Partida Rol por web

El tipo asintió un par de veces a tus palabras queriendo dejar atrás un par de cosas como por ello el tema de Naywa. “Si es lo mejor que no estés en nuestras calles de noche, ya que en verdad pareces algo sospechoso. Además estamos en toque de queda como creo que ya te había dicho.” Le aconsejo mientras se dirigía hasta su puerta al notar como ella ya se quería marchar.

“No ha sido tanta la molestia al tenerte.” Le devolvio con una muy pequeña sonrisa, antes de ponerse mas serio y negar. “Yo siempre que puedo la cuido y ya la he invitado a salir…” decía aunque por el tono de sus ultimas palabras parecia no haber tenido buenos resultados.

Tras esas últimas palabras la pelirroja pudo irse sin problema de la casa del escriba, pudiendo observar por una ventana como este volvía a su trabajo de traductor.

El barrio permanecía tranquilo tras el descenso del sol, dejando que algunas pocas antorchas encendidas le sirvieran de compañía. No habia mucha cantidad de gente y esta andaba con un avance rapido hacia sus casas. Por el momento la joven no veia nada parecido a alguna guardia en las calles, pero pensando las palabras de Esmail podía adivinar que tendria dificultad en distinguirles.

Llegando al lugar de las casas quemadas noto que los escombros habian sido ordenados de cierta manera. Ademas varias cantidades de flores, velas perfumadas y símbolos religiosos habian sido puesto con total respeto a los habitantes de las casas. De pronto cerca empezo a sentir como un espiritu se encontraba cerca, debia ser el de la chiquilla al encontrarse entre los escombros pero debia adentrarse un poco en ellos.

Leonor se alegró de que Esmail finalmente no la considerara un enemigo y hasta le sonriera al despedirse. – Bueno, siempre puedes insistir. Las mujeres suelen poner las cosas bastante difíciles. – Le animó, justo antes de irse de allí bastante más contenta de lo que había venido.

No obstante, mientras caminaba, se dijo a sí misma que no podía permitirse el lujo de distraerse, puesto que las calles tenían ojos y oídos, y el toque de queda no era algo para tomárselo a la ligera.

Aun sí, y prestando mucha atención a todo cuanto sucedía a su alrededor, finalmente llegó hasta las casas donde el espíritu de la niña se le había aparecido. Tras realizar un respetuoso gesto, la joven huérfana se adentró lentamente en los escombros, esperando encontrarla y dedicarle unos minutos de consuelo. No es que pudiera hacer mucho por ella, pero estaba segura de que posiblemente se sentiría muy sola.

El andar por los escombros no era nada facil en especial si deseaba ir de forma silenciosa pero no podia apurar el proceso ya que estaba la posibilidad que se hiciera daño si pisaba de mala manera. Por lo que con cuidado la joven fue avanzando maniobrando en el inseguro terreno lo mejor que pudo.

Casi en el mismo lugar donde la habia hallado antes se encontraba la niña como si estuviera enterrada entre los escombros. Hubo un silencio entre ellas, con la joven espiritu la miraba con curiosidad y expectativa. No parecia que ella seria la primera en hablar ni para saludar a Leonor, pero eso no significaba de por si algo malo.

A su alrededor no habia mucho ruido mas a haya del normal de las aguas, viento y casas viejas. Pronto la jovencita quedo en una profunda oscuridad que ayudaria a esconderla pero tambien lo haria con los monstruos que habia escuchado que tenian los musulmanes o simplemente de los vampiros que estaba mas segura que tuvieran.

La huerfanita caminó con cuidado por entre los escombros, tras asegurarse de que nadie la observaba ni la había seguido hasta allí. Lamentablemente ya había anochecido, por lo que su regreso seguramente sería bastante más difícil, pero no por ello dejaría sin atender a la niña, la cual seguramente se sentiría terriblemente sola en aquel lugar.

Una vez que consiguió llegar hasta su destino, el cuerpecito de la pequeña se le apareció. Durante unos largos segundos no huno nada más que silencio entre ambas, pero tras ello, Leonor no dudó en agacharse hacia donde estaba la niña, para susurrarle cálidas palabras con la intención de reconfortarla.

