DM: Rifts: Turno 36:
Introducción individualizada:
Grupo A: "Últimos Rifts Warriors."
Grupo B: "Los "nuevos" Rifts Warriors" (en realidad Gonzalo es el único nuevo, pero los demás regresan tras meses de ausencia).
Grupo C, individual: "El desertor":
Grupo A:
Tarde del jueves, 27 de julio de 104 PA:
Daeron cubre el cuerpo de Lara con una bolsa de plástico, cierra el compartimiento de carga del Mercator herméticamente y pone el aire acondicionado del vehículo al máximo. Eso ayudará a preservar el cadáver de lo peor de los estragos del calor y lo aislará por completo de los insectos y otros carroñeros.
Baldwin apunta cuidadosamente el eyector de plasma que perteneció a Maximus. Es realmente pesado y poco manejable, y sin embargo su anterior propietario lo llevaba como si fuera ligero como una pluma. Se concentra al máximo en el blanco. Sabe que ha de ser un disparo perfecto para devastar por completo una franja de espesísima jungla de diez metros de largo por unos tres metros de ancho y sin provocar un incendio ni dejar obstáculos a nivel del suelo que dificulten el avance del Mercator y Tifón.
Geoffrey busca madera adecuada para hacer estacas, pero la madera de la jungla que encuentra es casi toda demasiado blanda. Tan sólo encuentra una rama de madera dura, que rápidamente convierte en una afilada estaca usando su espada psíquica.
El Delphi Juicer se concentra al máximo y apunta con toda la precisión de que es capaz. Sus compañeros Daeron y Geoffrey cierran los ojos para no quedar cegados por el fogonazo de plasma. El Juicer vacía el cargador de su cañón de plasma y se escucha el sonido característico de la potente arma cuando arrasa y desintegra todo cuando encuentra a su paso. Cuando sus compañeros abren los ojos ven que lo ha conseguido. Ha logrado abrir camino. Ambos le felicitan y le dan palmadas en la espalda. Baldwin recarga el eyector y lo guarda en el Mercator, a continuación abre la puerta del copiloto y se sienta en su asiento. Geoffrey le dice a Tifón que se mantenga siempre a una distancia de tres metros del hovercamión. Después el caballero de piel azul se pone a los mandos del Mercator, todavía no lo pilota a la perfección (para ello necesitaría tener la habilidad de conducir camión además de la de hovercraft), pero sí lo lleva lo suficiente bien para llevar a lo que queda del grupo a donde haga falta.
Al poco rato dejáis atrás la jungla. El terreno que hay por delante es una gran pradera de hierba verde, llana y despejada. Empleando macrobinoculares podéis ver a lo lejos vuestro destino, ya se divisa la pirámide en la distancia.
Avanzáis a buen ritmo durante horas y la pirámide va ganando nitidez conforme os acercáis más y más. Ahora incluso veis una especie de columna o monolito que está delante de la pirámide.
En un momento dado veis un dinosaurio corriendo hacia vosotros, es entre dos y tres veces más grande que un velociraptor y parece casi igual de fiero, aunque en absoluto tan veloz. Geoffrey dice que es un Ceratosaurio, un depredador carnívoro. Parece casi tan grande como el hovercamión. Daeron está preocupado conforme os vais acercando a la criatura. Baldwin parece ansioso por trabar combate contra ese peligroso monstruo. Geoffrey se siente más prudente y decide acelerar y esquivarlo con una maniobra de desplazamiento hacia la izquierda. Así lo hace. Ya estáis más cerca, incluso divisáis lo que parecen ser unas cuantas chozas al lado de la pirámide y a cierta distancia a la izquierda de la pirámide hay un segundo monolito, parece probable que haya en total cuatro de esos extraños monolitos formando una especie de amplio rectángulo entorno a la pirámide.
El ceratosaurio ha quedado atrás, pero entonces por los retrovisores veis como acelera su carrera y comienza a ganaros terreno. Entonces de repente se para y se queda mirando una polvareda que tenéis al frente a cierta distancia. Os fijáis en esa polvareda, primero no se ve nada y después os dais cuenta de que la provoca una estampida de dinosaurios, parecen triceratops. Geoffrey frena, preocupado. Si os metéis entre la estampida esos enormes saurios herbívoros de tres cuernos podrían embestir el vehículo y destruirlo. El ceratosaurio está detrás de vosotros a unos treinta metros y os está mirando.
Geoffrey se da cuenta de que hay que hacer algo o el saurio podría decidirse a atacar el hovercamión. Es una maniobra muy arriesgada y peligrosa, se trata de acelerar y cruzarse por delante de la estampida de la manada de triceratops para llegar a la pirámide, aunque una vez allí no hay garantía alguna de que vayáis a estar a salvo. Al menos con la pirámide a vuestras espaldas sólo tendréis que vigilar lo que os venga por delante. Baldwin le dice a Geoffrey que no titubee más y que pise a fondo. Espoleado por los gritos del Juicer, el Caballero acelera. Al Cibercaballero mutante de piel azul no le gusta actuar por impulso, sino que prefiere meditar todas las posibles opciones en cualquier situación, sin embargo, en este caso se impone una decisión rápida.
Os lanzáis a toda la velocidad que alcanza el Mercator, que no es mucha, pero esperáis que sea suficiente. Os parece escuchar un rugido atronador que procede de la polvareda. Baldwin activa el receptor de audio externo y cuando el rugido se repite lo escucháis claramente. Es verdaderamente terrorífico y los tres deseáis no tener que enfrentaros a lo que sea que produce ese sonido. La estampida os alcanza y comienzan a pasar corriendo a toda velocidad los inmensos mastodontes que son los triceratops por delante y por detrás de vosotros. Geoffrey está con la adrenalina al máximo, esquivando los gigantescos cuerpos de varias toneladas de peso que podrían haceros volcar fácilmente si os embistieran con todas sus fuerzas.
Geoffrey ve en un momento dado como uno de los Tri-Tops embiste al pobre Tifón y le pasa por encima. Se le encoge el corazón temiendo que su caballo robot pueda haber sido aplastado al ser pisoteado por tamaño behemot. Sin embargo, respira aliviado cuando al rato ve que Tifón vuelve a correr detrás de vosotros, parece algo dañado, pero al menos está entero.
Estáis ya muy cerca del primer monolito, veis que está decorado con complejos diseños místicos, Daeron os dice que son poderosas protecciones mágicas. Los triceratops no se acercan demasiado al monolito y los que lo hacen son rechazados por una especie de campo de fuerza... Por fin la manada pasa de largo. Miráis por los retrovisores y no veis al Ceratosaurio, con un poco de suerte habrá huido de la estampida. Os preguntáis cómo vais a acercaros a la pirámide si hay un campo de fuerza. Y entonces os quedáis todos aterrados por lo que veis... Es la criatura que ha provocado que la manada de Tri-Tops huyera en estampida. Es el ser más grande y temible que nunca hayáis visto, incluso más grande que un Tiranosaurus-rex.
A Geoffrey se le cae el alma a los pies (es un decir) y murmura: "Spinosaurio..." - La terrible criatura repara en vosotros y emite un bramido atronador, sus mandíbulas llenas de dientes enormes y afilados son impresionantes. Parece más que capaz de destrozar el Mercator a dentelladas. Se acerca por vuestra izquierda a enormes pasos, en un momento os alcanzará y os hará picadillo... Baldwin musita: - "¿Luchamos?" - Geoffrey se siente bloqueado, incapaz de tomar una decisión. Entonces Daeron se acerca por detrás del asiento del conductor le agarra del hombro y le grita casi al oído: - "¡¡Acelera!!" - Geoffrey piensa que el mago se ha vuelto totalmente loco: - "¿Pero qué dices? ¡Si acelero nos estamparemos contra el Campo de Fuerza!" –
Baldwin: - "¡Pero si huimos nos dará alcance y ya lo tenemos encima! ¡Haz lo que dice!" –
Geoffrey: - "Es una locura..." –
Daeron: - "¡¡¡Aceleraaaaaaaaaaaaaaa!!!" - El Spinosaurio ha levantado una de sus colosales garras traseras y está a punto de aplastar el hovercamión con ella. Geoffrey acelera justo a tiempo de esquivar ese ataque... Los tres os encogéis en el sitio esperando una tremenda colisión contra el campo de fuerza. Colisión que no se produce.
Geoffrey frena en seco y da la vuelta. Os pasa por delante Tifón que se coloca corriendo detrás de vosotros. ¡Estáis al otro lado del campo de fuerza! Veis al inmenso dinosaurio que es está mirando. Entonces se lanza hacia vosotros... ¡pero choca con el campo de fuerza! Comienza a golpear violentamente la barrera con furiosos ataques. Os teméis que si sigue así pueda conseguir abrirse paso y os preparáis para tomar vuestras armas. Entonces el cercano monolito comienza a vibrar en unas ondas pulsantes de energía mágica que golpean repetidamente al enorme carnosaurio, obligándole finalmente a retirarse.
Geoffrey observa que hay un pequeño poblado de chozas a unos doscientos metros al Oeste de vuestra posición. Mira la altitud del sol sobre el horizonte y calcula que quedan menos de tres horas para el ocaso. El poblado parece cochambroso.
Geoffrey se lo piensa un poco y luego da instrucciones a Daeron y a Baldwin de que estén preparados en el vehículo por si hiciese falta. Él decide aproximarse al poblado sigilosamente y a pie, dado que desde esta distancia no se puede observar gran cosa, ni está dentro del alcance de su poder psiónico de Sentir el Mal. Se acerca a unos cien metros y sigue sin ver gran cosa, no hay muchos signos de civilización visibles. Se acerca sigilosamente a unos cincuenta metros de distancia del poblado y observa el panorama. Ve algunos huertos y árboles frutales detrás de las casas y también corrales con gallinas. Deduce que los habitantes deben de vivir de eso.
Las cabañas son toscas. No parece que tengan herramientas, quizá ni siquiera emplean los metales. No hay nadie a la vista, pero salen algunas tenues humaredas de agujeros en los tejados de algunas chozas, y escucha el llanto de un bebé. Parece un lugar muy miserable. Geoffrey se va acercando y conforme lo hace ve más detalles. Hay lo que parecen ser ruinas un poco más allá, hacia el otro lado de la pirámide, y delante de la misma hay una especie de templo de piedra pequeño y algo tosco.
Geoffrey extiende su mente para sentir maldad sobrenatural y no nota nada concreto, pero le da una sensación extraña. Como si un residuo de maldad flotara en el ambiente. Es como si hubiera algo al acecho, o yaciente, o como si en este lugar se hubieran cometido atrocidades y estuviera bajo el gobierno del mal. Geoffrey calcula que está a unos cien metros de la pirámide, la tiene al Norte de su posición. No se ve a nadie fuera.
Geoffrey se figura que en tiempos todo esto debió ser una magnifica ciudad, pero ahora está todo destruido o sepultado. Geoffrey vuelve de nuevo su vista a la gran pirámide. Ve lo que parece una rampa de acceso con unas esfinges a cada lado, pero eso le queda más lejos, ya que el Caballero de piel azul está en su cara Sur y eso está en su cara Oeste. Los minutos van pasando, uno tras otro.
Geoffrey se acerca hacia donde están Daeron y Baldwin. Al poco rato llega allí. Les comenta lo que ha visto y sentido.
Daeron: - “¿Entramos en la pirámide?” –
Baldwin: - “Deberíamos interrogar a la gente del pueblo. Quizá tengan un jefe o un chamán”. –
Geoffrey: - “Yo también creo que deberíamos preguntar a la gente del pueblo, pero el tiempo apremia y todo esto me da mala espina. Hay maldad flotando en el ambiente, maldad sobrenatural”. –
Daeron: - “Esto es una trampa mortal”. –
Baldwin: - “Sí, la cosa está muy chunga”. –
Geoffrey: - “No me gustará pasar aquí más tiempo del imprescindible, pero si algo aterroriza a esas pobres gentes hemos de tratar al menos de ayudarles. ¿Qué pensáis? Yo al menos lo veo así”. –
Baldwin: - “No hemos venido aquí para hacer el papel de buenos samaritanos”. –
Geoffrey: - “¿No?... Vaya, qué sorpresa... No sé qué pensarás que soy”. –
Daeron: - “No sé, tengo la intuición de que nuestras vidas penden de un hilo. Pero confío en tu criterio Geoffrey, tú eres el líder”. –
Baldwin: - “Quiero vengar a mi hermano” - mira con dureza a Geoffrey.
Geoffrey: - “Pero un Caballero jamás abandona a un inocente en apuros. Si no tratase de ayudar a estas gentes, no llegaríamos a nada. Sólo una persona de corazón puro puede pasar la prueba del fuego de Thoth”. –
Daeron: - “Eres muy noble Geoffrey, aunque todo apunta a que lo vamos a pasar realmente mal...” – Daeron sonríe.
Geoffrey: - “Y tú Baldwin no creo que pudieses pasarla. Creo que al menos deberíamos de intentarlo”. –
Baldwin: - “No te confundas. No soy un mal tipo cuando se me conoce. Pero... No sé si puedes imaginarte lo que es perder a un hermano gemelo...” - De repente Baldwin parece muy deprimido.
Geoffrey: - “Tranquilo Baldwin, te comprendo, pero en esta misión la ira, la furia, el miedo, el odio... son nuestros peores enemigos, más que cualquier ser sobrenatural... pues si nos dejamos tentar por el mal que flota en el aire... sin duda pereceremos”. –
Baldwin: - “Está bien, donde haya una buena pelea allí iré yo. ¿A quién hay que matar?” –
Daeron: - “Pues entonces debemos expulsar esos sentimientos, ¡vayamos al pueblo y que sea la voluntad de Isis!” –
Baldwin coge el eyector de plasma de Maximus y le quita el seguro: - "Vamos, pues, no perdamos más tiempo." –
Daeron revisa su pistola láser Six Shooter, suspira profundamente y se concentra revisando mentalmente los pocos hechizos que conoce.
Geoffrey: - “Daeron... confío en tus conocimientos y sabiduría”. –
Daeron: - “No deberías, no soy más que un mero aprendiz...” –
Geoffrey: - “Baldwin... eres un bravo guerrero... cuida de él.” –
Daeron: - “Mejor te iría con uno de mis antiguos maestros...” –
Geoffrey: - “Debes confiar en ti mismo, tus maestros no están ahora aquí”. –
Baldwin se concentra y una armadura transparente aparece a su alrededor. Baldwin abre la marcha hacia el pueblo.
Geoffrey: - “Sólo estamos nosotros y nuestros compañeros caídos que nos observan... ¡¡por ellos!! ¡¡Fuerza y honor!!” –
Entráis en el pueblo. Baldwin: - “¡Ah del pueblo! ¿Hay alguien ahí?” –
Geoffrey prepara el eyector de plasma. Agudizáis los oídos. Escucháis voces en un lenguaje extraño. Daeron sonríe. Geoffrey mira a Daeron e intenta templar sus nervios. La puerta de una cabaña se abre y un anciano de larga barba sale con las manos en alto y dice algo en un idioma desconocido. Daeron le contesta en el mismo lenguaje y hace gestos apaciguadores. El anciano se arrodilla ante vosotros. Geoffrey sonríe y baja su arma. El anciano hace unas genuflexiones. El anciano mira a Geoffrey y hace gestos de adoración. Baldwin se coloca tras el anciano y echa un vistazo al interior de la cabaña.
Geoffrey mira a Daeron extrañado y mira al anciano: - “Daeron dile que se levante por favor...” –
Después Baldwin va hacia el centro del poblado en posición de en guardia. Daeron se lo dice y el anciano se pone de pie.
Geoffrey: - “¿Qué te ha dicho?” –
Daeron: - “Dice que si somos los dioses, que si hemos venido a salvarlos. Dice que cuando el manto de Set cubra el mundo Anubis y sus servidores del Inframundo vendrán para cobrar su tributo en vida.” –
Geoffrey calcula que falta menos de hora y media para el ocaso. Baldwin empuja otras puertas y mira dentro.
Baldwin: - “Esto está lleno de salvajes asustados. Todos llevan taparrabos.” –
Daeron: - “Anubis es el dios de los muertos”. –
Geoffrey: - “Pregúntale que cuantos suelen ser... Cuantos de esos malvados servidores vienen a cobrar tributo”. –
Daeron habla con el viejo. El anciano enseña una mano con los dedos extendidos. Daeron se encoge de hombros.
Geoffrey: - “¿Cinco?” –
Daeron: - “Creo que no sabe contar. No entiende muchas de las cosas que le digo. Y eso que mi egipcio antiguo es perfecto... Tal vez es que han perdido palabras. ¿Cómo se puede degenerar tanto? No llevan aquí más de doscientos años. Lo sé bien, y hará unos ciento cincuenta eran una cultura rica y floreciente. Aquí había magia poderosa, pero no la detecto por ninguna parte.” –
Geoffrey: - “Tal vez el miedo, Daeron. Debemos ayudar a estas buenas gentes y prepararnos para cuando caiga la noche”. –
Daeron: - “Alguien ha destruido una cultura entera, Geoffrey. Nos enfrentamos a criminales de una especie inimaginable”. –
Baldwin: - “No tienen armas, todo despejado”. –
Geoffrey: - “Y crees que después de saber esto... ¿sería capaz de abandonarles y entrar en la pirámide? Mi conciencia me traicionaría. No podría entrar en la pirámide y rescatar el objeto”. –
Baldwin va hacia el templete de piedra.
Baldwin: - “La puerta parece cerrada por dentro... Qué extraño”. –
Geoffrey: - “Daeron... pregúntale de donde vienen esos servidores de Set”. –
Baldwin empuja. Daeron le hace la pregunta. El anciano parece asustado viendo lo que está haciendo Baldwin.
Geoffrey: - “Tal vez podamos acabar con ellos antes de despierten de su letargo”. –
El anciano se pone a hablar atropelladamente.
Daeron: - “Creo que dice que vienen del desierto, pero que esa es la casa de algunos de ellos...” –
Geoffrey: - “Bien... démosles una lección antes de que caiga la noche”. –
Falta menos de una hora para el ocaso. Baldwin hace un esfuerzo sobrehumano. Veis que tiene todas las venas hinchadas por el esfuerzo. Geoffrey corre a ayudar a Baldwin. Ambos empujan usando al máximo sus fuerzas. De repente se oye un crujido tremendo, como de algo de madera que se rompe, quizá una tranca que barraba el paso. Y la puerta de piedra comienza a ceder. Tardáis lo que parece una eternidad. Geoffrey silba para que llegue Tifón y empuje también. La puerta va cediendo centímetro a centímetro. En un momento dado habría sitio para que entrase uno de lado. Daeron se ha acercado. Geoffrey se aparta para que empuje Tifón y crea el escudo psíquico y prepara una estaca.
La armadura mental de Baldwin ha desaparecido hace un buen rato. Tifón empuja aunque resbala en el suelo arenoso. La puerta está medio abierta y el sol entra débilmente por ella, aunque ya se está poniendo. Daeron saca de su mochila el espejo de afeitarse y enfoca los débiles rayos del sol hacia el interior del templete. Geoffrey entra adentro estaca en mano y escudo psíquico en el brazo izquierdo, el espacio interior no es muy grande, está lleno de telarañas y huele mal. En el suelo ante Geoffrey hay tres sarcófagos.
COMBATE CONTRA UNOS VAMPIROS EN EL TEMPLETE:
Primera Melee:
Primer Ataque:
Segundo Ataque:
Tercer Ataque:
Cuarto Ataque:
Quinto Ataque:
Sexto Ataque:
Geoffrey saca el primer sarcófago al exterior, al ser alcanzado por la luz del sol el cadáver estalla en llamas. Baldwin intenta sacar el segundo, pues quedan muy pocos minutos para el ocaso, pero no se ve con fuerzas suficientes para arrastrar el pesado sarcófago. Geoffrey acude corriendo y también lo saca. El esqueleto del vampiro niño estalla en llamas.
Se hace de noche. Geoffrey acude junto al esqueleto de la vampira y le corta la cabeza con la espada psíquica, la tira a la pira que se está extinguiendo de los restos del segundo vampiro. Daeron recoge las estacas que ha creado y las pone en el tercer sarcófago, después las enciende con un conjuro y finalmente el tercer cadáver arde en llamas.
Daeron llama mentalmente a su Globo de Luz, que se sitúa obedientemente sobre su hombro. Geoffrey observa que los aldeanos se han encerrado a cal y canto en sus chozas, seguramente están muy asustados por lo que acabáis de hacer y temen que esto acarree las iras de los dioses oscuros de la noche. Daeron se concentra y crea doce estacas de recia madera. Geoffrey las afila con su espada psíquica y se guarda seis, le entrega a Baldwin otras seis. Ahora os sentís dispuestos para matar a los vampiros que haga falta...
Geoffrey observa que se está levantando una espesa niebla detrás del poblado, a unos doscientos metros y eso le parece muy sospechoso. Disipa la espada psíquica y crea el escudo. Le parece que por todas direcciones se acerca niebla muy lentamente, aún está lejos. Daeron se pone alerta, ve como Geoffrey hace aparecer un escudo blanco azulado de la nada, agarra una estaca y se prepara para la batalla. Todo está mortalmente silencioso, tanto que escucháis vuestras respiraciones. Daeron siente un escalofrío que le recorre el cuerpo y se agarra su amuleto. Parece pensar en algo, mientras da vueltas al objeto atado a su cuello.
Geoffrey activa su poder de Sentir el Mal y Daeron ve que por un instante una onda de energía psíquica rodea la cabeza del caballero. Daeron se decide a hablar con Geoffrey.
A Geoffrey le parece sentir una presencia muy maligna, pero no alcanza a saber dónde, ni siquiera cree que esté dentro del alcance. Tal vez sea tan intensa que pese a estar lejos se detecta. No está seguro, pero cree que no hay nada maligno en un radio de cuarenta y tres metros.
Daeron: - “Geoffrey... - Geoffrey mira a Daeron. – Sé que esto podría sonarte muy descabellado pero... Quisiera probar algo, no puedo deciros qué, pero quisiera hacerlo. ¿Podréis confiar en mí?” –
Geoffrey: - “Si piensas que puede ayudarnos... Siento una presencia maligna muy intensa...” –
Daeron: - “Sí, de pronto tengo una fe inmensa en lo que voy a hacer. Geoffrey, quiero que sepáis que confío en vos, y que os admiro mucho”. –
Geoffrey: - “Vamos... vamos... nada de despedidas”. –
Daeron entonces, sin decir más palabra, se incorpora y se aleja en dirección a la pirámide.
Geoffrey: - “Fuerza y honor...” –
Daeron guarda en su mente las palabras de Geoffrey "fuerza y honor..."
Geoffrey ve como Daeron se acerca a las esfinges. Las esfinges gemelas comienzan a abrir los ojos. Baldwin se acerca corriendo.
Baldwin: - "¡Alto! ¡No hagas eso Daeron es una trampa! ¡Mira!” - Baldwin coge una piedra y la lanza entre las dos esfinges, de repente estas arrojan una especie de rayo mágico blanco y la piedra es volatilizada.
Los tres compañeros discuten brevemente. Al final Daeron logra convencerles y les pide que le traigan el cuerpo de Lara del hovercamión. Baldwin hace lo que le piden y vuelve con el cuerpo de Lara metido en la bolsa negra de plástico, se lo entrega a Daeron. Daeron piensa en la terrible muerte de la pobre Lara y sabe que es esta la oportunidad de intentar su regreso. Toma en sus brazos a Lara.
