DM: Rifts: Turno 7:
Resultados del turno 6:
DM: Rifts: Turno 7:
Montáis un campamento para pasar esta noche de 25 de diciembre. La carcasa de la hembra de Tiranosaurio ha atraído a los buitres que os seguían antes, comienzan a picotear los restos, aunque de vez en cuando los ahuyentáis.
Algunos de vosotros no estáis bien preparados para acampar. Arlec tiene una tienda de campaña monoplaza y un saco de dormir, Maximus tiene una tienda de campaña monoplaza (pero no tiene estera ni saco de dormir), Muxu tiene un saco de dormir. Alexa, Halberd, Goldman y Vicky no tienen nada para dormir o acampar. Quizá como Goldman y Vicky están heridos (cada uno está a 0 SDC y sólo 6 Hit Points) deberían de dormir en una tienda de campaña (la de Maximus es lo bastante grande para ambos) Todos coméis y bebéis agua.
Después se forma un grupillo para explorar las ruinas de la posta de diligencias, dicho grupo está integrado por Alexa, Halberd, Muxu y Arlec. Maximus se queda de guardia en el campamento donde ya duermen Vicky y Goldman.
El sol se está poniendo y el interior está oscuro por lo que el enano Halberd le deja una linterna a cada una de las dos magas.
Penetráis en un patio interior en el que hay una especie de “nido” confeccionado con paja, escombros y muebles rotos. También en el patio hay un pozo de agua fresca del que podéis reponer vuestras cantimploras. Registráis a conciencia el lugar en busca de crías (Arlec enarbola nerviosamente su rifle láser de la Coalición) o huevos, pero no hay nada de eso.
Después registráis el resto del edificio: todo son salas devastadas, y desperdigados por todo el lugar hay los huesos de al menos veinte caballos y unas doce personas. La cocina aún se mantiene más o menos en pie, allí encontráis alimentos en mal estado y diversos cadáveres mutilados putrefactos. Todos os empezáis a encontrar muy nerviosos cuando fuera de vuestro campo de visión, por el rabillo del ojo, comenzáis a vislumbrar lo que parecen imágenes espectrales de muertos.
Alexa le deja a Muxu su pistola láser Wilk’s 330 (el arma de Muxu sigue estropeada pese a los mejores esfuerzos suyos y de Halberd por arreglarla) y le pide que monte guardia mientras ella entra en un trance para comunicarse con los espíritus. Arlec y Halberd, viendo que la cosa va para largo, prosiguen con la exploración, aunque Arlec parece muy interesado en quedarse solo, el astuto enano no le quita ojo de encima al esquelético mercenario de baja estatura.
Las cuadras de animales están destrozadas, y encontráis los restos rotos de tres diligencias y un carro.
Por todas partes hay escombros, cascotes, polvo, telarañas y ratones que huyen ante vosotros. Todo el lugar está invadido por un olor nefasto, olor a muerte.
Halberd le quita el seguro a su pistola NG-57 cuando él y Arlec comienzan a subir las desvencijadas escaleras que dan al primer piso. Arriba todo da la sensación de que el lugar fue abandonado rápidamente, en las habitaciones está todo tirado, las ventanas están, en su mayoría, rotas. No encontráis nada de valor por aquí.
Encontráis una curiosa habitación más amplia y mejor decorada que el resto. Sobre una mecedora junto a una chimenea encendida reposa el cadáver putrefacto de una anciana. No hay signos de violencia en el cuerpo. En una mano marchita sostiene un puñado de viejas cartas de papel amarillento. A ambos os parece raro que la chimenea siga encendida después de tanto tiempo, pero el fuego no desprende humo ni parece tener ninguna fuente de combustible visible, por lo que Halberd supone que será de naturaleza mágica.
Halberd coge las cartas de la mano de la muerta e intenta leerlas (Arlec no se muestra interesado, ya que es analfabeto). Arlec se fija en la estancia mientras el enano lee laboriosamente (no domina el American escrito tanto como el lenguaje enano). El enano deduce de su lectura que la anciana muerta era Adriana Cabira, la propietaria del lugar, las viejas cartas son de su hijo Arlen (las cartas tienen unos diez años). Deduce que el hijo era un juicer ya fallecido que fue famoso hará unos diez años, Arlen Cabira “El Destructor”. Parece ser que fue quien reunió el dinero con sus aventuras para edificar esta posta, que luego legó en herencia a su madre. En las paredes de la estancia hay colgadas fotos del hijo, el guerrero juicer, y del marido explorador de Adriana, muerto hace veinte años. Hay poco de valor, la estancia parece haber sido saqueada por un visitante desconocido que al parecer debió burlar a los T-Rex. La caja fuerte ha sido forzada y está vacía.
Mientras tanto, Alexa completa su trance de médium (Muxu observa sorprendida que en ese momento su amiga mística desaparece por completo de la vista, e incluso con su poder de detectar auras mágicas le resulta difícil detectarla). Alexa se comunica con los espíritus que pueblan el lugar y averigua que éstos no conocerán el descanso hasta que sus restos sean debidamente enterrados.
En ese momento bajan del piso de arriba el mercenario y el enano y entre los cuatro os ponéis a reunir los restos humanos. Es durante este duro trabajo que el enano Halberd hace gala de las habilidades naturales de su raza, encontrando una trampilla oculta bajo los escombros.
La trampilla conduce a una especie de sótano-garaje, en su interior veis un extrañamente reluciente coche Mercedes, de color rojo metalizado. Muxu acaricia la fría carrocería y dictamina que tiene alguna clase de encantamiento menor activo.
Alexa se saca (aparentemente de su sujetador) un juego de ganzúas e intenta forzar la cerradura del coche, pero cuando lo hace le estalla un inofensivo petardo en la mano. El cristal de la ventanilla del coche se convierte en una especie de pantalla de ordenador en la que aparece el rostro sonriente de un juicer moreno y atractivo, pese a las cicatrices que marcan su faz, el collar que inyecta drogas en las venas y arterias de su cuello es perfectamente visible. El rostro fantasmagórico dice: - “Si quieres que te preste mi coche, primero dime mi nombre y la fecha de mi muerte”. –
Arlec y Halberd están registrando el resto del garaje. Arlec ve una surtida caja de herramientas mecánicas (del tipo adecuado para automóviles) y dos armaduras Juicer Assassin’s ambas de color blanco mate y cubiertas de polvo de los años.
Halberd registra los estantes y encuentra conservas en frascos y latas (dan para unas 32 raciones), aunque cuando empezáis a remover trastos aparecen cucarachas por todas partes. Sin embargo, Alexa, que no se deja impresionar por los desagradables insectos, constata que las raciones están en buen estado (tirada de supervivencia superada con éxito).
Halberd encuentra dos vibropalas, que os serán muy útiles para cavar con facilidad una fosa para los muertos. Muxu abre un viejo armario y (tras la impresión por ver salir a seis enormes cucarachas) y encuentra una vibroespada en una funda y un rifle JA-11 con seis cargadores. Alexa encuentra una mochila aún en buen estado y dentro hay un kit de primeros auxilios, sencillo, pero aún en buen uso. Después la espabilada mística se sube a una banqueta y encuentra una cajita encima del armario. Dentro hay 20.000 CR en billetes del año 92 PA (aún son de curso legal).
Halberd trastea un fajo de papeles, sobretodo facturas de la posta sin valor para vosotros, excepto una vieja foto. Halberd sonríe triunfal cuando os muestra la foto: muestra una lápida en lo que parece ser el cementerio de DarkGate. En la lápida dice así: “Arlen Cabira el destructor. Valeroso guerrero juicer. 68 a 94 PA” y en el suelo hay una corona de flores y en la tarjeta, con mucha dificultad, se puede leer la fecha: 18 de octubre. ¡Esa es la contraseña que necesitáis para abrir el coche!
Halberd se apresura a decir la contraseña ante la ventanilla del coche. De nuevo aparece el rostro sonriente del ya largamente fenecido juicer que dice: “Disfrutad de mi regalo”, y con esto desaparece la imagen y las puertas del Mercedes se abren automáticamente. Halberd comienza inmediatamente a hacer diagnósticos del fantástico vehículo y comprueba encantado que tiene potencia de un generador nuclear al que le quedan más de diez años de vida útil, incluso tiene una avanzada computadora de a bordo y una neverita (ahora vacía, pero en perfecto estado). Lo más sorprendente es que todo está impecablemente limpio, mientras que en el sótano todo son telarañas, polvo y suciedad.
Muxu tira de una palanca que hay en la pared que está en posición “Close” y la lleva a “Open”. Inmediatamente de una sección del techo baja una rampa y comienza a caer tierra del exterior a montones, finalmente la compuerta queda abierta y muestra el cielo nocturno del exterior de la posta.
Halberd concentra sus poderes mentales especiales y consigue arrancar y conducir el vehículo hacia el exterior (durante un breve periodo pese a que no tiene la habilidad de conducir coche, ha usado el poder de telemecánica para saber conducirlo temporalmente).
Vuestros compañeros de afuera se quedan sorprendidos al ver aparecer el Mercedes rojo reluciente y les mostráis vuestros hallazgos.
Después reunís los restos humanos encontrados en la posta y Maximus y Halberd cavan fácilmente una fosa con la ayuda de las dos vibropalas.
Maximus oficia una ceremonia con unas pocas solemnes palabras y Alexa ve con el ojo del espíritu a las almas errantes que se despiden, ascendiendo por fin libres a su lugar de reposo final.
Dormís montando turnos de guardia, incluso el malherido Goldman se ofrece a montar un turno. De 23 h a 08:00 van 9 horas que entre 6 turnos de guardia os sale a hora y media de vigilancia cada uno. Eso permite unas 7 horas de sueño para todos aquellos que necesitan recuperar energías mágicas y/o psiónicas.
La noche transcurre sin incidentes remarcables y a la mañana siguiente os encontráis bastante recuperados (los magos tienen todos sus PPE, a Alexa le faltan 22 ISP y a Maximus 5 ISP).
Esa mañana tenéis un extraño encuentro:
Bajando la colina en una desvencijada moto del tiempo anterior a las Grietas se os aproxima un extraño individuo sucio y desaliñado. Es calvo, y tiene unas tremendas ojeras bajo los ojos, pero su rasgo más destacable son los implantes cerebrales que sobresalen en forma de cilindros de brillante y pulido acero de su cráneo calvo.
El tipejo nervudo y delgado se os aproxima y se queda mirando hacia los restos de la T-Rex, hace un mohín y unos enormes goterones de lágrimas se vierten de sus ojos: - “¡Oh! Mis bonitos lagartitos..., ohh... “ - Después se acerca curioso al reluciente Mercedes: - “¿Mío? ¿Para mí? ¿Es mío?” - La imagen del juicer muerto Arlen Cabira le responde desde el cristal de la ventanilla: - “Me temo que no” - sonríe y desaparece la imagen. El extraño personaje compone otro mohín entristecido: - “Ohhh... entonces no es mío, sniff.” –
Luego os mira a vosotros con desaprobación y dice: - “Yo soy Cuchillo Rojo, Gran Mascota de la banda del Cuchillo Sangriento y de su poderoso amo. Y vosotros... ¡vosotros habéis robado mi coche!” – Salta pisoteando tontamente el suelo en una rabieta por unos instantes. Después, a una velocidad que no tiene nada que envidiar a la de un juicer, salta sobre su moto y arranca pasando con el turbo a velocidad máxima forzando revoluciones y quemando gasolina, hasta que desaparece tras la colina. Os habéis quedado demasiado sorprendidos como para hacer o decir algo.
Nota del DM: Tenéis que decir quién coge qué cosa del material encontrado en la posta, para que yo os lo apunte en el apartado de equipo de la hoja de personaje.
Acordáis dejarle a la Ranger Vicky la recompensa en cabezas de ganado por la muerte de los T-Rex, para que las venda y con el dinero se compre un brazo biónico, dado que perdió su brazo natural combatiendo a vuestro lado. Vosotros por el contrario os podéis quedar con lo hallado en la posta.
Halberd se monta en el coche para hacer de copiloto y Goldman conduce, Arlec y Muxu van en los asientos de atrás. El equipo que hayáis cogido puede ir en el espacioso maletero. Maximus flanquea el coche con su hovercycle y detrás, algo más retrasada, os sigue Alexa con su fiel yegua. Arlec indica a los de adelante cuál es el mando del aire acondicionado y así los del Mercedes evitáis asaros en el calor del desierto.
Conforme avanzáis más hacia el sur la carretera empeora en su nivel de mantenimiento, sin embargo veis que esta debe de ser una ruta transitada. Posiblemente por aquí pasen camiones con cargamentos de carne procedente de DarkGate.
Transcurre plácidamente el día 26. Goldman está aún muy malherido, pero no se queja y parece a gusto al volante del magnífico vehículo.
Os detenéis a comer en el punto en que el terreno pasa claramente de ser una llanura árida a un desierto arenoso. Allí charláis y aprovecháis para conoceros más unos a otros, especialmente a los dos nuevos Halberd y Goldman.
(Nota: De momento os estoy restando las raciones de las que ya teníais, compartiendo unos con otros, ya que aún no se como repartiréis las raciones encontradas en el sótano de la posta).
Después de comer os adentráis en el arenoso desierto. Aunque la arena se posa en el cybercaballero y su equipo, así como en Alexa, el Mercedes sigue tan prístino como cuando lo encontrasteis, la arena no parece posarse en él por mucho tiempo.
A la fiel yegua de Alexa no parece gustarle nada el desierto, y la arena la hace avanzar más lenta. También el maravilloso coche rojo parece algo impedido por el terreno, no así la hovercycle de Maximus que se desliza con igual fluidez en cualquier tipo de terreno.
Maximus: Frenas tu hovercycle modificada NG-400 Stinger y bajas la elevación a menos de un metro sobre el suelo. Has olido algo extraño, no sabes lo que es, quizá alguna clase de criatura desconocida. Oteas el paisaje: dunas a ambos lados de la carretera, arena y más arena y algo que parece un cactus a más de sesenta metros a tu derecha. De repente el “cactus” se mueve... ¡intenta alejarse!
Maximus le persigue con facilidad con la mayor velocidad que le permite su hovercycle con respecto a una criatura que va a pie. Ahora le ve mejor. Es un ser vegetal, de color verde y con púas y estrías. Va desnudo, excepto por un cinturón con algo de equipo básico. Le alcanza enseguida pese a que intenta huir. Se rinde a la evidencia y se detiene.
