DM: Rifts: Turno 9:
DM: Rifts: Turno 9:
Tras dejar vuestros vehículos (en el caso de Alexa su yegua) os adentráis en el pueblo, llegando a la plaza principal. Thomas y Arlec beben primero de todo en la fuente (estaban verdaderamente sedientos). Todos reponéis vuestras cantimploras, ante la mirada de algunos curiosos a los que saludáis con la mano, ellos os devuelven el saludo y os sonríen.
De la oficina del Sheriff ha salido un hombre de unos veintitantos años, con pelo revuelto y moreno, gafas oscuras y una barba de cuatro días. Viste unos vaqueros y una chupa de cuero negra. Su atención se centra en vosotros mientras su mano derecha reposa tranquilamente en la pistolera de su cinturón (donde tiene lo que parece ser un revólver aunque probablemente sea una pistola láser Wilk’s-Remi).
Os sonríe y dice: - “Bienvenidos a Santa Fe, viajeros. Mi nombre es Walter Riderman, soy el Alguacil. Este es un pueblo pacífico y aquí no debéis temer nada por lo que podéis dejar vuestras armas en mi oficina para su custodia”. –
Arlec se presenta y le pregunta que si es el Sheriff y si la moto que hay aparcada ante su oficina es suya.
Walter: - “El Sheriff murió hace unos años, yo cumplo su función, además de otras, como la de mensajero para los asuntos del pueblo. Y esa moto efectivamente es mía”. - Mira fijamente a Maximus mientras habla como diciendo “no te temo”, sin embargo su voz vacila al mirar al horripilante Chupux.
Arlec pasa al interior de la oficina y reluctantemente deja sus armas en una celda, ante la sorpresa de Thomas. A continuación Chupux deja su rifle y su pistola láser también. Lo mismo Maximus. Thomas, que hasta ese momento había estado observando a Maximus, decide con resignación dejar su pistolón de iones NG-57. Alexa y Halberd también dejan sus armas. Maximus mira al alguacil con cierta desconfianza. Goldman dice: - “¿Y que pasa si yo me niego?” - Ante lo que Maximus intenta convencerle para que obedezca, ya que no queréis problemas.
Mientras el Alguacil está ocupado con los demás Chupux le hace un escaneo de auras.
Walter dice, dirigiéndose a Goldman: - “No puedo obligaros, pero tienes mi palabra de que aquí no corres peligro”. - Mientras tanto Chupux se está concentrando, lo mismo que Alexa.
Goldman os dice: - “Me iré a dar una vuelta, no os preocupéis por mí”. - Y diciendo esto se va hacia el coche, fuera del pueblo, se mete dentro y pone música.
Walter: - “¿Venís de DarkGate?” –
Thomas: - “Yo vengo de Santo Tomás.” –
Maximus: - “Yo sí vengo de DarkGate, al igual que todos los demás”. –
Alexa: - “¿Tú pusiste el cartel en el Salón de DarkGate?” –
Walter: - “Sí, viajé hasta allí con mi moto por orden del Alcalde, Don Alberto García. En Santo Tomas no me hicieron caso cuando les pedí ayuda para buscar a la hija del Alcalde, María García.” –
Maximus: - “Pues nosotros hemos venido a intentar encontrarla.” –
Walter: - “Y yo sólo soy un simple Alguacil, organicé una búsqueda de la muchacha, pero no tuvimos éxito.” –
Maximus: - “Esperemos que tengamos más suerte que ustedes.” –
Walter: - “El Alcalde estará encantado de verles, ¿puedo acompañarles?” –
Maximus: - “Como desee.” –
Chupux se pone en contacto telepático con Alexa y entre los dos descubren que el Alguacil Walter Riderman:
Chupux activa a continuación el poder de Empatía y observa atentamente a Walter: nota que tiene miedo, aunque no sabe de qué. Aunque aparenta calma, en realidad está nervioso.
Es mediodía y comenzáis a tener hambre. Arlec, Thomas y Halberd se van al Salón a pedir habitaciones para todos y a encargar la comida para cuando los demás terminen de hablar con el Alcalde Don Alberto.
Mientras tanto Walter acompaña a Maximus, Chupux y Alexa a la casa del Alcalde:
Don Alberto os recibe en su casa. La casa está limpia y es grande. Una señora mayor os abre la puerta y os conduce a la sala de audiencias del pueblo. Walter os sigue, sin despegar la mano de la pistolera, aunque fingiendo tranquilidad. Don Alberto aparece enseguida, se le ve muy angustiado, aunque al mismo tiempo contento y esperanzado por vuestra presencia.
Don Alberto: - “¿Sois aventureros?” –
Chupux se quita el sombrero en señal de respeto. Maximus esta intranquilo, pendiente de si su poder psíquico de Sexto Sentido le advierte de algo, pero no percibe ningún peligro inmediato hacia su persona.
El Alcalde traga saliva ante la inmensa mole musculada y cubierta de pelo que es Maximus, en cambio no parece reparar en Chupux.
Alexa: - “Sí, somos una compañía aventurera. Hemos venido hasta aquí desde DarkGate, por el letrero que puso en el Salón de allí vuestro Alguacil”. –
Maximus: - “Venimos a intentar encontrar a su hija, pero para ello necesitamos saber algunos detalles más que nos ayuden.” –
Don Alberto: - “Se llama María, aquí tienen una foto suya.” - dice, mientras entrega a Maximus la fotografía.
Maximus: - “¿Cuándo fue la última vez que la vio?” –
Don Alberto: - “Desapareció hace ya un mes, había salido a montar a caballo en una espléndida mañana, pero nunca regresó.” - El Alcalde parece profundamente deprimido al decir esto. Prosigue diciendo: - “Walter reunió a una veintena de hombres del pueblo y la estuvieron buscando durante días, sin resultado. En Santo Tomas desoyeron nuestras súplicas de ayuda.” –
Maximus: - “Tranquilo, intentaremos encontrarla, no se preocupe. ¿Tiene usted algún sospechoso?” –
Don Alberto: - “Si encontráis a mi hija, o incluso pruebas de su destino, si ha pasado lo peor, os recompensaré con lo que tengo”. - Diciendo esto os muestra una caja de puros llena de billetes, hay 50.000 CR.
Maximus: - “En mi caso no acepto la recompensa, pero mis compañeros quizás la necesiten. He visto el estado del pueblo y creo que ese dinero le iría mucho mejor a la población.” –
Don Alberto: - “Todo el mundo adoraba a mi chiquilla, nadie tenía motivos para quererla mal. Walter no lo dice a las claras, pero sé que él piensa que se la comieron los dinosaurios. Pero yo no lo creo, había huellas de moto, y encontramos a su caballo pastando solo.” –
Maximus: - “No pierda la esperanza, si todavía está viva tenga por seguro que o la encontraremos o pereceremos en el intento.” –
Don Alberto: - “Quisiera poder ofreceros más pistas, pero no puedo, no sé qué más podría deciros que os ayudase.” –
Maximus: - “Hay una cosa más que nos puede decir.” - Unas lágrimas comienzan a recorrer el rostro del anciano Don Alberto.
Maximus: - “¿Podría llevarnos al lugar donde vio las huellas de moto? O indicarnos dónde es simplemente.” –
Don Alberto: - “Por favor, encontrad a mi hija, os lo suplico. Es terrible el dolor de un padre por su hija perdida. Walter os acompañará y os ayudará en todo lo que pueda.” –
Maximus: - “De acuerdo, muchas gracias por su ayuda y tranquilícese. Haremos todo lo posible para encontrarla.” – Don Alberto os despide con tristeza mientras se enjuga con un pañuelo las lágrimas.
Salís afuera, con el Alguacil.
Walter os dice: - “Está empeñado en que ha sido secuestrada, es una historia muy triste. Lo siento por él porque es un buen hombre. Además María era una buena chica.” –
Alexa: - “Chicos, yo tengo que ir al Salón, comer y darme un baño. Sencillamente mi cuerpo ya no aguanta más.” –
Maximus: - “De acuerdo, seguiremos nuestras investigaciones en otro momento. Yo también estoy muy cansado.” –
Entretanto Arlec, Halberd y Thomas han entrado en el pequeño Salón. Es un establecimiento muy modesto. Arlec silva la canción de "El bueno, el malo, y el feo".
El Salón se usa más como lugar de reunión que como un auténtico Saloon (no hay espectáculos, ni gente jugando al póquer, ni chicas, y los servicios son muy limitados, no hay mucha variedad de bebidas o comidas a elegir). Al menos hay una barra y algunas mesas. Muchos pueblerinos os observan con curiosidad. Parece que no hayan visto un aventurero en su vida. Arlec parece triste y se toca su brazo biónico más que lo de costumbre. Halberd no dice nada. Os recibe una señora. Thomas está pensativo.
Arlec: - “Hola buenas.” –
Señora: - “Saludos, forasteros, ¿en qué os puedo servir?” –
Arlec y la señora comienzan a hablar de los servicios de que dispone el local y al final Arlec decide alquilar todas las habitaciones, hay tres dobles y tres sencillas.
También encarga baños, la señora os explica que sólo hay dos bañeras, que están en una estancia al lado del comedor. Arlec se ofrece generosamente a pagar todos los gastos de estancia del grupo. Pide una comilona para todo el grupo, whisky local para todos, ya que es casi la única bebida (excepto para él que aún recuerda con desagrado su última resaca y beberá agua).
Poco después los que venís de hablar con el Alcalde entráis en el Salón, acompañados por el Alguacil. Coméis todos juntos una suculenta comida. A Chupux le sirven una ensalada con mucha lechuga.
Arlec y Thomas pasan a la habitación de las dos bañeras cuando los baños están listos. Enseguida se ponen a hablar sobre "héroes" de antes del tiempo de las Grietas. Parece que los dos congenian bien, cosa rara teniendo en cuenta los prejuicios de Arlec contra los magos y todo lo que no sea puramente humano.
Chupux se dirige telepáticamente a todos vosotros en cuanto tiene una oportunidad y os dice unas palabras (que ya os pondrá en su turno 9).
Walter mira a Chupux con expresión de sospecha, pues aunque no puede captar el mensaje telepático se da cuenta de que los demás estáis más pendientes del aparentemente silencioso hombre cactus.
Walter: - “Vuestro amigo verde es muy callado. ¿Nunca dice nada?” –
Maximus: - “Últimamente está algo ausente. Casi nunca habla.” - Walter mastica su pollo asado: ñam, ñam.
Thomas y Arlec vuelven del baño y la encargada prepara las bañeras para otros dos. Os vais bañando por tandas, mientras el resto seguís charlando en la mesa y tomando cafés y whiskis.
Arlec le hace preguntas al Alguacil mientras Alexa emplea su Telepatía para intentar dilucidar si miente. Arlec le pregunta por su arma, y Walter responde que es una pistola láser Wilk’s-Remi “Six Shooter”, igual que la que usa Maximus.
Después os explica que los dinosaurios ya atacaron a un comerciante que venía de Santo Tomás, y que el hombre sobrevivió de milagro, aunque los raptores devoraron a sus caballos y perdió su cargamento de revistas y libros (que probablemente ya hayan sido recuperados a estas alturas).
Arlec le pregunta varias veces acerca de “Cuchillo Sangriento”, ante lo cual Walter parece hacerse el despistado. Arlec emplea su mirada más intimidatoria con sus fríos ojos biónicos de acero cromado. El Alguacil se pone muy nervioso y dice que no, pero seguidamente pone una excusa para retirarse y os dice que estará en su oficina por si le necesitáis.