Daeron se gira hacia las esfinges, Daeron da un paso, luego otro, y otro, y otro. Se sitúa entre las esfinges. Sus compañeros lo ven. Daeron piensa que ha llegado el momento de tener fe en la pureza de su espíritu. Un pensamiento impuro le costará la vida.
Los ojos de las esfinges se abren y lo bañan todo con una intensa luz blanca. Geoffrey y Baldwin lo ven, es una luz pura, como nunca han visto. La luz no parece afectar en modo alguno a Daeron ni a su carga.
El mago avanza con decisión y llega hasta la rampa de la pirámide. Hace un esfuerzo y sube el peso del cuerpo de Lara por la rampa. Al llegar al final ve un bloque de piedra maciza que bloquea la entrada. Se sitúa delante mismo del bloque. Cuidadosamente coloca a Lara en el suelo mientras agarra su amuleto y lo coloca dentro del hueco, haciéndolo encajar perfectamente. El bloque desaparece de la existencia, el interior es una absoluta negrura. Geoffrey y Baldwin ven que la luz de las esfinges se ha apagado por completo. Daeron toma a Lara nuevamente en sus brazos, sonríe, seguro de sí mismo por su siguiente paso, y llama la esfera de luz para que le guíe. El globo de luz acude a Daeron e ilumina un pasillo de piedra que parece conducir directamente al centro de la pirámide. Daeron dirige la esfera delante de él y comienza a adentrarse en la pirámide. El bloque de piedra vuelve a materializarse tras él, sellando la entrada por completo.
Daeron avanza paso a paso por el corredor y llega a una amplia sala cuadrada de alto techo. Esto no se parece en nada a lo que un egiptólogo esperaría encontrar en el centro de una pirámide. Hay una especie de recuadro de piedra azul en el centro de la estancia y en el centro de ese recuadro hay un altar de piedra, sobre el altar hay un pequeño cofrecillo que parece hecho de oro macizo, aunque por lo demás parece bastante mundano. Daeron no siente magia en el cofre, aunque tiene el presentimiento de que esta sala es el corazón de toda la magia que hay en todo el desierto y en todo el valle.
Daeron se acerca hacia el altar, tan pronto como pisa el suelo de piedra azul todo se ilumina con una luz blanco azulada que le golpea de lleno... ¡y comienza a entrar dentro de él! Daeron siente la magia fluir a través de todo su ser. Coloca cuidadosamente el cuerpo de Lara frente al altar y comienza a sacarlo de su bolsa. Nunca en tu vida había sentido tal cantidad de poder mágico en su interior. Una poderosa aura mágica rodea su cuerpo. Instintivamente se activa su poder de Manipular Objetos, además a una potencia inusitada. Nota que puede hacer levitar a voluntad cualquier cosa y que se desplace a donde él quiera. Daeron hace levitar el cofre hasta situarlo ante sí. Extiende las manos y las coloca por debajo del cofre, mientras lo posa muy lentamente en ellas. Tan pronto como toca el cofre, unas letras de fuego aparecen en su superficie, puede leerlas perfectamente:
"Antes que este poderoso cierre sea abierto...
Debes de mencionar tu Avaricia.
Por aquello que yace en su interior...
Di para ti mismo un número
Que esté entre uno y cuatro,
O bien elige no tomar carta...
En cuyo caso no molestes este cofre nunca más".
Daeron piensa en un número... El tres, la trinidad, la perfección. En ese momento en cada una de las caras de oro del cofre aparece un tres y las letras de fuego desaparecen. El cierre se abre y Daeron ve lo que parece un mazo de cartas puestas boca abajo. El reverso muestra un remolino de caos. Daeron hace levitar el cuerpo de Lara hasta el altar. El cuerpo se posa suavemente en el altar, y una sombra gris aparece en el techo, una silueta vaga e indiscernible, pero que parece humanoide.
Mientras tanto en el exterior la niebla parece cubrirlo todo... Geoffrey siente maldad a su alrededor, pero parece impregnar toda la niebla... El caballero piensa en todo lo bueno que hay en su interior y se prepara para la lucha. Se escuchan unas carcajadas, que parecen venir de todo el Valle y se pierden en ominosos ecos. Se levanta un viento maldito que os arroja arena. La visibilidad es casi nula. Geoffrey protege sus ojos con el escudo, Baldwin se cubre los ojos con su visor especial (el que incluye su yelmo PAS implantado), que se acopla a su cara.
Baldwin: - “Tranquilo Geoffrey, no veo nada en los infrarrojos ni en la visión termal... Estamos solos, por ahora..." –
Mientras en el interior de la pirámide...
Daeron entona una oración a los Tres Señores y a Isis. El poder le llena, se siente como un dios menor. Se acerca al cuerpo de Lara y coloca su mano sobre su frente. Sigue rezando a sus dioses y pide por el alma de Lara y la de todos sus compañeros que yacen en otro mundo. Daeron toma una carta con mucho cuidado y la coloca sobre el pecho de Lara, deseando su regreso al mundo de los vivos... Ha sacado la carta del Ankh, el sagrado símbolo de la vida del Panteón de la Luz (egipcio). Una luz pura baña el cadáver de Lara, regenerándolo por completo de todo daño y de todo síntoma de descomposición. Daeron se concentra y manipula la luz pura del bien con todo su inmenso (aunque temporal) poder mágico y atrapa el espíritu gris que flotaba en el techo, lo fuerza a que entre en el cuerpo de Lara... ¡que repentinamente grita! ¡El cuerpo se estremece y abre los ojos! Su color deja de ser cadavérico, sus pechos se mueven al respirar, sale aire frío de su boca y se incorpora. Parece muy cansada y confusa. El cofre se cierra, ahora marca un dos en todas sus caras.
Daeron sonríe a Lara mientras le pregunta cómo se siente. Lara parece muda de asombro y sin palabras. Daeron se imagina que el shock traumático de la resurrección debe de ser tremendo. Lara está desnuda y se abraza el cuerpo, parece tener frío y estar muy confusa. Daeron le ofrece su brazo a Lara y le ayuda a incorporarse.
Daeron: - “Ten cuidado pequeña, aún estás un poco débil”. - Lara se levanta y sigue a Daeron, el mago se quita rápidamente su camisa y ayuda a Lara a ponérsela.
El cofre flota en el aire siguiendo a Daeron. Lara lo mira con asombro.
Daeron: - “No te preocupes pequeña, va a estar todo bien”. - Sobre el otro hombro de Daeron flota la luz mágica. Daeron toma el cofre y con la otra mano abraza a Lara por la cintura para ayudarla a caminar hasta que pueda hacerlo sola.
Daeron: - “Ven, vamos, los demás nos esperan”. - Daeron entona una oración de agradecimiento a los Tres Señores y una a Isis con todo fervor.
Los dos avanzan juntos hacia la salida, cuando llegan al bloque del portal de entrada este desaparece y salen al exterior, a la noche. Está todo nublado, y los sentidos de Daeron perciben que algo va mal.
Geoffrey y Baldwin sienten una poderosa luz a sus espaldas. Geoffrey mira asombrado la fuente de la luz. Ambos ven una intensa luz y dos figuras humanas, en el aire flota un cofre de oro. La figura central parece Daeron, pero está envuelto en una potentísima aura de magia, parece envuelto en crepitantes y minúsculos rayos de energía mágica. A su otro lado hay una poderosa esfera de luz, y detrás de él camina una muchacha, desnuda excepto por una camisa. Ambos descienden la rampa, pasan sin problemas entre las esfinges y se plantan ante sus compañeros.
Daeron: - “Geoffrey... fuerza y honor.” - Geoffrey mira asombrado a Daeron y a Lara, está boquiabierto. Baldwin no cabe en sí de su asombro.
En ese momento se escucha una atronadora carcajada que parece provenir de todas partes, la niebla se aparta una veintena de metros en todas direcciones. Veis a dos vampiros, pálidos y malévolos a vuestra izquierda y otro a vuestra derecha, y al frente se acerca flotando un trono, en el que hay una figura envuelta con una capa roja como la sangre de la que proceden las horribles carcajadas.
Geoffrey piensa en el Código para reunir todo su coraje... ahora no puede desfallecer. Daeron se queda junto a Lara para protegerla. Geoffrey siente una apabullante sensación de maldad que procede de la figura en el trono volador.
Señor Blood: - "¡¡Habéis sido tan, tan amables!! ¡Ja, ja, ja, ja! ¡Gracias, muchísimas gracias por traerme el objeto que más ansiaba". –
El Señor Blood extiende una mano y genera una poderosísima corriente telequinética que en circunstancias normales habría bastado para tomar el cofre. Sin embargo, Daeron se interpone con todo su poder y la inmensa fuerza mágica tomada en la pirámide le permite derrotar a la formidable fuerza mental del Señor Blood.
Señor Blood: - "¿Cómo es posible? ¿Quién osa desafiarme?" –
Daeron: - “Las fuerzas de la luz. Déjanos partir en paz, vuelve al lugar de donde viniste”. –
El Señor Blood hace posarse su trono en el suelo. Se levanta y su capa roja ondea majestuosamente. Es calvo y muy pálido, tiene unos terribles colmillos, y unos ojos rojos y luminosos. Viste los ropajes negros de un sacerdote del Mal y se cubre con una capa que parece hecha de sangre líquida mágica. Extiende una mano rematada en garras y hace como si estrujase algo. ¡De repente la luz que hay al lado de Daeron titila y se apaga! Ahora la única luz procede del aura de magia que rodea a Daeron y de la luna y las estrellas.
Los otros tres vampiros rugen rabiosos... ¡y se lanzan al ataque!
COMBATE CON EL SEÑOR BLOOD Y TRES VAMPIROS:
Primera Melee:
Primer Ataque:
Segundo Ataque:
Tercer Ataque:
Cuarto Ataque:
Quinto Ataque:
Sexto Ataque:
Séptimo Ataque:
Segunda Melee:
Primer Ataque:
Segundo Ataque:
Tercer Ataque:
Cuarto Ataque:
Quinto Ataque:
Sexto Ataque:
Séptimo Ataque:
Tercera Melee:
Primer Ataque:
Todos os habéis quedado parados. El vampiro restante está asombrado, parece paralizado por el estupor de haber contemplado la espectacular destrucción de su amo. Baldwin se da cuenta de que esta es su oportunidad. Le clava la estaca en el corazón con brutal violencia, empalándolo de parte a parte. Geoffrey vuelve a ver perfectamente y ya no siente dolor. Rápidamente corta las cabezas de los tres vampiros. Daeron crea leña de sobras y enseguida arden seis piras distintas. El Señor Blood y sus vampiros son historia.
Fin del Combate. Resultado de: Apocalíptica Victoria Aventurera. Bajas enemigas: 4. Bajas aventureras: -1 (resurrección de Lara).
Geoffrey abraza a Daeron y a Lara, y también a Baldwin. Los cuatro estáis increíblemente contentos y dais saltos de alegría, os dais palmadas en la espalda y os abrazáis y dais la mano. ¡Esta noche los Rifts Warriors han logrado algo verdaderamente grande!
Cansados, pero contentos, vais al poblado y Daeron explica al jefe todo lo sucedido. Os dan comida y alojamiento y dormís toda la noche como lirones.
Viernes, 28 de julio de 104 PA:
Descansáis durante todo el día. Daeron ha perdido la omnipotente aura mágica que le rodeaba la noche anterior, pero aún así se le ve plenamente revitalecido.
La alegría de Daeron se disipa cuando ve que el sistema de soporte vital de la cabeza de Sanakin se ha quedado sin energía... Eso significa que el valiente cyborg ha muerto. Se lo dice a los demás, que se quedan apesadumbrados. Daeron decide que lo mejor que puede hacer es dejar la cabeza en el altar que hay en el interior de la pirámide. Al menos de ese modo el cerebro nunca se descompondrá debido a la magia de la pirámide. Lleva la cabeza hasta allí, la deposita con delicadeza en el altar y reza las palabras de despedida a los muertos según el ritual de Isis. Cuando sale de la pirámide sus compañeros le esperan fuera, cabizbajos. Daeron les dice que no deben estar tristes, pues Sanakin murió como un héroe y seguro que ahora estará en el paraíso, fuera cual fuera su religión.
Pasáis el resto del día, reposando, meditando y recuperándoos física y mentalmente. Los aldeanos le dan ropas, algo toscas eso sí, a Lara.
Sábado, 29 de julio de 104 PA:
Por la mañana temprano, Baldwin está paseando y entre las ruinas y cascotes que hay al norte de la aldea descubre una extraña y amplia choza en la que no parece vivir nadie. Entra dentro y hace un sorprendente descubrimiento. En el interior hay un NG Sky King skycycle y dos armaduras Flying Titan Power Armor... ¡un verdadero tesoro! Corre a buscar a sus compañeros y se lo enseña. Los vehículos son modelos de los años 90 del pasado siglo I, y pese a la espesísima capa de polvo y suciedad que los recubre (y que seguramente las pilas nucleares estén bastante agotadas) parecen encontrarse en muy buen estado, sin duda es todo un hallazgo. La pregunta es... ¿cómo vais a transportar eso? Tal vez podríais llevar las dos power armor en el Mercator, pero entonces dentro sólo irían el conductor (Geoffrey) y un copiloto (tal vez Daeron), Baldwin tendría que ir a pie y Lara podría viajar en el caballo robot de Geoffrey, Tifón. El Sky King seguramente tendríais que abandonarlo ya que es demasiado pesado y voluminoso como para llevarlo en el Mercator y no tenéis piloto que lo lleve.
Daeron pregunta a la gente del poblado acerca de esos vehículos. Os explican que hace unos diez años llegaron volando desde el cielo. No hablaban la lengua sagrada y no pudieron entenderse con esos “mensajeros del cielo”. Una noche después de su llegada llegaron los servidores de la oscuridad y se los llevaron... convirtiéndolos después en seres como ellos... los últimos tres vampiros que destruisteis el jueves. Suponéis que seguramente eran aventureros o buscadores de fortuna que habían oído hablar de la pirámide y pretendían saquear sus tesoros, pero el Señor Blood los convirtió en sus servidores eternos.
Lara le devuelve su pistola láser a Baldwin, no queda munición. Baldwin le deja a Lara su rifle JA-12 al menos hasta que lleguéis a la civilización. Geoffrey por su parte le cede a Lara su armadura de reserva, la Crusader, que aunque es ligera está bastante mejor que las casi destrozadas armaduras de Geoffrey y Baldwin. Daeron no tiene armadura, pues la que tenía de piel de dinosaurio fue destruida en la última lucha. Geoffrey está preocupado por vuestra precaria situación, tenéis escasez de armas, de munición y estáis muy mal en cuanto a armaduras.
Geoffrey pasa casi todo el día pensando en las diferentes opciones. Piensa en abandonar su misión en Angstville para acompañar a sus compañeros y asegurarse de que llegan sanos y salvos a DarkGate. Sin embargo, después piensa en su padre adoptivo y sabe que no puede hacer eso. Posiblemente nunca llegue a estar tan cerca de Angstville como ahora, y el plan original sigue siendo válido, con sus espaldas cubiertas por la cordillera y el temible Valle de los Dinosaurios no es muy probable que la Coalición espere intrusos procedentes del norte, como no fueran saurios voladores y esos ya han aprendido a evitar las poblaciones. Quizá no se le presente una oportunidad mejor para intentar liberar a Jack Mournfolk, o al menos conocer su destino final. Sin embargo, le atormenta poner en peligro a sus amigos, o propiciar que la Coalición pudiera apoderarse del Cofre del Destino. Piensa en mandarlos de vuelta, pero si no está él para ayudarles podrían perecer en el valle con lo mal equipados que van. Otra opción sería pedirles que le esperen en el poblado junto a la pirámide. Al parecer la amenaza vampira ha sido eliminada y los monolitos mágicos repelen a toda criatura no inteligente que intente acercarse a la zona entorno a la pirámide, por lo que este lugar es bastante seguro.
Domingo, 30 de julio de 104 PA:
Por la mañana Geoffrey decide partir hacia el Este-Sudeste, en dirección a la cordillera justo al Norte de Angstville. Sus compañeros insisten en acompañarlo un trecho, para asegurarse al menos de que el Spinosaurio no ronda por los alrededores emboscado.
En un momento dado, cuando ya habéis salido de la protección de los monolitos mágicos, escucháis un terrible rugido de una bestia gigante. Daeron se asusta mucho ante el espantoso sonido y rápidamente lanza un hechizo de Armadura sobre Geoffrey, que va montado en su Tifón (los demás vais a pie). Se escuchan los monstruosos pasos de la criatura acercándose. Daeron lanza otro hechizo de Armadura, este sobre sí mismo.
Veis a la criatura aproximándose a cierta distancia y os ponéis a disparar antes de que llegue a su alcance de carga. Baldwin apunta el eyector de plasma y le dispara una descarga total, lo mismo hace Daeron con su pistola láser ligera, Geoffrey suspira y dispara una descarga total con su rifle, Lara dispara una ráfaga pulsar de tres tiros con el rifle JA-12 de Baldwin. Pese a todo el monstruo se ha seguido acercando y ahora le veis claramente, abre una boca llena de inmensos y afilados colmillos como espadas y ruge de un modo terrible.
COMBATE CONTRA EL SPINOSAURIO:
Primera Melee:
Primer Ataque:
Segundo Ataque:
Tercer Ataque:
Cuarto Ataque:
Quinto Ataque:
Sexto Ataque:
Séptimo Ataque:
Segunda Melee:
Primer Ataque:
Segundo Ataque:
Fin del combate. Resultado de victoria aventurera. Bajas enemigas: 1. Bajas aventureras: 0.
Geoffrey os da las gracias a todos y os dice que a partir de aquí seguirá él solo, os pide que os refugiéis en la aldea y le esperéis unos días.
Baldwin: - “Adiós Geoffrey. ¡¡¡Buena suerte!!!” –
Geoffrey: - “No me esperéis más de seis días, si para entonces no he vuelto...” - Entrega su diario a Daeron. El cual se acerca a Geoffrey y le pone la mano en el hombro: "¡¡Honor y Fuerza!!" (Geoffrey se sonríe internamente).
Geoffrey: - “¿Le llevarías esto a María García en Santa Fe?” –
Daeron: - “Claro que lo haré, pero sé que volverás”. –
Geoffrey le da la mano a Daeron y un abrazo, el mago se emociona. Después el Cibercaballero de piel azul se despide de Lara y Baldwin del mismo modo. Monta en su corcel robótico y emprende su viaje en solitario hacia Angstville...
Baldwin, Daeron y Lara regresan a la aldea, donde esperarán el regreso de Geoffrey custodiando el Cofre de la Fortuna. Cenan con los aldeanos, que les tratan con un tremendo respeto y les obsequian con su comida (fundamentalmente a base de verduras y huevos). Los tres charlan un poco mientras oscurece. Después se van a dormir.
Mientras Geoffrey ha avanzado unos kilómetros al galope con su incansable Tifón. Ocasionalmente escucha sonidos extraños procedentes de la jungla, aunque no frena el paso. Finalmente oscurece y Geoffrey teme tropezar con alguna rama baja y caer. Le ordena a Tifón que se ponga en modo alerta y vigile. Se sienta apoyado contra el tronco de una enorme secuoya mientras come una ración y piensa en todo lo sucedido y en las pruebas que todavía le aguardan. Después se queda dormido mientras a su alrededor suenan los sonidos de la jungla nocturna...
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Grupo B:
Tarde del jueves, 27 de julio de 104 PA:
Emil ha ingresado en el Gremio de Mercenarios y fundado su propia compañía mercantil "Emil Transports Unlimited". Ha mantenido varias conversaciones con su socio Mouser, con Gonzalo y con el mago sin cara Thomas Covenant con la intención de reunir un grupo lo bastante fuerte como para viajar por las tierras salvajes, enfrentándose a bandidos y comerciando de una población a otra.
Mouser es un socio de confianza, pero en cuanto a los otros dos Emil tiene sus dudas. El pordiosero Gonzalo parece consumido por ansias de venganza, aunque poco podrá hacer, siendo como es un mero vagabundo inexperto. En cuanto a Thomas, parece cuerdo por ahora, pero Emil no se acaba de fiar, y no contribuye mucho su increíble fealdad con ese rostro totalmente desfigurado.
Emil compra un cargamento de reproductores de audio a Jeremy, el amigo de Alexa. Esa misma noche el cargamento es cargado subrepticiamente en el camión Titan de Emil. Tanto sigilo induce a Emil a pensar que ese cargamento es robado, y muy probablemente material "caliente" por lo que será recomendable salir pitando de DarkGate lo antes posible.
Emil aprovecha la noche, su momento predilecto, para prepararlo todo para el viaje: agua, provisiones... No por primera vez se pregunta cómo ha accedido a toda esta locura. Y si realmente llegará a adentrarse en el infame y temido Valle de los Dinosaurios o si simplemente se acercará lo bastante para tener contento a Gonzalo y luego buscará una población adecuada para vender su cargamento y empezar a sacar un beneficio.
Viernes, 28 de julio de 104 PA:
Viajáis por los llanos al Sur de DarkGate siguiendo la carretera que lleva a Santo Tomás. Encabeza la marcha Gonzalo conduciendo su coche Big Boss ATV (que en realidad es propiedad del enano Halberd, pero éste no está aquí para reclamar), tiene a Thomas como copiloto. Thomas no es que sea el mejor compañero de viaje posible, el mago no para de mirar con desconfianza hacia todas partes y murmura constantemente para sí cosas ininteligibles.
Cierra la marcha Emil conduciendo el camión blindado Titan, a su lado va Mouser. El Ratling no duda en saquear refrescos espumosos refrescantes (RER) de la neverita de Emil. Ambos amigos tienen sus ligeras desavenencias en cuanto a la música que a ambos les gusta escuchar. Mouser siempre quiere poner un CD de música asquerosa de un grupo de Ratlings de New Lazlo. Emil prefiere el pop y el rock humanos de los siglos XX y XXI, y Mouser dice que eso es demasiado clásico y carca.
Así transcurre el primer día de viaje. Tranquilo y sin complicaciones dignas de ese nombre.
Sábado, 29 de julio de 104 PA:
El grupo sigue avanzando por carretera, esta es la parte más cómoda y fácil del viaje. Vuestros vehículos son de ruedas y lo ideal para ellos son las carreteras asfaltadas, lamentablemente las carreteras son una rara comodidad en el mundo de las Grietas. Conforme avanzáis hacia el Sur el terreno se va volviendo más árido y el clima más y más caluroso. Por suerte para vosotros tenéis aire acondicionado en vuestros vehículos y os evitáis la incomodidad del ardiente calor desértico. A menudo la carretera está casi cubierta de arena, pero eso no supone un obstáculo serio para vuestros vehículos.
Hacia la hora de comer llegáis a Santo Tomás. Los guardias de la puerta os detienen, Emil les muestra su licencia de comerciante de DarkGate y parecen satisfechos con eso. Ni siquiera registran los vehículos o piden los papeles de la carga, nada. Esta gente es excesivamente confiada, se nota que por aquí no han tenido muchos problemas últimamente. Uno de los guardias parece reconocer a Mouser y a Thomas (el rostro horroroso y repugnante de Thomas es inconfundible, desde luego). Sonriendo os pregunta que si sois los famosos "Rifts Warriors". Emil se siente tentado de decir que no, que sois la compañía comercial Emil Transports Unlimited, pero finalmente decide callar, un poco de buena fama por asociación no puede ser mala para los negocios... Gonzalo afirma categóricamente que sí, que pertenecéis a la compañía aventurera Rifts Warriors.
