VIAJE A TOLKEEN (3 DE 4):
- Escena narrativa tipo Viñeta.
Viernes, 19 de enero de 105 PA.
La herida de Xavier casi se queda en un mero recuerdo gracias a las indicaciones de Alexa y Emil. Sólo tiene que lavarla con cierta frecuencia y la naturaleza seguirá su curso.
Durante el día que permanecen en Kingsdale, los Rifts Warriors aprovechan para descansar y recoger suministros para el viaje. Emil se encarga de los negocios y las finanzas del grupo, comerciando con bastante agilidad, y haciendo algunas inversiones de futuro, como él las llama.
Equilibrium, por su parte, decide dedicarse a temas personales y acude a visitar la antigua casa de su padre. Cuando sale de la misma le parece divisar a su propio padre observándole desde el otro extremo de la calle. Es una visión muy realista, pero cuando llega a su posición, la figura de su padre ya no está. Tras investigar un poco no parece que nadie más haya visto la “aparición” y Equilibrium no encuentra nada que indique que allí hubo alguien. Tras ello, se da una vuelta él solo por la ciudad.
Tras una breve reunión de todo el grupo, se dividen en grupos de tres y se esparcen por la ciudad procurado difundir rumores acerca del rumbo que tomarán y acerca de su siguiente destino. Mezclan mentiras con verdades, y al final creen haber conseguido despistar a cualquiera que pudiera estar interesado en seguirles.
Poco antes del anochecer, Alexa convoca a varios de los Rifts Warriors para realizar una sesión de espiritismo con la que conseguir información acerca de los cambios detectados en las Ley Lines. Entre los presentes están Daeron, Emil, Thomas, Noa, Equilibrium, Quick Silver y Halberd. Los más involucrados en el ritual son Daeron y Thomas. Halberd por su parte parece haber conseguido elaborar un artefacto que simula holográficamente la distribución de las Ley Lines, y posibles cambios en un futuro cercano. Con esa especie de mapa como base, Alexa dirige la sesión.
De diversos modos, tal vez el más claro el de Daeron entrando en comunión con la propia energía mágica del terreno, los Rifts Warriors averiguan que en los últimos meses ha habido una serie de catastróficos enfrentamientos entre brigadas mecanizadas de la Coalición y una tribu especialmente belicosa, grande y bien armada de sanguinarios Simvans Cabalga-Monstruos.
En los enfrentamientos una docena de poblaciones, cuatro de ellas humanas y ocho D-Bees, fueron arrasadas por completo al convertirse en el campo de batalla de ambas fuerzas enfrentadas. Los defensores y toda la población civil fueron aniquilados por ambas fuerzas contendientes en todos los casos.
Tantas muertes en un lapso de tiempo relativamente reducido han sobrecargado las Ley Lines locales, al mismo tiempo que hace casi un año que no se abre una gran Grieta en ninguno de los Nexus de la zona. Esto crea una situación potencialmente inestable en la que podría producirse una sobrecarga de energía mágica que desatase una Tormenta Ley Line o abriese una serie de desastrosas Grietas al azar.
El descubrimiento deja un tanto perplejos a los arcanos del grupo, pero Emil retoma el mando y ordena la partida al caer la noche. El convoy de los Rift Warriors enfila primero en dirección este-sureste, aparentando enfilar los territorios de la Federación de la Magia, pero al cabo de una hora de camino, apagan las luces y asegurándose de que nadie les sigue, cambian el rumbo hacia Tolkeen.
Por mala suerte quizá, el trayecto resulta ser bastante más accidentado de lo esperado. Halberd no se percata de una zona pantanosa y su vehículo está a punto de quedar inesperadamente encallado… Cosa que hubiera retrasado enormemente a todo el grupo. Pero la pericia al volante de Equilibrium logra que eviten el obstáculo en el último instante.
Tras otro par de horas de viaje sorteando el pantano, James T. Shidi comete un error similar al anterior de Halberd, y casi conduce al convoy al completo a un lodazal que habría vuelto a frenar a los vehículos más pesados. Parece que el hecho de viajar de noche, aun salvaguardando la ruta y el destino de los Rifts Warriors, está trayendo bastantes complicaciones. Quick Silver encuentra un camino alternativo y, con Raxus guiando a James, todo el convoy continúa la marcha.
Al poco de continuar, Jack encuentra un rastro que les lleva a un par de poblaciones aledañas completamente arrasadas. Atentos a cualquier señal de peligro, cruzan la zona con una exploración mínima, pero sin encontrar supervivientes ni nada de valor. Thomas Covenant hace una labor excelente como oteador del grupo, siempre algo alejado del mismo, pero atento a la menor señal de peligro. Noa Luna, a pesar de no aparentarlo, tiene experiencia – o quizás suerte – en labores de vigilancia, y ayuda bastante a Covenant.
El humor en general del grupo fluctúa… de momentos ligeramente tensos en las dos ocasiones en que casi quedan empantanados, con los ánimos seguramente empeorados debido a la vista nada agradable de las poblaciones arrasadas, a momentos más distendidos y conversaciones triviales, chanzas y algún que otro comentario jocoso.
El convoy evita las grandes metrópolis y algunas fortalezas de la Coalición, y se van turnando en los vehículos para avanzar sin parar. Duermen por rondas y tan sólo hacen pequeñas paradas cada cuatro horas para estirarse, asearse y refrescarse un poco.
Halberd aprovecha e intenta entablar conversación con el ciborg, aunque éste no se muestra nada hablador. Aun así, el mecánico arregla un par de desperfectos menores en la chapa de la armadura de Briaeros, mostrándose útil, aunque sea en reparaciones menores para su compañero Rifts Warrior. Quizá si Briaeros necesita alguna reparación más grave en el futuro, no tenga que hacerla él solo.