–“Aunque en el fondo todo esto es inútil”- os dice: - “Todo el mundo en el pueblo sabe que María está muerta, devorada por los dinosaurios. Se arriesgaba demasiado, yendo a cabalgar sola y sin armas y al final le pasó lo peor. En el fondo sería mejor para Don Alberto olvidar todo este triste asunto, pero qué se le va a hacer. Estaré en mi oficina por si me necesitáis para cualquier cosa. Adiós”. –
Mientras tanto en la biblioteca de Santo Tomás Muxu Meidall ha tomado una decisión. Está decidida a alcanzar a sus amigos de aventuras y volver con ellos. Sabe que se dirigían a Santa Fe y quiere ir allí. Por medios convencionales tardaría al menos dos días en alcanzarlos, pero ella es una Ley Line Walker y entre los poderes de ese tipo de practicantes de la magia hay uno que podría ser muy útil para esta situación, el “Ley Line Phasing”. Intenta averiguar a través de los libros si hay alguna Línea de la Ley que una los dos pueblos, pero carece de la habilidad adecuada para ayudarla a encontrar esa información y fracasa.
Finalmente decide intentarlo usando sus otros poderes de Walker. Recoge todas sus cosas y sale de Santo Tomás. Se concentra durante largo rato para sentir las líneas y finalmente capta una cercana, camina hacia ella y emplea el poder de “Leer Ley Line” para averiguar en qué dirección discurre y su longitud. Cree que esa línea le llevará a Santa Fe y decide arriesgarse. Se sienta a meditar en posición de loto en medio de la línea (perfectamente visible para sus sentidos mágicos pese a ser de día, sus emanaciones blanco azuladas envuelven a Muxu). La maga se concentra y logra entrar en trance. Tras largos minutos de concentración su cuerpo inmóvil comienza a desmaterializarse, después desaparece de la existencia. Muxu deja de existir... y tras unos minutos comienza a rematerializarse de nuevo, sólo que esta vez junto al lago que hay fuera de Santa Fe.
Finalmente vuelve en sí, completamente aturdida, desorientada y exhausta por el esfuerzo mágico y es en ese momento cuando el rifle de triple cañón de Goldman se apoya contra su nuca: - “Ni te muevas”. - Por suerte Stroland Goldman reconoce a la maga Muxu, que se separó del grupo en Santo Tomás y baja el arma, su máscara dorada no permite captar su expresión, lo que a su manera le hace parecer más carente de emociones incluso que Arlec con sus ojos biónicos (aunque en ambos casos es sólo eso, una apariencia).
Stroland le explica a Muxu que está de vigilancia y le indica que los demás están en el pueblo y le será fácil encontrarlos preguntando a cualquier aldeano. Muxu así lo hace y pronto se reúne con el resto en el Salón.
(Asumo que se toma una buena comida y un par de whiskis para recuperarse. Lo que habléis y os contéis de lo sucedido desde vuestra separación os lo dejo a vosotros para vuestros turnos.)
La Señora Gómez recoge la mesa y la mayoría os vais retirando a vuestras habitaciones a dormir la siesta. La gente parece bastante activa y hay en el ambiente una nota festiva. Preguntáis la razón y los lugareños os explican que es porque mañana es Noche Vieja, la festividad más importante del año. Y caéis en la cuenta de que tienen razón, personas de todas las religiones, agnósticos, ateos, humanos e inhumanos, la mayoría de la gente del continente (y diríais que del mundo, aunque eso es aventurar mucho pues apenas sabéis nada de lo que hay en Norteamérica, mucho menos del resto del mundo) sigue celebrando la festividad de Fin de Año.
Es una suerte de acontecimiento especial, la gente suele hacer planes para el año entrante y recapacita sobre los hechos del año que acaba. Es habitual celebrarlo con una cena especial (un banquete) y es habitual beber en exceso esa noche. Los preparativos del pueblo no son gran cosa, al parecer en la casa del Alcalde se guardan instrumentos musicales, aunque parece que no hay nadie que sepa tocar (la hija del Alcalde sabía cantar y el Alguacil hacía lo que podía con el acompañamiento musical, pero ahora ella no está). Normalmente se hace un gran banquete en casa del Alcalde, quien suele dar un discurso para despedir el año viejo y dar la bienvenida al nuevo, pero este año ya ha dicho que no va a participar en las festividades. Este año el banquete se celebrará en la plaza para todo el pueblo.
El Operador del pueblo (Donald Zimmer) está montando el equipo acústico para una actuación, aunque a juzgar por las pruebas de sonido esto se va a parecer más a un cutre karaoke que a una verdadera actuación.
Nadie sabe quién va a dar el Discurso Anual este año, hay un poco de incertidumbre y cierta pesadumbre. La superstición popular sugiere que no celebrar una buena fiesta de Fin de Año puede ser causa de mala suerte para todo el año... Y en un mundo tan mágico como el de las Grietas no es buena idea tratar a la ligera las supersticiones.
Como todo mago sabe, la base de la magia es creer, y si todo el mundo cree una cosa, ésta tiene posibilidades de cumplirse.
La Señora Gómez le lleva comida a Goldman, y el Alguacil Walter habla con el Juicer un rato. Stroland decide seguir montando guardia para proteger el pueblo, aunque el Alguacil le invita a que entre en el pueblo cuando quiera.
Halberd se interesa por el trabajo del Operador Donald Zimmer.
(Nota: Un Operador es una clase de aventurero con grandes habilidades mecánicas y electrónicas, son los manitas que reparan toda clase de aparatos, armas, armaduras, etc. Estos genios de la mecánica son indispensables para la supervivencia de cualquier población ya que su trabajo va desde diseñar y construir un molino a mantener una planta de potencia o un generador eléctrico. Habitualmente son los únicos capaces de hacer funcionar maquinaria compleja o pesada, y los únicos capaces de darle el mantenimiento adecuado y de efectuar las reparaciones necesarias).
Thomas se interesa por los preparativos para la fiesta, y supongo que alguno más también (decídmelo en vuestros turnos en caso de que queráis aportar algo a la festividad). Arlec se ocupa de los gastos de estancia del grupo, y también de la vigilancia y seguridad de las habitaciones y el Salón.
Después de dormir la siesta y descansar Alexa, Muxu, Chupux y Maximus vais a buscar a Walter para que os guíe al lugar donde desapareció María García. Tras una larga caminata salís del valle que aloja el pueblo en dirección nordeste y os adentráis brevemente en el desierto. Allí el Alguacil os muestra los matorrales de los que mascaba el caballo de María cuando lo encontraron.
Le interrogáis con insistencia, convencidos de que Walter os está ocultando algo, pero él no suelta prenda. Insiste en que toda esta historia es una tragedia y en que no se puede hacer nada: - “Esa chica está muerta” - dice – “Y nada de lo que hagamos o dejemos de hacer va a devolverle la vida. Es triste, pero este es un mundo muy duro y estas cosas pasan”. –
Alexa y Chupux intentan dilucidar si miente, el resultado no es concluyente, pero ambos llegan a la conclusión de que el Alguacil le tiene mucho miedo a algo (posiblemente a la banda del Cuchillo Sangriento) y que cree sinceramente que sería mucho mejor para el pueblo de Santa Fe dejarlo correr, dar a la chica desaparecida por muerta y olvidarse del tema.
Os dais cuenta de que no vais a conseguir nada presionándole más, pensáis que en el fondo Walter es una buena persona, pero que está terriblemente asustado por algo.
No encontráis pistas ni rastros (ningún rastro permanecería intacto en un desierto arenoso tras una hora, mucho menos después de un mes). Desesperanzados y desilusionados volvéis al pueblo a tiempo de ver la puesta de sol.
(Bien, a partir de aquí dejo en blanco esta parte del Turno. Os dejo a vosotros desarrollar en vuestro turno lo que hacéis esa noche de 30 de diciembre y el día 31 siguiente, último día del año 103 PA. Podéis interpretar y describir vuestras acciones en ese tiempo, lo que hacéis, lo que decís, etc.)
(Explicad cómo celebráis la Noche Vieja, qué hacéis exactamente durante los preparativos de ese día, etc.)
Tras las campanadas de Fin de Año, todos brindáis. Después el Alguacil Walter da un breve discurso sobre la tarima, despidiendo el año 103 PA y deseando a todo el mundo feliz y próspero año 104. Después cede el micro a cualquiera que quiera decir unas palabras, un discurso, cantar o lo que sea.
Al final aparece el Alcalde Don Alberto, a quien no habíais vuelto a ver desde el día anterior y a quien nadie esperaba ver esta noche. Da un elocuente discurso sobre los buenos momentos pasados en el pueblo el pasado año y desea a todos bienestar y felicidad para el nuevo año.
Después sin embargo su compostura como hombre de estado se rompe al tocar temas más personales, cuando comienza a hablar de su bella e inteligente hija y de su triste desaparición, y acaba diciéndole a todo el pueblo que vosotros sois un grupo de aventureros, de héroes, y expresa su confianza en que le devolveréis a su hija sana y salva, como habéis prometido. Todo el mundo calla consternado y se produce un incómodo silencio. Después sin decir más el Alcalde se retira.
Prosigue la fiesta (¿tal vez Alexa quiera tocar la guitarra?) y bebéis y bailáis durante horas.
En un momento dado la granjera que se ofreció a cuidar de la yegua de Alexa llama a la mística discretamente. Ella acude y la granjera la conduce silenciosamente a su casa. Allí presenta a Alexa a otra granjera, una amiga suya llamada Samantha McBerth, una mujer de unos cuarenta y tantos, con el rostro algo ajado por la desgracia y el sufrimiento.
Alexa y Samantha se quedan a solas y lentamente la desdichada granjera comienza a hablar. Le dice a Alexa que ella perdió también a una hija hace un año. Ella vivía en una granja apartada del pueblo, al otro lado del pequeño bosque que hay al Este de Santa Fe. Meses antes de la desaparición de su hija, su marido apareció muerto en el desierto, las causas de la muerte no se dilucidaron, pero puesto que su cuerpo estaba despojado de todo cuanto fuera valioso se sospechó que podría haber sido un asesinato con robo. Después desapareció su joven y hermosa hija un buen día que había salido a por leña. Había rastros de motos, así que Samantha, convencida de que había sido un secuestro, acudió al Alguacil Walter, pidiéndole auxilio para encontrar a su hija.
El Alguacil fue a buscarla al desierto y desapareció durante dos meses. Al volver estaba demacrado y, aunque lo negaba, Samantha se dio cuenta de que el Alguacil había sido torturado. Ella reunió a otros granjeros y entre todos presionaron a Walter para que hablara.
La historia era sobrecogedora, el Alguacil había topado en el desierto con miembros de la banda del Cuchillo Sangriento, quienes le capturaron y le mostraron el porqué del nombre de la banda... del peor modo posible.
Además le amenazaron con que si contaba la historia por ahí el pueblo entero pagaría las consecuencias. Aterrados, los aldeanos decidieron hacer un pacto de silencio y obligaron a Samantha a aceptarlo por el bien de todos, ni siquiera el Alcalde se enteró de nada. Sin embargo, la reciente desaparición de María, tan querida por todos, ha sido más de lo que Samantha ha podido soportar, incluso por el bien del pueblo. Cree que vuestro grupo aventurero es quizá la única esperanza, aunque también piensa que si falláis al enfrentaros a la banda Cuchillo Sangriento, ésta se vengará exterminando a todos los habitantes de Santa Fe.