Chupux: Ves al inmenso hombre lobo o lo que sea, lo tienes flotando encima de ti, ha venido volando en su vehículo a una velocidad tremenda, parece desplazarse sobre aire. Usas tu poder de empatía y captas en él curiosidad y precaución, más que hostilidad. Le preguntas: - “¿Amigo?”. –
Maximus: - “¿Amigo?” - Te llega esa pregunta expresada telepáticamente, llega en tu lengua natal, perfecto wolfen y con tu propia voz. Te parece muy extraño. Ahora le ves bien parece tener una enorme mandíbula sonriente llena de enormes dientes, es muy feo, parece un cactus con hojas y espinas a los lados de la cabezota ancha formando algo que parece pelo, tiene tres bultos en la parte frontal de la cabeza que podrían ser ojos y te está mirando, no sabes si con miedo. Tan sólo lleva un cinturón con cartucheras del que pende una pistola láser, pese a su desnudez no se aprecian los genitales, deben de estar ocultos. Parece asustado. Le dices que vienes en son de paz y le preguntas que qué hace por estos lugares.
Responde él: - “Sí, yo vivo aquí, el desierto es mi hogar” - de nuevo la voz telepática, es tu propia voz, en tu wolfen natal. - “¿Cómo sabes mi idioma?” – Le preguntas. No parece entenderte, se muestra confuso, insistes: - “¿Cómo eres capaz de comunicarte conmigo sin hablar?” – Y el ser cactus responde: - “Yo hablo a tu mente y oigo tu mente”. –
Ahora llegan los otros. Goldman para el coche. Alexa llega después con su caballo. Del asiento del copiloto sale Halberd.
Halberd: - “¡Qué criatura más curiosa!” –
Alexa utiliza su poder de Ver el Aura sobre Chupux, el hombre cactus, y dice: - “No detecto maldad en él”. –
Chupux se asusta e intenta huir, pero Alexa le frena la retirada con una maniobra de su caballo poniéndose delante.
Arlec: - “Hay que matar a ese monstruo asqueroso”. –
Maximus: - “Tranquilo”. –
Goldman: - “Podría pisarlo con el coche”. –
Maximus: - “¡Quietos todos!” –
Muxu: - “¡Dejaos de decir gilipolleces!” –
Maximus: - “¡Que nadie ose tocarle!” –
Halberd: - “¡No le hagáis nada, es una criatura fascinante!” –
Alexa: - “Tampoco detecto potencial mágico en él”. - Prosiguiendo con el poder de Ver el Aura.
Muxu: - “Es cierto, no lleva nada mágico”. - Muxu usa su poder de percibir magia.
Arlec: - “¿Qué chorradas estáis diciendo?” –
Goldman: - “¡Chitón!” –
Chupux le transmite a Halberd: - “Yo amigo, ¿tú amigo?” - Halberd lo oye en enanil.
Halberd: - “¡Hablas el lenguaje de mi raza! ¡Es prodigioso!” –
Alexa: - “No, es telepatía. Detecto en él un pequeño potencial psíquico. Es un psiónico menor”. –
Muxu: - “Ah, ¡pues entonces que se una al grupo!” –
Arlec: - “¡Ni hablar! ¡Yo con esa cosa no voy!” –
Chupux: Transmite a todos: - “No soy una cosa, ¡me llamo Chupux! Soy un hombre-cactus”.–
Maximus: - “Chupux, ¿te unes a nosotros?” –
Chupux dirigiéndose a Maximus: - “Tú amigo, gracias”. –
Goldman: - “Calla Arlec, deja que decidan los demás, no tienes nada que decir”. –
Arlec: - “Maximus eres demasiado compasivo”. –
Maximus: - “¡Todo el mundo callado!” –
Arlec: - “¡Fíjate en las ventosas de sus dedos! ¿Y si nos chupa el agua de noche? ¡Podría ser un vampiro de agua!” –
Maximus: - “A ver, se votará. ¡Callaos todos! Vamos a votar, la mayoría decidirá”. –
Halberd: - “Fascinante, fascinante”. –
Maximus: - “Y se acatará esa decisión, sea la que sea. Yo voto a que nos acompañe. ¿Los demás?” – Todo el mundo se queda en silencio unos cuantos segundos.
Alexa: - “Secundo la moción”. –
Muxu: - “Por mí vale, aunque, ¿no será peligroso?” –
Arlec: - “¡Yo voto porque le matemos ahora mismo!” –
Halberd: - “Puede ser interesante, que se quede”. –
Goldman: - “Parece un debilucho, pero haced lo que queráis, yo me abstengo”. –
Maximus: - “De acuerdo pues, parece que se quedará. ¿Quieres venir Chupux?” –
Chupux le transmite a Maximus: - “Arlec me da miedo, malo con Chupux, mira con ira”. –
Maximus: - “Chupux, tranquilo, hemos quedado en que se acatará la decisión de la mayoría”. –
Y de este modo el solitario hombre cactus del desierto, Chupux, se unió a vuestra compañía aventurera aún sin nombre.
Chupux os pide que le acompañéis a su refugio, un oasis cercano, para recoger sus cosas. Así lo hacéis y allí os reponéis de agua y cenáis frutas exóticas. Chupux cultiva toda clase de verduras. Su huerto haría las delicias de cualquier botánico. Antes de partir recoge verduras (parece ser que es completamente vegetariano) y las guarda en contenedores especiales para que se mantengan frescas. Halberd se ofrece a congelar algunas en la nevera del Mercedes, pese a que a Goldman y a Arlec no parece hacerles demasiada gracia. Chupux recoge sus escasas pertenencias, e incluso se viste tan pronto como sale el sol. Se pone una especie de túnica de colono y cubre su ancha cabezota con un sombrero estilo John Wayne. Guarda sus cosas en una mochila y un par de viejas alforjas como las que podría haber usado un pistolero. Carga su rifle NG-L5, un viejo y fiable modelo de rifle láser de Northern Gun, la conocida fabricante de armamentos.
Pasáis la noche en el tranquilo refugio del tranquilo oasis. A la mañana siguiente proseguís el viaje hacia Santo Tomás, Chupux os dice que ese pueblo no está lejos y que allí viven muchos humanos que cultivan la tierra. En cuanto sale el sol el hombre cactus se despoja de su ropa y de su armadura casera, parece ser que necesita gran cantidad de luz solar como fuente de energía. Prefiere ir andando, no quiere ni oír hablar de meterse en el coche, y él y el caballo de Alexa se llevan mal enseguida. Sobretodo cuando la yegua de la mística intenta darle un bocado.
Sin embargo, no dice que no cuando le decís que podéis llevarle parte de su equipo en el maletero del Mercedes. No parece muy aferrado a sus bienes materiales, aunque parece tenerle cariño a algunas de sus cosas.
Stroland Goldman está ahora a 40 SDC y 22 HP, muy herido para lo que es él.
Chupux, que parece haber estudiado algunos manuales de Historia del Nuevo Oeste, os explica telepáticamente (el hecho de que cuatro estéis en un coche, y otros dos más alejados no supone ningún obstáculo para una conversación con el hombre cactus) que por lo que él sabe Santo Tomás de Aquino fue fundado hace menos de cien años por el aventurero James West (supuestamente el padre o el abuelo del legendario pistolero Iron West, el héroe de DarkGate), cerca de las ruinas de una ciudad de antes de las Grietas.
Las ruinas resultaron ser ricas en restos arqueológicos (especialmente libros, películas y música), cuya reproducción y comercialización es la principal fuente de ingresos de la ciudad o pueblo (la población aproximada es de unos 4000 habitantes, se puede considerar grande para este territorio). El pueblo es autosuficiente gracias a la agricultura, pero la tierra es seca y poco fértil, por lo que los habitantes serían muy pobres si sólo dependieran de los campos.
Seguís avanzando por la carretera, que ahora muestra signos de reparaciones y de estar mejor cuidada. Hacia mediodía la carretera atraviesa campos cultivados y el paisaje a ambos lados parece salpicado de las casitas blancas (encaladas) de los campesinos. Veis agricultores trabajando la tierra por todas partes, os miran con cierta desconfianza (acercando sus manos a sus armas apoyadas cerca en cuanto os ven), aunque no son abiertamente hostiles. La mayoría parecen humanos de ascendencia mexicana, aunque también hay unos cuantos D-Bees (término de jerga que significa criatura de otra dimensión, por ejemplo Maximus, Halberd y Chupux serían D-Bees). Esta gente parece más bien pobre, aunque no miserable.
Seguís avanzando, blanco de todas las miradas de toda la gente con la que os cruzáis, hasta llegar al pueblo propiamente dicho, que está rodeado por una empalizada de madera con diversas torres de vigilancia patrulladas por guardias.
En la puerta los centinelas os dan el alto, parecen mercenarios como los que se entrenan en el Gremio de Mercenarios de DarkGate. Detenéis vuestros respectivos vehículos y antes de que Maximus pueda abrir la boca para presentar a vuestro grupo aventurero Arlec se baja del coche y corre a saludar a uno de los guardias de la puerta. Al parecer se conocen. Goldman también se baja del coche, los mercenarios de guardia parecen reconocerle también, le miran con cierto respeto posiblemente debido a su condición de Juicer o quizá por sus tremendas heridas y quemaduras de ácido, que le dan un aspecto intimidatorio.
Los guardias os dicen que sois bienvenidos en Santo Tomás, siempre que acatéis las normas del Consejo de Administración Escolástica (el órgano de gobierno de la población). Normas que incluyen no armar peleas ni altercados, no robar ni quebrantar el orden, y especialmente que las armas, vehículos y armaduras deben depositarse en el garaje situado dentro cerca de las puertas.
Asumo que aceptáis estas normas y dejáis armas y demás en el garaje, con lo cual se os permite circular libremente por el pueblo. Alexa deja a su yegua en un establo, y se asegura que el mozo de cuadra la cuide bien y le de agua y avena. El servicio de establo no es gratuito, pero tampoco es demasiado caro (5 CR por el establo y otros 5 por la comida y cuidados, incluyendo propina).
Las calles de la ciudad son una extraña mezcla de estilos, con calles empedradas al estilo medieval y numerosos locales de estilo medieval junto a otros más propiamente del estilo Nuevo Oeste. Veis que muchos artesanos son enanos o nativos americanos, y entre los comerciantes hay unos cuantos de raza elfa. El edificio más prominente es la Universidad de Santo Tomás y su Biblioteca, que además de ser un lugar de estudio es también la sede de gobierno (en lugar de un Ayuntamiento).
Hay algunos mendigos por las calles (miráis con cara de malos amigos a algunos goblins que se acercan peligrosamente a vuestras carteras). Os cruzáis con una cuadrilla de trabajo de “rescatadores” que van hacia las ruinas, la mayoría del grupo son peones de razas goblinoides, mientras que los jefes parecen eruditos con un cierto aire aristocrático o elitista.
El Cuartel de la Guardia Mercenaria casi parece una embajada del Gremio de Mercenarios de DarkGate, pues muchos de sus miembros se han entrenado allí. Los que sois de DarkGate conocéis de vista a algunos, pero incluso esos no parecen demasiado conversadores ni especialmente amistosos.
Hay un barrio compuesto por casas de aspecto rico, aquí vive la “nobleza” (los herederos de las riquezas derivadas de los hallazgos arqueológicos de sus padres y abuelos).
Lo que más os atrae es el barrio de los Artesanos. Los artesanos confeccionan toda clase de artículos, incluso hay una gran armería especializada en armaduras artesanales hechas con duras aleaciones metálicas MDC. Todas las armaduras son pintadas o decoradas al gusto del cliente, hay unas cuantas muestras con gravados de diverso tipo. Las armaduras expuestas son todas de tamaño humano y las hay principalmente de dos tipos: ligeras con un valor de 15.000 CR y pesadas por 40.000 CR. También hacen reparaciones de armaduras.
Maximus pregunta cuanto costaría reparar su pesada armadura de cybercaballero wolfen y al principio el jefe enano del taller parece muy reacio a considerar un trabajo de reconstrucción de tal envergadura, pero cuando se da cuenta de que Maximus es un cibercaballero le trata bastante mejor y le hace un presupuesto con un descuento especial. Una reparación completa de la armadura, dejándola mejor que nueva con decoraciones y ornamentación especial (estilo caballero medieval en brillante armadura) le costará 20.000 CR (barato si consideramos que estamos hablando de 100 MDC y un trabajo artesanal altamente cualificado).
Ninguna de las armaduras es hermética ni ofrece protección medioambiental como muchas armaduras modernas de alta tecnología. De hecho la alta tecnología es rara en todo el pueblo, los pocos artículos que encontráis de marcas conocidas como Wilk’s, Northern Gun o Bandito Arms son bastante más caros de lo normal. En una de esas tiendas de bienes de importación recargan E-Clips de armas energéticas por un coste de 2000 CR. La reparación del arma de Muxu (que nadie del grupo ha podido reparar y parece una avería algo más seria de lo que parecía inicialmente) saldría por unos 1000 CR. Los cargadores nuevos cuestan 10.000 CR, y los de algunas armas pueden ser difíciles de encontrar.
Hay una tienda en la que venden armaduras de cuero de dinosaurio, parecen pensadas especialmente para magos, para quienes las armaduras hechas con materiales artificiales no naturales (como aleaciones, plásticos, materiales cerámicos, etc.) interfieren con su magia.
En el Salón es posible entretenerse un poco y charlar con los parroquianos si se les paga alguna copa. Si alguien quiere tomar algo: una bebida sin alcohol cuesta 1 CR, una cerveza 2 CR, y el mejor whisky de la casa 5 CR.
La probabilidad de enterarse de rumores (incluyendo el mejor camino para llegar a Santa Fe, distancia y demás información) en el Salón en este turno se calculará en base al carisma del personaje que lo intente y de lo que se gaste en invitar a los parroquianos a bebidas alcohólicas.
Nota adicional: Bueno más o menos creo que ya sabéis lo que espero de vosotros en un turno, sobretodo que esté bien escrito, sea interesante, esté bien y profundice en el desarrollo de la personalidad de vuestro personaje, ese ser imaginario al que interpretáis en la partida.
