DM: Rifts: Turno 40:
Introducción individualizada:
DM: Rifts: Turno 40:
Domingo, 25 de septiembre de 104 PA, por la tarde:
Os encontráis junto a la cabaña de Doug Weiss deliberando acerca de si debéis ir o no al Nido de Duluth. Mune se opone, cree que eso equivale a un suicidio para los que vayan y opina que lo mejor sería buscar al científico Zach Krug en el norte, pues cree que puede ayudaros a desentrañar el misterio que os ocupa. Arik sabe que él no sería muy útil en una infiltración al Nido.
Daeron considera que él debe de ir allí y descubrir si los Xiticix tienen cautivos a los desparecidos. Indira comprende los motivos de Daeron, pero está preocupada por lo que pueda pasarle a su amado. Shidi insiste en que él quiere ir, pero casi todos dudáis de que eso sea buena idea, especialmente Baldwin que dice que sólo deberían de ir los más rápidos y sigilosos, como él mismo. Erzebeth se presenta voluntaria para esa peligrosa misión, aunque por su expresión os queda claro que ella también piensa que es una misión suicida. Rolando está de acuerdo en que se haga esa exploración, aunque tiene dudas acerca de si él sería de ayuda en algo así o bien supondría un estorbo. El erudito Weiss parece entusiasmado con este "trabajo de campo", como lo llama él, sin duda lo ve como una oportunidad para estudiar más de cerca a los Xiticix, no parece consciente del riesgo.
Daeron considera que tenéis que penetrar en territorio Xiticix, tal vez separados en dos grupos para evitar provocar ataques (Weiss afirma que un grupo demasiado numeroso y equipado con muchos vehículos ruidosos o pesados tiene muchas posibilidades de ser descubierto y asaltado por los insectoides, que al parecer tienen un sentido del oído increíble y captan las vibraciones en el suelo desde kilómetros de distancia).
El primer paso antes de separar al grupo sería descubrir a una patrulla poco numerosa de insectoides y emboscarla. Weiss os dice que los Xiticix tienen una cabeza increíblemente dura y resistente a los daños más extremos, de tal modo que en circunstancias normales apuntar a la cabeza para eliminar a esas criaturas es una pérdida de tiempo, pues resulta más fácil impactar en el tórax o abdomen e igual de efectivo, pero que si lo que queréis es recuperar las glándulas de feromonas intactas tenéis que dispararles a la cabeza para que quede el resto del cuerpo medianamente en buen estado.
Shidi propone que una vez que hayáis preparado una emboscada, él podría volar con su SAMAS y atraer a unos pocos Xiticix hasta el lugar. Confía en que la maniobrabilidad y velocidad de su armadura de potencia le permita conseguir esto sin sufrir daños. Pensáis en su propuesta y os parece bien, por lo que aceptáis ese plan.
Lo preparáis todo y avanzáis hacia el norte, directamente al interior del territorio Xiticix. Tal y como os ha dicho Weiss veis que el paisaje parece sustancialmente igual al que habéis dejado atrás, por lo que las historias de que los Xiticix transforman su entorno en un paisaje alienígena deben de ser falsas. Erzebeth se quita el casco y olfatea el frío ambiente, le parece captar un rastro muy tenue de un olor químico, y así os lo comunica. Weiss dice que eso es normal, es el olor con el que los insectoides delimitan su territorio, aunque parece un poco sorprendido de que la elfa sea capaz de detectarlo, pues normalmente sólo los perros y los Dog Boys, y otras razas dotadas de gran olfato, lo perciben.
En su exploración adelantada, Erzebeth encuentra un bosquecillo espeso resguardado tras una pared rocosa de unos cuatro metros de altitud. Parece un lugar adecuado para organizar una emboscada contra oponentes aéreos. Regresa para informar y decidís aprovechar ese lugar. Ocultáis los vehículos lo mejor posible entre los árboles y después buscáis posiciones cómodas de disparo. Unos sobre las rocas (Baldwin) y otros subidos a los árboles (Erzebeth), y el resto en el suelo entre los árboles.
Arik pilota su Glitter Boy y se aleja unos setenta metros al sur del resto del grupo para no ensordeceros cuando dispare. Encuentra una posición adecuada entre unos árboles y con un terreno lo bastante sólido como para anclarse sólidamente al suelo cuando comience a disparar. Shidi se mete en su SAMAS y activa sus sistemas, establecéis un contacto por radio con él.
Daeron establece una posición de atrincheramiento por si os veis obligados a resistir, situada delante de donde están escondidos el hoverfurgón de Shidi, el Battlebringer, las hovermotos y el caballo robot de Rolando. Allí sitúa a Mune y le da instrucciones de crear un escudo de protección en forma de cúpula en cuanto comiencen los disparos. Rolando hace levitar sus pistolas TX-5 ante él y cierra los ojos mientras las revisa mentalmente. Después hace que ambas armas vuelen solas y se enfunden en sus pistoleras. Se sitúa de pie delante de Mune. Indira se sitúa al lado de Mune y le hace un gesto de confianza para reconfortar al nervioso mago.
Daeron le pide a Doug Weiss que se refugie en el interior del hover furgón de Shidi y no salga de ahí bajo ningún concepto. El erudito protesta, alegando que quiere ayudaros en el combate, pero Daeron se muestra inflexible: no quiere a Weiss en primera línea de fuego, sino resguardado y a cubierto. Los demás apoyáis a Daeron, Weiss no tendría ninguna oportunidad si le ataca cuerpo a cuerpo un Xiticix, y si él muere no podréis cumplir la misión y toda la emboscada habrá sido inútil. Cuando todo está listo, Daeron da la señal a Silver Hawk para que emprenda el vuelo.
El ex-Comando despega arrojando llamas blancas por los cohetes de propulsión situados a la espalda de su armadura. Sus alas se despliegan y se aleja a gran velocidad, elevándose enseguida a una altitud de unos cincuenta metros. Daeron sostiene contra su oído un comunicador de radio y escucha los informes de Silver, que le dicen que todo está despejado.
Transcurren unos treinta minutos y la mayoría estáis cansados de esta tensa espera. Baldwin ajusta su eyector de plasma preparado para disparar a máxima potencia en cuanto tenga a un Xiticix a tiro. Rolando se sienta sobre una piedra, cierra los ojos y se sume en un leve trance meditativo, lo suficiente para eliminar la impaciencia y la tensión y mantenerse perfectamente fresco y alerta para cuando llegue el momento. Erzebeth recuesta su espalda contra el tronco del árbol sobre cuyas ramas está subida, su armonía con el árbol es tal que resulta casi invisible a menos que uno sepa donde buscar. Daeron, Indira y Mune se ponen crecientemente nerviosos, no están demasiado habituados a la tensa espera de una emboscada. Arik en su Omega se concentra en los datos de telemetría de Silver, el cual como tiene por costumbre vuelta con todos los sensores activos en funcionamiento, por lo que el Conde puede rastrearlo muy fácilmente con sus sensores pasivos.
Silver Hawk vuela con precaución hacia el Nido, siguiendo una trayectoria en ondas, dando algunos rodeos para explorar bien las zonas por las que ya ha pasado para evitar que le cojan en una trampa. En el radar capta muchas criaturas voladoras en las proximidades de Duluth, pero no se plantea ir hacia allí, sino buscar alguna patrulla aislada de insectoides y atraerlos hacia su condenación.
Tras casi media hora de vuelo un cuarteto de Xiticix se elevan en vuelo de repente desde un bosquecillo disparando sus armas de fuerza telekinética hacia Silver. El ex-Comando comienza maniobras evasivas en cuanto los ve, por lo que ninguno de los disparos de los guerreros insectoides da en el blanco. Por su parte devuelve algunas ráfagas de fuego de rail gun poco preciso. Dispara sin apuntar, pues su objetivo no es causar daño, sino provocar y enfurecer a las criaturas mientras continúa esquivando todos sus disparos. Shidi comienza la retirada volando mucho más lento de lo que podría si realmente quisiera huir, pero haciendo todo tipo de acrobacias aéreas evasivas que le convierten en un blanco verdaderamente difícil. A estas alturas un piloto normal se habría mareado ya, pero Shidi fue entrenado duramente para ser un as pilotando armaduras SAMAS y es capaz de aguantar mucho rato girando a toda velocidad en barrena y resistiendo fuertes aceleraciones. Los sistemas de la SAMAS captan que la tensión sanguínea de Shidi es excesiva y recomiendan precaución. Silver Hawk ignora esas advertencias, sabe que su umbral de resistencia es muy superior a los niveles recomendados por la máquina. Transmite por radio su posición y situación al grupo, avisando que trae consigo "un póquer de X-Rays".
Arik sabe que eso significa cuatro guerreros Xiticix y se preocupa un poco, ya que tres de esas criaturas fueron capaces de abatir a un guerrero veterano como Gombuk y poner en serios problemas al resto del grupo. Sin embargo, esta vez parece que los Rifts Warriors al completo están preparados. Cuando Daeron recibe el mensaje de que ya llegan los Xiticix lanza un hechizo de Armadura Invencible sobre Indira y otro sobre sí mismo. Le dice a Mune que lance sus hechizos de protección y se prepare. Mune lanza un hechizo de Armadura de Ithan sobre sí mismo y después lanza un Campo de Energía que le protege a él, a Indira, Daeron, y a Rolando.
Los dos magos y la chica preparan sus respectivas pistolas, quitando el seguro y seleccionando el modo "ráfagas". Rolando se pone en tensión con ambas manos cerca de las culatas de sus pistolas enfundadas, en la típica postura de un pistolero a punto de batirse en duelo. Erzebeth y Baldwin apuntan hacia el cielo con sus armas, esperando a tener a los Xiticix a tiro. Arik tiene a los Xiticix en su radar, activa los sistemas de armamento, ancla su Glitter Boy al suelo y apunta cuidadosamente con su Boom Gun, es un disparo complicado el que prepara: un tiro a la cabeza contra un blanco lejano y volando deprisa, pero confía en la asombrosa precisión de su potentísima máquina de guerra de siglos de antigüedad.
Silver sigue volando hacia el lugar de la emboscada de la forma más errática posible, intentando despistar a los enfurecidos Xiticix lo suficiente como para que no reparen en la presencia de sus compañeros emboscados hasta que sea demasiado tarde. Arik asigna blancos por los comunicadores: el 1 para él, el 2 para Indira, Mune y Daeron; el 3 para Baldwin, y el 4 para Erzebeth, Rolando y Silver.
Aguardáis hasta que los Xiticix están a una distancia de unos ciento cincuenta metros. Arik mide la distancia con su radar, con respecto a la posición de Daeron y los demás que usan pistola, con respecto a su propia posición están a más de doscientos veinte metros, una distancia corta para el Boom Gun. Cuando están al alcance de todas las armas del grupo, Arik da la señal por los altavoces y todos abrís fuego a la vez, ganando un ataque libre por emboscada (excepto Silver, que está ocupado atrayendo a los Xiticix y realizando maniobras evasivas).
ATAQUE LIBRE DE EMBOSCADA:
COMBATE CONTRA CUATRO GUERREROS XITICIX:
Primera Melee:
Primer Ataque:
Fin del combate. Resultado de victoria aventurera. Éxito total de la emboscada. Bajas enemigas: 4 Guerreros Xiticix. Bajas aventureras: Ninguna. Erzebeth se ha quedado sin rifle, aunque le queda una pistola de iones NG-57 como arma.
Tras el combate todos recargáis vuestras armas y recuperáis los restos de los Xiticix y los reunís sobre unas rocas bastante planas. Weiss se adelanta y veis que sella el casco de su armadura medioambiental, activando los filtros respiratorios. Os recomienda que hagáis lo mismo. Después comienza un proceso bastante desagradable en el que Doug Weiss abre las carcasas de los Xiticix con ayuda de un escalpelo láser de alta intensidad. Baldwin le ayuda a arrancar los pectorales de exoesqueleto, la sangre verdosa de los insectoides mana a borbotones. Sentís náuseas cuando los órganos internos del Xiticix muerto quedan al descubierto. Doug extrae con unas pinzas una glándula que corta con ayuda de la herramienta láser. Os muestra que está vacía y os dice que esa es la glándula que secreta el Olor de Muerte de los Xiticix. Si hubiera un Xiticix presente en un radio de kilómetros a la redonda (Weiss no sabe exactamente cuántos kilómetros), sabría que algunos de los suyos han muerto y secretaría el Olor de Alarma o Llamada a las Armas, por lo que en cuestión de minutos un grupo numeroso de insectoides acudiría a investigar. En cuanto escucha esto Daeron pide a Erzebeth, Arik y Silver que establezcan un perímetro de vigilancia para vigilar por si se aproximan más Xiticix, para que os dé tiempo a intentar escapar.
Weiss os da una clase sobre anatomía Xiticix. A todos os resulta repugnante la situación ya que, con la posible excepción de Indira, carecéis del interés científico que tiene Weiss. Algunos incluso pensáis que es un tanto detestable que tengáis que recurrir a algo así para cumplir vuestra misión y preferiríais que Weiss se diera más prisa en conseguir las feromonas necesarias para poder incinerar cuanto antes los restos y olvidar tan desagradable asunto. Mune le comenta algo al respecto a Weiss, el cual decide dejar de explayarse en explicaciones anatómicas. Baldwin y Rolando ayudan a Weiss. Indira trae agua y cuando Weiss encuentra las que él cree que son las glándulas adecuadas las lava con vinagre y las sumerge en agua siguiendo las instrucciones del erudito. Weiss piensa que de ese modo se puede limpiar el olor de Muerte Xiticix, y a tal efecto se ha traído una garrafa de vinagre de su cabaña. Weiss extrae y lava de este modo numerosas glándulas de varios tamaños. Todas acaban metidas en cubos de agua procedentes del camión de Arik. Weiss se queda mucho rato contemplando las glándulas mientras tararea una cancioncilla. Todos os comenzáis a poner muy nerviosos.
Arik le informa a Daeron a través del comunicador que el panorama está despejado, no hay nada volando más grande que un pájaro en un radio de ochenta kilómetros (aunque si hay peligros en el suelo o volando a muy baja altura el radar no los puede detectar). Daeron le pregunta a Weiss que qué pasa y el erudito responde que hace mucho tiempo que no hace esto y que no está del todo seguro de cuáles de las glándulas que ha extraído son las que desprenden el olor de Identificación de la Colonia. Todas se parecen mucho, dice, aunque está casi totalmente seguro de que ha eliminado las de olor a Muerte (son las que estaban vacías). Pero le parece difícil asegurar qué glándula es la que buscáis y cual es la de Alarma, por ejemplo.
Daeron llama a Erzebeth y le pregunta que si sería capaz de discernir el olor. La elfa se quita el caso, su expresión es de desagrado. Coge una de las viscosas glándulas y la pincha levemente con un cuchillo. Olfatea y su expresión se convierte en una de asco extremo, podéis comprenderla. La exploradora repite el proceso con varias de las glándulas. Al final elige una que piensa que podría ser correcta. Weiss coincide con ella, está bastante seguro de que esa es adecuada, ya que parece la más grande y por su fisiología parece que suelta menos cantidad de feromonas de golpe (características ambas adecuadas para la función de la glándula que desprende el olor de Identificación de la Colonia). Daeron examina la glándula y consulta con Weiss acerca de cuántos de vosotros os podríais embadurnar con ese olor. El estudioso responde que dos o tres como mucho.
Daeron se queda pensativo y después le pide a Weiss que guarde la glándula en un frasco y la deje a buen recaudo en el Battlebringer. Después quemáis los restos y enterráis las partes que no prenden bien. Tras esto Daeron divide el grupo en dos grupos más pequeños, algunos expresáis preocupación ante esto, ya que dividir el grupo supone debilitarlo mucho. Daeron os explica que es necesario que sea así. Sólo un grupo muy reducido conseguiría acercarse hasta los dieciséis kilómetros del Nido sin ser atacado, el otro grupo se quedará a una distancia de diez kilómetros respecto del grupo de incursión y aguardará en la ruta de retirada de éste, para cubrirla si fuera necesario. Arik piensa que si es necesaria una rápida retirada, entonces posiblemente el grupo entero estará condenado, la superioridad numérica Xiticix es sencillamente abrumadora y la fuerza real de sus guerreros es ampliamente subestimada en casi toda Norteamérica. Sin embargo, se guarda para sí estos siniestros pensamientos.
El grupo de incursión viajará en el hoverfurgón de Shidi, pilotado por Baldwin y con Daeron y Weiss dentro. Explorará en una posición avanzada Erzebeth cuya misión será descubrir las patrullas Xiticix y avisar al grupo de incursión para evitarlas en la medida de lo posible.
En segundo lugar irá el grupo de apoyo que viajará más retrasado, a una distancia de entre diez a veinte kilómetros. Ese grupo incluirá a Arik y Silver en sus armaduras de potencia, a Rolando en su Arabian y a Mune e Indira en el camión Battlebringer.
Cuando el grupo de incursión llegue a la distancia límite del Nido, Erzebeth se retirará para reunirse con el grupo de apoyo. La elfa no está muy contenta con esta decisión, pero Daeron insiste en que no es necesario arriesgar más vidas que las imprescindibles.
Daeron da también una orden tajante. Nombra a Arik líder del grupo de apoyo y le dice que en caso de que se pierda contacto con el grupo de incursión y no regresen, los demás deberán retirarse sin intentar un rescate y sin regresar jamás. Proseguirán con su misión en la Baronía de Markeen procurando proteger lo mejor posible al territorio y evitar que se produzcan más secuestros.
A todos os duele el significado de esas palabras. Tras esto Daeron se lamenta en voz alta por no disponer de más energía mágica, pues conoce un hechizo que podría ser muy útil en vuestra situación.
Mune contesta: "Ojalá yo pudiera darte mi poder". Rolando ante estas palabras mira a Mune y dice: "Pero sí que puedes, ¿acaso no estuviste atento en las clases de teoría mágica? Casi todos los magos son capaces de absorber energía mágica de otros, especialmente si estos se lo permiten voluntariamente". Daeron parece sorprendido ante esta información, por lo que Rolando piensa que es irónico que un mago que usa hechizos que normalmente sólo están disponibles para los Archimagos muestre unos conocimientos de teoría mágica no superiores a los de un inexperto aprendiz como Mune.
Mune está sorprendido ante los conocimientos de Rolando, dice: - "¿Cómo sabes tú eso, Rolando?"
Rolando: - "Fui el primero de la clase en mi promoción en la Escuela de Magia de DarkGate".
Mune: - "Pero tú no eres un mago..."
Rolando: - "No, no lo soy". - Dice esto con tanta amargura y resquemor que Mune decide no insistir en el tema.
Mune se acerca a Daeron y se ofrece a transmitirle toda la energía mágica que pueda para que sea capaz de lanzar ese hechizo que cree que puede ser útil. Pero antes de hacer eso Mune le dice a Daeron:
Daeron: - "Ninguna vida es más valiosa que otra. No soy más necesario para el grupo que tú, o que Gombuk... Algún día aprenderás que hay decisiones que no se pueden delegar y riesgos que debe asumir uno mismo. Debo ir yo, precisamente porque soy el líder de los Rifts Warriors. Además Mune, no te lo tomes a mal, pero yo puedo triunfar donde tal vez tú fracasarías".
Daeron le pide por favor a Mune que le transmita poder mágico y que respete su decisión como líder del grupo. Mune coge las manos de Daeron, ambos magos se concentran y veis una luz blanco azulada que emana del cuerpo de Mune hacia Daeron.
Daeron: "Gracias compañero. Ahora ve con el grupo de apoyo y no te arriesgues tontamente, quédate a cubierto y - dice esto flojito - protege a Indira, por favor".
Tras esto todos los demás os ofrecéis voluntarios para cederle a Daeron parte de vuestra energía mágica natural (todos los seres vivos tienen algo, aunque no sepan manipularla como los magos). El proceso os deja fatigados, como si acabarais de donar sangre. Rolando dice que esa sensación desaparecerá después de una noche de sueño. Weiss le entrega a Daeron el frasco con la glándula Xiticix. Para Baldwin esto es sólo una molestia menor, pues enseguida su bio-computadora detecta el bajo ritmo biológico y le chuta al Juicer un cóctel de estimulantes que le dejan de nuevo al 100%.
Shidi le dice a Daeron que quiere ir con el grupo de vanguardia, que quiere estar entre los que entren en el Nido. Daeron se niega, dice que eso sería un suicidio y que además os pondría a todos en peligro (Shidi no es conocido por su sigilo). Después suaviza esto añadiendo que Shidi es más importante en su función en el grupo de apoyo. Es el único que puede volar, gracias a su SAMAS. Shidi dice que si la misión fracasa y los Xiticix atacan en masa a los Rifts Warriors supervivientes él atraerá a los Xiticix como hizo cuando la emboscada para que los demás puedan escapar. Daeron sabe que eso significa que se sacrificaría, ya que aunque vuele más rápido, al final un enjambre Xiticix lo rodearía y acabarían con él.
Os despedís los componentes de ambos grupos, muchos con la tristeza de no saber si volveréis a veros. Daeron e Indira se dan un abrazo que se prolonga durante mucho rato. Finalmente, se separan y cada grupo sigue su camino. Erzebeth se adelanta como una flecha con su hovermoto y enseguida desaparece de la vista. Baldwin conduce el hoverfurgón en la misma dirección. Para los sentidos psíquicos del Juicer es evidente que Daeron está sobrecargado de energía mágica, pero pese a ello se le ve triste y no pletórico por la sensación de poder. Weiss parece inconsciente del peligro que corréis todos y está sonriente y dicharachero.
Un largo rato más tarde se pone en marcha el grupo de apoyo, con Silver en cabeza volando muy despacio y a baja altura, seguido por Rolando en su caballo de metal y pistones hidráulicos. Sigue el masivo camión Battlebringer conducido por Uno, uno de los robots no inteligentes del Conde, Mune e Indira van como pasajeros en el camión. Cierra la marcha bastante retrasado Arik en su Glitter Boy, Omega.
Transcurren las horas de viaje. Arik intercepta las transmisiones de radio del grupo de vanguardia. En multitud de ocasiones, y cada vez más conforme se aproximan a Duluth, Erzebeth da la alarma de presencia de patrullas Xiticix. En esos casos el grupo se detiene para dejar pasar la patrulla, se desvía o se adelanta, lo que sea más adecuado para evitarla. A Erzebeth se le hace evidente que en ocasiones los insectoides captan su presencia incluso a largas distancias, tal vez por las vibraciones causadas por los motores de los vehículos, tal vez por vuestro olor. Los sentidos de los Xiticix están increíblemente aguzados. Sin embargo, ninguna de las patrullas se desvía de su camino para atacar al grupo de vanguardia. Tal vez es que no os identifican como un peligro.
Cae la noche cuando Erzebeth avisa a Baldwin de que habéis llegado a la distancia límite. Daeron se baja del hoverfurgón y le da las gracias a Erzebeth por haberos conducido tan lejos sin ningún percance y le da la mano. La elfa tiene su yelmo bajo el brazo y su expresión es muy triste, como si estuviera a punto de llorar. Se despide de sus compañeros, se pone el casco y se marcha con su hovermoto a gran velocidad hacia el sur, hacia el grupo de apoyo.
Baldwin, Weiss y Daeron dejan el hoverfurgón aparcado entre dos colinas. Después Baldwin revienta la glándula odorífica Xiticix y embadurna con el fluido a los tres. Después los tres avanzáis hacia el Nido de Duluth, cruzando la distancia límite de seguridad. A partir de ahora estáis en la zona de máxima agresión Xiticix, incluso Weiss es consciente ahora del peligro y se mueve con precaución procurando no hacer ruido. Weiss conduce a Baldwin hacia las ruinas de Duluth.
Tenéis a la vista el Nido. Es una pesadilla arquitectónica mezcla de edificios construidos siglos atrás por humanos y torres alienígenas hechas con resina Xiticix mezclada con barro. Esas torres de aspecto extraño pueden resistir un serio bombardeo de misiles, dice Weiss. Y el interior de los edificios seguramente está también reforzado con resina. De todos modos las zonas más importantes de un nido Xiticix son siempre subterráneas y están fuertemente acorazadas, son como búnkeres capaces de soportar el impacto de una bomba nuclear que estalle en el nivel de la superficie del Nido. Las torres que se encuentran en la superficie, son en realidad los cuarteles de las castas guerreras de los Xiticix, atalayas desde las que los bichos alados vigilan la aproximación de enemigos o amenazas desde muchos kilómetros a la redonda. Docenas de puentes conectan los varios cientos de torres con forma de hongo y los edificios que componen el enorme nido.
Igual que abejas atareadas, los obreros Xiticix se mueven entre las torres realizando obscuras tareas (al menos desde la perspectiva humana). Las criaturas están continuamente entrando en el nido o saliendo a través de agujeros de tres metros de diámetro situados aproximadamente a una altura de tres pisos sobre el nivel del suelo. Más arriba en las torres, el equivalente a un séptimo piso, hay agujeros similares para el uso de los vigilantes guerreros Xiticix que patrullan la ciudad-nido y supervisan a los trabajadores. Están permanentemente de guardia. Un anillo de once estructuras que podrían ser llamadas torres-bastión están situadas entorno al perímetro del nido. Cada una de esas estructuras sigue el diseño general de torre-hongo, pero son el doble de anchas y tienen una altura de unos diez pisos. Esas construcciones son guarniciones de tropas con muros más sólidos y sin puentes que las conecten y sólo tienen aperturas a la altura de un séptimo piso. Cada una debe de contener varios centenares o millares de guerreros Xiticix. A Baldwin le parece que las torres están situadas de forma que se puedan prestar apoyo entre ellas durante el combate y para proveer la mejor defensa posible al nido-ciudad. Sólo tres torres se encaran hacia el lago. Conforme avanzáis el número de Xiticix es cada vez mayor, con patrullas de un mínimo de doce individuos.
Baldwin, Daeron y Weiss se van aproximando al nido a través de las ruinas de Duluth, escondiéndose entre viejos edificios medio derruidos y cascotes. Weiss observa que las patrullas están excepcionalmente alerta y agresivas, y que incluso atacan a los animales, un comportamiento extraño en los Xiticix. Parece un milagro que los tres consigan pasar a través de las patrullas sin ser detectados. Seguramente la glándula era la correcta y además el olor Xiticix enmascara vuestro olor natural y por eso no llamáis la atención.
Al llegar a la parte de lago que está tras el Nido la razón de la seguridad incrementada y los recientes problemas con los Xiticix resulta evidente. En días recientes, probablemente no más de una semana, el nido ha sido atacado.
Hay insectoides muertos a montones esparcidos junto a la orilla del lago. Docenas de torres han sido reducidas a escombros, e incontables más llevan las cicatrices de impactos de misil o quemaduras de cañones láser pesados. Hay incluso grandes cráteres aquí y allá dejados por los bombardeos. Un cráter particularmente enorme y profundo ha dejado a la vista el entramado de túneles hechos por el hombre bajo el nido.
De las torres bastión que dan al lago, dos están destruidas y la tercera está severamente dañada. Parece que la sección del nido que da al lago fue machacada, mientras que en el resto del nido-ciudad los daños son ligeros. Tras ese devastador ataque, los guerreros que permanecen en el nido mantienen un ojo vigilante sobre todas las vías de aproximación. Mientras tanto, enjambres de trabajadores reparan los daños en el nido a un ritmo frenético.
En la orilla del lago están los restos de tres Spider Skull Walkers de la Coalición y de montones de soldados muertos y destrozados con la típica armadura negra Dead Boy de la Coalición. De la superficie del lago sobresale la cola de un transporte Death's Head estrellado. Estas potentes y enormes naves aéreas son las más utilizadas por la Coalición para el despliegue rápido de gran número de tropas aerotransportadas. Vista esta destrucción, es evidente que los Xiticix lo dieron todo en esta batalla.
En un momento dado Weiss le indica a Baldwin que levante unos escombros y el Juicer así lo hace desvelando suelo asfaltado y una tapa de alcantarilla. Baldwin saca la vieja tapa en un despliegue de fuerza impresionante, aunque incluso a él casi se le escapa un grito debido al esfuerzo que tiene que hacer para desencajar la tapa metálica. Del agujero surge un olor horrible a aire estancado y viciado.
Daeron le pregunta a Weiss acerca del camino a seguir para llegar a la Cámara de la Reina, donde estarán los cautivos seguramente. Weiss informa a Daeron de lo que él cree que es la mejor forma para llegar. Entonces el Alto Mago se comienza a quitar todo su equipo, armadura y ropa. Mientras Daeron se desnuda les dice: "Esperadme aquí, no entréis en el Nido bajo ningún concepto. Si no he regresado en una hora marchaos sin mirar atrás y llevaos mis cosas. No volváis a por mí pase lo que pase".
Weiss parece un tanto desilusionado, al ver que al final no va a poder observar de cerca el interior del Nido Xiticix. Baldwin no comprende lo que pretende Daeron. Comprende que se quite la armadura para no hacer ruido, ¿pero también la ropa? ¿Y por qué ese empecinamiento en ir él solo? Entonces Daeron comienza a salmodiar una larga letanía en lenguaje egipcio antiguo. Conforme pronuncia las palabras su cuerpo se va volviendo primero traslúcido y luego gaseoso. Cuando el mago termina de pronunciar el complejo hechizo, Daeron ya no es visible por ningún lado. En su lugar sólo hay niebla. Esta asombrosa transformación en niebla le recuerda a Baldwin a los vampiros contra los que luchó en el Valle de los Dinosaurios. La niebla desciende por la alcantarilla y se pierde de vista. Baldwin prepara su eyector de plasma y monta guardia mientras se dispone a esperar el retorno de Daeron. Weiss le mira, pero se percata de que es mejor no decir nada, así que se sienta a esperar.
La forma de niebla de Daeron no es muy rápida, y su percepción está alterada, le parece que ahora ve en todas direcciones a la vez, pero de un modo un tanto difuso, los sonidos llegan amortiguados o distorsionados, las imágenes parecen verse como a través de una neblina (de lo más adecuado).
Daeron avanza por las abandonadas alcantarillas, que tras tres siglos de desuso contienen agua procedente de la lluvia y del deshielo, agua que en buena parte está estancada, pero que no produce el hedor que sería de esperar en unas cloacas de esta envergadura.
Daeron se mueve con su cuerpo convertido en una neblina hacia la dirección que piensa que debe de ser el centro del nido. Su forma de niebla le permite pasar a través de rejillas o deslizarse por tuberías, por lo que avanza por lugares a los que le sería imposible acceder en forma humana, tomando así atajos respecto del camino que le ha indicado Weiss. No hay signos de presencia Xiticix en estos túneles, todo indica que han permanecido abandonados desde que desaparecieron los últimos seres humanos de Duluth hasta muy recientemente.
Daeron descubre que un grupo numeroso (de humanos seguramente) ha pasado por estos túneles. El Alto Mago descubre huellas de botas, bengalas lumínicas químicas usadas e incluso portales cortados a través de las paredes de los túneles. Quien fuera que haya atacado Duluth utilizó los túneles para alcanzar la Cámara de Incubación sin alertar a los Xiticix de su aproximación. Daeron deduce que el ataque desde el lago no fue más que una distracción. Los insectoides al parecer no conocían estos túneles y no tenían ni idea de lo vulnerables que eran realmente sus huevos.