-Hola pequeña. Siento haber tardado en venir a verte... Estaba intentando cumplir tu pedido - Afirmó con una sonrisa dulce antes de continuar hablando. - Seguí la pista de los hombres de la lista que me diste y encontré a algunos. Aunque parece que no son buenas personas y varios de ellos han fallecido. ¿Qué necesitas que haga ahora, bonita? Me encantaría ayudarte a que puedas irte con tu familia.

La chiquita se le quedo mirando como antes, ahí escondida entre los escombros con señales del fuego que la había consumido en la piel.

“¿Como que eran malos?” pregunto con esa voz infantil que superaba la de Leonor, marcando que fue mas chica cuando estaba viva. “Como fallecieron? Porque?” preguntaba la chica que parecia concentrada en los hombres tratando de averiguar mas de ellos.

“Mi familia…mi familia esta en el otro cuarto. No quiero ir con ellos, quiero hablar contigo…” comento con una pequeña sonrisa ignorando como otros espíritus su alrededor aun cuando el de ella eran ruinas de una casa. "Podes quedarte aunque sea tarde?" pregunto esperanzada y con la que en otro momento haria sido una sonrisa tierna para ganar cualquier pedido que hiciera, aunque ahora distaba de ello.

-Bu..bueno, parecen fanáticos religiosos… creo que son los responsables de los incendios del barrio – Le respondió con sinceridad – Uno de ellos fue asesinado por alguien que deseaba vengarse por lo que hicieron… creo que iban con el hombre calvo malo que me describiste.

Cuando la pequeña habló de que su familia estaba en la otra habitación, a Leonor casi se le cae el alma a los pies, sobre todo cuando le puso aquella carita que en otro momento habría sido hermosa, pero ahora era una visión deformada por las llamas – Claro que me quedaré contigo… todo lo que necesites, aunque… necesito que me escuches atentamente. Hay algo importante que necesitas saber ¿Me prometes que serás fuerte? – Finalizó, sabiendo que era mucho mejor decirle la verdad a tenerla eternamente vagando entre la vida y la muerte junto a los escombros de su antigua casa.

La chiquita escuchaba con atención como si estuviera escuchando un cuento que le gustaba en vez de los pecados de un grupo de hombre y el destino de uno de ellos. “Entonces se merecían la muerte si incendiaron un barrio…” comento la joven algo dubitativa sin darse cuenta que la venganza habia sido por ella. “Que paso con el calvo?” pregunto aun interesaba con lo que paso ahí. “Era parte de la lista?”

 De pronto su gesto cambio a uno de terror y por un momento pensaste que temblo un poco. “Yo no soy fuerte. No se que piensas que tengo que saber, pero no me gusta tu tono.” Argumento pareciendo unirse mas en la grieta de los escombros. “No podemos volver a hablar de la lista?” pregunto tratando de desviar el tema de vuelta al que habia comenzado todo.

-El hombre calvo no es parte de la lista, aunque voy a encontrarle muy pronto y recibirá su merecido. No te preocupes por eso ¿Por qué quieres saber qué ha pasado con esas personas, pequeña? – Preguntó aun sin saber por qué alguien tan joven estaría interesado en asuntos como estos.

No obstante, en el momento en que la niña se mostró reticente ante sus intentos de contarle lo que sucedía, el rostro de Leonor se llenó de pena, a pesar de que sabía lo que tenía que hacer.

-Se que eres fuerte aunque es normal tener miedo. Yo tengo miedo muchas veces, así que te comprendo. Aunque estoy aquí contigo y me quedaré a tu lado todo el tiempo que necesites. Pero hay algo que tienes que saber ¿De acuerdo? – Le preguntó haciendo una pausa para hacerle ver que podía contar con ella para lo que fuera.

– Esa lista que querías que buscara está relacionada con tu barrio. El incendio… ocurrió aquí, en este barrio y en tu casa cuando tu familia y tú estabais dentro…. Lo siento mucho bonita… Yo estoy aquí para ayudarte a ir al cielo. – Le dijo con dulzura, esperando que lo comprendiera y que finalmente pudiera descansar en paz.

“Porque la lista estaba en mi casa y creo que mi padre no quería que la viera…pero al final la vi y por eso quiero saber quienes son y porque mi padre tenia anotados sus nombres” respondió la jovencita tardándose un poco revolviendo su memoria.