Algunas sugerencias:
DarkMaste.
ALEXA: RIFTS: TURNO 7:
El cansancio era demoledor, pero Alexa tenía la sensación de que aún quedaba algo por hacer. Aún no habían registrado el interior de la posta y ella tenía la impresión de que podría haber cadáveres dentro.
Su espíritu no estaba tranquilo y supuso que era porque el lugar aún no estaba en paz. Apenas comió algo, pero se obligó a esperar al resto. El combate había sido duro y se merecían un descanso. Cuando terminaron de comer planteo sus ideas al resto:
- Aunque sé que estáis cansados, creo que deberíamos mirar en el interior de la posta. Tengo un presentimiento al respecto y creo que en su interior podrían encontrarse los restos de las víctimas de esos saurios. Eso por no hablar de que eran una pareja, por lo que podría haber una nidada.
- Estoy seguro que puede esperar a mañana. - Arlec no parecía más que interesado en arrancar un par de dientes al saurio.
- Estoy de acuerdo, deberíamos mirar, tal vez haya algo interesante dentro. - El que hablaba era Halberd. Alexa se acordó entonces de donde le había visto, él también había ido a la universidad con ella y Muxu.
- ¿Qué dices Muxu, vienes? - Alexa intuyó que lo haría, sabía que a Muxu tampoco le gustaba la idea de abandonar unos cadáveres sin sepultura.
- Está bien, además es posible que encontremos algo de valor. - Aquellas palabras parecieron llamar la atención de Arlec que decidió unirse al grupo en el último momento.
- Yo también voy. - El Juicer, parecía dispuesto a levantarse.
- ¿Pero qué crees que estás haciendo? - Alexa estaba sorprendida por la ausencia de sentido común de Goldman. - Necesitas descansar para curarte. Maximus, asegúrate de que no se mueva. Si Vicky empeora no tienes más que llamarme. De todos modos, la he estabilizado y debería estar mejor para mañana.
Alexa se entretuvo un par de minutos dando instrucciones a Maximus antes de que el resto la llamasen. Dudó unos instantes antes de dejar a sus pacientes aunque sabía que Maximus cuidaría bien de ellos y luego siguió a sus compañeros al interior de la posta. El olor de la putrefacción inundó sus fosas nasales antes incluso de entrar. Quedó aturdida unos instantes y su estómago se revolvió ante la visión de los diversos restos de ganado y personas en el interior del patio entorno a un gigantesco nido.
Algo no encajaba en aquel lugar. Durante el camino habían encontrado huesos triturados de animales y aquí, los restos estaban en unas condiciones bastante mejores.
Se centró en lo que tenían que hacer, localizar las crías, pero por más que buscaron no lograron encontrar nada. Tan sólo restaba mirar en el interior del viejo edificio. Entraron cautelosamente, pues no sabían que podían encontrar en el interior. La presencia de cadáveres en el interior sorprendió algo a Alexa ya que no pensaba que los saurios hubiesen entrado. Al llegar a la cocina, sus sospechas se vieron confirmadas al encontrar unos cadáveres mutilados. Aquello no podían haberlo hecho los rex. Los reptiles se hubiesen comido a esos pobres desgraciados, aquello debía de ser obra de algún ser inteligente, pero no podía imaginar el motivo por el cual alguien pudiese realizar semejante atrocidad.
Percibió el nerviosismo de sus compañeros antes de ver su motivo. Algún tipo de presencia danzaba entre las sombras para desaparecer justo cuando intentaban ver qué era. La sensación que había tenido antes de que el lugar no se hallaba en paz se acrecentó. Tenía que saber lo que había pasado allí. Sin pararse a meditar las consecuencias, entregó su arma a Muxu y le pidió que vigilase. Sin mediar más palabras, Alexa expandió su conciencia y abrió su mente a cualquier sensación proveniente del exterior.
Las voces llegaron hasta ella en un principio distantes, pero luego ganaron fuerza para convertirse en un alarido que reclamaba la paz. Alexa centró sus pensamientos y trató de calmar a los espíritus para saber cómo terminar con su dolor.
[Les pregunto quién les atacó y lo que saben porque sospecho que no solo lo hicieron los rex. Los saurios no mutilarían a sus víctimas ni cabrían bien en el interior del edificio.]
No era consciente de cuanto tiempo había permanecido en trance, pero cuando acabó tenía una idea bastante clara de lo que debía hacer para que los espíritus pudiesen descansar. Debían enterrar sus cuerpos debidamente y ella se aseguraría de que así fuese. Halberd y Arlec bajaron del piso de arriba. No parecían muy entusiasmados con la idea de ponerse a reunir los restos de los cadáveres, pero tampoco se opusieron así que comenzaron a rebuscar en el edificio.
Pasada una media hora, Halberd les llamó para mostrarles una trampilla que descendía a lo que debía ser un sótano. Arlec parecía muy excitado ante la posibilidad de que hubiese algo de valor. Bajó lentamente para no resbalar manteniendo en alto su linterna. El lugar parecía un garaje y en el centro podía verse con claridad un flamante coche rojo. Alexa se preguntó cómo era posible que estuviese limpio.
Ante la insistencia de sus compañeros intentó abrirlo con sus ganzúas, pero no logró forzar su cerradura. El petardo que estalló en su mano, aunque inofensivo, corroboró lo que Muxu había dicho acerca de un encantamiento menor. Aquello pareció activar alguna especie de sistema del coche, tal vez un ordenador o algo así que pidió una clave de acceso. ¿Quién rayos era el tipo que aparecía en el cristal delantero? Y luego dirán que los hombres no se identifican con su coche. Je, je, je...
Tras registrar entre todos el garaje encontraron algunas cosas útiles. Arlec había encontrado una caja de herramientas y un par de armaduras cubiertas de polvo, no obstante, estaba claro que aún eran funcionales, incluso para ella. Por su parte, Halberd encontró un par de palas y raciones. Alexa se acercó y olfateó la comida, parecía en buen estado así que apartó a las cucarachas y la guardó en una bolsa.
Muxu a su espalda hurgaba en un armario y tras soltar un pequeño gritito al ver
salir de él unas cucarachas extrajo de él una vibro espada y un rifle con seis cargadores. Era un hallazgo, pero la atención de Alexa estaba puesta en la parte superior del armario. Subiéndose sobre una banqueta alcanzó la caja que había visto. al abrirla comprobó que había dinero. Sin pararse a contarlo, guardó la caja en su bolsa y siguió buscando algo rescatable. Tras revolver un poco el lugar encontró una mochila (lo que le venía muy bien porque su bolsa empezaba a llenarse) y un equipo de primeros auxilios aún en buen estado.
Detrás suyo escuchó a Halberd bastante feliz por haber dado con la pasword del coche, sin duda les vendría bien para llegar antes a Santa Fe. El coche estaba en perfecto estado y Halberd lo sacó al exterior a través de una trampilla que abrió Muxu.
De todos modos aún tenían un importante trabajo por hacer, enterrar a los muertos. Maximus y Halberd cavaron las fosas mientras el resto reunía los últimos restos de los desafortunados inquilinos de la posta. Después de enterrarlos y señalar el lugar con unos maderos, Maximus se ofreció a oficiar una breve ceremonia por los caídos.
Alexa se relajó al percibir que los espíritus se elevaban al cielo y abandonaban el lugar, habían alcanzado el descanso y la zona por fin se encontraba en paz.
[Nota: la caja del dinero, está en mi bolsa mientras duermo y uso la bolsa de almohada.]
La noche pasó con rapidez y Vicky se despidió de ellos a la mañana siguiente. Antes de que se marchase, Alexa se aseguró de que los vendajes estaban en su sitio y que podría llegar sin problemas a DarkGate. Luego atendió las heridas de Goldman.
(Uso cirugía psi o curación para que se recupere con más rapidez).
Por último, sacó la caja con el dinero y se la mostró al resto. Ella opinaba que, puesto que la habían ganado entre todos debían compartirlo.
(Apuesto que ya pensabais que me lo quedaría.)
Respecto a la idea de Golman de formar un fondo común, ella creía que se podía formar, pero sólo con lo que encontrasen entre todos. A fin de cuentas cada cuál tenía sus cosas y no tenían porque compartir todo.
Habló algo durante el desayuno con Goldman, mientras atendía sus heridas. ¿Por qué había decidido seguirles? ¿Cuales eran sus motivaciones? El Juicer era un misterio. Por su parte le explicó el motivo por el que viajaban a Santa Fe.
Antes de que tuvieran tiempo para abandonar la posta, un tipo de aspecto extraño se acercó a ellos en una moto de diseño arcaico. El tipo tenía su calva llena de relucientes implantes craneales y tenía una mirada en la que se traslucía la demencia. Por un momento, al ver su expresión de desencanto ante el saurio muerto, Alexa pensó que era un cazarrecompensas, pero en cuanto habló, Alexa comprendió que era el bastardo que había mutilado los cadáveres del interior de la posta. Sin embargo, antes de que le diera tiempo a reaccionar (y dispararle) el jodido cabrón se movió a una velocidad sorprendente para un humano y se largó en su moto. Alexa lo miro alejarse maldiciendo no haber sido más rápida.
La presencia de aquel individuo verificaba sus sospechas de que los saurios no eran los únicos causantes de la destrucción de la zona.
¿Que había dicho el tipejo repugnante? ¿La banda del cuchillo rojo? Sin duda esos eran los causantes de todo aquello. Tendría que intentar averiguar algo sobre ellos. Por su parte les comentó sus sospechas a sus compañeros, algo no encajaba.
En cuanto a lo encontrado en la posta, el coche y el dinero deberían compartirlos. Alexa creía que una de las dos armaduras, debería quedársela el Juicer, que había perdido la suya. La otra, si Halberd podía hacer un apaño podía quedársela él, si no se podía arreglar para su tamaño, lo mejor era venderla. En cuanto al rifle y la espada, bien, que se los quedase quien supiese usarlos. Si nadie sabía, lo mejor era venderlos. Por último, las raciones podían compartirlas y el botiquín lo guardaría ella.
Lo encontrado no tenía demasiado interés para ella, salvo tal vez el dinero, así que no se mezcló mucho en la discusión por el reparto. Si por ella fuese, lo vendería todo menos el coche, pero sabía que el resto querrían quedarse con el mejor equipo. En cualquier caso pidió quedarse con uno de los seis cargadores, que valían una pasta. (Sólo valen para el rifle ¿no?)
Alexa se alegró de que su yegua no tuviese que cargar ya con Arlec. No podía viajar tan rápido como el resto en el coche, pero se fiaba más de la yegua que de Arlec. Además no pensaba abandonar el animal en aquel lugar. Compadeció a Muxu porque ahora ella tendría que aguantar a Arlec.
Cuando pararon para comer, Alexa estaba muerta de hambre. El desagradable incidente de la noche pasada, había evitado que cenase y desayunase lo suficiente. Aprovecharon la comida para hablar entre ellos, ya que no se conocían demasiado. Alexa aprovechó el descanso para atender las heridas del Juicer, que no parecía prestarles demasiada atención.
(Sigo usando mis habilidades de curación con él para que se cure más rápido).
Alexa se preguntó qué clase de drogas tomaba para ignorar por completo el dolor que debían producirle sus heridas. No estaba segura de que eso fuese bueno para el cuerpo humano.
La arena y el polvo del desierto dificultaban que la yegua avanzase. Alexa intentó animar al pobre animal para que continuase la marcha, no quería retrasar al resto. A lo lejos vio que el grupo se detenía, pero no podía ver el motivo. Por otro lado, no estaba tan lejos como para que la estuviesen esperando. Cuando se acercó, pudo comprobar que estaban "hablando" con una extraña criatura con aspecto de cactus.
- Halberd: ¡Qué criatura más curiosa!
Alexa utilizó su poder de Ver el Aura sobre Chupux, el hombre cactus, y dijo: - No detecto maldad en él. -
Chupux se asustó e intentó huir, pero Alexa se interpuso en su camino
poniendo la yegua ante él.
- Arlec: Hay que matar a ese monstruo asqueroso. - Alexa lo miro con incredulidad, no era el más apropiado para decir aquello.
- Maximus: Tranquilo.
- Goldman: Podría pisarlo con el coche. - Alexa pensó que tal vez las heridas hubiesen afectado realmente al Juicer para tomar en consideración la propuesta de Arlec.
- Maximus: ¡Quietos todos!
- Alexa: No pensaba moverme. - Alexa sonrió al decirlo.
- Muxu: ¡Dejaos de decir gilipolleces!
- Maximus: ¡Que nadie ose tocarle!
- Halberd: ¡No le hagáis nada, es una criatura fascinante!-
Ni que fuera un espécimen, pensó Alexa. Es raro, pero hay muchas cosas
raras desde que se abrieron las Grietas.
- Alexa: No detecto potencial mágico en él. - Alexa siguió examinando su aura.
- Muxu: Es cierto, no lleva nada mágico. - Alexa sabía que Muxu estaba usando su poder para percibir la magia.
- Arlec: ¿Qué chorradas estáis diciendo? - Estaba claro que Arlec no había escuchado nada de lo que habían dicho.
- Goldman: ¡Chitón!
- Halberd: ¡Hablas el lenguaje de mi raza! ¡Es prodigioso! -
- Alexa: No, es telepatía. Detecto en él un pequeño potencial psíquico. Es un psiónico menor. - En cierto modo sintió sacar al enano de su error, se le veía emocionado. Sus labios se curvaron levemente.
- Muxu: Ah, ¡pues entonces que se una al grupo! - ¿Y eso? Podría ser un nativo sin ganas de aventura. Lo único que sabían era que no era malvado.
- Arlec: ¡Ni hablar! ¡Yo con esa cosa no voy! - A ese paso, Arlec convencerá al resto de que el extraño ser se una al grupo. Alexa se cubrió la boca para ocultar una risita.
- Chupux: Transmite a todos: “No soy una cosa, ¡me llamo Chupux! Soy un hombre-cactus.
- Maximus: Chupux, ¿te unes a nosotros? -
¿Y por qué iba a querer unirse? Ni siquiera sabe quiénes somos o qué queremos.
- Chupux dirigiéndose a Maximus: “Tú amigo, gracias”.
- Goldman: Calla Arlec, deja que decidan los demás, no tienes nada que decir. - Y aún así había hecho el mejor alegato de todos para que se uniese al grupo. Si yo fuera Chupux me uniría solo para molestarle. Je, je.