En un momento dado Daeron se cruza con una patrulla de ocho Xiticix que al parecer están explorando y asegurando los túneles. En su forma de niebla se pega al techo y encuentra una tubería de desagüe en la que esconderse. Los guerreros Xiticix se quedan mirando un largo rato la extraña niebla y olfatean el ambiente. Finalmente se marchan. Hay kilómetros de túneles que forman un laberinto que los Xiticix ahora están explorando y mapeando.
Eventualmente, Daeron llega a un conducto de ventilación desde el que observa la Cámara de la Reina a través de unos pequeños agujeros. Es una sala espaciosa que posiblemente fuera originalmente un parking subterráneo de la ciudad de Duluth (la única parte de la ciudad subterránea que los Xiticix conocían hasta ahora, según parece).
Daeron observa que en la Cámara (en su mayor parte recubierta por la ultra-dura resina Xiticix) hay como mínimo cincuenta guerreros Xiticix de un tipo que hasta ahora no había visto, parecen mucho más grandes y poderosos que los guerreros Xiticix normales, seguramente son la guardia real, una sub-clase más de los insectoides. Los "súper-guerreros" se arraciman alrededor de la angustiada y gigantesca Reina, quien tiene varias heridas y quemaduras de láser, pero parece probable que se recupere. De las siete cámaras de huevos adyacentes, tres están arrasadas (probablemente por granadas de plasma), y a otra le faltan todos los huevos (¿han sido robados?).
Todos los Xiticix que quedan evitan aproximarse a la parte este de la Cámara, hacia el túnel principal. Allí, amontonados entorno a un agujero cortado a través de la pared del túnel, hay un montón de Xiticix muertos que no tienen heridas visibles. En el suelo a su alrededor hay tiradas una docena de granadas vacías estilo contenedor de gas. Presumiblemente, las granadas liberaron alguna clase de gas nervioso que afecta a los insectoides. Con seguridad si el gas mató a los adultos, también penetró y mató a los porosos huevos. Por lo que parece, toda la nidada de huevos ha sido aniquilada.
Daeron se fija de que entorno a la Reina hay restos, en general en muy mal estado, de equipo aventurero. Posiblemente cosas que pertenecieron a los infortunados que han sido devorados por la Reina a lo largo de los años. En su mayoría no parecen recientes, por lo que parece que los Xiticix no son a fin de cuentas los responsables de las desapariciones que se han producido últimamente en la Baronía de Markeen.
Daeron decide que ya ha pasado demasiado tiempo en el interior del Nido y no sabe cuánto más durará el hechizo de metamorfosis en niebla, pero cree que poco, por lo que decide emprender la retirada y salir tan rápido como pueda. En un momento dado, en el camino de regreso, un Xiticix flaco como un palo que estaba camuflado camaleónicamente en el techo le escupe a Daeron una extraña sustancia. Daeron reza internamente a Isis para que sea lo que sea lo que le ha escupido el Xiticix no pueda afectarle en esa forma. El Alto Mago toma un atajo a través de un pequeño orificio en una pared para evitar que el flaco Xiticix (que es de un tipo que hasta ahora no había visto) pueda perseguirle.
En un momento dado, cuando ya está en las alcantarillas que cree que conducen a la salida, Daeron nota una sensación muy extraña y se aproxima al suelo. Muy poco después el hechizo expira y Daeron se ve desnudo en medio del oscuro túnel de una cloaca. Hace mucho frío, ahora que vuelve a tener forma humana lo nota. Daeron tiene miedo de intentar otro conjuro con la poca energía mágica que le queda, pues teme que los Xiticix sean capaces de detectar el lanzamiento de un hechizo. Ahora que vuelve a tener oídos humanos, Daeron escucha perfectamente los sonidos de la cloaca, goteos, sus propios pasos. Este lóbrego lugar es de lo más inhóspito, la oscuridad es casi absoluta y el aire es tan rancio que es casi irrespirable, ya que la mayoría de conductos de ventilación que salen a la superficie están desde hace muchos años taponados bajo capas de escombros y tierra.
Daeron se siente al borde del pánico en esta oscuridad agobiante, siente que está sucumbiendo a un ataque de ansiedad. Antes, en su forma de niebla, no se daba cuenta de la oscuridad, puesto que su percepción visual en esa forma era muy diferente, casi como la eco-localización de los murciélagos, combinada con el equivalente a visión infrarroja o algo así.
Daeron se encoge hecho un ovillo en posición fetal cuando su miedo a la oscuridad hace presa en él. Minutos de terror y pánico absoluto que como una tortura transcurren para Daeron como si fueran interminables horas. En un breve instante de lucidez Daeron grita una palabra mágica y una pequeña esfera de luz se materializa al instante en el aire. El repentino estallido de luz deja al Alto Mago cegado. Tarda muchos minutos en tranquilizarse y que su respiración, asfixiada por la falta de aire y continuos jadeos, y su ritmo cardíaco vuelvan a un ritmo normal. Le duele mucho el pecho y está cubierto de sudor frío, sufre temblores y tirita de frío. Al rato se fuerza a sí mismo a levantarse y a caminar siguiendo a su globo de luz por el túnel.
Finalmente, Daeron llega hasta una escalerilla vertical de metal herrumbroso y corroído por el óxido. Le parece que conduce a la salida por donde ha entrado, aunque cuando pasó por aquí hace ya cerca de dos horas, estaba en estado gaseoso. Un estado que, según ha comprobado, produce desorientación e incluso pérdida de la noción del tiempo. Sube como puede la oxidada escalerilla, tremendamente áspera para sus pies descalzos.
Tras lo que le parece una eternidad consigue salir a la superficie, lo sabe por el frío aire nocturno. Las lóbregas alcantarillas parecían cálidas en comparación, aunque al menos ahora respira un aire más puro. Su Globo de Luz Diurna ilumina la noche entre las ruinas y puede ver sus cosas. Tiene mucho frío por lo que va hacia allí y se pone su ropa.
Aparece delante suyo Weiss: “¡Daeron! ¿Estás bien?” – Enseguida aparece también Baldwin, aunque por efecto de su armadura de Camuflaje Naruni lo hace de un modo que a Daeron le recuerda tanto al Xiticix con poder de mimetismo que se le escapa un grito. Baldwin le dice: “¡Cálmate Daeron! Escúchame, tienes que apagar esa luz o si no... ¡Moriremos todos!” –
Daeron se concentra y piensa en su amada Indira para llenarse de valor. Sabe que no puede exponer a sus compañeros por culpa de sus miedos, por muy fuertes que sean estos. Le pide a Baldwin que le vende los ojos y le lleve a cuestas, y que si muestra signos de sufrir un ataque de histeria que le golpee hasta dejarlo inconsciente. Baldwin obedece enseguida y venda los ojos del Alto Mago, quien acto seguido cancela su hechizo de luz. Entre el Juicer y el erudito recogen las cosas del mago, Baldwin se carga sobre el hombro a Daeron y emprenden lentamente la retirada, procurando no hacer ruido para no alertar a los insectoides. En un momento dado Weiss tropieza con torpeza y hace caer una montaña de escombros que estaban apilados en un equilibrio precario. Baldwin le mira con severidad y entonces coge a Weiss y se lo carga sobre el otro hombro. Emprende la huida corriendo a toda velocidad cuando escucha una patrulla de Xiticix que se aproximan a investigar. Haciendo un esfuerzo máximo pese al peso, la oscuridad y los obstáculos, Baldwin consigue una velocidad respetable de unos sesenta kilómetros por hora.
En este momento desearía no tener poderes psiónicos, pero ser tan rápido como lo fue su hermano Solomon. Le parece que no va a ser suficiente para dejar atrás a sus perseguidores. Los Xiticix en el suelo son sólo un poco más lentos que Baldwin, pero volando son mucho más veloces. La única razón de que aún no se le hayan echado encima es que aún no los han visto, los están persiguiendo de oído y mediante su percepción de movimiento y vibraciones, ya que afortunadamente el sentido del olfato de los insectoides resulta engañado todavía por efecto de las feromonas Xiticix, aunque Baldwin teme que si se acercan lo suficiente capten el olor de su sudor humano por encima del olor Xiticix.
Al pasar junto a un viejo tendido eléctrico medio derruido Baldwin tiene una idea fruto de la desesperación. Suelta un momento a Daeron, que no para de removerse y de patalear inquieto, y agarra un cable suelto (que, obviamente, está sin corriente). Daeron aprovecha para coger su linterna y encenderla bajo su capa, luego mete su cara bajo la ropa para mirar la luz.
Mientras, Baldwin concentra todo su poder psiónico y descarga una gran cantidad de poder en bruto sobre el cable eléctrico. Después vuelve a coger a Daeron y nuevamente emprende su desenfrenada carrera hacia el hoverfurgón de Shidi. Poco después escucha los chisporrotazos eléctricos a sus espaldas del tendido eléctrico cuando, por unos instantes, vuelve a estar cargado de energía eléctrica. Espera que eso despiste a los Xiticix lo suficiente para ganar un minuto de tiempo.
Baldwin sigue corriendo, nota el continuo estímulo de nuevas drogas siendo liberadas por su bio-computadora en su torrente sanguíneo. Aún así comienza a notar una extrema fatiga (pese a ser un Juicer, su resistencia física no es sobrenatural) y se pregunta cuánto tiempo más podrá cargar con sus compañeros y seguir moviéndose a esta velocidad. Los sonidos de persecución se escuchan más distantes, al parecer el estallido eléctrico ha servido como distracción, aunque Baldwin no espera que haya causado daños y sabe que es cuestión de escasos minutos que los Xiticix le den caza.
Tras lo que le parece una eternidad, Baldwin llega al hoverfurgón, echa a sus acompañantes en los asientos de los pasajeros, enciende la luz interior y se pone al volante. Baldwin arrancha y pone máxima velocidad (unos modestos 90 Kilómetros por hora es todo lo que corre el hoverfurgón funcionando al máximo de revoluciones) en dirección sur. Enseguida hace una llamada por radio a sus compañeros, indicándoles que lo preparen todo para una rápida retirada. Arik le responde que si necesitan ayuda. Baldwin contesta que espera persecución de al menos una docena de guerreros Xiticix y que si cree factible una “pequeña emboscada” para abortar esa persecución. Arik responde que se intentará, Baldwin se lo agradece y corta la comunicación.
Baldwin sigue conduciendo a una velocidad temeraria, forzando al máximo el motor del hoverfurgón. Supone que Shidi no estaría muy contento de ver este maltrato en su vehículo y tal vez se haga necesaria más tarde una revisión a fondo en un taller mecánico.
Sin embargo, ahora mismo la mayor preocupación es salir con vida. Baldwin recibe una corta transmisión de Arik: “Grupo de Apoyo acude al rescate, mantén rumbo. Cambio y corto”.
Baldwin se esfuerza por seguir la misma dirección sobre el accidentado terreno, el vehículo se desplaza sobre un colchón de aire, pero aún así al desplazarse a su velocidad máxima se notan acusadamente los desniveles. Daeron aprovecha para ponerse la armadura y el resto del equipo, lamenta que le quede tan poca energía mágica, tal vez la suficiente para lanzar un único hechizo de Armadura Invencible, no más.
Weiss prepara las armas de los tres, pues parece ser que pronto vais a tener que combatir. Baldwin sigue conduciendo durante más de un cuarto de hora, cuando le parece ver por los retrovisores algo en el cielo. Daeron y Weiss miran hacia atrás, son una bandada de una media docena de Xiticix, con otra media docena volando a cierta distancia, más retrasados.
PERSECUCIÓN Y COMBATE CONTRA DOCE XITICIX:
Advertencia: Esto es un rollo patatero (hasta la tercera melee no empiezan los tiros), así que el que no quiera aburrirse que se lo salte.
Primera Melee:
Primer Ataque:
Segundo Ataque:
Tercer Ataque:
Cuarto Ataque:
Quinto Ataque:
Sexto Ataque:
Séptimo Ataque:
Octavo Ataque:
Segunda Melee:
Primer Ataque:
Segundo Ataque:
Tercer Ataque:
Cuarto Ataque:
Quinto Ataque:
Sexto Ataque:
Séptimo Ataque:
Octavo Ataque:
Tercera Melee:
Primer Ataque:
Segundo Ataque:
Tercer Ataque:
Cuarto Ataque:
Quinto Ataque:
Sexto Ataque:
Séptimo Ataque:
Octavo Ataque:
Cuarta Melee:
Primer Ataque:
Segundo Ataque:
Tercer Ataque:
Cuarto Ataque:
Quinto Ataque:
Sexto Ataque:
Séptimo Ataque:
Octavo Ataque:
Quinta Melee:
Primer Ataque:
Segundo Ataque:
Tercer Ataque:
Cuarto Ataque:
Quinto Ataque:
Fin del Combate: Resultado de: Victoria Aventurera. Bajas enemigas: 12 Xiticix. Bajas aventureras: Ninguna.
Tras el exitoso combate, organizáis rápidamente la retirada de la zona. Erzebeth es enviada la primera a explorar. Rolando y Mune componen el grupo de vanguardia, les sigue el hoverfurgón conducido por Baldwin y con Weiss, Daeron e Indira como pasajeros, a continuación va el camión Battlebringer de Arik conducido por uno de sus robots ayudantes, y cubren la retirada el conde con su Glitter Boy y Shidi con su SAMAS, ambos rastreando los cielos con sus sensores en busca de otro grupo de Xiticix perseguidores. En cuanto a la ruta a seguir, Arik comprueba que la ciudad más cercana es Iron Town, hacia el noroeste. Daeron y Baldwin acuerdan que es una buena ruta, pues además Iron Town es una de las dos ciudades de la Baronía que aún no habéis investigado. Emprendéis esa ruta a la velocidad de vuestro vehículo más lento, el Battlebringer.
No es hasta muchas horas después, con las primeras horas del alba, que sentís que os habéis alejado lo suficiente como para hacer un descanso.
Mientras en DarkGate:
Emil se ha puesto en contacto con sus conocidos en la ciudad, el ladronzuelo Jeremy, la encargada del Saloon Marie Chatelle, el jugador elfo de la mano biónica Ebon. Emil está recopilando información sobre todo lo que ha pasado en estos últimos dos meses en que ha permanecido en coma. Ya ha escuchado las aventuras de los Rifts Warriors en el Valle de los Dinosaurios, su regreso, de cómo entregaron el Cofre de la Fortuna (que ocasionó desgracias tales como la muerte de Gonzalo y la desaparición de su amigo Mouser). La liberación de las almas. El viaje a Santa Fe, la boda de Geoffrey y María García. La lucha contra los Worm Wraiths. El regreso a DarkGate y descanso allí de los aventureros durante más de un mes mientras Rolando se entrenaba en el curso de combate, el mismo que quiere seguir ahora Emil, pero que no empieza hasta el día 30.
Grupo principal:
Lunes, 26 de septiembre de 104 PA, por la mañana muy temprano:
Montáis el campamento, con guardias reforzadas de tres personas, en turnos de dos horas. Estaréis parados seis horas y cada uno dormirá sólo cuatro. Es un descanso de emergencia que os resulta necesario, pero no queréis deteneros en medio del campo más de lo imprescindible. No sin saber si una batida de caza Xiticix anda o no tras vuestra pista.
Erzebeth comenta que "Daeron huele raro". El mago piensa que Erzebeth tiene algo contra él. Mune lanza un hechizo de Limpieza sobre Daeron, que en verdad está hecho un asco tras su experiencia en el nido y las alcantarillas de Duluth.
Daeron os resume todo lo que vio en el Nido. Concluye diciendo que le parece que los Xiticix no son los responsables de las desapariciones masivas en Markeen, pero que han sido atacados con mucha fuerza por la Coalición recientemente y que eso explica que se muestren tan agresivos.
Al parecer alguien exterminó a toda la nidada de huevos con cápsulas de algún tipo de gas nervioso. Sin embargo, tras llegar hasta ahí podrían haber eliminado a la Reina con facilidad y no lo hicieron, se limitaron a enfurecerla hiriéndola con lásers, pero seguramente se recuperará y Duluth seguirá siendo una amenaza. ¿Para quién? Para Markeen, y por extensión Tolkeen, el reino mágico que la Coalición ansía destruir.
Las guardias, aunque diurnas, transcurren con gran tensión y nerviosismo. La primera guardia la componen Shidi, Erzebeth y Arik. Los dos primeros realizan frecuentes pasadas de reconocimiento en el entorno del campamento mientras que Arik se mantiene expectante en el campamento recibiendo sus informes.
La segunda guardia es más tranquila, con Mune, Indira y Daeron. Daeron les habla a sus compañeros de guardia de las cosas que vio en el nido. Daeron teme que si vais a la ciudad de Iron Town tal vez provoquéis un ataque sobre la ciudad. Mune coincide con ello, pero por otra parte no tenéis demasiadas opciones. Si en verdad los Xiticix os rastrean, y eso parecería propio de ellos, y os cogen en terreno abierto en gran número ni siquiera el poder destructivo del Glitter Boy podrá salvaros. Podríais acabar con una docena de guerreros insectoides, tal vez con el doble de ese número en una lucha desesperada a vida o muerte en la que sufriríais grandes pérdidas. Pero no tendríais ninguna esperanza contra cincuenta Xiticix, o contra un centenar, y cuando llegarais a la lucha cuerpo a cuerpo os harían pedazos como a Gombuk.
Lo peor es que sería una muerte sin sentido, pues vuestro sacrificio no resolvería los graves problemas de Markeen, tal vez los agravaría. Hasta ahora sois los únicos que tenéis cierta idea de lo que está sucediendo, y tal vez seáis los únicos que podéis resolver esta situación. Aparte del diálogo, la guardia transcurre muy tranquila.
La siguiente guardia es la de Baldwin, Rolando y Weiss. El erudito parece muy serio y preocupado. Baldwin le pregunta que qué le pasa. Doug Weiss confiesa que está preocupado por Zach Krug. El científico es su mejor amigo y además ha sufrido mucho desde la pérdida de su familia. Cuando escuchó a Mune comentar que él creía que Krug está implicado en todo esto se calló una cosa por temor a darle más argumentos a Mune contra su amigo.
Weiss confiesa que él y Krug estuvieron ya dentro del Nido hace un par de años, consiguieron entrar a través de las viejas alcantarillas que los Xiticix hasta ahora no conocían. Weiss teme que Krug pueda estar metido en problemas. No piensa que se haya podido pasar a la Coalición, pero tal vez le tengan cautivo y le hayan sonsacado información para montar este ataque contra el Nido de Duluth.
Baldwin le pregunta a Weiss que si sabe dónde fue Krug cuando dejó la nota en su cabaña. Weiss explica que Krug y su familia vivían en una granja situada bastante más al norte, donde ahora están las tumbas de la esposa e hijos de Krug. Weiss le explica a Baldwin cómo llegar y le pide que se asegure de que Krug esté bien. Baldwin le pregunta a Weiss que si Zach Krug odia a los Xiticix. Weiss confiesa tristemente que "tiene todas las razones del mundo para ello".
Queda en el aire la posibilidad de que Zach Krug esté trabajando voluntariamente para la Coalición (¿quizá fabricó él las cápsulas de gas nervioso que se utilizaron en las cámaras de incubación de Duluth?). Baldwin decide no presionar en ese tema, pues resulta evidente que Weiss no está dispuesto a admitir por el momento la posibilidad de que su mejor amigo se haya pasado a la Coalición.
Por la mañana, cuando desayunáis todos juntos, Baldwin expresa las preocupaciones de Weiss a todo el grupo. A lo que Daeron añade las suyas propias acerca de que esto pueda ser un complot para poner a los Xiticix en contra de los habitantes de Markeen. Lo que aún queda por descubrir es quién ha secuestrado a todos los desaparecidos, por qué, y dónde están ahora esas personas. Mune dice que debéis ir al norte a la vieja granja de Krug a buscar al científico por si puede arrojar algo de luz sobre todo este asunto. Arik dice que si vais hacia el norte, la ciudad de Iron Town, a la que os estáis dirigiendo ahora, os queda de camino.
Reemprendéis la marcha, algo más tranquilos pues hace horas que no veis a ningún Xiticix. Avanzáis hacia el norte siguiendo el río durante todo el día. Weiss dice que no es normal que a estas alturas no hayáis tenido atisbos de ninguna partida de persecución Xiticix, pues los insectoides se toman las intrusiones en las inmediaciones de su nido peor que la muerte de un miembro de la colmena. Es muy inusual que os hayan dejado escapar tan fácilmente. Las palabras del erudito os llenan de preocupación, pero transcurre el día sin que se vea peligro por parte alguna, con lo que al final os acabáis relajando.
Por la noche acampáis en un claro de bosque cercano al río. Os parece un lugar notablemente tranquilo y resguardado. Estáis cenando cuando Baldwin repentinamente se pone en pie y mira hacia el bosque. Rolando también nota algo, una especie de perturbación o de sensación de peligro flotando en el ambiente. Es muy extraño, porque los pájaros del bosque no han dejado de cantar, ni los grillos de hacer su característico cri cri. Se escuchan todos los sonidos naturales del bosque, cuando lo normal es que si hay algo acechando entre las sombras el bosque se quede silencioso como una tumba.
Baldwin le pide a Erzebeth que eche un vistazo, pues con su visión nocturna élfica y su afinidad con los bosques parece la más adecuada. Erzebeth se sube a un árbol y se aleja saltando de rama en rama con notable sigilo. Cualquiera de vosotros provocaría un gran estrépito si intentase hacer lo mismo. Al poco rato escucháis un grito de Erzebeth, rápidamente silenciado. Al instante todos tomáis las armas y os preparáis para la lucha.
Entonces escucháis un siseo inquietante a vuestro alrededor y en ese momento se distinguen las siluetas de unos humanos, o eso parecen. Entonces les da la luz de vuestro campamento. Llevan armaduras caseras hechas soldando burdamente piezas de blindaje sueltas, van armados con toda una colección variopinta de armas, Wilk's, Coalición, Northern Gun y Bandito Arms. Son calvos por completo, hombres y mujeres. Todos lucen tatuajes tribales negros y tienen una expresión demente y depredadora en sus rostros. Uno de ellos, el más alto y corpulento, sostiene a Erzebeth agarrada y le tapa la boca con la mano. Os mira sonriente y os dice: "Creo que habéis perdido un precioso animalito".- Su voz está cargada con matices del salvajismo y la brutalidad propias de un ser que vive para la violencia.
Mune se asusta un poco al verlos: "¡Psi-Stalkers!" - exclama.
Líder Psi-Stalker: "Sí, eso somos. Y este es el territorio de la Garra de Noche, nuestro territorio, y vosotros estáis en él. Decidme, ¿hay alguna razón por la que no deba mataros y alimentarme de vuestra magia?"
Baldwin: "Porque somos fuertes".
Psi-Stalker: "¿Y eso me lo vas a demostrar tú, oscurito?"
Baldwin: "Ese sería un combate demasiado desproporcionado a mi favor. Mi amigo Silver Hawk se encargará de darte la paliza que tanto estás deseando, Garra de Noche".
El líder Psi-Stalker acepta el reto. Suelta a Erzebeth y se despoja de sus armas y armadura, lo mismo hace Shidi. Ambos combatientes giran en círculo, uno en torno al otro, como dos tigres enfrentados.
Entonces Shidi se lanza al ataque, con una maniobra de barrido, que el Garra esquiva saltando. Shidi se adelanta con un puñetazo que parece causar escaso daño en el estómago cubierto de cicatrices y duro como el acero del Garra, el cuál contraataca con una potente patada en el costado bien musculado de Shidi, que resiste con un gruñido.
Ambos contendientes luchan durante largo rato, intercambiando golpes y patadas. Las técnicas de combate de Shidi son más elaboradas, llenas de derribos y lanzamientos de judo, las del Garra son más simples y directas, pero también parece ser más fuerte y con superiores reflejos. En un momento dado el Garra tumba a Shidi y le presiona la rodilla contra la garganta. El Garra sonríe ferozmente y pregunta: "¿Te rindes?", a lo que Shidi responde liberándose con una llave y atacando con una feroz sucesión de golpes y patadas que parecen sorprender al Psi-Stalker y lo empujan hasta chocar con el tronco de un árbol.
Shidi continúa lanzando una tremenda sucesión de golpes, rodillazos y patadas contra su arrinconado oponente. En estos momentos no podríais decir quién parece más salvaje, si el Psi-Stalker salvaje o el ex Comando. El Garra se las apaña para colocar algunos golpes a Shidi, colocando la mano como si fuera una garra y dando zarpazos. Esos golpes hacen sangrar a Shidi por multitud de heridas, pero sólo parecen tener el efecto de enfurecerlo aún más.
Grita desaforado, como un loco, y logra colocar más de tres golpes por cada uno que recibe. Baldwin y los demás observáis el combate. En un momento dado Baldwin grita: "¡Basta!" y Shidi se detiene, parece una bestia furiosa. El Psi-Stalker se desliza por el tronco hasta el suelo, medio inconsciente. Baldwin aparta a Shidi y ayuda a levantarse al Garra.
El líder Psi-Stalker recupera el resuello al cabo de un rato y dice: "Sois fuertes. Podéis quedaros esta noche en nuestro bosque. Los Garras de la Noche vigilarán, el bosque es seguro". - Después se marcha y él y sus compañeros parecen fundirse con las sombras del bosque.
Erzebeth y Mune atienden las heridas, en general superficiales, de Shidi. Termináis de cenar y acordáis hacer guardias relajadas. Descansaréis aquí ocho horas, con uno por guardia y ocho guardias de una hora. La noche transcurre tranquila.
Martes, 27 de septiembre de 104 PA:
Por la mañana recogéis el campamento y reemprendéis la marcha. Hacia el mediodía llegáis a Iron Town. ¡Sin embargo la ciudad está siendo atacada! Un enjambre de furiosos Xiticix, compuesto por varios cientos, está atacando la ciudad. Los guerreros insectoides vuelan sobre la muralla fortificada en un vasto enjambre, disparando sus rifles TK a la gente y los edificios. La Guardia de Markeen y la milicia han reaccionado deprisa, corriendo a los parapetos para devolver el fuego e intentar defender a la gente de la calle.
Tras el ataque inicial masivo, los Xiticix se separan en grupos más pequeños de entre diez a veinte y sobrevuelan las calles, disparando al azar a los edificios, civiles y Guardias. En este momento, un grupo de una docena observa vuestra llegada y se lanzan hacia vosotros como avispas furiosas.
COMBATE CONTRA UNA DOCENA DE XITICIX EN LAS INMEDIACIONES DE IRON TOWN:
Ataque libre previo al combate:
Primera Melee:
Primer Ataque:
Segundo Ataque:
Tercer Ataque:
Cuarto Ataque:
Quinto Ataque:
Sexto Ataque:
Fin del Combate: Resultado de Victoria Aventurera. Bajas enemigas: 12 guerreros Xiticix. Bajas aventureras: Weiss muerto, Erzebeth críticamente herida.
Veis que Erzebeth tiene una terrible herida en el cuello, está casi decapitada. Silver y Daeron corren a atenderla. Mune limpia las heridas con un hechizo, Daeron aplica el RMK y Silver el IRMSS de Daeron con especial maestría. Se puede decir que es la hábil manipulación por parte de Silver del avanzado equipo médico IRMSS lo que le salva la vida a Erzebeth cuando ya estaba clínicamente muerta. Mientras la atendéis el resto monta guardia o se ocupa de recoger el cadáver de Weiss. Entretanto parece que los Xiticix se retiran y la lucha termina en la ciudad.
Recogéis con gran cuidado a Erzebeth, seguramente le quede una fea cicatriz en el cuello de por vida, pero sus constantes vitales parecen estables. Todo indica que sobrevivirá si recibe los cuidados adecuados. Aunque debería de ser hospitalizada y guardar absoluto reposo durante al menos una semana.
La lucha entre la Guardia y los Xiticix ha durado unos cinco minutos antes de que los alienígenas se retirasen, presumiblemente de vuelta al Nido de Duluth. En el corto combate, los insectoides han perdido a casi una tercera parte de su número (algo menos de un centenar de insectoides, contando los doce que habéis matado vosotros, ha perecido), pero han causado más bajas de las que han sufrido, matando a ochenta y tres Guardias, treinta y tres milicianos y trescientos veintiocho civiles. Otros varios cientos de ciudadanos han resultado heridos.
El daño a la ciudad en sí es ligero considerando que muy pocas estructuras resisten mega-damage. Sólo un centenar de edificios han sido destruidos. El muro defensivo es otra historia. La mayor parte de la Guardia combatió desde sus torres y parapetos, por lo que se llevó lo peor del fuego enemigo. Tres de las ocho torres han sido destruidas, con otras dos severamente dañadas. Además en no menos de once lugares han quedado abiertas enormes brechas en el muro. El ataque ha resultado una absoluta sorpresa para la gente de Iron Town, que no tienen ni idea de qué provocó el asalto. Vosotros, en cambio, sí tenéis cierta idea.
Lo primero que hacéis es hospitalizar a Erzebeth. Los servicios médicos de urgencias están a tope, ya que hay muchos heridos debido al ataque. Finalmente, tras mucho insistir y esperar lográis que un cirujano atienda a Erzebeth. El médico os dice que se repondrá, pero que necesita absoluto descanso mientras cicatriza su tremenda herida. Os comenta que es un caso bastante asombroso el que un paciente pueda sobrevivir de ese modo a una casi completa decapitación. Le explicáis que habéis utilizado nano tecnología médica para estabilizarla y reanimarla. Responde que eso lo explica, pero que aún así ha tenido mucha suerte y que nada de aventuras para la paciente durante una temporada. Dejáis a Erzebeth dormida bajo el efecto de los medicamentos en una atestada habitación con otros seis pacientes que también están bastante graves. Sus familiares son gente amable y os dicen que si tenéis que marcharos de la ciudad ellos se ocuparán de velar por la elfa.
Una vez que los fuegos han sido apagados, los heridos atendidos y las cosas vuelven a estar bajo control, tenéis la oportunidad de hablar con el Alcalde Krandus Ingot, un severo enano de mediana edad. No tiene idea de la razón del ataque sorpresa de los Xiticix, ni sabe tampoco por qué la gente ha estado desapareciendo últimamente. La única desaparición en Iron Town sucedió más allá de los límites de la ciudad hacia el norte, cuando un equipo de prospectores desaparecieron. Entre ellos había tres humanos, cinco enanos, dos goblins, un ogro, dos Dog Boys, y siete orcos. Ninguno de ese grupo regresó, pero su equipo fue encontrado en un gran claro. Nadie en Iron Town vio lo que pasó. El Alcalde Krandus se disculpa por su ignorancia en esos asuntos, y os ofrece los suministros, comida y alojamiento que preciséis, y después se disculpa para ir de vuelta a reparar su ciudad.
Un enano de la milicia, Diirk Watersold, os acompaña para que hagáis las reparaciones y recargas que necesitéis, y os acompaña a la cabaña donde os va a dar alojamiento una familia local, los Winterfell. Todos saben que estáis trabajando para el Barón Cromwell intentando resolver el misterio de las desapariciones. La familia de granjeros está preocupada y dolida por el reciente ataque Xiticix a su ciudad, pero procuran ser muy amables con vosotros y os hablan de su ciudad.