Parece ser que con la liberación de las víctimas de la banda de Cuchillo Sangriento, algunas de las cuales eran de Santo Tomás, vuestra fama se ha ido extendiendo por toda la región. Así que en ese momento el recibimiento se vuelve más cordial. Aparcáis los vehículos en una zona de aparcamiento cercana a la entrada del pueblo y os vais a un buen restaurante que os han recomendado los guardias. Emil piensa que una buena comida le vendrá bien al grupo después de casi dos días de viaje comiendo raciones de campaña.
Entráis en el restaurante y allí os encontráis a Jack Tanreack, el tecnomago está dando buena cuenta de un buen pato asado. Os sorprendéis de encontrarle aquí. Gonzalo le mira con furia soterrada. Mouser le observa inexpresivamente, Emil con curiosidad y Thomas con desconfianza (aunque Thomas mira así a todo el mundo, además es muy difícil leer la expresión de un rostro tan asombrosamente desfigurado). Os sentáis a su mesa, aunque su actitud no es invitadora, pero prescindís de eso, pues queréis saber qué noticias tiene de los Rifts Warriors. El camarero os trae la carta y pedís.
Emil le comienza a "tirar de la lengua" a Tanreack para que explique todo lo que pasó desde que se fueron de DarkGate hacia el Valle. Tanreack, un tanto a regañadientes, explica el viaje inicial de los aventureros, de como los Leatherwings casi matan a Daeron y a Solomon. Eso ya lo sabíais porque después de eso los Rifts Warriors estuvieron brevemente en DarkGate para reponerse de esa desastrosa primera incursión.
La segunda vez fue mucho peor, cuenta Tanreack. Solomon murió porque Maximus le mandó solo a recuperar unas armas perdidas al pie del promontorio de los Leatherwings. Gonzalo durante todo este tiempo mira con seriedad sepulcral a Tanreack. El tecnomago os explica que a partir de ahí todo fue de mal en peor. Maximus se sintió culpable por la muerte de Solomon y abandonó el liderazgo. Después se les unió Baldwin, el hermano gemelo de Solomon y también un Juicer. El otro Juicer, Mad Max, se las apañó para inutilizar su apreciada SAMAS. - Por como lo dice veis que Tanreack está muy resentido con sus compañeros por haber permitido que eso pasara. - Geoffrey, el nuevo líder, decidió adentrarse en el valle por el Sur, lo cual les condujo a una trampa mortal. Fueron atacados por una manada de velociraptores que mataron a la bandida Lara y a su caballo, y al cyborg Sanakin (esto os sorprende mucho, pues todos habíais pensado siempre que Sanakin era el más resistente de todos los Rifts Warriors, con su tremendo blindaje).
Tras ese desastroso combate Baldwin abandonó su coche y él, junto con Daeron y Geoffrey se internaron en la jungla. Tanreack se quedó atascado con su vehículo, pero sus compañeros le abandonaron, supone que a estas alturas ya deben de estar muertos si se fueron por su cuenta hacia el interior de esa trampa mortal que es el Valle de los Dinosaurios. Después regresaron los velociraptores, sus compañeros le habían dejado solo ante el peligro. Cuando dice esto su resentimiento hacia sus viejos compañeros queda patente. Después llegó Maximus y liberó el vehículo de uno de los árboles que lo inmovilizaban. Tanreack le abrió la compuerta trasera del hover-taller para que se metiera dentro, pero el cibercaballero decidió subirse al techo en lugar de eso. Tanreack inició la retirada, pero uno de los saurios atacó a Maximus y le mató. Tanreack consiguió escapar del valle y llegar a Santo Tomás. Os dice que planea ir a DarkGate para reparar todo su equipo dañado y acabar sus proyectos de ingeniería omnidinámica y así estar más preparado para la próxima vez que vaya al valle para intentar salvar el alma de su amigo difunto Jimily.
Tras escuchar el relato de Tanreack os quedáis todos silenciosos un rato. La mirada de Gonzalo hacia Tanreack es casi de abierta hostilidad, el tecnomago se siente incómodo ante ese escrutinio por parte de un desconocido. El primero en romper el silencio es Emil, que le propone a Tanreack que se una a vosotros. Tanreack parece pensarlo un momento, pero responde que no piensa volver al valle hasta que esté plenamente preparado para hacer algo. Emil decide no insistir. El Elfo propone a sus compañeros que descanséis en una posada y hagáis noche en el pueblo, para continuar mañana el viaje. Todos se muestran de acuerdo y a Emil le parece extraño, que Gonzalo con lo ansioso que estaba de llegar al Valle lo antes posible no ponga objeciones, además cree ver por un momento una expresión maliciosa en la cara del pordiosero.
Emil vende su cargamento de electrodomésticos y compra un cargamento de carne de ternera congelada de calidad. Lo carga en el Titan y activa el sistema de refrigeración del compartimiento de carga del camión al máximo, después lo cierra herméticamente.
Os vais a descansar. Emil le dice a Mouser que vigile a Gonzalo y que le avise si hace algo raro.
Esa noche cuando todo el mundo está durmiendo, Gonzalo se levanta y se viste. Se dirige sigilosamente al Garaje del pueblo. Fuerza la cerradura y coge una lata grande de gasolina y un soplete. Se dirige al hover-taller de Tanreack, dispuesto a incendiarlo. Cuando está a punto de forzar la cerradura del compartimiento-taller del hover vehículo siente el cañón de una NG-57 apoyándose en su nuca y escucha la voz siseante del Ratling diciéndole: - "No te muevassss..." –
A continuación se escucha la voz de Emil: - "Eso que ibas a hacer no está bien, Gonzalo, o como digas que te llamas". - Al mismo tiempo aparece una esfera de luz que flota en el aire iluminando la penumbra del garaje, la ha creado Thomas. El rostro desfigurado del mago Thomas bajo esta escasa luz resulta de lo más macabro y dantesco.
Gonzalo: - "Por culpa de Tanreack ha muerto Maximus, la única persona que ha sido amable conmigo". –
Emil: - "Tanreack no tuvo la culpa. Maximus murió luchando, como el heroico valiente que era, pero el saurio le derrotó. Culpar por eso al tecnomago es absurdo y no conduce a nada. Tal vez algún día cuando esté preparado Tanreack se una a nosotros y nos resulte de gran ayuda. Si destruyes todo lo que tiene nunca podrá recuperarse, sería casi peor que si le mataras. Destruir a un hombre no es la respuesta, eso no te traerá de vuelta a Maximus. Si lo que quieres es honrar su memoria harías mejor en seguir sus nobles ideales. Maximus nunca haría algo así, nunca buscaría una venganza tan mezquina como injustificada". –
Gonzalo se queda cabizbajo, derrotado. Mouser guarda la pistola, pues es obvio que no la va a necesitar.
Mouser: - "Vamossss Gonzalo. Ahora noss tieness a nossotrosss. Ssomosss tuss amigoss. Mañana noss essperan muchas horass de viaje". –
Volvéis todos a vuestras habitaciones a descansar. Tanreack está dentro del hover-taller, reparando su armadura, y no se ha enterado de nada de lo sucedido.
Helena se entera este día de la partida del grupo de Emil y decide seguir sus pasos para unirse a los famosos “Rifts Warriors”. Viaja para ello durante todo el día a tremenda velocidad, parándose ocasionalmente para cerciorarse de que sigue el rastro correcto.
Domingo, 30 de julio de 104 PA:
A la mañana siguiente os despedís de Tanreack y le decís que os busque cuando se sienta preparado para volver a la vida aventurera.
El entorno más allá de los campos cultivados adyacentes a Santo Tomás es decididamente desértico. Por eso Emil decide que lo mejor será viajar hasta Pedro Tomeo para aprovechar al máximo la carretera, y una vez allí abandonar la carretera (que acaba conduciendo a Angstville) y emprender rumbo norte hacia las montañas que rodean al Valle. Al menos eso es lo que les dice a sus compañeros Thomas y Gonzalo. Él y Mouser saben perfectamente que en realidad van a Pedro Tomeo para vender la carne que ha comprado en Santo Tomás.
El viaje por carretera transcurre de lo más tranquilo hasta que a primeras horas de la tarde. Gonzalo ve que hacia delante la carretera está bloqueada por un tronco, en un punto que una serie de grandes rocas situadas a ambos lados de la carretera proporcionan un lugar adecuado para una emboscada...
Tanto Emil como Gonzalo sienten peligro simultáneamente y entonces veis como de detrás de la roca de la izquierda salen tres Psi-Stalkers bandidos, y de detrás de la de la derecha salen otros dos. Detenéis los vehículos y os preparáis para combatir.
Helena ha pilotado a toda velocidad durante lo que va de día y presiente que está justo a punto de alcanzar el convoy de Emil, el rastro es cada vez más reciente.
COMBATE CONTRA CINCO BANDIDOS PSI-STALKERS:
Primera Melee:
Primer Ataque:
Segundo Ataque:
Tercer Ataque:
Cuarto Ataque:
Segunda Melee:
Primer Ataque:
Segundo Ataque:
Fin del Combate. Resultado de victoria aventurera. Cinco enemigos muertos. Dos aventureros gravemente heridos y un vehículo destruido.
Helena, la exploradora elfa, corre a atender a los heridos. Consigue hacer un verdadero milagro con Mouser, de tal manera que el Ratling se repondrá en pocos días casi sin secuelas. Logra salvar a Emil, pero el caso del Elfo reviste mucha mayor gravedad que el de Mouser. Tiene la columna vertebral severamente dañada y un brazo roto. Tanto Emil como Mouser han perdido todo el equipo que llevaban encima.
Acampáis para cuidar de Emil y de Mouser, pues ambos están inconscientes y en el caso del Elfo, las primeras veinticuatro horas serán críticas.
Helena habla con Gonzalo y Thomas durante esa noche. Debatís acerca de qué hacer. Gonzalo parece dispuesto a asumir el liderazgo por el momento. Parece que la misión de seguir avanzando hacia el Valle es irrealizable en vuestra situación actual, hecho que irrita sobremanera a Gonzalo.
Ninguno sabe conducir el camión Titán, aunque Thomas dice que sabe conducir automóviles y que tal vez podría llevar el camión por carretera a un ritmo precavido.
Gonzalo se pregunta qué es mejor, si seguir hasta Pedro Tomeo donde podréis vender la carga de carne que transporta el Titán, con lo que dispondréis de dinero para curar a vuestros compañeros, o bien retroceder hasta Santo Tomás y de ahí probablemente de vuelta a DarkGate donde puedan recibir los mejores cuidados. Decide que lo mejor es ir a Pedro Tomeo para conseguir dinero con el que pagar las curaciones.
Thomas se pone a los mandos del camión blindado Titán. Emil va tumbado en el espacio situado detrás de los asientos de la cabina. Mouser tirado sobre el asiento del copiloto. Y Gonzalo sentado y sujeto al techo del camión. Emprendéis el camino por carretera al pueblo minero a un ritmo lento e inseguro (Thomas no sabe realmente conducir una mole así).
Cae la noche en la carretera.
Entretanto, Tanreack ha reanudado su viaje desde Santo Tomás a DarkGate. Al anochecer está en la zona de ranchos al sur de la ciudad, por lo que espera llegar a su destino mañana al mediodía o algo más tarde.
El turno finaliza la noche del domingo, 30 de julio de 104 PA.
Fin del Turno 36.
DarkMaste.
Daeron: Rifts: Turno 36:
Tarde del jueves, 27 de julio de 104 PA:
Mi respeto y admiración por Geoffrey y también un poco de sentido común me indican que debemos seguir adelante, como él lo ha propuesto, sin detenernos a pensar en lo que ya fue. El camino, espero, no será tan largo pues hemos andado bastante por el Valle, y el centro del mismo no debería estar tan lejos. Ahora, mi mayor preocupación es preservar el cuerpo de Lara con la esperanza que lleguemos a la pirámide y allí pueda momificarla, para devolverla después a la vida en DarkGate o en otro lugar. Si no le pude ayudar en vida, lo haré ahora, cuando su alma vaga por el mundo de los muertos, pero todavía hay esperanzas de devolverla a su cuerpo original. El tiempo es importante en estas situaciones y puesto que hace mucho calor y las condiciones no son para nada óptimas, cubro el cuerpo de Lara con una bolsa de plástico, cierro el compartimiento de carga del Mercator herméticamente y pongo el aire acondicionado del vehículo al máximo. Eso ayudará a preservar el cadáver de lo peor de los estragos del calor y lo aislará por completo de los insectos y otros carroñeros.
Baldwin asegura que puede abrir una brecha para que avancemos por esta espesa jungla; nos retiramos un poco mientras que él apunta cuidadosamente el eyector de plasma que perteneció a Maximus y se concentra en el blanco. Geoffrey propone usar estacas de madera, pero yo me encuentro con muy poca magia disponible para prepararlas y podríamos necesitar de mi magia en un eventual combate. Nunca antes tuve necesidad de mi magia para vivir o morir y sólo ahora valoro al máximo mi formación como Alto Mago y las cosas que soy capaz de hacer, aunque sean muy pocas. Sólo ahora comprendo que un poco de mis poderes podría representar la diferencia entre la vida o la muerte de los Rifts Warriors. Poseedor de un tesoro así, decido que no es conveniente crear estacas ahora puesto que no parece haber energía suficiente en el Valle para recargarme, algo que me resulta bastante sospechoso teniendo en cuenta que una pirámide es un centro energético indiscutible. ¿Podría ser que no exista la pirámide? ¿Podría ser que estemos viajando en la dirección incorrecta? Y si es así, ¿lograremos salir con vida de este lugar? Mientras ayudo a Geoffrey a buscar madera adecuada para las estacas, comprendo que hasta ahora hemos puesto todas nuestras esperanzas en encontrar la pirámide, pero bien podría ser que no la haya y entonces ¿qué haremos? ¿Volveremos por el mismo camino? ¿Nos enfrentaremos a los peligros ya conocidos nosotros, una compañía de tan sólo tres integrantes? ¿Podremos sobrevivir al combate? ¿Tomaremos la vía de los Leatherwings? En ese momento siento que un escalofrío me recorre el cuerpo y un dolor despierta en mi muñeca dañada, recuerdo de aquel fatal incidente en que casi pierdo la vida. ¿Decidirán entonces viajar por una tercera vía, no conocida, sin saber lo que pueda esperarnos en ella? Realmente el futuro es incierto y no se lo que podría pasar si no encontramos la pirámide.
Cuando vuelvo a la realidad, Geoffrey ya ha elaborado una afilada estaca usando su espada psíquica y Baldwin está apuntando mientras se concentra al máximo. Cuando le veo así, se parece mucho a su hermano Solomon, y me da un poco de nostalgia por el héroe Juicer que tanto admiré. Cierro los ojos para evitar quedar cegado por el fogonazo de plasma, cuando escucho la descarga del cañón de plasma y el sonido característico de la destrucción; sólo espero que este ruido indique ahora una brecha que nos salve de esta maldita jungla que ya empiezo a odiar.
Elevo una plegaria a Isis y una a los Tres antes de abrir los ojos, y cuando los abro veo con mucha felicidad que el tiro ha sido todo un éxito. Aunque usualmente no soy muy expresivo, este viaje me ha despertado un cierto espíritu aventurero y de camaradería, con lo cual me lanzo hacia Baldwin, embargado de alegría, y le doy un par de amistosas pero fuertes palmadas en el hombro, mientras le sonrío. “¡Lo has conseguido! ¡Felicitaciones!” El Juicer no dice nada, pero la sonrisa en su rostro refleja lo orgulloso que se siente de la acción que acaba de realizar. Geoffrey se ve bastante aliviado y también manifiesta su alegría de la misma manera que yo, luego de lo cual Baldwin recarga el eyector y lo guarda en el Mercator. Geoffrey le da un par de instrucciones a Tifón, su valiente amigo, y todos subimos al Mercator e iniciamos la marcha, para salir rápidamente de esta jungla que parece consumirnos.
Al poco rato dejamos atrás la jungla. ¡Al fin! El terreno que hay por delante es una gran pradera de hierba verde, llana y despejada, algo que resulta reconfortante después de tanto tiempo entre el desierto y la jungla, de tantas condiciones extremas. El lugar en sí no deja de ser inquietante, pero definitivamente es mucho mejor que la espesa jungla que ahora dejamos atrás. Tomo los macrobinoculares, ansioso por saber si la pirámide está adelante, y la diviso a lo lejos. ¡Qué alegría! No puedo evitar dar un pequeño grito de júbilo e inmediatamente informo a mis amigos las buenas noticias, cosa que nos alegra a todos muchísimo. Seguimos avanzando a buen ritmo durante horas y la pirámide va ganando nitidez conforme nos acercamos, e incluso ahora se ve una especie de columna o monolito que está delante de la pirámide.
De repente, Geoffrey da la señal de alerta: a no mucha distancia aparece un dinosaurio corriendo hacia nosotros, pero no es como los que ya habíamos visto, sino dos o tres veces más grande que un velociraptor y parece casi igual de fiero, aunque para alivio nuestro no parece ser tan veloz como aquellos. Dice que es un Ceratosaurio, un depredador carnívoro, y parece casi tan grande como el hovercamión. Esto no me gusta nada, cada vez estamos más cerca del monstruo y la situación me preocupa, pues como estamos cortos de armas y protección no sé si podremos enfrentarnos a este nuevo peligro. ¿Habrá más como él al acecho? Baldwin, en cambio, parece ansioso por trabar combate contra ese peligroso monstruo, algo que no me tranquiliza precisamente. Geoffrey al parecer es más prudente y decide acelerar y esquivarlo con una maniobra de desplazamiento hacia la izquierda. Con un poco de suerte lograremos llegar a la villa que parece haber al lado de la pirámide y eso alejará al saurio. Ahora se ven unas cuantas chozas al lado de la pirámide y a cierta distancia a la izquierda de la pirámide hay un segundo monolito. Con lo que conozco de lugares mágicos y de pirámides, me parece probable que haya en total cuatro de esos extraños monolitos formando una especie de amplio rectángulo alrededor de la pirámide.
El ceratosaurio, que ya había quedado atrás gracias a la agilidad de Geoffrey al mando del Mercator, reaparece de pronto en los retrovisores y acelera mientras comienza a ganarnos terreno. Entonces, de repente, se para y se queda mirando hacia delante, algo que me alegra un poco pues quiere decir que mi teoría es cierta y si logramos llegar a la villa estaremos salvados; seguramente tienen algún escudo protector o algo así. Sin embargo, cuando me doy la vuelta para ver el camino a la salvación, observo una polvareda que se levanta frente a nosotros, a cierta distancia, y siento cómo se me oprime el corazón. ¿Qué podrá provocarla y al mismo tiempo hacer que el saurio se detenga? ¿Vendrán en nuestra ayuda? Poco a poco se empieza a aclarar el panorama y veo con horror que es una estampida de dinosaurios, que según Geoffrey parecen triceratops y aunque son herbívoros, son muy poderosos y podrían embestir el vehículo y destruirlo, con todos nosotros adentro. Geoffrey frena preocupado, al parecer tratando de decidir que será lo mejor y lo menos peligroso; a la vez, el ceratosaurio nos mira detrás, a unos treinta metros de distancia. ¡Si no hacemos algo pronto, moriremos aplastados por los dinosaurios herbívoros! Geoffrey nos comunica entonces que hará una arriesgada maniobra, acelerando para cruzarse por delante de la estampida de triceratops para llegar a la pirámide, aunque una vez allí no hay garantía alguna de que vayamos a estar a salvo; él cree que al menos con la pirámide a nuestras espaldas sólo tendremos que vigilar lo que venga por delante. De todas formas Geoffrey no parece muy seguro de lo que quiere hacer, así que Baldwin le dice que no lo dude más y que pise a fondo, cosa que parece sacarlo del letargo en el que está.
El Mercator acelera mientras escuchamos un rugido atronador que procede de la polvareda; Baldwin activa el receptor de audio externo y cuando el rugido se repite lo escuchamos claramente. Es verdaderamente terrorífico y espero que no tengamos que enfrentarnos a lo que lo produce. ¿Será eso lo que produjo la estampida? ¿Será algo todavía peor y que no hemos visto todavía? Ojalá podamos salir de esta pronto y con vida, aunque hasta ahora hemos tenido bastante suerte y algo me dice que podremos lograrlo. La estampida nos alcanza y comienzan a pasar corriendo a toda velocidad los inmensos triceratops, por delante y por detrás de nosotros. El ruido producido por la estampida es ensordecedor y también sobrecogedor. Mentalmente ruego nuevamente a los Tres y a Isis que nos saquen de este apuro, mientras espero que en cualquier momento una pata hunda el techo del Mercator y nuestra aventura culmine con todos nosotros aplastados dentro del vehículo. Los demás no hablan, ni gritan, pero es evidente que Geoffrey está con la adrenalina al máximo mientras trata de esquivar a las poderosas bestias. Ahora el primer monolito está lo suficientemente cerca como para que distinga una serie de diseños místicos que lo decoran de arriba abajo; los conozco, están en un idioma que yo puedo distinguir y sé que son poderosas protecciones mágicas. ¡Tan agreste es este lugar que los pobres habitantes deben valerse de la magia de la pirámide para protegerse de semejantes monstruos! Es evidente que el sistema es bastante efectivo, pues los triceratops no se acercan demasiado al monolito y los que lo hacen son rechazados por una especie de campo de fuerza, y así se lo hago notar a mis compañeros.
Cuando al fin la manada pasa de largo, descubrimos también que no está el Ceratosaurio. ¡Qué bien! ¡Nos hemos librado de los dos grupos al mismo tiempo! con un poco de suerte habrá huido de la estampida. Ahora habrá que pensar en cómo pasar el campo de fuerza, pues estos aldeanos deben ser bien desconfiados y no abrirán fácilmente sus puertas a cualquiera que pase por ahí, aunque es previsible que esté calibrado solamente para los “animales” del lugar, si es que a estos bichos se les puede llamar así. También en la Federación se usan ese tipo de dispositivos en zonas de alto riesgo, aunque no siempre para defenderse de animales, sino también de enemigos más humanos como miembros de la Coalición. ¡La Coalición! ¡Casi había olvidado que existía! Parece que hubieran pasado mil años desde que salí de casa o que eso sólo hubiera sido un sueño, y sólo existiera esta realidad. De pronto, a nuestra izquierda, el cielo parece nublarse y vuelvo a la realidad cuando la visión más aterradora de todas se nos ha plantado enfrente. ¿Qué demonios es eso? La sangre se me hiela cuando veo el monstruo más grande de todos los que he visto hasta el momento. Es realmente un animal gigante, nada comparable a la peor de mis pesadillas. Geoffrey murmura como entre dientes: "Spinosaurio..." ¡Esto suena muy, pero que muy mal! Si ese bicho se nos tira encima, comprimirá el Mercator de un solo golpe, o de un mordisco, o con su pata, pues cualquiera de los tres es tan aterrador como la peor de las armas que haya existido jamás.
De repente parece vernos y nos obsequia un temible rugido que retumba en todo el Valle y nos muestra una linda sonrisa con sus impresionantes y mandíbulas llenas de dientes enormes y afilados. Entonces, comienza a acercarse lenta pero a enormes pasos mientras Baldwin, el inconsciente Juicer, pretende jugar al niño malo y aunque inseguro propone: "¿Luchamos?" Lo miro con cara de querer matarlo a golpes por semejante idea tan descabellada, mientras que noto a Geoffrey en estado de shock, incapaz de reaccionar en forma alguna, o peor aún, de tomar una decisión. ¿Qué les pasa a estos chicos? ¿Están locos? Me acerco por detrás del asiento del conductor mientras le agarro el hombro a Geoffrey y le grito casi al oído: "¡¡Acelera!!" Si esto no lo saca de su letargo lo agarraré a golpes, lo que sea con tal de salir de este lugar y ahora mismo, antes que seamos sólo un pasaboca para el Spinosaurio. Pero claro, ya me lo temía, Geoffrey me mira como si fuera yo el que estuviera loco mientras me dice: "¿Pero qué dices? ¡Si acelero nos estamparemos contra el Campo de Fuerza!" Baldwin, un poco más lúcido que nuestro aterrado líder, le responde inmediatamente: "¡Pero si no huimos nos dará alcance y ya lo tenemos encima! ¡Haz lo que dice!"