La jovencita negó con la cabeza apresurada al darse cuenta que Leonor continuaba con la idea de decirle algo que instintivamente temía aunque no sabia bien porque razón. Sin embargo en un momento pareció resignarse y asentir.

“Mientes!” grito con rabia mientras su cuerpo parecia encogerse o esconderse mas adentro en los escombros. “Porque me mientes? Mi casa no se incendio y vos solo queres confundirme.” Dijo molesta y finalmente desapareciendo enfrente de Leonor aunque no de la misma forma que Imanu.

Leonor escuchó las razones de la niña para haberse interesado por la lista, comprendiendo un poco más sus motivaciones – Aquella lista contenía los nombres de personas malas que tu padre quería ajusticiar. Afortunadamente ya se ha hecho justicia asi que tu papa puede dejar de preocuparse por esa gente – Afirmó, tratando de tranquilizarla para intentar que no hubiera nada que la atara a esa casa en ruinas.

Pero cuando desapareció ante sus narices, el rostro de la huerfanita se entristeció. Realmente deseaba ayudarla a seguir adelante y poder ir al cielo ¿Qué era lo que tenía que hacer?

-No te miento bonita. Solo quiero que estés bien. Por favor, dime que necesitas y hare todo lo que pueda para ayudarte. Si quieres, te cuento un bonito cuento ¿Te parece? – Preguntó al aire mientras se sentaba entre los escombros justo antes de empezar, a pesar de que no supiera si la niña la escuchaba.

-Cuenta una antigua leyenda que en una época de gran calor la gran montaña nevada perdió su manto de nieve, y con él toda su alegría. Sus riachuelos se secaban, sus pinos se morían, y la montaña se cubrió de una triste roca gris. La Luna, entonces siempre llena y brillante, quiso ayudar a su buena amiga. Y como tenía mucho corazón pero muy poco cerebro, no se le ocurrió otra cosa que hacer un agujero en su base y soplar suave, para que una pequeña parte del mágico polvo blanco que le daba su brillo cayera sobre la montaña en forma de nieve suave.

Una vez abierto, nadie alcanzaba a tapar ese agujero. Pero a la Luna no le importó. Siguió soplando y, tras varias noches vaciándose, perdió todo su polvo blanco. Sin él estaba tan vacía que parecía invisible, y las noches se volvieron completamente oscuras y tristes. La montaña, apenada, quiso devolver la nieve a su amiga. Pero, como era imposible hacer que nevase hacia arriba, se incendió por dentro hasta convertirse en un volcán. Su fuego transformó la nieve en un denso humo blanco que subió hasta la luna, rellenándola un poquito cada noche, hasta que esta se volvió a ver completamente redonda y brillante. Pero cuando la nieve se acabó, y con ella el humo, el agujero seguía abierto en la Luna, obligada de nuevo a compartir su magia hasta vaciarse por completo….

Leonor paró unos segundos para ver si la niñita se interesaba por la historia, dispuesta a concederle el final, si así lo deseaba.

La revelación final de parte de Leonor parecio juntar una gran cantidad de interés en la chica de los escombros pero aun asi no impidió que ella se escondiera o esfumara de la escena.

La sugerencia del cuento fue recibida con el silencio de la noche que parecia aun mas pesado que en otras partes de la ciudad, porque en ese barrio tan misterioso de verdad habia un silencio que otros lugares seria imposible de lograr.

Pero a pesar de ello Leonor empezó a contar una historia con la que intentaba captar la atención de la pequeña. Leonor continuo a pesar que no veia señal alguna de la chica volviendo al lugar, imperceptible como estaba ella pero aun sintiéndose algo de su esencia para que la pelirroja supiera que ella aun no habia encontrado la paz.

Fue en el final que volvio a aparecer su rostro era uno de enojo pero no de ira sino que mostraba una actitud mas bien infantil de un chico que era derrotado y que con cierta reticencia se acercaba a escuchar. “Dime el final asi podré irme.” Le exigió sin ningun tipo de educación.

Leonor continuó contando aquella historia, sin importarle que ya hubiera entrado la noche en el barrio musulmán con tal de que aquella niñita pudiera conseguir la paz que se merecía. A pesar del silencio, así siguió, hablando sobre la luna y la montaña durante un buen rato, y de cómo la luna se había sacrificado para ayudar a su amiga, y ésta había decidido corresponderla.