Os explican que Iron Town está construida sobre las ruinas de la ciudad de Virginia, a unos ochenta kilómetros al nordeste de Markeen City. Como su nombre sugiere, la ciudad alberga la lucrativa industria del hierro de la Baronía. La población es de unos quince mil habitantes, de los cuales la mitad no son humanos, hay un buen número de enanos (más de tres mil), unos cuantos goblins (menos de un millar) y una comunidad de orcos (unos quinientos). Bajo la dirección de ingeniosos ingenieros enanos, la gente de Iron Town trabaja en las minas cercanas o en la refinería, donde el mineral es fundido y convertido en lingotes. Las minas tienen luz eléctrica. La corriente llega a través de cables subterráneos que recorren toda la ciudad. Dos plantas generadoras tecnomágicas proveen la energía. Fuerza bruta, herramientas finamente fabricadas a mano artesanalmente y magia son usadas por los mineros para extraer mineral. Los explosivos se emplean sólo de forma limitada. Además de las minas, Iron Town tiene dos fundiciones (una de ellas emplea elementales de fuego y de aire), unas cincuenta herrerías y tiendas de metales, donde herreros orcos, enanos, humanos y de otras razas fabrican los productos de metal que se utilizan en la ciudad y que se exportan a la ciudades de Markeen, Big Sands y otras comunidades vecinas. Northern Gun compra el 10% del mineral de hierro que emplea como materia prima de Iron Town. La ciudad en sí es parecida a Markeen City, con muchos edificios de madera, con sólo el ocasional edificio reforzado (mega-damage), calles de tierra sin asfaltar, y un muro de piedra y hormigón armado ultra reforzado de tres metros de grosor y diez metros de altura. Antes del ataque las barracas de la ciudad alojaban a doscientos cincuenta soldados de la Guardia de Markeen y a doscientos cincuenta milicianos.
Arik se dirige a la estación de radio de largo alcance de la ciudad que, aunque ha recibido daños en el ataque, sigue operativa. Allí obtiene el permiso para llamar a Markeen City para informar al Barón y al Consejo de vuestros progresos. Arik le dice al Canciller Cedric que todo apunta a una conspiración de la Coalición para dañar severamente a la Baronía y a Tolkeen por extensión.
En cuanto a los desaparecidos, aún no los habéis encontrado, pero deseáis encontrar a Zach Krug y entrevistaros con él por si sabe algo sobre el asunto. Cedric le dice a Arik que ya tiene la información sobre Krug que el grupo solicitó, han llegado los datos de Tolkeen.
- Zacharias Krug es un intelectual que nació y creció en la ciudad de Tolkeen. Completó su educación como biólogo en la Universidad de Tolkeen y tras eso se trasladó al norte para estudiar la vida salvaje alienígena y usar sus conocimientos para ayudar a los granjeros locales. La vida en la Baronía de Markeen es dura, pero durante una década vivió una vida feliz con su familia. Era muy apreciado por la gente y se ganó la reputación de ser un hombre reclusivo, pero generoso e incapaz de matar a una mosca. Un hombre capaz de darte la camisa que lleva puesta si se la pides. Hace seis años una banda de guerra Xiticix asaltó su granja en el norte y mató a su mujer y a sus tres hijos (eran pequeños, el mayor tenía doce años). Tras la tragedia se retiró a un lugar remoto en los bosques para vivir como un ermitaño y desde entonces no se ha hecho apenas de notar. Eso es todo lo que el TIB (Tolkeen Inteligence Boureau) ha sido capaz de averiguar.
Cedric le pregunta a Arik que si está obteniendo una adecuada colaboración por parte de las autoridades locales. Arik le responde que estáis obteniendo un apoyo total en las ciudades que visitáis y que habéis podido reponer vuestra munición y blindaje por completo en cada ciudad. Cedric le dice a Arik que el Consejo entero les desea buena suerte a los Rifts Warriors y que tengan éxito en el cumplimiento de la misión. Arik lo agradece, se despide y corta la comunicación.
Organizáis los funerales de Weiss y de Gombuk. Hay mucha gente en la ciudad que lamenta la pérdida de seres queridos, ya que hubo muchas muertes durante el ataque. Se celebran más de cuatrocientos cuarenta funerales. Los servicios funerarios de la ciudad están colapsados, pero la palabra ha llegado de que vosotros eliminasteis a una docena de los insectoides Xiticix durante el ataque y de que además trabajáis para el Barón Cromwell en una importante misión, por lo que los enterradores os hacen un hueco en su sobrecargada agenda.
Decidís enterrar a Gombuk con todos los honores de un héroe caído, Daeron decide invertir para ello diez mil CR del fondo común. Pensáis que de este modo esta región tendrá un recuerdo de los Rifts Warriors, pues uno de vuestros honorables muertos yacerá en su tierra para siempre. Os parece un homenaje adecuado. Todos decís unas palabras dirigidas hacia los muertos mientras se oficia el rito funerario y depositáis flores sobre sus tumbas. Le habéis puesto una hermosa lápida a Gombuk, con un epitafio (que deberéis decidir vosotros, así como las palabras que cada uno dice ante las tumbas).
Tras los funerales os vais a descansar, pues ha sido un día totalmente agotador. Habéis logrado absoluta prioridad para vuestras reparaciones, aunque aún así no estarán hasta mañana, por lo que dormir o descansar es de las mejores cosas que podéis hacer.
Por la noche durante la cena discutís lo que vais a hacer a continuación. La mayoría vota por ir a buscar a Zach Krug, pues parece que es vuestra única pista en estos momentos. Habéis descubierto quién ha enfurecido de este modo a los Xiticix (la Coalición), pero aún no tenéis ni idea de quién está detrás de las desapariciones, del porqué de las mismas, o de dónde están los secuestrados en estos momentos.
Algunos de vosotros tenéis fe en que hablar con el reclusivo científico será importante. Mune piensa que directa o indirectamente el científico debe de tener algún tipo de relación con todo lo que está pasando.
Antes de morir, Doug Weiss os indicó como llegar a la vieja granja de los Krug, a donde casi con seguridad se marchó el científico tras dejar la nota de despedida en la puerta de su cabaña. Weiss parecía muy preocupado por su viejo amigo y parecía creer que tal vez os pudiera ayudar, también estaba preocupado por su seguridad y temía que pudiera haber sido secuestrado por la Coalición.
Tras ponderar todas estas cosas y hacer planes para el día siguiente os vais a dormir. En total hoy podéis dormir unas buenas doce horas, lo que beneficia especialmente a aquellos que necesitan recuperar poder mágico o psiónico.
Miércoles, 28 de septiembre de 104 PA:
Tras recoger vuestros E-Clips recargados y armaduras reparadas (la tecnología disponible en la ciudad no permite reparar power armors ni recargar armas de plasma o procedentes de la Coalición) os despedís del Alcalde, de la gente que os ha alojado y del médico que atiende a Ezebeth y emprendéis vuestro viaje al norte, en territorio Xiticix, hacia la vieja granja Kurg.
Pasa buena parte del día con una notable tranquilidad. Ocasionalmente divisáis alguna bestia salvaje y en un momento dado un grupo de ghouls demonio os miran con expresión malévola, pero la potencia de vuestro grupo les intimida y optan por retirarse. Son aproximadamente las cuatro de la tarde cuando llegáis a las inmediaciones de la granja Krug.
La granja de la familia Krug está de lleno en territorio Xiticix, treinta y dos kilómetros más allá de la frontera reconocida. Su localización no es secreta, aunque ha estado abandonada durante años. Os ha costado llegar hasta aquí, pues los Xiticix están muy agitados y alerta. No hay ninguna carretera o sendero para llegar hasta aquí. Habéis tenido que abriros paso a través del retorcido sotobosque de interminable matorral en el bosque. Alrededor de la vieja granja propiamente dicha el avance se hace realmente duro, pues está rodeada de un verdadero muro de árboles jóvenes y espesos zarzales. Más allá de esta barrera se encuentra un enorme claro donde hay tres edificios marcados por los estragos del tiempo y en estado de abandono que se elevan junto al lecho seco de un río. Los cristales de las ventanas están rotos, faltan tablones (dejando agujeros oscuros en las paredes), las puertas se han caído de sus goznes, y el granero parece estar a punto de desmoronarse por su propio peso. Desde lejos parece que nadie haya estado en este desolado paraje en siglos.
Detenéis vuestros vehículos y continuáis a pie. Os acercáis a la granja en ruinas y entonces os dais cuenta de que en las semanas recientes ha habido gente por aquí. Por todas partes hay huellas de botas de combate (pies de tamaño humano). Alguien ha reparado el edificio más pequeño, que es una combinación entre laboratorio e invernadero. El invernadero ha sido reparado por completo, con placas de plástico ultra duro (mega-damage). El espacio abierto entre el desmoronante granero y el laboratorio se encuentra severamente marcado. Shidi inspecciona esa zona y llega a la conclusión de que ha sido usada como punto de aterrizaje de helicópteros en semanas recientes. Sólo el pequeño cementerio donde están enterrados la mujer y los hijos de Zach ha sido dejado en paz, aunque se han plantado recientemente plantas que producen flores.
El interior del edificio principal también ha visto mucho uso. Hay huellas de barro en el primer piso y en el sótano. Y la basura sugiere que aquí han pasado algún tiempo al menos una docena de personas. Hay cabos de vela consumidos en las mesas y en la cocina hay una pila de paquetes vacíos de raciones secas-congeladas (de las que usan las tropas de la Coalición) y latas abiertas de comida en la encimera. Una búsqueda exhaustiva revela una mochila de nylon rota, un E-Clip gastado de rifle C-12, un mazo de cartas, una caja con ocho rollos de papel higiénico y una navaja que lleva el logo de la Coalición.
Quien fuera que usara el laboratorio realizó un mejor trabajo de limpieza que la gente del edificio principal. No hay polvo en la habitación principal, que contiene una manta de lana gris doblada sobre un viejo camastro, unos cuantos leños cortados de cedro en una leñera y una mesa de laboratorio cubierta por un hule de plástico negro. Bajo el hule la mesa está severamente manchada con marcas dejadas por productos químicos. En el cajón del medio hay un montón de papeles que a Daeron le parecen informes de experimentos, los recoge por si pudieran ser de utilidad. Además hay un gran sobre cerrado, que al abrirlo se revela que contiene numerosas fotografías de cadáveres Xiticix en varios estados de autopsia y un disco de ordenador. Arik introduce el disco en su portátil y ve que son reportes de la anatomía de los alienígenas.
A pesar del cuidadoso trabajo realizado para restaurar el invernadero alguien se tomó un gran esfuerzo para destruir las plantas en su interior. Por las latas vacías de gasolina en la puerta, las manchas de hollín en los cristales y los restos quemados de las plantas es obvio que alguien incineró las plantas. Al mismo tiempo parece que quien lo hiciera procuró mantener el fuego contenido. No hay evidencias de que el fuego se expandiera más allá del enorme contenedor metálico donde las plantas fueron depositadas. Daeron examina con detenimiento las cenizas de las plantas y descubre que algunas sobrevivieron a la quema. Parece que eran todas de la misma especie, una especie no indígena de la Tierra. Oculta entre las cenizas hay una planta verde-amarillenta medio quemada que libera sus esporas tan pronto como Daeron la toca. El Alto Mago estornuda violentamente varias veces, pero aparte de eso no parece sentir otro efecto. Todos os habéis sobresaltado un tanto al ver la escena. Indira quiere correr hacia Daeron, pero este os dice que nadie se le acerque pues no sabéis si puede haber quedado infectado con algo.
Salís del invernadero y a Mune se le ocurre investigar el abandonado granero. Cuando lanza un grito ahogado y le escucháis vomitar acudís todos a investigar. En el interior del granero os aguarda una escena horrorosa, lo suficientemente chocante como para revolverle el estómago a un endurecido mercenario. La peste a putrefacción escapa del interior en cuanto abrís las puertas. Tras un montón de contendores vacíos de combustible para sierra mecánica hay una pila cubierta por una enorme cobertura de tejido plástico. Manchas que huelen a gasolina cubren la parte superior. Bajo la tela hay una fosa común parcialmente cubierta llena con los cadáveres de unos doscientos humanoides de diversas especies. ¡Esos son los ciudadanos de Markeen desaparecidos!
De repente Daeron comienza a vomitar, en un principio pensáis que es debido a la impresión. Os comenzáis a preocupar seriamente cuando comienza a vomitar sangre y a toser violentamente como si fuera a expulsar sus propias entrañas. Está totalmente pálido y es evidente que se encuentra gravemente enfermo. Pensáis inmediatamente que es por efecto de las esporas de la maldita planta que encontró antes entre las cenizas en el invernadero.
Recogéis a Daeron y le aplicáis un RMK, el sistema de diagnóstico falla al indicar la causa de la dolencia de Daeron, aunque indica posibilidad de peligro biológico, infección o enfermedad grave. Las constantes vitales son alarmantemente inestables. Indira, Rolando y Shidi atienden a Daeron y rápidamente lo llevan al hoverfurgón y se quedan con él.
Arik permanece vigilante. Mune y Baldwin hacen de tripas corazón (para ambos esta experiencia resulta muy dura, pero más para Mune que no tiene un sistema automático que le inyecte drogas para tranquilizarse) y examinan con más detenimiento el interior del destartalado granero y escenario de una horripilante matanza. Baldwin y Mune descubren que los cadáveres no tienen heridas visibles y no hay evidencias obvias de envenenamiento. Baldwin se concentra intensamente y su mano derecha comienza a brillar. Mune le mira, y, aunque sus sentidos mágicos no son capaces de detectar el uso de psiónica, se percata de que Baldwin está haciendo uso de un gran poder psíquico. De la mano de Baldwin emerge una brillante espada blanco azulada hecha de pura energía psíquica. Siguiendo una inspiración el Juicer abre con su refulgente espada energética el torso de un ogro muerto. Mirando el interior se hace obvio que los órganos internos están todos deshechos, como si se hubieran convertido literalmente en moho. Esa con seguridad fue la causa de la muerte.
El pobre Mune no puede evitar volver a vomitar ante tan espantosa y macabra escena. El propio Baldwin está nervioso y muy disgustado, pero la combinación de sus drogas y fuerza mental le permiten mantener la compostura. Baldwin se da cuenta de que quien fuera el responsable de asesinar a esta gente intentó destruir las pruebas. Alrededor de la fosa común hay varios barriles de fuel, uno de ellos tiene adosada una carga de demoliciones de las que emplea la Coalición. La carga tenía conectado un temporizador que por lo visto falló. Baldwin se imagina que de no haber fallado el explosivo probablemente toda la granja se habría convertido en una gigantesca bola de fuego. Salís del granero de los horrores. Mune ha recogido los papeles del laboratorio y el sobre con las fotografías y el disco informático.
Emprendéis el regreso a Iron Town, pues os parece prioritario hospitalizar a Daeron. Durante el trayecto Mune viaja en el Battlebringer (dentro del cual va su hovermoto, la de Erzebeth se ha quedado en Iron Town, bajo la custodia de Diirk Watersold) y se dedica a leer los papeles encontrados en el laboratorio de la granja Krug, en busca de alguna pista acerca del mal que ha afectado a Daeron y de si existe alguna cura. Shidi ocupa con su SAMAS el puesto de vanguardia que normalmente ocupaba Erzebeth. Le sigue Baldwin conduciendo el hoverfurgón, en el interior del cual viaja el enfermo Daeron e Indira cuidándole. A continuación Rolando en su caballo Arabian, luego el Battlebringer conducido por un robot con Mune enfrascado en la lectura como pasajero. Cierra la marcha Arik en su GB. Habláis poco durante este viaje, pues todos estáis llenos de angustia reprimida.
De la lectura de las notas de experimentación Mune deduce que fueron escritas por Zach Krug, que el científico encontró hace años unas plantas alienígenas que bautizó como Flores de la Muerte al notar que los animales y los Xiticix evitaban las áreas donde crecían.
Al parecer en su estado natural una Flor de la Muerte adulta emite unas esporas que son letales para cualquiera con quien entren en contacto (bien sean respiradas o a través de la piel), se transmiten por el aire y tienen un índice de fatalidad del 78%.
Los especimenes inmaduros de la especie no provocan la muerte, aunque sí vómitos, fiebres, inconsciencia, temblores y otros síntomas propios de una enfermedad o intoxicación severa. Estos síntomas pueden prolongarse durante horas o días, hasta que el organismo consigue purgar por completo las esporas inmaduras. Mune respira aliviado al leer esto y rápidamente se lo comunica a todo el grupo. El saber que seguramente Daeron sobrevivirá os quita a todos un gran peso de encima.
Mune continúa la lectura y descubre que las esporas de la planta adulta son letales para todos los seres vivos, incluyendo los Xiticix, tan sólo los seres sobrenaturales pueden ser resistentes o inmunes a esta toxina alienígena. Krug estudió en secreto la planta durante años, aprendió a cultivarla sin peligro en su invernadero y destruyó el resto de las bulbosas plantas verde-amarillentas que crecían en la espesura. Tras muchos experimentos logró refinar químicamente las esporas para incrementar su letalidad hasta un índice de fatalidad del 99'5%. Zach llamó al arma biológica resultante ZK-12 (que significa Zachary Krug fórmula 12, la solución química que finalmente funcionó). Convencido de que había descubierto el arma más mortífera desde la bomba atómica Zachary se preparó para conseguir venganza sobre los Xiticix empleando el ZK-12 en el Nido de Duluth.
Las notas no lo aclaran, pero Mune supone que para tal fin se alió con diabólicos mercenarios que trabajan para la Coalición, o directamente con la propia Coalición.
Posiblemente antes de que los Rifts Warriors entrasen en escena los secuestros ya habían terminado en Markeen, aunque entonces vosotros no podíais saberlo. La situación es potencialmente gravísima si, tal y como parece, esos desalmados sin escrúpulos tienen en su poder un arma tan peligrosa como el agente biológico ZK-12. Necesitáis alertar a las autoridades de Markeen, y posiblemente también a las de Tolkeen, cuanto antes.
Aceleráis la marcha todo lo posible, sin deteneros a descansar ni a comer (coméis en marcha). Ese mismo día llegáis a Iron Town. La milicia parece haber sido reforzada con voluntarios, las tareas de reconstrucción de las defensas están en marcha y la Guardia está alerta.
Os dicen que hay importantes contingentes de refuerzos que vienen de camino desde la capital, el propio Capitán de la Guardia Kort Glenmore manda esas tropas. Esas os parecen buenas noticias. Aparcáis vuestros vehículos y lo primero que hacéis es ingresar a Daeron, le advertís al doctor que ha de atenderlo que el mago ha sido infectado por unas esporas alienígenas muy tóxicas y le recomendáis que lo mantengan apartado de otros pacientes para evitar posibles contagios.
Visitáis a la elfa Erzebeth en su habitación. Uno de los otros pacientes falleció anoche y los familiares están muy tristes, todo son llantos y angustia. Erzebeth está consciente, aunque tremendamente débil. No puede hablar ni apenas moverse y tiene el cuello inmovilizado. El doctor que lleva su caso os dice que la recuperación va increíblemente bien, los nanobots del IRMSS soldaron las heridas internas de la garganta, y, aunque la herida en el cuello sigue siendo gravísima (no queráis saber la cantidad de puntos que le han puesto), parece que la elfa se recuperará bien si no sufre una infección o se le abre la herida (necesita reposo absoluto).
Tras la visita al hospital pedís una audiencia con el Alcalde Krandus Ingot, que os recibe de inmediato. Le informáis de todo lo que habéis averiguado y os acompaña a la estación de radio para que informéis al Barón Cromwell. Así lo hacéis. El Barón os felicita y os dice que habéis hecho un buen trabajo, aunque es obvio que está muy preocupado por las graves noticias que le habéis transmitido.
El Barón se interesa por saber cómo está vuestro grupo. Le informáis de que tenéis a dos heridos graves, y que hace poco habéis tenido que enterrar a uno de los vuestros y a Doug Weiss. Varn Cromwell lamenta sinceramente lo sucedido y os expresa sus condolencias. Le pide a Krandus Ingot que se encargue de que vuestros heridos estén lo mejor atendidos posible. Os dice que debe transmitir al Rey Creed del Reino de Tolkeen las noticias que le habéis dado y os pide que viajéis a la capital en cuanto vuestros heridos estén en condiciones de ser transportados. Después se despide de vosotros y la comunicación termina.
Indira está hecha un mar de nervios, quiere estar junto a su amado, pero los médicos no se lo permiten por riesgo a un posible contagio. Os han hecho un chequeo a todos en el hospital y al parecer no os habéis infectado.
Vais a la casa de la amable familia que os alojó la otra vez. Están de duelo por la muerte del padre del hombre de la casa, John Winterfell. El anciano no resultó herido durante el ataque Xiticix, pero al parecer los recientes acontecimientos han sido demasiado para su viejo corazón y falleció ayer por insuficiencia cardiorrespiratoria.
Baldwin le ofrece al hombre cinco mil CR del fondo común en concepto de ayuda para él y su familia. John Winterfell rechaza el dinero, pero Baldwin insiste y al final acaba aceptándolo. Tras la cena con la familia Winterfell os retiráis a dormir, estáis demasiado agotados como para pensar en hacer algo más.
Shidi coge el IRMSS de Daeron, que está con el equipo del mago en el hoverfurgón, y va a visitar de nuevo a Erzebeth. El hospital no dispone de una tecnología médica tan sofisticada como los IRMSS. Shidi le inyecta en secreto una nueva dosis a Erzebeth. Se siente muy culpable por no compartir el resto de dosis que os quedan con la gente de la ciudad, pero hay demasiados heridos graves y vosotros tenéis muy pocas preciosas dosis de IRMSS y cada una de esas dosis será utilizada en un futuro para salvar la vida de uno de los Rifts Warriors. Eso es lo que piensa Shidi, aunque ese pensamiento no le alivia demasiado el malestar que siente en estos momentos, en especial al ver las habitaciones y pasillos del hospital atestados de pacientes, víctimas del ataque Xiticix sobre la ciudad. Ataque que tal vez sea en parte responsabilidad vuestra, aunque no habéis compartido esta sospecha con nadie, ni siquiera lo habéis hablado entre vosotros, ya que es un pensamiento demasiado doloroso el de que tal vez los Xiticix atacaran Iron Town porque os habían sorprendido a vosotros en las inmediaciones de su nido (una ofensa capital para esos alienígenas).
Después Shidi se cuela en la habitación aislada de Daeron, el pobre está febril y bañado en sudor. Delira llamando a Indira e intenta cogerle la mano a Shidi, este le inyecta un sedante y una dosis de IRMSS. Shidi piensa que aunque la dolencia de Daeron no sea debido a heridas internas, sino a unas esporas tóxicas, el IRMSS no puede hacer otra cosa que ayudar. Posiblemente los nanobots ayuden a purgar más deprisa las nocivas esporas. Tras su labor secreta Shidi sale del hospital. Con tantos pacientes y tantos familiares velándolos nadie repara en él.
Trascurren tres días tranquilos en Iron Town.
Nota de DarkGate: El día 30 de septiembre ha comenzado el curso de técnicas de combate avanzadas en el Gremio de Mercenarios y Emil se ha apuntado, pagando los diez mil CR que cuesta el curso. Durante un mes entero se entrenará duramente con las mejores técnicas de entrenamiento disponibles en el Gremio de Mercenarios.
Sábado, 1 de octubre de 104 PA:
Tanto Daeron como Erzebeth reciben hoy el alta médica. Daeron está débil como un polluelo ya que está convaleciente, Indira le cuida todo el tiempo y le ayuda a caminar y a comer. Erzebeth sigue sin poder andar por su propio pie, pero ya está muy mejorada e incluso puede hablar un poco (aunque con una voz muy rasposa, tal vez sus cuerdas vocales hayan sufrido daños irreparables). Ninguno de los dos está como para combatir, pero ambos pueden viajar con bastante seguridad con tal de que no tengan que hacer esfuerzos excesivos y puedan viajar cómodamente.
Los robots de Arik cargan la hovermoto de Erzebeth en el Battlebringer y la elfa viaja confortablemente en el camión conducido por Arik. Baldwin actúa como líder en funciones del grupo hasta que Daeron vuelva a estar al 100%.
Le encarga a Mune que ocupe el puesto de Erzebeth como explorador del grupo pilotando la hovermoto NG-Speedster que perteneciera a Gombuk. El aprendiz de mago traga saliva, pues no se considera capacitado para un puesto tan importante como arriesgado, aunque aprecia la confianza que Baldwin está depositando en él con este encargo, así que sin protestas ocupa su puesto en la vanguardia. Rolando se encarga de cubrirle las espaldas. Después va el hoverfurgón conducido por Baldwin, con Daeron tumbado dentro e Indira cuidándole. Shidi hace vuelos de reconocimiento con la SAMAS en amplias zonas alrededor de los lugares por los que viaja el grupo.
En un momento dado os cruzáis con el ejército de refuerzo liderado por el jefe militar enano Kort Glenmore. Os saluda sonriente, parece satisfecho de veros de nuevo. Os pregunta cuántos Xiticix habéis matado hasta el momento, respondéis que a treinta y uno, y os dice que es un buen número, ya que eso supone que habéis vencido a más de tres veces vuestro número en Xiticix. Os dice que él y sus hombres tendrán que superar vuestra estadística en caso de que los Xiticix de Duluth ataquen en grandes números Iron Town.
Le decís que en Iron Town hay tal vez ciento cincuenta Guardias en condiciones de combatir, y unos quinientos milicianos (más de la mitad son reclutas verdes). Su ejército está compuesto por quinientos soldados de infantería de la Guardia de Markeen armados con rifles láser NG y armaduras ligeras Urban Warrior, la mayoría van a caballo, sesenta de ellos llevan exoesqueletos NG-EX10 Gladius, y les acompañan seis soldados pilotando armaduras de potencia NG-X9 Samson y diez tanques pesados Iron Hammer.
Os dais cuenta de que esto son casi todas las tropas de Markeen City. La capital debe de haber quedado bastante desprotegida con menos de cien soldados, veinte Gladius, dos Samson y dos tanques. Kort bromea jocosamente diciendo que bajo su mando sus tropas y las de Iron Town serán capaces de matar a diez Xiticix cada uno. Eso supondría un total de once mil quinientos Xiticix muertos. Os parece una hazaña imposible de lograr, aunque el viejo enano tiene una reputación casi legendaria como soldado en el norte de Minessota (al igual que el Barón es un héroe de la Guerra Xiticix del 86 PA).
Os despedís de él deseándole lo mejor. Os sentís divididos, por un lado pensáis que tal vez deberíais haberos quedado en Iron Town para ayudar a la ciudad a defenderse de un posible nuevo ataque Xiticix. Pero el Barón os ha llamado a la capital, el problema del agente biológico ZK-12 no ha sido resuelto y potencialmente puede ser tan o aún más desastroso que una nueva guerra Xiticix.
El viaje transcurre sin problemas y al día siguiente estáis en Markeen City.
Domingo, 2 de octubre de 104 PA, a las 10 de la mañana:
Sois conducidos al Castillo Cromwell, donde sois recibidos por el consejo al completo (excepto el Capitán de la Guardia Kort Glenmore que en estos momentos ya habrá llegado con sus tropas a Iron Town).
El Canciller Cedric le entrega a Daeron un sobre con trescientos mil CR (algo más de lo prometido por esta misión). Daeron le dice que no puede aceptar ese dinero, pues el problema no ha sido resuelto, falta castigar a los culpables.
El Barón os dice que os habéis ganado esta recompensa por vuestros esfuerzos y admite que el asunto no está resuelto y espera que le sigáis ayudando hasta llegar al final de la cuestión, pese a que no pueda pagaros más dinero. Le decís que por descontado, que sois los primeros que no os queréis dar por vencidos hasta llegar al final.
El Barón os explica que ha contactado con las autoridades de Tolkeen y les ha contado vuestros descubrimientos. Las abducciones se han detenido y parece posible que la Coalición esté implicada, aunque las evidencias al respecto son circunstanciales y el ataque de la Coalición contra los Xiticix pudiera no estar relacionado.
Tanto el Consejo de Markeen, como el gobierno de Tolkeen necesitan saber con absoluta certeza quién es el responsable de las abducciones y por qué fueron llevadas a cabo. Esto es un problema, pues todo apunta a que los culpables han abandonado la zona de Markeen.
Hay evidencias de que alguien está usando agentes de guerra biológica y diversas pistas concretas que apuntan hacia la implicación de la Coalición en el problema. El Barón reconoce la importancia de la posible implicación de la Coalición y el uso del agente de guerra biológica. El místico Farseer ha tenido una visión acerca de un gran desastre que podría suceder, la visión no es clara, pero a la luz de vuestros descubrimientos parece de lo más siniestra.
El Barón sabe que con los escasos recursos de Markeen es imposible cazar a los responsables, especialmente si son de la Coalición. Por eso quiere enviaros a Tolkeen para hablar con miembros del Departamento de Inteligencia de Tolkeen (el TIB).
Para ello pone a vuestra disposición una de las dos naves aéreas de que dispone la Baronía y a su tripulación para que os lleven cuanto antes a la ciudad de Tolkeen (con vuestros vehículos incluidos).
Sabéis que esas naves aéreas se encuentran entre los recursos más preciados de la Baronía, del que depende en gran medida la economía de la región pues se emplean para las exportaciones (sobretodo de hierro) hacia Tolkeen y Northern Gun. Sin embargo, la importancia de vuestra misión justifica esta medida. El Canciller Cedric se encargará mediante transmisiones codificadas de radio de avisar de vuestra llegada a Tolkeen y de resolver todos los detalles burocráticos necesarios para conseguiros acceso al TIB. Esto es, si aceptáis proseguir con la misión a sabiendas de que la Baronía no os dará más recompensas que los trescientos mil CR que ya os han entregado.
El turno finaliza el domingo, 2 de octubre de 104 PA.
Fin del Turno 40.
DarkMaste.
Daeron: Rifts Turno 40:
Domingo, 25 de septiembre de 104 PA, por la tarde:
Nos reunimos todos en la cabaña del Doctor Weiss para deliberar acerca de una posible incursión en el Nido de Duluth, como es costumbre del grupo hacerlo cuando hay que tomar decisiones de este tipo. Mune se opone a la idea firmemente diciendo que es un suicidio, y que lo mejor sería buscar al Doctor Krug en el norte. Pobre chico, no le culpo pues esta será la primera vez que se enfrente con un peligro verdadero. Yo creo firmemente que debemos ir al nido para descubrir si los Xiticix tienen cautivos a los desaparecidos, y de una vez por todas sacarnos la duda de encima. Indira no parece muy contenta con mi decisión, pero me apoya, como siempre, pues sabe que no podrá hacerme cambiar de opinión. Shidi no duda en ofrecerse, pero a todas luces eso es una locura, puesto que necesitaremos sigilo y es justamente de lo que más carece él. Baldwin, Erzebeth y Rolando me apoyan aunque con algunas dudas. El ambiente general es de bastante incertidumbre y yo también la siento, pero debo ser fuerte pues soy el líder. Weiss por su parte, parece más entusiasmado con la idea que todos nosotros juntos y describe el acontecimiento como una gran oportunidad para hacer su trabajo de campo. Pobre, sólo espero que el trabajo no le cueste la vida. En medio de su emoción parece olvidar realmente los peligros a los que nos enfrentamos y lo difícil que es esta misión, tal vez mucho más que la del Valle de los Dinosaurios. Temo por la vida de mis compañeros, pero creo que es un compromiso ineludible el que tenemos.
