Miércoles, 10 de enero de 105 PA.
DE MADRUGADA.
Halberd arranca el motor y consigue poner en marcha el vehículo, guiándose en la poca luz gracias a su visión enanil. Se pone nervioso, al escuchar un terrible salto por encima de las cabezas del grupo y se sale del sendero, momento en que el viejísimo y venerable Jeep se atranca. Trata de arrancarlo, pero tan sólo consigue ahogarlo en gasolina...
Mientras al otro lado, lo que ha salta por encima de las cabezas de los tres ex-aventureros se pone en pie, extendiendo su cola y sus crueles garras, casi saboreando ya a sus blandas presas mortales en su anticipación por destriparlas y deleitarse con sus blandas entrañas.
/ SIGUE EN LA ESCENA: "BATALLAS DESESPERADAS".
- El funcionamiento allí es posts de naturaleza mecánica, con declaración de acciones y todas las tiradas necesarias, en un post "Sólo para el Director".
- Una vez resuelto el asalto, a posteriori, es posible narrar brevemente lo sucedido en el asalto anterior en un pequeño post narrativo que cuenta para el cómputo mensual de posts.
- Finalizado el combate, para bien o para mal, se hace un resumen narrativo más completo en esta escena.
Miércoles, 10 de enero de 105 PA.
DE MADRUGADA.
El coche arrancó pero no lo suficientemente rápido dando tiempo a que la criatura saltara al camino cortándoles el paso. Como si eso no fuera suficiente no habían recorrido ni diez metros cuando el coche se salió del camino y quedó quieto. Muerto se podría decir, el mismo destino que les esperaba a todos si no se enfrentaban a sus miedos y luchaban en lugar de reemprender una huida que ya resultaba imposible. Muxu fue consciente de ello nada más recuperarse del frenazo. Atrás quedaba el chillido que había soltado al ver saltar a aquello por encima, el terror inicial al escuchar los chasquidos de unas mandíbulas que reclamaban sangre. Su sangre.
Intentó calmarse. Necesitaba pensar rápido. Necesitaba recordar...
Hacía mucho tiempo que no se veía en una situación parecida. Escasas horas antes habría dicho que poco tiempo había pasado para su gusto, pero ahora le parecía demasiado. Había transcurrido una eternidad desde que dejara Darkgate llena de ilusiones, con la cabeza llena de pájaros, pero también de útiles hechizos recién aprendidos; hechizos que ahora necesitaba más que nunca.
Le costaba respirar. Cerró los ojos y sintió el dolor. Le dolía la garganta, allí donde conservaba un recuerdo de lo cerca que había estado de la muerte. Pero a pesar de todo había sobrevivido, así que por qué no convertirlo mejor en un recuerdo de su deseo de vivir, de sus ganas de aferrarse a la vida, de seguir adelante. ¿No era eso acaso más útil que amargarse, que regodearse en lo desgraciada que había sido?
Así tal cual, de forma tan estúpida y sencilla, llenó sus pulmones de aire y respiró con normalidad. La misma normalidad con la que a continuación lanzó un hechizo para protegerse. Y es que después de todo era una ley line walker, usar la magia para ella era tan natural como andar o respirar. Era eso lo que había olvidado y lo que no debía volver a olvidar.
Miércoles, 10 de enero de 105 PA.
DE MADRUGADA.
En los primeros compases del combate Halberd lo hizo todo demasiado lenta y torpemente. Después de ahogar el jeep en gasolina, insistió en arrancarlo agarrando la llave con dedos temblorosos. -Arranca por lo que más quieras. Arranca, arranca.-gimoteó.
Sólo cuando vió a Muxu abandonar el jeep comprendió el alcance de la situación y decidió imitarla. Recogió su pistola y salió para unirse a ella. Tenía los músculos agarrotados y hacía cada movimiento a cámara lenta. Apenas se colocó tras la alcaldesa, vio la monstruosa criatura saltar hacia ellos pero en vez de disparar se protegió estúpidamente la cara con los brazos - noooooo- afortunadamente la criatura rebotó contra el campo de energía y cayó unos metros más delante de ellos.
