Partida Rol por web

La joven noble se sentía mucho más segura cuando querida amiga Leonor estaba junto a ella, no era algo que pudiera explicar pero era así. Menos mal que ella había aceptado cambiar de tema porque no estaba de humor para eso, bueno, jamás lo estaría.

-Siempre eres bienvenida en mi cada y tus amigos también.

Eso era verdad, Gianna era capaz de muchas cosas, hasta de aguantar a personas insoportables por Leonor pero Konrad no lo era, le parecía guapo y sofisticado, lo cual era un problema porque ella quería ser buena persona y más aún con Leonor.

-Si, será mejor que nos reunimos con los demás allá abajo.

La tomó de la mano y se encaminó con ella por los hermosos pasillos de su casa.

-¿Quieres que le haga yo la invitación?

Una sonrisa se dibujó en su rostro al escuchar de labios de su amiga que siempre era bienvenida en su casa. Por un segundo pensó que si Konrad no la hubiera encontrado, seguramente habría aceptado la propuesta de la noble de convertirse en su dama de compañía. No obstante, casi que prefería estar a su lado como una amiga, que el hecho de que hubiera un contrato entre ellas, ya que esta relación que ahora tenían era tan auténtica, que Leonor no podía dejar de sentirse infinitamente feliz de contar con su cariño.

-Y si tuviera un lugar al que llamar hogar, tus amigos y tú siempre seríais bienvenidos al mío. – Respondió de corazón, sabiendo que posiblemente aquello nunca pasaría.

Leonor asintió ante la sugerencia de Gianna de regresar a la fiesta, e incluso los ojos de la huérfana se iluminaron ante su propuesta de que fuera ella la que invitara a su Domitor a una cena, mientras ambas recorrían los corredores de la mansión.

-¡Sería perfecto! Seguro que si la dueña de la fiesta le invita, Lord Konrad no podrá negarse. Estoy deseando pasar más tiempo a tu lado, Gianna. – Dijo besándola dulcemente en la mejilla, sin revelarle que estaba preocupada por su estado de ánimos y prefería que no estuviera sola mucho tiempo.

Gianna asintió porque sabía que Leonor hablaba desde el corazón y con eso le bastaba ciertamente. Sonrió y la abrazo de nuevo antes de salir de su alcoba.

-Tú eres parte de mi hogar....

Palabras simples pero muy sentidas y que estaban dichas con toda la sinceridad del mundo. Más allá de sus amorios y amantes, Gianna tenía que pertenecer y esa amistad rta lo más puro que tenía.

-Vamos.

Se encaminaron de nuevo hacia donde estaba el resto de los invitados buscando al prometido de su amiga. Porque para Gianna eso era, sólo por eso lo respetaría y no haría ningún avance pero eso hombre le parecía extremadamente atractivo.

Cuando volvieron notaron que la fiesta seguía tan animada como antes, como si la ausencia de la anfitriona por ese corto momento no habría afectado en nada la fiesta. Se encontraron internándose aun mas en la multitud donde todos les sonreían o mas bien le sonreían a Gianna, sin ninguna razón en especial.

Finalmente dieron con Konrad que se encontraba hablando con un hombre. La charla iba en un tono bajo, que sabían que debían acercarse para poder entenderlo aunque eso no pudo ser posible ya que ambos hombres notaron la cercanía de ambas.

“Lady Gianna. Necesita que la ayude con algo?” pregunto sintiendo que era a él a quien buscaban y por eso aunque la pregunta fue para noble sus ojos fueron a Leonor esperando una respuesta.

El hombre que aun no se presentaba sonreía, con sus ojos enfocándose en la noble que como siempre atraía los ojos de muchos aunque no siempre a su cara. El hombre la estaba mirando entera. “Lady Gianna es un placer conocerte. Me hablaron muy bien de usted mis primas y si bien una de ella no es del todo honesta confio plenamente en la otra.” Comento medio bromeando un chiste seguramente entre familia.

Leonor se sintió muy reconfortada cuando escuchó que su amiga la consideraba parte de su hogar. Era como un soplo de aire cálido en la vida fría que había llevado, y un motivo más para seguir adelante después de todas las cosas malas por las que estaba pasando.