- Arlec: Maximus eres demasiado compasivo.
- Maximus: ¡Todo el mundo callado! - Alexa arqueó una ceja. ¿Con qué derecho les estaba dando órdenes?
- Arlec: ¡Fíjate en las ventosas de sus dedos! ¿Y si nos chupa el agua de noche? ¡Podría ser un vampiro de agua!
- Alexa: Menuda imaginación que tienes. Deja ya de quejarte, tu eres un baboso y yo no puse tantas pegas para que tu entrases. - Por un momento Alexa temió que Arlec le soltase un guantazo, pero se limitó a mirarla con expresión de cabreo.
- Maximus: A ver, se votará. ¡Callaos todos! Vamos a votar, la mayoría decidirá.
- Halberd: Fascinante, fascinante.
- Maximus: Y se acatará esa decisión, sea la que sea. Yo voto a que nos acompañe. ¿Los demás?
Todo el mundo se queda en silencio unos cuantos segundos.
- Alexa: Yo no tengo problemas en que se una al grupo si eso es lo que él quiere. -Alexa sonrió a chupux.
- Muxu: Por mí vale, aunque ¿no será peligroso? - Alexa pensó que si lo fuese ya se habrían enterado.
- Arlec: ¡Yo voto porque le matemos ahora mismo! - Alexa miró divertida a Arlec, parecía no haberse dado cuenta de que entraría de todos modos.
- Halberd: Puede ser interesante, que se quede.
- Goldman: Parece un debilucho, pero haced lo que queráis, yo me abstengo.
- Maximus: De acuerdo pues, parece que se quedará. - Alexa se preguntó si la opinión del pobre Chupux contaría para algo en este asunto. A fin de cuentas él no había dicho que quisiese acompañarles. - ¿Quieres venir Chupux?
- Chupux le transmite a Maximus: “Arlec me da miedo, malo con Chupux, mira con ira”.
- Maximus: Chupux, tranquilo, hemos quedado en que se acatará la decisión de la mayoría.
Parecía que la situación estaba resuelta. Acompañaron a Chupux a recoger sus cosas y aprovecharon para descansar algo en su granja. A la hora de viajar Chupux dijo que no quería ir en el coche (en cierto modo comprensible) y Alexa le dijo que no podía viajar en la yegua. Chupux tenía pichos y para el pobre animal sería un suplicio, como en seguida dejo claro. Por su parte Alexa se cuidaría de evitar el contacto con Chupux, sus espinas podían ser dolorosas.
En el corto trayecto al pueblo de Santo Tomás, Chupux les informó de lo que sabía sobre la zona. Una vez allí tuvieron que dejar armas y vehículos en un garaje. Alexa se encargó de que su fiel yegua estuviese bien atendida y después se reunió con el resto. Maximus había hablado con un tipo que se ofrecía a reparar su armadura por 20.000 cr.
El dinero que habían conseguido les iba a durar muy poco. Alexa y Muxu encontraron una tienda que vendía armaduras hechas con piel de saurio.
Si lo hubiese sabido habría arrancado parte de la piel al rex para venderla. ¿Cuánto valdrían?
[La pregunta no es retorica, espero una respuesta del master.]
La reparación del arma de Muxu costaba 1000 cr. más por lo que Alexa se planteó la posibilidad de vender alguno de los cargadores del rifle que Muxu había encontrado. Si conseguían la mitad de lo que costaban, con vender un par podrían comprar equipo de
acampada, pagar la reparación y cubrir el resto de gastos normales.
Se reunieron en un bar para decidir que iban a hacer. Alguien comentó que deberían poner un nombre a su grupo de aventureros y elegir un jefe. ¿Un nombre? De escoger alguno debería hacer referencia a lo que eran, pero por otro lado Alexa preferiría algo corto. La compañía afortunada o algo así tendría un pase. No podía negarse que suerte sí que tenían.
Pero lo que realmente molestaba a Alexa no era el nombre, le daba igual cual fuese, le molestaba que tuviese que haber un jefe. ¿Por qué tenía que haber alguien que mandase? Ahora eran siete, no hacía falta desempatar en la votaciones y la opinión de uno valía tanto como la de cualquier otro. Alexa se negaba de plano a que hubiese un líder que decidiese por ella o le dijese lo que tenía que hacer. No pensaba
aceptar algo semejante igual que no pensaba decirle a nadie lo que tenía que hacer.
PD: Si voy a investigar algo, primero, no me quedo sola nunca.
Segundo, intento no parecer muy interesada.
Tercero, el tema más interesante para investigar es la banda de los cuchillos sangrientos y lo que se sepa sobre la chica desaparecida de Santa Fe (Aunque sospecho que la banda está detrás de su desaparición).
Chupux: Rifts: Turno 7:
Estoy muy contento, al parecer, mis nuevos compañeros les he caído simpático y eso me gusta, jamás volveré a estar solo. Todavía no confío plenamente en todos mis nuevos compañeros, aunque espero que con el tiempo esa desconfianza se torne amistad plena.
Halberd es un ser excepcional, no sabia que los humanos pudieran ser así, yo creía que casi todos eran unos seres despreciables... pero me equivocaba... Halberd me cae bien, creo que él siente tanta curiosidad hacia mí, como yo hacia él. Espero que pueda explicarme como se mueve el nuevo mundo que aparece ante mis atónitos ojos.
Maximus es caso aparte, confío en él, de hecho ya me ha demostrado que quiere protegerme. Aunque exteriormente parezca un ser duro e insensible, por dentro es una persona noble en la que se puede confiar...
Alexa me aceptó desde un principio, pero me parece que está mas interesada en conseguir aliados que le sean útiles que en conocer realmente a los que la rodean. No me gustan los magos... la magia corrompe a aquellas personas que la utilizan... ¿Cuántas historias conozco de magos que se dejaron seducir por el poder que la magia les ofrecía?... Posiblemente cientos de ellas... Por su bien y el nuestro espero que eso no le ocurra a ella.
A Muxu parece que no le he caído demasiado bien, tal vez sea por mi aspecto, no lo sé... todos los humanos son distintos, pero los magos, no... espero que este grupo no se vea influenciado por estos seres, que continuamente se sienten tentados a adquirir poderes que escapan a su conocimiento y control... la magia es una poderosa arma, pero de doble filo. En cuanto supo que yo tenía ciertos poderes, se apresuró a defenderme, si no los hubiese tenido, tal vez se habría unido a Goldman en su afán por pillarme con el coche y a Arlec pues citándole en palabras textuales: “Hay que matar a ese monstruo asqueroso”.
Con respecto a Arlec y Goldman, no tengo mucho que decir, sólo que como todos los necios humanoides con los que me he topado a lo largo de mi vida, temen lo que no comprenden... por eso me gusta Halberd. Ellos sin embargo, cuando hay algo que no comprenden intentan destruirlo. En vez de aunar esfuerzos para el obtener el conocimiento de los increíbles misterios que componen este mundo, cuando descubren algo que no entienden... Es una lastima que la mayoría de los humanos sean así, pero hay que comprender que son guerreros y su mentalidad es un poco cerrada con respecto a abrirse con otras culturas... Supongo que estar siempre luchando contra todo, llega a crear graves problemas de desconfianza en la buenas intenciones de las personas, y al final, como siempre pagan los inocentes... Deseo que cuando me conozcan en verdad, me respeten como uno más del grupo. Por si acaso no me acerco de momento demasiado a ellos... La verdad es que no me gustaría quedarme solo con ellos en un callejón oscuro...
Durante la noche que pasamos en el oasis, me dedico a recoger mis enseres, los empaqueto y ordeno perfectamente, guardándolos en las alforjas que me dejó mi mejor amigo... de hecho, el único amigo que he tenido. Cuando termino de guardarlo, me dirijo a mi “cocina” y preparo un guisote de verduras, creo que a mis nuevos compañeros, y sobre a todos los heridos, le vendrá bien una buena comida caliente. Al parecer Arlec y Goldman no tienen demasiado apetito... Desagradecidos... Cuando terminamos de comer, preparo la choza lo mejor posible, y dejo que los heridos pasen a descansar en cuanto estimen oportuno. Me siento junto a los demás y espero a ver cuales son sus planes... Pregunto: “¿Alguien me puede decir hacia donde nos dirigimos?..."
En cuanto sepa a donde, la siguiente pregunta es: “Qué tenemos que hacer allí?"
Espero a que se terminen de tratar los asuntos importantes del grupo, cuando se hayan terminado, le comento a Halberd si tiene interés en escuchar la historia de mi vida, ya que al parecer le parezco algo fascinante...
Empiezo mi relato:
Nací en una familia de colonos “hombres-cactus”, aunque en realidad no somos cactus, sino que, el nombre real de mi raza es impronunciable para los humanos, Clszymllxbrrxxyfwrr. Somos de color verde cactus y tenemos como podéis apreciar, diversos bultos y protrusiones espinosas que nos hacen parecernos a los cactus terrestres, pero hay que tener en cuenta que no somos cactus. Algunos de los bultos de la cabeza son ojos (típicamente tres o cuatro, todos en el lado frontal). Tenemos espinas en los lados de la cabeza ancha que son semejantes a pelo y los machos además tenemos hojas a modo de pelo. Los machos adultos desarrollamos una estructura en la cara similar a una falsa boca sonriente con dientes grandes. Tenemos dos brazos, manos, piernas y pies, tienen tres largos dedos (estilo zarcillos vegetales) y un pulgar, todos con succionadores al final.
Necesitamos mucha luz solar y comer verduras verdes crudas y frescas para sobrevivir, la explicación de que sepa cocinar y otras muchas más cosas que iréis descubriendo poco a poco, vendrá un poco más tarde. No puedo comer hojas de árboles ni hierba, es asqueroso y da digestiones muy pesadas, mi organismo no lo soporta. Jamás comemos carne y no me gustan los animales ni como mascotas. Solemos ser pacíficos y reservados, silenciosos que buscan pasar desapercibidos, pero en mi caso eso no es del todo cierto... Vivimos a la intemperie, y usamos los edificios sólo para resguardarnos de depredadores y las peores tormentas.
Andamos de manera graciosa y fluida, por lo menos yo, intentando hacer el mínimo ruido posible al andar, como si intentara andar de puntillas, todo el rato, pero apoyando toda la superficie del pie, creo que años de esconderme de los traficantes de esclavos y bandidos que pululan por este desierto han modificado mis hábitos de locomoción... Intento pasar desapercibido, y suelo hablar de forma tranquila y pausada... como dando tiempo a que la gente se acostumbre, a conversar por telepatía...
Como dije antes en mi caso, no es cierto que sea un buen samaritano, he sufrido mucho a causa de los humanos, demasiado en mi opinión... Recuerdo, el día en que asesinaron a mi familia, como si hubiese ocurrido ayer...
Nos encontrábamos en los lindes del gran desierto, en la zona donde el desierto todavía es rocoso y se puede avanzar con relativa facilidad. Pues bien, avanzábamos lentamente en el camión de padre, lentamente, para evitar que el motor del aquel viejo trasto se negara a seguir funcionando... nos marchábamos de nuestra antigua casa, ya que los bandidos de la zona habían empezado a volverse demasiado activos... La mañana transcurría tranquila, el sol del desierto apretaba con fuerza, como siempre. Cuando a lo lejos empezaron a divisarse oscuras nubes de tormenta, como si fuera un presagio de algo malo.
De improviso, oímos un extraño crujido y el viejo roña (así llamábamos al camión de mi padre) se paró en seco, dando un frenazo que nos dejó a todos conmocionados. Papá bajó del camión para ver que pasaba, cuando de repente... nos ordenó que bajásemos del camión, ya que una piedra había golpeado la transmisión y el eje, además estaba roto y tenían que repararlo. Mientras mis dos hermanos mayores y mi padre reparaban el camión, mi madre, mi hermana Kat y yo (el más pequeño de todos) preparamos el refugio, ya que una de las peores tormentas que recuerdo estaba a punto de tener lugar...
Esa noche llovió como nunca, el terreno arenoso absorbió el agua rápidamente, hasta que se saturó y empezó a formarse una charca, menos mal que estábamos en una colina y el agua no nos llegaba. Al principio sólo caían unas gotas... mi padre y mi hermano mayor Ted (en el lenguaje humano), salieron a darse una vuelta y a ponerle la lona al viejo roña, ya que tanta agua, podría hacer que se oxidara más... si eso era posible... Tardaban mucho en volver, y cada vez llovía más fuerte... estábamos realmente muy preocupados por ellos, así que mi hermano Vince, salió a buscarlos... Al asomarse fuera de la tienda, sentí algo, algo que no me gustó nada, y salté sobre mi hermano, un zumbido que cortaba el aire, junto a una extraña luz brillante, atravesó la tienda y le golpeó en una pierna, el dolor era insoportable. Otro zumbido y mi hermana Kat cayó al suelo, herida de muerte... El cuerpo sin vida cayó al suelo como una pesada losa y los gritos telepáticos de histeria de mi madre aún resuenan hoy en mi cabeza durante mis peores pesadillas. Madre se desmayó y mi hermano Vince me dijo que corriera todo lo que pudiera y que no mirara atrás... una dura lucha se llevó a cabo, luces brillaban por todos lados, yo me tiré al suelo y empecé a gatear para evitar las luces. Jamás supe nada más de mi familia... Seguí avanzando a rastras y me topé con un cuerpo que aún se movía, aunque mortalmente herido, era uno de los de vuestra especie, un bandolero cuya sonrisa burlona no la olvidaré jamás... Intentó avisar a sus compañeros, pero me aferré con todas mis fuerzas a su cuello y dejó de moverse. Tenía unas extrañas marcas por todo el cuerpo...
Conseguí huir... pero el precio fue demasiado caro. Perdí a toda mi familia, y eso es más de lo que un “hombre-cactus” puede soportar, por muy pacifistas que seamos...
Deambulé por el desierto, aproximadamente una semana sin comida ni agua... cuando me encontraba al limite de mis fuerzas encontré este “oasis”, en el que vivo desde entonces, he tenido muy poco trato con las gentes de estos parajes... en realidad sólo he tratado con un par de seres humanos, además de vosotros.