Comenta: - “Hay un pueblo fantasma deshabitado al sur de Tierra Seca, un pueblo a sudoeste de aquí, nadie sabe lo que pasó allí, pero... da qué pensar”. –
También le pide a Alexa: - “Por favor, no digas nada de esto a la gente del pueblo, ellos no comprenderían mi traición. Esta gente está acostumbrada a sufrir. Hace doce años el pueblo se encontraba bajo el gobierno despótico de un Sacerdote Oscuro. El padre de Don Alberto y su amigo, el Juicer Arlen Cabira, le derrotaron y ahora la casa del Alcalde se alza donde una vez estuvo la Pirámide del Sacerdote, que fue derruida tras su muerte. Mis conciudadanos prefieren mantener el secreto y sufrir en silencio antes que arriesgarse a que el pueblo entero sea destruido”. –
Alexa, lo último que te dice Samantha es que Walter no sabía dónde estaba exactamente la base de los bandidos, pero que diversas pistas le hacen suponer que debe de estar en algún lugar al Noroeste de Santa Fe y al Sudoeste de Aquiles (un pueblo de etnia nativo americana muy castigado por las desapariciones). Después la mujer se queda en pensativo silencio, dando a entender que la entrevista ha concluido.
DarkMaste.
ALEXA: RIFTS: TURNO 9:
Llegamos a la plaza del pueblo rodeados por las miradas de los curiosos. Nunca me gustó que la gente me mirase mucho y eso no ha cambiado. Sin embargo, supongo que es normal que nos miren porque no deben de recibir muchos visitantes por aquí. Está claro que nuestro paso por aquí no pasará desapercibido. Aprovechamos para refrescarnos en la fuente tras el agotador viaje, pero antes de darnos tiempo a acabar, de la oficina del Sheriff sale un hombre no muy mayor, probablemente el Sheriff. Viste con una cazadora de cuero y porta un arma de un modo visible. El hombre se muestra tranquilo y se acerca a nosotros. Intento disimular mi aversión instintiva hacia cualquier fuente de autoridad, no conviene meterse en problemas.
- "Bienvenidos a Santa Fe, viajeros. Mi nombre es Walter Riderman, soy el Alguacil. Este es un pueblo pacífico y aquí no debéis temer nada por lo que podéis dejar vuestras armas en mi oficina para su custodia." -
Pienso que el hombre o es tonto o miente con descaro. No se como puede decir que no hay nada que temer con la banda de Cuchillo Sangriento y los saurios por ahí sueltos. Eso me hace desconfiar de él desde el primer momento. Arlec parece más interesado en saber de quién es la moto que en negarse a dar las armas. Intento pensar alguna manera de no entregar la mía. Pero para mi desgracia, el resto acompañan al Sheriff a su oficina y dejan las armas, salvo Goldman. De un modo reluctante dejo mi arma. Supongo que si al final el Sheriff está relacionado con Cuchillo Sangriento lo tendremos mucho más difícil.
Mientras Maximus discute con Goldman, me concentro para ver el aura del Sheriff. Si al final resulta ser un enemigo, será bueno saber todo lo posible sobre él.
El Sheriff se presenta como Walter y comienza a hacer preguntas. Sé que es su trabajo, pero no puedo evitar recordar a otros supuestos representantes de la ley de DarkGate que lo único que querían era sacar tajada de todo. Nunca me gustaron y dudo que lleguen a gustarme. Y además, la extraña situación de esta zona hace que desconfíe más de él.
-Walter: ¿Venís de DarkGate?
-Thomas: Yo vengo de Santo Tomás.
-Maximus: Yo sí vengo de DarkGate, al igual que todos los demás. - A pesar de que sé que Maximus no ha dicho nada que el resto no supiese, me molesta que hable por mí. Nadie le ha dado derecho a hacerlo.
-Alexa: ¿Tú pusiste el cartel en el Salón de DarkGate? –Me interesa saber si hay más personas que se ocupen de la seguridad por aquí.
-Walter: Sí, viajé hasta allí con mi moto por orden del Alcalde, Don Alberto García. En Santo Tomas no me hicieron caso cuando les pedí ayuda para buscar a la hija del Alcalde, María García.
-Maximus: Pues nosotros hemos venido a intentar encontrarla. - Una vez más decidía hablar por el resto. Espero que no lo tome por costumbre. Adiós a la posibilidad de intentar simular que venimos por otro motivo.
-Walter: Y yo sólo soy un simple Alguacil, organicé una búsqueda de la muchacha, pero no tuvimos éxito. - Eso nunca lo dude, pero estoy casi segura de que tampoco quería tener éxito en la búsqueda. Incluso podría ser él quien les dijo como encontrar a María.
-Maximus: Esperemos que tengamos más suerte que ustedes.
-Walter: El Alcalde estará encantado de verles, ¿puedo acompañarles? - Seguro que Maximus dice que sí. Pienso durante unos momentos en decirle que no venga, pero decido dejarlo correr porque llamaría mucho la atención.
-Maximus: Como desee.
Chupux entabla contacto telepático conmigo y contrastamos lo que hemos descubierto. Por lo que parece es un humano normal con algo de experiencia. No es que sea mucho, pero algo es algo...
El sol se alza en lo mas alto de su recorrido y nos castiga con sus rayos cuando cruzamos la plaza para ir a casa del alcalde. La mitad del grupo deserta y se va a la posada a pedir una comida. Pese a mis deseos de ir con ellos, me dirijo a casa del Alcalde. Prefiero tener información de primera mano. La casa es bastante grande, desde luego mucho más que el resto. Sus paredes están encaladas, lo que le da un aspecto luminoso y limpio.
Llamamos a la puerta y al cabo de un par de minutos nos abre la puerta una mujer entrada en años que viste humildemente. El Sheriff va detrás nuestro con una mano en la pistolera. Pienso que eso corrobora que es un jodido mentiroso. Si no hubiese peligro como él dice, ¿por qué cojones está tan intranquilo? Por un momento me planteo la posibilidad de hacerle notar la terrible descortesía que supone el mantener la mano en el arma cuando nos ha hecho desprendernos de las nuestras.
La llegada del Alcalde evita que diga nada. Cada vez estoy de peor humor. Necesito darme un baño para tranquilizarme. No me hace falta usar mi empatía para percibir el dolor de Don Alberto. Durante unos segundos me recuerda mi propio dolor. La diferencia es que mientras que yo no puedo recuperar a mi abuela, él tal vez sí pueda recuperar a su hija. Hago a un lado el dolor, no quiero que nadie lo note. Sigo sin confiar en ellos. El hombre se muestra algo esperanzado por nuestra llegada. Si supiese a qué nos enfrentamos tal vez no tendría tantas esperanzas.
- Don Alberto: ¿Sois aventureros? - Dudo unos instantes antes de responder. Luego decido que sería cruel quitarle la esperanza al pobre viejo.
- Alexa: Sí, somos una compañía aventurera. Hemos venido hasta aquí desde DarkGate, por el letrero que puso en el Salón de allí vuestro Alguacil.
- Maximus: Venimos a intentar encontrar a su hija, pero para ello necesitamos saber algunos detalles más que nos ayuden. - No creo q pueda decirnos gran cosa. Si ese hombre supiese algo ya había intentado rescatarla…
- Don Alberto: Se llama María, aquí tienen una foto suya. - Dice, mientras entrega a Maximus la fotografía. Me pregunto si Maximus tendrá la cortesía de enseñárnosla al resto. De momento no parece que vaya a hacerlo. Sé que se esfuerza por ser el típico caballero que protege a los débiles y esas cosas, pero podría dejar de tratarnos como si el resto fuésemos sus escuderos o algo así.
- Maximus: ¿Cuándo fue la última vez que la vio?
- Don Alberto: Desapareció hace ya un mes, había salido a montar a caballo en una espléndida mañana, pero nunca regresó. - El Alcalde parece profundamente deprimido al decir esto. Prosigue diciendo: - Walter reunió a una veintena de hombres del pueblo y la estuvieron buscando durante días, sin resultado. En Santo Tomas desoyeron nuestras súplicas de ayuda. - Entonces tendremos que olvidarnos de buscar huellas. Creo firmemente que deberíamos ir directamente a donde este Cuchillo Sangriento a por ella. Seguro que la secuestró él.
- Maximus: Tranquilo, intentaremos encontrarla, no se preocupe. ¿Tiene usted algún sospechoso? - Por una vez me alegro de que Maximus diga algo. Mejor que piensen que nosotros no sabemos nada de Cuchillo Sangriento.
- Don Alberto: Si encontráis a mi hija, o incluso pruebas de su destino, si ha pasado lo peor, os recompensaré con lo que tengo.- Diciendo esto os muestra una caja de puros llena de billetes, hay 50.000 CR. - Asumo que eso significa que no tiene sospechosos.
- Maximus: En mi caso no acepto la recompensa, pero mis compañeros quizás la necesiten. He visto el estado del pueblo y creo que ese dinero le iría mucho mejor a la población. -
Ya, ¿y quién financia nuestros gastos? El altruismo sería maravilloso si el resto del mundo también fuese altruista.
- Don Alberto: Todo el mundo adoraba a mi chiquilla, nadie tenía motivos para quererla mal. Walter no lo dice a las claras, pero sé que él piensa que se la comieron los dinosaurios. Pero yo no lo creo, habían huellas de moto, y encontramos a su caballo pastando solo. -
Ya no necesito más pruebas, Walter está mezclado en esto. Si la investigación normal resulta inefectiva pienso hacerle una visita con los menos escrupulosos del grupo. Ese tipo es un puto cerdo que ha vendido a María. Nadie se traga que lo de las motos es casual y que los dinosaurios se comieron a la chica y al caballo no.
- Maximus: No pierda la esperanza, si todavía está viva tenga por seguro que o la encontraremos o pereceremos en el intento. -
Cuán noble de su parte. Una pena que no sea muy inteligente por su parte. Cada vez estoy más convencida de que no encajo en este grupo. No sé qué haré cuando rescatemos a María.
- Don Alberto: Quisiera poder ofreceros más pistas, pero no puedo, no sé qué más podría deciros que os ayudase. - Pobre hombre, ya me ha dicho más que suficiente.
- Maximus: Hay una cosa más que nos puede decir. - Eso, hurga más en la herida, cuando ya no es necesario. Unas lágrimas comienzan a recorrer el rostro del anciano Don Alberto.
- Maximus: ¿Podría llevarnos al lugar donde vio las huellas de moto? O indicarnos dónde es simplemente. - Como si fuesen a seguir ahí después de un mes…
- Don Alberto: Por favor, encontrad a mi hija, os lo suplico. Es terrible el dolor de un padre por su hija perdida. Walter os acompañará y os ayudará en todo lo que pueda.- ¿Cómo decirle que preferiría llevar una serpiente venenosa en el bolsillo que a Walter de guía?
- Maximus: De acuerdo, muchas gracias por su ayuda y tranquilícese. Haremos todo lo posible para encontrarla.
El pobre hombre nos despide hecho un mar de lágrimas. Salimos de su casa y el Alguacil nos sigue.
- Walter: Está empeñado en que ha sido secuestrada, es una historia muy triste. Lo siento por él porque es un buen hombre. Además María era una buena chica. -
¡Cínico de mierda! Reprimo las ganas de golpearle. Merece pagar por lo que esta haciendo.
- Alexa: Me largo. Voy al Salón, necesito comer y darme un buen baño. - Antes de matar a Walter… Será mejor decir algo más diplomático. - Tengo que descansar, ha sido un viaje duro.
- Maximus: De acuerdo, seguiremos nuestras investigaciones en otro momento. Yo también estoy muy cansado. - Espero que esas investigaciones impliquen un interrogatorio a Walter.