Por todo ello, la abrazó con fuerza justo antes de acompañarla hasta el salón principal, donde todas las miradas iban dirigidas a la hermosísima anfitriona de la mansión. Era normal, puesto que su mera presencia iluminaba los salones de aquella estancia. Era tan hermosa que la huerfanita quedaba totalmente eclipsada a su lado.

Por todo ello no le sorprendió que el desconocido con el que hablaba Lord Konrad no se fijara en ella, o que incluso su propio Domitor se dirigiera únicamente hacia la anfitriona, dedicándole tan solo una pequeña mirada a ella, tras la proximidad de ambas damas.

-En absoluto. Tan solo nos preguntábamos si podríamos disfrutar de vuestra compañía, aunque no deseamos molestar… - Respondió con timidez ante la mirada del hombre que tenía su corazón bien atado.

Cuando aquel desconocido afirmó que era un placer conocer a Gianna, la joven de cabellos de fuego se sintió algo insegura y fuera de lugar sin poder evitarlo, al no estar demasiado acostumbrada a los protocolos en esos casos. Por todo ello, prefirió permanecer en silencio esperando que la dueña de la mansión fuera la que contestase.

Gianna no pudo evitar darse cuenta como la miraba aquel hombre, no sólo porque era buen mozo, sino porque no disimulada para nada al mirarla. Sujetó la mano de Leonor para responder primero a Konrad.

-Mi querida Leonor y yo, deseamos pediría algo.

Pero no pudo formular la petición ya que el hombre desconozco se dirigió a ella direcramrnte, ahora sabía de quién era familiar o al menos lo intuía.

-El placer es mío, aunque aún no sé au nombre, mi señor.

La noble sonrió y estiró la mano hacia él para que pudiera besarla.

-Espero que vuestra prima haya dicho cosas buenas de mí al menos.

Los ojos de la mujer se clavaron en los de aquel enigmático hombre. Parecía que se conocía bien con Konrad y Gianna quería saber más. De momento hizo lo que habían ido a hacer.

-Me gustaría que vinieran a casa a cenar, Lord Konrad.

“No molestan en lo absoluto.” Respondio Konrad que les dejo espacio para integrar a las mujeres a la charla que tenían. Por su parte se quedo junto a Leonor tomándose con calma que fueran a pedirle algo y con una sonrisa elegante acepto. “No tendremos problema alguno de cenar en su hogar, lady Gianna. Solo díganos el dia y nos encontraremos puntualmente para la cena.” Respondio no pareciendo darle mucho pensamiento a la invitación antes de aceptar.

El noble tomo la mano de ella y le regalo un beso delicado en ella. “Me llamo Ignacio. Ignacio Giovanni.” Se presento antes de volver a pararse recto.

Sonriendo divertido negó un poco con la cabeza. “No se preocupe, nada malo ha salido de la boca de ambas. Al parecer hasta se sienten muy cómodas en este hogar suyo. Supongo que aún no se las ha encontrado pero ellas también vinieron.” Le comento, echando una mirada por el salón al final para tratar de hallar a esas chicas.

“¿Se encuentra disfrutando de la fiesta?” preguntó el hombre volviendo a ella y luego a su compañera, antes de volver con su atención mas centrada en ella. “Seguro disfruta algo de la nueva atension que tiene ahora mismo.” Comento con un tono casi enigmático, pareciendo enterado de algo que las jóvenes no sabían.

Konrad por su lado también sonreía, pero miraba a Leonor pidiendo que se acercara un poco.

La joven pelirroja se sentía cada vez más extraña en medio de aquella conversación, a pesar de que no le pasaba desapercibido que Konrad estaba intentando ayudarla a integrarse con los gestos que le dedicaba y que Gianna aferraba su mano para darle confianza.

No obstante, ella no pertenecía a este mundo, no sabía qué decir ni cómo actuar cuando nadie se había dirigido a ella de forma directa, y tenía un miedo atroz a hacer el ridículo y a poner en evidencia a la anfitriona, si expresaba en voz alta algún comentario fuera de lugar.

Para empeorar las cosas, el desconocido se presentó a sí mismo como un miembro de la familia Giovanni, justo cuando ella aun llevaba puesto el vestido que sus primas le prestaron y que aun no había devuelto. ¿Les sentaría mal aquello? ¿Considerarían que había abusado de su confianza? Leonor se sentía cada vez más y más nerviosa, y en un segundo se encontró pensando en Dante y en qué ocurriría si Konrad y él se conocían.