Jack Tanreack parece ensimismado todo el viaje. Cuando no le toca estar pilotando o de copiloto, el tecnomago no para de trabajar en unos brazaletes. Parece perdido en sus pensamientos y de tanto en tanto maldice, pues ha encontrado fallos menores en la lógica de los circuitos, y el arreglo le llevará algo más de tiempo de lo que había estimado inicialmente.
Raxus y Xavier son los que, en este tramo del viaje, se encargan de la mayor parte de reparaciones en los vehículos. Halberd les echa una mano de tanto en tanto, pero no parece muy inspirado. Vicky Morrisona permanece con los mecánicos oficiales del grupo largos ratos también. Presta mucha atención y se la ve capaz de manejarse e incluso es de ayuda en varias ocasiones. Raxus sonríe e incluso piensa que la chica podría llegar a ser una buena aprendiz.
Viernes, 19 de enero de 105 PA.
Una vieja llave escondida entre mis cosas vuelve a ver los reflejos del sol desde hace ya demasiados meses pues más de un año ha pasado desde la última vez que fue utilizada. A pesar de ello, encaja perfectamente en la cerradura de aquella puerta, una puerta que no ha sido abierta en la misma cantidad de tiempo. Las ventanas son testigos silenciosos de aquel abandono pues sus vidrios sucios y algunos rotos no han recibido atención alguna. Han sido olvidados al igual que los antiguos habitantes de ese lugar.
La cerradura cruje y la puerta se abre, liberando una pequeña capa de polvo que no tarda en elevarse a la altura de mi nariz, permitiendo que mis ahora potenciados sentidos capten una desagradable mezcla de aromas, que comprenden desde ácaros y humedad hasta el olvidado olor de mi hogar.
Tras la puerta, todo permanece en sombras. Cruzo el umbral con cierta melancolía cuando veo los muebles en el interior, cubiertos de bolsas para que no se estropeen. Ni siquiera recuerdo cuando hice aquello, con el miedo y la preocupación de desaparecer del radar y no ser asesinado en algún callejón. Debía irme rápidamente y así lo hice.
Avanzo con lentitud, como si temiese despertar a un dormido dueño de casa, oculto en una de las habitaciones que permanecen a continuación, comunicadas por el pasillo central. Pero sé que no está ahí, sé que hace años que no está ahí y que durante varios años fui yo el único dueño de esta casa. Nunca tuve el dinero de mi padre y, aunque pude conservar la casa después de su fallecimiento, jamás pude permitirme contratar servidumbre como él tenía. Aún recuerdo de mi niñez, al mayordomo y la ama de llaves, las sirvientas e incluso la cocinera. Hasta había un tipejo que hacía de jardinero.
"No recordaba lo enorme que era esta casa y lo forrado que estaba mi padre. Supongo que hacerlo ahora es solo otra forma de entender lo mucho que me faltó para ser como él y lo inalcanzable de esa meta. Fui un fracaso y sigo siendo un fracasado."
De pronto, la casa a mi alrededor es un lugar extraño. Miro a mi alrededor y solo veo sombras y polvo de una vida anterior, una vida terminada hace mucho tiempo, truncada por el destino y abandonada para cumplir una condena que aún no caduca. Los muebles, la decoración, incluso el aroma no me pertenecen. Son fantasmas y sombras de tiempos mejores que no planean volver jamás. Soy un desconocido allanando una morada sin dueño.
Giro sobre mis pasos y salgo nuevamente al exterior. El césped está salvaje y se nota que nadie ha caminado ahí por meses pero no es algo que me importe y mis ojos no se detienen en ello ni un momento. Cierro la puerta detrás de mí utilizando la misma llave y luego la deslizo por debajo de la puerta hacia el interior. Ya no hay nada aquí para mí y definitivamente no volveré. He terminado con los recuerdos y espero que ellos hayan terminado conmigo.
Avanzo hacia la calle a través del camino de piedra tallada en medio de jardín, cuando me parece ver al otro lado a un hombre mirándome. En principio no le tomo atención pero, de un momento a otro, le reconozco evocando un recuerdo lejano de la infancia. Es mi padre el que me observa y por su rostro, no veo alegría en lo que ve.
Corro hacia él sin siquiera saber qué le diré. No sé si desea verme ni si está furioso. ¡Por Dios! ¡Ni siquiera sé como está con vida! Pero necesito verlo y hablarle, sobre todo ahora que mi vida da vueltas y todo ha cambiado tanto. Pero cuando llego allí, no hay nadie. Miro alrededor, intentando encontrar por donde se ha ido, usando mi poderoso oído para detectar sus pasos, pero no. Simplemente no está y parece como si no hubiese estado nunca.
Acoso a una anciana que mira desde su ventana, interrogándola acerca de si vio a un hombre ahí o si vio a alguien irse, pero la confundida mujer no es capaz de decirme nada. Asegura que nadie estaba ahí y que nadie se ha ido. Lo mismo indica el hombre que maneja la tienda de enfrente, que asegura que no ha pasado un alma por ahí en más de una hora.
Me apoyo en un muro, confundido, sin saber realmente si mi padre estaba aquí o si solo fue una visión en mi interior, un mal juego de mi mente. Dicen que los implantes causan locura y puede que así sea. Después de lo visto, comienzo a considerarlo más fuertemente. Necesito pensar y entender lo que ocurre pero no es algo que conseguiré acá. Necesito caminar y necesito recorrer con mi pasos lo que mi pensamiento recorrerá en mi mente.
Necesito algo de aire y calma.
