Partida Rol por web

Habían pasado unos días luego desde que Gianna recibió la propuesta de matrimonio de Leonzio, los días para la joven empezaban a ser más largos mientras se acercaban a ese momento funesto donde tendría que casarse con su amigo de la infancia que lamentablemente no entendía del todo su forma de vida.

Pero a pesar de eso la preciosa mujer no se rendia a su destino disfrutando cuando podía de la libertad que le quedaba. Incluso había podido convencer a su tio de un viaje que era necesario para él y para algunos de sus hijos, logrando así tener menos presión de su propia familia que ya de por si le exigía cosas que no podía realizar. El único que había quedado de esa familia era un primo que se había ganado la vida como contador, como lo había hecho su padre pero a diferencia de este era más flexible en sus formas por lo que permitia que la dama tuviera esas fiestas que podrían escandalizar a una minoría muy conservadora de la iglesia.

A pesar de todo eso seguía teniendo sus obligaciones como dama de la casa y a pesar de sus instintos seguía siendo obligada a encontrarse sentada en la oficina de su padre.

Frente a ella tenia al hijo de su tio, Cirino, que vestía un camisa clara casi crema por debajo de una chaqueta azul oscura y unos pantalones del mismo color que la chaqueta. En la mesa había dejado un libro de números y se encontraba tomando su cabeza en un claro gesto de desesperación*, aunque como era algo común en él no era tan grave como cuando otras personas lo hacían.

“Por dios señorita Gianna, te das cuenta que Leonzio quiere ocuparse de todas tus acciones comerciales. Parece querer abarcar hasta el trabajo de mi padre. Dime que no sabias mucho de esto y que no desearías que esto pase.” Le pidió el hombre que se lo veía algo agitado a pesar del vino que tomaba se encontraba parado frente a la dama sentada en el escritorio de su padre.

Cirino se encontraba algo afectado por los movimientos de Leonzio que sin duda era algo intrusivos a pesar que el afirmaba que era por el bien de ella.

Gianna miró a Cirino con un cierto fastidio, no por él sino porque lo que le estaba diciendo era mucho para ella y no quería tener que lidiar más con ello. Él bebía y se le notaba nervioso, no era para menos pero cuando la llamaba de manera tan formal, la que se ponía nerviosa era ella. Como pudo, sentada sobre el escritorio al lado de los libros, atrapó las manos de Cirino y lo atrajo un poco hacia sí.

-Primo, si no te calmas no podemos hablar de esto.

Si había alguien preocupada por todo aquello de la boda era precisamente ella y no, no pofia permitir que su tío se quedará fuera de todo aquello, tampoco los quería lejos de ella y Leonzio parecía querer eso exactamente.

-Cirino, no sabía esto que me estas diciendo... Y claro que no voy a permitir que eso pase por nada del mundo. ¡Ni siquiera quisiera esta boda!

Los ojos de ella se llenaron de lágrimas y apretó las manos del joven y serio contador con cierta fuerza, la joven estaba helada y lo miraba fijamente.

-Lo que quisiera hacer es desaparecer...

Posiblemente Cirino nunca había visto a su prima así, nunca.

Cirino se dejo arrastras por la mano que no habia llevado a su cabeza mirándola con atención tras su gesto y palabras. Aunque la petición de ella era complicada de realizar para el hombre solo se había convertido en contador por su padre cuando bien por lo dramático que a veces era podría servir como un actor. Un actor cómico sin duda.

“Estoy calmado prima.” Le devolvió bajando su mano y suspirando con algo de cansancio refiriendose de esa forma que le gustaba a ella. Sin embargo le escucho sonriendo de costado cuando ella comprobó que no estaba en el plan del rubio. Pero su sonrisa duro muy poco cuando la vio llenarse de lágrimas y apretando sus manos. “Gianna, no digas esas cosas…de nada te sirve pensar asi y desaparecer no te hara sentir mejor. Incluso nos dejara muy mal al resto de nosotros.” Le comento acercándose mas a ella y con algo de esfuerzo ayudándola a levantar para llevarla al hogar de la casa.