Pero al notar como Konrad le pedía sin palabras que se acercara un poco, la huérfana obedeció, a pesar de que su acompañante no la había presentado. – ¡Que agradable sorpresa! No sabía que Anna y Celia se encontraban en la fiesta. Será un verdadero placer volver a verlas. – Dijo al fin mirando hacia todos lados buscándolas tanto a ellas como a Dante y esperando no parecer demasiado vulgar. En estos momentos se sentía tan pequeña e insignificante, que lo único que podía hacer era contemplar como Gianna brillaba con luz propia entre la opulencia de aquellos impresionantes salones.

Gianna sabìa bien còmo conducirse en momentos como ese, pudiera ser que el primo de las Giovanni fuera màs efusivo de lo conveniente pero eso tampoco la molestaba realmente. Recordò entonces la ùltima vez que las primas estuvieron allì y como casi habìa caido en el juego de seducciòn que todas habìan jugado, por suerte no lo habìa hecho porque empezaba a apreciar a los amigos de Leonor.

-Digamos que es un poco distinta a las fiestas a las que estoy acostumbrada pero està bien, ademàs, tengo tan excelente compañìa que no esperaba como a mi querida Leonor y a vuestras primas que no sabìa que estaban aquì pero que serà un placer volver a ver.

Mirò a Konrad unos segundos, parecìa que querìa estar a solas con Leonor o algo lo habìa molestado.

-Dentro de tres noches, lord Konrad, no quiero que pase tanto tiempo antes de ver a mi hermosa amiga.

Les sonriò a ambos.

-¿Hay algo en lo que pueda serviros, Ignacio?

Gianna echò una mirada de sospecha a Leonor cuando el hombre dijo aquello de la atenciòn.

-¿De què atenciòn me hablàis, mi lord?

Cuando Leonor se acerco tal vez esperando un mensaje lo uno que recibió de Konrad fue una sonrisa y nada mas como si el mensaje ya hubiera sido dado. Por lo demás asintió a la fecha dada por Gianna para un nuevo encuentro.

“Leonor? Asi que eres la famosa Leonor, no sabia que eras tu. Me disculpo.” Dijo con una leve inclinación interrumpiendo un poco la charla con Gianna para enfocarse en la muchacha. “Mis primas también me contaron de ti, incluso te pusieron el sobrenombre…la dama de escarcha.” Comento con cierta diversión al confesar ese dato curioso de la familia. “Un placer conocerte también y gracias por lo que has hecho.” Dijo yendo por la mano de ella y besándolo a pesar de la mirada algo fría de Konrad.

Tras ese pequeño intervalo volvió con la anfitriona. “Si se nota que tiene muy buena compañía en esta fiesta.” Le felicito ignorando las insinuaciones de ella sobre otra clase de fiesta que si habia hablado con sus primas conocería bien los detalles.

“Nunca rechazaría algo de vino, entre otras cosas.” Comento el Giovanni que le daba una mirada significativa, que Gianna conocía bastante bien. “La noticia de la tragedia que ocurrió con Leonzio se ha esparcido, aunque siendo sincero lo que ha llegado mas lejos ha sido su vuelta a la soltería mi lady.” Le respondio a su pregunta señalándole sin mucha sutileza hacia la gente del alrededor. No lo habia notado antes pero observaba bastante miradas enfocadas en ella, no solo de hombres jóvenes sino de hombres con edad pero que habían venido con una vestimenta mas vistosa que muchos otros.

Gianna era extremadamente buena con ella mientras la jovencita no podía dejar de pensar que no había hecho nada especial para ganarse su cariño. Ella tan solo era una ratita de la calle que hasta hace muy poco no tenía ni una triste hogaza de pan que poder llevarse a la boca. Por un segundo pensó en qué sería de su vida si los vampiros no hubieran irrumpido en ella. Si… seguramente se habría quedado junto a su querida amiga cuando esta le ofreció estar a su servicio, al mismo tiempo que buscaría a su hermano por la ciudad. Si…. ¡Qué diferente sería todo!