Geoffrey parece no darse cuenta que las opciones son bien limitadas y se empeña en que nos hemos vuelto locos: "Es una locura..." ¿Qué le pasa? ¿Se quiere quedar contándole historias de la abuelita al Spinosaurio? "¡¡¡Aceleraaaaaaaaaaaaaaa!!!" Le grito desesperado, pues ahora el saurio ha levantado una de sus colosales garras traseras y está a punto de aplastar el hovercamión con ella. Geoffrey finalmente sale del shock y acelera justo a tiempo de esquivar ese ataque. ¡Espero no equivocarme! En el momento justo en que debería producirse la colisión con el campo de fuerza, cierro los ojos esperando lo peor aunque con la confianza de que no sucederá y de repente, estamos al otro lado. Geoffrey frena en seco y da la vuelta, mientras Tifón (¡Ya me había olvidado de él! ¡Pobre, se ha salvado de milagro!) pasa por delante nuestro corriendo y se coloca detrás cuando Geoffrey da la vuelta. El saurio nos mira con cara de querer comernos vivos, pero cuando se lanza hacia delante choca con el campo de fuerza, y comienza a golpearlo violentamente. Los demás parecen temer que logre penetrar las defensas, pero al ser una defensa mágica no hay chance de que lo haga; entonces, el monolito más cercano comienza a vibrar en unas ondas pulsantes de energía mágica que golpean repetidamente al enorme Spinosaurio, obligándole finalmente a retirarse.
Ahora, más tranquilos, vemos que hay un pequeño poblado de chozas, que no parece ser precisamente de lo mejor, a unos doscientos metros al oeste de nuestra posición; Geoffrey calcula que quedan menos de tres horas para el ocaso. Geoffrey piensa un poco acerca de nuestro próximo movimiento y nos da la orden a Baldwin y a mí de estar preparados en el vehículo por si hiciese falta, mientras que él va a explorar. Hasta donde podemos, no le perdemos de vista por si necesita ayuda y hay algún peligro que lo aceche, aunque este lugar parece bastante tranquilo, demasiado tal vez en contraste con los peligros que lo rodean. Al rato vuelve y nos cuenta lo que ha visto y sentido, muy aproximado a lo que se puede ver a simple vista. Interesante saber si ese mal del que habla estará relacionado con la pirámide, o si es algún otro misterio, un enemigo oculto que aún tendremos que enfrentar. Luego, debatimos un poco sobre lo que haremos enseguida:
Daeron: “¿Entramos en la pirámide?” Hemos pasado tantas cosas para llegar a este lugar que, tal vez con demasiada prisa, desearía terminar con todo esto, sobre todo mientras haya todavía luz natural.
Baldwin: “Deberíamos interrogar a la gente del pueblo. Quizá tengan un jefe o un chamán”.
Geoffrey: “Yo también creo que deberíamos preguntar a la gente del pueblo, pero el tiempo apremia y todo esto me da mala espina. Hay maldad flotando en el ambiente, maldad sobrenatural”.
Daeron: “Esto es una trampa mortal” - Les digo, pues yo también comienzo a sentir una fuerza maligna que se cierne sobre nosotros.
Baldwin: “Sí, la cosa está muy chunga”.
Geoffrey: “No me gustaría pasar aquí más tiempo del imprescindible, pero si algo aterroriza a esas pobres gentes hemos de tratar al menos de ayudarles. ¿Qué pensáis? Yo al menos lo veo así”. Bueno, Geoffrey siempre ha sido un ser bondadoso, tal vez demasiado para su naturaleza guerrera.
Baldwin: “No hemos venido aquí para hacer el papel de buenos samaritanos”. Típica actitud de un Juicer. No esperaría otra cosa de él. ¡Son tan egoístas a veces! Aunque pensándolo mejor, Baldwin y Solomon siempre se mostraron dispuestos con el resto del grupo y podría ser injusto juzgarle así.
Geoffrey: “¿No?... Vaya, qué sorpresa... No sé qué pensarás que soy”.
Daeron: “No sé, tengo la intuición de que nuestras vidas penden de un hilo. Pero confío en tu criterio, Geoffrey, tú eres el líder”.
Baldwin: “Quiero vengar a mi hermano” - dice, mientras mira con dureza a Geoffrey.
Geoffrey: “Pero un Caballero jamás abandona a un inocente en apuros. Si no tratase de ayudar a estas gentes, no llegaríamos a nada. Sólo una persona de corazón puro puede pasar la prueba del fuego de Thoth. Y tú Baldwin no creo que pudieses pasarla. Creo que al menos deberíamos de intentarlo”.
Daeron: “Eres muy noble Geoffrey, aunque todo apunta a que lo vamos a pasar realmente mal...” Les digo, con una sonrisa que raya entre lo sarcástico y la resignación, a sabiendas que aún falta mucho para que podamos salir de este lugar.
Baldwin: “No te confundas. No soy un mal tipo cuando se me conoce. Pero... No sé si puedes imaginarte lo que es perder a un hermano gemelo...” De repente Baldwin parece muy deprimido. ¡Pobre! Yo no lo sé, pues nunca tuve un hermano gemelo, pero sí sé lo que es perder a un amigo.
Geoffrey: “Tranquilo Baldwin, te comprendo, pero en esta misión la ira, la furia, el miedo, el odio... son nuestros peores enemigos, más que cualquier ser sobrenatural... pues si nos dejamos tentar por el mal que flota en el aire... sin duda pereceremos”.
Baldwin: “Está bien, donde haya una buena pelea allí iré yo. ¿A quién hay que matar?” Al fin parece bajar la tensión entre Geoffrey y Baldwin, cosa que me alivia pues somos pocos y debemos estar más unidos que nunca.
Daeron: “Pues entonces debemos expulsar esos sentimientos, ¡vayamos al pueblo y que sea la voluntad de Isis!”
Baldwin coge el eyector de plasma de Maximus y le quita el seguro: "Vamos pues, no perdamos más tiempo"
Bien, aquí viene otra parte de la aventura, me digo a mí mismo, revisando mi pistola Six Shooter mientras suspiro profundamente y me concentro para revisar mentalmente los pocos hechizos que conozco y los que aprendí durante mi última estancia en DarkGate. En esto, Geoffrey se acerca a mí y me dice:
Geoffrey: “Daeron... confío en tus conocimientos y sabiduría”.
Daeron: “No deberías, no soy más que un mero aprendiz...”
Geoffrey: “Baldwin... eres un bravo guerrero... cuida de él.”
Daeron: “Mejor te iría con uno de mis antiguos maestros...” Ya está más que demostrado que hasta ahora he sido una carga más que una verdadera ayuda, y si estoy vivo no es precisamente por valiente sino por refugiarme detrás de algo o alguien cada vez que ha habido un ataque.
Geoffrey: “Debes confiar en ti mismo, tus maestros no están ahora aquí”. Hago una mueca pues hubiera preferido que no me recordara la responsabilidad que siento por la vida de mis compañeros.
Baldwin se concentra y una armadura transparente aparece a su alrededor. ¡Wow! ¡Qué impresionante! Tendré que revisar un poco más tarde si yo estoy en la capacidad de hacer algo así. Qué útil nos sería a todos, especialmente a mí que me he quedado sin escudo. ¡Ya no quiero una niñera, quiero luchar! Baldwin abre la marcha hacia el pueblo mientras que Geoffrey exclama: “Sólo estamos nosotros y nuestros compañeros caídos que nos observan... ¡¡Por ellos!! ¡¡Fuerza y honor!!” Estas palabras me reconfortan siempre que las escucho. Me hacen sentir que puedo ser importante y que en mis manos está vengar a los que cayeron junto a mí, en la lucha.
Luego de entrar al pueblo, Baldwin se para en el centro y comienza a gritar: “¡Ah del pueblo! ¿Hay alguien ahí?” Bueno, al menos no será este un ataque sorpresa, pero no parece haber motivo para temer a los habitantes del lugar. Geoffrey prepara el eyector de plasma por si algo sucede, y las palabras de Baldwin parecen resonar por un momento y perderse, como si el lugar estuviera deshabitado. Agudizando los oídos, logro distinguir voces que hablan en un lenguaje antiguo, pero conocido para mí, una variación del egipcio antiguo que casi no se usa en la Federación o fuera de ella, solamente para asuntos rituales, algo así como una lengua sagrada. Este descubrimiento me hace sonreír de placer, pues conozco la lengua y aunque nunca la hablé de forma diaria, podría comunicarme con los aldeanos. Entonces, la puerta de una cabaña se abre y un anciano de larga barba sale con las manos en alto:
Anciano: “!Rakamim! ¡Al tifkeu banu!” (¡Piedad!, ¡no nos hagan daño!)
Daeron “Al tefakadu. Lo nifka bejem. Anu iedidim. Nesayea otjem.” (No teman. No les haremos daño. Somos amigos. Venimos a ayudarles.” Le respondo al hombre, mientras trato de apaciguarlo con las manos. Mientras Geoffrey y Baldwin sonríen aliviados, el anciano se arrodilla y realiza unas genuflexiones; luego mira a Geoffrey y hace gestos de adoración, seguramente pensando que hemos sido enviados por sus dioses. Baldwin se coloca tras el anciano y echa un vistazo al interior de la cabaña, y luego sigue inspeccionando el lugar mientras nosotros seguimos hablando con el anciano. Geoffrey me mira extrañado y mira al anciano:
Geoffrey: “Daeron dile que se levante por favor...”
Daeron al anciano: “Takum”. El hombre se levanta manteniendo la cabeza agachada, mientras me pregunta con profundo respeto
Anciano: “¿Aim atem haelilim asher bau lehatzileinu? Haagadot sipru al kazratam shel bnei Anubis ua kayalei Giunim kaasher tzayf Set tekase et haolam, kedei legavot et minkato bakaim.”
Geoffrey: “¿Qué te ha dicho?”
Daeron: “Dice que si somos los dioses, que si hemos venido a salvarlos. Dice que cuando el manto de Set cubra el mundo, Anubis y sus servidores del Inframundo vendrán para cobrar su tributo en vida.”
Geoffrey: “¿Quién es Anubis?”
Daeron: “Anubis es el dios de los muertos” le respondo, mientras miro a mi alrededor tratando de descifrar el origen de estas gentes.
Geoffrey: “Calculo que falta menos de hora y media para el ocaso”. En esto llega Baldwin de su ronda y nos dice:
Baldwin: “Esto está lleno de salvajes asustados. Todos llevan taparrabos.”
Geoffrey (dirigiéndose a mí): “Pregúntale que cuántos suelen ser... Cuántos de esos malvados servidores vienen a cobrar tributo”.
Daeron (al anciano): “¿Kama kayalei Giunim bakim aleijem?” (¿Cuántos servidores del Inframundo vienen a ustedes?)
Anciano: “¿Kama? Eyneni mevin et divreija” (¿Cuántos? No entiendo lo que me dices). Esto me da la sensación que el hombre tal vez no sepa contar, cosa que no me extrañaría con lo que veo en este pueblo.
Daeron: “¿Ata yodea lispor?” (¿Sabes contar?) Le pregunto, a lo cual el anciano se encoge de hombros queriéndome dar a entender que no sabe lo que es “contar”.
Daeron: “¿Tokal lesamen im haezbaut, ehad le col kayal, hakayalei Giunim bakim beofen ragil?” (¿Podrías señalar con los dedos, uno por cada servidor, los servidores del Inframundo que vienen a ustedes usualmente?). El anciano, después de pensarlo un poco, enseñó una mano con los dedos extendidos. Bueno, eso no es un indicador muy exacto, pues a fin de cuentas no podemos saber si entendió lo que le dije.
Geoffrey: “¿Cinco?”
Daeron: “Creo que no sabe contar. No entiende muchas de las cosas que le digo. Y eso que mi egipcio antiguo es perfecto... Tal vez es que han perdido palabras. ¿Cómo se puede degenerar tanto? No llevan aquí más de doscientos años. Lo sé bien, y hará unos ciento cincuenta eran una cultura rica y floreciente. Aquí había magia poderosa, pero no la detecto por ninguna parte”. Es algo que me ha mantenido pensativo desde que llegamos, pues mientras más lo pienso más me convenzo que la destrucción de esta cultura puede estar relacionada con el mal que se siente y con la ausencia de la energía que esperaba encontrar aquí.
Geoffrey: “Tal vez el miedo, Daeron. Debemos ayudar a estas buenas gentes y prepararnos para cuando caiga la noche”.
Daeron: “Alguien ha destruido una cultura entera, Geoffrey. Nos enfrentamos a criminales de una especie inimaginable”. - Empieza a no gustarme este lugar y preferiría estar lejos de él, pero definitivamente eso no es una opción teniendo en cuenta las bestias aterradoras que esperan comernos allí afuera.
Baldwin: “No tienen armas, todo despejado”.
Geoffrey: “Y crees que después de saber esto... ¿sería capaz de abandonarles y entrar en la pirámide? Mi conciencia me traicionaría. No podría entrar en la pirámide y rescatar el objeto”.
Bien, Geoffrey tiene razón, creo que yo tampoco podría hacerlo, aunque quiera. Baldwin entonces se enfila hacia el templete de piedra y trata de abrir la puerta, que es una piedra que parece muy pesada, pero sin éxito:
Baldwin: “La puerta parece cerrada por dentro... Qué extraño”. De todas formas sigue empujando la puerta y el anciano parece ponerse muy nervioso, más que eso asustado, como si temiera que algo espantoso saliera de allí en cualquier momento.
Geoffrey: “Daeron... pregúntale de dónde vienen esos servidores de Set”.
Daeron al anciano: “¿Meifo baim kayalei Set?” (¿De dónde vienen los servidores de Set?)
Anciano: “¡Tagid lo lehafsik! ¡Hem ytisú myabait shelaem! ¡Yabou od mi hamidbar!” (¡Dile que se detenga! ¡Van a salir de su casa! ¡Vendrán más del desierto!)
Daeron: “Creo que dice que vienen del desierto, pero que esa es la casa de algunos de ellos...”
Geoffrey: “Tal vez podamos acabar con ellos antes de despierten de su letargo”. Baldwin sigue empujando la puerta de piedra.
Geoffrey: “Bien... démosles una lección antes de que caiga la noche”.
Ahora es evidente que falta menos de una hora para el ocaso y si vamos a actuar sería preferible hacerlo a la luz del día, puesto que la oscuridad, sean quienes sean esos “seguidores de Set”, les favorecerá a ellos y no a nosotros.
Baldwin hace un esfuerzo sobrehumano tratando de abrir la puerta; se le nota en las venas hinchadas por el esfuerzo. Geoffrey corre a ayudar a Baldwin, mientras yo los observo, sabiendo que soy tan débil que no podría hacer nada para ayudarles y sólo estorbaría. Ambos empujan usando al máximo sus fuerzas; de repente se oye un crujido tremendo como una madera que se rompe, quizá una tranca interior que trababa el paso, y la puerta de piedra comienza a ceder. No me gusta y aunque no les estoy ayudando, preferiría que lo hicieran más rápido para no tener que enfrentarnos al crepúsculo con aterradoras criaturas. Geoffrey silba para que llegue Tifón y empuje también, mientras la pesada puerta va cediendo centímetro a centímetro.
En un momento dado se abre lugar suficiente para que entre alguien de lado, con lo cual me acerco; el lugar se ve muy oscuro y demasiado sobrecogedor para que entre ahora, por lo cual me aparto, al igual que Geoffrey, con lo cual Tifón comienza a empujar, mientras que Geoffrey crea un escudo psíquico y prepara una estaca. La armadura mental de Baldwin ha desaparecido hace un buen rato. Tifón empuja aunque resbala en el suelo arenoso. La puerta está medio abierta y el sol entra débilmente por ella, aunque ya se está poniendo. Decido ayudar entonces y saco de mi mochila el espejo de afeitar, enfocando los débiles rayos del sol hacia el interior del templete. Geoffrey entra adentro estaca en mano y escudo psíquico en el brazo izquierdo, el espacio interior no es muy grande, está lleno de telarañas y huele mal. En el suelo ante Geoffrey hay tres sarcófagos.
Geoffrey abre el sarcófago de la izquierda de los tres que hay y se queda mirando su interior, de donde sale alguna especie de siseo, mientras Baldwin se esfuerza por abrir del todo la pesada puerta de piedra. Me apresuro entonces a crear un globo de luz que ayude a Geoffrey, poniéndolo sobre el sarcófago abierto, cosa que parece neutralizar a lo que sea que esté allí, al menos por el momento. Geoffrey sin embargo, parece paralizado de horror, por lo cual le grito: “¡Geoffrey!”, cosa que parece hacerlo reaccionar, mientras intento crear un nuevo Globo de Luz; sorprendido descubro que no puedo, pero en cambio puedo mover el anterior que todavía está activo y bajo mi control, así que decido dejarlo sobre la criatura. Aunque no parece dañarlo, al menos lo mantiene a raya, mientras Geoffrey le clava la estaca.
Ahora Baldwin ha abierto por completo la puerta y se lanza estaca en mano gritando: "¡Por Solomon!" El golpe de estaca acierta de lleno en el corazón de la criatura, que cae inerte al interior del sarcófago de nuevo. Al parecer se desintegra muy rápidamente pues veo humo saliendo del sarcófago aunque no tengo una buena vista desde donde estoy.
Muevo entonces el Globo de Luz hasta situarlo sobre el sarcófago del centro, mientras Geoffrey levanta con facilidad la tapa del sarcófago central y descubre algo que al parecer es demasiado terrorífico, pues mis compañeros se han quedado petrificados. Afortunadamente no lo veo desde donde estoy, pero previendo que podremos necesitar más estacas, me concentro y creo cinco más, aunque no tienen punta y yo no tengo cómo sacársela. Geoffrey parece sacudirse la sensación de horror y le clava la estaca dos veces, siendo la segunda muy fuerte y al parecer mortal. Yo sigo apuntando con el espejo, que espero sea de alguna ayuda, mientras Baldwin saca otra estaca de su cinturón. Abren entonces el último sarcófago y Baldwin se apresura a clavar la estaca en la última criatura, destruyéndola.
Al parecer esto no es suficiente y Geoffrey decide que deberíamos sacar los sarcófagos a la luz del sol, antes que se oculte totalmente, pues parece ser que esto los destruye totalmente.
Geoffrey saca el primer sarcófago al exterior, donde al ser alcanzado por la luz del sol, el cadáver estalla en llamas. Baldwin intenta sacar el segundo, pues quedan muy pocos minutos para el ocaso, pero no se ve con fuerzas suficientes para arrastrar el pesado sarcófago, por lo que Geoffrey acude corriendo y también lo saca. El esqueleto, que parece ser de un vampiro niño, estalla en llamas.
Se hace de noche. Geoffrey acude junto al tercer esqueleto que ha quedado adentro y le corta la cabeza con la espada psíquica. La tira a la pira, que se está extinguiendo, de los restos del segundo vampiro.
Recojo las estacas que creé antes y las pongo en el tercer sarcófago, donde parece haber habido una mujer, después las enciendo con un conjuro y finalmente el tercer cadáver arde en llamas. Luego de esto llamo mentalmente al Globo de Luz, que se sitúa obediente sobre mi hombro.
Geoffrey observa que los aldeanos se han encerrado a cal y canto en sus chozas, seguramente están muy asustados por lo que acabamos de hacer y temen que esto acarree las iras de los dioses oscuros de la noche.
Nuevamente, decido adelantarme a un posible combate y me concentro para hacer doce nuevas estacas de recia madera que Geoffrey afila con su espada psíquica y se guarda seis mientras le entrega a Baldwin otras seis. Esta parece haber sido la mejor manera de acabar con ellos, a falta de luz solar, y ahora estaremos preparados para enfrentarnos a lo que sea, aunque sé que no podré ayudarles con las estacas si se presenta el combate porque no tengo con qué clavarlas o magia suficiente para lanzar hechizos de ataque y protección.
Geoffrey observa que se está levantando una espesa niebla detrás del poblado, a unos doscientos metros y eso le parece muy sospechoso, por lo cual disipa la espada psíquica y crea un escudo. Es cierto, la niebla se acerca y este lugar parece más temible, mucho más que hace un par de horas cuando llegamos, así que agudizo mis sentidos cuanto puedo mientras que veo cómo el caballero azul hace aparecer un escudo blanco azulado de la nada, agarra una estaca y se prepara para la batalla.
Todo está mortalmente silencioso, tanto que se escucha nuestra respiración. Un escalofrío me recorre el cuerpo y me aferro al amuleto. ¡El amuleto! ¡Casi lo había olvidado! Tal vez si fuera ahora a la pirámide podría recargarme de energía, podría prepararme para ayudar a mis compañeros y hacer lo que debo hacer. Aunque parezca una idea loca, a medida que pasan los segundos esta idea va tomando forma cada vez con mayor claridad en mi mente y decido que es este el momento adecuado para hacerlo. Podríamos usar el poder de la pirámide no sólo para ayudar a nuestros amigos desaparecidos, a Lara y a nosotros mismos, sino además a los aldeanos, quienes no pueden aprovechar su poder por mantenerse como una cultura arcaica. A lo mejor, las fuerzas del mal lo han hecho a propósito para evitar que ellos usen la pirámide para su beneficio, con lo cual lograrían derrotarlos sin mayor esfuerzo, aunque su maldad sea muy grande. Mientras sigo dándole vueltas al amuleto en mi mano, me lleno de valor para pedirle a Geoffrey que me dé la oportunidad de hacer algo de lo cual finalmente me pueda sentir orgulloso. Cuando lo miro, veo por un instante una onda de energía psíquica que rodea la cabeza del caballero, seguramente alguna forma de detectar, lo que confirmo luego cuando dice que le parece sentir una presencia muy maligna, pero no alcanza a saber dónde.
Daeron: “Geoffrey... Sé que esto podría sonarte muy descabellado, pero... Quisiera probar algo, no puedo deciros qué, pero quisiera hacerlo. ¿Podréis confiar en mí?”
Geoffrey: “Si piensas que puede ayudarnos... Siento una presencia maligna muy intensa...”
Daeron: “Sí, de pronto tengo una fe inmensa en lo que voy a hacer. Geoffrey, quiero que sepáis que confío en vos, y que os admiro mucho”.
Geoffrey: “Vamos... vamos... nada de despedidas. Fuerza y honor...”
Bien, ya le he dicho todo lo que diré por ahora. Ahora estoy más seguro que nunca que esto va a funcionar, así que me encamino a la pirámide repitiendo las palabras de Geoffrey en mi mente. Me acerco a las esfinges, que comienzan a abrir los ojos; esto me recuerda por un breve instante alguna historia que escuché durante mi niñez, pero antes que pueda hacer o pensar algo más, Baldwin se acerca corriendo y grita: "¡Alto! ¡No hagas eso Daeron es una trampa! ¡Mira!” Entonces, recoge una piedra y la lanza entre las dos esfinges, que de repente arrojan una especie de rayo mágico blanco y la piedra es volatilizada.