Me dirijo al Saloon ignorando en todo lo posible la presencia de Walter. No veo por qué tiene que seguirnos a todas partes. Al llegar descubro sorprendida que Arlec ha pagado ya la comida y la estancia. Es el primer gesto amable que le he visto hacer, debe de estar de buen humor. Como sin decir nada, no tengo mucho que decir a mis compañeros y menos a Walter. Los pensamientos de Walter no hacen sino dejar aún más claro que no es el honrado Alguacil que pretende ser. Espero que se vaya pronto. Entonces Chupux comienza a hablar, lo que me hace sentir incómoda por la presencia de Walter, al que veo como un intruso. No podemos hablar libremente estando el presente.
- Chupux: Quisiera decir unas palabras si no os importa... Ya sé que no nos conocemos desde hace mucho, pero vuestra forma de vida y de pensar ha dejado una honda huella en mi ser. Sois estupendos, todos y cada uno de vosotros... Y aunque las disputas son inevitables dentro del grupo, noto como si todos formásemos parte de un único ente... –
Pienso en que yo no me siento como parte de ese grupo del que él habla. Debe ser fantástico sentirte parte de algo con tanta facilidad.
- Chupux: La verdad es que todavía no he hecho nada por el grupo... Sólo soy una boca más que alimentar, espero ser de más ayuda en un futuro cercano...
Guardo silencio, no soy buena dando ánimos a la gente y probablemente Chupux agradezca más unas palabras de Maximus. Walter observa a Chupux con una pata de pollo en la mano a medio comer. Parece incómodo en su presencia.
- Walter: Vuestro amigo verde es muy callado. ¿Nunca dice nada?
- Maximus: Últimamente está algo ausente. Casi nunca habla.
- Alexa: Será que no tiene nada que decir. - Dejo claro el desagrado que me produce la presencia de Walter.
Walter, sin embargo, ignora mi comentario y sigue comiendo. Arlec y Thomas terminan su baño y se unen a nosotros. Arlec entabla una conversación sobre armas con Walter y miro con aburrimiento. Después la conversación empieza a volverse interesante, ya que hablan de un comerciante asaltado por saurios (probablemente su cargamento fue robado por Cuchillo Sangriento). Finalmente, Arlec consigue que Walter se marche haciéndole preguntas sobre Cuchillo Sangriento. No me hace falta la telepatía para saber que miente cuando dice que no sabe nada. Sus pensamientos están llenos de basura. Walter se despide diciendo:
- "Aunque en el fondo todo esto es inútil" - nos dice: "Todo el mundo en el pueblo sabe que María está muerta, devorada por los dinosaurios. Se arriesgaba demasiado, yendo a cabalgar sola y sin armas y al final le pasó lo peor." -
Sí, se arriesgaba demasiado con un Alguacil como Walter.
Walter: - En el fondo sería mejor para Don Alberto olvidar todo este triste asunto, pero qué se le va a hacer. - Eso sin duda es lo que Walter preferiría, pero yo no pienso olvidar este asunto… - Estaré en mi oficina por si me necesitáis para cualquier cosa. Adiós. -
Me sorprendo al ver aparecer a Muxu. De todos modos, no tengo muchas ganas de hablar con los demás y me retiro a la mínima ocasión. Intento hablar con Halberd. Después de darles vueltas, he llegado a la conclusión de que necesito aprender a leer, hay demasiados secretos escondidos en los textos. Halberd parece siempre interesado en aprender nuevas cosas así que espero que comprenda mi inquietud. La actividad debería servirme para mantener mi mente ocupada.
Me siento sola y el estar rodeada de gente no hace sino acentuar esa sensación de soledad. La sucesión de acontecimientos de la ultima semana había conseguido que olvidase momentáneamente el dolor. Pero la proximidad del fin de año hace que los recuerdos vuelvan con fuerza. Este año tendré que despedirlo sola. Dudo que nadie del grupo pueda entender lo que estoy pasando y la verdad es que sigo sin sentirme parte del grupo. En ocasiones me gustaría que no fuese así, pero no creo que las cosas vayan a cambiar.
La felicidad de los aldeanos contrasta con mi propio dolor y si por mí fuese pasaría el fin de año encerrada en el cuarto. Lamentablemente Muxu ya me ha soltado uno de esos discursitos sobre las supersticiones en el mundo de las Grietas. Conozco las historias, yo también iba a clase. No sé quién cojones le contó que yo sabía de instrumentos musicales, pero parece que me tocará a mí salvar la situación. Me consuelo pensando que, al menos, a partir de ahora los babosos del grupo se centraran en ella.
Intento aprovechar los escasos momentos de soledad que me quedan antes de verme obligada a hacer felices a todos. Sólo les importa la desaparición de María porque este año no cantará en su fiesta. Claro que al menos a ella su padre la echa de menos. Si yo muero nadie me echará en falta. La certeza de esto hace que me deprima aún más.
Tras dormir la siesta y algo más repuesta decido hablar con Halberd. Quiero que me enseñe a leer. No puedo depender de lo que otros me digan que pone en un papel.
Después acompaño al resto a ver el lugar donde desapareció María. Dudo que encontremos gran cosa, pero nunca se sabe. Frente al optimismo de algunos del grupo supongo que mis pensamientos son bastante sombríos. Comenzamos a andar tras Walter, que afortunadamente permanece callado. Nos alejamos bastante del pueblo a través del desierto en el que sólo se ve algún que otro arbusto escuálido o plantas raquíticas.
No hay mucho que ver. Cuando llegamos al lugar en el que Walter dice que encontró el caballo (para mí que el mero hecho de que el caballo estuviese vivo implica que no fueron dinosaurios), pero ya no queda ningún rastro. Supongo que es lo normal, ya que ha pasado un mes desde la desaparición. Sin embargo, las insistencias de Walter sobre que fueron dinosaurios, son tan ridículas que es evidente que oculta algo. Dejo que el resto le interroguen porque sé que si abro la boca, lo menos que haré será insultarle. Nuestra búsqueda va de mal en peor…
Volvemos al pueblo algo desanimados aunque al resto parece que les agrada la idea de descansar y celebrar el año nuevo. Yo creo que pasaré ese tiempo a solas.
Halberd se ha ofrecido a enseñarme los rudimentos de la lectura, espero que eso ocupe mi mente lo suficiente como para no pensar en mi abuela, pero lo dudo. Eso sí, al menos tendré algo que hacer para no mezclarme en los preparativos de la fiesta. Al final, paso la mayor parte del tiempo encerrada en mi habitación con los escasos textos que Halberd ha podido prestarme. Fuera veo a Maximus y Goldman montando lo que parece una atracción circense, algo sobre equilibrios en un cable. Supongo que ellos no dejarán que los del pueblo se aburran. Me alegro por ello, eso significara que tendré que tocar menos tiempo.
Bajo pocos minutos antes de las campanadas. Parece que al final la fiesta se hará en la plaza. Me pregunto cómo lo estará pasando el Alcalde. Sin duda no mejor que yo. La expectación por las últimas campanadas del año es muy grande, a mí en realidad no es algo que me importe. Preferiría irme a dormir sin más, pero Muxu se asegurará de que no pase el fin de año sola. Supongo que no comprende que no me siento parte del grupo.
Finalmente tocan las campanadas y la plaza parece inundarse de un sentimiento de alegría al que soy ajena. Veo como brindan el resto, yo no lo hago, no tengo motivos. Por suerte, esta vez Muxu no insiste sobre ello.
Poco después Walter sube a la tarima a desear un feliz año nuevo. Pienso que es un jodido cínico. Finalmente el temido momento de subir al escenario llega. No tendré más remedio que tocar algo, ya que parece que soy la única que sabe, así que con las miradas de todos puestas en mí subo e intento tocar algo animado. Cierro los ojos y alejo de mí todas las distracciones y emociones que me asedian. Eso es lo primero que te enseñan si eres un Místico, después comienzo una melodía. Al cabo de un rato se olvidan de mi presencia y se ponen a bailar.
Parece que al final lo pasarán bien pese a todo. Después el Alcalde sube a la tarima y da un discurso. Me pregunto si los aldeanos serán conscientes del esfuerzo que debe haberle costado el hacerlo. Creo que no, pero aplauden felices por sus emotivas palabras. Su aparición me da la oportunidad que necesitaba para irme en dirección al Saloon. Lamentablemente alguien me intercepta y me toca permanecer aún más rato allí. Creo que a partir de ahora odiaré esta fiesta. Por el contrario el resto de grupo parece muy feliz y aprovechan para correrse una juerga. La vida no es justa.
Un par de horas después, juzgo que están tan borrachos todos que nadie se dará cuenta de que no estoy. Dejo allí la guitarra y me escurro entre la gente intentando alejarme del bullicio. Entonces veo a la granjera que cuida de mi yegua haciéndome señas. Su rostro parece sereno y no parece que esté participando de la fiesta como el resto así que decido seguirla.
[DM: luego me dirás si me doy cuenta de que Chupux me sigue. Ten en cuenta que no he bebido nada].
Me lleva hasta su granja y me hace entrar con discreción. Allí me presenta a otra mujer. Su rostro deja traslucir el dolor y la edad. Puede que en otro tiempo incluso fuese atractiva, pero ahora el cansancio y las penalidades le dan un aspecto lastimero. Intento hacer que se sienta cómoda. No sé qué es lo que tiene que decirme, pero sin duda no le resulta fácil. Poco a poco comienza su relato:
- “Perdí a mi hija hace un año. Vivíamos en una granja apartada del pueblo, al otro lado del pequeño bosque que hay al Este de Santa Fe. Meses antes de la desaparición de mi hija, mi marido apareció muerto en el desierto. La causa de la muerte no se dilucidó, pero puesto que su cuerpo estaba despojado de todo cuanto fuera valioso se sospechó que podría haber sido un asesinato. Después desapareció nuestra joven y hermosa hija un buen día que había salido a por leña. Había rastros de motos, así que yo estaba convencida de que había sido un secuestro y acudí al Alguacil Walter, pidiéndole ayuda para encontrarla. El Alguacil fue a buscarla al desierto y desapareció durante dos meses. Al volver estaba demacrado y aunque lo negaba, me di cuenta de que el Alguacil había sido torturado. Reuní a otros granjeros y entre todos presionamos a Walter para que hablara. La historia nos heló la sangre, el Alguacil había topado en el desierto con miembros de la banda del Cuchillo Sangriento, quienes le capturaron y le mostraron el porqué del nombre de la banda... del peor modo posible. Además le amenazaron con que si contaba la historia por ahí el pueblo entero pagaría las consecuencias. Aterrados, el resto de aldeanos decidieron hacer un pacto de silencio y me obligaron a aceptarlo por el bien de todos, ni siquiera el Alcalde se enteró. Sin embargo, la reciente desaparición de María, tan querida por todos, ha sido más de lo que puedo soportar, incluso por el bien del pueblo. Creo que vuestro grupo aventurero es quizá la única esperanza, pero si falláis al enfrentaros a la banda Cuchillo Sangriento se vengará exterminando a todos los habitantes de Santa Fe.
"Hay un pueblo fantasma deshabitado al sur de Tierra Seca, un pueblo a sudoeste de aquí, nadie sabe lo que pasó allí, pero... da qué pensar." -
A mí también me dan qué pensar estas cosas. La historia de esta mujer no hace sino reforzar mi creencia en el egoísmo de la mayoría de la gente. Si llego a saber que eran tan ruines, no habría tocado para ellos. Se merecen toda la mala suerte que pueda darles un mal fin de año y más. Apenas puedo creer que sabiendo esto permitan que el Alguacil siga cobrando. Walter no es más que una sanguijuela que chupa recursos por no hacer nada. Probablemente sólo se preocupa por sí mismo. Así se pudra.
La mujer me pide silencio y yo asiento con la cabeza, luego continua su historia. Me siento furiosa con el cinismo de esta gente.