La pregunta que todos nos hacemos es cómo vamos a hacer para llegar hasta el territorio Xiticix sin que nos ataquen y aún más, cómo superaremos la barrera de los dieciséis kilómetros. Lo más prudente parece ser ir en grupos separados, y Weiss apoya mi idea diciendo que un grupo demasiado numeroso y equipado con muchos vehículos ruidosos o pesados tiene muchas posibilidades de ser descubierto y asaltado por los Xiticix, ya que tienen un sentido del oído increíble y captan las vibraciones en el suelo desde kilómetros de distancia.
Ahora viene el problema de cómo conseguir las glándulas, pues seguramente un espécimen muerto hace tiempo no nos servirá. Weiss nos advierte que los insectoides tienen una cabeza muy dura e increíblemente resistente al daño (lo que explica en gran medida el fracaso que tuvo la misión en la que Gombuk falleció), pero que si queremos las glándulas para extraer las feromonas intactas el cuerpo tendrá que estar en buen estado. Matar un Xiticix sería relativamente fácil apuntando al cuerpo, que es un poco más blando, pero evidentemente esta no sería la acción más prudente para nuestros planes. Arik propone que busquemos una patrulla pequeña de Xiticix y que los embosquemos, algo en lo que todos parecemos estar de acuerdo. Shidi propone usar su SAMAS para atraer algunos insectoides y lo dice tan confiado de sí mismo que no tenemos otra opción más que aceptar.
Una vez decidido esto, nos preparamos para la partida y avanzamos hacia el norte, adentrándonos en territorio Xiticix. Mi corazón late como si se me fuera a salir del pecho cuando Weiss nos informa de que hemos traspasado la frontera, pues sé que soy presa codiciada por los insectoides. El entorno parece bastante normal, nada parecido con las historias fantásticas sobre paisajes lunares y esas cosas. De hecho, no habría forma de notar la diferencia, aunque Erzebeth dice percibir un olor algo desagradable en el ambiente, haciendo que Weiss se emocione y extrañe a la vez puesto que el olor, según nos explica, es una forma de marcar el territorio y no es extraño, pero sí lo es que la elfa lo pueda sentir, puesto que hasta donde él sabe sólo los perros y los Dog Boys, y otras razas dotadas de gran olfato, lo perciben. Erzebeth parece muy orgullosa de sí misma ante este comentario. Es un poco rara esta chica. A veces parece una niña, pero cuando llega el momento del combate se demuestra una valiente guerrera. Es un poco impulsiva, pero en cierta forma le agrega algo de dulzura al grupo. Me pregunto cuál será la historia detrás de ese rostro tan bello, qué la habrá llevado a unirse a un grupo aventurero.
Buscamos un lugar apropiado para realizar la emboscada y Erzebeth nuevamente es quien encuentra el lugar ideal, un bosquecillo espeso resguardado tras una pared rocosa. Ocultamos los vehículos entre los árboles y nos preparamos tomando posiciones adecuadas. Arik deja el Glitter Boy a una distancia prudente mientras yo establezco las trincheras en caso de que debamos resistir por algún tiempo el ataque y le pido a Mune que se quede ahí. El pobre chico se ve bastante nervioso, pero Indira le ayuda a sentirse mejor con unos breves gestos. Mientras tanto, le pido a Weiss que se refugie en el hoverfurgón y que no salga y aunque él opone resistencia, estoy seguro que dejarlo fuera sería una imprudencia increíble no sólo porque no será de utilidad para el combate, sino que además puede ser un elemento distractor si es atacado y tenemos que defenderlo. Si él llegara a ser atacado no tendría la más mínima posibilidad de salir con vida y por añadidura, perderlo significaría el fracaso de la misión aún antes de empezar. Intento explicarle que lo necesitamos vivo y que ya tendrá oportunidad de demostrarnos su valentía, pero que ahora no estoy dispuesto a arriesgar su vida. El resto del grupo me apoya, así que no tiene mucha oportunidad para negarse y finalmente se da por vencido. Una vez estamos todos en posición, doy la orden a Shidi para que emprenda el vuelo, a la voz de “Fuerza y Honor”, la frase de ataque de Maximus y Geoffrey.
La adrenalina corre por mi cuerpo en cuanto veo a Shidi alejarse, pues desde ya me parece que podría complicarse todo. Los Xiticix han demostrado no ser presa fácil y no quiero que suceda algo como lo de Gombuk. El golpe ha sido muy duro y si volviéramos a fracasar, o a perder a alguien del grupo, la moral se vería afectada en un grado tal que pondría en peligro toda la misión. Y para mí, esta misión se ha convertido en una cuestión de principios, la oportunidad para demostrar el valor de los Rifts Warrios y llenar nuestro objetivo de hacer del mundo un lugar mejor.
No estamos aquí para divertirnos un rato y a pesar de todo el entusiasmo inicial, ha demostrado ser un asunto más bien complejo de resolver y que exige lo mejor de todos nosotros. Mientras pienso en todo esto, escucho los informes de Shidi a través de un comunicador de radio, informando que todo está despejado. La espera se hace bastante larga y la gente comienza a sentirse incómoda, especialmente Weiss. Indira intenta calmar a Mune que con el paso de los minutos comienza a entrar en una especie de nerviosismo exasperado, y algunos se relajan, tal vez demasiado para mi gusto.
Shidi ha tenido que alejarse bastante y adentrarse cada vez más en territorio enemigo, algo que no me gusta para nada. A mí la espera se me hace interminable esperando que en cualquier segundo escuche a Shidi pidiendo auxilio por el intercomunicador, porque le hayan tendido una emboscada. Hace mucho no me sentía así de nervioso. Si algo le pasara a Shidi, no me lo perdonaría. De repente, me saca de mi ensimismamiento el sonido de disparos a través de la radio y el informe de Shidi que está siendo perseguido por cuatro Xiticix, en lo que él a su muy original estilo decide llamar "un póquer de X-Rays". Ante la proximidad, me apuro a lanzar un hechizo de Armadura Invencible sobre Indira y otro sobre mí mismo. Pienso por un momento si debería hacerlo también con Weiss, pero debo reservar mi energía mágica para lo que se avecina y el científico estará suficientemente bien protegido dentro del vehículo. Espero que no se le ocurra dárselas de héroe y salir a combatir.
Doy la voz de alerta a los otros y recomiendo a Mune que use uno de sus hechizos de protección, cosa que él decide hacer, con un hechizo de Armadura de Ithan para sí mismo y un Campo de Energía que nos cubre a Indira, Rolando, él y yo. No está nada mal para un aprendiz y me alegra que sepa usar lo que tiene. Cuando tengamos oportunidad, intercambiaré con él algunos hechizos para beneficiarnos mutuamente y potenciar nuestra capacidad de combate.
Todos estamos con las armas preparadas y escucho a Shidi que disfruta la persecución mientras parece burlarse de los enfurecidos insectoides. Definitivamente la prudencia no es una de sus virtudes y si no fuera un gran piloto, eso le habría costado la vida ya hace rato. Pero es un buen chico, un combatiente sin igual y muy valiente, a pesar de sus defectos. Me alegra sentir que está más integrado al grupo.
Arik nos asigna por los comunicadores objetivos de ataque para facilitarlo, cosa que una vez más deja entrever su magnífico conocimiento como estratega. Cuando están al alcance del Boom Gun, Arik toma la decisión de esperar a tenerlos a todos a distancia de nuestras armas más cortas, para lograr que el ataque sea efectivo y certero. Todos abrimos fuego al mismo tiempo, cosa que deja por completo impotentes a los Xiticix, mientras Shidi sigue con sus maniobras evasivas.
El que nos ha asignado Arik a Indira, Mune y a mí recibe mi primera descarga total de la pistola de iones (¡qué buena elección hice!) y se le ve volar de manera errática, con la cabeza medio destrozada. De reojo alcanzo a ver que los otros tres Xiticix caen muertos, ante lo cual el cuarto se retira a toda velocidad, seguramente con la intención de dar la alarma. ¡No podemos dejarlo escapar! Si llegan a darse cuenta los demás, estaremos irremediablemente perdidos. Shidi sale volando tras él, pero antes de que llegue a darle alcance, escucho un tremendo cañonazo de Boom Gun que le vuela la cabeza en el acto. ¡La emboscada ha sido todo un éxito!
Rápidamente y en medio de la felicidad por la exitosa acción, recargamos las armas y traemos los cuerpos sin vida (y sin cabeza) de los Xiticix a un solo lugar, para que Weiss haga lo suyo. Inmediatamente pone manos a la obra y comienza a hacer una especie de cirugía que nos revuelve el estómago… Es totalmente macabro, pero para mi asombro, lo soporto bastante bien a pesar del asco. Creo que hace unos meses habría caído vomitando y muerto de miedo, pero al parecer la vida aventurera ha dado sus frutos. Definitivamente ya no soy el mismo y los Rifts Warriors han templado mi carácter, aunque espero no perder algo de inocencia en el camino, que siempre es importante.
Me doy cuenta que de nuevo me he sumergido en mis pensamientos y cuando vuelvo a la realidad, Weiss está explicando que la glándula que tiene en sus manos es la que da la señal de alarma cuando un Xiticix muere, y que está completamente vacía. Le pregunto cuál es el radio de influencia de la secreción y me explica que es de algunos kilómetros, aunque no está seguro cuántos. Si los demás se han percatado del olor, eso querrá decir que en pocos minutos tendremos sobre nuestras cabezas toda una banda de insectoides, algo que no me hace demasiada gracia. Tendremos que tomar medidas preventivas, pues si somos atacados por una banda de Xiticix esto podría ponerse muy mal. Pido a Erzebeth, Arik y Silver que establezcan un perímetro de vigilancia para saber si se aproximan insectoides, dándonos suficiente tiempo para intentar escapar. No creo que sea prudente enfrentarnos a una bandada, cuando de sobra hemos visto que son enemigos difíciles.
Cuando regreso a donde está Weiss y los otros, le encuentro dando una especie de charla de anatomía sobre lo que estamos viendo. Parece que tiene toda la intención de completar su extendida explicación y tal vez sería mejor darnos prisa, pero Indira demuestra una vez más su curiosidad científica y Weiss encuentra irresistible ser escuchado con interés. Para colmo, Mune hace algún comentario al margen y Weiss ve en él una oportunidad excelente para explicar todo aquello que por si acaso hubiera olvidado mencionar antes. Pobre hombre, me da un poco de lástima pues seguramente no tiene muchas oportunidades de hablar sobre sus experimentos y descubrimientos con otra gente, por lo que decido no detenerlo a pesar que el tiempo apremia y los nervios de un posible ataque Xiticix empiezan a hacer efecto en mí.
Indira, muy aplicada con lo suyo, ayuda al doctor con todo lo necesario, como una instrumentadora quirúrgica, e incluso trae agua y otras cosas que Weiss amablemente le solicita. Después de hacer algunas operaciones de limpieza con algo de vinagre que ha traído de su cabaña (y por supuesto todo explicado para deleite de Indira) y el agua que le han traído, hay una colección de glándulas, algunas muy similares entre sí, que Weiss observa con orgullo mientras tararea una canción.
Parece un chiquillo con un juguete largamente esperado, abstraído y como si no se diera cuenta de la ansiedad que todos sentimos por terminar con todo esto de una buena vez. Arik me informa por el comunicador que todo está tranquilo y que no hay nada que vuele en un radio de ochenta kilómetros, con lo que me regresa el alma al cuerpo. Realmente me tenía bastante nervioso la posibilidad de un segundo ataque. Cuando termino de hablar con Arik veo que Weiss sigue observando las glándulas y tarareando, aunque se le ve bastante indeciso.
Bueno, si a él que es el experto le cuesta, realmente estamos en un problema. Durante unos segundos se hace el silencio mientras todos miramos las glándulas, casi esperando un milagro, cuando de repente se dispara en mi cabeza el recuerdo del viaje de entrada a territorio Xiticix y el rostro orgulloso de Erzebeth señalando el olor. Inmediatamente tomo el comunicador y le pido que venga.
La elfa, bella y altiva como siempre, acude rápidamente a mi llamado. Cuando le pregunto si cree que sería capaz de ayudarnos a reconocer el olor de las glándulas, se le borra inmediatamente la sonrisa del rostro y mira alternativamente las glándulas y a mí, como tratando de decidir si seguir mis órdenes o no. El asco que le produce la idea es evidente, pero al final parece ceder a mi pedido, casi como si me hiciera un favor que le cuesta demasiado, y se quita el casco. Agarra la primera glándula viscosa y la pincha con un cuchillo. Su expresión denota un profundo asco aunque ninguno puede sentir el olor, casi como si le dieran ganas de vomitar, pero se arma de valor y estoicamente soporta la labor. Definitivamente esta chica tiene mucho coraje y mucha madera. Es digna de admirar desde todo punto de vista, y sólo su cambiante carácter hace difícil algunas veces el contacto con ella. Por lo demás, es una mujer muy especial. Una a una toma las glándulas y olfatea las secreciones, hasta que se decide por una en particular.
Mientras los demás queman los restos y entierran lo que no ha prendido, comienzo a pensar en quiénes integrarán el grupo de incursión al nido. Shidi de ninguna manera podría ir… llevarlo sería un suicidio. Mune tampoco y Weiss menos. Los que vayamos deberemos tener experiencia en combate y ser sigilosos. Indira tampoco irá, aunque me lo pida de rodillas. Esta vez no pienso ceder.
Los más indicados serían Baldwin, Arik, Erzebeth o Rolando, y yo por supuesto sería parte integral del grupo. La forma idónea de entrar en el laberinto del nido sin ser visto es no estar allí, y la mejor forma de estar y no estar es el Hechizo de Niebla. De esta manera no seré yo mismo y podré moverme con libertad por el nido. Espero que no haya sorpresas desagradables, pues nunca he usado el hechizo y aunque esta no es precisamente la ocasión para experimentar con cosas nuevas, es tal vez la única salida sensata. Una vez han terminado, los demás, los reúno y les comunico que tendremos que dividir el grupo. Los rostros de desacuerdo no se hacen esperar y yo me siento un poco traicionero de mí mismo, pues recién hace horas, tras la muerte de Gombuk, había pedido no volver a hacer ataques en grupos pequeños.
Discutimos un poco más acerca de los componentes del grupo de incursión y decidimos que llegaremos en el hoverfurgón de Shidi, pilotado por Baldwin y con Weiss y yo adentro. Aunque en un primer momento no quería que Weiss viniera con nosotros, no tardo en darme cuenta que sin él estaríamos trabajando a ciegas. No sabemos lo que podríamos encontrarnos allí y sólo sus conocimientos podrían ayudarnos en caso de una emergencia. El grupo de apoyo deberá viajar a una distancia de entre diez y veinte kilómetros. Erzebeth nos acompañará en una posición avanzada para descubrir las posibles patrullas Xiticix y alertarnos, pero una vez lleguemos a la línea de los dieciséis kilómetros del Nido deberá regresar y reunirse con el grupo de apoyo. A la elfa parece no gustarle nada que la saquemos del grupo de apoyo y la comprendo, pero mi decisión es irrefutable y así se lo hago ver, aunque en un tono comprensivo.
Dicho esto, me toma las manos y siento una energía proveniente de ella, pero más alta que la normal. No puedo describir la sensación, es casi como si me estuviera pasando su alma en lugar de su energía. El paso es lento, casi como un juego de seducción, y sus ojos reflejan por un momento algo que prefiero no ver. Cuando esos segundos interminables pasan y ella me suelta, la sigo con la mirada tratando de descifrar si lo que vi y sentí es sólo un producto de mi imaginación, o si en realidad existe. Pero antes que pueda salir del asombro, Indira me toma las manos y me comienza a pasar su energía, que al lado de la de Erzebeth es una suave caricia. Si tuviera que describirlo en palabras, diría que Indira era un atardecer en la playa y Erzebeth un huracán, Indira una estrella que nace lentamente y Erzebeth una estrella fugaz, rápida pero luminosa. Me da algo de vergüenza mirar a Indira a los ojos, pues creo que verá en ellos reflejado lo que he visto yo en los de Erzebeth, así que los cierro y ella parece no darse cuenta.
Luego lo hace Arik, cuya energía parece la de un rey sabio, luego Shidi cuyo loco carácter me hacía esperar algo corto y poderoso, pero para mi asombro descubro que su energía fluye lento y de manera tímida, como un anciano que camina después de haber luchado muchas guerras, pero con sabiduría. La de Rolando resulta ser muy poderosa, más de lo que pensaba, y me doy cuenta que realmente tiene un pasado mágico… sería muy interesante saber lo que se esconde detrás de él. Me pregunto cómo habría sido la energía de Gombuk y la de Maximus… ¡cuánta falta nos hacen! La de Weiss resulta ser como un cosquilleo, que incluso me hace algo de gracia. Definitivamente revela una personalidad bonachona y alegre, como un niño pequeño.
En cuanto a Baldwin, cuando llega su turno le pido que no lo haga, puesto que tal vez le necesite al 100% de sus capacidades en el nido, pero por supuesto se niega. Él, y de cierta forma su hermano, me toman las manos con tal firmeza que siento la potencia de dos grandes guerreros recorriendo mi ser. Una vez hemos terminado, me siento algo extraño: poderoso y abrumado a la vez, mezcla de tantos y tantos seres tan diferentes, pero todos poderosos a su manera, como si hubieran vertido en mí un poco de la esencia de cada uno y yo fuera un gran crisol. La gente, como es de esperar, se siente un poco débil, pero será pasajero, como Rolando explica, y sólo Baldwin con una de sus dosis Juicer logra sobreponerse inmediatamente. Shidi nuevamente me pide ir con el grupo de vanguardia, y muy a mi pesar debo negarme.
Bueno, no puedo decir nada… eso evidentemente es más suicida porque tarde o temprano los Xiticix, a pesar de su velocidad, lo alcanzarían y lo matarían. Pero no puedo quitarle la posibilidad de hacer algo así, sobre todo cuando veo en sus ojos que está decidido a hacerlo y lo hará de ser necesario. Es un gran guerrero y no huiría, pero sí sería capaz de sacrificarse por el grupo, que es más loable que todo lo demás. Le tomo la mano con fuerza y a continuación de doy un abrazo y unas palmadas en la espalda, con lo que además de darle las gracias por su gesto, le deseo la mejor de las suertes. Luego me despido de Mune mientras le encargo a mi chica, de Rolando y de Arik, a quien pido que recuerde lo importante que es la misión y que tome mis órdenes al pie de la letra, y por último Indira, mi Indira. La llevo a un costado mientras le tomo la mano y entonces me pongo frente a ella, tomándole con suavidad las manos y mirándola a los ojos.
Y sin más palabras, nos damos un largo beso en el que ponemos todos nuestros corazones, despidiéndonos sin decir adiós sino “hasta siempre”. Cuando el beso termina, después de una eternidad, nos damos otro abrazo y al final un “te amo”, que se convierte en la despedida de mi amada.
El resto ya se han despedido y nos ponemos en marcha, mientras digo adiós con la mano a Indira, quien me despide con su mejor sonrisa, como es su costumbre, y se ve así como una diosa encarnada. Baldwin, Weiss y yo subimos al hoverfurgón mientras que Erzebeth se adelanta como una flecha con su hovermoto y enseguida desaparece de nuestra vista.
La despedida ha sido dura y esta vez realmente tengo dudas que regresemos con vida. Durante el viaje apenas hablo, tratando de asimilar las sensaciones de las últimas horas. Para mi asombro, me encuentro pensando mucho en Erzebeth y en lo que he visto en sus ojos, en lugar de pensar en Indira. ¿Será posible? ¿Será posible que no haya sido una idea mía y en realidad esté enamorada de mí? Me asusta de sólo pensarlo. Nunca fui precisamente el tipo de playboy y aunque tuve alguna que otra novia, en general fui tímido con las mujeres. Nunca me sentí especialmente importante y siempre mis amigos tenían muchas mujeres a su alrededor mientras que ninguna se fijaba en mí. ¿Cómo puede ser entonces? ¿Le habré dado motivos? Comienzo a repasar sus actitudes de los últimos días, las veces que me ha hablado, y a veces me parece que sí, que es posible, pero otras me digo a mí mismo que es totalmente imposible, que son sólo ideas mías. ¿Y si no lo fueran? Lo que más me preocupa es que eso pueda crear un conflicto en el grupo. Si eso es cierto, tendría una explicación lógica el hecho que Erzebeth no se la lleve bien con Indira… ¿acaso celos? Jejeje. De sólo pensarlo me siento un poco más animado, casi divertido… ¿Qué diría mi amigo Therence, el incansable conquistador, si supiera que su amigo “el congelador ambulante” es ahora centro de disputa de dos hermosas mujeres?
Poco a poco vuelve a mí el buen humor y dejo de lado todo esto para concentrarme en el camino. Los constantes informes de Erzebeth nos obligan a desviarnos o detenernos al paso de las patrullas Xiticix, pero para nuestro asombro no intentan siquiera acercarse a nosotros.
Weiss está eufórico con el viaje y no para de darnos a mí y a Baldwin una especie de cátedra sobre sus experimentos, su vida científica, su trabajo investigativo… Baldwin y yo nos miramos de reojo y a Weiss no parece importarle en lo absoluto que le escuchemos o no; igual sigue hablando sobre sus cosas. La misma rutina se prolonga una y otra vez hasta el anochecer, cuando Erzebeth nos avisa que hemos llegado al límite de los dieciséis kilómetros.
Me bajo del hoverfurgón, con el corazón latiendo fuertemente y casi saliéndose del pecho, para darle las gracias por habernos ayudado. La verdad, me siento un poco torpe, como desnudo, como si ella pudiera verme y darse cuenta de que lo sé y que no tengo idea de lo que hacer. Pero ella parece no darse cuenta y cuando le doy la mano, se la aprieto fuerte intentando decirle… no sé qué le diría. Ella parece muy triste, casi al borde de las lágrimas y aunque de buena gana le daría un abrazo, no se si sea prudente hacerlo. No quiero ilusionarla, no puedo complicar más esta situación, que de por sí está bastante complicada. Ella no me dice nada, sólo me mira a los ojos, y su mirada casi ratifica lo que yo sospecho. Sin saber qué más decir y ella sin querer decir nada más, se despide de los otros, se monta en la hovermoto y se dirige al sur, hacia el grupo de apoyo. Se me hace un nudo en la garganta y cuando la veo alejarse, me siento repentinamente avergonzado, como si Weiss y Baldwin pudieran saber lo que pienso y lo que ha pasado por mi cabeza. Se me suben los colores al rostro pero intento recuperar la compostura rápidamente controlando mi respiración y todo pasa sin ningún contratiempo.
Dejamos el hoverfurgón aparcado entre dos colinas, tras lo que Baldwin revienta la glándula Xiticix y nos embadurna con ella a los tres. Ahora comienza el verdadero peligro e incluso Weiss se mueve con el mayor sigilo posible e incluso se le ve nervioso. Durante todo el camino evitamos hablar y nos comunicamos con señas, mostrando Weiss el camino que debemos seguir.
Cuando al fin llegamos hasta el Nido, me impresiona la mezcla de arquitectura humana con las torres alienígenas que han construido los Xiticix, según Weiss con la resina que ellos mismos producen. Parecen bastante sólidas y Weiss así lo confirma, indicando que pueden resistir un bombardeo de misiles. Además, hay puentes que conectan entre sí las estructuras, con lo que se nota que son bastante más organizados de lo que había creído. ¡Vaya! Si estos son nuestros enemigos, lo vamos a pasar muy mal tratando de finalizar con sus acciones. En todo caso, esto que se ve es solamente la fachada, pues en realidad las partes más importantes de la construcción son subterráneas. Me siento bastante nervioso. Hay un movimiento continuo de insectoides que van y vienen, seguramente cumpliendo con sus tareas y me parece que será imposible entrar hasta el corazón del nido. Sólo espero que mi hechizo de niebla funcione apropiadamente.
A medida que avanzamos con mucha cautela, notamos que las patrullas están agresivas e incluso atacan a los animales, algo que Weiss señala como un comportamiento anormal. Internamente ruego a Isis y a los Tres que nos protejan y nos guíen, pues si somos descubiertos moriremos en el acto. Seguimos avanzando sin mayores inconvenientes, amparados por el olor de la bendita glándula (ahora la clase de anatomía de Weiss me parece una hermoso día de campo, pues hasta ahora nos está salvando la vida).
Al poco tiempo llegamos a una especie de lago, donde hay bastante destrucción y muchos cuerpos de Xiticix muertos. Es evidente que han sido atacados no hace mucho tiempo y que el ataque ha sido devastador. Docenas de torres han sido reducidas a escombros, e incontables más llevan las cicatrices de impactos de misil o quemaduras de cañones láser pesados. Hay incluso grandes cráteres aquí y allá dejados por los bombardeos. No hay duda que ha sido la Coalición, pues entre los restos saltan a la vista tres Spider Skull Walkers de la Coalición, montones de soldados muertos y destrozados con la típica armadura negra Dead Boy de la Coalición, y de la superficie del lago sobresale la cola de un transporte Death's Head estrellado. Estas potentes y enormes naves aéreas son las más utilizadas por la Coalición para el despliegue rápido de gran número de tropas aerotransportadas, y es evidente que ese ha sido el método usado. ¿Pero por qué? ¿Acaso la Coalición quiere que los Xiticix ataquen la Baronía para hacerse con su control? ¿O será algún tipo de venganza “personal” entre la Coalición y los Xiticix? Para mí es evidente que ellos quieren acabar con la paz entre los Xiticix y la Baronía para hacerse al control, pero a lo mejor hay algo que no sabemos. Y aunque así fuera… ¿qué tiene que ver todo eso con las desapariciones? ¿Cuál es el vínculo directo entre una cosa y otra? ¿Acaso los Xiticix buscan a los culpables con algún tipo de selección? ¿O los planes de la Coalición son aún más complejos y diabólicos de lo que imaginamos?
Evitamos por completo hablar y nos movemos a señas, hasta que en un momento dado Weiss le indica a Baldwin que levante unos escombros y el Juicer así lo hace, desvelando suelo asfaltado y una tapa de alcantarilla. Baldwin saca la vieja tapa en un despliegue de fuerza impresionante, mientras del agujero surge un olor horrible y nauseabundo a aire estancado y viciado. Bien, parece que hemos llegado a la puerta del infierno.
Le pregunto a Weiss casi al oído acerca del camino a seguir para llegar a la Cámara de la Reina, donde estarán los cautivos seguramente. Weiss me da una serie de instrucciones, tras lo cual me preparo para entrar por medio del hechizo. Para ello me quito todo el quipo y la ropa, y les digo a ellos: "Esperadme aquí, no entréis en el Nido bajo ningún concepto. Si no he regresado en una hora marchaos sin mirar atrás y llevaos mis cosas. No volváis a por mí pase lo que pase". Los dos me miran bastante extrañados, sin terminar de comprender lo que estoy haciendo, pero yo los ignoro pues no es este el momento para dar explicaciones.
Me aíslo mentalmente de todo mientras en mi mente comienzo a repasar las palabras adecuadas para el hechizo. Cuando ya las tengo, las pronuncio en voz alta, en lenguaje egipcio antiguo, y siento cómo poco a poco mi cuerpo se va desvaneciendo. La sensación es algo indescriptible, como si perdiera las sensaciones y me elevara, pero al mismo tiempo sé que estoy allí aunque yo mismo no pueda verme pues no tengo ojos en el sentido tradicional. Mi conciencia, eso sí, no se ve afectada y puedo percibir lo que sucede a mi alrededor, aunque de una forma diferente, pues mis sentidos son ahora diferentes. Puedo ver a Baldwin y Weiss buscándome confusos y asombrados, pero rápidamente los abandono para entrar por la alcantarilla.
Mi movimiento es algo lento, pero flotando, y es como si pudiera ver en todas las direcciones a la vez, mientras veo y escucho de manera difusa. Tal vez sea lo mejor, pues quién sabe qué sorpresas me voy a llevar en este lugar, y no tener mis sentidos de la manera tradicional tal vez me sirva para salir con vida de aquí.
Siguiendo las instrucciones de Weiss avanzo por las alcantarillas, abandonadas durante siglos y vacías. Con gran alegría descubro cómo me puedo colar por cualquier agujero y seguir mi camino, algo que facilita tremendamente la llegada hasta donde debo ir. A medida que avanzo, observo que aunque no hay presencia Xiticix, hace poco un grupo numeroso de humanos ha pasado por aquí, como lo evidencian las huellas de botas, bengalas usadas e incluso portales cortados a través de las paredes de los túneles. Quienquiera que haya atacado el Nido de Duluth utilizó los túneles para alcanzar la Cámara de Incubación sin alertar a los Xiticix de su aproximación. Una muy bien planificada estrategia… seguramente lo del lago fue el elemento distractor para que otras tropas entraran al corazón del nido por los túneles e hicieran lo suyo.
Pobres Xiticix, por primera vez me doy cuenta de lo furiosos que deben estar y los comprendo, pues desconocían que fueran tan vulnerables. Creo que si fuera uno de ellos estaría aún más enfadado de lo que ya están. Estoy pensando en esto cuando veo una patrulla de ocho Xiticix acercarse. Me pregunto si serán capaces de descubrirme así que por las dudas, me pego al techo del túnel, pero ellos me miran extrañados y comienzo a ponerme nervioso, así que lentamente me deslizo por una tubería. Olfatean el ambiente, extrañados y yo ruego por no haber levantado demasiadas sospechas, hasta que los veo retirarse y comprendo que están mapeando los túneles, conociendo el lugar por donde se infiltró el enemigo y que para ellos, a pesar de estar a sus pies, es completamente nuevo. Seguramente lo aprovecharán en su beneficio.
Eventualmente, llego a un conducto de ventilación desde el cual se observa la Cámara de la Reina a través de unos pequeños agujeros. Es una sala espaciosa que posiblemente fuera originalmente un parking subterráneo de la ciudad de Duluth (la única parte de la ciudad subterránea que los Xiticix conocían hasta ahora, según parece). La Cámara está recubierta por el mismo tipo de resina que vimos en el exterior y hay allí como mínimo cincuenta guerreros Xiticix de un tipo que hasta ahora no había visto. Parecen mucho más grandes y poderosos que los guerreros Xiticix normales, seguramente una especie de guardia real, una sub-clase más de los insectoides. A Weiss le encantará saberlo. Los "súper-guerreros" están congregados alrededor de la angustiada y gigantesca Reina, quien tiene varias heridas y quemaduras de láser, pero parece probable que se recupere.