“Calienta tus manos que estas muy fría…” le aconsejo con cariño pareciendo pensativo en lo que le decias. “Gianna no quiero ser yo quien te lo recuerde, pero vos fuiste la que dio su palabra a Leonzio.” Le recordó encogiéndose de hombros y preparándose para una reprimenda.

Ella se dejó llevar por Cirino, ¿le parecía o ahora su primo estaba más hombre y menos exagerado? Bueno, no, pronto lo supo por la manera en que le habló sobre Leonzio. Y claro, ¿qué le podía importar ella a él, al final de cuentas no era nada suyo y que fuera infeliz daba exactamente lo mismo.

-No he dicho que no voy a casarme pero quién le dio la palabra no fui yo sino mi padre sin siquiera habérmelo dicho pero eso ya no importa.

No lo miró mientras se secaba las lágrimas, era una idiota por pensar que... Bueno, siempre lo había sido y ahora sería la idiota de alguien más.

-Habla con Leonzio, prepara los documentos. Lo mío seguirá siendo mío y manejado por tu padre y por ti. Él tendrá que firmar eso si quiere casarse conmigo.

El joven la miro aun con una pequeña sonrisa en el rostro, mientras le prestaba un pañuelo. Antes de abrazarla sin preguntar, tal vez sintiéndose mal de cómo habían salido las palabras. “Gianna, siento si te lo digo de forma dura…” advirtio dejado unos segundos para que ella se preparara. “Pero tu padre está muerto. Su palabra pudo irse con él…” dijo mientras la dejaba de abrazar. “Piénsalo quien te habría detenido…mi padre? Mis hermanos? Yo?” dijo con una voz algo exagerada seguida por gestos de las manos sacados claramente de una obra de teatro. “Apenas podemos contenerte y por mi parte ni lo intento con el esfuerzo que hace mi padre.” Comento con una mirada cómplice.

“Hablare con él y le dare tus términos.” Dijo aceptando tu propuesta y pareciendo zanjar el tema rapidamente. “Ahora podemos concentrarnos en lo mas importante. Prima, en verdad te sientes tan miserable con este arreglo?” pregunto su rostro sacando cualquier gesto de sonrisa para cambiarse en uno preocupado por su prima.

Gianna tomó el pañuelo que él le cedía, olía bien y por primera vez sentía que estaba frente a él, que no era transparente.

-Ya sé que está muerto pero... ¿Qué podía hacer? Es la primera vez que me veo en esta situación.

Ella lo miró a los ojos, no entendía como podían haber crecido juntos y ser tan lejanos como parecían serlo; debía ser porque él era tan propio y ella, bueno, tab distinta.

-Nadie puede contenerme, es verdad pero no puedo ser así por siempre.

Tal vez ella hubiera querido ser distinta pero no podía, estaba en su cuerpo, en su mente, en su alma, no quería cambiar y no podía aunque hubiera querido, entonces él le hizo esa pregunta y ella lo miró fijamente sin articular palabra alguna durante algunos minutos, luego le arrebató su copa Cirino.

-Realmente no quiero hacer esto, mw gusta mi vida como es..., los hombres que tengo a mi lado y que me saben cuidar, como mi tio, como tú... ¿Me llevarías al teatro, esta noche?

Gianna sólo quería olvidarse de todo y sw casi todos.

“Lo se y aunque no quiero sonar como mi padre tendre que decirte que ahora sin tu padre decisiones asi aparecerán mas seguido de lo que desearías.” Le comento relajando un poco su tono y volumen para hacer aun mas privada esa conversación.

Ante tu comentario dio media sonrisa. “Ojala te escuches a ti misma…” comento medio en broma aunque volvia a hacer ese gesto de desesperación tan común en él. En verdad nadie podría controlarla completamente a ella, el único que si lo hacia era su padre pero lamentablemente para su tio mas disciplinado esa opción había dejado de existir.

Aunque este gesto se disipo luego de observar cuando tardaba en contestar su pregunta haciéndole llevar sus manos al fuego para calentarse. “Que trágico, pero supongo que es algo que deberás hacer…” comento el hombre tal vez pensando en el destino parecido que tuvo que pasar él cuando el padre lo convirtió en contador. “Ademas un hombre mas que te cuide y quiera no puede ser malo.” Agrego tratando de encontrarle algo bueno en ese acuerdo matrimonial.