- "Por favor, no digas nada de esto a la gente del pueblo, ellos no comprenderían mi traición. Esta gente está acostumbrada a sufrir. Hace doce años el pueblo se encontraba bajo el gobierno despótico de un Sacerdote Oscuro, el padre de Don Alberto y su amigo el Juicer Arlen Cabira le derrotaron y ahora la casa del Alcalde se alza donde una vez estuvo la Pirámide del Sacerdote, que fue derruida tras su muerte. Mis conciudadanos prefieren mantener el secreto y sufrir en silencio antes que arriesgarse a que el pueblo entero sea destruido". -
La última frase me hace pensar en que tal vez el egoísmo de los aldeanos y su derrotismo ya hayan destruido el pueblo. No es la primera vez que veo algo así. Estas personas quieren pensar que son felices cuando en realidad apenas pueden seguir existiendo tras mucho sacrificio. No les importará lo que pase mientras no sea a ellos. Creo que en este pueblo sólo hay un par de personas que merezcan la pena, el resto son basura, no importa lo amables que puedan ser, todo es una fachada.
Lo último que me dice Samantha es que Walter no sabía dónde estaba exactamente la base de los bandidos, pero que diversas pistas le hacen suponer que debe de estar en algún lugar al Noroeste de Santa Fe y al Sudoeste de Aquiles (un pueblo de etnia nativo americana muy castigado por las desapariciones).
Eso me da la información que necesito, queda claro que ya no dirá nada más. Admiro a Samantha por la entereza que demuestra. Me aseguraré de que su esfuerzo sirva para algo. Hecho esto regreso al pueblo para hablar con el resto. Tengo mucho de lo que hablar con ellos. Pero eso sí, antes de irme, me aseguraré de que Walter no continúe cobrando un sueldo por aparentar que vale para algo…
FIN DEL TURNO 9 DE ALEXA.
Me enquentro desconcertado, un pueblo en medio de un desierto rodeado de un oasis, rodeado de dinosaurios con gente que desaparece y la gente es amable y acogedora, esto no puede ser cierto, hay algo que esconden.
Me cedo unos segundos para reflexionar sobre ello y al cabo de unos segundos noto a alguien que me toca la espalda.
Thomas: Arlec qué haces ahí quieto, venga vamos a buscar habitación.
Arlec: - Ya va, ya va, es que... -
Thomas: - Es que nada anda, chaval. Vamos, venga. -
Arlec: - Ok, ok. Tira hacia delante, ya voy. -
Voy hacia el hostal, un típico Salón del Oeste, allí hay una mujer que me dice que sólo tiene ocho habitaciones. Las cojo todas y encargo comida y baño, por un segundo pienso: “Esta aventura no me va a salir rentable, ya hemos gastado mucho más de lo que nos van a dar por rescatar a esa maldita chica”.
Arlec: - ¿Alguien se viene al baño? - Miro a Alexa y me río.
Arlec: - ¿Qué dices, Thomas? Venga un baño y me cuentas alguno de esos documentales históricos de los grandes héroes, nada de actores, quiero historias de grandes héroes.
Thomas: - ¿Conoces la historia de William Wallace? -
Arlec: - No, cuenta, cuenta... -
Nos vamos a tomar un baño y él va contando historias de batallas de grandes héroes.
Al salir voy a la mesa donde están todos, veo que en compañía del Sheriff de la zona, un tal Walter.
Allí veo que le interrogan un poco, y decido hacer lo mismo, pero de forma más
sutil empiezo por preguntar:
Arlec: - ¿Qué arma usas? -
Arlec: - ¿Qué sabes de los problemas de la zona? ¿Hay sitios peligrosos? - Al final me harto y pregunto: - ¿Qué sabes del Cuchillo Sangriento? - Me dice que nada, pero se nota que está mintiendo. Parece que por miedo de algo mayor.
Ceno y me voy a dormir a mi habitación, me he cogido la mejor para mí solo.
Día 31 de Diciembre del año 103 PA:
Me levanto temprano, voy a ver los alrededores del pueblo y miro los mejores sitios para colocarse donde poner una emboscada. Cojo papel y lápiz y hago un plano del pueblo, y pongo X en el lugar mejor para que nos coloquemos en caso de que alguien asalte el pueblo. Luego asigno un puesto a cada uno y se lo comento. De pronto veo que empieza a haber actividad en el pueblo y me acuerdo de que es el ultimo día del año, pero no me puedo confiar, el mal no entiende de días especiales.
ACCIONES FUTURAS:
Hablo con el grupo y les cuento que no me gustaría caer en una emboscada y que al menos tres de nosotros debemos quedarnos sin beber alcohol. Yo me sacrifico por el grupo y voy a ser uno. Los otros ya lo decidirán.
Pedir al Sheriff si puedo instalar mi arma pesada en la entrada del pueblo (en un sitio difícil de que me vean y con buen ángulo) si puede ser elevado. Dormir mis seis horas y hacer mi tuno de vigilancia. Cuando termine aviso al siguiente.
A la mañana siguiente quiero ir a ver o el pueblo fantasma o el valle de los dinosaurios dejo que escoja el grupo.
CHUPUX: RIFTS: TURNO 9:
Hoy hemos llegado al pueblo de Santa Fe, el viaje ha sido bastante duro, aunque lo realmente duro y complicado está a punto de comenzar. Con un clima realmente “estupendo”, al menos para mí, llegamos por fin a la plaza del pueblo. El paraje es paradisíaco, situado en una zona privilegiada, el pueblo es una auténtica maravilla. Los habitantes de este bello lugar, son increíblemente amables, demasiado, diría yo... aunque noto en ellos cierto miedo, tal vez por el imponente aspecto de Máximus, o tal vez por mi “extraña” apariencia.
En la plaza del pueblo, nos topamos con una moto, que a pesar de mis escasos conocimientos de mecánica, me parece bastante potente.
Mientras Thomas y Arlec beben agua en la fuente que se encuentra en dicha plaza, yo me quedo absorto, buscando algún símbolo en la moto que la identifique, por si es de la banda del Cuchillo. Tan absorto, que no me doy cuenta del tipo que sale de la oficina del Sheriff. Me sobresalto por su presencia, aunque intento disimularlo... No me había percatado de que se dirigía hacia nosotros... Su aspecto denota una escasa preocupación por la imagen personal... Vaya pinta tiene...
El extraño tipejo resulta ser el Alguacil de Santa Fe. Su nombre es Walter y por su forma de comportarse parece como si quisiera demostrar que no nos tiene miedo. Nos habla sobre sus funciones en el pueblo, pero al fijarse en mí, su voz tiembla débilmente... Me parece que los demás no se dan cuenta de esos detalles insignificantes, pero normalmente los humanos, se estremecen al ver mi aspecto... ¡Son tan predecibles!...
El Alguacil Walter nos invita a pasar a su oficina, para que dejemos nuestras armas a buen recaudo en una celda. Sin pensármelo demasiado, dejo mis armas, no quiero tener problemas con la autoridad local.
Goldman se niega en rotundo a desprenderse de sus armas. Empieza entonces una pequeña discusión, que aprovecho para hacerle a Walter un escaneo de auras. Entro en trance, dejando a un lado el mundo material me concentro sobre la mente de Walter. Tras unos instantes, puedo constatar que Walter es un humano no demasiado poderoso, no posee poderes mágicos ni psíquicos y además tiene poca energía psíquica potencial. Al menos no es peligroso psíquicamente...
Ahora me concentro de nuevo sobre Walter, quiero discernir si nos está diciendo la verdad (uso mi especial empatía). Noto que a pesar de su relativa calma, tiene bastante miedo y creo que no es de nosotros...
Walter nos acompaña a casa de Don Alberto, Al alcalde. Vamos Alexa, Máximus y yo. La casa de Don Alberto, es muy amplia y está muy limpia. La puerta principal no es demasiado grande, lo suficiente para el paso de una persona de tamaño medio, Máximus entra con trabajo, parece que no estaba pensada para un tipo tan grande...
Walter llama a la puerta y una mujer de edad avanzada, abre la puerta, Walter le explica que somos aventureros llegados de Darkcity y le pide a la señora que vaya a avisar al Alcalde. Pasamos a un zaguán, no es demasiado ostentoso, tiene un par de cuadros bastante bonitos, aunque lo más llamativo es el hermoso patio que puede vislumbrarse a través de la puerta de cristal que conecta el zaguán con el patio. La mujer regresa y nos conduce hasta la sala de audiencias. Llegamos al patio, hacia cientos de flores que brotan de otras tantas macetas, también hay una fuente bellamente decorada en el centro del patio.
La casa de Don Alberto, está dividida en dos partes, una planta baja, de ámbito público y la parte superior que es la casa de Don Alberto. A mano derecha puede verse un gran portón de roble, donde se alza una figura humana. A mano izquierda se halla una escalera que conecta el patio con la casa. La mujer nos conduce hasta el gran portón. Una enorme cúpula de cristal sirve como tragaluz al patio, y hace que la temperatura sea muy agradable.
Walter hace un respetuoso saludo. El hombre se ve muy angustiado, pero al vernos llegar un brillo de esperanza hace acto de presencia por sus llorosos ojos.
Me quito el sombrero en señal de respeto y escucho atentamente todo lo que Don Alberto tiene que decirnos. Alexa y Maximus hablan con él, mientras que yo permanezco callado y cabizbajo. La amargura de Don Alberto hace mella en mi corazón, ya que me recuerda mucho a mí mismo y comprendo su pesar.
Don Alberto parece no haberse dado cuenta de mi presencia, ya que está mirando atónito a Max. Él nos ofrece 50000 CR de recompensa, pero yo me siento incapaz de aceptar dinero suyo, a lo sumo, para arreglar la armadura y cargar las armas, pero ni crédito más...
Noto como una extraña sensación me embriaga, las largas charlas con Maximus me ayudan a comprender lo que me pasa... Es la sagrada señal... El comienzo del resto de mi existencia, como defensor inquebrantable de los divinos ideales. Casi sin darme cuenta la reunión termina... Salimos del ayuntamiento, Maximus y Alexa quieren ir al salón, están bastante cansados. Yo les sigo meditabundo, ya que no puedo dejar mi mente en blanco... Tenemos que salvar a María cueste lo que cueste.
Llegamos al salón, el resto del grupo ya ha pedido comida para todos y han reservado habitaciones. Un suculento plato de lechuga me aguarda, pero... hay algo que me reconcome por dentro...
Me dirijo al grupo:
- Quisiera decir unas palabras si no os importa... Ya sé que no nos conocemos desde hace mucho, pero vuestra forma de vida y de pensar ha dejado una honda huella en mi ser. Sois estupendos, todos y cada uno de vosotros... Y aunque las disputas son inevitables dentro del grupo, noto como si todos formásemos parte de un único ente... La verdad es que todavía no he hecho nada por el grupo... Sólo soy una boca más que alimentar, espero ser de más ayuda en un futuro cercano... -
Walter sospecha algo, ya que algunos de mis compañeros me observan, aunque se supone que no estoy diciendo palabra alguna...
Max me disculpa ante Walter, le doy las gracias a Max y le digo que necesito hablar con él sobre lo que me está pasando... Necesito consejo...
Tras el almuerzo, me dirijo con Maximus a su habitación. Me siento en el suelo y empiezo a explicarle las extrañas sensaciones que últimamente rondan mi cabeza. La charla es intensa pero breve. Maximus dice que debo seguir mi instinto natural, y creo que este me lleva a seguirle en el camino de la caballería.
Salgo de la habitación de Maximus y me dirijo a la mía. Me tumbo en el suelo e intento dormir un rato. Una agradable sensación de paz inunda mi ser, mientras que la fresca brisa que entra por la ventana me mece hasta que caigo en los brazos de Morfeo...