Pero sus divagaciones tuvieron que quedar relegadas a un segundo plano, cuando Ignacio Giovanni se disculpó ante ella y mencionó el sobrenombre que habían utilizado sus primaspara referirse a su persona – Yo… el placer es mío. No… no fue nada que otra persona no hubiera hecho en… en mi lugar… – Afirmó entrecortadamente mientras él le besaba la mano, sin poder evitar que sus mejillas se sonrojaran intensamente cuando el apuesto joven la miró con intensidad. - ¿Por… por qué me llamaron así? – Preguntó con curiosidad, arrepintiéndose al instante, sin saber si estaba siendo demasiado indiscreta.

Cuando el primo de Anna y Celia solicitó un poco de vino y afirmó que la gran mayor parte de los hombres de la sala estaban allí como aves de rapiña para intentar conseguir los despojos del cadáver aun caliente del prometido de Lady Scarpati, Leonor no pudo evitar sentir que algo andaba muy mal con aquella gente, mientras apretaba la mano de su amiga para que supiera que estaba allí para todo lo que necesitara.

-Creo que todo el que acuda a esta fiesta por esos motivos que mencionáis es lo suficientemente rastrero e irrespetuoso como para no merecer ni una mirada de mi querida Gianna. ¿No os parece, milores?– Preguntó bastante enfadada con cierta mirada acusadora hacia los dos hombres, perdiendo la inseguridad que había mostrado antes y el miedo a decir lo que pensaba. No le importaba que alguien pudiera llegar a humillarla a ella, pero cuando se trataba de defender a las personas que le importaban, sacaría las garras sin medir sus palabras ni las consecuencias que pudiera acarrear insultar a un noble. Tan solo esperaba que su Domitor no estuviera allí por esos motivos, o no sabría cómo reaccionar.

Gianna escuchaba atenta todo lo que allí se decía. El hombre, Ignacio, parecía saber mucho más que ella sobre aquella fiesta pero no dijo nada porque Leonor estaba interesada en algo que él había dicho y esperó a que la pelirroja terminara. Sin embargo no todo quedaba ahí, sintió la mano de Leonor aferrarse a la de ella y sonrió aunque por dentro tenía ganas de matar a alguien.

-Ahora entiendo tantas miradas pero no te preocupes, Leonor, mi tío no se saldrá con la suya.

Claramente Gianna estaba molesta.

-Nadie va a deslumbrarme cob sus trajes caros y mucho menos con sus enormes pabzas. Nadie.

Miró a todos, a los tres, uno por uno. Su tío no había entendido nada y la dedafiaba aun sabiendo que amaba a su hijo. Pero, Cirino tampoco quería casarse así que dudaba muchos que hubiera una boda.

-De todas maneras, lo que tenemos que hacer es disfrutar de esta fiesta y ya

Luego se encargaría del motivo de esta.

Ignacio pareció dar una sonrisa parecida a la de Dante en el momento de verla con las mejillas coloradas. “Les pregunte y me respondieron que fue por su brillante pelo rojo y por la forma tan refinada en la que comportas, como toda una dama.” Respondio con una media sonrisa dejando la mano de ella para volver con la anfitriona de esa mansión.

“Totalmente de acuerdo. Muchas veces los nobles de esta ciudad parecen comportarse peor que bandido de la calle.” Comento con malicia dándole un par de mirada a los que vigilaban a Gianna. Konrad también afirmo con mucha seguridad hacia ella y tal vez haciendo algo mas liviano el corazón de Leonor.

Entonces fue que tras las palabras de la noble que Ignacio busco la mano de ella. “Tiene toda la razón mi lady. No les haga caso y venga a bailar un poco, que mi familia no ha venido a faltarle el respeto a usted o al recuerdo de su prometido.” Comento el hombre que si bien tuviera la mano de ella la acercaría a él. “Le parece que hagamos un baile, no se preocupe que no nos alejaremos demasiado de su amiguita.” Le propuso buscando tal vez algo de privacidad con la mujer.

Por su lado Konrad hacia la misma sugerencia ofreciendo esa calida mano que Leonor conocía por lo dulce que a veces era, mientras otras no. Pero en ese momento no se veía enojado solo algo neutral en su gesto tal vez por el comportamiento de los demás nobles.