VIAJE A TOLKEEN (3 DE 4):
Briaeros conducía tranquilamente, o todo lo tranquilamente que era posible con sus compañeros conduciéndoles a barrizales y demás lugares poco adecuados para vehículos normales, mucho menos para el pesado Battlebringer. Además, por supuesto, estaba la charla de Halberd. No es que le molestara exactamente, o le cayera mal... Pero tanto el hecho de que seguía sin sentirse muy cómodo hablando en american, como que aún pesaba sobre él la muerte de tantos antiguos compañeros Rift Warriors, hacían que el borg no fuera demasiado parlanchín.
Por supuesto, intentaba responder. A veces un asentimiento, un breve comentario aquí y allí, pero nada que realmente pudiera denominarse conversación en cualquier contexto civilizado. Más bien un monólogo por parte del enano, con la esporádica participación de Briaeros.
Sin embargo, cuando llegado el momento el primero le reparó algunos desperfectos menores, el alemán decidió que había llegado el momento de esforzarse. Al fin y al cabo, había arreglado parte de su cuerpo.
-Eh... Gracias, Halberd-dijo, con un marcado acento-espero no haberte aburrido mucho en el camión... Pero aún no soy muy bueno con la lengua-explicó. Y lo cierto es que no añadió mucho más, pues tampoco era demasiado hablador y no tenía mucho que decir. Sin embargo, mientras conducía, sí pensaba. Pensaba en lo que les depararía el futuro inmediato, en los pueblos arrasados que habían atravesado, en aquellas patrullas coalicionistas sueltas por el lugar, así como en la tribu de simvans. Todo posibles amenazas a las que podrían tener que enfrentarse.
Parecía que los Rift Warriors no podrían realizar aquel viaje tranquilos, después de todo. Con un poco de suerte, se equivocaría. Pero algo le decía al borg que no sería así, que más pronto que tarde encontrarían problemas en aquel viaje.
VIÑETA III DE IV, VIAJE A TOLKEEN "EN BUSCA DE UN NUEVO HOGAR"
Viernes, 19 de enero de 105 PA.
La llegada a Kingsdale traía aparejada al grupo al menos una noche de tranquilidad en la carrera de fondo que era el viaje a Tolkeen. Por el tono grave de la charla con Mercator, se notaba que los Rifts Warriors no eran bienvenidos en ningún sitio. Habían puesto demasiada carne en el asador y puede que se viera su figura no tanto ya como una virtud de resistencia contra la Coalición, sino como unos terroristas cuyos esfuerzos eran anticoalicionistas... De momento.
No en vano la Coalición tenía los mejores contactos, poder y modo de amenazar territorios enteros gracias a sus recursos económicos y su enorme y versátil ejército de cerebros lavados. Con toda esa influencia en la mesa nadie podía resistir una presión directa durante demasiado tiempo, y ciudades-estado independientes se encogían ante la mención de las posibles consecuencias de las represalias coalicionistas.
Pero de esa manera también habían encendido una llama, una luz que se veía desde muy lejos y que podría avivar otros rescoldos. ¿Quién sabe si el ejemplo de los Rift Warriors sería seguido por otros, y el testigo que tendían sería tomado por manos más fuertes y numerosas? El tiempo lo diría.
Raxus exhibió su figura y su pose amenazante por la ciudad en un intento de llamar la atención sobre los rumores que sus compañeros Warriors, Daeron y Quick extendían. Parece que la treta funcionó, y salimos de la ciudad de noche y por la puerta de atrás, en un intento de dar esquinazo a la Coalición.
El camino se antojaba como saltos de mata a mata, y sólo gracias a la pericia de algunos Warriors expertos en orientación y conocimiento de tierras salvajes conseguimos evitar baches en el camino que podrían haber causado daños o heridos de gravedad.
Raxus se volcaba cada vez más en el campo de la mecánica, chapuceando los vehículos siempre que fuera necesario con el Merc Callahan, que se había demostrado un habilidoso manitas así mismo. Vicky apuntaba maneras cuando se ofreció como ayudante, y Raxus la admitió con el secreto deseo de tomar confianza con ella y poder hablar de ese episodio en aquel lejano Infierno, ya que la mujer era la única superviviente que podría hablarle sobre ello.
El camino les llevó a aquel cañón, y un viento frío soplaba cuando entraron por su boca, pero Raxus estaba bastante amodorrado y no lo vio venir...
VIÑETA III DE IV, VIAJE A TOLKEEN "EN BUSCA DE UN NUEVO HOGAR"
Viernes, 19 de enero de 105 PA.
Emil estaba satisfecho. No había podido expresar esa satisfacción tanto como hubiera deseado, pero lo cierto era que las intenciones de Mercator eran buenas, y que en sus palabras se escondía la intención de forzar lazos con los Rift Warriors, y el deseo de enfrentarse más adelante con las fuerzas coalicionistas.
Se viera como se viera eran buenas noticias.
En la soledad de la conducción, tras atravesar los páramos, el corsario suspiró, mientras miraba a Noa y a Quick. Estaba siendo un viaje muy agradable, y realmente, apreciaba a sus compañeros. También al resto de los Rift Warriors. El cansancio de las largas jornadas estaba pasándole algo de factura, pero si todo salía bien, podrían abandonar la zona y llegar hasta Tolkeen. Eran grandes noticias. Un combate, con un grupo tan nuevo, tan poco habituado a combatir juntos, no era lo más adecuado. En fin... había tomado las medidas que había podido. Ahora no estaba en sus manos. Hizo memoria: habían espacido los rumores, habían creado una distracción, estaban moviéndose rápidos... sí, si tenían un encuentro sería debido al azar puesto que estaba razonablemente seguro que no había traidores en el grupo. Más no se podía, se mirase como se mirase.