De las siete cámaras de huevos adyacentes, tres están arrasadas, posiblemente por granadas de plasma. Otra más está totalmente vacía, y puede suponerse que han robado todos los huevos. Siento una rabia incontrolable y me identifico con el sentimiento de los Xiticix, quienes además evitan aproximarse a la parte este de la Cámara, hacia el túnel principal. Allí están amontonados en torno a un agujero cortado a través de la pared del túnel un montón de insectoides muertos que no tienen heridas visibles. En el suelo a su alrededor hay tiradas una docena de granadas vacías estilo contenedor de gas. Presumiblemente, las granadas liberaron alguna clase de gas nervioso que afecta a los Xiticix. Con seguridad si el gas mató a los adultos, también penetró y mató a los porosos huevos. Qué desgracia. Por lo que parece, toda la nidada de huevos ha sido aniquilada. Este ha debido ser un golpe tremendo para los Xiticix y no los culpo por encontrarse tan enojados con la humanidad. Todo esto es una explicación muy lógica a lo que ha estado sucediendo con la actividad Xiticix.
Alrededor de la Reina hay restos, en general en muy mal estado, de equipo aventurero, posiblemente cosas que pertenecieron a los infortunados que han sido devorados por la Reina a lo largo de los años. En su mayoría no parecen recientes, por lo que parece que los Xiticix no son a fin de cuentas los responsables de las desapariciones que se han producido últimamente en la Baronía de Markeen.
Ha llegado el momento de irme, pues quién sabe cuánto tiempo más dure el hechizo y no me gustaría encontrarme totalmente solo y desprotegido en medio del Nido, así que empiezo a retirarme tan pronto como puedo, angustiado por alcanzar la salida a tiempo. No me doy cuenta de un Xiticix flaco como un palo que estaba camuflado camaleónicamente en el techo, y cuando paso por su lado me escupe una extraña sustancia. ¡Dios! ¿Me habrá marcado? ¿Me habrá envenenado?
Rezo sinceramente a Isis y a los Tres para que sea lo que sea lo que me ha escupido, no pueda afectarme en la forma como estoy. Por si acaso me ha visto, decido escabullirme por un pequeño orificio en la pared, para evitar que me pueda seguir. Comienzo a ponerme nervioso y solamente deseo salir de aquí cuanto antes. En cierto momento me siento como pesado y abrumado, y me acerco al suelo dejando de flotar. ¿Serán los nervios que me han traicionado?
Durante algunos segundos no puedo avanzar y esto me pone aún más nervioso, hasta que me doy cuenta que tomo mi forma original allí, en medio del oscuro túnel de una cloaca. Hace mucho frío y la oscuridad… ¡La oscuridad! ¡Cómo empieza a pesarme! El corazón me late rápidamente. Los sonidos del goteo, los pasos de mis pies desnudos, mi respiración e incluso mi corazón… Todo retumba en el silencio de los túneles. El aire es irrespirable. Siento que me ahogo. ¡No puedo! ¡No puedo! ¡No saldré con vida de este lugar!
Empiezo a tiritar y me encojo, temblando de frío y miedo en medio de la oscuridad. Más me valdría ahora estar muerto que en este lugar. Adopto una posición fetal, intentando controlar mis temblores y darme calor, pero no puedo parar. Estoy petrificado. Cierro los ojos para no ver la oscuridad. ¡La maldita oscuridad! ¡Si al menos tuviera un poco de luz! Pero no puedo gastar mi energía, los Xiticix me descubrirán y me comerán vivo. Seguro que me torturarán. Seguro que me degollarán. Seguro succionarán mis intestinos sin piedad. ¿Qué hago aquí? ¿Cómo me metí en semejante lío? ¡Dioses! ¡Que alguien venga a sacarme de aquí! ¡Los Tres Señores, Isis, Baldwin, Erzebeth, Indira, Gombuk, Maximus, el que sea, pero que me saquen de aquí ya! No puedo… no puedo… ¿Qué hago? ¿Cómo salgo de éste lugar? Si al menos pudiera pararme, dejar de temblar, tener una pizca de luz… pero ahora está todo perdido. Estoy muerto. Irremediablemente muerto. Nunca más veré la luz del sol. ¿¡Adiós mi hermosa Indira, mi amada Indira!? ¿¡Adiós Erzebeth, mi elfa enamorada!? ¡Adiós, Rifts Warriors! ¡Adiós DarkGate! ¡Adiós mundo cruel! Pero qué digo… qué pienso… ¡Me estoy volviendo loco!
Calma Daeron Drognan… calma… No pierdas la cabeza ahora, que luego te la arrancarán los Xiticix… ¡No! Mi madre ya me lo decía, que soy un tipo pesimista… ¿qué hago ahora? Si al menos respondiera mi cuerpo, si pudiera abrir los ojos sin sentir que me enloquezco… pero mi cuerpo no responde. ¡Lo he perdido para siempre! Seré una rata vagando por los túneles de Duluth, hasta que el flaco camaleónico me encuentre y venga a reclamarme por interrumpir la trayectoria de su escupida… ¿pero qué mierda estoy pensando ahora? Soy un histérico, de eso no cabe duda. Solamente estoy en un túnel y la salida está cerca. ¡Animo Daeron! Tu Indira te espera al otro lado! La luz… la luz… ¿dónde está la luz? ¿Dónde consigo un poco de luz? Orum… Urum… Murum… calma Daeron… calma… tú lo sabes… sólo dilo… ¡URIODUM!
Al instante aparece una pequeña esfera de luz, una tabla de salvación, que me deja cegado al principio. La luz… ¡mi preciada luz! Me quedo allí sentado unos minutos más, normalizando mi respiración y mi pulso… Me duele el pecho y la garganta de tanto jadear, de tanto miedo que he pasado durante… ¿cuánto tiempo? ¿Cuánto tiempo habrá pasado? ¿Estarán esperándome aún Baldwin y Weiss? ¡Debo darme prisa! Me duele todo el cuerpo y estoy cubierto de sudor frío… no puedo dejar de temblar… No sé si es por los nervios o por el frío, pero sea lo que sea debo salir de este lugar y pronto.
Avanzo tan rápido como me lo permite mi acalambrado cuerpo, hasta llegar a una escalerilla metálica vertical, herrumbrada, que me lleva al lugar por donde he entrado. Es curioso, lo recordaba de otra manera. Definitivamente, el estado de niebla altera los sentidos considerablemente más de lo que pensaba. La escalerilla es tremendamente hiriente para mis pies descalzos y tan larga que pierdo la noción de cuánto tiempo me lleva escalarla, pero lo único que me interesa es salir ya mismo de ahí. Cuando por fin llego a la superficie veo que está oscuro, pero mi globo de luz me acompaña y me ayuda a ubicar mis ropas. Aquí hace más frío que adentro, pero al menos el aire es respirable.
Lo primero que veo son mis cosas y procedo a ponerme la ropa, mientras pienso que ahora estoy solo pues con la orden que les di, seguro que Baldwin y Weiss se han marchado ya hace rato. Me estoy terminando de vestir, sintiéndome aliviado del frío, cuando de repente salta Weiss en medio de la oscuridad diciendo:
Inmediatamente, Baldwin obedece mis órdenes y me venda los ojos, con lo que yo me siento mucho más tranquilo y permito que el globo de luz se desvanezca. Nos ponemos en camino y aunque no veo nada, sé que avanzamos a buen ritmo, resguardados por la oscuridad de la noche. En un momento dado, se escucha un tremendo estruendo y cuando pregunto qué ha sucedido, sin atreverme a destaparme los ojos, Baldwin me explica brevemente que Weiss ha tropezado torpemente con unos escombros y se han caído.
Acto seguido, siento cómo se pone al científico en el otro hombro, a pesar de las voces de protesta, mientras sale corriendo a toda velocidad. Siento como si fuéramos en un vehículo y me parece impresionante que pueda llevarnos a los dos en sus hombros y a la vez correr tan rápido. ¡Qué potencia! Aún así, seguro que los Xiticix se moverán más rápido cuando vuelan, por lo que no deja de ser una situación muy peligrosa. En un momento dado se detiene y yo me remuevo inquieto, sin saber lo que pasa y mientras él me deposita en el suelo.
Me quito la venda y rápidamente saco la linterna, y la enciendo por debajo de mis ropas para ver un poco de luz y tranquilizarme. Sólo saber que la luz está ahí me hace sentir mucho mejor. Veo a Baldwin haciendo algo con unos cables y luego, en segundos, me levanta nuevamente y sigue corriendo. Casi enseguida se escucha un chisporroteo, con lo cual me doy cuenta que ha cargado de electricidad los cables para ganar tiempo y despistar a los Xiticix.
Unos pocos minutos después llegamos a la línea de los dieciséis kilómetros, a donde está el hoverfurgón, y Baldwin con gran destreza nos tira adentro, enciende el motor y se pone en marcha. Llama por radio a los demás y les indica estar preparados para la retirada, mientras brevemente le explica la situación a Arik y planean una “pequeña emboscada” para abortar la persecución. Arik responde que se intentará, Baldwin se lo agradece y corta la comunicación.
Baldwin sigue conduciendo a una velocidad temeraria, forzando al máximo el motor del hoverfurgón, y Arik se comunica un poco después para decirnos: “Grupo de Apoyo acude al rescate, mantén rumbo. Cambio y corto”. - Baldwin se esfuerza por seguir la misma dirección sobre el accidentado terreno, el vehículo se desplaza sobre un colchón de aire, pero aún así al desplazarse a su velocidad máxima se notan acusadamente los desniveles. A pesar de eso, aprovecho para ponerme el resto del equipo ya con mis nervios bastante calmados después de la experiencia de las últimas horas, y sólo lamento tener tan poca energía mágica, tal vez la suficiente para lanzar un único hechizo de Armadura Invencible, no más.
Weiss se mantiene callado, seguramente sintiéndose culpable por su falta de prudencia, y prepara las armas de los tres, tal vez para congraciarse con nosotros. Baldwin nos dice que en los retrovisores se ve una docena de Xiticix que nos persiguen. Bien, parece que vamos a tener un lindo combate. Intento poner la mente en blanco para terminar de recuperar el dominio sobre mí mismo. Este es un buen momento para ponerme la Armadura Invencible y prepararme. Aprovechando el tiempo que aún tenemos y temiendo lo peor, llamo a Arik por radio y le comunico lo que sé. Así, si nos atacan y no salgo de esto, alguien más sabrá lo que allí sucedió y la misión no habrá sido en vano. Preparo mi pistola de iones sin dejar la radio, y le pido que recuerde tomar el mando de los Rifts Warrior si Baldwin y yo resultamos muertos o incapacitados para seguir ejerciéndolo. Enseguida corto la radio y me concentro en el camino.
Los Xiticix parecen estar perdiendo terreno, pero yo igualmente suspiro intranquilo, hecho un manojo de nervios en lo que parece una persecución eterna. Espero que esta lucha se nos dé mejor que el combate donde perdió la vida Gombuk y que no vengan los demás de la colonia a perseguirnos después. Baldwin casi ahoga un grito cuando dice que los Xiticix parecen haberse detenido, pero la alegría nos dura poco pues nuevamente alzan vuelo y continúan la persecución.
En ese momento llegan Shidi y Erzebeth hasta donde nos encontramos y continúan escoltando el hoverfurgón, algo que me alivia tremendamente. No todo está perdido y seguramente el combate no será fácil, pero ahora tenemos alguna posibilidad. Miro hacia atrás buscando a los Xiticix y casi deseando que no estuvieran, pero siguen allí a un buen ritmo y no queda más que armarse de paciencia.
Erzebeth se mantiene junto al hoverfurgón, pero parece cansada y eso no es bueno. La necesitaríamos íntegra para el combate, así que se lo comento a Baldwin, por si acaso. Por un momento la pierdo de vista y cuando estoy a punto de decírselo a Baldwin, la veo nuevamente al lado del hoverfurgón y me tranquilizo. Al frente puedo ver a mi querida Indira junto con Rolando, dándome la bienvenida con una sonrisa, como es su costumbre, y agitando su mano. Le respondo al saludo. Sólo ella y su sonrisa me han salvado de caer en la locura en los túneles de Duluth. Enseguida escuchamos la primera explosión del Boom Gun, que indica que ya están a una distancia menor de nosotros y que el combate ha comenzado. Pasan sólo un par de explosiones más antes que Baldwin detenga el hoverfurgón y nos bajemos de él, arma en mano, listos para el ataque.
Indira viene corriendo y me abraza… ¡Qué felicidad! Le doy un breve, pero intenso beso de bienvenida y enseguida nos separamos para prepararnos para el ataque. Ella se ubica con el cuerpo a tierra mientras yo creo un Globo de Luz diurna que me acompañe y lo ubico donde no moleste la visibilidad del grupo.
El Boom Gun está haciendo un tremendo trabajo y aunque nuestras armas son de más corto alcance, para cuando el grupo de Xiticix llegue hasta nosotros estará significativamente reducido. Muevo un poco el Globo en el aire con la esperanza de distraer a los Xiticix y hacer el trabajo de las armas más fácil, pero no estoy muy seguro de que esto realmente los desconcentre. De hecho, no pasa mucho antes que empiecen a atacar, pero sus impactos son bastante leves y las armas de más largo alcance están haciendo lo suyo, especialmente el Boom Gun.
Tendremos en cuenta esta táctica para el futuro. Aprovechando que aún estamos lejos del alcance de nuestras armas, me acerco a Indira y comienzo a comentarle lo que he visto en el nido, sin perder de vista a los Xiticix. Antes de que puedan hacernos un daño real, caen vencidos. El combate ha sido excelente, pero no podemos confiarnos.
Rápidamente nos preparamos y emprendemos el viaje hacia Iron Town, una de las ciudades que aún no hemos investigado y tal vez la más cercana. Viajamos muchas horas, durante las cuales permanecemos alertas, y sólo cuando llegan las primeras horas del alba nos sentimos lo suficientemente alejados para descansar. Doy la orden de detener la marcha y montar el campamento.
Lunes, 26 de septiembre de 104 PA, por la mañana muy temprano:
Hacemos guardias reforzadas de tres personas en turnos de dos horas, que nos darán sólo cuatro horas de descanso. No es mucho, pero todos lo necesitamos mucho y aunque de buena gana dormiría un día entero para recuperarme no podemos hacerlo ahora, pues nos arriesgamos a que los Xiticix que nos siguen la pista nos den alcance y nos ataquen por sorpresa.
Cuando estamos arreglando las cosas, Erzebeth comenta que huelo muy raro. ¿Y ahora qué tiene contra mí? Le respondo en tono cortante, un poco avergonzado que justo ella me lo diga, aunque luego me arrepiento de habérselo dicho en ese tono. Para mi sorpresa, Mune se aparece con un interesante hechizo de Limpieza y la verdad es que ahora me doy cuenta de cuánto lo necesitaba. He quedado más limpio que si me hubiera dado un baño y recién ahora me doy cuenta lo mugroso y oloroso que estaba después de estar en las alcantarillas. Pasaron tantas cosas que me acostumbré al olor finalmente.
Erzebeth se sonroja cuando le pregunto si así está mejor, y la verdad es que se ve muy bella cuando lo hace. Pero, ¿qué cosas ando pensando yo? Tengo a la mujer ideal a mi lado y todavía me enorgullezco de coquetear secretamente con otra mujer, igualmente hermosa. ¡Te desconozco Daeron! Al parecer te hizo daño ser niebla por tanto tiempo. Me pregunto si Erzebeth se daría cuenta de que estoy espiándola si entrara a su cuarto convertido en niebla. No puedo evitar sonreír, pero inmediatamente me doy cuenta de lo absurdo de mis pensamientos e intento disimularlo cambiando de tema, mientras les cuento a todos lo que he visto en el Nido.
Les digo que no creo que los Xiticix sean los responsables de las desapariciones masivas en Markeen, pero que han sido atacados con mucha fuerza por la Coalición recientemente y que eso explica que se muestren tan agresivos. Al parecer alguien exterminó a toda la nidada de huevos con cápsulas de algún tipo de gas nervioso. Sin embargo, tras llegar hasta ahí podrían haber eliminado a la Reina con facilidad y no lo hicieron, se limitaron a enfurecerla hiriéndola con lásers, pero seguramente se recuperará y Duluth seguirá siendo una amenaza. ¿Para quién? Para Markeen, y por extensión Tolkeen, el reino mágico que la Coalición ansía destruir.
El descanso en los brazos de Indira resulta reconfortante y aunque pronto debemos hacer nuestra guardia, las dos horas dormidas han hecho magia en mí. Hablo con Mune e Indira acerca del Nido mientras me hacen preguntas, y les cuento mis temores de que al ir a Iron Town provoquemos un ataque sobre la ciudad, pero al igual que Mune, creo que no tenemos opción.
Si en verdad los Xiticix nos rastrean, algo bastante propio de ellos, y nos pillan en terreno abierto en gran número, ni siquiera el poder destructivo del Glitter Boy podrá salvarnos. Podríamos acabar con una docena de guerreros insectoides o tal vez con el doble de ese número, en una lucha desesperada a vida o muerte en la que sufriríamos a buen seguro grandes pérdidas. Pero no tendríamos ninguna esperanza contra cincuenta Xiticix, o contra un centenar, y cuando llegáramos a la lucha cuerpo a cuerpo nos harían pedazos como a Gombuk.
Visto así, no hay muchas opciones y el panorama ciertamente no es alentador. Lo peor es que sería una muerte sin sentido, pues nuestro sacrificio no resolvería los graves problemas de Markeen sino que tal vez los agravaría. Hasta ahora somos los únicos que tenemos cierta idea de lo que está sucediendo, y tal vez seamos los únicos que puedan resolver esta situación. Cuando se acaba la guardia, caigo en un profundo sueño casi inmediatamente.
Por la mañana, cuando estamos desayunando todos juntos, Baldwin nos comenta la conversación que tuvo con Weiss acerca de Krug durante la guardia, y considero la información de suma importancia. Es difícil saber si su colaboración con la Coalición es voluntaria o no, pero lamento que Weiss se hubiera guardado la información durante tanto tiempo. En todo caso es evidente que Krug puede tener algo que ver en todo esto y eso explicaría la forma como la Coalición entró, mas no el porqué lo hicieron ni el tema de las desapariciones. ¿O sí? ¿Estará realizando algún experimento perverso para la Coalición, voluntaria o forzadamente?
Una vez Baldwin termina el relato, al cual Weiss agrega algunos detalles aquí y allá, les comento mi impresión que todo esto pueda ser un complot para poner a los Xiticix en contra de los habitantes de Markeen. Lo que aún queda por descubrir es quién ha secuestrado a todos los desaparecidos, por qué, y dónde están ahora esas personas.
Mune dice que deberíamos ir al norte, a la vieja granja de Krug, a buscar al científico por si puede arrojar algo de luz sobre todo este asunto. Arik dice que si vamos hacia el norte, la ciudad de Iron Town nos queda de camino. Parece ser la mejor propuesta y así lo decidimos. Reemprendemos la marcha un poco más tranquilos que la víspera, pero Weiss al contrario dice que no es normal que a estas alturas no hayamos tenido atisbos de ninguna partida de persecución Xiticix, pues los insectoides se toman las intrusiones en las inmediaciones de su nido peor que la muerte de un miembro de la colmena. Es muy inusual, dice, que nos hayan dejado escapar tan fácilmente. Sus palabras suenan muy lógicas y me llenan de preocupación, así que nos mantenemos en alerta máxima, pero a raíz de la tranquilidad con que transcurre el día, nos relajamos un poco. A lo mejor son sólo suposiciones, pero algo me dice que está en lo cierto y que lo peor aún está por llegar.
Por la noche acampamos en un claro de bosque cercano al río, en un lugar tranquilo y resguardado. Cuando estamos cenando, Baldwin y Mune se ponen alerta, como si algo viniera del bosque, un peligro oculto. A los demás nos parece todo normal, pero Baldwin prefiere pedir a Erzebeth que investigue y ella se aleja entre las copas de los árboles.
Todo parece tranquilo, hasta que unos segundos después escuchamos un grito ahogado de la elfa y nos ponemos todos en guardia. ¡Maldición! ¿Serán los Xiticix? No lo parece… Seguramente no se molestarían en ser tan sigilosos y aunque lo quisieran hacer, no lo lograrían. Un cierto sonido, como un siseo, comienza a sentirse en el ambiente hasta que se distinguen las siluetas de unos humanos, o eso parecen. Entonces les da la luz del campamento y podemos ver que llevan armaduras caseras hechas soldando burdamente piezas de blindaje sueltas, y van armados con toda una colección variopinta de armas, Wilk's, Coalición, Northern Gun y Bandito Arms. Son calvos por completo, hombres y mujeres. Todos lucen tatuajes tribales negros y tienen una expresión demente y depredadora en sus rostros. Sus expresiones son bastante feroces, salvajes, mucho más que las de los bandidos. Uno de ellos, el más alto y corpulento, sostiene a Erzebeth agarrada y le tapa la boca con la mano mientras sonríe maliciosamente.
Toda la escena parece demasiado surrealista para ser cierta. En menos de nada Shidi, muy contento por esta oportunidad, se encuentra preparado para el combate. El líder de los psi-stalkers ha aceptado el reto y desarmado, se enfrenta a Shidi. Parecen dos gallitos de pelea y nosotros nos paramos a observar la lucha. Shidi lo hace muy bien, pero el psi-stalker no se queda atrás, aunque nuestro Silver demuestra tener muchas mejores técnicas. Tantos años de lucha, entrenamiento y vida militar le han servido de mucho.
En algún momento, luego de varios intercambios de golpes, el líder Garra tumba a Shidi y le presiona la rodilla contra la garganta. El Garra sonríe ferozmente y pregunta: "¿Te rindes?", a lo que Shidi responde liberándose con una llave y atacando con una feroz sucesión de golpes y patadas que parecen sorprender al Psi-Stalker y lo empujan hasta chocar con el tronco de un árbol. Indira se refugia en mi brazo y Erzebeth también se para a mi lado, y me toma la mano discretamente, con la intención de buscar consuelo. Esto me inquieta demasiado y no me atrevo a mirarla siquiera. Durante un momento pierdo el hilo de lo que está sucediendo, concentrado como estoy en esa mano, pero pronto los gritos y golpes salvajes me devuelven a la realidad. Shidi ha acorralado al líder Garra contra un árbol y lo golpea sin misericordia. Si esto no se detiene, lo matará.
Afortunadamente, cuando parecen querer destrozarse, como si Shidi se estuviera sacando de encima toda la rabia acumulada, Baldwin grita: "¡Basta!" y Shidi se detiene. Parece una bestia furiosa. El Psi-Stalker se desliza por el tronco hasta el suelo, medio inconsciente. Baldwin aparta a Shidi y ayuda a levantarse al Garra. Suelto a las dos chicas (en realidad buscaba la excusa ideal para hacerlo, pues me he puesto muy nervioso) y me acerco a Shidi y al líder. Éste recupera el resuello al cabo de un rato, y su fortaleza demuestra que no es presa fácil. Cuando puede ponerse de pie, dice: "Sois fuertes. Podéis quedaros esta noche en nuestro bosque. Los Garras de la Noche vigilarán, el bosque es seguro". Después se marcha y él y sus compañeros parecen fundirse con las sombras del bosque.
Me quedo un poco asombrado, al igual que lo demás, con este imprevisto y poco común encuentro, pero la seguridad de sus palabras denota que efectivamente, podremos sentirnos seguros esta noche. Shidi, atendido por Erzebeth y Mune, se encuentra más radiante que nunca. Ni siquiera cuando se hizo la cirugía estética lo vi tan contento y orgulloso de sí mismo. Esta ha sido una victoria personal suya, que ha beneficiado a todo el grupo, pero puede sentirse totalmente orgulloso de haber demostrado ser el mejor en una lucha cuerpo a cuerpo, con un contrincante tan respetable y difícil. Todos lo felicitamos y él se siente muy feliz, mientras terminamos la cena. Hacemos guardias relajadas, y dormimos bastante, seguros que en realidad el líder Garra cumplirá con su palabra. Creo que eso explica el porqué no han venido a buscarnos los Xiticix… a lo mejor este es un terreno vedado para ellos.
Martes, 27 de septiembre de 104 PA:
Por la mañana recogemos ya recuperados el campamento y reemprendemos la marcha. Hacia el mediodía llegamos a Iron Town. ¡Sin embargo la ciudad está siendo atacada! Un enjambre de furiosos Xiticix, compuesto por varios cientos, está atacando la ciudad. Los guerreros insectoides vuelan sobre la muralla fortificada en un vasto enjambre, disparando sus rifles TK a la gente y los edificios. La Guardia de Markeen y la milicia han reaccionado deprisa, corriendo a los parapetos para devolver el fuego e intentar defender a la gente de la calle.
El lugar es un tremendo caos y tras el ataque inicial masivo, los Xiticix se separan en grupos más pequeños de entre diez a veinte y sobrevuelan las calles, disparando al azar a los edificios, civiles y Guardias. En este momento, un grupo de una docena observa nuestra llegada y se lanza hacia nosotros como avispas furiosas. ¡Que los Tres e Isis nos protejan! Desafortunadamente no estábamos preparados para semejante recibimiento y nos lleva unos preciosos segundos comenzar el ataque.
Baldwin detiene el vehículo y rápidamente nos bajamos de él, mientras que somos protegidos por una cúpula de Baldwin y un hechizo de campo de energía de Mune, a raíz de lo cual decido no usar otra protección. Podría necesitar la reserva mágica para algo más. Los disparos no se hacen esperar y en menos de nada, estamos enfrascados en un cruento combate.
Protejo a mi chica como debe ser, con un hechizo de Armadura Invencible, mientras los demás realizan un combate conjunto que va acabando con los atacantes. Alcanzo a ver de reojo que dos Xiticix atacan a Erzebeth y otro más a Baldwin, pero me concentro en lo mío y comienzo a disparar. No sé qué hace Arik con el Boom Gun, pero nos ensordece a todos y la verdad, no es una sensación muy agradable. Después de eso un Xiticix me ataca a mí con furia, mientras Indira, Shidi y yo repelemos el ataque haciéndolo volar en pedazos. Lo que sigue es rápido y muy pronto nos hemos deshecho de la docena de insectoides que nos atacaba.
La victoria no ha sido fácil y enseguida me doy cuenta, con mucha tristeza, que Weiss yace tendido a nuestro lado y cuando me acerco, noto que está sin vida. Pobre hombre, murió como un héroe, haciendo realidad uno de sus sueños de aventura. Le cierro los ojos con la mano y rezo a Isis y a los Tres por el descanso de su alma.
Un poco más allá, Erzebeth yace tendida con una horrible herida en el cuello, casi decapitada, así que rápidamente traigo el RMK para aplicárselo, casi al mismo tiempo que Shidi le aplica uno de mis IRMSS, con lo cual logramos salvarle la vida. Mune limpia las heridas con un hechizo.
Los Xiticix se retiran del lugar mientras nosotros llevamos a Erzebeth con mucho cuidado al vehículo, pues debemos llevarla a un hospital rápidamente. Ahora me siento un poco culpable, aunque no se definir muy bien el porqué. Aún si ella estuviera bien, ¿qué habría hecho? ¿Tener algo con ella? ¿Prometerle cosas que no puedo cumplir? Eso no importa ahora, lo mas urgente es llevarla con un doctor, pero cuando vamos en camino nos damos cuenta de la tremenda destrucción que han hecho los Xiticix y supongo que los servicios médicos estarán copados.
La ciudad ha tenido muchas bajas y los cuerpos de los Xiticix se mezclan con las ruinas y los cuerpos de los guardias y los habitantes. A la legua se ve que los habitantes no esperaban un ataque de estas dimensiones y que se encuentran totalmente desconcertados por lo sucedido. Nadie parece comprender lo que llevó a los insectoides a atacarlos con semejante furia y yo sólo espero que no seamos nosotros la causa aunque bien podríamos serlo.
El hospital, como era de esperar, está copado en su servicio de urgencias y debemos esperar para que atiendan a Erzebeth. El médico nos dice que se repondrá, pero que necesita absoluto descanso mientras cicatriza su tremenda herida. Nos comenta que es un caso bastante asombroso el que un paciente pueda sobrevivir de ese modo a una casi completa decapitación, pero nosotros le explicamos que hemos utilizado nano tecnología médica para estabilizarla y reanimarla. Responde que eso lo explica, pero que aún así ha tenido mucha suerte y que nada de aventuras para la paciente durante una temporada. Pobrecilla, ojalá se recupere pronto y no vaya a quedarle ninguna secuela de su casi experiencia con la muerte, como me sucedió a mi, o más aún que se traumatice por la cicatriz pues ella parece darle mucha importancia a su belleza y definitivamente, por mas esfuerzos que hagan, el tajo en su cuello se verá.
Aunque al principio no me gusta que tengamos que dejarla en una habitación atestada de gente, no hay más remedio pues el hospital está lleno, y además los familiares de los pacientes resultan ser gente muy amable que también nos ha visto combatir y dicen que si tenemos que marcharnos de la ciudad ellos se ocuparán de velar por Erzebeth. Ojalá sus familiares también se recuperen pronto.
Cuando salimos de allí ayudamos un poco a la población a apagar los fuegos que aún arden, a atender a los heridos en las calles y a limpiar algunos escombros para permitir el paso de los vehículos. La labor es ardua, pero es lo menos que podemos hacer por esta gente. Cuando las cosas están un poco mejor, vamos a ver al Alcalde Krandus Ingot, un severo enano de mediana edad. Se le ve tan abatido y desconcertado como al resto de los habitantes de la ciudad.
Le damos las gracias con cordialidad y le permitimos atender sus cosas, a la vez que él nos asigna a un enano de la milicia, Diirk Watersold, para que nos acompañe a hacer las reparaciones y recargas que necesitemos, y nos acompaña a la cabaña donde nos dará alojamiento una familia local, los Winterfell. Todos saben que estamos trabajando para el Barón Cromwell intentando resolver el misterio de las desapariciones.
La familia resulta bastante acogedora y son granjeros, simples, pero muy hospitalarios. Indira enseguida hace buenas relaciones con ellos, como siempre. Aunque se ven abatidos por lo que ha sucedido con el ataque Xiticix, procuran ser muy amables con nosotros y nos hablan de su ciudad. Nos comentan la composición de la misma, sus fuentes de trabajo, especialidades y todo tipo de cosas, que resultan bastante interesantes.
Cuando mencionan la comunidad de orcos que viven allí, me pongo un poco triste al recordar a Gombuk y también pienso que llevamos su cuerpo con nosotros hace varios días y que debemos enterrarlo cuanto antes, como se merece. Nada mejor que un lugar donde hay orcos, para que al menos tenga compañía de los de su clase, aunque fuera un orco tan particular.
A todo esto, regresa Arik de la estación de radio y nos comenta que ha hablado con el Canciller Cedric y le han dado importante información sobre Krug, y aunque no sea mucha, nos servirá como punto de partida. Cuando nos cuenta, inmediatamente salta a mi cabeza la idea de que realmente pudiera tener que ver algo en todo esto y que se haya puesto del lado de la Coalición en su afán por vengarse de los Xiticix. Me pregunto si sería sólo una cuestión de venganza, o si tendría algún otro motivo que tal vez aún desconozcamos.