Su ultima pregunta le llamo bastante la atension. “Podria invitarte a uno. Aunque cual prefiere mi Lady?” pregunto ofreciéndole la mano en un gesto casi caballeresco sino fuera por lo exagerado de este. “Podríamos ir a uno de los nobles o de la plebe. Como lo prefieras.” Le explico mientras se lo veía pensativo posiblemente porque su mente se encontraba pensando con entusiasmo los lugares.

Gianna no quería pensar en nada, bueno, quería pensar que podía ser libre y muy a pesar de los ofrecimientos de Leonzio, sabía que él al principio la dejaría ser, luego ya no, poco a poco la apresaría y ella moriría encerrada.

-Tal vez me case con él pero no va a quedarse con mis negocios y mucho menos a dejarlos a ustedes fuera de ellos.

Miró a su primo y se acercó a él, sw preguntaba si sería de gustos algo distintos, después de todo, habían pasado mucho tiempo juntos y nunca había intentado nada a pesar de su cercanía pero estaba bien, ella le tenía Fe.

-Vamos uno plebeyo, algo me dice que nos divertiremos más y podemos luego cenar aquí, a menos que tengas que irte a casa.

Le sonrió.

-Y habrá un tema prohibido: Leonzio. ¿Aun me quieres llevar?

Su primo sonrio contento. “Te lo agradezco mucho prima, eres un sol. Un sol que brilla mejor cada vez que sonríe. Por lo que sonríe.” Dijo y elevando ambas puntas de la boca formo una sonrisa en su propio rostro.

Aunque dejo ello al tenerla mas cerca, dejándole en claro su decisión que no era para nada mal recibida por Cirino. “Con la plebe es mejor, son mas creativos y mas de improvisar con resultados interesantes.” Comento trasmitiéndole algo de sabiduría que tenia de las veces que había ido. “Luego ambos volveremos para cenar aqui.” Le confirmo por su parte.

El joven no pudo evitar reir un poco ante el tema prohibido. “No dire nada mas.” Dijo para luego guiñarle con complicidad. “Por supuesto que te llevo, pero te pediré que te limpies un poco la cara y vayas a buscarte alguna vestimenta mas discreta para encajar con ellos…Incluso puedes traer una de esas lindas mascara que tienes, eso lo haría mas una aventura.” Comento entusiasmado mientras se arreglaba mas el pelo y se pegaba una mirada a si mismo, fijándose si estaba bien.

Gianna estaba convencida que sería una noche épica y así quería verse. La actitud de Cirino siempre era como muy dramática pero eso también le gustaba pero sólo en él, nadie mas podía permitírselo.

-Eres el primer hombre que me dice que no estoy perfecta.

Sonrió con desparpajo y luego le dio dos besos, uno en cada mejolla.

-Ya vuelvo, será especial. Va a gustarte.

Se alejó con gracia, suavemente, a veces era como una sombra, alegre pero sombra al fin. Tras un rato de espera finalmente volvió, Cirino no podría nunca imaginarse que ella tendria un vestido así de sencillo, en amarillo, sencillo pero lindo y la máscara era un poco menos humilde pero si más discreta que todas las otras que tenía.

-¿Cómo me ves?

Gianna había empezado a planear una noche especial para su primo.

Al volver encontró a Cirino tomando algo de vino, pero este lo aparto cuando la vio volver y se acercó a ella con unos pocos pasos largos. “Estas preciosa prima, como siempre. Ahora solo destacaras por ello y o por un vestido caro.” Comento mirándola de un lado a otro, antes de ponerse a su costado para ofrecerle el brazo. “Bien, ya se me ocurrió el lugar. Asi que vayamos a divertirnos.”  

Sin mayor demora salieron de la mansión Scarpati, su primo parecía tener entusiasmo por el lugar o al menos dejaba ver con su veloz paso que un par de veces tuvo que retrasar para que Gianna no se cayera. El camino los llevo lejos de las calles o lagunas principales de la ciudad, introduciéndolos en otro barrio muy distinto pero no sin ser un desastre sino siendo mas humilde.