Desgraciadamente la situación de destrucción que atravesaban sin duda afectaría a "su gente". No cabía duda que no estarían en absoluto contentos con los poblados destruidos, y Emil siguió tratando de mantener el ánimo elevado, no con bromas, sino con esa forma tan suya de actuar como si estuviera en una película basada en una comedia francesa del renacimiento, y él fuera un corsario, o un espadachín.
No bastaba para animar lo bastante pero, quizás, sí mejorase en algo el humor de todos. Pero lo que bajo esa fachada pensaba el corsario y líder de los Rift Warriors, eso, no lo dijo a nadie. Nadie tenía por qué saber la rabia que crecía en su interior. ¿Acaso iba a beneficiar a nadie? No, claro que no. Tampoco la preocupación por lo alteradadas que estaban las Ley Lines. En esa situación, todo podía pasar.
Sólo unos días más. Unos días más y lo habremos logrado.
VIÑETA III DE IV, VIAJE A TOLKEEN "EN BUSCA DE UN NUEVO HOGAR"
Viernes, 19 de enero de 105 PA.
Pretendía que la "operación" resultara exitosa y el éxito pasaba por lo creíble. Y por tanto en aquel acto de extender falsos rumores era también necesaria la naturalidad en el proceso y por ende la diversión. A ese respecto Quick y Raxus no tuvieron que sobreactuar. Con la habilidad deslenguada innata de uno y el instinto de juerga, tras un par de jarras de cerveza, del otro la espontaneidad ya estaba servida.
Daeron se limitó a hablar lo justo. Muy diplomática y amenamente, algo que sabía hacer bien. Y también se ocupó de mantener vigilados a la pareja más activa. No deseaba que en Kingsdale se repitiera lo que en algún pueblo, donde peleas campales acababan con salones destruidos y parroquianos desdentados.
Llegó a su lecho cansado y con una sonrisa fruto de una noche divertida. Tan pronto se acostó esta se borró y como ocurría desde que ella desapareciera, se sumió en sensaciones y pensamientos de soledad. De necesidad y falta del calor de Indira.
El día siguiente supuso una preparación de todo de manera encubierta, disponiéndose a partir al atardecer. Entonces Alexa invitó a los arcanos a participar en una sesión para entrar en comunión con las energías de la zona y que pudiera darles ciertas respuestas a los fenómenos de inestabilidad Ley Line que hallaron antes de llegar a Kingsdale.
Daeron, junto con otros, se concentró en buscar respuestas a lo que sucedía, guiados por Alexa. El magus, de alguna manera, logró una inmersión muy profunda a la hora de observar y leer los trazos de la magia de aquel lugar... y lo que vio le causó gran pesar: la coalición y una tribu de simvans, combatiendo entre sí, habían exterminado a numerosas poblaciones regionales. La violencia, las muertes, las almas partiendo con dolor y la energía desatada para toda aquella destrucción eran las causantes de la alteración de las Ley Line. Y así se lo comunicó a sus compañeros.
Emil, pese a todo, decidió no demorarse más y partieron súbitamente, sin previo aviso ni despedidas, de noche. La conducción nocturna dio varios problemas y diversos sustos, principalmente debidos a la orografía y a los accidentes geográficos, difíciles de percibir en la oscuridad. El día siguiente supuso la confirmación de lo visionado durante la sesión de Alexa: poblaciones arrasadas. El que simvans estuvieran tras esto era malo, pero que estuviera la coalición lo hacía mucho peor. Teniendo un mal presentimiento pidió a los Tres qué, si la coalición tenía espías en Kingsdale, estos hubieran mordido el anzuelo, tragándose el que iban a discurrir por un lugar distinto.
Apenas se detuvieron en todo el día excepto para comer, hacer necesidades y estirar las piernas. El joven magus, sentado como copiloto junto a Shidi en el hoverfurgón de este, no resultaba un compañero muy locuaz y divertido en esos momentos, pasándose la mayor parte del tiempo ensimismado y durmiendo. Sin embargo el excomando no parecía importarle o más bien parecía entender la tensa situación y fuera como fuese no perturbó el sueño del arcano, ni cuando condujo el vehículo, a la cabeza del convoy, a través de aquel cañón.
VIÑETA III DE IV, VIAJE A TOLKEEN "EN BUSCA DE UN NUEVO HOGAR"
Viernes, 19 de enero de 105 PA.
El viaje se me está haciendo cada día más y más cansador. A veces me gustaría dejar a los demás botados y largarme a donde realmente quisiera estar, pero no lo tengo claro, sólo sé que ya ha pasado demasiado tiempo y aquí sigo, sin hacer nada por lo cual sentirme útil. Siempre sueño con lo mismo: Aquella casa vacía y sin nada que me recuerde al sentimiento acogedor de un hogar, que hace tiempo no lo tengo y ya he perdido el sentir de aquello. Como quisiera ir a aquel bar y sentarme frente a ella para recorrerla con los ojos, tomar su mano y que me reconforte con sus palabras claras y honestas. Quizás cuándo la veré de nuevo, espero que pronto.
Comparto las horas en que estoy despierta con la pequeña Noa, aprendiendo de sus dotes culinarias cuando no nos detenemos a comer en alguna taberna de los pueblos que pasamos. Es con las pocas personas con la cual me siento a gusto en este viaje. Es capaz de sacarme una que otra sonrisa con su voz aún infantil, veo la inocencia en sus ojos y me temo que esté creciendo sin aprovechar la dulzura de sus jóvenes años.