Después de haber cenado una deliciosa sopa casera, nos dirigimos al pueblo para buscar la forma de organizar el entierro de Weiss y Gombuk. Pero la gente está intentando, como nosotros, enterrar a los suyos y me parece que será un poco complicado encontrar quién se haga cargo de los funerales de Weiss y Gombuk. Sin embargo, la gente ya nos conoce y sabe que hemos luchado contra los Xiticix, que además les ayudamos a hacer un poco de orden, y que venimos de parte del Barón Cromwell, así que más pronto de lo que esperaba conseguimos alguien que nos ayuda a hacerlo. Le pago 10.000 CR del fondo común y el hombre lo agradece, en cierta forma honrado porque Iron Town sea el albergue de uno de nuestros más nobles guerreros y de un hombre que murió por la causa.
Creo que eso los enorgullecería también a ellos dos. La ceremonia es muy hermosa, digna de unos héroes y un gran guerrero, y me corresponde a mí decir las primeras palabras de despedida a Gombuk y a Weiss.
- “Amigo Gombuk…héroe de los Rifts Warriors… todos te recordaremos por la tenacidad con que soñabas para ti y para todos un mundo mejor, como es el espíritu de nuestros integrantes. Tu muerte ha sido una gran pérdida para nosotros, pero has muerto como un digno guerrero, luchando por los demás. Aunque algunas veces hayamos tenido diferencias contigo, lo cierto es que siempre fuimos más que compañeros, hermanos, y te has quedado en nuestros corazones alimentando la esperanza de los Rifts Warriors. Y será en tu nombre y en el de este buen hombre, el Doctor Weiss, que también ha muerto como un héroe, que completaremos nuestra misión y daremos paz a la Baronía. Las palabras no son suficientes para decir cuánto lamentamos que tu paso por los Rifts Warriors no haya sido muchísimo más largo, pero las historias de tus hazañas y tus logros serán contados de generación en generación cuando se recuerde a los héroes de los Rifts Warriors. ¡Fuerza y honor!
En cuanto a ti, Weiss, en tan poco tiempo junto a nosotros te convertiste en uno de los nuestros y aunque demasiado pronto comprendiste las dificultades de la vida aventurera, sabemos que sacrificaste tu vida por darle a tu región una oportunidad de salir del caos que la azota. Por eso serás recordado como un héroe, porque has entregado tu vida para que otros puedan seguir la tuya. Te recordaremos siempre como un hombre noble y alegre. Ojalá encuentres la paz donde quiera que estés amigo Doug”.
Terminado el discurso, me acerco a la lápida de Weiss y coloco unas flores. Leo su epitafio: “Aquí yace un hombre valiente y noble de corazón, que decidió dejarlo todo para entregar su vida por la Baronía – Doug Weiss, fallecido el 104 PA en combate”. No está nada mal… creo que le habría gustado.
En cuanto a la lápida de Gombuk, le han invertido más trabajo y han hecho un relieve que recuerda a él en pleno combate, blandiendo sus armas y luchando con tenacidad. Es un hermoso relieve y se ha elaborado en muy poco tiempo, cosa que agradezco al artista que lo hizo. Mientras coloco una flor sobre su tumba, leo el epitafio: “Yace aquí Gombuk, el gran guerrero de los Rifts Warriors y orgullo de la raza orca, que entregó su vida en pos de un mundo mejor para todos. ¡Salve, Gombuk! Que tu nombre y tus hazañas se repitan de generación en generación junto a los de los grandes héroes, para orgullo de tus compañeros y de la raza de los orcos”. No puedo evitar derramar una lágrima por él… le voy a extrañar mucho. A lo mejor si leyera lo que he escrito, gruñiría un poco y diría que es muy cursi, pero en el fondo estaría orgulloso.
A continuación, los demás dicen sus palabras de despedida a los dos hombres. En cierta forma es un alivio que Erzebeth no esté aquí, pues sé que sería un momento muy duro para ella y tal vez hasta vergonzoso, teniendo en cuenta los enfrentamientos que tuvo con Gombuk antes de su muerte. Ya cuando eso sucedió se vio muy afectada.
Inmediatamente decidimos retirarnos a descansar pues ha sido un día extremadamente agotador. Me baño yo primero y cuando Indira entra a bañarse, le digo que iré al hospital antes de la siesta, para revisar cómo está Erzebeth. La verdad es que me siento muy culpable por lo que estoy haciendo, pues he esperado este momento para ir a verla a solas, sin Indira. Sé que no estoy haciendo nada malo, pero siento como si la estuviera traicionando. Pero por otro lado, siento que tengo que enfrentar ese asunto de una vez por todas, y no me perdonaría si algo le pasara a Erzebeth y yo ni siquiera estuviera a su lado.
Converso brevemente con el doctor, quien me dice que está estable, y me autoriza ir a verla a la habitación. Está muy pálida, pero no por eso se opaca su natural belleza. Me pongo muy nervioso, no sé qué hacer, y me quedo allí sentado a su lado, mirándola tan indefensa. Pobre elfa, debe ser horrible entregar tu corazón a un hombre que no puede corresponderte. Tal vez si nos hubiéramos encontrado antes, en otras circunstancias… saber que sufres por mí me pone mal, pero tu amor, aunque no lo corresponda, me llena de alegría y me estremece el alma. ¿Cómo te fijaste en alguien tan simple como yo? Eres tan bella, podrías tener a cualquier hombre que desearas… ¿por qué a mí? Mientras pienso en todo esto le tomo la mano suavemente y le acaricio el cabello, como tratando de transmitirle mis pensamientos. Ojalá no me odie, ojalá no odie a Indira, ojalá no se odie ella misma. Qué cosa tan extraña es el amor, que nos hace sufrir y disfrutar por partes iguales. Suficiente que te enamores de la persona equivocada para que tu vida se haga miserable. Le doy un beso en la frente para despedirme de ella y le digo en voz alta que se recupere pronto.
Inmediatamente salgo de esa especie de trance, me doy cuenta de que los familiares de una de las heridas me miran con curiosidad y se me suben los colores al rostro imaginando lo que pueden estar pensando de mí. Para pasar un poco el papelón, me presento diciendo que soy el líder del grupo al que ella pertenece. La mujer responde que sí, que ya le han contado lo que ha sucedido y que todo el pueblo nos está muy agradecido. Se hace una especie de silencio incómodo y la mujer me dice: “¿La quieres mucho, no?” mientras con la mirada señala a Erzebeth. Siento que la cara me hierve… ¡Dios! ¡Qué vergüenza!
Me pongo muy nervioso y casi me tiembla la voz cuando le respondo: “Eh… sí… bueno, es una de los míos… casi muere hoy y ha sido un milagro que esté viva, así que pasé a ver cómo estaba...” - La mujer me mira divertida, sabiendo que me he puesto demasiado nervioso para una visita de rutina, pero me guiña el ojo y me dice: “Descuida, te comprendo. Total, ha sido una visita de rutina…”
¡Me han pillado! ¿Pero por qué me pongo tan nervioso si no he hecho nada malo? Me despido de la mujer y su familia mientras me voy caminando, sin mirar a mi alrededor y a paso rápido para evadir las miradas de los demás, como si hubiera hecho algo terriblemente malo. Cuando llego a la habitación, Indira está en la cama, dormida y se ve tan hermosa… ¿qué diría si lo supiera? Le doy un beso y ella se remueve aún dormida, mientras me pregunta si está todo bien con Erzebeth. Le digo que está estable y ella se sonríe diciendo “menos mal”, mientras sigue durmiendo. Me recuesto a su lado y la abrazo, como es nuestra costumbre, y me dejo llevar por el cansancio. Pronto caigo dormido.
A la noche cenamos todos juntos y discutimos lo que haremos a continuación. La opción natural parece ser ir a buscar a Zach Krug, pues parece que es nuestra única pista en estos momentos, especialmente después de la información recibida desde Markeen.
Ahora ya sabemos que la Coalición está detrás de los ataques al nido (que han enfurecido a los Xiticix desatando la inusual actividad) y que tal vez Krug por voluntad propia o a la fuerza esté trabajando con ellos. Pero todo esto no arroja aún ninguna luz sobre las desapariciones, el porqué de las mismas, o dónde están los secuestrados en estos momentos. Es muy posible que encontrar a Krug o al menos mayor información sobre él nos pueda conducir a alguna pista más certera. Votamos por los pasos a seguir y prácticamente todos estamos de acuerdo en ir a buscarlo, según las indicaciones que Weiss nos había dado antes de morir. Preparamos brevemente el plan a seguir al día siguiente y nos vamos a dormir temprano, pues podremos recuperarnos y estar con la mente despejada.
Una vez en nuestro cuarto, Indira comienza a hacerme mimos, como es su costumbre, y rápidamente estamos aprovechando la tranquilidad para hacer el amor, que ya hace varios días no se nos había dado. Pero cuando estamos haciéndolo, sin querer, mi mente de repente salta a la imagen de Erzebeth e imagino que estoy con ella y que es ella quien me acaricia. Y lo peor es que descubro que la idea me excita. ¿Qué estoy haciendo? Rápidamente recupero la cordura y le pido a Indira que me dé un respiro. Me siento mal, como si la traicionara. Nunca pensé que podría pasarme algo así.
Ella parece comprender por mi mirada que algo sucede y decide no presionarme ni hacerme preguntas, pero no se da por vencida. Es una mujer que sabe cuándo insistir y cuándo no, y sabe que en este momento lo que más necesito es de sus caricias. Con paciencia y con inmenso cariño me va volviendo loco, hasta que el desafortunado episodio queda atrás y disfrutamos nuestra noche de amor, sin siquiera pensar en Erzebeth nuevamente.
Cuando yacemos desnudos y abrazándonos, decido que buscaré la oportunidad para comentarle a Indira lo que sucede. Creo que es lo más justo. Pero me da miedo cómo pueda reaccionar. Si ella me dejara, o saliera herida, no me lo perdonaría jamás. Esto se está convirtiendo en una obsesión y tengo que ponerle fin cuanto antes.
Miércoles, 28 de septiembre de 104 PA:
Por la mañana temprano recogemos nuestros E-Clips recargados y armaduras reparadas, y aunque no existe la tecnología suficiente para reparar las power armors ni recargar las armas de plasma o las procedentes de la Coalición, debemos sentirnos agradecidos por la posibilidad de reabastecernos aunque sea parcialmente. Puede ser que lo necesitemos.
Antes de salir de viaje, nos despedimos del Alcalde y le indicamos la dirección en la que vamos, por si algo sucediera y se perdiera contacto con nosotros. El Alcalde nos agradece lo que hemos hecho por la población y dice que podemos volver allí cuando queramos. Pasamos por el hospital para pedirle al médico que atienda a Erzebeth con especial atención y dice que quedará en buenas manos. Evito entrar en la habitación con la excusa que quiero averiguar algo antes que salgamos de viaje, pero la realidad es que prefiero no verla ahora. Necesito tiempo para pensar y poner en orden mis ideas. Doy una vuelta por ahí, haciendo tiempo, y me junto con los demás en la casa de la familia que nos ha alojado, a quienes muestro mi más sincero agradecimiento y les doy una suma que para ellos resulta suficiente. Aunque al principio se niegan a aceptarla, finalmente lo hacen agradeciendo nuestro gesto e invitándonos a volver cuando así lo deseemos. La mujer dice que se harán cargo de pasar a diario por el hospital para revisar el estado de Erzebeth, cosa que les agradezco mucho.
El viaje al norte resulta tranquilo, a pesar que decidimos no bajar la guardia puesto que nos encontramos en territorio Xiticix. Mantenemos un ritmo suave para evitar llamar la atención, recordando todas las recomendaciones que nos diera Weiss. Indira se dedica a registrar los acontecimientos de los últimos días en su diario y parece haber olvidado por completo lo de anoche, aunque estoy segura que simplemente quiere evitar hacerme sentir mal. Es un sol… ya encontraré el momento para hablar con ella al respecto. A excepción de una breve aparición de un grupo de Ghouls demonio, que al parecer se intimidan con nuestra presencia y deciden no atacar, viajamos sin contratiempos mayores, evitando siempre las bandas de Xiticix y haciendo un rodeo por un espeso bosque, hasta las cuatro de la tarde, cuando llegamos a la granja.
El lugar se ve bastante desolado y el acceso es difícil, pues está rodeada de un verdadero muro de árboles jóvenes y espesos zarzales. Más allá de esta barrera se encuentra un enorme claro donde hay tres edificios marcados por los estragos del tiempo y en estado de abandono que se elevan junto al lecho seco de un río. Seguramente el lugar era hermoso cuando Krug vivía aquí con su familia, casi diría un paraíso. Pero los años no han pasado en vano y el lugar así lo revela.
Los cristales de las ventanas están rotos, faltan tablones (dejando agujeros oscuros en las paredes), las puertas se han caído de sus goznes, y el granero parece estar a punto de desmoronarse por su propio peso. Desde lejos parece que nadie haya estado en este desolado paraje en siglos. Ante la dificultad para movernos, decidimos dejar los vehículos y continuar a pie, hasta la granja. Para nuestra sorpresa, nos damos cuenta que en las últimas semanas ha habido gente por aquí. Por todas partes hay huellas de botas de combate (pies de tamaño humano), que presumiblemente podrían ser de coalicionarios.
Alguien ha reparado el edificio más pequeño, que es una combinación entre laboratorio e invernadero, lo cual hace pensar que tal vez Krug haya llegado sano y salvo e incluso haya trabajado aquí un tiempo, antes de desaparecer. El invernadero ha sido reparado por completo, con placas de plástico ultra duro, y aún más llamativo es que el espacio abierto entre el desmoronante granero y el laboratorio se encuentra severamente marcado.
Shidi inspecciona esa zona y llega a la conclusión de que ha sido usada como punto de aterrizaje de helicópteros en semanas recientes. Sólo el pequeño cementerio donde están enterrados la mujer y los hijos de Zach ha sido dejado en paz, aunque se han plantado recientemente plantas que producen flores. No hay duda de que Krug tuvo algún tiempo de tranquilidad antes de que llegaran los hombres de la Coalición.
Penetramos en el edificio principal y descubrimos huellas de barro en el primer piso y en el sótano, y la basura sugiere que aquí han pasado algún tiempo al menos una docena de personas. Hay cabos de vela consumidos en las mesas y en la cocina hay una pila de paquetes vacíos de raciones secas-congeladas, de las que usan las tropas de la Coalición, y latas abiertas de comida en la encimera.
Buscamos con mayor detenimiento y encontramos una mochila de nylon rota, un E-Clip gastado de rifle C-12, un mazo de cartas, una caja con ocho rollos de papel higiénico y una navaja que lleva el logo de la Coalición. Seguramente no pensaron que nadie llegara hasta este lugar, pues es evidente que no se han tomado la molestia de borrar sus huellas. Quién sabe, a lo mejor se alojaron aquí antes de realizar el ataque a Duluth.
En todo caso el laboratorio está mucho más limpio y es de suponer que Krug era quien lo mantenía así. Cuando seguimos revisando, vemos que no hay polvo en la habitación principal, que contiene una manta de lana gris doblada sobre un viejo camastro, unos cuantos leños cortados de cedro en una leñera y una mesa de laboratorio cubierta por un hule de plástico negro. Bajo el hule la mesa está severamente manchada con marcas dejadas por productos químicos. En el cajón del medio hay un montón de papeles, los cuales reviso a conciencia antes de concluir que son informes de experimentos, por lo que decido llevármelos para revisarlos con mayor detenimiento. Seguramente nos sean de utilidad cuando los estudiemos más a fondo.
Además hay un gran sobre cerrado, y al abrirlo con sumo cuidado vemos que contiene numerosas fotografías de cadáveres Xiticix en varios estados de autopsia y un disco de ordenador. Arik introduce el disco en su portátil y ve que son reportes de la anatomía de los alienígenas. ¡Qué cosa más desagradable! Ahora no tengo dudas que han realizado experimentos con los Xiticix y que Krug ha estado trabajando con la Coalición. De sólo ver las fotos me hierve la sangre. ¡Malditos! Tenemos que detenerlos rápidamente, y así se lo comunico al grupo, pues temo que hagan lo mismo con los desaparecidos.
Una vez agotamos las pistas dentro del edificio principal, propongo que vayamos al invernadero a ver si encontramos algo más que pueda sernos de utilidad. A pesar del cuidadoso trabajo realizado para restaurar el invernadero alguien se tomó un gran esfuerzo para destruir las plantas en su interior. Por las latas vacías de gasolina en la puerta, las manchas de hollín en los cristales y los restos quemados de las plantas es obvio que alguien incineró las plantas. Al mismo tiempo parece que quien lo hiciera procuró mantener el fuego contenido. No hay evidencias de que el fuego se expandiera más allá del enorme contenedor metálico donde las plantas fueron depositadas. Es muy extraño todo esto… ¿qué sentido tendría incinerar las plantas de manera controlada? Me acerco un poco más y examino con detenimiento las cenizas de las plantas, descubriendo que algunas sobrevivieron a la quema. Parece que eran todas de la misma especie, una especie no indígena de la Tierra.
Oculta entre las cenizas hay una planta verde-amarillenta medio quemada, y cuando intento agarrarla para examinarla libera sus esporas. El polvillo se me introduce por la nariz y me produce una serie de estornudos violentos que me hacen sentir como si una aplanadora me hubiera pasado por encima. Después de los estornudos me siento mejor; seguramente son plantas con un polen muy poderoso y como no hace mucho tuve afección respiratoria, me han hecho bastante efecto. Indira se acerca rápidamente a mí, pero yo la detengo con firmeza y les pido que nadie se acerque, previniendo que las esporas tengan algún efecto bacteriológico. Será mejor guardar distancia de los demás, hasta que se compruebe que no tengo nada contagioso. Doy un último vistazo a las plantas, para recordar todas sus propiedades y revisar luego en alguna biblioteca o en la computadora de Arik si podemos conseguir más información.
Salimos del invernadero un poco desilusionados por no haber encontrado nada más, pero con la sensación que algo raro ha pasado pues no es normal que quemen así las plantas. Mune decide que podríamos investigar el abandonado granero y todos parecemos de acuerdo. Él se ha adelantado y escuchamos un grito ahogado, mientras que el pobre sale vomitando del lugar.
Nos acercamos corriendo al lugar y la escena que vemos adentro es de lo más macabra, más que cualquiera que hayamos visto, incluida la masacre de la Granja Nader. Ni siquiera Shidi con su dura vida de mercenario parece inmune al efecto y cuando Indira, más rezagada se acerca, la detengo con un áspero grito y le ordeno que vaya a cuidar a Mune. No quiero que vea esto.
La peste a putrefacción flota en el ambiente desde el mismo momento que hemos abierto las puertas. Entramos un poco más y descubrimos que detrás de un montón de contenedores vacíos de combustible para sierra mecánica hay una pila cubierta por una enorme cobertura de tejido plástico. Manchas que huelen a gasolina cubren la parte superior.
Con cuidado, Shidi, Baldwin y yo removemos la tela para descubrir una enorme fosa común parcialmente cubierta, llena con los cadáveres de unos doscientos humanoides de diversas especies. ¡Esos son los ciudadanos de Markeen desaparecidos! Siento que todo me da vueltas y el aire se hace irrespirable. Me dan unas náuseas muy fuertes que me hacen caer al suelo y comienzo a vomitar, sin poderme contener. Un escalofrío recorre mi cuerpo y empiezo a sudar frío, sin poder detenerme. Siento como si me estuvieran apuñalando por dentro y comienzo a temblar como una hoja, cuando me doy cuenta de que vomito sangre. Ahora también me da una tos muy fuerte y lo único que alcanzo a pensar antes de desmayarme es en las malditas esporas del invernadero. Después, todo se hace negro.
Los cadáveres de la fosa se levantan, todos en avanzado estado de descomposición, y me rodean. Vomitan encima de mí. De repente, estoy amarrado en medio del invernadero y de todas partes me caen encima esporas venenosas que se meten por mi cuerpo y hacen crecer gusanos dentro de él. Los demás han desaparecido e intento llamarlos a gritos, pero no sale nada de mi garganta. He perdido la voz.
Enseguida aparecen soldados de la Coalición y comienzan a golpearme brutalmente, sin que yo pueda hacer nada por impedirlo, y comienzo a sangrar mientras los gusanos asoman por las heridas y me van comiendo poco a poco. Alcanzo a escuchar voces y descubro que son Indira y Erzebeth que están en el invernadero, discutiendo sobre cuál se va a quedar conmigo. Las dos se enzarzan en una lucha sangrienta cuerpo a cuerpo, que me recuerda la de Shidi con el líder Garra, y aunque intento detenerlas ninguna me hace caso. Dan y reciben golpes sin descanso, como si fueran máquinas programadas para matar, mientras yo me muero de los nervios y sangro por todos lados.
El dolor es insoportable y la angustia aún más. Pero de repente, las dos guerreras se transforman en dos poderosas Reinas Xiticix, que se pelean por devorar “ese delicioso manjar mágico” como me llaman. Cuando vienen a succionarme me siento débil nuevamente y me desmayo por un rato, pero cuando despierto estoy de nuevo en la pirámide del Valle de los Dinosaurios. Indira no está conmigo, aunque estoy seguro que recién ha salido del Cofre. Salgo a buscarla y la niebla cubre el lugar. Estoy solo e incluso la aldea parece desierta. ¿Dónde estarán los demás? La puerta de piedra que da a la cámara de los vampiros está aún intacta, cosa que me parece extraña pues creo recordar que ya la habíamos abierto.
Un ruido detrás de mí me hace darme vuelta y veo al Señor Blood acercándose en su trono, flotando, acompañado por Indira. ¡Indira! Comienzo a gritar su nombre, pero ella me mira lasciva mientras acaricia al Señor Blood. La llamo varias veces, tratando que reaccione, pero no lo hace. En su lugar, siento un doloroso pinchazo y me doy vuelta para ver, encontrándome a Erzebeth que está desnuda a mi lado, lista para entregarse a mí.
Comienza a besarme apasionadamente y yo sé que no debo hacerlo, porque no está bien, pero cuando miro alrededor Indira ya se ha marchado y estamos solos de nuevo. Comienzo a dar rienda suelta a mi pasión con ella, pero no parece ser la misma Erzebeth que yo conozco. Es violenta, me muerde los labios y me hace sangrar, al tiempo que clava sus uñas en mi espalda. No es como yo me lo imaginaba y muy pronto me doy cuenta que me está haciendo daño. Dice con odio que quiere vengarse de mí por fijarme en otra, que no hay ninguna como ella y que ahora me lo demostrará. Tengo miedo, mucho miedo, y comienzo a temblar mientras intento apartarla de mí, sin éxito.
Y entonces la oscuridad empieza a consumirme y ella se transforma en un Leatherwing y me lleva en sus garras. Veo el Valle desde arriba, como lo viera aquella primera vez, y entonces ella me suelta, dejándome caer en el vacío infinito.
De repente, me despierto con un grito en la cama de mi habitación en el hospital. Estoy bañado en sudor y siento como si realmente me hubieran golpeado. Me duelen hasta los huesos, pero lo que más me asusta es que casi no puedo respirar. Tengo una opresión en el pecho que me hace sentir pesado. Intento recordar lo que ha pasado y cómo es que estoy aquí, cuando la enfermera de turno entra para tranquilizarme. Ha escuchado mis gritos, dice, y le alegra saber que he recuperado la conciencia. Brevemente me explica que llevo dos días inconsciente y que estoy vivo gracias a mis amigos y a un milagro. Recuerdo el incidente de las esporas y luego de darle las gracias, intento relajarme.
Las horas siguientes pasan entre el sueño y breves lapsos de lucidez, pero no llego a ver aún a mis compañeros. Según me explica el doctor, quieren terminar los exámenes antes de permitir que alguien me vea, para que no haya ningún contagio. Le agradezco toda su ayuda y le pido que informe a los demás de que ya estoy mucho mejor, a lo que él me dice que han estado muy pendientes de mi estado, sobre todo una chica muy hermosa que se ha presentado como mi esposa. No puedo evitar sonreír y aunque me duele todo, la idea que Indira está ahí me reconforta mucho y me hace sentir ganas de vivir. Tengo mucho sueño y me siento muy cansado, así que no llego a ver a nadie, aunque en un momento de la noche me parece sentir que alguien acaricia mi cabello. La sensación es muy agradable y cuando abro los ojos, solo puedo ver la silueta de una hermosa mujer a contraluz. ¿Indira? Ella guarda silencio, me da un beso en la frente y se va. Brevemente alcanzo a ver su perfil en la oscuridad y descubro que es Erzebeth. Intento decir algo, pero ya no está. En la oscuridad, me quedo pensando si habrá sido una de mis alucinaciones, o si realmente estuvo allí conmigo. Pronto me quedo dormido y no pienso en nada más.
Sábado, 1 de octubre de 104 PA:
Al día siguiente me despierto un poco más animado y ahora tengo plena conciencia, aunque sigo bastante débil. El médico me informa que me darán de alta y unos minutos después, entra Indira como una ráfaga de aire fresco y me da un tremendo beso, al tiempo que me entrega un hermoso sweater que ha comprado para mí. Es como ver el arco iris después de una intensa tormenta y me siento muy feliz. Se ve ojerosa y se que ha dormido muy poco. Indira, mi Indira. ¡Cuánta falta me has hecho! Ella me abraza y yo siento cómo su amor me cura, a pesar de la debilidad que siento.
Comienza a contarme sobre la ciudad y a distraerme con su habitual alegría, hasta que yo pregunto por lo que me ha sucedido. Con el semblante un poco ensombrecido me cuenta la angustia que pasaron pensando que no lograrían salvarme, así como los descubrimientos que realizaron en las notas de Krug. Me horroriza pensar que la Coalición posea un arma tan peligrosa y cuando intento ponerme de pie para ir a hablar con los demás, ella me domina sólo con una mano y me dice que aún no es el momento, que debo recuperarme y que Arik y Baldwin lo han estado haciendo muy bien.
Me dice que ya han puesto sobre aviso a todas las autoridades y que el Barón quiere vernos en cuanto podamos hacerlo, pero que primero debo preocuparme por mi salud. Tiene razón, como siempre. Aunque no se lo pregunto, también me habla de Erzebeth y me dice que está mucho mejor y que hoy le darán de alta también. En sus ojos noto algo y por un momento me asalta el pensamiento que he hablado de más mientras dormía, pero enseguida recuerdo que nadie más ha podido entrar al cuarto porque estaba en cuarentena. Nadie menos Erzebeth, pero prefiero no mencionar el asunto.
El doctor autoriza que viajemos siempre y cuando no hagamos ningún tipo de esfuerzo Erzebeth y yo. Indira me ayuda a caminar y a comer, y yo me siento tan débil como un polluelo, pero feliz de estar bajo los cuidados de Indira. Cuando salgo del hospital me cruzo con Erzebeth y le pregunto cómo está, a lo que ella me responde que bien. Su actitud es un poco distante y esto me deja algo extrañado. ¿Quién me entiende? Cuando me acosa, porque no quiero y cuando no me acosa porque quiero. Vaya que soy un tipo complicado... tal vez he descubierto en mí una parte oscura como rompecorazones.
Me alegro mucho de verlos a todos y Baldwin se compromete a mantenerse frente al grupo hasta que yo pueda hacerlo. Me alegra mucho y agradezco todo lo que han hecho por mí. Viajo tumbado en el hoverfurgón, con Indira justo a mí cuidándome, y en un momento dado escucho que han detenido la marcha y hablan con el jefe militar enano Kort Glenmore, líder del ejército de refuerzo. Lo he escuchado nombrar durante la estadía en Iron Town: es un hombre muy valiente y héroe de la Guerra Xiticix del 86 PA. Comenta nuestros logros y nos desea suerte, mientras espera igualar nuestros éxitos en la lucha si debe defender la ciudad. Necesitarán mucha suerte si realmente los Xiticix deciden atacar masivamente. Lamento no poder estar allí para ayudar a la ciudad a defenderse de un posible nuevo ataque, pero el Barón nos ha llamado a la capital. El problema del agente biológico ZK-12 no ha sido resuelto y potencialmente puede ser tan o aún más desastroso que una nueva guerra Xiticix.
El viaje transcurre sin problemas y a la noche acampamos en un lugar seguro. Las guardias son un poco forzadas puesto que Erzebeth y yo no podemos ayudar, pero yo decido no bajarme mucho del hoverfurgón tanto para no poderme en peligro si hubiera una emboscada, como para evitar ver a Erzebeth por ahora. Indira se arma de paciencia y me da la comida en el vehículo y me hace sentir mucho mejor con sus historias y chistes. A la noche duermo profundamente, producto del cansancio acumulado por mi cuerpo durante el viaje.
Domingo, 2 de octubre de 104 PA:
Cuando llegamos a Markeen City nos conducen directamente al Castillo Cromwell, donde somos recibidos por el Consejo al completo, excepto el Capitán de la Guardia Kort Glenmore que en estos momentos ya habrá llegado con sus tropas a Iron Town. Hoy estoy bastante mejor así que, aunque lento, me muevo por mis propios medios.
Recién comenzada la reunión y después de recibir las felicitaciones de parte de los miembros del Consejo, el Canciller Cedric me entrega un sobre con trescientos mil CR, algo más de lo prometido por esta misión. Rápidamente lo rechazo diciendo que aún el problema no ha sido resuelto, puesto que falta castigar a los culpables. El Barón responde que nos hemos ganado esta recompensa por nuestros esfuerzos, y admite que el asunto no está resuelto y espera que le sigamos ayudando hasta llegar al final de la cuestión, pese a que no puede pagarnos más dinero. Le digo que somos los primeros que deseamos ver este asunto cerrado y que no nos daremos por vencidos hasta llegar al final. El Barón nos explica que ha contactado con las autoridades de Tolkeen y les ha contado nuestros descubrimientos. Las abducciones se han detenido y parece posible que la Coalición esté implicada, aunque las evidencias al respecto son circunstanciales y el ataque de la Coalición contra los Xiticix pudiera no estar relacionado. Tanto el Consejo de Markeen, como el gobierno de Tolkeen necesitan saber con absoluta certeza quién es el responsable de las abducciones y por qué fueron llevadas a cabo. Esto es un problema, pues todo apunta a que los culpables han abandonado la zona de Markeen.
Hay evidencias de que alguien está usando agentes de guerra biológica y diversas pistas concretas que apuntan hacia la implicación de la Coalición en el problema. El Barón reconoce la importancia de la posible implicación de la Coalición y el uso del agente de guerra biológica.
El místico Farseer ha tenido una visión acerca de un gran desastre que podría suceder, la visión no es clara, pero a la luz de nuestros descubrimientos parece de lo más siniestra. El Barón sabe que con los escasos recursos de Markeen es imposible cazar a los responsables, especialmente si son de la Coalición. Por eso quiere enviarnos a Tolkeen para hablar con miembros del Departamento de Inteligencia de Tolkeen (el TIB).
Para ello, dice, pondrá a nuestra disposición una de las dos naves aéreas de que dispone la Baronía y a su tripulación para que nos lleven cuanto antes a la ciudad de Tolkeen, con nuestros vehículos incluidos. Esas naves aéreas se encuentran entre los recursos más preciados de la Baronía, del que depende en gran medida la economía de la región pues se emplean para las exportaciones (sobretodo de hierro) hacia Tolkeen y Northern Gun. Sin embargo, la importancia de nuestra misión justifica esta medida.