Halberd se sintió ridículo por su reacción, pero, aunque sabía lo que debía hacer, su cuerpo no le respondía. En ese momento hubiese dado por cualquier cosa por ser un juicer y tener un botón que inyectase en su torrente sanguíneo un cocktel de sustancias químicas que eliminasen su miedo, que le hiciese más rápido y más letal. No era un juicer y tan sólo podía apelar a su profundo deseo de sobrevivir y de proteger a Muxu que avanzaba por delante haciendo de escudo humano. - No me falles. Se dijo a sí mismo y levantó su pistola hacia la criatura.
Miércoles, 10 de enero de 105 PA.
DE MADRUGADA.
Al ver que la bestia se abalanzaba hacia ella, Muxu apartó la mirada preparándose para un impacto que nunca llegó. El hechizo había funcionado, y no podía haberlo hecho mejor. La criatura se desgañitaba chasqueando la mandíbula en busca del pedazo de carne que había esperado arrancar y que de momento no podía alcanzar pues ahora había alrededor de la maga un campo de energía protegiéndola, un campo que no iba a durar eternamente.
Con la adrenalina inundando hasta la última célula de su cuerpo y el corazón palpitándole de tal modo que parecía que se le fuera a salir del pecho sacó su pistola, vació sus pulmones y disparó al bicho. En esa ocasión no se paró a pensar cuánto tiempo llevaba sin hacerlo o si recordaría cómo, simplemente lo hizo, y con éxito. La alcaldesa de Santa Fe acertó. Pero no había tiempo para el regocijo, no era ni mucho menos suficiente para abatirla y lejos de frenarla, la bestia ahora parecía aun más decidida a derribar lo único que las separaba.
- ¡DISPARAD! ¡¡DISPARAD!!- gritó desesperada.
Halberd lo estaba haciendo. Al igual que ella hacía todo lo que podía. Pero Jack... ¿No se daba cuenta de que si quedaba allí parado sin hacer nada acabaría muerto? ¿Tanto le había afectado la noticia de su hijo como para no importarle perder la vida? ¿Acaso no se daba cuenta de que además de la suya había otras dos vidas en juego?
Miércoles, 10 de enero de 105 PA.
DE MADRUGADA.
A pesar de fallar el primer disparo a la criatura que atacaba sin éxito el campo de energía de Muxu, Halberd creyó que la situación estaba controlada y que entre él y la alcaldesa la acribillarían, sin demasiado esfuerzo, protegidos cada uno por su propio campo de energía. Pronto comprobó que el grigleaper tenía otros planes diferentes a dejarse acribillar o emprender la huída. Ante la atónita mirada de Halberd, la criatura se desentendió de ambos y saltó sobre Jack.
Al comprender el alcance de la nueva situación, se le hizo un nudo en la garganta. -Por Dios, me he desentendido de Jack y él no tiene campo de energía para protegerse.- Torpemente avanzó hacia Jack que se revolvía en el suelo tratando de zafarse del grigleaper.
Halberd quiso disparar apoyando el cañon de su pistola contra el cuerpo de la criatura pero esta parecía tener ojos en la espalda y le soltó un garrazó que abolló su armadura Crusader haciéndole tratabillar hacia atrás y fallar el tiro. Después de eso no se atrevió a volver a aproximarse y desde la seguridad de su campo de energía siguió disparando erráticamente mientras contemplaba lleno de horror e impotente como en sus propias narices la criatura destrozaba la armadura de Jack y le arrancaba las tipas para después borrarse en la noche a darse un festín.
Pasó un tiempo indeteminado mirando el punto por el que había desaparecido el grigleaper antes de poder reaccionar. Después y sin la menor reverencia se dirigió al jeep, para sacarlo de donde estaba y ponerlo en marcha.