Kingsdale es una parada obligada pues tiene gran surtido para poder reabastecernos de todo lo necesario pero no tengo mucho interés de recorrerle ni explorarla pues lo mío son los campos y los caminos. Tantas construcciones juntas no es algo que me haga sentir cómoda, pues solo lanzo miradas desconfiadas alrededor, preocupado de los enemigos que pueden ocultarse entre los edificios y disparar desde las múltiples ventanas que nos apuntan. Puede que solo sea mi paranoia o los oscuros recuerdos de lo vivido pero, sea como sea, solo quiero largarme de una vez y retomar el camino.
Está pronto a oscurecer y me presto para dormir, mis piernas se sienten cansadas e hinchadas a pesar de estar la mayor parte del tiempo arriba del caballo robot. Cierro los ojos mientras añoro cabalgar junto a aquella criatura de pelaje negro y brillante que dejé en DarkGate. Lo extraño mucho y espero que él también lo haga aunque no sé si su mente de animal es capaz de ello. Me consuelo pensando que está teniendo una mejor vida que estos áridos y peligrosos caminos que recorro día a día.
El camino se extiende nuevamente frente a nosotros, pero esta vez intentamos desviar la atención de posibles perseguidores pues, a nuestros oídos llegó la noticia de que la Coalición nos persigue. No creo que seamos capaces de derrotar a un grupo de búsqueda y destrucción, no después de lo vivido en Angstville, cuyos recuerdos aún me atormentan, sobre todo con las vidas que se perdieron ese día. El rifle de la Coalición que llevo en la espalda es un recuerdo de que pueden ser unos hijos de perra pero hacen realmente bien el armamento. Sus Samas son terribles y los robots son tan letales como resistentes. Simplemente no seríamos capaces.
Hago galopar al caballo robot, recibiendo el viento y el polvo en el rostro, con mi cabello corto ondeando por el movimiento mientras mi mente está en mis temores y no completamente en el camino, esperando que mis miedos no tengan fundamento y que no tengamos que salir de la duda jamás.
VIÑETA III DE IV, VIAJE A TOLKEEN "EN BUSCA DE UN NUEVO HOGAR"
La noche y el día que pasaron en Kingsdale dieron lugar a muchas cosas que recordar, pero fueron tres momentos los que más tarde, después de lanzarse a la grieta para escapar de la coalición, volvieron a la mente de Halberd para resquebrajar su imagen de enano estoico y sereno.
El primero fué durante la noche. Habían salido a tomar unas cervezas y esparcir falsos rumores. Emil había decidido que Halberd fuese en compañía de Callahan y Noa y antes de partir Alexa le había prevenido sobre Noa encargándole que la vigilara atentamente pues temía que el episodio de su posesión no estuviese concluido.
La discrección y las habilidades sociales no eran el fuerte de Halberd así que Noa debió percatarse de su desconfianza porque tras varias cervezas, cuando Callahan se ausentó a vaciar la vejiga, Noa tomó la iniciativa sacando el tema de la posesión. Callahan tardó en volver y Halberd habló con Noa un rato largo del pasado de ambos, de sus miedos, sus esperanzas. Hicieron bromas sobre el resto de los Rifts y cruzaron apuestas sobre quienes formarían pareja. Noa tenía poca resistencia al alcohol y pronto se sintió achispada experimentando una fase de ensalzamiento de la amistad. En cierto momento Noa cogió con sus manos finas y delicadas la mano rugosa y endurecida por el trabajo como mecánico del enano y mirándole a los ojos le dijo:
-Tengo un buen presentimiento, ¿sabes?, creo que todo esto ha sido para bien. A la larga nos alegraremos de habernos ido de DarkGate. Los Rifts Warriors vamos a ser como una familia, una gran familia, vamos a cuidar unos de otros. Tenemos toda la vida por delante.
Aquella chica de apariencia frágil disipó todas sus dudas y le ganó en ese momento mágico que quedó roto con la vuelta de Callahan.
El segundo momento fué a la mañana siguiente cuando se dirigió con Quick Silver a comprar recambios y esparcir algunos falsos rumores más.
Desde un primer momento Quick Silver demostró ser un compañero de lo más locuaz. Para él los temas de conversación no tenían fín y cambiaba de uno a otro con la naturalidad de un pestañeo. Halberd estaba asombrado con toda esa palabrería que le salia sin cesar y a borbotones.
En el taller mecánico Quick Silver se mantuvo al margen. Cuando Halberd encontró las piezas que necesitaba y se dispuso a pagar, Quick Silver se adelantó. Pero estas comprando un montón de repuestos y te va a cobrar lo mismo que si los comprases de uno en uno, ¿es que no vas a negociar el precio? - Halberd estaba acostumbrado en que en el taller no se negociasen precios y además, la cara que en ese momento puso el propietario dió a entender que él nunca había negociado precios y el infierno se congelaría antes de que lo empezara a hacer.
Pues bien, ese día debió entrar una buena ráfaga de aire helado en el infierno, porque media hora después en el que Quick Silver no paró de darle a la "sin hueso", salieron del taller habiendo pagado un tercio menos del precio original. Halberd no podía creerlo y miraba al Quick Flex Alien con una mezcla de extrañeza y admiración. De vuelta en el campamento y a modo de despedida Quick Silver, tuvo un momento trascendente y le dijo: - Yo soy alguien de ciudad, no nos engañemos, el campo no me gusta nada en absoluto, me siento como un pez en el desierto. Pero haré un esfuerzo por adaptarme a este tipo de vida porque en la ciudad hay mucho ruido y mucho movimiento pero al final es mucho andar para no llegar a ninguna parte. Sin embargo los Rifts Warriors somos algo más, hacemos cosas importantes, vamos a luchar por la justicia y la libertad, sí. La gente nos recordará, vamos a hacer cosas buenas, contarán nuestras hazañas mucho, muuuucho tiempo después de que hayamos muerto. Durante años, qué digo años, durante siglos. Jajaja. Sí, durante siglos, como en las leyendas.