El primer encuentro que tuve con humanos fue bastante extraño... Andaba deambulando por el desierto cerca del camino de los comerciantes, cuando vi un extraño ser ataviado una túnica extraña y un sombrero no menos extraño de ala ancha en forma de capirucho caído, estaba pensativo, sentado sobre una roca, mirando de un lado a otro... parecía desorientado... De repente se levantó de un salto y emprendió la marcha... algo se cayo de uno de sus bolsillos (un extraño cristal de color rojizo, que al tocarlo llenó mi cabeza de ideas... y de conocimientos... así fue como aprendí a cocinar y a hacer la mayoría de las cosas que sé hacer... Aquel extraño ser se paró de nuevo en seco, se palpó el bolsillo, y se quitó aquel extraño sombrero, dejando al viento una extensa melena gris que le llegaba hasta la mitad de la espalda... me alejé todo lo que pude, para cuando se dio cuenta de donde se le había caído, yo estaba ya muy lejos... jamás he vuelto a saber nada de aquel extraño...
No sabéis la de cosas que encuentra uno por el desierto, sobre todo cerca de los caminos por los que pasan las caravanas.
Aspiro aire lentamente y prosigo mi relato:
Una vez tuve un amigo... en realidad durante el corto periodo de tiempo que estuvimos juntos fue como un padre para mí. Os lo contaré si os parece bien... pues como iba diciendo... (tomo un trago de agua y prosigo)... En una ocasión, mientras deambulaba sin rumbo fijo por el desierto, avisté a lo lejos una figura que me parecía terroríficamente familiar. Me quité la ropa, para evitar que me viesen y lentamente me fui acercando con sigilo y muchísimo cuidado, cuando llegué a una altura prudencial, vi una figura humana (de hecho, de la raza humana solo había conocido a los asesinos de mi familia), tendida en el suelo exhausta y con una mula moribunda junto a él. No sabía qué hacer con aquel ser... si dejarlo a su suerte o echarle una mano. De repente, sentí una sensación de miedo, aquel horrible ser estaba más asustado de mí, que yo de él. Comprendí que en semejante estado no era una amenaza, en su mente no había maldad, por lo que decidí ayudarle.
Busqué algo que darle de beber, un poco de agua que suelo llevar para casos de emergencia (no hay mucha). Aquel extraño ser resultó ser un famoso pistolero, un gunfighter... aunque conseguí mantenerle con vida, sus heridas tenían muy mal aspecto, él sabía que iba a morir lentamente, por lo que se afanó en buscarse un "heredero", yo. El entrenamiento fue muy duro, él no descansaba, ni yo tampoco. A los dos meses de nuestro primer encuentro falleció, durante esos dos meses, me pareció recobrar a mi padre. Pero nuevamente me quedé solo... de él solo tengo su sombrero, el rifle, las alforjas y esta pistola, que no sé usar, pero le tengo especial cariño...
Bueno... tal vez estéis cansados... mañana tenemos que levantarnos temprano, así que descansad... yo voy a dormir... mañana os contaré lo que sé sobre Santo Tomás... si os parece bien...
(En realidad, no dormí en toda la noche, por si a Arlec o Goldman tenían la genial idea de liquidarme mientras dormía).
Me levanto antes del alba, para recoger mis cacharros, me dirijo a donde descansa Maximus... le despierto con calma, para que no se sobresalte y le comunico que cuando deseen podemos emprender la marcha... Le preparo a Goldman un caldo de hierbas para que se lo tome por el camino... lo más probable es que no quiera tomárselo, pero espero que agradezca el gesto y deje de mirarme con cara de pocos amigos...
Todos se despiertan poco a poco, yo me quito la ropa para tomar mi dosis diaria de sol, y mientras ellos recogen sus cosas, desayuno una suculenta berenjena acompañada de un refrescante vaso de agua de “mi” oasis... Los problemas llegan cuando vamos a emprender la marcha... me comentan que me meta en esa monstruosidad roja, por supuesto me niego en rotundo... mientras discutimos, el caballo de Alexa, intenta morderme, pero lo esquivo casi en el ultimo segundo, menos más que tengo buenos reflejos, si no el bicho me pega un bocao... Se la tengo jurada... un día de estos de estos se arrepentirá de lo ha intentado hacer... Le pido a Alexa que mantenga a su jamelgo lejos de mí, que no me gustan los bichos, sobre todo si intentan morderme...
Acordamos que me llevarán algunas cosas... me quedo con el sombrero, la pistola y el rifle, lo demás lo dejo en el maletero del coche... ya que aunque les tengo cariño, no tanto como a los recuerdos de mi amigo James McMardil, el mejor amigo que un Clszymllxbrrxxyfwrr puede tener.
Salgo el primero, ya que soy el que mejor conoce la zona, haré de guía... Mientras vamos en dirección a Santo Tomás, informo a mis compañeros de lo que sé acerca de Santo Tomás...
Santo Tomás de Aquino fue fundado hace menos de cien años por el aventurero James West (supuestamente el padre o el abuelo del legendario pistolero Iron West, el héroe de DarkGate), cerca de las ruinas de una ciudad de antes de las Grietas. Las ruinas resultaron ser ricas en restos arqueológicos (especialmente libros, películas y música), cuya reproducción y comercialización es la principal fuente de ingresos de la ciudad o pueblo (la población aproximada es de unos 4000 habitantes, se puede considerar grande para este territorio) El pueblo es autosuficiente gracias a la agricultura, pero la tierra es seca y poco fértil, por lo que los habitantes serían muy pobres si sólo dependieran de los campos.
Al mediodía llegamos frente a la empalizada de Santo Tomás, nos paran los guardias de la entrada. Arlec y Goldman salen a la carrera y se dirigen hacia los guardias, parece que se conocen... al fin y al cabo parece que ellos también son sociables... jejeje (menos mal).
Los guardias nos dan paso a la ciudad, pero tenemos que dejar nuestras armas y armaduras en el garaje, junto a la entrada del pueblo, no me hace demasiada gracia... pero son las normas... y donde fueres, haz lo que vieres... así que...
La ciudad es muy ruidosa, las calles están llenas de gente que circula de un lado para otro, me siento muy aturdido, tanta gente hablando a la vez me hace sentir raro... acostumbrado a la soledad y de que la única voz que suene sea la mía... Jamás podría haberme imaginado que un pueblo, fuera así, tan lleno de vida... Por el cristal conocía de la existencia de estos lugares, pero nunca había visto ninguno, ahora podré comprobar si lo que sé realmente es cierto, damos una vuelta alrededor del pueblo, las calles de la ciudad son una extraña mezcla de estilos, lo que me resulta realmente fascinante, ya que puedo comprobar si todo lo que sé es cierto... Debo parecer más nervioso que cuando Halberd me “escuchó” hablar, no consigo salir de mi asombro, las calles empedradas al estilo medieval y numerosos locales de estilo medieval, casas de dos plantas, realizadas casi en su totalidad con mampuestos de piedra, el conjunto se halla dimensionado y estructurado por una serie de vigas de madera, tanto por vigas riostras, como por vigas en voladizo de un grosor suficiente que le confieren al conjunto una estabilidad estructural bastante aceptable junto a otros más propiamente del estilo Nuevo Oeste.
Cuando entramos en el barrio de los comerciantes, me siento extremadamente nervioso, todo es nuevo para mí, sé lo que es cada cosa, los comerciantes, el dinero, la gente que viene y va... Pero a pesar de tener conocimiento previo sobre estos lugares, es la primera vez que estoy en un sitio como este... es la primera vez que siento un lugar tan lleno de vida... Me parece como si hubiese estado viviendo dentro de una esfera que me aislaba del mundo exterior, por fin me siento vivo... Pululo por todas las tiendas... mirando y observando e intentando enterarme de todo lo posible, mi curiosidad es como un volcán que acaba de explotar, necesito saber... Paso un buen rato, mirando en las tiendas, acompañando al que vaya a comprar algo... El edificio más prominente es la Universidad de Santo Tomás y su Biblioteca, que además de ser un lugar de estudio es también la sede de gobierno (en lugar de un Ayuntamiento), hacia ese edificio me dirijo, con el fin de conseguir alguna información referente a Santa Fe... Pero cual es mi sorpresa al descubrir que toda la información la guardan en unas cajas con muchos botones y en trozos de papel, con extraños símbolos, los cuales no puedo entender. Muy defraudado, salgo de la biblioteca, tras mis pasos escucho los cotilleos y murmuraciones de la gente, pero a mí no me importa, de todas maneras ellos sí que son feos y tienen pintas raras...
Al pasar, por el Cuartel de la Guardia Mercenaria, le comento a Maximus que tal vez Arlec debería darse una vuelta por ahí, a ver si consigue averiguar algo...
Por ultimo, me dirijo al salón, cuyo bucólico interior, me recuerda relatos de famosos pistoleros y jugadores de cartas... el interior discretamente decorado con maderas nobles y motivos relacionados con el póker, hace destacar las iluminadas mesas de juego con su característico tapete verde, sobre las cuales, los colonos se juegan sus esperanzas y las de sus familias... Una mano con suerte y se les acabaron los problemas económicos durante una temporada, pero, la suerte no favorece a los necios, y la mayoría de ellos tiene que volver a su casa, más pobres de lo que en principio salieron... El ambiente está cargado y el olor a cigarrillos y puros me da nauseas, jamás podré acostumbrarme a este hedor... No me alejo demasiado de mis compañeros, no vaya a ser que me meta en un lío, y no está el horno para bollos... En cualquier caso, pido a alguno de mis compañeros un par de créditos, a ver si consigo que alguna persona de buena voluntad un poco más ebria de lo normal, me cuente algo de utilidad.
Al anochecer, cuando nos reunamos todos, les explico mis averiguaciones y escucho atentamente lo que mis compañeros tengan que decir... Dormiré en la habitación de alguien en el suelo, ya que no tengo créditos con los que pagarme mi propia habitación, espero que haya alguien a quien no le importe...
CHUPUX.
HALBERD: RIFTS: TURNO 7:
Tras el combate, entro con Arlec en la posta para explorarla (antes de entrar, veo que coge los colmillos de la hembra muerta de carnosaurio, y luego voy yo detrás y quiero coger uno del macho, como recuerdo, hasta que me acuerdo de que ha sido desintegrado. Me fijo en la dura piel del bicho, y me acuerdo de un jubón de piel de toro curtida que tenía mi padre, y que usaba en su juventud cuando era herrero... creo que recortaré varios trozos grandes de piel antes de irnos, tal vez nos sea útil en un futuro. Lamentablemente, no dispongo de los medios adecuados y la piel se encuentra en muy mal estado.
Al entrar en la posta, el ambiente es opresivo, malsano, no parece haber nada vivo dentro hace mucho tiempo. Decido vigilar a Arlec, después de darme cuenta de que preferiría explorar solo (y tal vez quedarse algo que encuentre y pueda sernos de utilidad para el grupo). No sé, no sé, me parece un tipo raro, la verdad... En el piso de arriba encontramos los restos de la madre de... ¡Arlen Cabira, nada menos! Un famoso Juicer que tuve oportunidad de ver un par de veces en acción en Darkgate, hace ya muchos años, y que luego se retiró. No había vuelto a oír hablar de él hasta hoy. Así que la posada era suya, este era el reposo del guerrero, cansado de la vida de aventuras... o más bien su cuartel general, a juzgar por lo que encuentro más adelante.
Al bajar a reunir los restos de los cadáveres para darles sepultura, me fijo que entre los escombros de la cocina hay una mano de un cadáver, alguien que murió intentando alcanzar algo que no logro ver... Quito algunos escombros, y descubro una argolla en el suelo. Tiro de ella y ¡alehop! es una trampilla que desciende a un sótano que está a oscuras (pero yo, que soy enano, no tengo muchos problemas para ver bien ahí dentro...). Aunque pienso en mis compañeros y, tras avisarles de mi hallazgo, bajo y enciendo la luz. ¡Hey, menudo cochazo hay aquí abajo! Parece que el dinero no se lo gastó todo en la vieja posta, jejeje.
Veo aparecer la cara de Arlen en la ventanilla del coche, que está reluciente en medio de cuatro dedos de polvo que hay en el suelo, tiene un par de cicatrices más que la última vez que lo vi, y el moreno del desierto le sienta bien... lástima que sólo sea un holograma, vestigio de tiempos que no volverán...
Sigo buscando cosas en el sótano, encuentro dos vibropalas, algunas latas de comida, y en un fajo de viejas y amarillentas facturas creo ver algo en medio... una foto de la tumba de Arlen, con mi lupa consigo leer la fecha, me pongo delante de la puerta del coche, la digo y se abre la puerta, y efectivamente es un cochazo, por fuera y por dentro.
Mis compañeros encuentran más cosas, y cuando se abre la rampa de salida me concentro y ¡consigo arrancarlo! Seguro que con un poco de práctica puedo aprender a conducirlo, aunque prefiero que lo lleve Goldman, que conduce mucho mejor que yo.
Ayudo a Maximus a enterrar los cadáveres. Luego hago mi guardia, y duermo.
Seguimos camino, y antes de salir vemos a un tío raro con implantes en la cabeza, que parece sentir lástima por la muerte de los carnosaurios y... ¡Reconoce el coche! ¡Por las Grietas! Debe ser el que desvalijó la caja fuerte, y nombra a la banda del Cuchillo Sangriento (me fijo en que Goldman hace una mueca al oír ese nombre, durante alguna noche del viaje quiero preguntarle por qué, aunque con bastante tacto, para que vea que lo que quiero es ayudarle y no meterme en sus asuntos...) Esa banda debe ser la responsable de la carnicería y de los cadáveres que enterramos...
Creo que deberíamos escarmentarlos, para honrar su memoria y que la muerte atroz de tantos inocentes no quede impune... ahora sólo nos falta averiguar su paradero, ya que el mamón calvo ha salido disparado como si tuviera pimienta en los calzoncillos...
Grrrññ... como lo coja...
Me gustaría quedarme con la vibroespada, si a nadie más le es útil, y el kit de primeros auxilios podemos llevarlo en el coche para cuando nos haga falta, junto con todo lo demás. Creo que la propuesta de Goldman de hacer un fondo común con parte de las ganancias que encontremos por el camino es buena idea, y no me gustan mucho los fanfarroneos de Arlec ni sus aires de superioridad, aunque por la reacción del grupo es evidente que él no es el líder, yo también lo ignoro. Pienso que debemos tener cuidado de Goldman, al menos hasta que consiga contener sus ataques de ira, que nos podrían meter en algún problema –aunque algunas veces están justificados, como cuando me ha sacado a mí por la ventanilla del coche porque llevaba todo el camino practicando mis habilidades de telemecánica mientras él conducía, jejeje.
