Partida Rol por web

Martes, día 9 de enero de 105 PA.

Halberd hace un desayuno contundente por si algún contratiempo les hace perderse la comida. Prepara algo de comida para el viaje y añade varios panes y latas de conservas a su equipaje.

Luego se presenta con el jeep en casa de Muxu.

-Estoy listo y a tu disposición.

Martes, día 9 de enero de 105 PA.

Cuando la puerta se abrió Halberd se encontró ante él con una Alcaldesa que no parecía ya la Alcaldesa del día anterior. La ropa sobria y elegante que solía llevar había dejado paso a una túnica impoluta, pero desgastada por el uso. Sobre ella una armadura que cubría poco más que su torso, dejando libres tanto manos como piernas y ceñido a la cintura un cinturón plagado de objetos entre los cuales destacaba una pistola de iones que Muxu dudaba si funcionaria y, de hacerlo, si recordaría cómo disparar. Por suerte hacía mucho tiempo que la había usado por última vez.

- Qué madrugador, Halberd. Y buenos días- añadió esbozando una sonrisa antes de apartarse para dejarle paso.- Pero no te quedes en la puerta, hombre. Pasa, por favor. Battun aun no ha salido de su habitación y Jack aun no ha llegado, así que aun tenemos algo de tiempo.

La noche anterior lo había dejado todo listo a sabiendas de que si no lo hacía, si no lo dejaba todo atado y bien atado, no podría conciliar el sueño, pero incluso preparándose a conciencia no durmió del todo bien. Estuvo buena parte de la noche pensando, dando vueltas a demasiadas cosas, y cuando intentaba no pensar para conciliar por fin el sueño, no podía dejar de pensar en que estaba pensando en no pensar...

- ¿Has desayunado? ¿Quieres algo? Justo ahora estaba calentando algo de leche.

Una leche que no sabía cuánto tiempo aguantaría en su estómago. La seguridad que mostraba al actuar aquella mañana no era más que una fachada bien trabajada. Tras ella se ocultaba una casa cuyos cimientos se tambaleaban y en el centro de todo ello ella con la sensación de que el suelo se hundía irremediablemente bajo sus pies.

Tragó saliva y notó como esta le raspaba la garganta, como si algo se la atenazara. Y entonces automáticamente, como un acto reflejo, se llevó las manos al cuello buscando algo que ya no estaba.

- ¿Quieres un poco?- preguntó tras carraspear y aclarar su voz.

Martes, día 9 de enero de 105 PA.

-¿Muxu? - La alcaldesa lucía tan diferente a como lo hacía normalmente que a Halberd le costó unos segundos reconocerla. También él poseía una armadura, pero la tenía empaquetada en el jeep. Alternó un par de miradas entre su armadura y Muxu para concluir.

-Mejor yo también me pongo la armadura por lo que pueda pasar. Respecto al desayuno, he comido tanto que creo que seré incapaz de meterme en el cuerpo nada sólido hasta la hora de la cena. Pero si tienes, tomaré un café solo mientras esperamos a Jack.

Dicho esto, agarró su armadura y entró en la casa de Muxu para ponérsela.

​Martes, 9 de enero de 105 PA.

Al rato, Muxu y Halberd han acabado de desayunar mientras parece que el venerable maestro rátido se hace el remolón. Afuera en la calle se escucha con claridad el "run-run" del motor de la hover-moto del mercenario Ogro.

Se ha debido de levantar antes que Muxu y Halberd para prepararlo todo para la marcha.

Martes, 9 de enero de 105 PA.

Sirvió el café a Halberd antes de servirse ella misma un vaso de leche caliente con miel. En condiciones normales seguramente también ella habría optado por el estimulante, pero nerviosa como estaba ante el hecho de cambiar la seguridad de su hogar por la incertidumbre del camino, le venía mucho mejor el vaso de leche y la miel. Además era una de las pocas cosas que le ayudaba a aliviar las molestias de garganta cuya frecuencia iba en aumento desde el día anterior.

- ¿Crees que vamos a volver?- preguntó dudando si lo debía preguntar.  Su mirada puesta en el fondo de una taza que rodeaba con sus manos para reconfortarse en su calor, ese calor que durante el viaje, en las noches a la intemperie, le resultaría tan difícil de encontrar.

En ese momento una hover-moto rugió en el exterior interrumpiéndolos, y dado que tan solo había una en aquellos momentos en Santa Fe, esta solo podía pertenecer al ogro que Muxu había creído erróneamente que seguía descansando en su habitación.

- Da igual, es una pregunta estúpida. No hace falta que respondas, Halberd- intervino antes de que el enano pudiera responder- Ha llegado el momento. ¿Preparado para el viaje?- añadió antes de invitarle a que se adelantara hacia la salida tras ponerse ella misma en pie.- Después de ti, por favor. Tengo que recoger lo del desayuno.

Necesitaba un momento a solas; no para limpiar o recoger, no para ordenar... Necesitaba el momento a solas para despedirse de los recuerdos que poblaban una casa que no sabía si volvería a ver.

Martes, 9 de enero de 105 PA.

POR LA MAÑANA.

- Tras todas las despedidas y preparativos, el grupo está listo para partir.

- El Ogro Battun se adelanta con su hovemoto hasta la parte Este del pueblo, pues la mejor ruta es ir hacia el Este-Nordeste en dirección Santo Tomás a través del desierto arenoso para tratar de seguir después por caminos de tierra y restos de carreteras asfaltadas de antaño. Desde Santo Tomás es todo hacia el Norte.

- Todo el pueblo se reúne para despedir a la Alcaldesa, el Maestro y el Mecánico, y les dicen adios con la mano. Varias personas les dan cestas con comida y bebida.

- Con pesar, pero con resignación, Don Alberto accede a ocupar temporalmente el puesto de Alcalde además del de Alguacil. El pueblo se queda sin Mecánico, y las mujeres del pueblo tendrán que alternarse en el puesto de Maestro de Escuela.

- El lugar está especialmente bendito, por lo que Muxu confía en que sobrevivirán y seguirán prosperando.

- Mournfolk está especialmente silencioso desde hace lo menos un día.

- Finalmente, se dirigen a la salida del pueblo con el viejo Jeep Willys y siguen la estela de la hovermoto de Battun.