Se que no te gusto mucho, pero aun no sé por qué, ya que los dos nos preocupamos por la seguridad de la misma persona, y te he dejado bastante claro que ni estoy enamorado de ella, ni pretendo ser tu rival en modo alguno – Respondió con una sonrisa amistosa - ¿Puedo pasar? Me gustaría hablar contigo.

“No me has dejado claro porque tengo que creerte sobre que no tienes nada con ella. Acaso no me puedes traer pruebas que sales con otra?” pregunto provocativamente mientras miraba por encima de ella buscando si venia con alguien mas. “Claro, entra. Necesitaba la compañía igualmente.” Respondió sorpresivamente abriendo la puerta.

Dentro estaba lleno de libros y papeles desordenados algunos incluso manchados y un poco de ropa tirada como si no importara nada el orden. Parecía que Esmail había estado ocupado ese día como ella solo que el trabajo de él aun no estaba terminado por lo rápido que volvió a sentarse en su asiento. “Antes que preguntes, si vi a Naywa a la mañana. Se veía en buena salud.” Comento de repente sin sacar su vista de lo que se encontraba trascribiendo.

“Hay una silla por ahí si puedes mover un par de libros a la mesa cercana y si quieres agua me pides.” Comento señalando con mano en dirección a un banquito de madera ocupado de libros pero que fácilmente podria desocupar la joven.

-¿Es que acaso tengo que salir con otra para que Naywa tan solo sea mi amiga y nada más que eso? Esmail, estoy seguro de que si tuvieras más confianza en ti mismo, ella se fijaría en ti. – Le respondió con sinceridad, dejándole claro que realmente no había nada entre los dos y que ella le daba vía libre si deseaba intentarlo.

No obstante, cuando el escriba la invitó a pasar y le dijo que necesitaba la compañía, Leonor se sorprendió bastante aunque aceptó de buen grado entrar en el hogar de aquel hombre de letras.

– Gracias por la información ¿Necesitas ayuda con eso que estás haciendo? Si quieres puedo ordenar un poco mientras terminas, o prepararte algo de comer. Se me da bien la cocina y así evito molestarte antes de que acabes. – Se ofreció, sabiendo que posiblemente podría serle de utilidad, teniendo en cuenta que seguramente hacía tiempo que no probaba bocado al estar enfrascado en los libros.

La respuesta de Leonor a la sugerencia de que buscara una novia no pareció gustarle nada e incluso por un momento le hizo dudar invitarla a entrar. De cualquier forma la dejo entrar a su hogar.

“No.” Respondio rápidamente sin tomarse tiempo para pensar. “No toques nada, que tengo mi orden propio y ya comi. Además seria raro que me hicieras comida, podrias envenenarla o algo.” Agrego dejando explicado porque no le permitia hacer nada mas que sentarse en su estudio.

Mientras tanto siguió escribiendo pareciendo ir un poco mas rapido que antes. “¿Porque viniste a aqui?” pregunto finalmente continuando con su mirada en las hojas que copia, ambos siendo idiomas que no dominabas pero que estabas seguro que uno era europeo y otro arabe.

Leonor percibió como el escriba dudaba si dejarla pasar al final, aunque no pudo sino esperar hasta que se decidiera, sin decir ni una sola palabra más para no hacerle enfadar. Realmente no entendía la razón del resentimiento que mostraba hacia ella, aunque supuso que iba más allá de unos meros celos y tenía algo más que ver con un asunto racial.

-¿De verdad piensas que te deseo mal? Sinceramente, al contrario de lo que creas, a mi me caes bien. – Afirmó totalmente incrédula ante la sugerencia de él de que pudiera envenenar su comida.

Tras aquello, la jovencita permaneció sentada observándole trabajar y sintiendo algo de envidia ante el hecho de que pudiera disponer de un negocio propio que le permitiera vivir lo suficientemente bien como para poseer un hogar.

-Vine a ver como estabas principalmente, puesto que ya no veo mucha vigilancia por la calle y me preocupan los fanáticos. Aunque también quería preguntarte sobre Naywa. La última vez que la vi me dijo que me había utilizado por ser un tonto inocente y que ya no quería saber más de mí, aunque algo me hizo pensar que estaba metida en problemas y tan solo quería apartarme para que no me pasara nada. Creí que quizá tú habías tenido la misma impresión y a lo mejor podríamos unir fuerzas para ayudarla aunque no nos lo permita demasiado.