Me sorprendo mucho cuando nos encontramos a Chupux, sólo había oído rumores de la existencia de semejantes seres, es impresionante oír hablar a alguien en tu mente. Tras escuchar la historia de su vida y de lo que sabe de estas regiones, le cuento (mentalmente) cómo es Darkgate y en qué trabajo, y le pido disculpas por el comportamiento de Arlec (no tiene remedio) y por los comentarios de Goldman (es un buen tío, pero me tiene preocupado, parece un tanto apesadumbrado y no sé porqué). Parece un ser noble y honesto, espero que no encuentre problemas en Santo Tomás de Aquino.
Al llegar allí, acompaño a Maximus a ver el taller donde quiere reparar la armadura, a ver si por ser enano me pueden hacer algún descuento, y también porque quiero preguntar dónde puede haber más de los míos en el pueblo.
El jefe del taller (si no consigo convencerlo de que le rebaje algo más a Maximus), me dice que en la taberna se reúne un grupo de enanos que están de paso por aquí.
Tras reservar habitación, me doy una vuelta por la ciudad, a ver si se puede reparar el arma de Muxu.
Al caer la tarde, me acerco a la taberna y veo al grupo de enanos bebiendo y charlando... cuál no será mi sorpresa cuando veo entre ellos a Rocky Stomper, un antiguo compañero de la CARE con quien acostumbraba a intercambiar guardias y que un buen día decidió que estaba cansado de esa vida de rata de alcantarillas y se fue a buscar su fortuna en las montañas... nos saludamos, nos abrazamos y me invita a una cerveza, me presenta a sus compañeros y me cuenta que ahora trabaja de minero en una montaña 40 kms al sur de Santa Fe, buscando gemas y metales preciosos.
Dice que de momento van tirando, y que esperan encontrar un yacimiento dentro de poco. Se están tomando una semana de vacaciones, y me dice exactamente cómo puedo llegar a Santa Fe. Les cuento la aventura con los carnosaurios, y cómo el Juicer y el Wolfen se enfrentaron cara a cara con ellos en el combate final. Esto parece que les deja impresionados, aunque dos de ellos dicen que se me ha subido la cerveza a la cabeza. Para probar que es verdad, les enseño uno de los dientes de carnosaurio que le quitó Arlec a la hembra (se lo he cogido un momento mientras Arlec se estaba emborrachando con su amigo Jimily Jones) y que es más grande que mi mano. Entonces se quedan mudos por la impresión. Cuando veo llegar a mis compañeros, después de hacer las debidas presentaciones, me despido de ellos, y me uno al grupo para charlar de la aventura, discutir quién debe ser el líder (voto por Maximus, aunque pienso que las decisiones –como incorporar a Chupux al grupo, por ejemplo– se deben tomar por votación de todos, no por la voluntad de uno solo), decidir a dónde vamos (yo digo que a Santa Fe, ahora que sabemos cómo llegar, en cuanto estén hechas las reparaciones necesarias), elegir nombre del grupo (Los Guerreros Solitarios, propongo, o Los Valientes de Darkgate, por ejemplo), decidir cuánto ponemos para hacer el fondo común (que debería ser exclusivamente para que tengamos comida y cama allí donde vayamos, o para hacer reparaciones importantes).
Me gustaría que si me quedo con la vibroespada, mientras estemos en Santo Tomás, empezar a meterle el hechizo de Llamar rayo (y también quiero saber cuánto cuesta hacerlo –días y puntos de magia–, cómo funcionan exactamente y cuánto daño hacen –tanto la vibroespada como el hechizo–, etc).
Si tenemos tiempo, de camino a Santa Fe me gustaría practicar con el coche y de paso hablar un poco con Goldman, parece un buen tío, pero pienso que debe estar pasando por un momento de fuerte crisis personal (o sea, madurando) y me gustaría ayudarle, si puedo y si me deja...
Bueno, de momento nada más...
Halberd Hammerstaff.
Thomas Covenant “el Incrédulo”: Rifs: Turno 7.
Pasado y presente:
Yo era (y digo era porque ya no lo soy) un escritor y periodista prestigioso, muy conocido en el mundo de la comunicación. Fui a Siria (situado en el Medio Oriente) a documentarme sobre la falta de higiene y el hambre en los países tercermundistas para hacer un gran articulo. Todo iba sobre ruedas y estaba cumpliendo mis objetivos hasta que surgió algo con lo que yo no contaba, era de contraer la lepra, eso era impensable de donde yo venia, (la lepra es una enfermedad lenta y degenerativa, la piel se toma gris, formando ronchas y se va cayendo a cachos) mi esperanza era, de que con los avances que ha hecho la medicina en este tiempo pudiera curarme pero lo único que se puede conseguir era hacerla crónica y morir lentamente.
Volví a mi casa con los seres más he querido, mi mujer y mis dos hijos, pero la sorpresa fue que ella no podía soportar estar con migo así, ni que tuviera contacto con mis hijos por eso cogió y se fue de casa con ellos y me dejó abandonado.
Lo pasé muy mal y caí en una depresión, me convertí en alcohólico para ahogar la pena de haberme quedado solo. Un día que andaba medio borracho, al intentar cruzar la calle me atropelló un coche, fue un grave accidente, hasta aquí los recuerdos son claros y precisos, pero desde ese momento recuerdo imágenes semi-inconsciente de trasladarme en ambulancia al hospital y llevarme en camilla al quirófano. ”Son pocas las imagines”, hago un gran esfuerzo para recordarlo.
Después de eso lo veo todo oscuro, no recuerdo nada porque supongo que caería en coma. Después de ese tramo, me desperté en otro cuerpo que no es el mío, es el de un humano mago que no conozco, perteneciente a un mundo medieval, que es mucho mas fuerte, ágil, robusto, unos veinte años de edad, lleno de una extraña energía que no comprendo y sin la lepra, vestido con un traje de gala de mago es el final de una buena apariencia.
Capaz de hacer cosas impensables antes, con ganas de descubrir las grandes posibilidades del nuevo cuerpo y llevado a un mundo estrambótico llamado Rifts a través de Grietas Dimensiónales. Yo todo esto que está pasando no me lo creo y pienso que es irreal. Soy producto de mi imaginación, o sea que es un sueño que tengo. Pero mi cuerpo sabe que soy un mago, al contrario que la mente porque se me vienen destellos de recuerdos en forma de imágenes de lo que hizo el mago los días antes a la posesión...
Lo más raro de esto es que poseo un objeto de mi vida en la tierra en el siglo XX, que es la alianza de mi matrimonio de platino, es algo muy importante para mí, es la atadura de una vida mejor. No sé porque la conservo, pero lo agradezco...
“Para resumir es que he poseído el cuerpo de un mago medieval, que influyo algunas cosas, como que está lleno de una energía extraña que debe de ser magia y en algún lugar de mi mente recuerdo cosas como conjuros, pero todavía no los he utilizado... no sé si funcionarían”.
Ahora me encuentro en Santo Tomas, el pequeño pueblo donde aparecí, lo único que he podido averiguar es que es un pequeño pueblo situado al Sur de Nuevo México en el desierto, la mayoría de la población son unos 2000 campesinos que cultivan la tierra y viven en casitas blancas de estilo Mexicano, tienen las calles empedradas y casi todos los locales de estilo medieval, todo esto es nuevo para mí.
Llevo desorientado y aturdido desde que aparecí, hace unos días. Todo me parece increíble y no podía ser real. Me dirijo hacia el salón (casi todo el tiempo me lo tiro allí metido, es el único sitio que conozco de este pueblo y que me recuerda un poco a mi otra vida), a ver si hay alguna novedad. Una vez allí, era todo normal menos... En una mesa había siete forasteros que no había visto los días anteriores.
Me senté donde siempre acostumbro, en una mesa que coincidía frente a ellos. Pedí una cerveza para tomar, mientras me fijaba en ellos y escuchaba que decían. Me llamó mucho la atención uno de ellos, que por lo que oí se llamaba Chupux, porque se parecía a un cactus. “Era increíble”, tenía bultos, espinas, hojas como un cactus de verdad y además brazos y piernas como los humanos, parecía un poco tímido, no creo que fuera peligroso. No podía saber más de él.
Me fijé en una tal Muxu, se parecía mucho a mí, tenia pinta de maga, pero eso no es lo que me llamó la atención, sino fue su encanto, la forma en que hablaba a los demás, me llamó mucho la atención. A su lado estaba sentado “uff miedo me da mirarlo” un ser que media por lo menos tres metros de altura, todo el cuerpo lleno de pelo y musculoso, su mirada provocaba terror con ese hocico y unas mandíbulas llenas de afilados colmillos de lobo... Maximus.
A su lado estaba, un chico joven, de aspecto físico normal, aunque un poco enclenque, bajito y delgado, y no muy ágil, un brazo mecánico un poco raro y aparatoso, tiene los ojos y oídos en forma de círculos cromados y vestido de azul, se parece a un mercenario y se llama Arlec.
A su derecha se situaba un hombre tremendamente musculoso con apariencia de ser muy resistente, a pesar de su musculatura se le nota que es muy ágil y veloz, viste con una ropa gris con vendas por el cuerpo y la cara.... Que lleva tapada con una máscara dorada, llamado Goldman.
A la derecha se situaba un enano tecnomago, una curiosa fusión de magia y tecnología. Como todos los enanos es feo, al ser poco musculoso, es ágil, resistente y recio. Mide sobre un metro y pesa alrededor de 75 kilos, lleva puesto un mono de mecánico y va rodeado de herramientas, acompañado de pesados manuales de electricidad y mecánica. Se llamaba Halberd.
El ultimo componente de este grupo, era una chica, un poco delgada y unos brazos poco musculosos, pero muy ágil. Más o menos de mi edad, mide un poco menos que yo, lo que mas me llamó la atención es lo atractiva que era, tenía el pelo largo, negro y recogido con trenzas y vestida de informal con una capa.
Antes de acercarme a ellos me pare a hablar con el dueño de salón.
- Disculpe señor.
- ¿Qué desea?
- ¿Conoces a ese grupo de personas que están sentados en aquella mesa?
- Sí los conozco, son un grupo de aventureros que acaban de llegar, he oído mucho hablar de sus aventuras...
- Gracias, es lo que quería saber.
- De nada
El camarero se marchó por donde vino. Era justo lo que necesitaba, un grupo de aventureros, para continuar mi sueño, ellos eran la continuidad de mi sueño y no podía dejar pasar la ocasión y me dirigí a ellos.
Estoy muy contento, porque podré continuar mi sueño, o sea, que he conseguido entrar en el grupo.
Chupux es muy pacífico pero cuando detecta peligro, sea a quien sea, le ataca. Le pasó conmigo pero ya hicimos las paces, decía que se había confundido con un demonio. Nos seguimos mirando con cara rara, pero es que yo nunca había visto algo así y él desconfía mucho de los humanos, pero nos llevaremos bien. Me ha caído muy bien. Primero me miraba raro, pero ya todo va bien. Alexa tiene un fuerte carácter. Se notó cuando se enfrento a Goldman por que le había insultado. De los demás no puedo decir mucho, pero cuando los conozca mejor diré lo que pienso de ellos.
ACCIONES FUTURAS:
Seguir con mi sueño y viajar a donde diga el grupo, he oído que es a Santa Fe.
Thomas Covenant “El Incrédulo”.
ARLEC: RIFTS: TURNO 7:
Me pongo a montar mi tienda al ver que no todos los miembros del grupo tienen una les propongo que duerma en la mía el que este mas herido, pero siempre diciendo las mínimas palabras, y no dejo que me den las gracias, casi se puede decir que ordeno que se meta en la tienda.
Cojo una de mis armas y voy a registrar la zona, no me gusta que el tecnomago me vaya siguiendo, pero qué le vamos hacer. Mejor, así tengo cobertura, me comunico con él mediante gestos con la cabeza, me voy hacia la hembra, corto unos dientes para guardar de prueba, me dirijo de forma silenciosa hacia el nido el cual reviso de forma rápida al ver que no hay huevos ni crías, susurro: “lastima, otra vez será”.
Voy hacia el edificio, no me gusta sentir como los espíritus me rodean lentamente, acelero hasta entrar en la casa, una vez dentro, voy apartando las telarañas con mi rifle, de las ratas sudo olímpicamente, pero siempre dejando espacio. Más vale prevenir que curar, subo unas escaleras, miro un par de habitaciones, de pronto me quedo parado y - “Eh, tú, sombra. Mira esto” - le digo al enano, señalo a un fuego que arde. Miro la habitación, nada interesante. Bajo hacia el sótano donde veo aquel fantástico coche, veo una caja de herramientas, las cojo y la dejo al lado del coche, la pondré en el maletero, puede ir bien si tenemos alguna avería. Sigo buscando y ¡premio! Dos armaduras Juicer Assassin’s. Acto seguido me voy hacia el Juicer con una de las armaduras y se la pongo al lado, le digo rápido y serio: - "Para ti chaval te la has ganado, pero me debes una.”
Me giro rápidamente y me voy, decido guardar la otra en el coche para venderla en el primer pueblo, me serán de utilidad esos créditos para recargar y reparar mi equipo. Hago un par de guardias alrededor de la zona nada interesante. Me pongo también a cavar para hacer las tumbas, y traigo los cadáveres, hacia los hoyos.
Duermo con toda tranquilidad viendo el cielo estrellado, me niego a que el Juicer haga su guardia, y haré también la suya.
A la mañana siguiente veo aproximarse una moto a toda velocidad, es un individuo calvo, pero con implantes en la cabeza, hace un par de pataletas, después de que le digan que el coche es nuestro.
De hecho me sorprendo de que el coche tenga sus ideas, cargo mi equipo en el maletero.