Poco a poco, sus palabras se volvieron más dulces y más quedas, para obligar al espíritu a que se acercara un poquito más para poder oírla, a pesar de que no estaba segura de que aun se encontraba en la que un día había sido su casa, pero cuando estaba a punto de perder la esperanza y paró durante uso segundos para escuchar la quietud de la noche, la cara molesta de aquella pequeña niñita apareció, pidiéndole que continuara y haciéndola muy feliz.

-¡Claro pequeña! Ven siéntate a mi lado – Le indicó al tiempo que carraspeaba para continuar. – La Luna viajaba con la esperanza de encontrar otra montaña dispuesta a convertirse en volcán, cuando descubrió un pueblo que necesitaba urgentemente su magia. No tuvo fuerzas para frenar su generoso corazón, y sopló sobre ellos, llenándolos de felicidad hasta apagarse ella misma. Parecía que la Luna no volvería a brillar pero, al igual que la montaña, el agradecido pueblo también encontró la forma de hacer nevar hacia arriba. Igual que hicieron los siguientes pueblos, y los siguientes, y los siguientes…

Y así, cada mes, la Luna se reparte generosamente por el mundo hasta desaparecer, sabiendo que en unos pocos días sus amigos hallarán la forma de volver a llenarla de luz…. Y por esa razón estoy aquí contigo, pequeña. Siempre hay gente que necesita ayuda y compañía, así que no te dejaré cuando más lo necesitas y haré todo cuanto esté en mi mano para que puedas ir al cielo junto con la luna, que ahora mismo está encargándose de reconfortar a tu familia hasta que te reúnas con ellos, ya que seguramente están muy preocupados por ti – Le explicó con voz dulce a la joven espíritu, esperando poder hacer algo bueno a pesar de que Tommaso había intentado convencerla de que todas sus acciones tenían malas consecuencias.

“Te escucho bien desde la ventana.” Le devolvía ella aclarando un poco el escenario que la pequeña se imaginaba que estaban con Leo afuera hablándole desde la calle y la pequeña desde adentro escuchándola con una ventana abierta. Sin duda algo que cualquier observador de la realidad podría darse cuenta de lo poco que debería resistir esa visión pero el espíritu de la pequeña, tal vez por ser muy joven, no cuestionaba en nada lo que supuestamente veía.

Lo otro que no cuestionaba era la historia que escuchaba pacientemente y con entusiasmo por como seguía esta. Incluso volvió a sonreír mientras escuchaba como era ayudada la luna y ella misma se encontró viéndola cuando Leonor volvio a insistir con ayudarla a ascender al cielo.

La pequeña la miro aunque estaba sin molestia sino que con tristeza en sus ojos. “¿Significa que mis padres murieron? No puede ser que yo este viva y ellos muertos?” pregunto aunque no tenias que ver sus heridas para saber responder a esa ultima pregunta. “Fue por ese papel que nos mataron? Quiero saber porque lo hicieron, acaso se estaban vengando de algo que les hicimos?” preguntaba con una voz distorsionada por unas lagrimas que no podia salir del rostro de ese espiritu por alguna razon. “Siento que si se la razon de que nos quemaran y el papel podre irme. Dime por favor.”

La joven huérfana se entristeció ligeramente al escuchar como la pequeña le explicaba que estaba en la ventana de su habitación. No obstante continuó narrándole aquella bonita historia con final feliz, viendo como se le iluminaba la cara como cualquier niño ilusionado al escuchar un cuento.

La sonrisa que le dedicó mientras la oía, consiguió que el corazón de Leonor se aliviara un poquito, puesto que a pesar del dolor de aquella situación, al menos esa niña que esperaba entusiasmada hasta el final del cuento, no había perdido la inocencia.

Entonces, una vez que concluyó, el pequeño espíritu por fin fue siendo cada vez más consciente de su realidad a medida que sus preguntas acudían a sus labios sin esperar a que Leonor las respondiera. Fue tan solo ante la última pregunta que le hizo, que la hermosa dama que ahora se parecía mucho más a un muchacho tras haber perdido sus rizos de fuego, hizo una pausa antes de responder con dulzura.