Después de eso se pasó todo el día trabajando para tener la simulación de las Ley Lines a tiempo para el ritual de Alexa. Quedaban poco más de dos horas cuando pidió ayuda a Tanreack para terminarlo a tiempo. Era casi la hora cuando terminaron el trabajo. Tanreak apoyó su mano en el hombro de Halberd y le dijo: -Buen trabajo. Lo cual despertó en Halberd una curiosa sensación de orgullo y bienestar. Aprovecharon los últimos minutos antes del ritual para premiarse con una cerveza y hablar de los proyectos tecnomágicos en los que estaban enfrascados. Jack le contó que había estado dando vueltas a un nuevo método de mejorar el rendimiento de los motores. Normalmente los dispositivos electrónicos fallaban cerca de las Ley Lines pero él creía que podía controlar la inestabilidad y aprovechando fluctuaciones de la energía mágica dar energía a los vehículos. Era algo que se había propuesto mucha gente sin éxito, pero Tanreack planteaba una aproximación completamente diferente y que a Halberd le parecía que tenía sentido y muchas posibilidades de éxito. Eran unas ideas muy emocionantes, pero era la hora del ritual y tuvieron que aplazar la conversación. -No te preocupes- dijo Jack- Tendremos tiempo para seguir hablando, no te he contado lo mejor, es la clave del asunto y la podemos desarrollar juntos. Esa fué la última vez que habló con Jack.
Menos de un día después de hablar con Jack, cuando emergieron de la grieta y llegó el recuento de bajas, se dieron cuenta de que faltaban tres Rifts Warriors: Noa, Jack y Quick Silver. La parte más racional de su personalidad quiso tomar el control. Se dijo a sí mismo que perder tres Rifts era un precio bajo cuando podían haber muerto todos. Solo tres Rifts caidos, habían tenido suerte, mucha suerte. Solo tres Rifts... pero cuando pensó en los caídos y le asaltaron los recuerdos, sintió un dolor en el pecho como si le atravesaran con una estaca. Sintió como ese dolor se propagaba por todo su ser y se dejó caer de rodillas pues le faltaban fuerzas para sostenerse. Comenzó a sollozar tratando de reprimirse y se tapó la cara con las manos intentando evitar que le vieran romperse cuando los sollozos se convirtieron en llanto.
Iban a revolucionar la omnidinámica, tenían toda la vida por delante, iban a ser una familia y cuidar unos de otros, iban a luchar por la libertad y convertirse en leyendas. 24 horas después habían sido cazados como animales sin oportunidad de defenderse. Quick Silver, Noa y Jack estaban estaban muertos y Halberd impotente, llorando como un niño inconsolable.
Un instante. Eso es lo que tarda en cambiarte la vida. Ahora estas bien y un instante después ya no lo estás. La exclamación de Emil a su lado, conduciendo el vehículo, fue el comienzo de ese instante. Una exclamación de alerta, de sorpresa, inesperada por completo, pero que hizo que Noa levantara la vista y la fijara en su compañero. No era propio de él aquella mirada concentrada y perdida. Realmente no venía a cuento, no tenía razón. ¿O sí? Algo se disparó en su interior, un engranaje que hacía tiempo que no se activaba. Al sentirlo sintió que la había echado de menos pero que se había olvidado que podía sentir eso, que la adrenalina aún circulaba por sus venas, que en su interior, alerta, aún existía algo. Su mano se agarró fuertemente del asiento mientras su mirada se clavaba en el retrovisor esperando ver algo. Durante un instante no vio nada, y casi respiró aliviada de que así fuera. Pero un segundo después vio como el vehículo que les seguía hacia un movimiento extraño y después... después los gritos de sus amigos rompieron el silencio al estallar la radio con sus advertencias. No estaban solos, la Coalición les pisaba los talones. No, los tenían justo detrás. ¿Como no se habían dado cuenta? Los gritos se sucedían sin parar, nublando el entendimiento de Noa. No estaba preparada para un combate, ni mental ni físicamente, no se había preparado pero... ¿Realmente podía defenderse de aquello? ¿Sería capaz realmente de volver a usar un arma contra alguien? Se volvió a mirar a Emil, sus miradas se cruzaron un instante antes de que él diera un volantazo y fijara su mirada en el carril que seguían para no cometer ningún error. Noa hizo lo mismo, fijó su mirada sobre la arena, pero cerró los ojos fuertemente. Necesitaba saber, necesitaba una guia en aquel momento. Las palmas de sus manos cubrieron sus oidos, intentando buscar un poco de silencio. Quizás no es la Coalición...quizás no va a pasar nada... quizás... Un estruendo junto a ella, un volantazo de Emil, un frenazo desesperado. Y gritos y más gritos. Emil estaba a su lado y, un instante después, ya no lo estaba. Un instante, un maldito instante de nuevo. Lo buscó con la mirada y lo vio, delante del Titán, agachado y en guardia, preparado para la lucha. Pero ella estaría segura allí dentro. El Titán era un vehículo inmenso y poderoso. Estaba lejos de las balas que comenzaban a silbar a su alrededor. Cerró sus ojos, se encomendó a su Dios, buscando su guia. No quería volver a matar, no quería hacerlo... Una luz enormemente blanca iluminó su alrededor, la vio, la sintió, incluso con sus ojos cerrados. Abrió sus ojos lentamente, esperando verse deslumbrada por aquel resplandor, pero no sucedió nada parecido. Se fueron acostumbrando poco a poco a la luz y pudo ver sin ningún problema. Ya no estaba dentro del Titán. A su lado, su Dios observaba lo que sucedía más abajo. Bajó su mirada y vio una escena suspendida en el tiempo. Distinguió al Titán, convertido en una bola de fuego. Emil empujado por la onda expansiva, estaba suspendido en el aire. Vio a otros de sus compañeros tomando posiciones, vio a los vehículos de la Coalición pisándole los talones al grupo y vomitando fuego por todas sus armas. Era una fotografía, un instante. -Quería que lo vieras antes de irnos. -No he sentido nada, ha sido todo muy rápido. Quería saber lo que... -Lo sé, pero no ha habido lugar. No importa. Tenemos que irnos a no ser que quieras despedirte. Noa asintió. Un instante después estaba junto a la figura estática de Emil saltando por los aires. Le dio un beso en la mejilla, y las gracias por haber contado con ella. Y, sobre todo, por haber confiado a pesar de todo. Le siguieron el resto de sus compañeros, congelados en aquel instante qu ele había sido concedido. Vicky, la gran Vicky. Su única amiga, la iba a echar mucho de menos. Le acarició su mejilla con dulzura, y la dejó atrás sintiendo que le debía algo que nunca podría pagarle. Alexa...aún a pesar de todo. Briaeros, Daeron, Halberd, Jack, James, Muxu, Quick, Thomas y los recién llegados Equilibrium, Xavier y... se detuvo un instante más junto a Raxus. -Lo vais a conseguir, intentaré ayudar todo lo posible desde el otro lado si me lo permiten-le dijo al oído. Lo miró un instante y posó sus labios sobre los del enano, besándole un segundo-Mucha suerte, Raxus. Gracias, por todo. Y un instante después, ya no estaba junto a él.