Tras el reconstituyente sueño, bajo al Salón, donde Walter nos espera, con el fin de guiarnos hasta el lugar en el que desapareció María... Walter está realmente asustado, y no para de mirar en todas direcciones, parece que sabe algo, pero tiene demasiado miedo como para contarlo. Lo único que sabe decir es que la chica está muerta y que sería mejor dejarlo pasar. No podemos hallar ni una sola pista y volvemos al pueblo completamente defraudados.
La noche del día 30 pasa rápidamente, estoy muy confuso y decido acostarme pronto... Demasiadas emociones enfrentadas para un solo día.
Día 31 de Diciembre del año 103 PA:
Me levanto muy temprano, antes del amanecer. A esta hora ya hay gente en las calles que se dirigen a los campos. Me siento bastante triste y apenado, por lo que decido volver al lugar donde desapareció María. Me dirijo a la oficina de Walter y recojo las armas. Al salir del pueblo me encuentro con Goldman, que está en el coche. Le doy los buenos días y me pongo en marcha... tras mucho deambular por la zona, tengo que volver a Santa Fe sin pistas y con el estómago vacío. A mi vuelta a la ciudad, me encuentro con que la mayor parte de la población, se halla enfrascada en la preparación de la fiesta que tendrá lugar por la noche, en honor al año nuevo.
Doy un largo paseo por el pueblo, intentando aclarar mi mente, que últimamente está bastante confusa... Tengo que ayudar a Don Alberto y a María, pero no sé cómo... Si alguien pudiera darme un pequeño empujoncito... Intento apartar mi mente del escabroso asunto, así que me dirijo a donde estaban preparando la cena. Ayudo en lo que puedo, dados mis escasos conocimientos de cocina, eso sí, sin mediar palabra... Como mucho afirmando o negando con la cabeza ante alguna pregunta...
La noche llega y con ella el discurso de año nuevo. Ver al Alcalde tan afligido me hace sentir muy triste, y si pudiera llorar lloraría...
Pasado un buen rato, Alexa se marcha de improviso con la granjera que estaba cuidando de su caballo... Algo pasa, así que decido seguirlas a una distancia prudencial.
Tal vez alguien haya decidido cooperar, o tal vez algo le pasa al caballo de Alexa, que aunque me cae bastante mal, por aquel pequeño incidente que tuvimos, también es un miembro del grupo... Por eso las sigo furtivamente, si Alexa se encontrase en peligro, no dudaría en actuar.
Al llegar a la casa, noto la presencia de una tercera persona. Ambas entran y comienza una conversación bastante interesante acerca de la banda del Cuchillo y Walter. Sé que espiar no es un acto muy noble, pero situaciones desesperadas, requieren medidas desesperadas... Y en esta estoy bastante desesperado... Vuelvo a la fiesta y espero que Alexa nos comente lo sucedido.
Propongo que partamos al pueblo abandonado antes del amanecer, con lo bien que les ha ido este año a los de la banda del Cuchillo, seguro que se están corriendo la juerga padre esta noche... Si los pillamos mañana, seguramente no estén en condiciones de luchar, ya que estarán demasiado borrachos o cansados. Hay que aprovechar la situación si queremos rescatar a María... El problema es que a los Juicers puede que la bebida no les afecte demasiado... Pero entonces recuerdo el problemilla que cierto Juicer tuvo con la bebida... aunque son máquinas de matar, también flaquean ante el poder de Baco... (Cuando se emborrachan, sufren los efectos de la resaca como todos, a pesar de la increíble cantidad de drogas que consumen). Preparo las cosas para nuestra marcha. Si nadie viene conmigo, iré sólo... estoy decidido a ayudar a los habitantes de este pueblo y nadie podrá evitarlo...
No pude hacer nada por ayudar a mi familia... jamás volveré a dejar que gente inocente sufra...
FIN DEL TURNO 9 DE CHUPUX.
FURIA CIEGA: RIFTS: TURNO 9:
Después de pensármelo mucho, al día siguiente me reúno con Vicky y le pido su armadura ligera CA-2, pero no me la puede dar porque es la única que le queda.
Me pregunta pesarosa si es verdad que no deseo seguir en el grupo, y yo, un poco triste también, le respondo que el grupo ya no existe, que cada uno se ha ido por su lado... En definitiva que fue bonito mientras duró. Ella me comenta que eso es cierto, pero que la niña sigue desaparecida y aún precisa nuestra ayuda. Sabe que eso me va a llegar muy dentro, como así es, pero por ahora no me siento con fuerzas de abandonar a Rolando.
Nuestra amistad bien es cierto que acaba de comenzar, pero algo especial ha surgido y siento como... no sé es algo realmente extraño, es como una atracción muy fuerte que me impide separarme de él como si supiera que necesita que esté a su lado para seguir viviendo.
Así que me despido de Vicky después de insistirme una vez más y de contarme sus planes de ir a Santa Fe. Mientras se va me quedo jugueteando con mi reciente adquisición, un pequeño amuleto con una piedra azulada incrustado entre dos garras de lobo. Es bonito y enseguida el corazón se me llena de orgullo pensando en cómo lo conseguí. Parece como si hubiera pasado un mes y sólo hace un par de días que estaba en ese horrible claro con esos malditos muertos... La cabeza se me va y empiezo a divagar imaginando mi nombre en una estatua, una muy grande en medio de una plaza, una plaza muy grande en medio de un pueblo, un pueblo muy grande...
Algo estaba claro, Vicky había herido mi orgullo y ahora no podía quitarme a esa chica de la cabeza. Así que me decido a pasarme por la armería y recargar mi maltrecha munición. Vendo también la piel de Lobo Blanco (espero que con eso me llegue aunque).
Seguidamente y notando un vacío en el estomago me dirijo a casa de Rolando ya que se que allí comeré a cuerpo de rey. E intentaré convencerle para que vayamos nosotros también a rescatar a la muchacha.
Después de comer opíparamente un guisado de perdiz con una extraña ensalada de frutas entro a trapo en lo que me preocupa comentándole mis ganas de ir a Santa Fe y pidiéndole que venga conmigo.
Su respuesta me desconcierta del todo... me dice que le encantaría ir, pero que ayer recibió un mensaje y debe abandonarnos, así que me invita a que me dirija yo solo a Santa Fe... Como es normal le digo que de ninguna manera, que me voy con él... a lo que responde con una sonrisa de circunstancias y una carcajada que me resulta del todo fingida, asegurándome que de ninguna manera quiere a un vagabundo trampero tras sus pasos y mucho menos con pinta de zorro.
Aun así noto que algo raro pasa e insisto en acompañarle. Contestándome que es imposible y que hay cosas en esta vida que uno debe afrontar en solitario. Y cortando el tema se pone a preguntarme que qué iba a hacer yo, y que con ese equipo no puedo ir a ninguna parte y que esto me ayudaría, así que entre una cosa y otra la noche se nos echa encima decidiéndome por dormir en su casa, ya que mañana podría ser un duro día camino a Santa Fe.
Me levanto al alba con la sorpresa de que Rolando ya se ha ido dejándome una nota de agradecimiento por mi amistad, y deseándome suerte, así como dejándome una cantidad considerable de provisiones y agua para mi viaje. Así que me visto con mi traje de cazador del bosque, me enfundo mis camperas, ato mis cartucheras sin olvidarme de las gafas de sol. Sé por experiencia que en el Sur el sol aprieta, y me enfundo me sombrero de Cowboy. Haciendo un bulto con el resto de equipaje recargando la munición de mis armas y dejando estas bien a mano ya que sé que el viaje puede ser peligroso. (La armadura la llevo puesta).
El viaje resulta mucho más tranquilo de lo que pensaba, y en un par de días, ya que no le meto prisa a mi caballo, me presento en las puertas de Santa Fe dispuesto a correr aventuras y de ir puliendo esa estatua, que está en esa gran plaza situada en el centro de ese gran pueblo.
FIN DEL TURNO 9.
HADES FURIA CIEGA.
Stroland Goldman: Rifts: Turno 9:
Pese a las dificultades encontradas en el trayecto a través del desierto, llegamos a Santa Fe.
Nuestra aparición en el pueblo fue bien recogida. Los pueblerinos nos saludaban y mis compañeros se los devolvían. Vislumbramos una fuente de la que Thomas y Arlec bebieron sin pensárselo dos veces y luego llenamos nuestras cantimploras.
Al poco salió un hombre joven, de unos veintitantos años, de pelo moreno y revuelto y con unas gafas de sol. Vestía una chupa de cuero, unos vaqueros y una pistolera donde reposaba su mano sobre un revólver.
Nos dio la bienvenida al pueblo y Arlec le preguntó si era el Sheriff y el dueño de la moto a lo que él afirmó que sí. Nos invitó a dejar las armas dentro, que aquí no corríamos peligro. Arlec dejó sus armas, seguidamente lo hizo Chupux, Maximus, Thomas (aunque con resignación), Alexa y Halberd. El Alguacil me miró como diciendo que dejara las armas, pero yo me negaba, incluso ante os intentos de Maximus para convencerme. Luego salí en dirección al coche, fuera del pueblo, puse música y me quedé fuera del coche, sentado en la ardiente arena con mi espalda apoyada contra el parachoques delantero vigilando hasta que me dormí.
Tuve el mismo sueño otra vez, pero tal vez por la costumbre, no me sorprendió como otras veces. Pero pasó una cosa rara, justo al final, parecía que el desierto donde estaba iba a derrumbarse y se abrió una brecha en la que caí hacia un mar de lava, pero en mitad del trayecto me desperté.
Estaba sudando y sentía como el suelo vibraba suavemente. Me levanté y apagué la música del coche. Me puse a mirar en todas direcciones con el rifle preparado y vi (o eso pensé) como una especie de una pequeña bola de luz blanca-azulada en el suelo de la que empezó a materializarse una persona. Rápidamente me coloqué cerca de esa persona, si es que lo era, y le coloqué el rifle en la cabeza:
- "Pon las manos en la cabeza y no muevas ni un solo músculo, a menos que quieras que la muerte te haga una corta visita". - Vestía ropas de mago que me sonaban familiares y al darse la vuelta descubrí que era Muxu. Me preguntó dónde podía encontrar al resto, le contesté que en el pueblo y que preguntando a cualquiera los encontraría.
Al mediodía, una señora me trajo comida y se lo agradecí. Junto a ella vino el Alguacil con la intención de hablar conmigo.
Estuvimos hablando durante un largo rato y me invitó a entrar al pueblo, pero me negué de nuevo, quería estar solo.
Ya anocheciendo vino Maximus y me dijo que mañana iba acabar el año, y que quería pelear conmigo para divertir a la gente. Acepté de buen grado y le propuse la idea de hacer una carrera de vehículos.
Esa noche estuve haciendo los preparativos de la carrera para el día siguiente por la mañana y luego me fui a dormir en la posada. Quería dormir bien esa noche.
Esa noche no soñé nada extraño, no sé si el destino me está haciendo una jugarreta, pero era la primera noche que duermo estupendamente en bastante tiempo.
FIN DEL TURNO 9 DE STROLAND GOLDMAN.
Maximus Claw: Rifts: Turno 9:
Nuestra llegada al pueblo no pasa desapercibida, el cortejo formado por Alexa, Arlec, Halberd, Thomas, Chupux, Stroland y yo es de lo más pintoresco. A pesar del inicio de insolación que tuve en el desierto, del que me he recuperado rápidamente gracias a los cuidados de Alexa, me encuentro en bastante buena forma, pero algo sediento, así que sacio mi sed en la fuente de Santa Fe y relleno mis cantimploras.