¡Claro! ¡Lo recuerdo! Es un truco que ya ha sido usado en otras pirámides, un par de esfinges gemelas que miden la confianza y la fortaleza interna de quien pretende cruzar las puertas y acceder a un tesoro. Es algo bastante conocido en la Federación, y les digo a mis compañeros que no se preocupen por mí, puesto que soy capaz de vencer este obstáculo.
Tengo que hacerlo ahora, pues si mi fe interna declina, no podré llegar hasta la pirámide. Finalmente, logro convencerles de que sé lo que hago y ahora pienso que no sólo seré capaz de recargar mis energías, sino que aún puedo hacer el proceso de momificación de Lara. Les pido a mis compañeros que me traigan del hovercamión su cuerpo, el cual trae Baldwin dentro de bolsa negra de plástico. Recuerdo con tristeza y horror la terrible muerte que sufrió, y pienso que lo que más deseo desde que eso sucedió es poder hacer algo por ella. Eso es lo que me anima a seguir adelante y estoy seguro que todo es posible cuando uno tiene de su parte el poder de la pirámide, incluso volverla nuevamente a la vida. La tomo en mis brazos y me encamino a las esfinges con paso lento, pero seguro. Ahora es el momento tener fe en la pureza de mi espíritu, pues un pensamiento impuro podría ser el fin, podría costarme la vida a mí, el retorno a Lara y la salvación a mis compañeros vivos y caídos. Esa sensación de tener una gran responsabilidad con tanta gente me va inundando de a poco y me da toda la fuerza interior que necesito para superar esta prueba. Las esfinges abren sus ojos y lo bañan todo con una intensa luz blanca.
Sigo avanzando con Lara en mis brazos hacia la pirámide, muy feliz por haber superado la prueba de las esfinges y aunque siento que es un poco difícil para mí llevar a Lara arriba de la rampa, hago un esfuerzo hasta llegar al bloque de piedra maciza que bloquea la entrada.
Mientras coloco a Lara en el suelo, veo un agujero a la derecha en el cual encajaría perfectamente el amuleto que llevo en el cuello. ¡Es increíble! ¡Entonces el sacerdote lo sabía! Con mucha alegría agarro el amuleto y lo introduzco en el agujero, luego de lo cual el bloque que hace las veces de puerta desaparece. Como el interior es una absoluta negrura, llamo al Globo de Luz para que ilumine mi camino, mientras sonrío muy orgulloso de mí mismo al ver que el Globo responde a mi llamado y viene a iluminar mis pasos por el oscuro corredor de piedra.
Tomo a Lara en mis brazos y sigo adelante, mientras que el bloque vuelve a materializarse detrás de mí y sella de nuevo la entrada de la pirámide. Avanzo paso a paso por el corredor, muy feliz de poder estar en un lugar tan sagrado y sintiendo cómo comienza a fluir la energía en este lugar. Creo que mi padre estaría muy orgulloso de mí. Entonces llego a una amplia sala cuadrada de alto techo, que no se parece precisamente a los que un egiptólogo esperaría encontrar en el centro de una pirámide, pero sí a lo que mi padre me había contado cuando era chico. Hay una especie de recuadro de piedra azul en el centro de la estancia y en el centro de ese recuadro hay un altar de piedra, sobre el altar hay un pequeño cofrecillo que parece hecho de oro macizo y aunque sea sencillo, imagino que es una pieza poderosa, tal vez aquel objeto que Geoffrey y Maximus deseaban encontrar con tanto empeño. No parece haber magia en él, pero tengo el presentimiento de que esta sala es el corazón de toda la magia que hay en todo el desierto y en todo el valle y que por alguna razón permanece oculta.
Me acerco hacia el altar y tan pronto como piso el suelo de piedra azul todo se ilumina con una luz blanco azulada que me golpea de lleno y comienza a entrar dentro de mí, fluyendo por todo mi cuerpo. ¡Qué sensación más increíble! Ni siquiera en los templos más importantes de mi ciudad natal, refugio de la magia, he logrado sentir tanta energía fluyendo al mismo tiempo. Es el momento de hacer lo que vine a hacer, pues siento que ahora podría hacer hasta lo más arriesgado, es como si toda la energía del universo se hubiera concentrado en mí, y una poderosa aura mágica rodea mi cuerpo.
Cuidadosamente coloco el cuerpo de Lara frente al altar y comienzo a sacarlo de su bolsa. Instintivamente se activa en mí un nuevo poder de Manipular Objetos, además a una potencia inusitada. Puedo hacer levitar a voluntad cualquier cosa y que se desplace a donde yo quiera, por lo cual decido hacer levitar el cofre hasta situarlo ante mí. Extiendo las manos y las coloco por debajo del cofre, mientras lo poso muy lentamente en ellas. Tan pronto como toco el cofre, unas letras de fuego aparecen en su superficie y puedo leerlas perfectamente:
"Antes que este poderoso cierre sea abierto...
Debes de mencionar tu Avaricia.
Por aquello que yace en su interior...
Di para ti mismo un número
Que esté entre uno y cuatro,
O bien elige no tomar carta...
En cuyo caso no molestes este cofre nunca más".
Un numero... el tres, la trinidad, la perfección, el de los Tres Señores que me han traído hasta aquí (Isis, no te olvido, pero el tres es mi número favorito). En ese momento en cada una de las caras de oro del cofre aparece un tres y las letras de fuego desaparecen. El cierre se abre y veo lo que parece un mazo de cartas puestas boca abajo. El reverso muestra un remolino de caos. Bien, que sea lo que sea.
Hago levitar el cuerpo de Lara hasta el altar y lo poso suavemente en él, mientras que una sombra gris aparece en el techo, una silueta vaga e indiscernible, pero que parece humanoide. Debe ser el alma de esta pobre chica, casi con seguridad, que espera regresar a su cuerpo. Espero que esto funcione. Entono una oración a los Tres Señores y a Isis, mientras que el poder me llena y alcanzo niveles de magia desconocidos para mí, sintiéndome casi un dios menor.
Me acerco al cuerpo de Lara y coloco su mano sobre su frente mientras sigo rezando a mis dioses y pido por el alma de Lara y la de todos mis compañeros que yacen en otro mundo, en las garras de Mephisto.
Entonces, tomo una carta con mucho cuidado y la coloco sobre el pecho de Lara, deseando su regreso al mundo de los vivos, más que cualquier otra cosa que haya deseado antes. Miro la carta que he sacado y descubro que es la carta del Ankh, el sagrado símbolo de la vida del Panteón de la Luz (egipcio). Una luz pura baña el cadáver de Lara, regenerándolo por completo de todo daño y de todo síntoma de descomposición.
Me concentro al máximo en esta acción tan trascendental, delicada e importante, mientras manipulo la luz pura del bien con todo ese inmenso poder mágico. Luego fijo mi mirada en el espíritu gris que flotaba en el techo, mientras lo fuerzo a que entre en el cuerpo de Lara... ¡que repentinamente grita! ¡El cuerpo se estremece y abre los ojos! Su color deja de ser cadavérico, sus pechos se mueven al respirar, sale aire frío de su boca y se incorpora. Parece muy cansada y confusa. El cofre se cierra, ahora marca un dos en todas sus caras. ¡Lo he conseguido! ¡Es increíble! Esto supera por mucho lo que yo había esperado cuando pensé en venir a la pirámide, y me siento más feliz que nunca.
¡Al fin he logrado hacer algo por los Rifts Warriors! ¡Lara ha vuelto de las tinieblas y esta aquí, con nosotros! No puedo ni describir la alegría que me embarga verla respirar y aunque sé que está débil todavía, ahora sé que es vida lo único que la llena y que estará bien en un par de horas.
Le pregunto cómo se siente mientras le regalo mi mejor sonrisa, pues no debe ser fácil regresar al mundo de los vivos después de haber probado el abismo de la muerte. Lara parece muda de asombro y sin palabras. Claro, es lógico, no todos los días va uno por ahí resucitando. Luego tendré tiempo de hablar con ella y ver si alcanzó a vivir algo en el Más Allá que aún pueda recordar.
Lara está desnuda y se abraza el cuerpo, parece tener frío y estar muy confusa, por lo que le ofrezco mi brazo para ayudarla a incorporarse. “Ten cuidado pequeña, aún estás un poco débil” le digo mientras se levanta y viene hacia mí, con lo cual me apresuro a quitarme la camisa para que se la ponga y le ayudo a hacerlo. A todo esto el cofre flota en el aire siguiéndome y Lara lo mira con asombro, así que le digo: “No te preocupes pequeña, va a estar todo bien”. Sobre mi otro hombro flota la luz mágica. Ha llegado el momento de irnos, así que tomo el cofre con una mano y con la otra abrazo a Lara por la cintura para ayudarla a caminar hasta que pueda hacerlo sola: “Ven, vamos, los demás nos esperan”.
Después de eso entono una oración de agradecimiento a los Tres Señores y una a Isis con todo fervor. Luego, avanzamos juntos hacia la salida y cuando llegamos al bloque del portal de entrada desaparece como antes, mientras salimos al exterior, a la noche. Está todo nublado, y puedo percibir la misma maldad de antes, pero aún mucho más fuerte, como presagiando que el combate está por comenzar. Espero no haber tardado demasiado y me dirijo hacia donde dejé a mis compañeros, esperando que se encuentren bien, pero sin acelerar demasiado el paso por consideración a Lara.
Diviso a mis compañeros, me acerco a ellos y los saludo: “Geoffrey, Baldwin... fuerza y honor” - mientras les sonrío. Los dos me miran muy asombrados y recién ahora imagino lo que estarán pensando mientras ven a Lara, al mismo tiempo que me doy cuenta de la energía que me rodea y que es visible para ellos, cosa que definitivamente pone un toque místico a un momento que de por sí es bastante emotivo, pues no sólo hemos recuperado a uno de los nuestros sino que además me he recargado al máximo posible y traigo conmigo el objeto tan preciado que nos ha traído a este Valle.
Cuando me dispongo a explicarles lo que ha sucedido y a preguntarles qué novedades tienen ellos, se escucha una atronadora carcajada que parece provenir de todas partes, la niebla se aparta una veintena de metros en todas direcciones y vemos a dos vampiros, pálidos y malévolos a nuestra izquierda y otro a nuestra derecha, y al frente se acerca flotando un trono, en el que hay una figura envuelta con una capa roja como la sangre de la que proceden las horribles carcajadas. Al menos ahora sabemos cuál es el origen de la maldad que habíamos presentido. Me quedaré al lado de Lara para protegerla en todo momento, pues además de no haberse recuperado completamente no tiene ningún escudo o arma con los que combatir, algo que la hace terriblemente vulnerable.
En eso el Señor Blood dice: "¡¡Habéis sido tan, tan amables!! ¡Ja, ja, ja, ja! ¡Gracias, muchísimas gracias por traerme el objeto que más ansiaba!"
El Señor Blood extiende una mano y genera una poderosísima corriente telekinética que en circunstancias normales habría bastado para tomar el cofre. Sin embargo, interpongo todo el poder y la inmensa fuerza mágica tomada en la pirámide para evitar que semejante ser arrebate un artefacto que para nosotros ha significado y significa la vida de nuestra compañía, lo que me permite derrotar la formidable fuerza mental del Señor Blood, al que parece no alegrarle mucho su impotencia:
"¿Cómo es posible? ¿Quién osa desafiarme?" ¡Vaya! Aún no se ha dado cuenta con quién se está metiendo.
“Las fuerzas de la luz. Déjanos partir en paz, vuelve al lugar de donde viniste” - le digo, bastante seguro de mí mismo y del poder que tengo ahora. El Señor Blood hace posarse su trono en el suelo. Se levanta y su capa roja ondea majestuosamente. Es calvo y muy pálido, tiene unos terribles colmillos, ojos rojos y luminosos. Viste los ropajes negros de un sacerdote del Mal y se cubre con una capa que parece hecha de sangre líquida mágica. Extiende una mano rematada en garras y hace como si estrujase algo. ¡De repente la luz que había a mi lado titila y se apaga! Ahora la única luz procede del aura de magia que me rodea a mí, y de la luna y las estrellas. Los otros tres vampiros rugen rabiosos... ¡y se lanzan al ataque!
Al principio todos nos sentimos paralizados temporalmente por el terror y la maldad de este ser, incluso yo a pesar de la gran energía que me rodea, cosa que el enemigo aprovecha en su favor para tomarnos ventaja en el ataque. Dos atacan a Baldwin mientras que el tercero de arroja sobre mí, rasgando mi armadura. Mi objetivo es claro: defender a Lara aún a costa de mi propia vida.
Escucho de repente el grito de Geoffrey, que ha sido cegado por el Señor Blood, mientras Baldwin sigue luchando con dos vampiros y el tercero desgarra mi armadura y mis ropas dejándome indefenso. En respuesta al ataque creo una armadura mágica a mi alrededor, cosa que deberá protegerme bien contra los ataques. No tengo mucho tiempo para ver lo que hacen mis compañeros, pero es evidente que la lucha sigue, hasta que escucho al Señor Blood reírse a carcajadas mientras le dice a Geoffrey: "Pequeño caballerete, es mucho el dolor que te aguarda. Aquí tienes una muestra..." Geoffrey comienza a retorcerse de dolor, como si lo estuviera atacando mentalmente. ¡No puedo permitirlo! ¡Debo defender a nuestro líder! Sin reparar en el vampiro que intenta morderme el brazo, disparo toda la carga de la Six Shooter contra el Señor Blood, pero el muy maldito la logra esquivar con sorprendente facilidad.
Baldwin logra asesinar a uno de sus atacantes, Geoffrey intenta disparar el arma que llevaba en la espalda sin ningún resultado y de repente Lara ya no está a mi lado. Con el rabillo del ojo logro verla con la pistola “Big Man” de Baldwin en la mano y los cargadores, dispuesta a dar también la pelea. ¡Parece que se ha recuperado! Muy bien, pues necesitamos toda la ayuda posible. El enemigo ha demostrado no ser presa fácil y el combate podría ser mortal. Recargo el arma y me preparo a atacar de nuevo mientras Lara y Geoffrey disparan al Señor Blood, quien nuevamente esquiva el ataque con facilidad, como todos los que intenta nuestro líder contra él, hasta que tropieza y se cae.
De repente, pienso en lo vulnerable que es Lara en este momento y me sitúo detrás de ella, lanzándole un hechizo de Armadura Invencible que la proteja mientras combate, mientras que ella recarga la pistola que tiene en la mano. Baldwin sigue luchando contra el vampiro que queda y el tercero se lanza contra Lara (¡A buena hora le he tirado el hechizo de la Armadura!), quien soporta bien el ataque gracias a la armadura mágica.
El Señor Blood parece seguir intentando ataques mentales sobre Geoffrey (en un momento se burla de él con un ínfimo "¡Buuu!" ¿qué habrá querido hacer? Me pregunto), así que para distraerle disparo nuevamente una carga completa sobre él, pero nuevamente la esquiva con facilidad, al igual que las espadas psíquicas de Geoffrey y la descarga de Lara.
Lara y yo recargamos nuestras pistolas, mientras los vampiros siguen atacando a Baldwin y a Lara, y Geoffrey finalmente logra darle a la capa mágica del Señor Blood con sus espadas psíquicas, aunque no con mucha fuerza. Se necesitará mucho más que eso para derrotar a la maligna criatura. Le disparo nuevamente aunque esta vez sólo media ráfaga y para mi sorpresa le doy en la capa de lleno, algo que no me esperaba. Tal vez el ataque anterior de Geoffrey le ha debilitado un poco. Lara también dispara y remata el ataque, con lo cual queda destruida la capa aunque a él no parece afectarle. Eso sí, cuando se disipa el humo, el malvado ser sigue incólume, de pie en el sitio y con el rostro convertido en una máscara de furia. Ahora me doy cuenta que Baldwin ha logrado deshacerse del vampiro que lo acosaba, que yace a sus pies convertido en un esqueleto con una estaca clavada entre las costillas.
Lara recarga su pistola mientras los ataques de Geoffrey siguen siendo infructuosos y de repente, el Señor Blood se concentra y crea una monstruosa espada negra hecha de pura energía negativa mientras grita muy enfadado: "¡Se acabó el juego! ¡Hora de morir mequetrefes!" Esto no me gusta nada, ahora se le ve realmente furioso y dispuesto a matarnos a todos aquí y ahora y nuestros ataques parecen hacerle apenas daño pues todos los esquiva con facilidad. Lo de la capa ha sido un golpe de suerte, pero dudo mucho que tengamos la oportunidad de volver a hacerlo y este parece ser el fin del combate.
Lara y Geoffrey se lanzan al ataque, pero nada parece afectar a ese maligno ser. ¿Cómo puedo ayudar? ¿Cómo puedo usar el poder de la pirámide para combatirlo? Es evidente que su presencia es la que ha mantenido aterrados a los aldeanos, atrasada su cultura y cohibido el poder benéfico de la pirámide. Hay que destruirlo, hay que liberar toda esa energía, pero, ¿cómo hacerlo? De repente siento como si el Cofre del Destino me llamara, como si estuviera tratando de fijar mi atención en él, y descubro que esta es la solución. Nada ni nadie es tan poderoso como para sobreponerse al poder del cofre, y hasta el ser más maligno es enemigo pequeño para él. Por otro lado, sólo quedan dos cartas y hay que utilizarlas muy bien, pues podremos necesitar su poder para salir del Valle. Además, recuerdo haber escuchado en una de las conversaciones entre Maximus y Geoffrey que el cofre no sólo puede traer cosas buenas sino también cosas malas. ¿Qué hacer? ¿Cuál es la decisión correcta? No es este el momento para ser débil de corazón. Imagino a Maximus y Sanakin diciendo: “Un verdadero guerrero debe de arriesgarse para triunfar”. Bien, yo quiero ser un buen guerrero y esta es mi oportunidad; debo jugarme el todo por el todo.
El Señor Blood ataca de nuevo a Geoffrey y sé que no puedo demorarlo más. Concentro todo el poder mágico obtenido en la pirámide y abro el cofre. Rápidamente extraigo una carta, rogando a Isis y a los Tres que me auxilien nuevamente. Miro la carta y resulta ser la Carta de la Estrella, que muestra una estrella de hierro que sale de la carta, el hierro se comienza a corroer y debajo reluce una estrella brillantísima, como el sol, sólo que parece hecha de pura energía del Bien. ¡Qué alivio! ¡Justo lo que necesitamos! Si mi memoria no me falla y conozco bien las leyendas, esto debería ser suficiente para la difícil situación a la que estamos enfrentados. No puedo evitar una sonrisa triunfal, mientras la estrella parece tomar vida propia e impacta contra el Señor Blood con la potencia de un meteoro. El horrible ser lanza un grito sobrecogedor: "¡¡¡¡Nooooooooooooooooooooooooooooooooooo!!!!"
El cuerpo no muerto comienza a desintegrarse, lentamente al principio, entre aullidos de dolor ultraterreno. El fuego divino de la estrella lo consume, se convierte en cenizas y las cenizas desaparecen. El cofre se cierra, ahora marca un “uno” en todos sus lados. Y todo es ahora quietud, excepto por el vampiro restante, que parece desesperarse ante la pérdida de su señor. Baldwin aprovecha la ocasión y acaba con él, clavándole la estaca en el corazón con violencia y terminando así con la horrible pesadilla de los vampiros. Geoffrey, que recién ahora descubro no podía ver nada, vuelve a ver perfectamente y ya no siente dolor. Rápidamente corta las cabezas de los tres vampiros, mientras creo leña suficiente para quemar todos los cuerpos y acabar definitivamente con ellos. Bajo el fuego de seis piras distintas, el Señor Blood y sus vampiros son historia.
Al fin podemos celebrar un poco y lo primero que Geoffrey hace es abrazarme a mí y enseguida a Lara y a Baldwin. Todos estamos increíblemente contentos y damos saltos de alegría, nos damos palmadas en la espalda y nos abrazamos y damos la mano, todos celebrando un triunfo que parecía imposible. ¡Esta noche los Rifts Warriors han logrado algo verdaderamente grande!
Estoy más que satisfecho por el papel que he jugado y ahora me siento parte del grupo, no sólo un estorbo. Ahora más que nunca tengo ganas de luchar, de seguir adelante, de salir de este lugar y volver a DarkGate a cumplir mi misión, para demostrarles a todos que soy un gran guerrero y un gran mago.
Cansados pero contentos, vamos al poblado y aprovecho para explicarle al jefe en su propia lengua todo lo sucedido, mientras no para de agradecernos a nombre de todos los aldeanos y nos brinda comida y alojamiento. Con un poco de empeño y el poder de la pirámide, este lugar volverá a ser un centro mágico y cultural y podrán desarrollarse hasta el nivel en que parecen haberse encontrado alguna vez. Recordando a mi familia y a mis amigos y pensando en lo que dirían si conocieran mis proezas, cierro los ojos y caigo rendido durmiendo un sueño tranquilo por primera vez en mucho tiempo, desde que salimos de DarkGate.
Viernes, 28 de julio de 104 PA:
Hoy he despertado con la sensación de ser un hombre nuevo, pero con tristeza descubro que mis temores eran ciertos y la magia era solamente algo pasajero. ¡Qué lástima! Hubiera sido de mucha utilidad para llevarnos de vuelta fuera del Valle, pero también suponía de antemano que esto tendría que ser así. Sin embargo, me sigo sintiendo muy bien y aprovecho toda la mañana con los aldeanos, enseñándoles algunas cosas importantes que deben saber para salir adelante por sí mismos: sistemas de cuentas, mejoras de sus cultivos, mejor aprovechamiento de sus tierras y de la energía de la pirámide; sobre todo esto último me llevó un poco de tiempo hacerles entender, pues no veían la utilidad que podría ser para ellos pues creían que la magia era solamente maligna y que había desaparecido definitivamente con la muerte del Señor Blood. Mi conocimiento del dialecto egipcio antiguo que usan estos aldeanos es ahora perfecto y he logrado enseñarles conceptos importantes de los cuales carecían (entre ellos contar por supuesto). Creo que he realizado una buena labor y me siento orgulloso de ello. Al fin he dejado ese complejo de ser la carga inútil del grupo y he realizado cosas de las cuales tanto ellos como yo podemos estar agradecidos.
A media tarde sin embargo, voy a ver lo que queda de Sanakin y descubro con mucho pesar que el sistema de soporte vital de la cabeza de Sanakin se ha quedado sin energía. Eso significa que el valiente Cyborg ha muerto. Se lo digo a los demás, que se quedan apesadumbrados. Recordando lo hecho con Lara y arrepentido de no haberle llevado el día anterior, decido que lo mejor que podemos hacer es dejar la cabeza en el altar que hay en el interior de la pirámide. Al menos de ese modo el cerebro nunca se descompondrá debido a la magia de la pirámide y quién sabe, alguien podría rescatarlo en el futuro. Llevo con mucho cuidado la cabeza hasta el interior de la pirámide y la deposito con delicadeza en el altar mientras rezo las palabras de despedida a los muertos según el ritual de Isis.
No me siento triste porque en este lugar se preservará eternamente, como en un ritual de momificación, esperando el momento adecuado para tal vez volver al mundo de los vivos. Cuando salgo de la pirámide mis compañeros me esperan afuera, cabizbajos, pero les digo que no deben estar tristes, pues Sanakin murió como un héroe y seguro que ahora estará en el paraíso, fuera cual fuera su religión. Esto parece reconfortarlos de alguna manera, aunque sé que le echaremos mucho de menos en nuestras aventuras futuras. Ojalá algún día pueda volver a nosotros.
Luego de haber cumplido con mi deber hacia este par de compañeros caídos, me dedico a meditar para recuperarme física y mentalmente, pues el futuro es incierto y ahora viene el largo camino de regreso. ¿Qué nos deparará el destino a los Rifts Warrios?