VIAJE A TOLKEEN (3 DE 4):
Despertó en un sofá de un lugar que no conocía. En aquel salón varios jóvenes dormitaban desperdigados. Alguna chica, demasiado ligera de ropa. Parte de su ropa,estaba por el suelo y entre vasos a medio acabar. Aquello había sido una buena fiesta, sin duda.
En que momento se separó de los otros y terminó aquí, se le había olvidado. Sin duda la tarde estaba avanzada y no podía llegar tarde a aquel ritual, así que no se lo pensó demasiado y salió pitando.
Aparentemente la misión de los rumores había salido bien. Le alegraba ser de utilidad al grupo, este tipo de cuestiones cosmopolitas eran las que se le daban bien. Recordó mientras caminaba que Raxus y Daeron también se habían batido el cobre adecuadamente.
El ritual de adivinación no fue tán espectacular como esperaba, pero acumular experiencias siempre le gustaba así que encaró el regula de buen humor.
El buen humor no le duró demasiado. Ver aquellas poblaciones destruidas le quitó de golpe el ánimo. Todos aquellos hermanos, seres interesantes cuyas vidas podrían haber sido apasionantes, segados, borrados de un plumazo sin sentido.
El resto de viaje se mantuvo circunspecto, ayudando en las dificultades de tracción en las zonas pantanosas, pero sin hacer gala de su su humor ni su verborrea.
Lanzó una mirada al cielo cuando enfilaban aquel cañón. No tiene buen color, mala cosa.
VIÑETA III DE IV, VIAJE A TOLKEEN
La "noche de chicos" no había ido como Shidi se hubiera imaginado pero, al final, eso no había implicado algo malo. Se lo había pasado bien con aquella androide, muy bien. Hacía mucho que no se acostaba con una máquina diseñada para el placer masculino. Normalmente faltaba siempre algo, esa chispa, la conexión que se crea entre un hombre y una mujer cuyos cuerpos retozan y obtienen placer mutuo.
Las máquinas son frías... como Briaeros por mucha calefacción interna que les pongan.
Sin embargo, la obsesión de Shidi otorgaba a todo aquello un aura diferente.
El androide complacería a Shidi en todo lo que le pedía y eso era algo que James valoraba mucho. En toda la noche no había divisado a ninguna mujer que se le pareciera. Cuanto más bebía más le costaba quitarse de la cabeza la imagen de su Amante Corrupta.
- Puedo saber exactamente lo que quieres, guapo. - Le dijo la voz con un ligero tono metálico que, a pesar de ello, no era nada desagradable. Shidi sonrió asintiendo permitiendo que la androide le clavara una micro-jeringa en su antebrazo. En un instante el color de pelo de la androide había cambiado y, hasta su rostro, había adoptado otras facciones. Sabía que era algo enfermizo, pero no podía evitarlo, sobre todo tras una nada pequeña ingesta de alcohol que derrumbaba todas sus defensas. Se consoló diciendo que lo hacía por los Rifts Warriors. Sí, eso era. Todo el mundo sabía que las androides del sexo tenían no sólo el objetivo de ganar dinero para sus dueños sino el de recabar y analizar toda la información posible con la cual chantajear a los pobres incautos que caían en sus brazos, o venderla por aún más dinero del que podrían sacar estando con cientos de hombres.
VIÑETA III DE IV, VIAJE A TOLKEEN.
Se había dscubierto a sí mismo observando ensimismado su mano derecha en más de una ocasión, una mano que abría y cerraba de forma inconsciente, quizá un recuerdo de otra época y de otro accidente que habían culminado en sus brazos biónicos. Ahora, el simple mordisco que aquella extraña bestia, una herida que cicatrizaba perfectamente y sin ningún aparente efecto secundario, despertaba viejos fantasmas y algo más. Una sensación de peligro, una constante sensación de que alguien o algo le seguía como una sombra pegada a sus pies. Experimentaba los síntomas, pero no identificaba la causa. El vello de su nuca erizado, un cuasi constante dolor en sus riñones que parecían a punto de explotar en una llamarada de adrenalina.