Me pongo en el asiento de detrás coche observando cómo conduce el vehículo, de vez en cuando hago una cabezada, no estoy de muy buen humor pero bueno tienen razón, le compraremos un brazo biónico a la Ranger. En una de esas conversaciones propongo que nos llamemos los “brazos metálicos”, ya que al menos dos del grupo pronto llevarán un brazo biónico. En otra conversación aún me enfado más cuando se propone juntar el dinero del grupo, al final acepto poner las raciones para que toda la gente tenga comida, pero me niego totalmente a poner mi dinero a disposición del grupo.
De pronto paramos, saco el arma y apunto a un seto que hay al lado del cibercaballero wolfen,
-Halberd: ¡Qué criatura más curiosa!
-Alexa utilizó su poder de Ver el Aura sobre Chupux, el hombre cactus, y dijo: No detecto maldad en él.
Chupux se asustó e intentó huir, pero Alexa se interpuso en su camino poniendo la yegua ante él.
-Arlec: Hay que matar a ese monstruo asqueroso.-
-Maximus: Tranquilo.
-Goldman: Podría pisarlo con el coche.
-Maximus: ¡Quietos todos!
-Alexa: no pensaba moverme- Alexa sonrió al decirlo.
-Muxu: ¡Dejaos de decir gilipolleces!
-Maximus: ¡Que nadie ose tocarle!
-Halberd: ¡No le hagáis nada, es una criatura fascinante! - Es raro, pero hay
muchas cosas raras desde que se abrieron las Grietas.
-Alexa: No detecto potencial mágico en él.-
-Muxu: Es cierto, no lleva nada mágico.-
-Arlec: ¿Qué chorradas estáis diciendo?-
-Goldman: ¡Chitón!
-Chupux le transmite a Halberd: “Yo amigo, ¿tú amigo?
-Halberd: ¡Hablas el lenguaje de mi raza! ¡Es prodigioso!
-Alexa: No, es telepatía. Detecto en él un pequeño potencial psíquico. Es un psiónico menor.-
-Muxu: Ah, ¡pues entonces que se una al grupo!-
-Arlec: ¡Ni hablar! ¡Yo con esa cosa no voy! -
-Chupux: Transmite a todos: “No soy una cosa, ¡me llamo Chupux! Soy un hombre-cactus.
-Maximus: Chupux, ¿te unes a nosotros?-
-Chupux dirigiéndose a Maximus: “Tú amigo, gracias”.
-Goldman: Calla Arlec, deja que decidan los demás, no tienes nada que decir.-
-Arlec: Maximus eres demasiado compasivo.
-Maximus: ¡Todo el mundo callado!-
-Arlec: ¡Fíjate en las ventosas de sus dedos! ¿Y si nos chupa el agua de noche? ¡Podría ser un vampiro de agua!
-Alexa: Menuda imaginación que tienes. Deja ya de quejarte, tu eres un baboso y yo no puse tantas pegas para que tu entrases.- Por un momento Alexa temió que Arlec le soltase un guantazo, pero se limitó a mirarla con expresión de cabreo.
-Maximus: A ver, se votará. ¡Callaos todos! Vamos a votar, la mayoría decidirá.
-Halberd: Fascinante, fascinante
-Maximus: Y se acatará esa decisión, sea la que sea. Yo voto a que nos acompañe. ¿Los demás?
Todo el mundo se queda en silencio unos cuantos segundos.
-Alexa: Yo no tengo problemas en que se una al grupo si eso es lo que él quiere.
-Muxu: Por mí vale, aunque ¿no será peligroso? -
-Arlec: ¡Yo voto porque le matemos ahora mismo!-
-Halberd: Puede ser interesante, que se quede.
-Goldman: Parece un debilucho, pero haced lo que queráis, yo me abstengo.
-Maximus: De acuerdo pues, parece que se quedará. ¿Quieres venir Chupux?
-Chupux le transmite a Maximus: “Arlec me da miedo, malo con Chupux, mira con ira”.
-Maximus: Chupux, tranquilo, hemos quedado en que se acatará la decisión de la mayoría.
A partir de ahora no dejo de observar al nuevo “miembro” del grupo, y en todo momento activo mi visión, no me gustaría que esa banda me cogiera durmiendo.
Algo me dice que han tenido algo que ver con la desaparición y con los T-rex.
Cuando llego al pueblo, bajo corriendo, me pongo firme delante de uno de los soldados de la puerta, puñetazo en la cara, lo tumba, “que tal Jimili Jons” le tiendo la mano para que se levante y me tumba al suelo, empezamos a reír los dos al unisón.
- “Cuánto hacía que no nos veíamos?” - Pregunta él.
- “Hará unos cuatro años” - respondo yo. - “Asi que aquí te escondes”.
Quedo con él en el bar más tarde, me tiene que contar su vida y los rumores de la zona, dejo mi equipo en el garaje, cojo la armadura de Juicer y me dirijo a una buena tienda para venderla, antes de vender pregunto en un par de tiendas vendo a la mejor de las dos, acto seguido voy a recargar mi equipo y a revisar mi brazo biónico. Pregunto si sería posible mejorarlo sólo por puro interés, para saber cuánto cuesta. Me miro las armaduras.
Cuando nos reunimos propongo comprar más cantimploras, recargar el equipo y repararlo aunque me opongo a hacer fondo común, si que ayudaré a pagar para que todos tengamos armadura y arma, nada más de lo necesario.
En una conversación digo: "Un líder... ¿para qué hay que escoger? Está claro que el wolfen es quien manda en este grupo de los “brazos metálicos”. Ya lo habéis visto cuando nos Hemos encontrado con eso señalo al seto." - Parezco muy enfadado, no digo nada más.
PD: Recargar equipo, comprar raciones, hablar con mi amigo en el bar, a ver qué me dice de esa banda rara.
GOLDMAN: RIFTS: TURNO 7:
Durante un rato, alrededor de la fogata improvisada, estuvimos diciendo que hacer, quién debía ir a la posta de diligencias, qué hacer con Vicky (y conmigo también), entre otras cosas. Decidieron que debían ir a la posta de diligencias todos menos Maximus, Vicky y yo. Me hubiera gustado ir, pero decían que tenía que descansar y que Maximus nos vigilara. Bobadas. En un acceso de furia rompí una piedra, pero sentí un ligero dolor, me resultó bastante raro, se supone que no debía sentirlo y comprendí que, desgraciadamente, debía estar peor de lo que pensaba y, a regañadientes, acepté descansar.
Montamos la tienda de Maximus, en la que perfectamente cabíamos Vicky y yo. Me prestaron un saco de dormir y a Vicky también. Tardé en poder conciliar el sueño y cuando lo hice, otra vez se me apareció la dama, la cual recordaba todo el día intentado conocer el significado del sueño. Su rostro me parecía más bello aún, pero no sé qué aire familiar tenía. Levantó las manos con la bola entre ellas, y repitió la misma frase: “tu futuro está en vivir, no en morir”. Sus palabras fluyeron de su boca como si de un ángel se tratara. De repente despareció, y me encontré en un desierto, solo y sediento. No comprendía que me pasaba, y lo único que se me ocurrió era caminar sin rumbo.
Al cabo de un rato me encontraba desfallecido y caí de rodillas, pero cuando mi cabeza iba a tocar suelo, algo paró su caída, algo frío y sólido. Levantando la cabeza vi que era una losa de piedra, intenté pensar qué era, pero alguien apareció a mi lado. Vestía con ropajes de cuero negro y tenía una capucha. Portaba un hacha de metal y me señaló con ella: - “Sucumbirás ante el poder de la muerte” - me dijo, pero había algo extraño en su hablar, tenía mi propia voz y mi acento, y lo peor de todo es que no lo había oído, sino lo sentí en mi cabeza. De repente se quitó la capucha ¡y tenía mi rostro! Unas manos rozaron mi cabeza, miré hacia delante y vi a una persona igual que el verdugo, pero sin capucha, pero lo peor de todo es que también tenía mi rostro.
Tapó mis ojos y ya prevenía lo que me iba a pasar. Oí el silbido del hacha bajando para realizar su cometido. De repente lo vi todo negro. De entre la oscuridad empezó a materializarse una persona. Cuando se materializó vi que tenía la cabeza cortada, con mi rostro de nuevo. En el pecho había una mancha de sangre. Rompí la camisa y miré aterrorizado, un grabado de un cuchillo en el pecho, hecho con sangre.
Me desperté y vi a Maximus agarrando los hombros como si quisiera que me despertase. Me habló, mas no le entendí, el silbido del hacha y de la frase que pronunció el verdugo acompañada con la imagen en mi cabeza del cuerpo sin cabeza me impedía hacerlo. Me aferré a Maximus y estallé en sollozos, me dijo que era una pesadilla. Yo sabía que no lo era, era algo más, esas imágenes tienen que tener algún sentido. Maximus me invitó a salir de la tienda a charlar con él, que así a lo mejor me tranquilizaba, lo hice, tenía que hacer cualquier cosa con tal de que olvidara lo sucedido.
Me enjuagué las lagrimas y charlé con Maximus. Estuvimos hablando del mundo del que provenía y de su raza y de mi pasado en la granja de mi padre. Estuvimos así durante un rato hasta que de la posta de diligencias se oyó un fuerte ruido. Maximus sacó su espada y yo desenfundé mi rifle. Cual fue mi sorpresa cuando mi un Mercedes rojo brillante que salía, de un salto, de la tierra con el resto del grupo dentro.
Nos contaron lo sucedido y nos mostraron sus hallazgos. Fuimos a repartirlo y mis ojos se quedaron prendados de la armadura y del rifle JA-11. Arlec fue a coger el rifle, pero miró hacia atrás y me vio. Me tiró el rifle a las manos: “Esto debería ser tuyo”. Acaricié el frío metal del rifle, nada más y nada menos que el rifle de Arlen Cabira. Cogí los seis cargadores, pero al parecer Alexa quería uno para venderlo. Discutimos y al final se salió con la suya. Agarré una de las armaduras y me la puse a ver si me servían. Me iban como anillo al dedo. Fui a coger la otra armadura para guardarla en el coche, pero otra vez se me opuso Alexa, para venderla también. Se la di a la muy estúpida con tal de que se callara. Era lo más estúpido que hacía, debíamos de guardarla por si acaso, pero claro... es una maga.
Después fuimos a cavar una fosa común para enterrar todos los cuerpos. Mientras Halberd cavaba, le dije a Maximus que no contara nada de lo sucedido. Cuando terminamos de enterrar a los muertos, Maximus pronunció unas pocas palabras, solemne.
Estuvimos hablando sobre quién hacía los turnos nocturnos de vigilancia. Todos se ofrecieron, incluso yo. Cada uno hacía una hora y media de turno y a mí me tocaba el tercero. Me acosté y otra vez el sueño se repitió, la dama, el verdugo, el cuerpo sin cabeza... Me desperté de golpe y vi a Arlec delante mío sonriendo:
Arlec: Vaya, parece que tienes un punto débil.
Stroland: Cállate, anda. ¿Es mi turno?
Arlec: Sí, lo es.
Me levanté y salí de la tienda. Sentía como Arlec me miraba con esa sonrisa suya marcando su rostro. Durante mi turno me senté en el suelo un poco alejado del campamento. Doblé las rodillas y una vez arriba puse la cabeza en ellas. Sentía como una lágrima recorría mi rostro, y otra, y otra y así hasta estallar en sollozos.
Aquel sueño me atormentaba, debía resistir mis emociones y dejar que el miedo fluyera a través de mí, pero no podía.
De repente oí un ruido extraño, me levanté y rápidamente agarré el rifle de mi espalda y lo desenfundé. Apunté a todos lados sin averiguar qué era. Oí un ruido a mi izquierda y disparé al suelo, era una cucaracha. Oí otra vez el ruido, provenía de detrás de las tiendas. Con mi velocidad Juicer me coloqué detrás del campamento y otra vez oí ese ruido. Era el ruido de una moto encendiéndose. Mi turno ya había acabado hacía rato y le tocaba a Halberd, pero no lo desperté, no me fiaba de él, no sé si estaría muy alerta.
A la mañana siguiente, Halberd se enfadó conmigo por no despertarle. Me dio un puñetazo en el estomago pero ni siquiera me inmuté. Me propino otro puñetazo y estaba dispuesto a luchar conmigo. Lo agarré con mi mano derecha y lo levanté a la altura de mi cara: “dame ahora” le dije. Él, viendo que no tenía ninguna posibilidad, me pidió que lo bajara.
Una vez en el suelo me dio la espalda y se cruzó los brazos. Puse mi mano en su hombro y le dije que lo entendiera y lo único que escapó de sus labios fue un ¿y?
Por el rabillo del ojo me llegó un destello de luz y miré de donde provenía. Vi algo que se acercaba, al fondo y saqué mi rifle. Todos me miraron y Maximus me preguntó que qué pasaba a lo que respondí que había visto algo. Arlec otra vez me sonrió, sabía que detestaba esa actitud.
Una moto se aproximó a nosotros. El conductor, un tipo bastante raro con implantes metálicos cilíndricos en la cabeza, se bajó y miró a la dinosaurio y empezó a llorar: - “Mis lagartos... oh... mis pobres lagartijas...” - Se notaba que era bastante tonto. Miró al coche y pensó que era para él pero de repente una cara apareció en la ventanilla que me hizo retroceder del susto: “me temo que no”.
El tipejo se puso a llorar y pateó el suelo tontamente dijo que le habíamos quitado el coche y que pertenecía a la banda del Cuchillo Ensangrentado. Cuchillo Ensangrentado... ese nombre me sonaba, no sabía de qué... pero me sonaba.
Recuerdo a un hombre muerto con la marca de un cuchillo en sus ropajes, dibujado con sangre, y eso me hizo recordar el sueño. Cuando iba a hablar con el tipo resulta que se había marchado, demasiado tarde.
Le dimos a Vicky la recompensa en cabezas de ganado para que se compre un brazo biónico, la verdad es que estaba bastante mal. Colocamos todo el equipo encontrado en el maletero, menos mi armadura Juicer nueva (que la llevaba puesta) y el otro rifle, que era mejor llevarlo en el coche por si acaso.
Monté en el coche con el propósito de conducirlo, la verdad es que hacía tiempo que no conducía, y encima ahora, se me presenta la oportunidad de hacerlo en un espléndido coche rojo. Alexa iba en su yegua (iba un poco más retrasada) y Maximus nos flanqueaba con su hovercycle.