La sonrisa de Ignacio le gustó por lo atractiva que le parecía en aquel rostro curtido de ojos claros y de negros cabellos. No obstante, en el momento en el que el noble respondió a su pregunta, la jovencita supo inmediatamente que estaba mintiendo, puesto que de todos era sabido que la escarcha era fría como el hielo, todo lo contrario de sus ardientes cabellos rojizos… Además de que recordaba haberle dedicado algún que otro improperio, tanto a los asesinos que intentaron acabar con la vida de las Giovanni como a Dante, el cual había tratado de tomarse más licencias de las que ella le había permitido y había insultado a Anna en medio de la calle frente a ella obligándola a intervenir. Por todo esto no creía que Anna y Celia la describieran como una dama precisamente, sino más bien como todo lo contrario.

Pero Leonor se guardó muy mucho de revelar sus pensamientos en esta ocasión, arqueando tan solo la ceja en una expresión escéptica, mientras su interlocutor devolvía de nuevo toda su atención a la anfitriona de la fiesta, y su Domitor aprobaba con sus gestos las últimas palabras que había pronunciado refiriéndose a los nobles presentes en la sala.

No le pasó desapercibido a la huérfana el cómo Ignacio se adueñaba de la mano de su querida amiga. Lamentablemente no había nada que pudiera hacer para evitar que Gianna acabara bailando con su invitado si era eso lo que ella deseaba, a pesar de que a Leonor no le terminaba de gustar que empleara el diminutivo “amiguita” para referirse a su persona y que no creía ni por un segundo que el Giovanni no estuviera en aquel lugar por algún tipo de interés hacia la soltera de oro más hermosa de Venecia…

Por todo ello, y pese a su instinto protector, la damita suspiró profundamente y aceptó con sumisión la gentil mano de su acompañante, sin poder evitar que ese familiar escalofrío de placer recorriera su espalda cada vez que él la trataba con aquella delicadeza exquisita.

Si bien Gianna sabía que su tío en algún momento iba a querer casarla de nuevo, pensó que haciéndole dicho lo de Cirino, lo pensaría antes de intentar casarla con el mejor postor. Se sentía enojada y apenas escuchaba lo que sus tres acompañantes decían. Sólo reaccionó cuando dijo aquello sobre el apodo de Leonor e incluso hizo un gesto de asombro, ¿como podía ser su hermosa amiga comparada con la escarcha cuando era puro fuego? No lo sabía pero tampoco pudo poner más atención en ello porque entonces el hombre la invitó a bailar, no estaba segura, se sentía algo consternada pero aceptó yendo de la mano con él y esperando que Leonor y Konrad los acompañarán.

-Nunca pensaría que vos o vuestra familia estaría aquí para ofender me.

Y claro, sólo se había postrado bien con ellos, así que esperaba sólo cosas buenas aunque la vida siempre daba sorpresas. Comenzó a danzar con él aunque su mirada a veces se desviaba porque notaba que muchos hombres la miraban.

-Parece que muchos te odia ahora mismo...

Sonrió, aquello era una locura porque ella no quería nada de eso. Estaba harta de todo y aunque tenía muchos lujos pero no tenía toda la libertad que quería, el hombre al que amaba preferia tenerla de amante y en cierto modo era lo mejor porque ella no iba a dejar a Bastien o a cualquier otro que se cruzara en el camino. No se dio cuenta que estaba apretando la mano de Ignacio con cierta fuerza y lo miró a los ojos, lo único que deseaba era irse lejos donde nadie la conociera. Quizás Leonor tendría mayor suerte que ella.

Cuando finalmente la joven se dejo conducir por su acompañante, que no la alejo mucho de Gianna ya que ambas podian verse, para tener una charla mas privada que la que podria ser ahi entre los cuatro.

“De nuevo metiendote en lios, que deseas enemistarte contra todos los nobles aqui reunidos?” pregunto el noble no con una tono de recriminacion sino de simple curiosidad. “Me parece correcto que defiendas a tu amiga, pero no parescas como si fueras a golpear a cualquiera que le acerque. Eso solo trae problemas.” Le aconsejo con tranquilidad mientras la arrimaba mas cerca suyo.