Me encuentro muy a gusto entre esta gente que nos saluda amigablemente y que no parece tener temor a mi aspecto. A nuestro encuentro viene un hombre que acaba de salir de la oficina del Sheriff, su forma de vestir me recuerda la de los rockeros de antaño. Se presenta como Walter Riderman, el Alguacil. Su misión en el pueblo es hacer las funciones del Sheriff que murió hace años y entregar mensajes entre las distintas poblaciones con su moto. Nos invita a que dejemos nuestras armas porque según él no nos serán necesarias en el pueblo, pero algunos de sus gestos hacen que le mire con cierta desconfianza a pesar de su buena disposición.
Dejamos las armas todos excepto Stroland que quiere quedarse a vigilar en las afueras del poblado
- Walter: ¿Venís de DarkGate?
- Thomas: Yo vengo de Santo Tomás.
- Maximus: Yo sí vengo de DarkGate, al igual que todos los demás.
- Alexa: ¿Tú pusiste el cartel en el Salón de DarkGate?
- Walter: Sí, viajé hasta allí con mi moto por orden del Alcalde, Don Alberto García. En Santo Tomas no me hicieron caso cuando les pedí ayuda para buscar a la hija del Alcalde, María García.
- Maximus: Pues nosotros hemos venido a intentar encontrarla.
- Walter: Y yo solo soy un simple Alguacil, organicé una búsqueda de la muchacha, pero no tuvimos éxito.
- Maximus: Esperemos que tengamos más suerte que ustedes.
- Walter: El Alcalde estará encantado de verles, ¿puedo acompañarles?
- Maximus: Como desee.
Las averiguaciones de Alexa y Chupux nos indican que no debemos temer nada por parte del Alguacil. Arlec, Thomas y Halberd van al Saloon a encargar la comida y a reservar algunas habitaciones, mientras que Alexa, Chupux y yo vamos a la casa del Alcalde acompañados de Walter.
Nos abre la puerta una señora muy mayor que nos conduce al interior de la casa, y esperamos unos segundos hasta que llega Don Alberto, su cara refleja el cansancio de una persona que no duerme por las noches pensando en su querida hija, pero al vernos una luz de esperanza brilla en sus ojos. Tras los pertinentes saludos comenzamos una conversación realmente corta, pero suficiente para nuestros planes.
Estoy algo intranquilo pensando en si se activará mi Sexto Sentido pero no ocurre nada.
- Don Alberto: ¿Sois aventureros?
- Alexa: Sí, somos una compañía aventurera. Hemos venido hasta aquí desde DarkGate, por el letrero que puso en el Saloon de allí vuestro Alguacil.
- Maximus: Venimos a intentar encontrar a su hija, pero para ello necesitamos saber algunos detalles más que nos ayuden.
- Don Alberto: Se llama María, aquí tienen una foto suya.
- Maximus: ¿Cuándo fue la última vez que la vio?
- Don Alberto: Desapareció hace ya un mes, había salido a montar a caballo en una espléndida mañana, pero nunca regresó. Walter reunió a una veintena de hombres del pueblo y la estuvieron buscando durante días, sin resultado. En Santo Tomas desoyeron nuestras súplicas de ayuda. -
El rememorar estos acontecimientos infunde una tristeza gigantesca en Don Alberto, pero le comprendo, sé lo que significa perder a los seres queridos.
- Maximus: Tranquilo, intentaremos encontrarla, no se preocupe. ¿Tiene usted algún sospechoso?
- Don Alberto: Si encontráis a mi hija, o incluso pruebas de su destino, si ha pasado lo peor, os recompensaré con lo que tengo. - Don Alberto nos enseña 50000 créditos.
- Maximus: En mi caso no acepto la recompensa, pero mis compañeros quizás la necesiten. He visto el estado del pueblo y creo que ese dinero le iría mucho mejor a la población.
- Don Alberto: Todo el mundo adoraba a mi chiquilla, nadie tenía motivos para quererla mal. Walter no lo dice a las claras, pero sé que él piensa que se la comieron los dinosaurios. Pero yo no lo creo, habían huellas de moto, y encontramos a su caballo pastando solo.
- Maximus: No pierda la esperanza, si todavía está viva tenga por seguro que o la encontraremos o pereceremos en el intento.
- Don Alberto: Quisiera poder ofreceros más pistas, pero no puedo, no sé qué más podría deciros que os ayudase.
- Maximus: Hay una cosa más que nos puede decir. ¿Podría llevarnos al lugar donde vio las huellas de moto? O indicarnos dónde es simplemente.
- Don Alberto: Por favor, encontrad a mi hija, os lo suplico. Es terrible el dolor de un padre por su hija perdida. Walter os acompañará y os ayudará en todo lo que pueda.
- Maximus: De acuerdo, muchas gracias por su ayuda y tranquilícese. Haremos todo lo posible para encontrarla.
La entrevista ha sido muy emotiva, el Alcalde se ha emocionado y haré todo lo que esté a mi alcance para devolverle la felicidad. La charla con el Alcalde me ha recordado a mis padres y hermanos, que murieron a manos de los ghouls, menos mal que todavía me quedaron algunos familiares que me cuidaron, ahora no les defraudaré y seré el mejor CyberKnight después de nuestro líder Lord Coake.
Volvemos al Saloon y vemos que Halberd, Thomas y Arlec ya han alquilado las habitaciones y han encargado una suculenta comida. Recargamos nuestras energías y Chupux nos habla dando un pequeño discurso aprovechando que estamos todos reunidos. Desde que me conoce a mí y a los ideales caballerescos, Chupux ha cambiado mucho. Hemos dedicado los dos cantidad tiempo a que aprenda el Código de Caballería y todo lo que representa, es una aprendiz incansable, siempre quiere conocer más.
Su actitud es perfecta y creo que en un futuro llegará a ser un gran cyberknight, no por su fuerza o grandes poderes, sino por el espíritu que tiene, el ideal para ser el mejor caballero de todos los tiempos. Pero para ello todavía tiene que trabajar mucho, sobre todo en su actitud, demasiado impulsiva, quizás debida al tiempo que pasó sin relaciones con otros seres, pero supongo que después de unos cuantos meses de convivencia con nosotros se arregle. Esa misma tarde mantengo una charla con él acerca de todo eso.
La habitación que tengo es confortable, no tiene nada de lujo, pero la calidez que transmite parece que haga los sueños más placenteros. La noche es tranquila y el clima me permite dejar la ventana abierta. Mientras la abro veo la luna, ese disco resplandeciente de luz azulada que nos acompaña en las noches de insomnio. Pero lo más curioso es que está llena y no sé por qué extraña razón me recuerda a los hombres-lobo y sonrío pensando en que yo podría ser considerado como uno.
Al día siguiente despierto y saludo a los demás, deambulo por la ciudad toda la mañana, pensando en la manera de encontrar a María, pero no parece haber pistas claras que nos ayuden. Me siento bastante inútil por no encontrar respuestas al enigma que supone la desaparición de la chica, pero comprendo que el rescate se presenta difícil y complicado. El resto del día le paso con los demás, hablando para conocerles mejor puesto que, al fin y al cabo, nos conocemos desde hace muy poco y lo mejor para el grupo sería que todos fuésemos uno como muy bien dijo Chupux ayer.
En un momento determinado del día nos enteramos que estamos a 31 de diciembre y la fiesta de Noche Vieja en este pueblo se celebra mucho, para despedir el año y que el nuevo tengan más suerte. Se me ocurre que para divertir a la población, podríamos organizar un combate simulado entre Stroland y yo sobre la cuerda floja. Esto puede parecer peligroso, pero tomaremos las debidas precauciones. La cuerda, o mejor, el cable de acero, debe poder soportar sin romperse los pesos de Stroland y el mío.
Supongo que no será muy difícil pedirle prestado uno al reparador local. Otra de las precauciones sería no poner el cable a mucha altura para que en el supuesto de que nos cayésemos no sufriésemos mucho daño. Antes del gran acto me gustaría practicar con Stroland un rato, para estar debidamente compenetrados y que nada salga mal.
Ya por la noche, brindamos por el nuevo año y, aunque el Alcalde se negaba en un principio, da un pequeño discurso. A continuación, Stroland y yo anunciamos nuestro número y la gente aplaude entusiasmada, parece que les hace ilusión. El cable está tendido desde la casa del Alcalde hasta el alojamiento de uno de los vecinos del pueblo. Yo subo por el lado del Alcalde y Stroland por el otro, avanzamos con paso firme hasta el centro. El combate empieza.
Después de la gran fiesta, todos volvemos a las habitaciones. Parece mentira que un combate de broma como el que hemos hecho Stroland y yo canse tanto, así que me quedo dormido rápidamente.
ACCIONES FUTURAS.
- Al día siguiente me gustaría ir con alguien más al lugar donde desapareció María. No voy al pueblo fantasma porque se supone que es una misión de espionaje y mi enorme cuerpo no ayudaría a que no fuésemos descubiertos, en el caso de que el ataque sea frontal me uniría a los demás.
- Otra de las cosas que querría hacer es intentar hablar con el Alguacil para ayudarle a superar el miedo que tiene a esa banda y aprovecharé para que nos dé pistas.
Maximus Claw.
Fuerza y honor.
THOMAS: RIFTS: TURNO 9:
¡Dios! Por fin llegamos creí que nunca llegaríamos pensé.
Soltamos el vehículo en un terreno a la entrada del pueblo, no tenemos problemas en aparcar, ya que era de superficie dura y de gran extensión. Empezamos a caminar y pronto visualicé la plaza principal, se notaba que era un pueblo pequeño porque no habíamos hecho más que salir cuando ya íbamos a llegar. Me adelanté al grupo para beber agua primero, no aguantaba más, estaba sediento y aunque no me quedaban fuerzas para aligerar el paso, solo la idea de refrescarme y de satisfacer mi sed me hizo llegar unos metros antes. Luego repongo mis cantimploras y dejo que lo hagan mis compañeros.
Se notaba que la gente de este pueblo era amable o por lo menos le demostraba, porque cuando le saludabas, te devolvían el saludo y encima sacaban una sonrisa de su cara, eso se agradecía, se sentía uno más como en familia.
Una vez que todos habían terminado de satisfacer la sed que llevaban y llenar sus cantimploras de agua, se presenta un hombre procedente de la oficina del Sheriff, un hombre de unos veintitantos años de edad, con pelo revuelto y moreno, gafas oscuras y barba. Lleva puestos unos vaqueros y una chupa de cuero negra. La mano derecha la tiene reposando en su cinturón (que lleva una pistola enfundada).
Se fija en nosotros y enseguida se dirige hacia nosotros tranquilamente, una vez delante nuestro nos sonríe y nos da la bienvenida a Santa Fe y se presenta como Walter Riderman, el Alguacil. Se pone a explicar que este pueblo es pacífico y que no tenemos que temer nada..., termina diciendo que tenemos que dejar las armas en su oficina para su custodia. A mí no me parece muy buena idea, ya que mi única defensa es mi pistola, si es un pueblo tan pacifico ¿porque lleva él una pistola?... Fuera lo que fuese yo haré lo que hagan mis compañeros... Para mí lo que dice la mayoría es importante para eso somos un equipo.
En ese momento Arlec nos presenta y pregunta que si es el Sheriff y si la moto que hay aparcada ahí fuera es suya. Walter responde: El Sheriff murió hace unos años, yo cumplo su función, además de otras, como la de mensajero para los asuntos del pueblo. Y esa moto efectivamente es mía.