El Canciller Cedric se encargará mediante transmisiones codificadas de radio de avisar de nuestra llegada a Tolkeen y de resolver todos los detalles burocráticos necesarios para conseguirnos acceso al TIB. Esto es, dice, si aceptamos proseguir con la misión a sabiendas de que la Baronía no podrá darnos más recompensas que los trescientos mil CR que ya nos han entregado. El valor de esta misión es mucho mayor aún a nivel moral que la misión que recién ha terminado, y no tengo la más mínima duda que deberíamos hacerlo. El futuro del mundo entero podría estar en peligro si esas armas bacteriológicas efectivamente están siendo usadas.
El turno finaliza el domingo, 2 de octubre de 104 PA.
ACCIONES FUTURAS:
Fin del Turno 40.
Daeron Drognan.
Emil: Rifts: Turno 40:
Sábado, 24 de septiembre de 104 PA:
¡Uarggg! Joder, qué bien he dormido esta noche. Parece mentira que tuviera tanto sueño después de haber estado tanto tiempo en coma... qué ironía. En fin, habrá que recuperar el tiempo perdido e intentar recabar más información acerca del paradero de los Rifts Warriors. ¿Qué estarán haciendo en el norte? Lo último que recuerdo es que íbamos hacia el Valle de los Dinosaurios, pero a partir de ahí mi memoria está muy confusa. Se me entremezclan mis recuerdos reales con los que tenía cuando estaba en el coma. Aunque ya me advirtió el médico de que podían darse estos efectos secundarios, así que no le voy a dar más vueltas y me voy a poner ahora mismo manos a la obra con mi recopilatorio de información. Por otro lado quiero asistir al curso de este año del Gremio de Mercenarios de DarkGate, me gustaría estar en la mejor forma física para cuando vaya en busca de los Rifts Warriors. ¡A saber en qué lío se han metido!
Es de día. Miro mi reloj, son las 18:00. Yo como siempre tan puntual... Tampoco tengo demasiada prisa. Me visto con mis pantalones negros y mi camisa a juego, desabrochándome los últimos botones para enseñar mi collar de oro. En realidad no es de oro, pero lo aparenta. Seguro que no me darían más de un crédito o dos al venderlo, aunque también depende de a quién se lo venda... Me coloco el parche en el ojo derecho, como siempre, y finalmente, me pongo mi capa para bajar las escaleras del Saloon.
Marie: Veo que al fin te has levantado. Pensaba que habías caído en coma otra vez – suelta una risita un poco irritante.
No hay mucha clientela a estas horas, ya que casi todo el mundo está trabajando o bien pasando la resaca de ayer viernes. Aún quedan algunos borrachuzos sobre las mesas, aunque a Marie parece no molestarle que se queden allí a dormir. Siempre y cuando consuman, claro está...
Emil: Sí, qué graciosa. Bueno, ¿me podrías dar algo de información acerca de dónde puedo encontrar a los Rifts Warriors? Me gustaría salir en su busca cuanto antes.
Marie: Claro, ¿quieres algo para beber?
Emil: Un whisky doble. Con hielo.
Marie: Ahora mismo.
Me siento en una mesa, e inmediatamente vienen a mí recuerdos de todas las tardes que he pasado aquí hablando con los amigos. Jeremy, Ebon, Shidi, Mouser... No ha pasado mucho tiempo cuando aparece Marie con mi whisky.
Marie: Aquí tienes.
Emil: ¿Tú no bebes nada?
Marie: Nunca bebo trabajando – me guiña un ojo. Supongo que no esperará que yo haga lo mismo, guiñar un ojo cuando se tiene un parche es un poco complicado.
Emil: Bueno, ¿me pones al día?
Marie: Claro, déjame que piense. Han pasado tantas cosas en estos últimos meses... Recuerdo que los Rifts Warriors vinieron aquí hace un mes aproximadamente, y fue cuando te ingresaron. Acababan de regresar victoriosos de su misión, o mejor dicho su suicida misión, al Valle de los Dinosaurios.
Emil: Parece que he sido yo el único que sufrió las consecuencias de esa locura.
Marie: Mmm... – El semblante de Marie adquiere un tono de tristeza –. A decir verdad, tú has salido bastante bien parado en comparación con los caídos. Solomon, Maximus, Sanakin y Gonzalo han muerto.
Emil: ¡¡Noo!! – Le doy un golpe a la mesa, la cual tiembla bajo mi puño y cruje levemente. Por suerte están hechas a prueba de golpes. – ¿Cómo es posible?
Marie: Solomon fue devorado por un dinosaurio volador. Según dijeron, no tuvo ninguna posibilidad. Maximus también murió bajo las fauces de un dinosaurio, aunque en este caso se trataba de un velociraptor. Aunque para el caso es lo mismo. Dicen que la culpa de la muerte de Maximus es de Tanreack. En cuanto a Gonzalo... no me han llegado noticias de cómo ha sido su muerte, tan sólo sé que está muerto.
Emil: ¿Pero cómo es posible? ¿Ha sido asesinado? O quizás ha huido, nunca me cayó muy bien ese tipo...
Marie: No, es seguro que está muerto. Parece ser que cogió una carta del Cofre de la Fortuna, con tan mala suerte que fue la carta que acabó con su vida.
Emil: Bueno, él sabría a lo que se exponía. Así que consiguieron finalmente recuperar el Cofre de la Fortuna... ¿qué hicieron con él?
Marie: Lo entregaron en el templo del dios Apolo. Fue un gran acontecimiento, y finalmente las almas de vuestros amigos fueron liberadas con la ayuda de Geoffrey, que luchó ferozmente contra Uber-Galen.
Emil: ¿Entonces tuvo que poner su alma al servicio de Apolo? Supongo que no es tan malo, al fin y al cabo siempre fue un caballero, y así podrá serlo eternamente. ¿Y qué ha sido de Mouser?
Marie: Mouser... se me había olvidado mencionarlo. Lo siento, también está muerto. Eligió una mala carta en el Cofre de la Fortuna.
Emil: ¡No es posible! ¿Pero es que son todos imbéciles? Muertos por elegir una carta después de haber sobrevivido a una incursión al fondo del Valle de los Dinosaurios...
Marie: Sí, pero nosotros no podemos hacer nada.
Tiene razón, no podemos hacer nada. Si hubieran sido asesinados por alguien podría vengarme de quien fuera, pero han muerto de forma estúpida. Es casi como si se hubieran suicidado.
Marie: ¿Sabías que también estuvieron en Santa Fe los Rifts Warriors?
Emil: No, no tenía ni idea. Pero... ¿qué pintan allí?
Marie: La boda de Geoffrey y María García. Aunque se complicó un poco...
Borracho: ¿Eh, Marie, dónde está mi cerveza?
Marie: ¡Ahora va! – Continúa hablándome, aunque esta vez más bajo. – Bah, sigo contándote. Se casaron, pero hubo un incidente. Un ser llamado Worm Wraith apareció en medio de la iglesia, y si no fuera por la ayuda del padre de Geoffrey y del mago Daeron ahora mismo estarían todos muertos.
Emil: Daeron, Daeron... no me suena. ¿Quién es?
Marie: Llegó hace algún tiempo a DarkGate. Es un mago muy misterioso, pero dicen que sus poderes son increíbles. He oído que ha resucitado a una bandida llamada Lara. Yo personalmente no me lo creo: puede que la sanara de alguna forma, pero no la pudo haber resucitado. Aún así tiene que ser un mago muy poderoso.
Emil: Es sorprendente. Será un placer conocerlo. A Lara tampoco la conozco.
Marie: Bueno, continúo con el relato. Resulta que el ataque del Worm Wraith estaba planeado, y querían llevar a los Rifts Warriors a una trampa. Pero los que cayeron en la trampa fueron los Worm Wraiths, ya que descubrieron que se la iban a tender, y montaron una estrategia para darle la vuelta al desenlace. ¡Les patearon sus culos gusanoides!
Emil: ¿Dónde fueron después?
Marie: No lo sé con exactitud. Tan sólo sé que fueron al norte a realizar algún tipo de misión que les pidió el Archimago Lord Alkeimus, miembro del Consejo Regente de DarkGate.
Emil: Vaya, parece como si hubieran desaparecido... Bueno, te agradezco la información. Me voy, tengo muchas cosas que hacer.
Marie: Venga, suerte. Hasta la vista.
No me esperaba tales noticias. Maximus, Mouser y Solomon muertos... En fin, qué se le va a hacer, son caídos en un mundo duro en el cuál ellos no han sabido sobrevivir. Sin embargo, tengo que ir hacia donde esté lo que quede de los Rifts Warriors, al fin y al cabo es la Compañía Mercantil de Emil, y... ¿qué es la Compañía Mercantil de Emil sin Emil?
Pero lo primero es informarme sobre el curso del Gremio de Mercenarios. Debo estar lo más a punto posible para ir en busca del grupo. Además debo equiparme. ¿Dónde estarán mis cosas? Pero antes que nada voy a ir al Gremio de Mercenarios, no quiero que se me haga demasiado tarde...
Marie: ¡Emil, espera!
¿Qué querrá esta pesada ahora?
Emil: ¿Sí?
Marie: Mouser me dio este dinero antes de desaparecer... Dijo que te lo diera. También está el suyo, pero ya no creo que lo vaya a necesitar – me tiende un sobre lleno de créditos.
Emil: Cierto, los muertos no comen. Nos vemos más tarde.
Marie: Claro.
Vaya, es bastante dinero... Me da un poco de reparo gastar el dinero de Mouser, pero él no lo va a necesitar y no hacerlo sería malgastarlo. Necesito una pistola y el dinero para cursar mi ingreso en el Gremio de Mercenarios.
Ya se ha hecho de noche. Mi piel vuelve a ser normal, y mi pelo rubio. No tengo porqué seguir con mi capa, así que subo a la habitación, la dejo, me doy unos últimos retoques y guardo parte del dinero a buen recaudo. Otra parte me la llevo por si me hace falta.
Me dirijo al Gremio de Mercenarios, y cuando llego y entro por la puerta automática, enseguida una repelente recepcionista me recibe con una gran sonrisa:
Recepcionista: ¿En qué puedo ayudarle?
Emil: Vengo a informarme acerca del próximo curso del Gremio de Mercenarios en la clase A. Ya estuve anteriormente – le enseño mi credencial de miembro del Gremio de Mercenarios.
Recepcionista: Déjeme ver... Voy a comprobar mi base de datos. Es cierto. El curso empieza el día 30, si puede abonar la cantidad ahora mismo le reservaremos una plaza.
Emil: ¿Cuánto es?
Recepcionista: 10.000 CR
Emil: Aquí tienes.
Recepcionista: De acuerdo. El curso dura un mes, ven el día 30 de Agosto sin falta o no podrás entrar.
Emil: Entendido. Hasta el día 30.
Recepcionista: Gracias, a dios – me sonríe de nuevo con una gran sonrisa falsa. En cuanto salgo por la puerta, miro para atrás y veo que se ha encendido un cigarrillo y está poniendo una cara como diciendo “menos mal que ya se ha ido, qué mierda de trabajo”.
La verdad es que estoy un poco cansado de tanto trote. Me voy a ir a dormir, mañana será otro día...
Domingo, 25 de Septiembre de 104 PA:
Otro aburrido día en esta mierda de vida. Qué coñazo... En fin, tengo que hacer algunas cosas. Ya es de noche, así que no tengo que preocuparme por cubrir mi cuerpo contra la luz del astro rey.
En primer lugar me dirijo a mi refugio de DarkGate, el viejo refugio. No me había acordado antes de que aún lo tenía, pensaba que era otro falso recuerdo. Cuando entro, el hedor que recibo me hace pensar que habría sido mejor no haberme acordado... Bah, aquí no hay nada interesante.
Iré a Equipamientos Jennifer a comprar un arma con el dinero que tengo: estoy totalmente desarmado y, aunque aún no vaya a partir en busca de los Rifts Warriors, nunca se sabe lo que puede ocurrir y más vale ir prevenido... En Equipamientos Jennifer me ofrecen una amplia gama de armas. A ver a ver... armas energéticas... mejor me compro una NG-57 Ion Pistol como la que tenía antes del accidente. Me ha salido bastante barata, se ve que aún conservo mis dotes como comerciante. También me compro una pistolera, de esas que se usan para guardar el arma y luego sacarla más rápidamente. Me la pongo debajo de mi chaqueta y... ¡voilá! Ya estoy preparado para cualquier situación peligrosa que me pueda surgir. Ahora puede que sea una buena idea ir a hablar con el bribón de Jeremy. Es arriesgado, pero puede que tenga información útil...
Entro por la puerta de “El Zorro del Desierto”, la taberna de tan escasa reputación que Jeremy suele frecuentar. De hecho, está sentado en una mesa, junto con sus amigotes y dos mujeres de vida alegre a su lado. Al verme, hace una señal y tanto los amigotes como las chicas se van a otra mesa, o salen de la taberna y se quedan esperando fuera.
Jeremy: Emil, Emil, Emil... ¡Cuánto tiempo! He oído que estabas en coma...
Emil: Has oído bien, pero como ves ya estoy mejor.
Jeremy: Y bien, ¿qué te trae por aquí? ¿Negocios?
Emil: En realidad necesito información. Estaré un mes ausente debido a que voy a dar un curso de combate en el Gremio de Mercenarios, y después tal vez podamos hablar de negocios... pero primero necesito saber qué me he perdido en estos dos meses.
Jeremy: Pues no gran cosa, la verdad. ¿Qué quieres saber exactamente?
Emil: Ya me he informado de muchos asuntos, pero aún no sé dónde está mi camión Titán, por ejemplo. Ni a dónde han podido ir los Rifts Warriors...
Jeremy: ¿Los Rifts Warriors? A saber, esos tipos han desaparecido de repente. Lo último que escuché es que aceptaron una misión para uno de los Archimagos del Consejo Regente de DarkGate, pero no tengo ni idea de qué tipo de trato se traen. En lo que respecta a tu camión Titán, creo que está en el taller de Mek.
Emil: Vale, gracias por la información. Espero volver dentro de unos días y podremos hacer negocios.
Jeremy: Sí, yo también lo espero.
Me levanto, y salgo por la puerta tan rápidamente como puedo. ¡Qué mal me cae ese tío! Con su arrogancia, sus aires de superioridad... por no hablar de que era socio de Malcom, lo cuál dice mucho en su contra.
Así que el Titán está en el taller de Mek. ¡Claro! ¿Cómo no se me había ocurrido? En fin, me dirijo al taller y, efectivamente, está allí esperándome. Con un poco de polvo, pero en perfecto estado. Abro la puerta y todo está en orden, parece ser que no me han robado nada. Pero... ¿y la mercancía? Ah, ya sé, los chicos debieron venderla. Lo que quiere decir que el dinero que me dio Marie de Mouser es lo que sacaron... no está mal. Nada mal.
Vale, ya tengo toda la información que necesito, además de mi nueva arma. Tan sólo me queda esperar hasta el viernes, día en el que empiezo con el entrenamiento. Pero por hoy ya es suficiente, me voy a dormir...
Días lunes 26 a jueves 29 de septiembre de 104 PA:
Tengo unos días de descanso, así que voy a aprovecharlos. Me paso todo el día entre el Saloon y el casino, bebiendo y apostando, aunque juego sólo para pasar el rato y las apuestas que estoy haciendo son muy bajas. Además, sorprendentemente tengo siempre el mismo dinero: lo que gano lo pierdo, y lo que pierdo lo recupero.
¡Qué buena vida! O qué mala, si la comparo con mi sueño... ¿era realmente un sueño, o el sueño es esto? No, esto es la realidad, estoy seguro. La cruda realidad... y aún más cruda me parecerá cuando empiece el curso de combate en el Gremio de Mercenarios. Pero ya lo pasé una vez, puedo volver a hacerlo.
Viernes, 30 de septiembre de 104 PA:
Hoy empieza el curso. ¡Qué nervios! Lástima que no pueda seguir con la “buena vida” pero esto es lo que hay. Me levanto, me visto y entro por la puerta del edificio del Gremio de Mercenarios.
Emil: Vengo por lo del curso.
Recepcionista: ¿Su nombre, por favor?
Emil: Emil – le enseño mi acreditación.
Recepcionista: Sí, todo en orden. Ya está pagado por lo que veo. Bien, pase por aquí, por favor...
ACCIONES FUTURAS:
Fin del Turno 40 de Emil el Corsario.
J. T. Shidi: Rifts: Turno 40:
Domingo, 25 de septiembre de 104 PA.
Tras haber deliberado, con la única excepción de Mune, todos estamos de acuerdo con que el próximo paso debería ser internarnos en el nido e investigar allí si se encuentran los desaparecidos.
Cuando presento mi candidatura para formar parte del grupo de incursión sé que va a ser rechazada, pero eso no me importa, aunque el grupo me tilde de ruidoso sé que puedo ser muy útil ahí dentro, pero en fin, cuando Baldwin expone que sólo los más rápidos y sigilosos deberían formar parte del grupo de incursión. Weiss se halla eufórico con la oportunidad que se le presenta de investigar de primera mano el nido de los bichos alienígenas.
Viendo que mi candidatura no cuenta con ningún apoyo, opto por una retirada estratégica. Me voy, pero volveré a intentarlo. Weiss propone que consigamos las glándulas de los bichos que les permiten identificarse por olor. Así que vamos a hacer una entrada en territorio bicho con el objeto de tenderles una emboscada a una patrulla que no sea muy numerosa, hasta aquí todo bien, el problema empieza cuando a los bichos tenemos que pegarles en la cabeza, que la tienen tan dura como el resto del cuerpo, para no destrozar las glándulas que les que queremos sacar puesto que se hallan en el torso de los bichos, más complicaciones. La expedición la encabeza Erzebeth, que nos lleva hasta un lugar con unas características ideales de una emboscada a un oponente aéreo.
Durante el viaje me he percatado al igual que seguro que los demás de que el paisaje apenas ha cambiado, de territorio bicho a territorio de la Baronía, todos esos cuentos de que los bichos alienígenas transformaban su entorno no son más que bulos, coincidiendo con lo que decía Weiss, sobre la naturaleza de los bichos, tal vez no sea una situación tan suicida como todos pensábamos el hecho de meterse en el nido, Weiss parece saber con seguridad de lo que habla.
Una vez que todos han ocupado sus posiciones de disparo, me elevo por encima de las copas de los árboles, como es mi costumbre activo todos los sensores, sé que a Arik y a otros del grupo les parece una forma de delatar mi posición, pero yo me encuentro mucho mejor sabiendo por dónde voy. Ya en la cabaña mientras preparábamos esta excursión, me presenté para actuar como cebo atrayendo un pequeño grupo de bichos al que exterminar de forma lo más rápida posible.
Alcanzo una velocidad de crucero cómoda que me permita estar atento de las variaciones del radar, me elevo a cincuenta metros y por un par de segundos me mantengo en estacionario, notifico a Arik que el cielo está limpio en una decena de kilómetros a la redonda, así que tengan paciencia mientras busco y selecciono una patrulla acorde con nuestras necesidades. Esto último lo digo sonriendo, mientras me dirijo hacia los primeros puntos que me muestra el radar. Es un avance lento, ya que no sigo un vector de aproximación directo, si no que voy realizando trayectorias curvas en forma de onda con objeto de asegurar el terreno por el que ya he pasado, para evitar así una emboscada.
Estoy volando por territorio hostil, durante unos veinte minutos cuando llego al radio de Exclusión que nos dijo Weiss, a unos dieciséis kilómetros del nido, mi radar está saturado de puntos que reflejan bichos en las cercanías de su ciudad-nido, pero por suerte ese no es mi objetivo.
Apenas a cinco minutos después de captar la saturación, y por suerte cuando me desplazaba en dirección noroeste, por suerte porque aquí el radar ya no se halla saturado, surge una escuadrilla de cuatro bichos disparándome con sus rifles TK. Automáticamente comienzo una maniobra “evasiva”, lo de evasiva es de guasa, ya que si pusiera los motores a todo gas seguro que dejaba atrás a esos bichos en dos segundos, pero estoy ahí para que crean que me pueden coger. Por cierto que deben de estar muy cabreados, porque me disparan como si fueran los dueños de una fábrica de munición. Por suerte mi fiel armadura y mi pericia como piloto, evitan que reciba ningún impacto.
De vez en cuando realizo un giro para dispararles yo también, un derroche de mi escasa munición ya que no les provoca daños aunque los cabrea más, y me siguen con más mala leche, a pesar de la tensión que soporta mi cuerpo, consigo formar una sonrisa en mis labios, justo cuando detecto que la computadora de abordo me dice que baje el ritmo que me van a explotar las arterias, si bien no estoy como si estuviera tomando el sol en una playa tropical, esas advertencias son para novatos que no tienen ni mi fortaleza ni mi experiencia de combate, así que las ignoro. Abro el canal de radio e informo de mi llagada a Arik en unos segundos y de que me siguen "un póquer de X-Rays".
Arik asigna los blancos y yo los conduzco hasta la zona de exterminio, haciendo una maniobra de medio tonel para salir de las líneas de tiro del grupo. En un segundo se desencadena una tormenta de fuego que acaba con tres de los cuatro bichos, en el momento que me giro para perseguir al cuarto cuando comienza a huir, se escucha una detonación potentísima y al instante estalla la cabeza del bicho salpicando de materia orgánica varios metros alrededor.
Tras recoger los cuerpos los llevamos a unas rocas planas que harán de mesa de disección para que Weiss pueda extraer la glándula que busca. Un espectáculo nada agradable de peor olor, mientras está en plena extirpación Weiss hace notar que el olor a muerte de los bichos puede extenderse varios kilómetros a la redonda, a lo que Daeron responde solicitando que Arik, Erzebeth y yo creemos un perímetro defensivo con objeto de poder escapar con tiempo. Le digo que mi radar no detectaba presencias de enemigos en dieciséis kilómetros, pero que lo haremos.
No ocurre nada y con las glándulas ya en nuestro poder, Weiss dice que el contenido de las glándulas sólo será suficiente para tres personas, por lo que Daeron decide dividir el grupo en dos más pequeños, uno conformado por los que se introducirán en el nido y otro que será el encargado de esperarlos y preparar el camino de vuelta, así como de cubrir su fuga si fuera necesario.
Aunque vuelvo a presentarme como voluntario debido a mi capacidad innata de provocar alborotos vuelve a desecharse mi candidatura, con resignación lo acepto, ya que si los bichos atacan al grupo soy el único con la suficiente movilidad para atraerlos y alejarlos del grupo, aunque todos saben que esa será mi última acción suicida. De nuevo a la vez que se proponen cambios tales como que Mune se ofrece a ocupar el puesto de Daeron, pero éste lo rechaza, una vez conformados ambos grupos comenzamos nuestro acercamiento hacia el nido.
El primer grupo guiado por Erzebeth, comienza la marcha. En los rostros de ambos grupos se ve la preocupación y un atisbo de tristeza ya que esta puede ser la última vez que los del grupo nos veamos con vida. Cuando ha pasado un rato que estimamos prudencial desde que se han perdido de vista a los componentes del primer grupo comenzamos nosotros a movernos, tomo la cabeza del grupo volando lento a y baja altura rastreando todo con los sensores. Me siento inútil y frustrado porque no puedo estar en lo más peligroso de la misión, pero me consuelo sabiendo que si ellos fallan tendré mi oportunidad, aunque lamentaría morir ahora, he descubierto a unos nuevos amigos, creo que me estoy volviendo a enamorar y formo parte de un grupo que hace el bien por donde quiera que pasa, ahora que estoy disfrutando de mi vida morir no es una idea que me haga mucha gracia, pero desde luego no tengo miedo a la muerte.
Atrás han quedado la amargura de mi enfermedad, y la del horrible color de piel que ahora tengo, todo eso ha pasado a un segundo plano, mi enfermedad parece que ha remitido en este clima frío, salvo ligeros ataques de tos no he tenido más conciencia de que estaba ahí, y mi color de piel si bien aún sigue destacando incluso entre los D-Bees, no parece molestar a nadie e incluso por algunas de las miradas que he recibido en las distintas ciudades por las que hemos pasado por féminas del lugar quizá incluso resulte atractivo para esta gente acostumbrada a mutantes y aliens.
Mientras estos pensamientos giran en mi cabeza poco a poco nos vamos acercando al punto de espera fijado. Por el camino Arik controla las transmisiones del grupo de incursión y nos trasmite un resumen de lo que va ocurriendo con los camaradas adelantados, hasta que estos llegan al punto límite de acercamiento en los vehículos, desde ahora están solos y ya no tendremos comunicaciones por radio con ellos.
Pasa el tiempo, la espera es tensa y cargada de emoción los minutos se desgranan tan lentamente que su paso parece horas y las horas días. Cada cinco minutos pregunto a Arik si tenemos alguna comunicación del otro grupo, sigo insistiendo hasta que en su última contestación noto un deje de irritación en su voz y como el torso de su GB y su Boom cañón me miran amenazadoramente decido no volver a preguntar.
Apenas ha pasado media hora desde que el grupo de incursión dejó sus vehículos y avanzo a pie hacia el interior del nido, cuando de repente, supongo que por la tensión a la que estaba sometido, comienzo a toser incontroladamente, parece ser que la maldita enfermedad estaba esperando un momento de debilidad por mi parte para volver a la carga. Durante un segundo pierdo el control de la SAMAS, y parece que voy a desplomarme contra el suelo, cuando con un esfuerzo de voluntad consigo hacerme de nuevo con los mandos y detener mi caída a tan sólo un par de metros del suelo, por suerte estaba a demasiada distancia del grupo como para que se hayan dado cuenta de mi desfallecimiento.
Comunico a Arik que voy a tomar tierra un momento para cambiarle el agua al canario, y que no se preocupe que será sólo un instante, mientras hablo a duras penas puedo contener la tos, y noto un dolor en el pecho que me está matando. Siento como la fiebre vuelve se enseñorea de mi cuerpo y comienzo a sudar, visiones de un pasado no muy lejano, ya que si lo fue el hecho de revivirlo por la intervención de aquel maldito genio del infierno, hace que sea muy reciente para mí.
Vuelvo a estar en Chi-Town, en un miserable barrio de las afueras. Apenas tengo doce años, pero sé que mi única salida, si quiero salir de este nauseabundo sitio es la de alistarme. Ante mí la oficina de reclutamiento, el único edificio que muestra un claro aspecto de cuidado y mantenimiento frente a los demás que aparecen con fisuras en las paredes y tantas capas de mugre y porquería que es imposible adivinar el color original de sus fachadas. La puerta se halla custodiada por dos Grunt con su uniforme reglamentario así como con sus armas prestas.
Al pasar siento como sus ojos fijan su mirada en mí al pasar junto a ellos como si quisieran ver qué es lo que hay dentro de mí. No me detienen y paso a una pequeña estancia en la que hay varios equipos informáticos, una mesa y dos sillas en la que se halla detrás de la mesa hay un oficial manco y tuerto. El miedo hace presa de mí cuando me examina con la escrutadora mirada de su único ojo sano, su rostro que parece trabajado en piedra presenta varias cicatrices, cuando habla su voz parece un trueno: “¿Qué haces aquí pequeño delincuente?”
El oficial me presenta un documento que como la inmensa mayoría de los habitantes de la Coalición no sé leer, pero eso no importa, cuando voy a plantar mi dedo impregnado de tinta en el lugar que me indica, sólo pienso en ahora podré salir de este maldito lugar. Veo como mi dedo va a plantarse, de pronto un destello de luz me ciega, cuando abro los ojos de nuevo me encuentro pilotando mi SAMAS. No sé cuánto tiempo ha transcurrido mientras estaba en mi ensoñación, pero no creo que haya sido más de una hora por la posición del sol, ya que casi no ha variado.
Vuelvo a la posición inicial, la tos ha remitido, pero la fiebre sigue subiendo. Siento como mi cuerpo arde y como la conciencia se va diluyendo, con mi último segundo de conciencia, activo el piloto automático en estacionario y me deslizo hacia las sombras.
Ya no estoy en la SAMAS, llevo el traje de recluta y estoy con un montón de críos que al igual que yo se han enrolado en el Ejército de la Coalición, la mayoría muestra una excitación creciente a lo largo del tiempo que transcurre en nuestro viaje en camión. Vamos bastante apiñados, calculo que seremos unos veinticinco. Algunos muestran en su cara el temor y otros la resignación, pero por las charlas que capto la mayoría somos voluntarios. Por fin el camión se detiene y se abre la trasera, un Sargento con una cara de perro pit bull y peor carácter se pone a gritarnos e insultarnos y nos dice que movamos el culo.
Los recuerdos se disparan y aceleran, pasan tres meses de atroz entrenamiento físico y disciplinario, casi inhumano. Por fin llega el día de las pruebas de tiro, fusil y pistola láser. Se nos entrega un cargador a cada recluta de cada arma, se nos ordena cargar las armas y realizar los disparos contra los blancos, en ese momento se levanta un recluta que no alcanzo a ver bien diciendo que se le ha encasquillado el arma, el Sargento se le acerca y cuando se halla a bocajarro el recluta abre fuego contra él volándole los sesos, y comienza a disparar contra sus compañeros. Yo realizo una esquiva en la que pierdo mi fusil, pero mientras esquivo desenfundo mi pistola y abro fuego vaciando la célula energética en su pecho, mi rápida reacción me ha hecho escapar ileso mientras contemplo el cuerpo sin vida de mi compañero de litera, que tiene el pecho abierto y está agonizando.
Todo esto ha pasado en apenas un segundo, cuando el oficial del puesto de tiro se acerca con guardias armados todo ha acabado y las declaraciones del resto de compañeros me exculpan de lo ocurrido.
Al día siguiente soy llamado a presencia del Comandante del campo de entrenamiento, el cual me dice que mi actuación merece elogios y que como recompensa ha pedido mi traslado al cuerpo de Comandos. Mi hoja de servicios es ejemplar y mi actuación de ayer le ha convencido de que soy un soldado excepcional. La emoción y la alegría se reflejan en mi rostro al oír esto, voy a formar parte de las tropas de elite de la Coalición. Eso me reportará gloria, fama y un sin fin de beneficios dentro de la sociedad de la Coalición, por no decir que tendré acceso a la mejor tecnología humana del mundo.
Siento la radio, la fiebre cede y la conciencia vuelve, es noche cerrada han debido de pasar bastantes horas, la radio trasmite, mi conciencia se agarra a ese mensaje para hacerme volver: - ”Aquí Arik, recibida comunicación de Balwind. Necesita ayuda, le persiguen varios grupos de Xiticix”. - Mi mente se aclara vuelvo a ser yo en el aquí y el ahora.
La SAMAS responde a mis órdenes, máxima potencia rumbo a las coordenadas de intercepción establecidas, todos los sistemas activados. Navegación, detección y armamentos activos y listos. Veo que los demás también están ya en movimiento.
Tardo menos de un minuto en llegar a la posición de mi hover furgón permanezco estacionario mientras identifico blancos y transmito coordenadas de fuego a Arik así como el vector de aproximación tanto nuestro como el de los bichos. Apenas pasan unos segundos cuando Erzebeth se une y también da escolta al vehículo del grupo de incursión. Al cabo de un minuto Rolando e Indira se unen a nosotros.