Finalmente dejo la escritura para mirarla con extrañeza ante la afirmación de Leonor que le caia bien. “Es que no se como podria caerte bien. Pero supongo que podria preguntarte.” Comento el hombre con cierta tranquilidad mientras observaba con cuidado a la pelirroja como si buscara algo en sus expresiones. “¿Porque te caigo bien?” pregunto finalmente.

“Yo la impresión que tengo es que no sabes mucho en general y de nosotros.” Le devolvió dejando finalmente su trabajo dando vuelta su silla para tenerla de frente. “Hay vigilancia en la calle aunque no usen armaduras decoradas como los guardias. No pensamos aquí que sea lo mejor tener a los guardias de ustedes, en especial porque han sido unos inútiles la mayor parte del tiempo.” Le aclaro dejando ver incluso las razones de la desconfianza.

Suspiro. “Respecto a Naywa no veo peligro en su persona…bueno eso es mentira, es una mujer muy inquieta. Pero se entiende que aquí no tendra problemas.” Comento con cierta seguridad cruzándose de brazos dando una mirada por la ventana como si esperara verla al pronunciar su nombre. “De paso te aclaro que nosotros tambien tenemos fanaticos. Te digo esto no porque seamos amigos sino porque Naywa no te queria lastimado y me viene a la cabeza que esta fue la razon por la que te aparto.”

Leonor sonrió de forma entrañable cuando el escriba pareció sorprendido de que le cayera bien. – Es bastante sencillo: No eres una mala persona y además ambos nos preocupamos por Naywa. Sinceramente me siento bastante mejor al saber que ella tiene a alguien como tú a su lado. ¡Además! Opino que el trabajo que haces es más importante de lo que la mayoría de la gente cree, puesto que es gracias a transmitir el conocimiento, cómo las ciudades prosperan.

Cuando Esmail le dijo que no sabía mucho en general de ellos, la jovencita se encogió de hombros mientras asentía. No podía negar que el escriba tenía razón y era muy difícil desmentir lo evidente – Gracias por prevenirme Esmail, ¿Ves? El hecho de que reconozcas el tipo de cosas como que vosotros también tenéis fanáticos, te hace mejor persona que la mayoría ¿Lo sabías? Realmente no puedo obligarte a ser mi amigo, aunque tú tampoco puedes obligarme a que me caigas mal – le razonó con un guiño.

-Ojalá tengas razón con respecto a Naywa. En una ocasión me contó que tenía una amiga a la que no le gustaban mucho los hombres en general. Espero que no te aparte a ti también por los mismos motivos que a mí – Finalizó, con sinceridad, deseando que aquel hombre siempre estuviera junto a ella y esperando que él pudiera saber algo de aquella misteriosa mujer.

El escriba se le quedo mirando por un buen rato antes de suspirar y negar con la cabeza. “Eres muy raro e inocente. Pero no puedo discutir con lo que dijiste.” Comento el hombre volviendo a suspirar mientras veia sus papees como si buscara algo que pudiera entender rápidamente. “De cualquier forma no pienses que mi trabajo es descuidado por muchos, en esta ciudad tengo buen trabajo y no digo solo en el barrio. Pero no hablo mas que algunos prefieren cierto anonimato.”

Sonrió divertido ante lo que le señalabas y luego tu razonamiento. “No hay razón para esconderlo, todo pueblo tiene sus fanáticos. El problema es cuando estos tienen un verdadero poder para afectar a las personas normales.” Comento sin esconder cierto desprecio por esos personajes. “No supongo que no puedo hacerte eso, a menos que me ponga cruel pero eso es mucho trabajo.” Comento encogiendo sus hombros y usando un poco de humor con ella.

Tu último comentario si lo hizo detenerse por un momento como si pensara en la posibilidad que dabas. Al final por su expresión parecía no estar muy contento con lo que había llegado su mente. “No se. La verdad no se. Aunque creo que se a que mujer te refieres y según lo que me conto Naywa es como dices lamentablemente. Prefiere solo hablar lo mínimo con los hombres y me da que ella lo usa para apartarnos a nosotros dos.” Dijo tratando de parecer que no le daba gran importancia, aunque te llamo la atención la referencia que los juntaba ambos. “Naywa es muy particular con sus amigos.”