-Está bien bonita…Tus padres habían reunido una lista con los nombres de unos hombres peligrosos que estaban planeando algo malo. De algún modo ellos se enteraron y quemaros vuestra casa para evitar que nadie descubriera la lista. – Afirmó pausadamente para que la entendiera – Pero aquello no ayudó a los hombres malos, porque gracias a la lista, los amigos de tus papás pudieron encontrarles, y ahora ya no podrán hacerle daño a nadie nunca más. Tus padres son unos héroes y por eso ahora están en el cielo esperando a que vayas con ellos cuanto antes para abrazarte. – Le susurró muy bajito para que su conversación fuera un secreto entre ellas dos. - ¿Hay algo más que necesites?

El espiritu escucho paciente lo que ella decia, incluso se acercaba saliendo mas de su hoyo en los escombros. Dejandose ver mejor era mas claro que era mas joven que Leonor, tenia un cabello oscuro y unas facciones bien delgadas pero no pareciendo mal nutrida.

“Mis padres fueron unos heroes…me alegra. Mi padre estaba muy preocupado estos dias. Pero si al final cumplió su misión entonces estoy contenta” dijo sonriendo antes de mirar con tristeza todos su alrededor. “Me siento ligera, aunque algo triste…pero fui valiente cierto?” pregunto con media sonrisa recordando las palabras anteriores de la peliroja mientras su espiritu dejaba de hacerse visible frente a ella dejándola al parecer completamente sola esa noche.

Aunque entonces escucho una maldición y una botella que impactaba contra los escombros no demasiado cerca de donde ella estaba. Esta vez parecia que ella no habia sido el blanco como la otra vez. Al buscar al responsable pudo ver a un hombre cubierto en el rostro que se dejaba caer borracho al parecer por sus movimientos. Él hombre no estaba solo, ya que un par de figuras oscuras se acercaron a este caminando tranquilas.

Sentir como la niñita se acercaba, fue una alegría para ella, que veía que finalmente podría hacer algo bueno por aquella familia. La pequeña, a pesar de todo lo que le había pasado, era hermosa y frágil, y tan pura que su terrible final resultaba terriblemente injusto.

No obstante, Leonor le devolvió una tierna sonrisa mientras respondía a su pregunta antes de que desapareciera, para realizar su viaje hacia el cielo – La más valiente, pequeña…

Entonces se hizo el silencio en aquel desolado lugar mientras la joven huérfana permanecía de pie unos respetuosos segundos antes de emprender su camino. Sin embargo, aquello tuvo que ser pospuesto, puesto que el ruido de una botella al caer le hizo estar alerta, justo a tiempo para observar como unos hombres de negro se acercaban lentamente hacia un borracho, seguramente con no muy buenas intenciones.

Hubiera podido irse sin más, pero a ella le resultaba imposible dejar a una persona sola a merced de unos desalmados. Simplemente no podía mirar hacia otro lado, por lo que, lo más sigilosamente que fue capaz, fue avanzando hacia la escena ocultándose en las sombras con una daga en su mano, con la clara intención de intervenir si la situación se tornaba peligrosa.

El borracho no solo maldecía al azar sino que lo habia a los sujetos que se venían acercando hacia él. Los culpaba de miles de cosas en especial por su falta de coraje para no realizar una venganza por el incendio de la casa donde él y Leonor estaban. Por su tono casi parecia algo personal en él vengar las familias muertas de ese atentado, pero los sujetos no parecian inmutarte de ninguna forma.

Pero de repente no hubo mas ruido salir de la boca de ese hombre a pesar que su boca gesticulaba con ira palabras que se encontraban perdidas al oido de Leonor. Sin demasiada demora los sujetos lo rodearon, dos de ellos tomaron sus brazos y el ultimo saco una espada musulmán. Todo ocurrio endiabladamente rapido con la cabeza siendo cortada en el mas profundo de los silencios aun cuando impacto en el suelo.

Al final los sujetos tomaron el cadáver y cabeza para arrastrarlo por las calles del barrio alejándolo de la casa con calma y sin prisa como si no tuvieran que recibir castigo alguno si los encontraban con un muerto en brazos. De nuevo la joven quedo sola con la luna como su unica compañera.