De cualquier forma su primo no se veía para nada nervioso en esas calles y asi también lo estaban las demás personas en el calle porque lo Gianna podía sentirse segura sin miedo alguno. Al llegar dieron con un campo mas o menos abierto donde un escenario mas grande de lo esperado para las condiciones del barrio los esperaba, incluso habían bancos largos que podían servir de asientos. Entregando unas pocas monedas ambos ingresaron sin demora, la obra aun o había comenzado pero por la cantidad de gente en el publico no faltaba mucho.

“Pense que una comedia seria la mejor para esta salida nocturna. Adivine?” pregunto con una clara seguridad que estaba bien.

Gianna se sintió halagada, rara vez se sonrojaba pero con Cirino podía permitírselo, así que lo dejó que la observara de pies a cabeza y por suerte él ya tenía un lugar al cuál ir. Poco antes de colgarse de su brazo para salir, Gianna sujetó al hombre del pecho y lo hizo detenerse.

-Tengo algo para ti, pequeño.

Metió la mano en el bolsillo de la falda de su vestido y sacó un antifaz negro, muy serio, muy propio, digno de Cirino sin duda.

-Si yo lo uso, tú también.

Mientras viajaban, la joven iba mirando todo. A veces era como una niña y no dudaba en quedar vulnerable ante él, aunque si hacía falta, ella sacaría todo de dentro para mostrar su carácter. La sonrisa de la joven mujer era sincera, tomada de la mano de Cirino llegó a aquel sitio, parecía una chica común y corriente, disfrutando con él y sonriendo. Para ella aquello al aire libre era nuevo, muy nuevo y estaba maravillada con lo que veía, además, de las variopintas personalidades.

-Algo me dice que no es la primera vez que vienes por aquí.

Se sentó muy junta a él, no pensaba en peligros ni nada, sólo pensaba en disfrutar la obra. Aún no sabía de qué se trataría pero si era una comedia estaba bien, reírse siempre venía bien y más con las cosas que le acontecían a ella y de alguna manera, indirectamente a él también.

-¿Cómo se llama? ¿Ya está por empezar?

Los ojos de su prima brillaban detrás del antifaz mientras lo miraba.

Solo la petición de Gianna lo hizo detenerse en su carrera al teatro, no era algo que hacia con todos siendo muy pocos lo que lo lograban. Observo el antifaz negro con una gran sonrisa tomándolo y poniéndose sin demasiado drama. “¿Como me veo?” dijo haciendo una pose con su nueva indumentaria, sin duda le gustaba y lo hacia sentir mas elegante o misterioso.

Tras ello y el viaje cuando la noble le comento que no era su primera vez el contador negó. “No es mi primera vez y no me avergüenzo. Este es un buen lugar muy tranquilo…aunque algo controversial.” Dijo sonriendo con picardía y dejando algo de suspenso en sus palabras.

“La obra se llama la Santidad. Pero no te preocupes es una parodia de la iglesia, de lo que hace e hizo hace poco.” Comento con una sonrisa divertida mirando hacia al escenario. “Ahí…” dijo señalando a un hombre vestido de forma elegante, como un comerciante con algo de plata. “Ese de ahí es quien anuncia el comienzo y es el narrador, ahora que esta en el escenario debe de faltar unos minutos mas.” Comento de nuevo dejando ver que sabia.

Mientras la obra estaba por comenzar mas gente entraba a las gradas, algunas personas de una clara clase trabajadora que habían decidido venir con lo mas elegante que tenia sintiendo cierto orgullo con ello, también algunos guardias miraban dejando de lado el trabajo seguramente usando la excusa que se encontraban ahí para ver que todo saliera bien, unas cuantas damas de las noche también estaban incluso alguna tenían clientes con ellas. Algunos otros de clase alta estaban entre los que asistían aunque como Gianna vestían con discreción aunque su forma de caminar los delataba. Algunos arlequines enmascarados. Incluso niños que se suponían que a esa hora debían estar dormidos.

Pero uno que llamo la atension de Gianna fue individuo escondido tras una mascara blanca con marcas negras alrededor de los ojos y con los labios pintados también de ese negro. Parecia una mascara barata pero no por eso no permanecia en su lugar aun ahora que el sujeto tenia la cabeza de costado como si fuera un pájaro. Aunque no era la mascara lo que llamaba la atension sino que parecía que la miraba fijamente a ella.