Pero no parecía que nada fuera a ocurrir mientras viajaba junto al silencioso Briareos en su gran vehículo o cuando se dedicaba en los descansos a arreglar los mil y un eternos desperfectos que su peregrinaje causaba en unos y otros vehículos.
Quizá todo tuviera su razón de ser en la sesión espiritista que los magos habían llevado a cabo, en las visiones despertadas, en la destrucción vista, o quizá en el mal funcionamiento de las líneas de Ley. Fuera lo fuera, no parecía que nada fuera a ocurrir, nada que explicara la sensación de estática recorriendo su piel de un punto a otro o su vello corporal erizado.
Estimado don Alberto.
Hoy se podría decir que he conseguido tener éxito en una de las tareas que se espera que cumpla como “líder diplomática” del grupo. Porque se lo había dicho, ¿no? Soy la encargada de la diplomacia, junto a Emil, el líder absoluto de los Rift Warriors.
Lo de “absoluto” es broma, por supuesto. Probablemente Emil es el más indicado para guiarnos y la decisión más sensata fue elegirle a él. En cualquier caso si soy la encargada de la diplomacia es todo gracias a Halberd. Fue él el que me propuso como lideresa hace ya tiempo, antes de comenzar nuestro viaje, y aunque no conseguí prácticamente ningún apoyo más allá del de nuestro estimado enano, Emil consideró que mi experiencia podía ser de utilidad. Se lo agradezco, tanto a Halberd como a Emil. Al uno por su confianza en mí y al otro por refrendarla y por darme la oportunidad que me da de ser de utilidad para todos.
Hoy, como decía, he podido serlo. Quizá mi logro, al menos al que yo concedo verdadera importancia, no nos sea de utilidad ahora. Pero en esos momentos en los que la incertidumbre se apodera de toda esperanza de disponer de un futuro de verdad, de uno estable y real, de una vida -porque huir me temo que no es vivir sino sobrevivir…- Bueno, en esos momentos saber que se dispone de una posibilidad, aunque sea remota, de vivir una vida normal, de poder despertarse en una cama, sola o acompañada de la persona amada, de poder levantarse y desayunar tranquilamente en la cocina, de poder darse una ducha con agua caliente y luego salir de casa aunque sea solo para comprar el pan; disponer de esa posibilidad lo es todo. Y yo lo he conseguido, don Alberto.
Quizá nunca llegué a aprovecharla. Quizá no llegué a sobrevivir para disfrutarla. Pero está ahí y a veces, cuando el exilio se me hace más difícil, me consuela pensar que es posible. Es con eso con lo que se tiene que vivir, supongo, con lo que es posible. De qué sirve pensar en las puertas que se nos cierran si una vez cerradas ya nada se puede hacer por atravesarlas. Mejor pensar en las que aún permanecen abiertas, y creo que eso es lo que yo voy a hacer a partir de ahora.
Pero creo que una vez más me he enrollado más de lo necesario y no le he llegado a decir lo que he conseguido. No dudo que ya lo habrá intuido, pero quiero decirlo. Escribirlo, vamos. Haciéndolo se vuelve más real y me hace sentir bien. A lo mejor me estoy regodeando demasiado en una minucia que cualquier otro en mis mismas circunstancias hubiera conseguido, pero lo necesito. Qué le vamos a hacer, soy una mujer de necesidades sencillas.
Allá voy:
Después de hablar con el líder de cierta ciudad he conseguido que en un futuro nos sea posible a los Rift Warriors asentarnos allí. Establecernos. Vivir. En un futuro, sí. Ahora no. La cosa aun está demasiado complicada. La situación es demasiado compleja y los ánimos demasiado caldeados. Pero bueno… Puedo considerarlo un éxito, ¿no? Yo creo que sí.
Así pues con esta buena noticia me despido, don Alberto.
Un abrazo para todos, y muy especialmente para usted.
Muxu Meidall.
Vigila al grupo Thomas es tu cometido, vigila por el grupo es necesario. Eso era lo que se repetía de forma constante en la cabeza del antiguo periodista y escritor. Sus compañeros le necesitaban, quizás no lo supieran, pero le necesitaban, eran poderosos, más que él, intrépidos, sabios y astutos, pero desconocían el verdadero peligro. Únicamente a él le había sido revelada la verdad. Él era la única persona consciente del peligro y corría el riesgo de parecer loco si se lo confiaba a sus compañeros. No, la idea de hablar estaba borrada, los vigilaría en silencio y estaría atento, cuando estuvieran en peligro él estaría allí para salvarlos. Ese mundo estaba siendo invadido, se estaban apoderando de ellos a escondidas, pero a él no le engañaban.
Su mente viajaba entre diferentes mundos y su cuerpo acababa destrozado en todos ellos por igual, pero conocía el peligro y sabía como afrontarlo. Era consciente de que aquello le podía costar la vida, al menos la vida en ese mundo, pero no iba a dejar que esos seres acabaran con todo. En su corto y tumultuoso período de tiempo entre los Rifts Warriors, había cogido algo de cariño a sus componentes y al mundo en el que se encontraban, iba a ayudarlos y a velar por ellos aunque pensaran que él no era más que un loco demente con la cara vendada.
Se esforzó en ser la avanzadilla, el explorador que pusiera ojos a los pasos que sus compañeros daban. Les perseguían y era peligroso para ellos, debía estar atento y concentrarse muchas vidas estaban sobre sus espaldas. De él dependía que no los emboscaran o cazaran, tenía que estar atento a cada pequeño detalle, eso era lo que tenía que hacer. Y lo hizo, lo mejor que pudo y supo. Suficientemente bien como para que la Coalición no los encontrara y destrozara. Realizar bien aquella labor le ayudó a reconfortarse, se sentía extrañamente útil y eso estaba extrañamente cerca de hacerle sentir feliz.