Sábado, 29 de julio de 104 PA:
Por la mañana temprano, Baldwin ha regresado de un paseo por el norte de la aldea y parece muy emocionado por algo que descubrió allí. Al parecer hay un par de muy buenas armaduras y un skycycle. Hemos ido a verlos y parecen ser muy viejos, pero pese a la espesísima capa de polvo y suciedad que los recubre (y que seguramente las pilas nucleares estén bastante agotadas) parecen encontrarse en muy buen estado, sin duda es todo un hallazgo. La pregunta es... ¿cómo vamos a transportar eso? Baldwin propone que tal vez podríamos llevar las dos power armor en el Mercator, pero entonces dentro sólo irían el conductor (Geoffrey) y un copiloto (tal vez yo), Baldwin mismo tendría que ir a pie y Lara podría viajar en el caballo robot de Geoffrey, Tifón. El Sky King seguramente tendríamos que abandonarlo ya que es demasiado pesado y voluminoso como para llevarlo en el Mercator y no tenemos piloto que lo lleve.
Pregunto a la gente del poblado acerca de esos vehículos y nos explican que hace unos diez años llegaron en ellos unos mensajeros de los dioses volando desde el cielo. No hablaban la lengua sagrada y no pudieron entenderse con esos “mensajeros del cielo”. Una noche después de su llegada llegaron los servidores de la oscuridad y se los llevaron, convirtiéndolos después en seres como ellos... los últimos tres vampiros que destruimos el jueves. Seguramente eran aventureros o buscadores de fortuna que habían oído hablar de la pirámide y pretendían saquear sus tesoros, pero el Señor Blood los convirtió en sus servidores eternos. Qué horrible final para una aventura tan difícil. ¡Y pensar que ese podría haber sido nuestro final! De todas formas me causa mucha curiosidad que llegaran aventurando y esta historia me sigue dando vueltas en la cabeza por un tiempo más.
Haciendo un balance de lo que tenemos, Lara le devuelve su pistola láser a Baldwin, aunque no queda ya munición. Baldwin le deja a Lara su rifle, al menos hasta que lleguemos a la civilización, mientras que Geoffrey le cede a Lara su armadura de reserva, la Crusader, que aunque es ligera está bastante mejor que las casi destrozadas armaduras de Geoffrey y Baldwin.
Yo no tengo ninguna armadura, pues la que tenía de piel de dinosaurio fue destruida en la última lucha, pero creo que me arreglaré con el hechizo de armadura invencible que demostró ser excelente en el combate con los vampiros.
Geoffrey está preocupado por nuestra precaria situación, la escasez de armas, de munición y armaduras, así que se pasa casi todo el día pensando en las diferentes opciones. Piensa en abandonar su misión en Angstville para acompañarnos y asegurarse de que llegaremos sanos y salvos a DarkGate. Sin embargo logramos convencerlo que lo piense nuevamente y después de una charla respecto a su padre adoptivo, decide seguir adelante. Posiblemente nunca llegue a estar tan cerca de Angstville como ahora, y el plan original sigue siendo válido, con sus espaldas cubiertas por la cordillera y el temible Valle de los Dinosaurios no es muy probable que la Coalición espere intrusos procedentes del norte, como no fueran saurios voladores y esos ya han aprendido a evitar las poblaciones, nos explica Geoffrey.
¡La Coalición! ¡Casi la había olvidado por completo! Me pregunto si sabrán los de la Federación de mis pasos, dónde ando y que ya no tengo el maletín conmigo, y pienso también en esa misión inconclusa de la que parezco haberme apartado totalmente y hace ya mucho tiempo. Tendré que tener los ojos bien abiertos y acompañar a Geoffrey o ayudarle con su misión, para poder avanzar un poco en esa dirección. A él parece atormentarlo la idea de poner en peligro a sus amigos, o propiciar que la Coalición pudiera apoderarse del Cofre del Destino. Piensa en mandarnos de vuelta, pero todos estamos de acuerdo que si no está él para ayudarnos, podríamos perecer en el Valle con lo mal equipados que vamos. Finalmente opta por una segunda opción, que consiste en pedirnos que le esperemos en el poblado junto a la pirámide. Al parecer la amenaza vampira ha sido eliminada y los monolitos mágicos repelen a toda criatura no inteligente que intente acercarse a la zona entorno a la pirámide, por lo que este lugar es bastante seguro. Al final todos estamos de acuerdo con esto.
Domingo, 30 de julio de 104 PA:
Por la mañana Geoffrey decide partir hacia el Este-Sudeste, en dirección a la cordillera justo al Norte de Angstville y nosotros insistimos en acompañarlo un trecho, para asegurarnos al menos de que el Spinosaurio no ronda por los alrededores a la espera de una venganza por el ataque fallido del otro día. Aunque al principio se opone con vehemencia, logramos convencerle y salimos juntos de la protección de los monolitos mágicos, cuando escuchamos un terrible rugido de una bestia gigante. La sangre se me hiela, pero previendo lo peor, me apresuro a lanzar un hechizo de Armadura sobre Geoffrey, que va montado en su Tifón (los demás vamos a pie). Se escuchan los monstruosos pasos de la criatura acercándose, mientras me lanzo el hechizo a mí también a sabiendas que no poseo ningún tipo de armadura, pero también que puedo tener la mejor: una armadura mágica.
En ese momento vemos a la criatura aproximándose a cierta distancia y nos ponemos a disparar antes de que llegue a su alcance de carga. Baldwin apunta el eyector de plasma y le dispara una descarga total, mientras le imitamos yo con mi Six Shooter, Geoffrey con su rifle y Lara con el que recibió de Baldwin. Pese a todo, el monstruo se ha seguido acercando y ahora lo vemos claramente, mucho más espantoso que cuando veníamos en el vehículo, mientras abre una boca llena de inmensos y afilados colmillos como espadas y ruge de un modo terrible.
Todos se han quedado helados ante la visión del terrible saurio, menos yo. Al parecer comienzo a templarme como un guerrero de verdad, y cuando veo que el bicho se quiere lanzar al ataque de Baldwin me apresuro a gritarle al gigantesco dinosaurio, provocándole, logrando atraer su atención con chillidos, que parecen irritar al monstruo. La criatura me mira con ganas y se viene hacia mí e intenta aplastarme usando una garra trasera. No lo hace nada mal y el impacto me hubiera dejado aplastado contra el suelo y destrozado totalmente, si no hubiera sido por esta bendita armadura que llevo encima; aunque no ha podido resistir tan terrible ataque, el hechizo de Armadura Invencible absorbe el daño en exceso antes de colapsarse y desaparecer.
El Spinosaurio me mira entonces con curiosidad a través de sus diminutos ojillos, totalmente confundido por el fallo de su anterior ataque, así que decide cambiar de estrategia, abre su inmensa boca... ¡e intenta tragarme entero! Reúno valor de donde jamás lo he tenido y logro rodar por el suelo, evitando esas terribles mandíbulas, en un arranque de agilidad algo impropio de un Alto Mago, pero totalmente feliz de haber salvado mi pellejo por segunda vez en unos pocos segundos.
Lara comienza a disparar mientras los demás cargan sus armas, mientras que yo no le quito la vista de encima al gigantesco saurio, como si sólo existiéramos él y yo en un mano a mano, midiendo fuerzas. Por un momento hasta llego a imaginarme que es un sueño y que pase lo que pase, despertaré sano y salvo en el poblado, o en DarkGate. Justo cuando estoy pensando en esto, el Spinosaurio vuelve a intentar tragarme entero y de un solo saque me encuentro dentro de su terrible boca, pero cuando está a punto de engullirme realizo una segunda proeza y salto fuera de la boca. ¡Y con tanta agilidad que hasta caigo de pie como un atleta de competición! ¡Si me viera ahora mi instructor de gimnasia, que siempre dijo que era un bueno para nada! Ya querría yo verle a él saliendo de la boca de un dinosaurio con tanta agilidad y salvando el pellejo, ¡por tercera vez! A estas alturas y mientras mis compañeros disparan, me río para mis adentros por lo increíble que parece la situación y ahora estoy seguro que este día me deparará muchas sorpresas, pero definitivamente no la muerte. ¿Qué más podría pasarme?
El Spinosaurio parece un ser de ideas fijas y por tanto intenta volver a comerme. Al parecer el pobre no se resigna a perder tan apetitoso bocado como puedo ser yo, o no logra superar la idea de que su presa se escape. ¡Me pregunto si alguna vez alguna de sus “comidas” saltó fuera de su boca cuando estaba a punto de engullirla! Una vez más y casi instintivamente, logro esquivarle mientras los disparos continúan, convencido ahora que esto es solo un mal sueño o que definitivamente lo de ayer me cambió más de lo que esperaba.
Ahora me siento indestructible y quiero seguir jugando este juego con el Spinosaurio. Me empieza a gustar la adrenalina del peligro y me siento con más seguridad en mí mismo de la que habría podido sentir jamás, incluida la proeza de las esfinges.
Lara no para de disparar y el bicho, un poco desesperado por no poder conseguir su presa con facilidad, decide cambiar de táctica y barrernos a todos con su cola. Los demás esquivan con gran facilidad y yo con mi recién descubierta agilidad, me estampo contra el fango, cuerpo a tierra, en una acción no muy elegante, pero definitivamente efectiva. Una segunda barrida me hace hundirme todavía más en el barro (a este ritmo abriré un túnel antes que morir a manos del dinosaurio) y los demás esquivan mientras que Baldwin con gran destreza dispara su eyector de plasma y desintegra por completo al dinosaurio. Increíble pero cierto, la pesadilla ha terminado y una vez más los Rifts Warriors se llevan todos los honores de una increíble hazaña.
Geoffrey nos da las gracias a todos y nos dice que a partir de aquí seguirá él solo, mientras nos pide que nos refugiemos en la aldea y le esperemos unos días.
Baldwin: “Adiós Geoffrey. ¡¡¡Buena suerte!!!”
Geoffrey: “No me esperéis más de seis días, si para entonces no he vuelto...” - Entonces se acerca a mí y me entrega su diario. Me acerco a él y le pongo la mano en el hombro mientras le digo: "¡¡Honor y fuerza!!" Todos parecen emitir una risa maliciosa y Geoffrey se limita a sonreírme (luego sabría que lo dije mal… bueno, ¡no puedo recordar todo y la emoción me embargaba! internamente).
Geoffrey: “¿Le llevarías esto a María García en Santa Fe?”
Daeron: “Claro que lo haré, pero sé que volverás”.
Geoffrey me da la mano y un abrazo, algo que emociona muchísimo pues ahora sé que me aprecia por lo que soy capaz de hacer, porque he demostrado mi valor en combate durante estos últimos días de manera digna, y ya no sólo tengo su comprensión, sino también su respeto.
Ese sentimiento de ser aceptado por Geoffrey me llena de ganas de seguir adelante y dar la lucha sin temer nuevamente. Le seguiré a donde quiera que vaya y a pesar de sus debilidades y dudas en el momento de tomar decisiones (más de una vez tuve que gritarle o protegerle en los últimos días porque se había quedado petrificado). Sé que es una gran persona y un guerrero admirable, que sabrá llevarnos en paz hasta nuestro destino final. ¡Ojalá pudiera combatir a su lado por mucho tiempo más! Lo que me han enseñado él y los demás miembros del grupo ha sido invaluable, y sé que me ha transformado para siempre. Espero retribuirles eso. Después el Cibercaballero de piel azul se despide de Lara y Baldwin del mismo modo. Monta en su corcel robótico y emprende su viaje en solitario hacia Angstville...
Nosotros regresamos muy contentos a la aldea, donde esperaremos el regreso de Geoffrey mientras custodiamos el Cofre de la Fortuna. Cenamos con los aldeanos mientras les relato la increíble lucha que hemos tenido (soy muy bueno contando historias) y ahora ellos nos tratan con un tremendo respeto, más que antes, y nos obsequian con su comida (fundamentalmente a base de verduras y huevos).
Luego, nos quedamos solos y charlando un rato, principalmente mientras les relato las aventuras que conozco de los Rifts Warriors puesto que llevo un poco más de tiempo que ellos, les hablo sobre lo maravillosos que son los héroes que la han integrado y sobre lo feliz que soy de formar parte del grupo. Ellos parecen compartir mi efusividad y más allá de todo lo que ha pasado, comenzamos a hablar un poco con más esperanza del camino que tenemos por delante, casi seguros que lo peor de la tormenta ya ha quedado atrás y nos esperan días mejores.
Aunque Lara habla poco y no parece recordar nada de su experiencia con la muerte (o al menos está reacia a contar lo que vio), dice estar muy agradecida conmigo por haberle devuelto la vida. Baldwin hace muchas preguntas al respecto y yo intento contestarlas todas, pero nos limitamos más a disfrutar del milagro de estar vivos aún y de estar esperando a que Geoffrey vuelva de tan importante misión. Al rato, nos vamos a dormir satisfechos y muy contentos, y yo comienzo a soñar con recibimientos heroicos en mi ciudad natal, con la admiración de mis compañeros y con canciones aún no compuestas donde los Rifts Warriors y nuestras hazañas somos los protagonistas principales y el mundo canta nuestras proezas de generación en generación… Los tres charlamos un poco mientras oscurece. Después nos vamos a dormir.
ACCIONES FUTURAS:
Daeron Drognan.
Mouser: Rifts: Turno 36:
Tarde del jueves, 27 de julio de 104 PA:
Después de decidirnos a ir al Valle de los Dinosaurios, preparamos todo lo necesario. Emil compra un cargamento de reproductores de audio para empezar de nuevo nuestro negocio. Partiremos lo antes posible de DarkGate hacia algún poblado en el que vender la mercancía.
Viernes, 28 de julio de 104 PA:
Partimos por la mañana por el sur de DarkGate, yo voy con Emil cerrando el grupo. Tengo una sed de muerte, no sé si quitarle a Emil uno de sus refrescos de la nevera.
Mouser: Emil, déjame poner un CD de música.
Emil: Qué música Mouser, tus gustos de música no es que sean muy buenos.
Mouser: Un respeto a mi grupo de Ratlings favorito.
Emil: Eso es basura lo mejor es el pop y el rock del siglo XX.
Mouser: Eso está más pasado de moda que la Edad Media.
Emil sigue a su bola y yo me doy por vencido, en fin es un Elfo cabezón.
Sábado, 29 de julio de 104 PA:
Empieza a hacer un calor asfixiante, menos mal que tenemos aire acondicionado, sino me veo quitándole a Emil todos sus refrescos para apagar mi calor. Son las dos de la tarde y llegamos a Santo Tomas. Uno de los guardias que nos detienen nos ha reconocido.
Guardia: ¿Vosotros no sois los “Rifts Warriors”?
Gonzalo: Sí.
Bueno no es que me considere muy “Rifts Warrior”, pero si ello conlleva beneficios para el negocio seré lo que haga falta. Entramos en el restaurante y allí me sorprende ver a Jack Tanreack, que no parece muy amigable, nos sentamos con él aun sin ser invitados. Gonzalo le atosiga a preguntas sobre el grupo a las que Tanreack explica mientras mastica, no se le entiende muy bien, pero bueno. Dice algo de unos dinosaurios voladores que casi matan a Daeron y Solomon, cosa que no es nueva para nosotros. Nos cuenta la segunda entrada que hicieron como si fuera una carnicería, murieron Solomon, Lara y Sanakin. ¿Sanakin? Siempre pensé que ese tipo era indestructible con tanto acero. Maximus también murió, una pena la verdad.
Me estoy planteando seriamente el ir al Valle de los Dinosaurios, después de lo que ha contado Tanreack me parece un suicidio. Tanreack no quiere unirse a nosotros y rechaza la propuesta de Emil. Emil ya vendió los electrodomésticos, bien empezamos bien los negocios, ahora ha comprado carne congelada que rápidamente carga en el camión.
Emil se acerca a mi oído y me murmura:
Emil: Mouser, esta noche vigila a Gonzalo, que no me da buena espina, está raro.
Mouser: Está bien Emil, pero no te acostumbres.
Me siento tranquilamente en mi habitación en completo silencio por si se produce cualquier movimiento sospechoso. Después de unas horas oigo un ruido de una puerta, salgo sigilosamente de la habitación y veo a Gonzalo marchar. Le sigo con mi astucia y destreza sin que él pueda ni olerme. Fuerza una puerta y coge una lata, se dirige al hover taller de Jack y seguro que no va a hacer nada bueno. Me acerco sigilosamente por la espalda y antes de que pueda hacer nada le pongo la pistola en la nuca.
Mouser: No te muevassss...
Emil: Eso que ibas a hacer no está bien Gonzalo, o como digas que te llamas.
Gonzalo: Por culpa de Tanreack ha muerto Maximus, la única persona que ha sido amable conmigo.
Emil: Tanreack no tuvo la culpa. Maximus murió luchando, como el heroico valiente que era, pero el saurio le derrotó. Culpar por eso al tecnomago es absurdo y no conduce a nada. Tal vez algún día cuando esté preparado Tanreack se una a nosotros y nos resulte de gran ayuda. Si destruyes todo lo que tiene nunca podrá recuperarse, sería casi peor que si le mataras. Destruir a un hombre no es la respuesta, es no te traerá de vuelta a Maximus. Si lo que quieres es honrar su memoria harías mejor en seguir sus nobles ideales. Maximus nunca haría algo así, nunca buscaría una venganza tan mezquina como injustificada.
Mouser: Vamossss Gonzalo. Ahora noss tieness a nossotrosss. Ssomosss tuss amigoss. Mañana noss essperan muchas horass de viaje.
Después de este incidente me voy a mi habitación a descansar, que mañana partimos de Santo Tomas.
Domingo, 30 de julio de 104 PA:
Me despido de Tanreack y emprendemos el camino hacia el Valle de los Dinosaurios, Emil quiere dar un rodeo para aprovechar el máximo de carretera, pero este nos quiere hacer tontos y se piensa que no le conozco, que quiere ir a Pedro Tomeo para vender la mercancía. Me gusta la idea, pero que me lo diga, no que me tome por tonto.
El camino transcurre tranquilo hasta que nos encontramos un tronco en el medio de la carretera, pero quién habrá sido el condenado. Mierda, bandidos, ya decía yo que algún condenado había sido. Tengo que buscar un lugar para esconderme, no encuentro ninguno, mierda.
Coño me están disparando, mejor me quedo al lado de Emil. De repente noto una fuerte quemadura, un dolor incesante y lo veo todo negro, caigo en un profundo vacío. Me pregunto dónde estaré, que hago yo solo en tan aterrorizante oscuridad.
ACCIONES FUTURAS:
FIN DEL TURNO 36 DE RIFTS POR Mouser.
Noa: Rifts: Turno 36:
Parecía que todo había acabado para mí, Apolo me había dado la espalda y me había separado del grupo, el grupo que tanto necesitaba y que tantas fuerzas me daba. Cada momento vivido salían de mi memoria a mi encuentro los recuerdos, algunos eran felices, otros amargos. Al parecer los amargos eran más numerosos, aunque yo me agarraba a los felices con tanta fuerza que nada podría estropear mi felicidad.
La verdad es que exceptuando lo de Apolo… No creo que las cosas fueran tan mal, bueno sí, los compañeros caídos, pero… Bueno, había expulsado a Jahi, Alexa abandonó el grupo, juzgamos a la bruja Isabel, encontramos a María y vi por fin a Shana, aunque la felicidad que me pudiera dar eso fue contrarrestada con la tristeza de la muerte de su marido. Me sentí tan impotente al verla llorando, al ver a ese hombre morir delante de mí, sin poder curarle ni hacer nada… ¿Apolo nos había abandonado?
Tras eso no había nada interesante… casi todos mis pensamientos eran negativos y no me apetecía hablar, rezar, ni hablar con nadie. En DarkGate estuve una hora rogando porque no apareciera Alexa, si la viera me hundiría, me recordaría muchas cosas malas de la anterior Noa, aunque quizás la nueva le gustase, aunque no creo.
En DarkGate vi como mis fuerzas para continuar la aventura se desvanecieron, tenía ganas de llevar una vida más tranquila hasta recuperar la fe y la alegría, las ganas de hacer el bien habían desaparecido, ya no sentía la misma ilusión que antes, era bastante triste. Pues me quedé en DarkGate, había conseguido trabajo en el bar de Marie gracias a Vicky y no se pagaba mal. Tenía dinero para mis gastos aunque fuera poco, pero sabía aprovecharlo, también tenía unos ahorrillos. En el bar no me aburría, los clientes eran muy majos aunque algunos eran unos babosos que te desnudaban con la mirada, pero la mayoría eran muy simpáticos. Había muchos viajeros y aventureros, pero a mí me fascinaban los magos:
Siempre que venía un mago al bar le preguntaba sobre sus viajes, sus poderes, y acababa llorando, porque mi gran deseo era alcanzar un nivel alto en la magia, era como… un sueño.
Un día de lluvia el bar estaba vacío y Marie me dijo que se iría a echar la siesta. Era muy triste estar parada y oyendo las gotas de la lluvia, una tras otra. Mi mami, la segunda, la viejecita que me encontró antes que la banda de Cuchillo, siempre me decía que las gotas de agua éramos todos, cada gota era una vida, las gotas caían, había algunas que tenían una vida más fugaz. Algunas se unían a otras en lazos, y otras se dividían para tener descendencia. Cada vez que llovía me acordaba de la historia. Pero mis profundos pensamientos se vieron interrumpidos cuando una extraña figura entró en el bar. Llevaba una capa blanca que se quitó, y me di cuenta de quien era, se trataba de Esopo.
Esopo me pidió una copa de vino y se la puse, pensé que era una oportunidad para recuperar el favor de Apolo y le pedí ayuda. Le conté todo lo que había pasado hasta ese momento, lo de los viajes, lo de mi madre, que yo era una guardiana, nuestros viajes, la búsqueda de María, se lo conté todo, y finalmente le hablé de Apolo. Se puso muy serio en ese momento porque sabía que era lo que me importaba. La verdad es que siempre me sonreía, al principio me parecía amabilidad, luego me di cuenta de que estaba babeando.
Esopo me dijo que por supuesto me ayudaría, que fuera al templo aquella tarde y haríamos el ritual.
Marie despertó, me preguntó que si había venido alguien y la dije que sólo Esopo. La conté de lo que habíamos estado hablando y que si me dejaba la tarde libre para ir al templo. Me dijo que sí, pero no sin advertirme. Esopo parecía más que seguidor de Atenea servidor de Baco, siempre con banquetes, fiestas y orgías. Yo sabía que si iba al templo no me ayudaría sin intentar aprovecharse de mí, pero necesitaba recuperar el favor de Apolo.
Fui a mi habitación y vi que Lenus estaba dormida, no quise despertarla y cogí mis cosas despacio. De camino al templo iba pensando en si accediendo a la ayuda de Esopo me estaba repitiendo lo que había pasado con el juego de Los Puñales, si en DarkGate sólo iba a cagarla, pero no tenía otra salida.
Llegué al templo y me quedé impresionada: El templo tenía grandes portalones, gigantescas esculturas, cuadros, oradores… Todo olía maravilloso y la limpieza era absoluta, qué pena no haber ido nunca…
Apareció un hombre con barbas y canoso que me preguntó que quería, le dije que deseaba ver a Esopo y me dijo que le acompañara. Mientras que íbamos caminando (porque había un camino enorme), me fue contando de quien era cada estatua, cada cuadro. Pero yo no me podía concentrar en lo que me decía, sino que iba sumida pensando en qué haría Esopo. Cuando llegamos a su habitación mis sospechas fueron confirmadas: Estaba desnudo en el centro de la habitación en un círculo y cada vez que me acercaba a hablarle se le levantaba más.