Las artes de Cirino para mantenerla entretenida eran que aceptables, realmente la sorprendió mucho que tuviera esas habilidades y ella no las hubiera aprovechado antes. Miraba en todas direcciones, descubría a ricos y pobres, a los niños, a todos.

-Esto es encantador, Cirino. Has sido un niño malo al tenerme fuera de esto, podríamos hacerlo pasado muy bien desde hace tanto.

No le importaba que fuera una parodia de la Iglesia, en realidad la divertía muchísimo el asunto. Hizo silencio para mirar al hombre que iba a presentar y cuántos estaba mirando a su primo y lo bien que se veía con esa máscara, se dio cuenta que había alguien más mirándola.

-Cirino...

La verdad es que aunque en principio le llamó la atención la máscara, ahora lo que la ponía tensa era que estuviera mirándola e ese modo. Se recargó del brazo de Cirino como escondiéndose o escudándose en él.

-No me gusta como me mira...

Podría resultar infantil pero estaba ahí con él y quería que supiera lo que le sucedía.

“Al contrario prima he sido un chico demasiado bueno bajo el ala de mi padre, me venia para aca cuando podía. Pensaba en invitarte pero suponía que mi padre no te dejaría o te pondría el ojo encima siempre entonces me descubriría a mi también.” Comento con cierto  fastidio acompañado con su recurrente gesto. “Pero ahora como dicen, cuando el gato no esta…los ratones bailan.” Dijo con una sonrisa victoriosa aunque quien había logrado sacar a su padre de sus vidas por un tiempo había sido ella.

Cirino tardo unos segundos en darse cuenta que le llamabas, pero te vio preocupado su mirada preguntaba que era lo que pasaba sin necesidad de que lo digiera con los labios. Aun sin saber lo que pasaba la acogio protectoramente rodeándola con uno de sus brazos. “¿Quien?” pregunto antes de fijarse por la mirada de ella a quien se refería. “Ah, no le hagas caso. Debe ser uno de los arlequines que se ha quedado cautivado con tu belleza.” Dijo un poco en broma para tratar de mejor el animo de la mujer.

Sin embargo tal vez sintiendo que se hablaba de él, el sujeto se levantó y dirigió a la pareja caminado casi agachado como si tuviera una joroba aunque se veía claramente que no era asi. “Perdon, espero no haberla asustado mi lady.” Dijo con un tono bastante ambiguo, que no le dejaba a Gianna adivinar que genero se escondia tras la mascara.

Cirino se puso tenso ante la llegada del individuo e incluso parecia que se pararia para echarlo, pero este (la mascara) se adelanto sacando en un rápido movimiento un pañuelo blanco de su bolsillo para luego empezar a ondearlo como si fuera una bandera de paz. “No vengo a molestar. Solo me sentí curioso porque según mi memoria sos nueva en estos lados, tu caballero por otro lado ya estuvo.” Continuo hablando siguiendo con ese tono ambiguo pero bromista como si se estuviera riendo de un chiste que solo él sabia.

“No quiero arruinarles la noche. Me ire, si así lo desea la dama.” Dijo volviendo su mirada a ella, mostrando unos ojos azul tan claras que parecían grises.

Gianna estaba segura que no quería que lo descubriera por su culpa así que había sido mejor así, esperando a ese momento en que su tío estaba lejos. La actitud de Cirino cada vez le gustaba más, no podía recriminarle nada en absoluto.

-Hiciste bien, gracias por compartir esto conmigo. Deberíamos hacerlo más a menudo, yo podría escapar de tu padre.

Ella sonrió pero luego sucedió lo del arlequín que la miraba y por muy tonto que pudiera parecer, el abrazo de Cirino la reconfortó tanto como sus palabras. No fue inquietante, fue tan natural que la sensación de tener su brazo rodeando sus hombros quería tenerla más.

-Pues si que estás habituado a estos sitios y...

Gianna entrelazó sus dedos con los de él cuando el arlequín se acercó, parecía haberle leído la mente, aunque en realidad no era difícil saber lo que pasaba por ésta al ver el gesto de ella para con su primo.