-No es descuidado por muchos. Tan solo por los más humildes que no entienden que valor puede tener – Afirmó ignorando deliberadamente el hecho de que la llamara rara e inocente. – No te preocupes que entiendo que entre tus clientes haya personas que deseen guardar el anonimato.

Cuando Esmail afirmó que todos los pueblos tenían sus fanáticos y que eso era malo en personas con verdadero poder, la joven pelirroja no pudo estar más de acuerdo. Fue cuando habló del trabajo que supondría ponerse cruel con ella, que la damita disfrazada de muchacho sonrió con humor, reforzando las intenciones del escriba.

-La verdad, no entiendo como una persona tan fuerte como Naywa, se deje influenciar por alguien hasta tal punto de apartar a sus amigos. Siento oír que a ti también te ha afectado su relación con esa misteriosa mujer ¿Sabes quien es? – Preguntó, intentando parecer también que aquella era meramente una conversación trivial sin importancia, a pesar de sus miedos de que dicha mujer fuera en realidad una criatura de la noche.

-Bueno, y cambiando de tema, ya le dije a Naywa que había encontrado un trabajo de mensajero, por lo que quizá te interese que pueda transportar algún día cualquier cosa que necesites. Eso te dejaría más tiempo para tus labores. - Le sugirió, suponiendo que aquello le vendría muy bien a Esmail.

“Si, supongo que tienes razón.” Le otorgo dejando que el tema de sus clientes quedara zanjado con las últimas palabras de ella. Por lo demas siguió con la charla pareciendo algo mas tranquilo y receptivo que al principio de la conversación.

“Es una mujer…” empezo a decir deteniéndose por alguna razon antes de seguir. “Una mujer que dice que puede encantar a muchos hombres con su gran belleza. La verdad no se mucho de ella, ni el nombre ni todo lo demas solo lo que me conto Naywa. Parece querer hacerse pasar por una mujer muy misteriosa.” Comento con algo de fastidio. “Si te soy sincero pense que no existía, aunque luego lo pensé mejor y no es algo que me gustaria que fuera cierto por lo que implicaría.” Comento el hombre levantándose de su asiento mientras negaba fuerte con su cabeza como si quisiera sacarse la idea de la mente.

Giro los ojos ante la sugerencia que le diste y siguió hasta la mesa donde tenia un jarrón con vino. “Ya tengo un par de mensajeros y muchos de mis clientes mandan a alguien que lo busque. Pero gracias por ofrecerte.” Le respondió cortando esa opcion tan rápido como habia hecho con las demás que había sugerido ella.

Leonor escuchó la descripción de aquella misteriosa mujer, aunque realmente no le diera n una sola pista por la que buscar. Quizá si seguía a Naywa en la noche sin que ella se diera cuenta, podría llegar a descubrir a la mujer que era tan importante para su amiga. No sabía qué averiguaría de todo aquello, aunque estaba cada vez más convencida de que posiblemente fuera un vampiro que movía los hilos de su dama de azabache.

-Entiendo lo que dices. Yo también prefería que fuera una mera excusa de Naywa para alejarnos – Le confesó, justo antes de alzar la mirada al escuchar el rechazo del escriba ante su propuesta de ayudarle con su trabajo.

-En ese caso no insistiré, aunque si alguna vez me necesitas, será un placer echarte una mano. – Afirmó encogiéndose de hombros justo antes de decir – Bueno, hace rato que empezó a oscurecer, así que será mejor que me vaya antes de que algún fanático me considere un peligro y decida eliminarme – Razonó, pensando que aquello era una posibilidad bastante factible teniendo en cuenta los acontecimientos pasados.

– Ha sido un placer verte, Esmail. Por favor, cuida de Naywa… y pídele salir alguna vez. – Finalizó con un guiño, animándole a que diera algún paso con ella. Realmente le gustaba ese hombre a pesar de todo. Nay seguramente sería feliz con alguien como él a su lado.