Me saludó y me mando servir dos copas de vino. Me bebí la mía, aunque no me gusta nada beber, y noté como mi cabeza se iba poco a poco.
Para comenzar el ritual según él, debía quitarme la ropa, lo hice. Luego me mandó que me sentara encima de él, y que mientras me hacía el amor pensara en Apolo. Cada vez iba más fuerte, y llegó un momento en que perdí un poco la consciencia.
Mil pensamientos giraron en mi mente, vi a Apolo y a Atenea postrados ante mi juzgándome, y luego oí gritos de una mujer. Me di cuenta de que era yo cuando había llegado al orgasmo.
Cuando desperté estábamos en la cama, sudados, Esopo hizo que apareciéramos en un estanque los dos, me bañé, probé a usar mis poderes mas no pude. Le dije que si sabía que hacer y Atenea le había dicho que debía terminar lo que empecé. La clave estaba en el grupo, debía ayudarles a terminar la misión, sin mis poderes, y tal vez volverían, aunque sabía que era arriesgado pues yo sin mis poderes no soy nadie.
Le pregunté por mis compañeros y me dijo que estaban en el sudeste, así que decidí marcharme. Me vestí, me despedí de él y de Marie, cogí mis cosas y a Lenus y me marché de la ciudad en dirección sudeste, en busca de nuevas aventuras.
Fin turno 36 Noa.
Shidi: Rifts: Turno 36:
28 de julio de 104:
Siento volver mi consciencia y como un frío glaciar entumece mis miembros, atenazándolos, y que evita que me pueda mover, entonces oigo un chasquido como de cristal resquebrajándose y saltar. Intento abrir los ojos y apenas puedo entreabrirlos una rendija, lo que veo a través de ellos es un muro de cristal azul, siento de nuevo el sonido anterior, pero esta vez más fuerte y de larga duración.
Y mi cuerpo cae a peso sin que yo pueda hacer nada para evitarlo pasa lo que parece una eternidad y por fin empiezo a sentir mi cuerpo. Estoy tiritando en un suelo de piedra completamente desnudo, siento un frío profundo que cala hasta lo más hondo de mi ser, que hiela incluso mi alma. Me siento rendido sin fuerzas, como si el hielo me las hubiera robado, y no paro de temblar en el suelo. Poco a poco vuelvo a tener sensibilidad en las distintas partes de mi cuerpo, pero el cansancio no me abandona, así que recurro a toda mi voluntad y capacidad de concentración, sé que hay más fuerza dentro de mí y que debo recurrir a ella en este momento, pues empiezo a recordar qué es lo que me ha pasado, cómo fui congelado por un hechizo y el juicio “anterior”, las torturas físicas, las palizas. La justa ira crece en mi interior al recordar al ruin Sheriff, que no me dio ni una oportunidad, ya ajustaremos cuentas. Ese momento de ira hace que algo en mi interior se inflame dándome una fuerza que sale de mí, que me inunda y me permite tomar de nuevo el control de mi cuerpo, me siento extraño en él, como si no fuera mío, debe ser la sensación de recuperar la movilidad tras tanto tiempo inactivo.
En mi mente comienza a insinuarse una presencia, una presencia conocida, pero que ha cambiado, ahora es más poderosa. No la siento en el sentido de dominar mi mente, ni siquiera en el de que intente comunicarse, sino como una aparición que ha surgido, que me muestra donde está, en qué dirección se halla, pero tras el fogonazo inicial pasa de ser un fuego de campamento a un simple puntito, al nivel de poder que yo conocía en esa presencia.
Apenas tengo tiempo de mirar en mi alrededor de inspeccionar la estancia cuando oigo el ruido seco de pasos. Alguien se acerca, probablemente ha escuchado el sonido del hielo que era mi prisión, y se acerque a investigar. Lo esperaré, le tenderé una emboscada y me haré con sus ropas y con la información de cómo salir de aquí.
Me coloco en el rellano de la escalera que sale de mi prisión en el lado opuesto hacia el que se abre la puerta, apenas con el tiempo justo. Ya comienzo a oír como alguien se halla trasteando con la cerradura, hasta que se oye un sonoro click y la puerta comienza a deslizarse pesada, pero silenciosamente. Me pego a la pared, todos mis músculos están en tensión, soy como un tigre que va a saltar sobre su desprevenida victima, entonces un hombre vestido con túnica y con la cabeza tapada por una capucha avanza entrando en el rellano.
Es mi oportunidad. Hago un barrido derribando a mi sorprendido oponente y me abalanzo contra él, lanzando un puñetazo, en el que va todo mi resentimiento hacia los magos y en especial hacia los de este Gremio, y mi puño impacta justamente en el mentón, un golpe seco y demoledor. Al mirar a su sorprendida cara puedo ver como la luz de la consciencia se apaga poco a poco en sus dilatados ojos por el terror.
Sin un segundo de respiro cierro la puerta por dentro cogiendo la llave. No sé cuánto tiempo permanecerá inconsciente. Una vez desnudado le ato las manos y le amordazo con parte de la ropa. Me aseguro de que las ligaduras estén bien apretadas y reprimo mis ganas de pegarle la paliza que recibí del Sheriff, pero lo necesito vivo par que me indique cómo salir de aquí.
Lo despierto sin miramientos y le amenazo con un fragmento del hielo mágico de forma aserrada:
Shidi: Si gritas eres historia, yo ya estoy medio muerto y no tengo nada que perder. – Le quito la mordaza y presiono el fragmento contra su garganta hasta que sale una gota de sangre.
Mago: Valeeeeeeee, haré lo que quieras pero no me mates, cooperaré.
Shidi: Bien, primero, ¿cuál es el camino que debo tomar para salir del edificio?
Mago: Es fácil sólo tienes que subir las escaleras y llegarás a un pasillo, en él continúa hacia la derecha y llegarás a una gran sala, allí continua hasta la puerta de enfrente de por donde llegas, ábrela y continua por el pasillo hasta llegar a recepción y allí toma la puerta a la calle y ya estarás fuera.
Shidi: Bien sigue así y no te ocurrirá nada malo, segundo ¿qué debo hacer para salir? ¿Hay algún control o piden algún papel o algo?
Mago: No, sólo sal como si tal cosa, y no llames la atención, bien yo ya he cumplido, suéltame, te prometo no decir nada.
Shidi: Sí, has cumplido y yo también. No te haré daño, pero como comprenderás no puedo permitir que des la alarma. - Le vuelvo a golpear para dejarlo inconsciente y oculto su cuerpo y salgo por la puerta con sus ropas.
Cierro la puerta y me llevo la llave, así tardaran más en descubrir mi fuga. Bueno, que Dios reparta suerte, allá vamos. Cojo aire y me echo la capucha sobre la cabeza. Comienzo a ascender por la escalera, a cada paso mi corazón se acelera, empiezo a sudar y de repente mi maldita enfermedad vuelve a hacer su aparición. No, ahora no por favor, siento cómo mis pulmones se hinchan y la tos sube por mi tráquea, pero con un sublime esfuerzo de voluntad consigo evitar la tos. Dios, dame unos minutos, me queda un trecho aún, sigo el pasillo a la derecha, me cruzo con otros magos, unos humanos y otros alienígenas, me doblo por un ataque de tos. Esta vez no puedo evitarlo, y un alíen se acerca a mí y me pregunta si me encuentro bien, la suerte parece sonreírme, no me ha reconocido. Le pido que si me puede ayudar a llegar a la salida que me encuentro débil y quiero volver a casa a descansar, accede gustoso y me presta su apoyo para continuar andando al tiempo que me acompaña. Intento dominar la tos, cosa que a duras penas puedo evitar, pero de vez en cuando algún golpe me supera y toso. Por el camino me entero que es un alienígena de otro mundo que acaba de llegar, ha venido a realizar sus estudios mágicos sobre las Ley Lines de la Tierra. Yo asiento y de vez en cuando toso, así que por el camino nadie molesta a dos magos que van hablando sobre el tema más importante para ellos algo que les une incluso salvando el abismo entre sus razas, la magia, y así llego a la puerta y me despido de mi compañero casual. Le doy la gracias y le digo que me encamino a casa que mañana si me encuentro mejor haré por verle.
Rápidamente me dirijo al Saloon, debo ver a Maria, decirle que estoy bien y que debo salir lo más rápido posible de DarkGate. Decirle también que es una persona importante en mi vida y que no la olvidaré, que volveré para demostrar mi inocencia. Mientras estos pensamientos inundan mi mente llego a la entrada posterior del Salón, y por suerte la puerta está abierta. Me asomo y veo que Maria está en la cocina así que la llamo en voz baja, pero parece no darse cuenta, aumento el volumen y esta vez sí me escucha, se acerca a la puerta e inmediatamente me reconoce y casi se le escapa un grito de sorpresa, que evito cogiéndola rápidamente y tapándole la boca, para después quitarle al mano ya darle un beso muy profundo y le digo:
Shidi: No hables Maria, escucha. ¿Dónde están las cosas de mi habitación?.
Maria: Las tengo en la mía. Oh, Shidi. ¿Cómo has salido? ¿Te has escapado?
Shidi: Sí, cariño lo he hecho. - Y le cuento de forma resumida lo que ha ocurrido mientras la apremio para que me lleve a su habitación.
Una vez en su habitación me despojo de la túnica y la ropa del mago y me visto con la mía propia, me ciño mi pistolera y enfundo la pistola, mientras le explico a Maria que es necesario que salga cuanto antes de la ciudad, ya que esta vez no creo que los magos sean tan condescendientes conmigo. Le digo que lamento que nos tengamos que separar así, pero que las circunstancias así lo exigen y que volveré.
Para disfrazarme mejor me rapo al cero y Maria me ayuda, antes de volver a salir a la calle. Salgo con mi gabardina y una ropa que Maria me ha dado. En mi mochila llevo todo aquello que no está en mi hover furgón y la comida para varios días que Maria ha recogido para mí junto con la ropa y las gafas.
Llega el triste momento de la despedida de Maria. Veo como las lágrimas se forman en sus ojos al momento de separarnos. Tras el beso de despedida yo también siento cómo se empiezan a formar en mis ojos, pero no hay tiempo que perder. En cualquier momento podrán descubrir lo que ha sucedido en el Gremio de Magos y dar la voz de alarma. Antes de separarme de ella le doy en un trozo de papel la frecuencia que usaré cuando vuelva, porque volveré, para que sepa que estoy ahí de nuevo.
Tras salir de nuevo por la puerta de atrás del Saloon, con mi nuevo look y unas gafas de sol que me he agenciado por el camino, parezco otro y me dirijo al taller de Mek.
Ya en el taller Mek no me reconoce al pasar a primera vista y me pregunta que qué puede hacer por mí, entonces me acerco un poco más sin contestar y se da cuenta de quién soy. Rápidamente me hace entrar en su oficina y me pregunta qué ha pasado conmigo y cómo he salido del Gremio de Magos.
De forma resumida le pongo al corriente de todo lo ocurrido:
Mek: Sí, creo que es mejor que abandones la ciudad cuanto antes y eso ya es tarde. Una vez que se dé la alarma lo tendrás muy difícil sino imposible.
Shidi: Gracias, ¿está todo dentro del furgón?
Mek: Sí, todo está tal y como lo dejaste. Vamos, date prisa, y abandona la ciudad antes de que se dé la alarma. Eres un buen tío y me caes bien, que tengas suerte, Shidi.
Shidi: Gracias de nuevo, volveré, te lo prometo, cuando esto se halla olvidado, en esta frecuencia me podrás localizar y por ella te indicaré cuando estaré de vuelta.
La despedida se produce y un apretón de manos es el ultimo adiós
Una vez que he salido del taller me dirijo rápidamente a la salida de la ciudad conduciendo deprisa, pero no atropelladamente. No han pasado más que dos horas y media, una eternidad para mí, y parece que aún no se ha dado la alarma o al menos eso parece, ya que en la calle no se detecta ningún elemento fuera de lo normal. Conforme me acerco a la puerta voy disminuyendo la velocidad, no quiero llamar la atención, sólo rezo porque mi disfraz me permita pasar y porque mi enfermedad no me ataque ahora. Se acerca el momento de la verdad. Acerco mi vehículo a la barrera y freno, pero no apago el motor sino que lo mantengo al ralentí.
Guardia: Buenos días, señor, su documentación, por favor. - Una sonrisa de oreja a oreja.
Shidi: Ahora mismo, un momento los llevo en la guantera. - Me estiro abro la guantera y saco mi documentación. El guardia se relaja y los demás de la puerta tampoco parecen muy alerta, así que aprovecho y piso a fondo el acelerador saliendo echando hostias ante la asombrada cara de los guardias y del resto de parroquianos que por ahí pululaban.
En los segundos que tardan en reaccionar sacar sus armas y disparar estoy a una distancia que les dificulta el tener un objetivo fácil. Eso junto con mis maniobras de evasión hacen que no reciba ningún impacto de sus armas.
Pero la sorpresa no dura mucho y en apenas unos minutos tengo un grupo de perseguidores pisándome los talones, así que acelero a tope y me salgo de la carretera para dificultar la persecución. La suerte o la protección divina deben de estar conmigo ya que sigo sin ser alcanzado. Cruzo a toda velocidad por campos de cultivo y en un rato he salido a campo abierto donde el polvo que levanta mi vehículo si bien hace más fácil que me sigan, también hace más difícil que me impacten, porque me disparan con todo y como si fueran accionistas de una fábrica de munición, pero son muy malos disparando, aunque tozudos y persistentes un rato, ya que me persiguen todo el resto del día y bien entrada la noche hasta que ya nos hayamos a una distancia respetable de DarkGate y cesan en su persecución. Aún así, en vez de dirigirme directamente en la dirección hacia la que la presencia se encuentra situada, doy un largo rodeo. No conviene que si por cualquier causa se retomara la persecución llevara al grupo perseguidor hacia Daeron y el resto de compañeros.
Continúo conduciendo como un poseso hasta el mediodía siguiente, en el que encuentro un afloramiento rocoso en el cual aparcar a su sombra y descansar y dormir un rato tras una comida de los víveres que me proporcionó Maria. Una vez que he comido y descansado, me atavío para la guerra. Visto mi uniforme de combate y me pongo la CA-6EX y tomo mi eyector de plasma C-27. Ahora estoy listo para enfrentarme a lo que salga, el eyector de plasma va en el asiento de al lado.
Me concentro en esa presencia surgida en mi mente, en rastrear dónde se halla en seguir la dirección que me insinúa, y conduzco hasta terminar el día de nuevo en la dirección que en mi mente me indica esa presencia.
Durante el viaje del día siguiente la enfermedad hace mella de nuevo en mí y conduzco prácticamente por instinto más que conscientemente. Un sudor frío empapa todo mi cuerpo. La fiebre me hace delirar a ratos, pero no dejo de conducir, no puedo perder tiempo. Maldita sea, posiblemente mi cautiverio agravó los síntomas, esta noche descansaré más, no puedo pasar otro día conduciendo así. Hoy he tenido suerte, pero es algo suicida y no me apetece morir y menos así.
Cada vez la siento más cercana y me indica con mayor claridad la situación. Aún está lejos, pero llegaré. La verdad es que ahora mi vida vuelve a ser mía y sé que tengo unos compañeros con quienes luchar y ganar fama y gloria.
ACCIONES FUTURAS:
Bueno eso es todo, dado que no puedo regresar a DarkGate en un periodo de tiempo bastante grande, correré aventuras en busca de la cura de mi enfermedad.
Tanreack: Rifts: Turno 36:
Esto es horrible, mis sueños son una autentica pesadilla. Veo que Jimily está sufriendo, todo por culpa de esos dinosaurios, que no nos dejan llegar al mazo, eso liberará las almas de mis amigos. Ahora puedo decir que tenia dos amigos, que sufren en el infierno, Jimily pero también Sir Maximus, gracias a él he salido en vida de ese valle. Voy a recuperar el mazo para salvar a mis amigos, pero sin armas y sin armaduras no puedo hacer nada. Necesito unos días para repararlo todo, si consigo repararlo todo y acabar mi rifle acelerador de sub-partículas iré al valle con un grupo de aventureros. Si consigo reparar la SAMAS con un par de modificaciones iré volando a buscarlos.
Pero sin una power armor y un par de cañones no puedo hacer nada para ayudar, sólo sería una molestia para los demás.
Santo Tomás es un sitio bonito, me quedaré aquí hasta haber reparado el equipo, de viaje y el camión, y después iré a Darkgate a toda velocidad. Allí continuaré reparando la SAMAS. Tendré que pedir ayuda a alguien, ya que aunque tengo grandes conocimientos de electrónica y mecánica, no sé muy bien cómo acoplar mis conocimientos a una power armor, pero lo haré como me enseñó mi maestro en Tolkeen. Si él estuviera aquí lo haría en un momento, era el mejor, sus armaduras de combate con los cañones saliendo por todas partes, y su batería de energía, eran insuperables. Con una de ellas sería invencible. Tendré que trabajar muy duro para llegar a su nivel. Lanzarse al ataque sin estar listo sólo me supondría la muerte, mía y de los demás, cosa que no voy a hacer. La gente puede morir, pero no porque yo no esté preparado.
Estoy en un hostal comiendo cuando vienen algunos de los aventureros de DarkGate, parece que quieren ir a ayudar al grupo. Thomas parece estar mucho mejor, me alegro, Jimily le apreciaba mucho. Emil parece más optimista que nunca. Les cuento la masacre. Explicamos cómo luchamos todos los del grupo, como algún irresponsable pilotó mi SAMAS de forma incoherente y la rompió, y luego las muertes de todo el grupo, y como me abandonaron todos excepto Maximus, quien también murió por no entrar y cerrar la puerta.
Algunos me miran con mala cara, pero ellos no estuvieron allí. Yo luché como el que más, la prueba es mi armadura, mis pistolas, mi camión, mis heridas, aunque sean superficiales. Pocas veces un guerrero de estos tiempos tiene más que heridas superficiales, como rasguños y moratones, ya que en estos tiempos la mayoría de armas matan a un hombre sin armadura de un solo toque.
Jack: Thomas, ¿aún tienes el colmillo de Jimily?
Thomas: Sí.
Jack: Él quería que fuera para ti, tú necesitas la suerte, él luchó a sus miedos, y tú también lo harás.
Thomas: Gracias, pero, ¿cómo sabes todo eso?
Jack: Parte de Jimily está en mi interior. Cuando éramos pequeños era como mi hermano, por eso Jimily no tenia prejuicios con los magos.
Thomas: Era un gran hombre.
Luego me voy a mi taller, empiezo a trabajar, no quiero ver las imágenes mentales que me vienen a la cabeza: La muerte de mis amigos, parece que Mefisto quiere corromperme, no lo va a conseguir, mi mente puede concentrarse sólo en una cosa: el trabajo. El trabajo hace al hombre más fuerte, como decía mi madre: Thor protege al que trabaja las armas con sus manos.
Acciones Futuras:
Baldwin King: Rifts: Turno 36:
Tarde del jueves, 27 de julio de 104 PA:
Tenemos que seguir nuestro camino. Volver atrás ya no es una opción, y delante tenemos un muro de árboles y vegetación. Afortunadamente disponemos de un arma que podría considerarse de destrucción masiva, y con ella quizá podríamos abrirnos camino. El encargado de hacerlo seré yo. Tengo que concentrarme en este tiro. Tengo que obtener un camino limpio, sin provocar ningún incendio ni destrozar el suelo. Me concentro en un punto fijo. Creo que si doy exactamente ahí, con toda la potencia del eyector de plasma, obtendré el efecto deseado. Aprieto el gatillo, y la intensidad de la luz del plasma ciega mis ojos momentáneamente. Cuando desaparece, puedo ver que lo he conseguido, ha sido un buen tiro. Mis compañeros me lo agradecen, y la verdad, ayuda bastante en momentos de desesperación como este. Recargo el arma para que ya esté preparada para un futuro, y me preparo para seguir con nuestro viaje. Pese a no tener un gran dominio, Geoffrey seguirá conduciendo el Mercator, pues al menos él es capaz de hacerlo avanzar.
Avanzamos por el camino que hemos creado, hasta que salimos de la espesura, seguidos por Tifón, y nos adentramos en una extensa llanura verde y plana. Con la ayuda de macrobinoculares conseguimos divisar nuestro objetivo final, la pirámide. Deduzco que nos encontramos en el centro del valle, y de nuevo encuentro dentro de mí esperanza para liberar el alma de mi hermano. Seguimos recorriendo la planicie durante horas, y pronto la pirámide estará delante nuestro. No sé qué dificultades nos encontraremos allí, pero espero que los tres podremos superarlas. Sumido en mis pensamientos, de golpe oigo que Geoffrey ha visto algo. Yo también lo veo ahora, se trata de un dinosaurio bípedo, y tiene pinta de querer atacarnos. No me parece que nos resulte muy difícil ganarle, así que estoy dispuesto a luchar. Pero nuestro líder cree que es innecesario, y confío en él. Lo esquivamos sin problemas, y seguimos acercándonos al edificio. Este valle me parece cada vez más misterioso. Unos monolitos rodean la estructura, y junto a ella vemos un poblado formado por antiguas chozas.
El ceratosaurio se acerca cada vez más, pero de repente se para. Y podemos ver el motivo: delante nuestro se acercan corriendo unas moles de carne y cuernos de cuatro patas, dispuestas a aplastar a lo que pillen en su camino. Geoffrey, pese a no dominar perfectamente el vehículo, decide, después de apoyarlo, hacer una arriesgada maniobra y pasar por delante de la estampida, directos hacia la pirámide. Creo que tendremos éxito y que es nuestra mejor opción. Se oye un ruido fuera. Activo el receptor de audio externo y podemos oírlo claramente. Es un rugido, extremadamente grave y fuerte. Debe proceder de un dinosaurio gigantesco, espero que no tengamos que enfrentarnos a él. Lamentablemente nuestra estrategia no ha sucedido como esperábamos, y nos encontramos de lleno en la estampida, rodeados de polvo y dinosaurios asustados corriendo a toda velocidad. Milagrosamente conseguimos salir de allí con vida, incluso Tifón sigue con nosotros.
Daeron parece reconocer el significado de los monolitos. Dice que son una especie de protección, como un escudo de fuerza que rodea la pirámide. También vemos que hemos conseguido despistar al ceratosaurio, al final nos ha salido bastante bien. Seguimos acercándonos a la pirámide, cuando de repente se me hiela la sangre ante lo que veo. La criatura que ha espantado la manada y de la cual hemos oído antes el rugido se encuentra ahora a nuestra izquierda. Es realmente aterradora, de un tamaño descomunal, y parece lo suficientemente fuerte como para convertir el Mercator en chatarra en pocos segundos. Realmente no sé qué hacer, y le propongo a Geoffrey si quiere luchar. Pero de repente aparece Daeron detrás nuestro, y ordena que demos gas. El caballero duda. Veo a Daeron muy seguro de sí mismo, creo que sabe lo que hace. Quizá podemos pasar a través del campo de fuerza. Sí, debe ser eso. Pero tenemos que huir ya mismo. Espoleo a Geoffrey para que obedezca al mago. Sigue dudando, pero finalmente decide apretar el acelerador. Nos acercamos a gran velocidad a lo que puede ser nuestro final, intentando huir de un destino que quizá no sea mucho mejor. De repente frenamos, damos la vuelta. ¡Sí, sí, sí! Lo hemos conseguido. Hemos atravesado el campo de fuerza. La bestia corre hacia nosotros, pero se ve repelido donde nosotros hemos pasado. Parece que pueda conseguir hacer ceder el muro invisible, pero finalmente se larga después de haber sido golpeado por unas pulsaciones provenientes de un monolito.