De cualquier forma parecia que el guerrero no queria internarse mucho en ese tema. “Dejando eso de costado, espero estes disfrutando de esta fiesta. No es algo que planee demasiado pero me interesaba ver si podriamos tener otra oportunidad de bailar.” Comento con una media sonrisa mirandola desde arriba por su altura.

Por su lado Gianna se encontraba con su acompañante que no la alejo demasiado del lugar donde los cuatro charlaban, empezando a envolverla en sus brazos antes de iniciar los pasos para la danza.

“Entonces piensa lo correcto, porque aunque este de mas decirlo me gustaria que quedara claro que si bien tiene una amistad con mis primas eso con el tiempo se termina pasando al resto de la familia.” Le aclaro con una leve sonrisa. “Aunque claro no solo amistad es lo que podemos ofrecerle.”

Rio por lo bajo ante su comentario por los demas hombres. “Dejelos que odien, no seran los primeros ni los ultimos…” comento el hombre sin darle gran importancia a las mirada que muchas veces disimulaban mejor y otras no tanto. “De cualquier modo comprendo su envidia, viéndome a mi bailar con una mujer tan bella y hermosa como usted seguro les hace dar cuenta que ellos nunca podran.” Comento el hombre al tiempo que acompañaba un poco el apretón de ella pero sin hacerle daño.

“Igual son mucho inconveniente estas personas, si tan solo hubiera una forma de sacarlos sin que juraran una y mil venganzas estupidas.” Dijo el hombre que de poco no solo la miraba de mas cerca sino que se movia al cuello de ella. “Sino podriamos ser nosotros lo que podriamos partir de aquí.” Sugirió en un susurro.

Leonor se dejó conducir por aquel hombre que conseguía que su corazón latiera con fuerza, sin saber qué era lo que le diría. Cuando comenzó a preguntarle si se había metido de nuevo en líos, su primer pensamiento fue hacia el agradecimiento del Giovanni por haber salvado a sus primas, ya que ella nunca le había contado nada de aquello. Por esa razón sus mejillas se encendieron, pensando que quizá Konrad castigaría a Josef por no haber impedido que se pusiera en peligro.

No obstante, aún le resultaba extraño que Konrad hubiera sabido las razones por las que Ignacio mencionó que Anna y Celia la conocían, pero en el momento en el que el Vampiro mencionó una posible enemistad con los nobles por defender a su amiga, la damita suspiró algo más calmada y le miró arqueando una ceja y dedicándole una sonrisa felina.

-No seas tan alarmista, que tan solo he dado mi opinión delante de un Giovanni… y créeme que la única razón para que alguno pudiera enemistarse conmigo, sería el hecho de que aún no me hayas comprado un vestido adecuado para este tipo de celebraciones y tenga que acudir a la fiesta de Gianna con un traje prestado por dicha familia. – Le devolvió susurrándole dichas palabras al oído de forma seductora, sorprendiéndose a sí misma por su coquetería.

-Estoy encantada de estar aquí contigo… y sabes que no necesitas la excusa de ninguna fiesta para que bailemos – Dijo al fin, aun sintiéndose algo extraña al pronunciar dichas palabras que hubieran sido impensables para ella no hace mucho - ¿Me dirás ahora cuál es el verdadero motivo para estar aquí y por qué no me dijiste nada de la muerte de Leonzio? – Preguntó algo mordaz, esperando que no se tomara a mal su actitud confiada hacia él.

Gianna bailaba con Ignacio, consciente de que además de esos ojos podrían haber doa pares más que si le preocupaban: Cirino y Bastien pero podría decirse que ellos también le habían dejado sola, así que decidió disfrutar con aquel joven de los Giovanni.

-Por ahora somos sólo amigos pero quién podría saber qué seremos cuando termine la noche.

Aunque Gianna no quería aquella fiesta y estaba de malas por el motivo de ella, decidió que iba a disfrutarla y que iba a disfrutar con Ignacio, aunque a su ritmo.

-Tal vez tengamos que danzar algún rato más antes de echar a esos feos hombres que le odian.

Sonrió con malicia mientras danzaba echaba una mirada a su amiga que parecía muy contenta con su acompañante y no era para menos.

-¿Me está proponiendo huir, mi señor?

Por primera vez en la noche sonaba divertida e interesada.

-¿Puedo saber para qué?

Los pasos de Gianna cada vez eran más cercanos al cuerpo de Ignacio.