Pido instrucciones a Arik, el cual ordena seguir huyendo hacia su posición cuando estamos a apenas ciento cincuenta metros del GB, Balwind para y el grupo desciende. El vehículo toma tierra y yo me preparo para abrir fuego.
Balwind crea un campo protector y Daeron una luz mágica mientras Arik hace tiro al bicho derribando a dos antes de que lleguen a nuestra posición. En cuanto se encuentran a alcance abrimos fuego Balwind y yo sobre el mismo objetivo. Seguimos abriendo fuego hasta acabar con los del primer grupo. Arik sigue derribando bichos. Cuando no quedan más que tres abandono el campo protector, acelero y en cuanto el telémetro me indica que están a distancia de tiro remato al que parece más dañado.
Devuelven el fuego, pero consigo esquivarlos, aunque en su siguiente disparo uno de ellos consigue impactarme. Pero al final son destruidos y mi SAMAS sólo tiene un pequeño rasguño. Abandonamos la zona cagando leches, es un decir ya que el Battlebringer es bastante lento. Arik y yo formamos el grupo de retaguardia.
Avanzamos hacia Iron Town, descansamos con las primeras luces del alba, será un descanso corto ya que no queremos que una posible partida de caza de los bichos nos pille en campo abierto porque difícilmente podríamos acabar con más de treinta bichos y eso a costa de unas grandes pérdidas para el grupo. Tomo parte en la primera guardia y aunque estamos todos bastante nerviosos y yo no paro de examinar el perímetro tanto visualmente como por los sensores no parece que haya peligro. Así en cuanto termina la guardia me voy a sobar ver si consigo que desaparezca la fiebre, como siempre si bien mi enfermedad no me ha incapacitado para la lucha sí me ha puesto en un serio compromiso.
Durante el resto del día avanzamos más tranquilos ya que durante las guardias no ha habido ningún incidente ni hay rastro de los bichos. Por el camino Daeron pone al resto del grupo en antecedentes de todo lo que descubrió en su incursión al nido, a cuya luz mis “descabelladas” teorías entorno a que la Coalición estaba detrás de usar a los bichos como fuerza de choque contra la Baronía parecen quedar demostradas. así tal vez en futuras aventuras se tenga en cuenta mi genio como estratega militar.
(Os lo decía yo cacho burros y los delta green esos, seguros que eran grupos de limpiezas de pruebas de la Coalición).
Durante las guardias también salió a la luz que el doctor Krug bien podría estar implicado, ya que sentía un enorme resentimiento contra los bichos por el asesinato de su familia a manos de los bichos, si bien Weiss se niega aceptar esta posibilidad, Mune parece tenerla muy en cuenta, y por ahora las intuiciones del joven aprendiz han resultado acertadas, excepto en que me contradijo cuando expuse la teoría de la conspiración coalicionista contra la Baronía usando a los bichos como fuerza de choque. Así que será algo para tener en cuanta, tal vez visitemos la granja del doctor pirado ese.
A la llegada de la noche acampamos en un bosquecillo, al abrigo de los árboles. Se montan las guardias, pero cuando Erzebeth se hallaba de guardia, se oye un grito y Badlwin se gira y todos dirigimos nuestras miradas a hacia donde Bal se ha girado y vemos aparecer a los que parecen ser unos humanos de cabeza rapada y rostro feroz surcado por tatuajes, tanto sus armaduras como sus armas son heterogéneas y de muy distinto origen, en sus ojos brilla la sed del combate o de sangre, es un fulgor que espantaría a cualquiera, pero no a curtidos aventureros como nosotros. Rápidamente mi mano va hacia la pistola al ver que el que parece ser su líder mantiene a Erzebeth inmovilizada contra su pecho, tan grande como un tonel, tapando su boca con sus manazas, esa imagen me hace arder de rabia y a duras penas me puedo contener para no volarle la cabeza, sólo el hecho de Erz esté en sus manos le mantiene con vida.
Habla dirigiéndose al grupo: “Creo que habéis perdido un precioso animalito". A esto Mune asustado exclama al verlos: "¡Psi-Stalkers!" El gigantón sigue hablando diciendo que estamos en su territorio, y que le demos una razón para que no nos liquiden y se alimenten de nuestros magos. El resto de la conversación se pierde en el aire, la ira que está a punto de consumirme mientras veo las sucias manazas del gigantón oprimiendo a Erz. Sólo sé que cuando Bal me señala es hora de que le haga pagar su afrenta.
Ambos nos despojamos de la armadura y de las armas, giramos en círculos. Estudio a mi oponente, su musculatura súper desarrollada, sus movimientos, mi mente arde con el deseo de la lucha, pero recuerdo mi primer enfrentamiento con Gombuk en aquellos veinte días de inactividad, recuerdo como su salvaje técnica de combate cuerpo a cuerpo me sorprendió y me venció. Mi actual oponente emana ese mismo aire de fiereza y sus movimientos son ágiles y fluidos.
Veo una brecha en su guardia y me lanzo al ataque intento derribarlo girándome de espaldas para cortar su recorrido y lanzo una patada de barrido, pero parece adelantarse a mi movimiento y consigue esquivarlo saltando. Aprovecho para seguir con mi ataque y le propino una fuerte puñetazo buscando su plexo solar, pero golpeo en su abdomen duro como el hierro y encaja el golpe como si nada. Me responde con una fuerte patada lateral hacia las costillas que logra desequilibrarme, retrocedo un metro y tomo la distancia de oponente mi técnica es superior, pero su ferocidad y fuerza son superiores a las mías.
Si entro en un combate cerrado llevo las de perder, y ahora no puedo perder, Baldwin me ha elegido como campeón del grupo y no voy a fallar, intento utilizar mis conocimientos de judo para proyectarlo y derribarlo, pero continuamente consigue zafarse, es más rápido de lo que había pensado. Entonces oigo una voz en mi cabeza, es la voz de Gombuk: “Así no lo vencerás debilucho rosita, lucha como un animal, como un buen orco, recuerda lo que aprendiste de mí”. Quedo un momento como aturdido por oír la voz de un fantasma, momento que aprovecha Garra Negra para derribarme e inmovilizarme en el suelo con su rodilla contra la carótida. La voz vuelve a hablar: ”¿Te ha vencido, humano? Suelta la bestia de tu interior demuéstrale que combatiste con un gran orco y le venciste con las manos desnudas, lucha contra él como lo hiciste contra mí.”
Recuero mi primera victoria contra Gombuk, recurrí a la ira y la frustración de mis derrotas a sus manos, combatía contra él como lo hice contra Khorgan Destino Oscuro, como en un duelo de esgrima, pero con puños y piernas, pero Gombuk encajaba y contraatacaba con salvajismo, no como Khorgan. Tardé una semana de dos derrotas diarias en poder vencer a Gombuk y lo hice con sus propias armas, con fiereza y furia, pero al contrario que él yo no perdía la cabeza.
Unas palabras del Psi me devuelven a la realidad, es su oferta de rendición, parece confiado en su victoria, así que relajo el cuerpo, me revuelvo lanzándolo por los aires, me levanto de un salto y miro a mi oponente a los ojos. En su mirada noto la sorpresa de ver la furia en mi rostro. Me lanzo al ataque sin cuidar la defensa sólo tengo un objetivo: Vencer. Lanzo el grito de guerra de Gombuk y me convierto en un huracán de golpes, de patadas y puñetazos. Pillo por sorpresa a mi oponente, haciéndole recular hasta un tronco donde lo acorralo, que reacciona lanzando una serie de golpes con la manos en forma de garras que arañan mi pecho y mi cuello y me hacen retroceder unos pasos.
Lanzo el ataque final, ya no soy yo, sino la fiera que hay en mí. Toda la ira, todo el temor, toda la tensión de los últimos días aflora, todo ello canalizado por mi entrenamiento de Comando me convierten en una máquina de matar dispuesta a acabar con mi adversario, por cada golpe que recibo le propino tres y hasta cuatro en una serie consecutiva de directos de izquierda y derecha. Mi oponente desfallece y justo cuando iba lanzar el golpe mortal la potente voz de Baldwin grita basta, haciendo un esfuerzo sobrehumano y recurriendo a toda mi fuerza de voluntad domino la furia y vuelvo al control de mi persona. Me retiro del semiinconsciente Psi y veo como cae apoyada su espalda contra el tronco del árbol en que lo tenía arrinconado.
Ahora el dolor me envuelve. Miro mi pecho que sangra por varios arañazos, uno especialmente largo y profundo que surca mi hemitórax derecho, justo por encima del corazón. Las palabras que se dicen se pierden en mi mente tras un velo de dolor, me siento muy cansado de repente, casi al borde de la extenuación. Retrocedo un poco más y siento las manos de Mune, que me lleva a sentarme cerca de la hoguera donde se dedica a curar mis heridas. También se le une Erzebeth y el hecho de sentir sus manos sobre mi cuerpo hace que me sienta reconfortado. Tanto como cuando me dedicó aquella sonrisa por haberle salvado la vida, en el enfrentamiento con los bichos. Creo que me estoy enamorando profundamente de esa Bella exploradora elfa.
Rendido por el combate duermo hasta la hora de mi guardia, la última, un sueño gratificante y reparador como no había tenido desde la muerte de Elis. He vencido, he sido el paladín del grupo y he vencido, una exultante felicidad por el deber bien cumplido colma mi ser y me siento bien conmigo mismo, me estoy resarciendo de mis pasados errores y cada vez más muestro mi valía dentro del grupo. Gracias, Gombuk, jamás olvidare lo que aprendí contigo lo que en la batalla de anoche me otorgó la victoria.
Martes, 27 de septiembre de 104 PA:
Después de desayunar recogemos el campamento y partimos de nuevo, retomando nuestro viaje a hacia Iron Town. El viaje transcurre tranquilo, hasta que llegamos a las inmediaciones de la ciudad donde el espectáculo que nos espera es aterrador, un enjambre de bichos ataca la ciudad. Una nube que oscurece el sol de la mañana, del grupo principal se desgaja una docena de bichos que se dirigen a por nosotros.
El terror paraliza por un segundo mi cuerpo, y después todo estalla en un endiablado torbellino de plasma, láser y espadas de bichos. La magia y la psionica nos envuelven en protectoras barreras para preservar nuestras vidas.
Una vez pasado el primer momento de terror consigo reaccionar a tiempo de ver como Balwind cae abrumado por cuatro bichos y como casi decapitan a Erzebeth. Enfurecido, disparo mi cañón de plasma, eliminado a uno de los que ha derribado a Baldwin. Rápidamente me pongo a recargar mientras la vorágine del combate gira a mi alrededor, una vez recargada mi arma disparo medio cargador contra otro de los que acosan a Baldwin, busco otro objetivo sobre el que disparar cuando la detonación del Boom cañón de Arik ensordece a todo el grupo. Un poco aturdido selecciono mi siguiente blanco, el que parece menos herido de los dos únicos oponentes que quedan en pie, al cual derribo en una nube de plasma al rojo blanco.
Dejo caer el arma y desenfundo a toda velocidad mi pistola láser descargando por completo su célula de energía sobre el bicho restante, aniquilándolo. Enfundo el arma y me dirijo a hacia la elfa que yace en el suelo con la cabeza casi separada de su torso, rápidamente le aplico una dosis de IRMSS y milagrosamente consigo estabilizarla, doy gracias a dios porque me ha permitido arrancarla de las garras de la muerte.
Daeron se hace cargo de los heridos junto con Mune, mientras los demás recargamos las armas y aseguramos un perímetro de defensa aunque los bichos parecen huir. Ahora me doy cuenta de que Weiss ha caído en el combate y que su cuerpo destrozado yace a unos metros de mí.
El combate apenas ha durado unos minutos, pero los daños causados en ambos bandos han sido enormes, la destrucción es abrumadora. Rápidamente ingresamos a Erzebeth en el hospital, el medico que la atiende nos dice que ha sido un milagro que no haya muerto, incluso con la tecnología médica que tenemos a nuestra disposición.
Es la hora de informar de todo lo que hemos descubierto hasta el momento, como en todas las ciudades como hasta ahora hemos recibido todo el apoyo de la población local tanto a nivel de reparaciones como de avituallamientos y municionamiento, dentro de las posibilidades que la ciudad tiene.
Tras comentarnos las peculiaridades típicas de la ciudad así como brevemente su historia, Arik se va a la estación de radio para informar al consejo de la Baronía y para pedir información sobre Krug. Tras recibir el informe de los servicios de inteligencia, Arik vuelve y nos informa tras lo cual procedemos a votar el entierro de Weiss y de Gombuk en la ciudad. Se acepta por mayoría que el entierro se produzca en la ciudad y que se haga con todos los honores, por mi parte cuando me toca el turno de hablar me refiero a él como un buen camarada que me enseñó a dejar libre la fiera que en nuestro interior anida.
Por la noche y en votación se comenta nuestro próximo paso, que por mayoría será investigar la granja de Krug, lo que dará tiempo a que Erzebeth se recupere y además nos permitirá seguir nuestro curso de acción actual.
Tras tomar la decisión todos nos vamos a dormir, es hora de descansar después de tan movido día y mañana debemos de partir.
Miércoles, 28 de septiembre de 104 PA:
Madrugamos y vamos a recoger nuestra munición, y a despedirnos de nuestra compañera herida y del alcalde antes de partir para internarnos de nuevo en territorio bicho, la granja objetivo de nuestra “excursión” se halla a treinta y dos kilómetros dentro de territorio enemigo.
Por suerte nuestro viaje resulta tranquilo y llegamos sin incidentes a la propiedad de Krug, aunque ha sido duro sorteando patrullas de bichos y buscando la mejor manera de llegar al lugar ya que no había ni caminos ni sendas ni nada para llegar a la granja.
La propiedad muestra un claro aspecto de abandono, dejamos nuestros vehículos a cierta distancia, y procedemos a acercarnos con cuidado, puede que sea una trampa y ya ha habido suficientes bajas en el grupo por esta misión, llevo el exoesqueleto y el eyector de plasma, por si las moscas. En cuanto estamos más cerca se ven señales de haber estado el lugar muy concurrido, ya que el terreno presenta el aspecto de haber sido bastante transitado tanto por humanos o humanoides a pie como por vehículos ya que la zona posterior al invernadero presenta claras huellas de haber sido usada como helipuerto de campaña.
Tan sólo de todo el perímetro de la propiedad se ha respetado la tumba de los Krug, una inspección profunda de lugar nos lleva encontrarnos con la horrorosa verdad, el invernadero ha sido utilizado para desarrollar una planta específica o algo así. En el laboratorio Daeron recoge una serie de informes que parecen importantes, fotos de autopsias de bichos y un disco de ordenador.
Tras recoger todo aquello que nos parece útil, el E-Clip del C-12 también, vamos a investigar el invernadero con más detalle, aunque parece que en una primera inspección el contenido del invernadero se haya reducido a cenizas, Daeron entra y se dispone a investigar las cenizas cuando se topa con una planta que no ha ardido la cual sume al mago en una nube de polvo en cuanto éste la toca, poniéndose inmediatamente a estornudar. Sujeto a Indira mientras sello el Exoesqueleto por si pudiera ser venenoso, pero parece que aparte de estornudar, Daeron no presenta ningún otro síntoma. Pero el más aterrador de nuestros descubrimientos se produce en el granero, cuando Mune descubre un enorme montón de cuerpos putrefactos, unos doscientos. Los ciudadanos de la Baronía desaparecidos, sus cadáveres amontonados muestran evidentes signos de putrefacción, un dantesco espectáculo capaz de conmover al más duro soldado.
Daeron se dobla sobre sí mismo y comienza a vomitar, aparece afectado por el espectáculo, pero al ponerse su rostro ceniciento y sus esputos a estar teñidos de sangre rápidamente todos asociamos su estado a la nube de esporas que recibió hace un rato. Sin dudarlo un momento lo recojo, ya que soy el único con protección medioambiental completa. Se le aplica un RMK, pero el diagnostico falla. Alejo un poco a Indira y a Rolando, y llevo al enfermo al hoverfurgón donde lo atendemos lo mejor posible, sus constantes se debilitan por segundos.
Cuando vuelven los demás y Baldwin nos informa de su horrible descubrimiento nos ponemos en marcha. Resulta prioritario ingresar lo antes posible a Daeron en un hospital. Me pongo la SAMAS y encabezo el convoy de vuelta a Iron Town. Forzamos la marcha a tope y llegamos de noche a la ciudad.
Rápidamente ingresamos a Daeron, aprovechando para ver cómo va Erzebeth, le hacemos una visita y aunque consciente se halla postrada en cama, sin poder moverse o siquiera hablar. Ver a la bella elfa en esa situación me parte el corazón, creo que cada día me gusta más. Uno de sus compañeros de habitación ha fallecido y le transmitimos nuestro pésame a la familia que aún queda en la habitación.
Tras la visita al hospital se informa al Acalde de todos nuestros descubrimientos y de allí directamente a la estación de radio donde informan al Barón de todo lo ocurrido y descubierto, nos felicita por haber hecho tan buen trabajo y nos pide que nos desplacemos de nuevo a la capital tan pronto como nuestros heridos nos lo permitan.
Esa noche volvemos a dormir en la casa que nos acogió la noche después de la batalla. El patriarca de la familia ha muerto debido seguramente a causa de no superar la emoción de los recientes acontecimientos. Con toda nuestra mejor intención se le ofrece una pequeña ayuda a los Winterfell, que a duras penas conseguimos que acepten.
Cuando todo el mundo está dormido, me despierto y me visto rápidamente. Durante este tiempo en mi mente se ha fraguado un plan, no es una acción moral demasiado buena, ya que en el pueblo hay muchos heridos, algunos tan graves que lo que voy a hacer posiblemente sea la causa de su temprana muerte, pero estamos en guerra y en la guerra hay veces en que se deben de hacer sacrificios.
Me deslizo furtivamente hasta el hover furgón, y allí tomo los IRMSS de Daeron, voy a inyectar una dosis tanto a él como a nuestra compañera herida, quiero que ambos se recuperen. Sé que probablemente esté actuando de un modo egoísta y que todo cuanto me diga, sean argumentos consistentes y racionales tales como que el jefe del grupo se haya en peligro y que nuestra exploradora es imprescindible para el grupo o los personales, mi deuda de honor con Daeron tras liberarme del Gremio de Magos de DarkGate o mi cada vez más creciente amor y deseo por la bella elfa, no aliviarán mi conciencia de lo que voy a hacer, pero la decisión está tomada.
Me introduzco como una sombra en el hospital y primero me dirijo a la sala de Erzebeth, allí encuentro a todo el mundo dormido y sin ningún problema le inyecto la dosis. Furtivamente salgo de la sala y me encamino a la de Daeron. Al entrar contengo la respiración y tapo toda mi piel para evitar un posible contagio, rápidamente me acerco a él y le inyecto otra dosis de IRMSS, aunque no tenga heridas seguro que los nanocirujanos le harán bien.
Una vez terminada mi labor, salgo por la puerta principal utilizando la gente para evitar preguntas, ya que hay una multitud de personas entrando y saliendo. Vuelvo a la casa de los Winterfell y me acuesto.
La fiebre y la tos vuelven a la carga durante dos días y medio que paso postrado en cama, mi maldita enfermedad ha aprovechado mi cansancio acumulado para volver a hacerse con mi cuerpo. Dos días de dolor y delirio.
Sábado, 1 de octubre de 104 PA:
Parece que hoy es el día de las altas. Tanto Daeron como Erzebeth reciben el alta del hospital y yo me encuentro en condiciones de reanudar nuestro camino a Markeen City.
Durante el trayecto nos encontramos con la columna proveniente de Markeen City para reforzar las tropas de la ciudad de Iron Town, comandadas por el Capitán de la Guardia de Markeen. Tras informarle de la situación de la ciudad tras el ataque y explicarle en persona los descubrimientos que hicimos en la granja Krug, nos despedimos con el regusto amargo de no reforzar con nuestras personas la guarnición de Iron Town, ya que seguro que seriamos de ayuda en un posible ataque de los bichos sobre la ciudad de nuevo.
El viaje transcurre sin incidentes y a buen ritmo, lo que nos permite llegar a Markeen City sin contratiempos esa misma noche.
Domingo, 2 de octubre de 104 PA:
A primera hora somos conducidos al castillo a presencia del Consejo de la Baronía, tras las formalidades de rigor el Canciller ofrece a Daeron nuestros “honorarios”, más una pequeña gratificación, y nos dice que si estamos interesados en ayudarles a capturar a los culpables.
Dado que la Baronía, no dispone de los medios y recursos necesarios si queremos continuar con la misión debemos de trasladarnos al reino de Tolkeen y allí ponernos en contacto con su Servicio de Inteligencia, el Canciller nos dice que tanto el transporte como todos los tramites se nos facilitarán por la propia Baronía, el transporte sería una nave de mercancías de la Baronía que nos permitiría transportar todo nuestro equipamiento.
ACCIONES FUTURAS:
Fin del Turno 40 de Shidi.
Thomas Covenant: Rifts: Turno 40:
Thomas va a DarkGate (El reencuentro con el maestro).
Al fin llegamos a la ciudad de DarkGate, tras semanas enteras viajando entre ciudades y pueblos del desierto, al fin hemos llegado a la ciudad a la que yo quería ir. Si me hubieran dicho desde un principio que no pensaban ir directamente a DarkGate, sino que primero iban a pasar por todos esos pueblos no hubiera decidido acompañarlos en su viaje. Me han retrasado mucho, aunque si lo miro por el lado bueno, el cambiar tanto de rumbo puede haber servido para que los agentes de Ellos me pierdan finalmente la pista.
Durante el viaje he tenido la oportunidad de reflexionar sobre las acciones que hasta ahora han intentado Ellos contra mí. Hasta ahora se han contentado con enviarme bandidos Psi-Stalkers y con ello lo único que han conseguido es destruir mi belleza, intentando que eso me hiciera derrumbarme por mí mismo, intentando socavar mi fuerza interior para que yo mismo me hundiera en el pozo de la autocompasión. Pero no, eso no ha sido suficiente. Hace falta mucho más para lograr doblegar la fuerza de voluntad de Thomas Covenant, el Mago Sin Rostro. Además ahora cuento no sólo con el poder del anillo, sé que en alguna parte el mago al que pertenece este cuerpo sigue luchando por nuestra supervivencia. Es más, algunas veces siento como su fuerza me invade y entonces soy capaz de recordar cómo era él, cómo éramos nosotros. Aunque sé que tratarán de atacarme por otros medios. Al ver el fracaso de sus otras tentativas probarán con nuevas artimañas. Como aquel estúpido de hace dos pueblos que intentaba leerme el pensamiento, no paraba de mirarme a los ojos, inspeccionando a través de mi máscara. Le arreé un puñetazo, pero estos dos me separaron. Empiezo a pensar que podrían ser también agentes de Ellos. Muchas veces aparentan ser gente inocente, o incluso puede que Ellos los tuvieran controlados sin que lo supieran. Tenía que haber revisado su espina dorsal, ese es el lugar donde ellos depositan el organismo parásito para ejercer su poder mental.
¿Por qué si no me evitaban que llevara a cabo mi misión? Cada vez que descubría a uno de Ellos, me impedían que les descubriera como lo que realmente son. Me sacaban del local o me tapaban la boca. No quise hacerles daño porque pensé que no tenían nada que ver. Incluso les revelé parte de la información que tengo acerca de la conspiración que Ellos estaban llevando a cabo, de mis sospechas acerca de la colaboración secreta que llevan con los Otros.
No les mencioné nada acerca de lo que verdaderamente son los perros, los gatos y ese tipo de alimañas, si supieran lo que son realmente, no lo soportarían. No todo el mundo está preparado para asimilarlo. Esas criaturas son aquello a lo que más temo, porque son indestructibles, nadie podría acabar con ellos y su influencia. De hecho ya empezaron su invasión mucho tiempo atrás, puede que incluso ya hubiera empezado cuando yo era Thomas, el periodista. ¿Cómo pude estar tan ciego y no darme cuenta?
DarkGate, la ciudad de la que huía y la ciudad a la que debo volver. Me uní a un grupo de aventureros con la intención de que ellos me alejaran de la maldad que habita en esta ciudad. Esta ciudad está infectada por la abyecta presencia de Ellos. Puede que ésta sea la ciudad donde lo organizan todo y de no ser así, sí que es muy probable que esta ciudad sea uno de los puntos clave en el organigrama configurado en la sombra por Ellos. No me gusta esta ciudad, pero aún así he de dar con Alvaris, mi maestro. Él podrá ensañarme algún que otro hechizo que me ayude en mi misión. Puede incluso que encuentre otro grupo de aventureros al que unirme, aunque esta vez me fijaré mejor para que ninguno de Ellos entre en el grupo. El secreto de mi misión es vital para la consecución de la misma.
El Secreto. Sí, eso es lo que ellos quieren, quieren mantener el secreto. Por eso intentan acabar conmigo. Ahora lo entiendo, pero entonces lo estoy haciendo todo al revés. No debería ocultarme. Bueno, de sus agentes sí. Pero debo comunicar el conocimiento que poseo a la gente. Aunque es posible que ya sea tarde para esta ciudad. Debo encontrar gente que esté dispuesta a recibir mi mensaje y apoyar mi causa. Voy caminando por las calles de DarkGate con la cautela de aquel que no quiere ser descubierto. Creo que nadie se ha dado cuenta de mi presencia, pero por si acaso he de tomar precauciones. Esto de aquí servirá, papel de aluminio, justo lo que necesito para que sus agentes no puedan leerme el pensamiento. El aluminio es capaz de frenar las ondas mentales de mis adversarios, aunque es probable que me perjudique a la hora de lanzar hechizos, por lo que de querer hacer uso de ello deberé desprenderme de él. Creo que si lo dispongo en forma de corona podré obtener todos los beneficios que el aluminio me proporciona y será fácilmente desprendible en caso de que quiera lanzar un hechizo, además como va oculta por el pelo, Ellos no se darán cuenta de que sus acciones son inútiles y no me considerarán un sujeto sospechoso.
Desde el callejón en el que me encuentro alcanzo a ver una cara conocida. Es Emil, aquel elfo rubio, el líder de mi anterior grupo aventurero. Todo empezó a ir mal cuando él dejó de estar al mando, por lo que lo más seguro es que él no haya sido atacado por Ellos aún.
Él se gira buscando a aquel que lo llama. Es sorprendente que entre el bullicio de la gente haya podido escucharme, pero sospechaba que él podría. Mejor, así no tengo que llamar la atención.
Me dirijo rápidamente al Gremio de Magos y allí me inscribo para el equivalente al Curso de Técnicas de Combate Avanzadas que hay para magos. Además me dan la dirección de Alvaris, ya que ser miembro del Gremio me da derecho a cierta información. Supongo que será buena idea renovar mi acreditación como miembro del Gremio cuando el curso acabe.
Llego a la dirección que me han indicado en el Gremio de Magos y llamo a la puerta. Tras unos segundos salen a recibirme.
Después de unos minutos en los que aquel chiquillo entra en la casa para preguntar si puedo pasar vuelve y me dice que entraré. No sé cómo es Alvaris, ya que en realidad yo no he sido su alumno, sino que lo ha sido el mago, por lo que esperaré a que me indiquen quién es, pero sin dar a entender que no lo sé.
Finalmente me llevan a una sala donde varios aprendices practican juntos algunos conjuros sencillos. Parece como una especie de gimnasio, pero en lugar de los típicos aparatos de gimnasia, todo está rodeado de diversas estanterías y símbolos mágicos de todo tipo; por lo que más que un gimnasio yo lo calificaría como una biblioteca o un templo de algún dios desconocido. Lo más extraño es que tengo la sensación de haber estado aquí antes y la mayor parte de lo que hay aquí me resulta muy familiar. Seguramente el mago me está ayudando, mi anillo brilla muy levemente.
Al fondo de la sala se encuentra Alvaris, lo reconozco aunque no le había visto en mi vida. Claro que no es excesivamente difícil, ya que es el más anciano de todos. Por un momento pienso que podría ser un truco para engañarme y que el verdadero Alvaris es en realidad uno de los chiquillos con aspecto de aprendices. Usar la magia para saber si mis sospechas son ciertas no serviría de mucho ya que seguramente Alvaris tendrá un mayor control sobre sus poderes que yo. Además, el lugar en sí está completamente envuelto en magia, por lo que activar un hechizo de detección podría ser bastante perjudicial, sería como encender una cerilla en una gasolinera.
Destierro mis sospechas a un lado. ¿Por qué iba a querer engañarme mi maestro? Al fin y al cabo yo, o mejor dicho, este cuerpo, era el de su alumno. Me presento ante él.
Durante varias horas estuve relatándole a Alvaris mi historia. De cuando yo era un periodista del siglo XX. De cómo de repente aparecí en este mundo, con este cuerpo y con poderes mágicos. Le conté también lo que le había pasado al alma de su discípulo, la cual se hallaba encerrada en mi antiguo cuerpo; tal y como él mismo me había comunicado en el desierto no hace mucho.
Le conté mis aventuras con los Rifts Warriors y cómo por dos veces logré sobrevivir a la muerte. Y le conté también lo de la Conspiración. En muchos puntos de mi historia, Alvaris interrumpía mi relato y me preguntaba acerca de algún detalle en particular y yo le respondía encantado. Me preguntó sobre todo acerca del cambio de almas y después también se interesó por mi cruzada contra los alienígenas. De lo ocurrido con los Rifts Warrios no había demasiado que contar pues no estuve demasiado tiempo con ellos, y el que estuve fue la mayor parte inconsciente.
Voy directamente al Gremio de Magos para pagar el curso que ya había solicitado y después regreso a la casa de Alvaris, él ya se había ofrecido voluntario para acogerme en su casa cuando oyó mi historia, por lo que decido aceptar su oferta y no ser irrespetuoso. Además no tengo ningún otro sitio adonde ir.
Durante los tres días siguientes paso las mañanas aprendiendo el hechizo de Alvaris. Respirar sin Aire, según Alvaris me será muy útil para mi lucha contra los alienígenas ya que en ocasiones ellos despiden gases tóxicos y en ese caso, puede que mi máscara de gas no fuera suficiente.
Por las tardes las paso concentrado en mi habitación. En este lugar la magia fluye más fácilmente y así mis ideas están más claras. Tanto que incluso me veo capaz de dominar el hechizo que Alexa me enseñara ya hace tanto tiempo. El hechizo de Aura Carismática, entonces no había sido capaz de dominarlo; pero este lugar me proporciona la calma necesaria para ello y creo haber alcanzado el nivel de comprensión necesario para poder dominarlo. Por lo que cuando salga de aquí, saldré con dos hechizos más en mi repertorio, el del maestro Alvaris y el de Alexa.
Pasan los tres días, es ya el día 30 septiembre. El día en el que comienzo el curso para mejorar mis habilidades combativas. No tengo ni idea de lo que me espera, por lo que he oído es muy duro. Sólo espero que el esfuerzo merezca la pena.
Acciones futuras:
Fin del Turno 40 de Thomas.