Tras las presentaciones tocaba decidir si dejamos las armas o entramos o nos quedamos fuera... Yo dejo hacer a mis compañeros, el primero es Arlec, me quedé sorprendido, pero todavía quedaba Maximus por hacerlo, si él lo hace lo hago yo... Y efectivamente también dejó sus armas y entró, seguidamente lo hice yo con resignación, uno a estas alturas se siente desnudo sin sus armas, ya le estoy cogiendo el gusto. Todos lo hacemos menos Goldman que se niega y se va a las afueras, al coche a no sé qué...
Una vez dentro establecimos una pequeña conversación con él:
Ya tenía que ser mediodía, eso quiere decir hora de comer. Como no hacía falta que fuéramos todos a la casa del Alcalde, Arlec, Halberd y yo fuimos al Salón del pueblo para tener la comida y las habitaciones preparadas para cuando los demás terminen de hablar con el Alcalde. Así ahorraremos tiempo.
Por el camino Arlec esta silbando la canción del bueno, el feo y el malo, me pongo a escucharlo y le digo:
- Esa película es muy buena, una de las mejores de pistolero.
- Arlec me responde: ¿Cómo que película? Si eran unos de los héroes que yo más admiro.
- Estás confundido, eran unos grandes actores.
- Arlec: Lo que ellos hacían sí que eran aventuras...
- Ya seguiremos la conversación.
En ese momento entremos en el pequeño Salón, es muy modesto y tiene pinta de usarse para reuniones, no hay de nada, ni espectáculos, ni gente jugando al póquer, ni chicas, y los servicios son muy limitados, no hay mucha bebida y comida de donde escoger, en definitiva que es muy pobre. Al menos hay una barra y algunas mesas, que ya es algo. Noto como nos observan con cierta curiosidad. En nuestro grupo van personas de aspecto bastante raro.
Nos sentamos en una mesa, aprovecho este momento que no habla nadie para pensar, pensar sobre mi existencia y mi vida en este mundo. Yo siendo muy sincero estoy contento con estar en esta situación, a veces veo imágenes en la cama del hospital, no son muy agradables y me gustaría que esto durara para siempre, ya que allí no tengo nada y está empezando a gustarme esto. Sólo temo que desconecten las máquinas que hacen que siga vivo y no pueda seguir que mi imaginación cree este mundo. Yo también voy a intentar recuperar algunas de las cualidades que tenía como por ejemplo algunos idiomas, saber escribir (como escritor) entre otras. No quiero perder definitivamente la personalidad y las cualidades que tenía.
Se dirige una mujer hacia nosotros, parece ser la dueña o una trabajadora del salón, Arlec se pone a hablar con ella, tras discutir un poco con la mujer decide alquilar las habitaciones de que dispone el salón, la alquila todas (tres dobles y tres sencillas). No había más, de todas formas son suficientes para nosotros. También dispone de dos baños, que aunque no es mucho, menos seria nada. Por lo que decidimos alquilarlos y nos bañaremos en turno de dos... De todas formas Arlec se ha ofrecido a pagar todos los gastos de la estancia, pues mucho mejor. No hay razón para quejarse. Y por ultimo Arlec pide comida y bebida para todo el grupo.
En este momento entran los demás compañeros acompañados del Alguacil. Yo aprovecho para ir a la habitación de las dos bañeras en compañía de Arlec, hasta este momento no había tenido mucho roce con Arlec, pero lo estoy empezando a conocer y me está pareciendo muy buena persona y me alegro que sea compañero de aventuras.
Arlec aprovechó para preguntarme de nuevo por los héroes de mi época:
- Arlec: ¿Por qué no me sigues contándome historias de los héroes Thomas?
- ¿Sabes quién es Mel Gibson?
- Arlec: ¡Sí! Era un gran guerrero que luchaba por la libertad, en contra de villanos.
- No... - No comprendo cómo puede pensar eso, se lo tendré que explicar. - Mira, Arlec, él era un actor que por cierto bastante bueno, que interpretaba un papel de un personaje inventado o de la historia, reflejado en una película. Nada de lo que ocurría en dicha película era verdad, era toda ficción.
(Arlec me empezó a mirar con mala cara, parece como si le doliera el orgullo, se notaba que tenía mucha creencia en esos personajes).
- Arlec: ¡Todo eso es falso! No tiene sentido lo que estás diciendo...
(Noté que no nos íbamos a poner de acuerdo con lo que cambié de tema, le pregunté por los ligues que había tenido. Eso calmaría los humos).
- Cuéntame tú, ¿cuál ha sido tu mayor aventura con las mujeres?
- Arlec: Uff una vez estuve con dos hembras que eran todo un reto, o les vencía yo o me vencían ellas.
- ¿Y qué ocurrió?
- Qué va a ocurrir, pues... que las dejé “muertas” no hay quien pueda conmigo en esas actividades.
(Duró unos minutos más la conversación).
Ya estoy terminando de bañarme, me ha gustado mucho la conversación, ya seguiremos en otro momento. No veas lo a gusto que se queda uno después de esto pensaba mientras me peinaba. Le dije a Arlec que había sido una buena idea la de alquilar los baños.
Una vez en el salón, me sirvieron la comida y la bebida (pollo asado y cerveza), mientras comía, escuchaba a mis compañeros de discutir con el Alguacil sobre el tema de "Cuchillo Sangriento". Yo sólo me limite a escuchar y comer...
Al final de la conversación el Alguacil se fue a su oficina. A esto que estamos terminando de cenar para irnos a las habitaciones aparece una persona que nunca había visto, pero que al parecer era amiga de mis compañeros. Se pusieron todos muy contentos, yo estaba intrigado porque tenía curiosidad por saber quién era. Hasta que Alexa me la presentó, era una antigua compañera de aventuras que se había quedado en la biblioteca de Santo tomas para leer unos libros y había venido a reunirse con sus compañeros. Mi primera impresión fue bastante buena, ya que era una joven humana maga de buena impresión.
- Muxu: Hola.
- Hola.
- Muxu: ¿Tú quién eres?
- Un nuevo compañero de aventuras, me llamo Thomas. Por lo que me han contado tú eres una antigua componente del grupo.
- Muxu: Sí, más bien sigo siendo compañera de aventuras. Discúlpame, pero tengo que hablar con los demás luego nos conocemos mejor.
- Vale, ahh, bienvenida de nuevo.
- Muxu: Gracias.
Crucé unas pocas palabras con ella, es que estaba muy ocupada charlando con los demás compañeros y contándoles lo que ha hecho todos estos días y las averiguaciones.
Cuando me dirigía hacia mi habitación le pregunté a un lugareño que estaba tomando una copa en la barra del salón.
- Disculpe.
- Lugareño: ¿Sí?
- ¿Por qué estáis tan contentos?
- Lugareño: ¿No lo sabes?
- No, ¿qué ocurre?
- Lugareño: Mañana es Noche Vieja... es el acontecimiento más importante del año.
- Ahh, es verdad... Muchas gracias, ¡que lo pases bien!
- Lugareño: Igualmente, adiós.
Me ha entrado la curiosidad por saber lo que van a hacer y lo que tienen preparado. Yo antes ayudaba en los preparativos y organización.
He descubierto que tienen preparado un banquete en la plaza para toda la población y el operador del pueblo está preparando un equipo acústico para una actuación, entre otras cosas... Hay una cosa que me ha preocupado y que no es nada buena y es que hay un poco de incertidumbre y un poco de pesadumbre, temen que si no hacen una buena fiesta de Fin de Año tendrán mala suerte en el próximo. No es bueno que toda la sociedad crea eso.
Una vez descubierto esto me subo a mi habitación a descansar y a soltar el equipo. Me encontraba un poco cansado por lo que me tendí en la cama a pensar que es lo que iba a hacer la noche del 31... Estaba tan cansado que me quedé dormido.
Estuve durmiendo hasta la noche, me levanté como nuevo y con ganas de hacer cosas.
Bajé al Salón para cenar, me pedí un plato de patatas fritas con chuletas y de beber cerveza para no variar. Me senté en la mesa de unos lugareños para investigar algo más de la fiesta de fin de año.
- ¿Me puedo sentar?
- Lugareños: Claro, aventurero, la duda nos ofende.
- Muchas gracias.
- ¿Sabéis si va a ver algún discurso o algo en la fiesta?
- Lugareño: Estos últimos años era el Alcalde el que daba un discurso para despedir el año y dar la bienvenida al nuevo. - El pobre hombre me lo dice con cara de preocupado.
- ¡Vaya! es normal que después de la desaparición de la hija no quiera participar en la fiesta.
Me estuvieron explicando (yo no lo sabía) que era él ultimo día del año 103 PA y no como yo tenía pensado... 1983.
Después de esto terminé de cenar y me despedí de ellos, les di las gracias porque habían sido muy generosos. Estuve un rato esperando a ver si veía a mis compañeros pero como no los vi me subí de nuevo a mi habitación para descansar ya que tengo el presentimiento de que mañana va a ser un día muy movido.
Ya es hora de levantarse, son las 9 de la mañana, del gran día, he estado toda la noche descansando y me encuentro bastante bien.
Después de asearme y arreglarme, bajo al Salón a desayunar. Pido de desayunar lo de siempre, un vaso de leche con tostadas. Una vez que termino de desayunar me dirijo hacia la plaza para ver cómo van los preparativos de esta noche, por el camino me encuentro a gente con prisas. No están allí mis compañeros hace tiempo que no los veo, deben de estar liados con la banda del “Cuchillo Sangriento” yo en cambio me esforzaré para que le salga bien la fiesta de fin de año.
Hace mucho calor, va a hacer una buena noche. Les ayudo en todo lo que puedo:
- Comida: No se me da bien, pero por ayudar que no quede y de paso aprendo algo.
- Decoración: Me gusta más que cocinar, pero no es que sepa mucho de decoración, aunque nunca viene mal una mano.
Me ofrecí a escribir un discurso porque como nadie lo iba a dar... Pero mira que lo estuve intentando, pero nada no pude, no me salía y eso sí que me fastidió.
Un lugareño me dio las gracias y yo le dije que para eso estábamos.
Ya iba entrando la noche, por lo que me fui a mi habitación a arreglarme para la noche.
Después de arreglarme me reuní con los demás para irnos todos juntos hacia la plaza. Nos dirigimos hacia la plaza, las calles están solitarias y no había luz en las casas.
La plaza estaba rebosando de gente, nadie se quería perder la fiesta. Me puse un poco nervioso porque se iban acercando las campanadas. Bueno, la verdad notaba a todo el mundo igual. Después de las campanadas llegó la fiesta, pero antes de ella el Alguacil felicita a todo el mundo y les desea un prospero año. Luego cede el micro para el que quiera decir algo, yo armándome de valor me ofrezco a decir algo y él me invita a subir.
- Yo solo quería daros las gracias por lo bien que nos habéis tratado y que mis compañeros y yo os ayudaremos en todo lo posible. Gracias.
Lo he pasado muy mal, más que nada es que me he puesto muy nervioso, pero ya pasó.
De repente apareció el Alcalde y da un discurso muy emotivo y puesto todo los sentimientos en el. Lo que más me sorprendió es que no me lo esperaba era que nos presentó a todo el pueblo como unos aventureros y unos héroes diciendo que espera que le devolvamos a su hija sana y salva. Todo el mundo calla y el Alcalde se retira sin decir más palabras.
Ahora sí que comienza la fiesta mucha música y bebidas no faltaban.
Tengo que reconocer que me faltó poco para ligar y mira que lo intente :P, pero no lo conseguí pero al final me lo pasé bastante bien.
Así pasé la noche de baile en baile y de copa en copa entre baile.
No veas con qué cara voy a amanecer mañana...
FIN DEL TURNO 9 DE THOMAS COVENANT EL INCRÉDULO.