Muxu y Arlec se sentaron en los asientos de atrás y Halberd hacía de copiloto, lo que no me hacía mucha ilusión que digamos. Acaricié el volante y miré al frente intentando no recordar el sueño y disfrutar del día. Rápidamente encendí el coche y con el freno de mano clavado arranqué. Las ruedas traseras se iban de derecha a izquierda hasta que quité el freno de mano, que es cuando el coche salió disparado.
El camino estaba lleno de curvas y pequeños montículos, lo que hacía que el coche saltase y derraparse, algo que el enano no le gustaba mucho y me traía harto durante todo el trayecto.
Llegamos a una zona donde se veía claramente el cambio entre las llanuras áridas y el desierto arenoso. Cuando fui a salir, agarré al enano por el cuello de la camisa y lo saqué por mi puerta, para luego tirarlo la suelo, tenía que hacerlo, me traía de los nervios.
Miré hacía el desierto, las vastas tierras de arena se extendían hacía el horizonte y lo engullían, y parecía no tener límite. Me recordó de nuevo el sueño, y eso me hizo enfurecer, era una debilidad que tenía que superar.
Todos comimos y hablamos, lo que me permitió la oportunidad de conocerlos un poco más. Luego Alexa fue a curarme las heridas, pero me resistía, no quería ser curado por otro, sino hacerlo yo solo. Acepté a regañadientes, era consciente de lo mal que estaba, y eso me hizo que me dejara llevar. Mientras me curaba estuvimos hablando, aunque hacía demasiadas preguntas. Me preguntó sobre si yo había matado al dinosaurio, pero yo negaba esa pregunta. También me preguntó cosas de mi pasado y qué drogas eran las que permitían que tuviera fuerzas sobrenaturales. Me abstuve de responderlas, aunque cuando preguntaba por mi pasado decía respuestas cortas, tengo que reconocerlo, no quería revivirlo.
Después marchamos hacia el desierto. Estuvimos mucho tiempo a través de él hasta que Maximus hizo una maniobra no prevista. Se adelantó y se fue hacia la izquierda. Lo seguí con la mirada y al fondo, allá en el horizonte, divisaba algo verde, pero no atinaba a ver qué era.
Cuando llegué con el coche, y después Alexa, que estaba algo retrasada, vi a una especie de ¡HOMBRE-CACTUS! ¿Quién lo diría?, ni siquiera sabía que existían esas cosas. Halberd se bajó rápidamente del coche:
Hablamos con ese ser, que se hace llamar Chupux, y Maximus decide invitarlo a unirse a nosotros, cosa que a mí no me hace mucha gracia, y a Arlec menos. Finalmente se vota, y Chupux es admitido en el grupo aventurero que aún no tiene nombre, aunque Arlec se empeña en decir que somos "los brazos biónicos" o algo así.
Después de la pequeña conversación acompañamos al hombre-cactus hacia su casa, aunque Arlec no estaba muy de acuerdo que digamos. Cual fue mi sorpresa cuando lo que él llamaba “su casa” era un oasis con un extenso huerto de verduras que, aunque no entienda nada de botánica, haría las delicias de cualquier agricultor.
Bebimos agua y llenamos nuestras cantimploras para luego dormir. Me costó dormir, no quería hacerlo, tenía miedo, pero al final caí rendido al influjo del sueño. Otra vez tuve el mismo sueño, pero algo me llamó la atención, había algunos cambios. La dama llevaba ahora una capucha blanca que le tapaba la cara y en su bola veía el pasar de nubes. Cuando me encontraba en el desierto, había numerosos oasis a mi alrededor y un camino de huellas que llevaba a alguna parte, aunque sabía a qué parte llevaba.
El verdugo no portaba un hacha, sino algo que me asustó todavía mucho más, portaba un cuchillo bañado en sangre fresca que goteaba sobre mi cabeza. Esto último tenía que tener alguna relación con la banda del Cuchillo Ensangrentado. Lo peor de todo es que cuando tocaba entrar en escena mi cuerpo sin cabeza apareció otra cosa muy distinta, había un hombre con las manos atadas con cadenas a la pared y al que le faltaba media parte del cuerpo, también noté que el cuerpo estaba quemado y, para mi sorpresa, aunque estaba en un sueño, el olor a putrefacción llegó hasta a mí.
Me desperté y pude contener el impulso de saltar y gritar, disimulando que me encontraba perfectamente, aunque Alexa, al curarme con su magia, notaba algo extraño en mí. Después partimos hacia Santo Tomás de Aquino.
Llegamos sin problema a Santo Tomás de Aquino, y Halberd no me estuvo dando la lata, al parecer le fascinaba el cactus, sobre todo cuando nos empezó a hablar de la ciudad que para mi sorpresa, me habló en Techno-Can; incluso disfrute del viaje.
La entrada a la ciudad estaba protegida por dos torres y mercenarios, a los cuales algunos me sonaban la cara. Cuando nos vieron nos apuntaron con los rifles sin pensárselo dos veces, parecían bastante buenos, ni siquiera les temblaba el pulso.
Maximus fue a hablar, pero Arlec se bajó rápidamente del coche y no sé porqué, los guardias bajaron sus rifles, tal vez lo conocían. De repente, Arlec golpeó a uno de los guardias, ya lo consideraba muerto (a Arlec). Se empezaron a pelear, eran sólo amigos.
Alexa desmontó de su yegua, Muxu se bajó del coche y Maximus aterrizó. Todo el mundo estaba atento a nosotros, hasta que salí yo. Lentamente fui saliendo y cerré la puerta del coche y los guardias me empezaron a mirar con temor y respeto, tal vez por mi condición de Juicer. Los veteranos estaban atentos a mí, aunque tenían los rifles bajados, los novatos me apuntaron con ellos, pero les temblaba el pulso. ”Esta una de las cosas buenas de ser Juicer”, pensé para mis adentros.
Nos abrieron el paso, Maximus estaba desconcertado al parecer porque él no había intervenido para que nos abrieran las puertas, no todo lo hace un cyberknight. Arlec seguía hablando con su amigo, y ya me estaba tocando los cojones, teníamos que darnos y prisa y él charlando, motivo para que lo cogiera bruscamente del cuello y lo tirara dentro del pueblo:
Arlec: ¡Maldito juicer! ¿Acaso quieres probar el dulce sabor de mi rifle? ¡Bájame ya!
Goldman: Vamos, pa dentro, hay prisa y no tenemos tiempo para charla.
Arlec (una vez en el suelo): Ahora verás.
Vino corriendo hacía a mí con la intención de golpearme. Paré su puñetazo con una mano, pero no se rendía e intentó golpearme con la otra, fallando de nuevo. Le metí un rodillazo en los huevos, y luego lo levanté para arriba para luego colocarmelo en el hombro y llevarmelo. Atrás oí las carcajadas de su amigo, hasta Alexa y Halberd se rieron, y aunque Maximus no se rió, el temblor de sus hombros delataba que se estaba aguantando. Todo mientras Arlec no paraba de darme golpes en la espalda y patalear.
Lo llevé conmigo hasta el garaje para colocar los vehículos y las armas. Querían que dejase también mi armadura, pero Alexa habló con ellos para que no lo hiciese, diciendo que estaba malherido. Todos salimos para hablar sobre lo que teníamos que hacer, y bajé a Arlec, que intentó propinarme otro puñetazo, fallando, como siempre. Ante la imposibilidad de derrotarme, no intentó hacerlo de nuevo. Quedamos en dar una vuelta por el pueblo y luego reunirnos en la taberna.
Cuando el grupo se dispersó, le pedí a Maximus que me diera el dinero suficiente para comprar dos cargadores para mi rifle, luego me di una vuelta.
Llegué a una tienda para comprar recargas y dentro vi a un mercenario cuya cara me sonaba, con un niño pequeño, que estaba comprando también. Me miró, y fue entonces cuando vi su cara, sonrió y diciendo mi nombre en voz alta me abrazó, era Zackara, un viejo amigo que no veía en años. Me alegré de verlo y le tendí la mano. me comentó que el niño pequeño era su hijo Marc.
Me puse de rodillas para ponerme a su altura y le tendí la mano: - “¡Hola! Soy Stroland Goldman, encantado de conocerte”. - Estaba asustado y se puso detrás de su padre agarrándole la pierna. Zackara se rió: “Parece que no le caes bien”. Estuvimos dando una vuelta por el pueblo hablando, y cada vez le caía mejor a su hijo, llegando a que lo llevara en el hombro.
Se marchó de DarkGate para vivir tranquilo en santo Tomás de Aquino, y aquí se unió al Gremio de Mercenarios. Allí conoció a Myriam, otra mercenaria de gran belleza. Se casaron por la Iglesia (era cristiano) y tuvieron a Marc. Ahora su mujer dejó el servicio y él seguía en el Gremio para mantener a la familia, y quería que Marc también se convierta en un soldado experimentado.
Llegamos a un callejón oscuro en el trayecto. Mientras me hablaba noté que nos acechaban y le dije que se callara. Nos paramos, y él también lo notó. Puso su rifle en posición y yo, como no tenía armas, levanté los puños. Nos atacaron. Eran cuatro y portaban dagas de metal menos uno, que llevaba una espada en la derecha y una especie de apuntador láser en la izquierda.
Zackara disparó a uno en la pierna inmovilizando y el jefe, al menos lo parecía, fue a atacar con la espada a Zackara a la cabeza. Con mi velocidad juicer me puse delante y le quité la espada, hice un tajo giratorio y le hice un corte en el pecho. Zackara gritó a su hijo que avisara a los demás y éste le obedeció. El jefe apretó un botón en su apuntador láser y empezó a saltar chispas, era un tecno mago. De una patada lo tiré al suelo y el hombre soltó el apuntador. La batalla acabó y me quedé con los cinco créditos que me encontré y con el apuntador láser para dárselo a Halberd para ver lo que era. Marc llegó con dos mercenarios, que recogieron a los bandidos, luego ayudé a levantar a Zackara.
Me invitó a comer a su casa y acepté, auque por poco tiempo. Su mujer preparó carne, y la verdad, era bella. Estuve charlando un poco con Zackara, pero me tuve que ir con la disculpa de que tenía que verme con mis compañeros de aventura.
Al llegar a la taberna me encontré con el resto, que estaban decidiendo un nombre para el grupo y el líder. Pedí el mejor vino de la casa con mis 5 CR y empecé a discutir el nombre y el líder. En la elección del líder voté a Maximus, sobre todo porque era un cyberknight.
Maximus: Rifts: Turno 7:
Qué pena. Mi armadura está hecha un desastre, los abollones y roturas dejan al descubierto parte de la cyber-armadura interna. Y además creo que costará muchos créditos repararla y yo sólo dispongo de 740.
Bueno, lo importante es que hemos sobrevivido a nuestro primer combate y ahora buscamos el descanso merecido de los que buscan el bien ajeno. Acampamos cerca de la posta de diligencias con nuestro rudimentario equipo. Alexa, Halberd, Muxu y Arlec se internan en la cueva con el fin de explorarla e intentar conseguir algo útil. Yo decido quedarme de guardia cuidando a los heridos. Aprovecho estos momentos para poner en orden mis pensamientos y analizar a mis compañeros.
El enano Halberd y Stroland son nuevos así que no he tenido mucho tiempo para conocerles, pero de los últimos momentos que hemos pasado juntos deduzco que no poseen maldad, Halberd desconfía algo de sí mismo y sus poderes, mientras que el carácter impulsivo e irreflexivo de Stroland podrían darnos algún quebradero de cabeza.
En cuanto a los demás, Muxu y Alexa son bastante novatas en estas lides pero intentan adaptarse a ellas y creo que serán de mucha utilidad en el futuro.
Arlec es el más solitario de todos nosotros, tengo la impresión de que su único cometido es ganar fama y gloria, pero confío en que la actitud solidaria del resto del grupo le haga cambiar.
Me asombro algo al ver aparecer un Mercedes impecable del interior de la gruta, pero me tranquilizo al ver que lo conduce Halberd, han hallado varias cosas que podrían sernos de gran ayuda: dos armaduras Juicer, dos vibropalas, una vibroespada, armas y munición, un kit de primeros auxilios, 20000 créditos y el coche.
- Ya se decidirá la repartición de los hallazgos – digo. – Ahora deberíamos preparar las guardias y descansar. -
A la mañana siguiente, proseguimos nuestro camino hacia Santo Tomás de Aquino, pero un último hecho tiene que ocurrir antes de abandonar la vieja posta de diligencias. Un extraño personaje llora la muerte de los carnosaurios y nos acusa de haberle robado el coche, pero se aleja tan pronto como vino. Pienso que ahora sería un buen momento para repartir el botín que había en la posta, a mí me gustaría pedir los 20000 créditos ya que los necesitaré para reparar mi armadura y causar mejor impresión a los habitantes de este mundo. Es lo único que me interesa, si alguien se opone a que me quede con ello acataré su decisión.
Nos encontramos en una llanura desértica, y mi fino olfato parece detectar algo, miro a mi alrededor y veo a un cactus, y por raro que parezca se mueve. Acelero mi hovercycle para alcanzarle, el ser intenta huir, pero no se lo permito. Tras una breve charla le intento convencer de que no soy peligroso y sólo quiero ayudarle. Los demás llegan y comienza una pequeña discusión para decidir si viene con nosotros o no. Arlec y Goldman son reacios a ello y los demás lo aprueban o simplemente permanecen impasibles. Pero la mayoría decide y Chupux vendrá con nosotros. Pasamos el resto de la jornada en el refugio de Chupux en un oasis cercano.
A la mañana siguiente seguimos el camino hacia Santo Tomás y ya en la puerta, Arlec y Goldman reconocen a los guardias que custodian la ciudad los cuales nos permiten la entrada siempre que dejemos nuestras armas y vehículos y respetemos las normas vigentes. Accedemos a ello y veo una tienda en la que pueden reparar mi armadura por 20000 créditos, si mis compañeros me permiten usar los encontrados en la posta.
Ya en la ciudad me separo del resto e investigo lo que nos puede esperar en Santa Fe, pregunto a la gente y les invito a alguna cerveza para tener más confianza. También busco munición si me hace falta y recargo la batería de mi hovercycle. Con respecto al alojamiento, pago una habitación para mí, otra para Alexa y otra a Chupux, que no tiene dinero. Voy al mercado y compro provisiones para que no me pillen desprevenido. (Espero que me llegue el dinero).