-Gracias...-dijo cuando se refirió a su belleza.-Y no, no es necesario quw te vayas, sólo me has tomado por sorpresa .

Gianna se miró en aquello ojo curiosos y extraños al mismo tiempo, no estaba segura de haber sido vista de esa manera nunca antes pero entonces reparó en que había llamado su caballero a Cirino, lo cual a la joven mujer le hizo sonreír y le divirtió.

-Es verdad, mi prometido ya había estado antes por aquí y me estaba negando tal diversión pero he terminado por convencerlo de que me trajera esta noche, ¿no es así, querido?

La joven noble estaba jugando, divirtiéndose pero al mismo tiempo, actuaba tan bien y estaba tan a gusto que parecía que fuera verdad. Esperaba que no se enojara con ella por eso. Buscó los ojos de Cirino y luego volvió a los de la máscara pero como para reforzar lo que había dicho se pegó más a su primo.

-Espero que no lo hayas visto trayendo otras señoritas o se lo haré pagar esta misma noche.

El enmascarado rio un poco cuando Gianna le comento de su sorpresa. “Ah…no se preocupe, yo soy alguien que toma por sorpresa a mucha gente. Es mi trabajo en parte.” Le explico con cierto grado de orgullo a pesar de lo raro que sonaba aquello, aunque como parecía ser un arlequín se entendia un poco.

Los ojos del curioso fueron a Cirino, luego a ella y de nuevo a Cirino con una prisa algo comica. “No es bueno negarle cosas a las prometidas, tiene a terminar mas eso. Lo se, se historias” comento aun con humor siguiendo el juego de Gianna aunque si era inconscientemente o no solo él lo sabia.

Mientras Cirino si bien algo sorprendido ante el comentario de ella se adapto con una rapidez endiablada en aquel juego. Levantando el pecho aceptando la cercanía de ella con naturalidad y de paso tomándola de la mano, acariciándola un poco en el dorso. Para dar una imagen romántica de la pareja, mientras sonreía con complicidad con ella.

De nuevo rio el enmascarado. “No. No lo he visto con ninguna señorita, aunque le confieso que no sabría si se lo habría contado de ser cierta su sospecha. A mi no me gusta intervenir mucho en los asuntos ajenos, es una regla que tengo aunque a veces la rompo.” Comento moviéndose de su lugar y poniéndose al costado de la mujer para asi no tener a su supuesto prometio como una barrera. “Soy Quien Observa.” Se presento con cierto tono misterioso, pareciendo como si sus ojos se iluminaran.

Gianna no se sorprendió con la reacción de Cirino, por el contrario, se vio divertida con ella y poco a poco se sentía menos nerviosa de tener a ese arlequín rodeándolos como si hubiera algo más que interesante en ellos dos. Jugueteó con la mano de Cirino y le sonrió con cariño, eso no le resultaba algo extraño.

-Me alegra mucho no incomodaros, digamos que es algo que me habria resultado penoso.

Besó los dedos de su "prometido" apenas rozándolos con sus labios pero luego volviendo a mirar al arlequín para escuchar lo que le decía sobre no negarle nada.

-¿Lo veis, querido? Debéis complacerte en todo cuanto os pida y así ambos seremos felices.

Al decir esa última palabra la remarcó mirando a su primo a través de los antifaces de ambos, fueron apenas unos segundos hasta que la máscara volvió a hablar.

-¡Oh! No me hace gracia saber que no me lo contaríais pero supongo que he de vivir con ello. No me sorprendería que haya traído a alguna muchacha, es un hombre muy apuesto... Tal vez también pagar esta noche.

Aparentemente estaba seria pero no era así y para Cirino era fácil adivinarlo. En eso la máscara se movió hasta quedar justo a su lado y ella inconscientemente apretó los dedos del hombre que estabanock ella, quizá sólo era que no estaba acostumbrada a aquellas situaciones. Decidió que tenía que tomárselo con calma y sin soltar a Cirino respondió.

-Es un placer conocerlos, Quien Observa. Él señor es "Prometido" y yo soy "Prometida Celosa" pero asumo que eso ya lo sabéis porque observar es vuestro trabajo.

Gianna sonrió encantadora.