No muy lejos se encuentra el poblado que hemos visto antes, y pronto empezará a oscurecer. Será mejor que investiguemos la zona cuanto antes. Nuestro líder decide acercarse solo, ya que con sus poderes y su sigilo tiene más posibilidades de no ser detectado ni cogido por sorpresa. Al volver, nos cuenta lo que ha visto. Al parecer debe de ser una tribu muy atrasada, sin ningún indicio de tecnología. También ha podido ver unas ruinas, y una especie de templo, también bastante tosco, delante de la entrada de la pirámide. También una posible entrada a la pirámide, vigilada por un par de esfinges. Lo que me preocupa es que detecta la presencia del mal. No en un sitio concreto, sino que nos rodea, que está en el ambiente. Será mejor que seamos cautelosos.
Discutimos que hacer, y opino que deberíamos hablar con los habitantes del pueblo. Tengo un pequeño roce con Geoffrey, pues tenemos diferentes puntos de vista de la vida. No creo que podamos ir ayudando a todo el mundo. Estoy aquí por Solomon, y salvar su alma es mi objetivo. Finalmente nos dirigimos al pueblo, y tendré mi arma preparada. Preparo también mi armadura psíquica, lo que ha dicho Geoffrey de un mal “flotante” me preocupa.
Entramos en el pueblo, y grito en busca de alguna respuesta o señal de vida. Oímos algo, pero en un lenguaje desconocido para mí. Geoffrey parece estar en mi misma situación, se le ve nervioso. En cambio Daeron parece comprender lo que dicen, incluso llega a sonreír. De una cabaña sale un anciano, exhibiendo una larga barba y diciéndonos algo con las manos levantadas. Sorprendentemente, el mago le contesta en su mismo idioma, parece que intenta calmarlo. El anciano se arrodilla y se muestra totalmente sumiso. Debe creer que somos alguna especie de dioses o alguna cosa por el estilo.
Mientras mis compañeros sacan el agua clara del asunto, yo iré a investigar un poco. Primero observo el interior de la cabaña de donde ha salido el abuelo. Todo normal, una simple vivienda primitiva. Dentro hay alguna persona más, pero se les ve muy asustados. Me dirijo hacia el centro del poblado, siempre en guardia. Investigo otras cabañas, y en todas veo lo mismo: salvajes asustados. A parte de eso, he podido apreciar que las herramientas y las armas no abundan, y que su cultura parece muy atrasada. Me reúno de nuevo con el grupo, y parece que como decía Geoffrey, hay algo que atormenta a esta villa.
Según Daeron algo grande debió pasar aquí, pues le parece que antes residía una cultura avanzada y rica, y lo que queda ahora son sólo unos residuos supervivientes. Mientras seguimos hablando sobre los misteriosos atacantes, me acerco al templete de piedra. No quiero dejar ni un metro de esta zona sin inspeccionar, quizá encontremos algo que nos sirva de ayuda. Parece que la puerta de piedra esté cerrada por dentro. Qué curioso. Intento abrirla con todas mis fuerzas. Según oigo detrás de mí, algunas de esas criaturas que temen los del poblado viven aquí dentro. Intentaremos terminar con ellas antes de que despierten. Estoy utilizando toda mi fuerza de Juicer, pero la puerta no se mueve ni un milímetro. Seguro que Solomon la habría abierto sin apenas esfuerzo. Pronto el caballero se une a mí, y entre los dos conseguimos romper alguna especie de seguro, posiblemente una tranca de madera. Después, poco a poco, la abrimos lo suficiente como para entrar dentro. El Sol empieza a acostarse, así que debemos darnos prisa. Geoffrey se prepara para un posible combate, y entra en el templete. El aspecto interior es muy siniestro: las telarañas envuelven las paredes y el techo, y un fuerte olor llena nuestros pulmones. Decorando la escena, en el suelo, se encuentran tres sarcófagos.
Geoffrey decide abrir uno de los sarcófagos. Yo estoy concentrado en abrir completamente la puerta de piedra, así que no llego a ver el contenido del sarcófago. En cambio puedo ver en la cara de Geoffrey una expresión de repugnancia y horror, lo cual no me inspira mucha confianza. Daeron utiliza sus artes mágicas para crear un globo de luz, el cual lanza hacia dentro.
Finalmente consigo mi objetivo, y la puerta se abre en su totalidad. Miro con atención el interior del sarcófago, y puedo ver un ser humano desfigurado, con largos colmillos, y unos ojos amarillos que claman matarnos. Geoffrey actúa rápidamente y consigue clavarle una estaca en el pecho. Parece que este es el método más efectivo para acabar con los vampiros. La bestia, que ha perdido todo lo humano, intenta levantarse, pero no lo consigue gracias a la estaca y al globo de luz.
En honor a mi hermano, perforo el corazón de la bestia con una estaca, robándole sus fuerzas. El cuerpo se desploma dentro del sarcófago, y en unos segundos queda reducido a humo, cenizas, y el esqueleto, aún con las estacas clavadas. Daeron, con la ayuda del globo de luz, nos recuerda que aún quedan sarcófagos por abrir, y el tiempo apremia. Geoffrey lo abre, y esta vez la imagen es aún más horrible que antes. Hasta la inocencia de un niño ha llegado a corromperse de tal manera que ahora sólo es una máquina de matar. Tal lamentable visión me afecta profundamente, me veo incapaz de actuar.
Daeron, consciente que nos harán falta más estacas, invoca unas cuantas. Aunque no debe dominar el conjuro a la perfección, pues carecen de punta y por ahora no nos son inútiles. Geoffrey tampoco se deja intimidar, y ataca al niño, masacrándole el abdomen. Parece que el pequeño vampiro intenta hacer algo con Geoffrey, alguna especie de ataque psíquico, pero el caballero aguanta gracias a su fuerte determinación.
Geoffrey consigue acabar con la ayuda de otra estaca con el niño, con tal brutalidad que lo clava en el mismo sarcófago. Después, el vampiro sufre la misma suerte que su compañero. Ahora que está muerto, logro sobreponerme a mi horror, y preparo otra estaca.
El caballero abre el último sarcófago. Dentro hay una mujer. Antes de pasar a tan lamentable estado debieron ser una familia. Pero voy a acabar con su sufrimiento, e inserto en su corazón mi punzón de madera, dejándola inerte.
Al parecer, una manera eficaz de acabar definitivamente con ellos es con la luz del Sol, así que intentamos sacar afuera los cuerpos. Debido a que preferimos no moverlos mucho, por miedo a que se les desclave la estaca, sacaremos los sarcófagos enteros. Nos queda poco tiempo, y conseguimos entre Geoffrey y yo sacar fuera al hombre y al niño. Ambos, con el mero contacto con la luz del Sol, estallan en llamas desapareciendo definitivamente. No hay tiempo para el último sarcófago, así que Geoffrey decide cortar su cabeza y lanzarla a la pira de llamas ardientes. El mago incendia los restos del cuerpo, de tal manera que sólo quedan cenizas.
La oscuridad ha llegado, y los habitantes del pueblo se han encerrado todos en sus viviendas. Seguramente pronto aparecerán más de esas abominaciones, así que tendremos que estar preparados. Daeron crea de nuevo más madera, y Geoffrey las afila con su espada psíquica. Disponemos pues de doce nuevas estacas, seis para mí y seis para el caballero. Daeron será más eficiente atacando con la magia.
Geoffrey se pone tenso y prepara un escudo, deben estar cerca. El silencio gobierna en la oscuridad, sólo nuestras respiraciones cortan su dominio.
De pronto, algo le pasa a Daeron. Habla con Geoffrey, parece que intenta probar algo. Nos pide que confiemos en él, y con la reseña de despedida “Fuerza y honor”, se dirige a la pirámide. Concretamente, se acerca a las esfinges. Pero algo raro pasa, éstas empiezan a abrir los ojos, me temo lo peor. Corro tanto como puedo hacia el mago, deteniéndolo a tiempo. Le cuento que intuyo que se trata de una trampa. Lanzo una piedra entre las dos esfinges, y un rayo procedente de ellas la desintegra. Geoffrey y yo no podemos permitirnos que se arriesgue de esta manera, es una muerte casi segura. Pero Daeron nos sigue pidiendo que confiemos en él, que sabe lo que hace. Espero que sea así, y finalmente recibe mi aprobación y la de Geoffrey. Nos pide el cuerpo de Lara, el cual traigo del hovercamión, aún envuelto en la bolsa negra. Se dirige, con el cuerpo entre los brazos, hacia las esfinges. Se acerca lentamente a los vigilantes de piedra, de un momento a otro sabremos si tenia razón.
Los ojos de las esfinges se vuelven a abrir. La cabeza me ordena que corra a detenerlo de nuevo, pero el corazón me pide que confíe en él. De repente una luz blanca rodea todo. Es una luz sobrenatural, inspira confianza, no parece dañina. El mago sigue avanzando con decisión, parece que lo ha conseguido. Sube por la rampa hasta llegar ante el gran bloque de piedra que bloquea la entrada. Deja a Lara en el suelo, y parece que se coge algo del cuello. Sí, es su amuleto, y lo esta usando como llave. ¿Como puede tener él la llave de esta pirámide? Creo que nos tiene que contar muchas cosas aún sobre su pasado. El bloque desaparece, y el mago se introduce en la espesa negrura del interior de la pirámide, con la única ayuda de su globo de luz. Una vez dentro, el bloque reaparece y no sabemos más de él.
Los segundos son eternidades. Hace un rato que Daeron ha entrado y no da muestras de seguir con vida. Encima, Geoffrey dice detectar maldad en todo cuanto nos rodea. Unas horribles carcajadas resuenan en todo el valle. Un viento huracanado, que acribilla con arena nuestros ojos se levanta de golpe. Parece que se acerca nuestro final. Utilizo el visor del yelmo PAS para protegerme la vista. Mediante la tecnología de infrarrojos y termal inspecciono el terreno, esperando la llegada de alguien o de algo. No veo nada... de momento.
En medio de la tensión, algo pasa a nuestras espaldas, ambos lo sentimos. Nos giramos y vemos una intensa luz blanca, pura como antes, y en ella vemos recortadas dos siluetas humanas, y una especie de cofre flotando a su lado. Seguro que es Daeron, ¡lo ha conseguido! Se le ve diferente, presiento en él un gran poder, una fuerza asombrosa, que inspira un gran respeto. Detrás suyo, casi tambaleándose y semidesnuda hay una mujer. Cuando le distingo la cara, me quedo petrificado de la sorpresa. Es Lara. Lara ha vuelto de entre los muertos. Daeron es un fenómeno, ha repudiado a la misma muerte.
Entonces, cuando todo es alegría y asombro, una malévola carcajada rompe el ambiente. La niebla se disipa, y de ella surgen tres vampiros. Y en medio de ellos, como un rey de los no-muertos, montado en un trono volador, aparece un figura envuelta en un manto rojo como la sangre. Intenta apoderarse del cofre, pero el increíble poder que posee ahora Daeron se lo impide. Éste debe ser el objeto que andábamos buscando. Quizá él haya vuelto a la vida a Lara. Y quizá él pueda liberar el alma atormentada de nuestros compañeros, el alma de Solomon. El trono desciende, y el extraño ser se incorpora. No es un vampiro normal, es una criatura mucho más poderosa, y también de una maldad superior. Sus ropas indican que disfruta con la destrucción y el asesinato, y parece que quiere conseguir el cofre de todos modos.
Es un ser repulsivo. Su sola presencia me impide actuar, me siento impotente ante tanto poder y malicia juntos. Veo que mis compañeros tampoco actúan, todos parecen dudar. Pero ahora no podemos fallecer. Tenemos la victoria muy cerca. Demasiado cerca como para rendirnos ahora. Dos de los vampiros se lanzan hacia mí, pero no pienso dejarles ganar, y esquivo sus sucias garras. Lamentablemente Daeron aún se ve petrificado por la escena, y no reacciona a tiempo ante el ataque del tercer vampiro.
He podido ver que su punto débil es el corazón, pero era fácil darles cuando estaban quietos y tumbados en un sarcófago. Ahora estamos en pleno combate, y lo único que consigo es arañarles con la estaca.
Mierda, Geoffrey ha tropezado y está por los suelos. Daeron prepara una estrategia defensiva. Yo, en cambio, creo que debemos acabar con ellos cuanto antes, y sigo intentando perforarlos. Pero son rápidos, y sólo puedo herirles en los brazos cuando intentan apartarse. Parece que el monstruo rey utiliza varios ataques psíquicos contra Geoffrey. Afortunadamente, una de las cosas que he podido apreciar del caballero es que posee una gran fuerza de voluntad y espíritu de superación, y puede vencer tales patrañas sin grandes dificultades. Ahora los vampiros contraatacan, y consiguen herirnos, uno a mí y otro a Lara. Afortunadamente Daeron la ha envuelto antes en una armadura mágica, si no ahora mismo volvería a estar muerta.
Por primera vez uno de nosotros ataca a la criatura del trono, pero parece esquivar las balas con una facilidad que no tiene nada que envidiar a un Juicer. Inútilmente sigo intentando empalar a mis adversarios. Afortunadamente él tampoco me da a mí. El “jefe de los malos” sigue esquivando con facilidad nuestros disparos, seguro que la magia lo protege también. Incluso Geoffrey con sus espadas no tiene nada que hacer. Cada vez veo esto más chungo. Si al menos consiguiéramos eliminar a sus esbirros, podríamos concentrarnos todos en él. Quizá así tendríamos alguna oportunidad.
El combate sigue igual, y encima una de esas malas bestias consigue morderme. Lara vuelve a recibir, empiezo a perder la esperanza. Pero no, no puede ser. Geoffrey ha conseguido darle. Sólo ha conseguido dañarle la capa, pero ahora sabemos que no es invencible. Mi hermano me apoya, debo seguir adelante por él.
Sí, la tortilla se está dando la vuelta. También Daeron consigue impactar en la figura demoníaca, que parece no estar tan segura de sus posibilidades. Por Solomon, incrusto la estaca en el pecho de un vampiro, y no dejo de empujar hasta que se derrumba en el suelo. Ahora no es más que un esqueleto inerte. Sólo quedan dos y uno un poco más grande. Lara también acierta esta vez, y la capa de sangre de la bestia acaba desintegrada. La ira y la furia poseen su cara, esta vez se ha enfadado de verdad.
El maldito vampiro aún se resiste. En mi intento por perforarlo, oigo un grito de agonía y rabia. Me giro, y puedo ver como nuestro líder ha conseguido clavar las dos espadas en el rey. Ya son nuestros.
Sigo provocándole pequeñas heridas a mi adversario, el cuál ve que tarde o temprano acabará llegándole su fin. El vampiro gigante parece fuera de sus casillas. Una gigantesca espada, negra como la oscuridad del abismo que se llevó a Solomon aparece en sus manos. Parece un arma temible, su última carta. Y no tendrá ningún reparo en usarla.
Tanto Geoffrey como yo seguimos atacando sin cesar, aunque últimamente no tenemos mucho éxito.
El vampiro al que ataco sigue limitándose a esquivar. Cerca de nosotros puedo ver un combate mucho más épico. El gran vampiro para con su espadón el mandoble de Geoffrey. Es una escena increíble, la viva representación de la eterna lucha entre la luz y la oscuridad, el bien y el mal. Pero esta vez el mal repele el ataque, derribando a Geoffrey por la increíble potencia del golpe. Ha sido devastador, su armadura está completamente destrozada. Pero no del todo, aún sigue vivo. Lara intenta vengar a su compañero, pero el maldito consigue superar este ataque. Pero algo pasa a nuestras espaldas. Vuelvo a presentir la presencia de esa extraña luz, esa luz que parecer ser el estandarte de las fuerzas del bien. Me giro y puedo ver que esa energía se encuentra concentrada en forma de estrella, flotando justo delante de Daeron. Luego, la estrella sale disparada hacia la maldita criatura, impactando contra él con furia divina. El monstruo grita de desesperación, ante la visión del fin de su existencia. Empieza a desintegrarse, hasta que un fuego sagrado acaba definitivamente con él, dejando sólo unas cenizas que se lleva el viento.
Ha sido algo asombroso, la ayuda que necesitábamos. Mi adversario ha quedado petrificado ante la derrota de su amo, y aprovecho para terminar también con él. Después, acabamos quemando los cuerpos hasta que no queda ningún rastro. Las fuerzas maléficas del valle no son ahora más que cenizas.
Después del combate, todo es alegría y felicidad. Desde el penoso combate contra los velociraptors, las cosas han ido mejorando, consiguiendo éxitos, uno tras otro, en nuestros objetivos. Cada vez veo más cerca la liberación de Solomon. El principal problema que tenemos ahora es salir del valle. Pero ya hablaremos de eso más adelante, por fin nos toca descansar un poco.
Viernes, 28 de julio de 104 PA:
Un día de relax y reflexión. Daeron ha perdido el extraordinario poder que le caracterizaba ayer. Quizá fue sólo un regalo de los dioses, un regalo para convertir a un ser malvado que debía ser eliminado cuanto antes. Lamentablemente, hoy podemos sentenciar, finalmente, que Sanakin ha muerto. Según el mago, que también entiende de tecnología, su soporte vital se ha quedado sin energía. Es una lastima, habría sido fantástico que también él pudiera salir vivo de esta masacre en la que se ha convertido esta misión. Depositamos su cabeza en el interior de la pirámide, pues dice Daeron que así se mantendrá intacta para el resto de la eternidad. Un buen final para un gran héroe, que decidió suicidarse para acabar con sus enemigos.
Sábado, 29 de julio de 104 PA:
Cansado de descansar y hacer el gandul, me dedico a pasear por la zona. Debido a todo el ajetreo, aún no la hemos inspeccionado a fondo, y quizá haya algo de interesante entre las ruinas. Afortunadamente, tenía razón. Cada vez las cosas van mejor. En una choza abandonada, encuentro nada más y nada menos que un NG Sky King skycycle y dos armaduras Flying Titan Power Armor. Todo esto debe valer un pastón.
Rápidamente acudo al poblado en busca de mis compañeros, y les muestro, orgulloso de mí, mi descubrimiento. Las analizamos bien, y dejando a parte la suciedad, se encuentran en buen estado y operativas. El problema ahora es el transporte. Ninguno de nosotros está capacitado para llevar estos vehículos, así que tendríamos que subirlos al Mercator. Entonces no quedaría sitio para más ocupantes a parte del piloto y el copiloto. Por eso tendré que ir yo a pie, lo cual al ser un Juicer no me supone un gran problema, y Lara montada en Tifón. Aun así, no tenemos sitio suficiente, y tendremos que dejar el Sky King.
Lo único que hemos podido sacar a los habitantes del pueblo sobre estos objetos, es que llegaron hará unos diez años, y sus tripulantes pasaron a formar parte de los vampiros. Seguramente debieron ser buscadores de tesoros, que no tuvieron tanto éxito como nosotros.
Hemos de comenzar a plantearnos nuestro regreso, así que comenzamos a repartirnos las armas. Le ofrezco mi rifle JA-12 a Lara, pues mi pistola láser se quedó sin munición en el combate anterior. Geoffrey le ofrece su armadura Crusader, así que ahora ya está equipada suficientemente para aguantar un combate. Lamentablemente, Daeron perdió la suya, y tanto la mía como la de Geoffrey están dañadas. Este tema y el de la munición y armas comienzan a ser serios problemas a tener en cuenta. Maldita sea, con el pastón que sacaríamos de nuestro hallazgo, y no tenemos ninguna tienda en muchos kilómetros a la redonda. Y dudo que algún dinosaurio se ofrezca a comerciar.
Domingo, 30 de julio de 104 PA:
Manda huevos. Ahora Geoffrey quiere partir solo, para ir al pueblo de su padre. Por si acaso, decidimos acompañarlo al menos un trecho, por si el espinosaurio aún andara cerca. Por más valiente y fuerte que sea, a según que amenazas no puede enfrentarse él solo. Creo que tiene el síndrome de superhéroe bonachón. Para no poner en peligro la vida de sus amigos y queridos, se embarca en aventuras difíciles de superar, incluso en grupo, él solo. Espero que no haga ninguna locura.
Cuando por fin hemos salido de la protección que nos ofrecían los monolitos, empieza nuestra pesadilla. Un fuerte rugido, ya familiar, resuena en el cielo. Vamos todos a pié excepto Geoffrey, montado en Tifón, y podemos sentir las vibraciones del suelo en cada paso de la bestia. Daeron empieza a lanzar hechizos de protección, pues poseemos poca armadura.
Podemos ver, en la distancia, como la gigantesca figura se acerca a toda velocidad. Todo el grupo abrimos fuego contra él, en una temible demostración de potencia de fuego, pero no se intimida y está cada vez más cerca.
Es increíble. Su boca esta llena de afilados dientes, esperando atravesarnos como cuchillos. Solomon murió en manos de unas criaturas reptiles, y yo me siento inseguro delante de la que tenemos delante. Se fija en mí, viene directo hacia mí. ¡Me va a devorar voy a acabar en su estomago! Pero no, algo lo distrae... ¡Es Daeron! Está atrayéndolo hacia él. Mierda, lo ha aplastado como a una vulgar cucaracha.
Aún sigue vivo, pero la maldita bestia parece cebarse con él, ¡se lo quiere tragar entero! Lo esquiva, y yo no pienso consentir que ese cabrón mate a mi amigo. Recargo el eyector de plasma, que se prepare. Lara consigue impactarle, pero los daños no son suficientes ni para distraerle.
¡No, lo ha cogido! Hostias, cómo se lo curra, ha conseguido salir de dentro de la boca y caer de pie. Cada vez más creo que el mago es un gran guerrero. Bueno, hijo de puta, a ver que te parece esta descarga de plasma. Se tambalea, parece que esto le ha molestado. Mis compañeros siguen disparando, pero parece que nada es capaz de dañarle como el eyector. Así pues, debo darme prisa y acabar con él cuanto antes.
Vuelvo a descargar toda mi furia mediante mi arma en el dinosaurio, que cada vez tiene peor estado. El resto, menos Daeron, siguen atacando, y la criatura ve mermadas sus fuerzas poco a poco.
Maldita sea, el espinosaurio intenta derribar a todo el grupo con la cola. Pero debido a su gran tamaño la velocidad no es su fuerte, y conseguimos esquivarlo. Puedo ver que Daeron sigue en buen estado, aunque ahora se encuentra tirado en el fango en una posición muy vulnerable. Recargo el arma, y espero que el maldito no aguante mucho más.
El dinosaurio vuelve a la carga con la misma estrategia que antes, pero su ataque resulta inútil. Preparo mi arma, y pulso el gatillo con todos mis deseos de hacer desaparecer a la bestia. Y así es, sus átomos se funden en el plasma y desaparece de nuestra vista, desintegrada.
Le doy las gracias a Daeron por haberme salvado el pellejo al principio del combate, y luego llega el momento de la despedida. Lo esperaremos durante seis días, y nos pide un favor por si no volviese. Ahora ya se marcha por el horizonte. Antes de irse, le he dicho “adiós”, pero espero que sea un “hasta luego”.
Acciones futuras:
- Preguntarle a Daeron como es que tenia él la llave de la pirámide, quién es realmente.
- Hablar con el grupo sobre qué haremos con el cofre, que opciones disponemos.
- Hablar con los pueblerinos, mediante Daeron, por si hubiera más equipo o vehículos entre las ruinas o algún sitio. Quizá saben algo que aún no nos han contado simplemente porque no hemos preguntado.
Fin del Turno 36 de Baldwin King.