-Démonos prisa. Puede haber más.
Con el motor del Jeep en marcha, envolvió el cuerpo de Jack con una manta, lo cogió en brazos y lo depositó con cuidado en la parte de atrás.
-Vámonos.
Arrancó y condujo en silencio durante largo tiempo. Cuando se llevó la mano a la cara para limpiarse el sudor, se dió cuenta de que había estado llorando.
Miércoles, 10 de enero de 105 PA.
DE MADRUGADA.
- “Tonta, tonta, tonta…”
Cuán idiota había sido al creer que podían haber ganado aquella batalla. Tan solo dos disparos exitosos habían bastado para hacerse falsas ilusiones, para enmudecer la voz de la experiencia que se desgañitaba gritando que en un combate siempre se perdía algo. La prueba de esa ingenuidad que creía haber superado estaba en el suelo frente a ella, una prueba a la que no podía dejar de mirar mientras lloraba desconsoladamente repitiendo con insistencia un nombre. Su nombre.
- Jack…
Sin fuerzas cayó de rodillas al suelo junto a lo que quedaba de aquel al que nunca más volvería a ver. Alrededor aún permanecía el hechizo con el que había esperado ganar tiempo aterrorizando a quien no sentía miedo porque era él quien lo causaba, un hechizo que había resultado ser tan inútil para el profesor de escuela como el campo de energía que la había protegido exclusivamente a ella y que había hecho que la criatura la ignorara y buscara a quien nada tenía que le protegiera. Tantos disparos desperdiciados contra aquel monstruo asesino que se había largado como había llegado, como si no fueran nada más que un insignificante obstáculo. Había conseguido lo que quería, su comida, y con ella se había alejado como quien se marcha tras arrancar una simple manzana de un árbol.
Allí en la rama habían quedado dos manzanas que en su impotencia se preguntaban qué podían haber hecho diferente para cambiar algo. Muxu temía la respuesta, temía que fuera “nada” porque si “nada” era qué más daba todo esfuerzo si el resultado no cambiaba. Por qué luchar si el dolor y el sufrimiento siempre llegaban. Y qué podía hacer ella para evitarlo…
Se cubrió el rostro y lloró con más ganas sabiendo que Jack hubiera tenido una respuesta capaz de consolarla cuando ahora ella no tenía nada con lo que honrarle. Ni siquiera podía rezar como él hubiera hecho. Y no es que no creyera, quería creer con todas sus ganas que estaba en un lugar mejor junto a su hijo, pero no podía porque estaba allí, porque lo estaba viendo y estaba muerto, y ella ni siquiera conocía una oración que dedicar en honor a quien en tantas ocasiones le había ayudado.
Muchas lágrimas derramó antes de escuchar la voz de Halberd, momento en que se levantó tras enjugarse las lágrimas.
- Tienes razón. Vayámonos.
Quería irse de allí, no mirar atrás, olvidar, pero sabía bien que no importaba lo lejos que se fuera porque lo ocurrido la perseguiría en la vigilia un tiempo y durante el resto de su vida en sueños.
Miércoles, 10 de enero de 105 PA.
DE MADRUGADA.
Tras la lucha, llegó en su hovermoto Battun, quien al parecer había dado buena cuenta de varias asquerosas criaturas con diversas ráfagas certeras de su pesado eyector de plasma, un arma sin duda formidable.
Battun ayudó a cavar la tumba de Jack, en una ceremonia triste y algo deslucida, pero sentida.
Tres días más tarde, el ahora más reducido grupo llegaba a la ciudad de DarkGate. Casi justo a tiempo para ser convocados, junto con el resto de "Rifts Warriors, presentes y pasados" por el Sheriff Aldon Pearce al Gremio de Magos de DarkGate.
// Salen de escena: Halberd, Muxu. - Siguen en: Gremio de Magos de DarkGate.
// Sale de escena: Jack Mournfolk. - Sigue en: Cementerio de Personajes.