Partida Rol por web

Lunes, 8 de enero de 105 PA.

Emil da un suspiro de alivio, agradeciendo descansar de la perniciosa luz solar. Es, en efecto, como si su piel rejuveneciera, y adoptara nuevamente su tono y su prestancia. Su aspecto incómodo desaparece y, nuevamente, parece transformarse en la perfecta encarnación del dandy.

- Bueno... hemos llegado después de todo- mira un instante a Noa y, con decimonónica cortesía y una sonrisa pícara, se lleva la mano ligeramente a su frente, inclinándose un poco, para luego tomar una silla, y ofrecer la misma a Noa- Si le parece, mademoiselle- una vez se ha sentado Noa, también él toma asiento y mira a sus compañeros- Creo que sería bueno saber lo que ocurrió en esa última misión- dice finalmente, entrando en materia con decisión- Seguro que no es agradable, y seguro que es una manera perfecta de empezar con mal pie esta conversación. Sin embargo, es algo que va a flotar en el ambiente, y cuando antes lo superemos, todos, mejor. Todos los que estamos en esta mesa hemos sido Riftswarriors. ¡Diablos, si hasta yo fui quien fundó el grupo!, aunque es verdad que luego he estado en otros asuntos. Pero soy responsable, al menos en parte. Y estoy preocupado, y triste, por amigos heridos y muertos. Y quiero saber.

Tras el largo discurso Emil echa un vistazo alrededor, buscando alguna camarera bonita con la que haya compartido alguna noche de pasión para pedirle que le traiga algo de comer y algo de beber para poder relajarse mientras habla con sus amigos.

Lunes, 8 de enero de 105 PA.

Marie trae cervezas y una bandeja humeante llena de patatas fritas con bacon y queso.

Lunes, 8 de enero de 105 PA.

El borg alemán nunca había sido demasiado hablador, tanto por sus dificultades con el idioma al inicio, como por el hecho de ser más bien reservado. Sin embargo, la pregunta de Emil requería alguna clase de respuesta. Y aunque no quería ser él el que la diera, algo había que decir.

-Lo que pasó es que absolutamente todo lo que podía salir mal, salió mal-explicó sucintamente. Quizás Shidi quisiera ahondar más en el asunto y arrojar algo más de luz sobre todo ello. 

Lunes, 8 de enero de 105 PA.

Emil miró un instante a la señorita Chatelle, no pudiendo evitar un requiebro galante.

- Siempre a sus pies, milady Chatelle. Por más que pasen los meses, verla sigue siendo un placer que, por esperado, no se reduce ni un ápice- la sonrisa sin embargo no llega a los ojos del corsario que asiente, acto seguido, recobrando toda seriedad, al borg- Comprendo. Y entiendo que no queráis ahondar en lo ocurrido. Pero no estábamos allí. ¿El resto de compañeros? ¿han sido capturados o...? En cuanto al objetivo, ¿qué ocurrió finalmente?

Lunes, 8 de enero de 105 PA

James comía despacio, saboreando cada bocado con el deleite propio del que lleva meses alimentándose por sonda y comiendo la insípida bazofia que sirven en un hospital. ¿Tendría problemas su nuevo sistema digestivo para digerir esa cantidad de grasas? J.T. dio un largo trago a la fresca cerveza; si no podía disfrutar de las sabrosas viandas del saloon de Maria, más le valdría haber muerto en esa fétida alcantarilla...

La llegada de Emil despertó una ligera sonrisa en el soldado, que saludó al elfo con un asentimiento de cabeza y un guiño cómplice. Ese bastardo de orejas puntiagudas sabía cómo hacer una buena entrada, sí, señor. James no pudo evitar distinguir una mirada de lujuria en el elfo cuando este miró a Marie, pero su historia con la propietaria del saloon de DarkGate hacía ya tiempo que había terminado. Encontró a otro hombre, James, otro que no pasaba la mayoría de su tiempo vagando por el yermo en busca de su propia muerte...

Las insidiosas preguntas de Emil hicieron que el desayuno perdiera su exquisito sabor.

—Nosotros —respondió el excomando, señalando al borg alemán con un vago ademán— y Daeron somos lo que queda de los Rift Warriors... El resto perdió la vida en la batalla de Angstville.

Un pesado silencio cayó sobre la apartada mesa, mientras los nombres de los desaparecidos resonaban en la mente del excoalicionista. ¿Qué había salido mal? Todo. Desde el principio. Y aquella misteriosa tormenta que echó al traste todos los sistemas de armamento y sensores, había sido la guinda del pastel.

—Expulsamos a la Coalición, pero a un precio desorbitado —prosiguió tras unos instantes, con la mirada perdida en el fondo de su vaso—. Aquello fue una masacre: acabamos con los enemigos, pero la población civil se vio acorralada en el fuego cruzado. Las casas reventaban como fruta madura, enterrando a sus ocupantes en tumbas de polvo y ladrillo. Muchos misiles se perdieron, estallando en la ciudad, tanto suyos como nuestros... —confesó con gran pesar— Y la tormenta...

Un puño golpeó con rabia la astillada madera de la mesa, haciendo que los platos saltaran y un par de copas se volcaran. La cerveza se derramó, avanzando lentamente entre la vajilla como un charco de sangre dorada.

—No sé quién fue el responsable, pero nos cayó encima una tormenta eléctrica salida de la nada que fundió nuestros sensores de navegación y los sistemas de guiado de las armas. Nos dejó ciegos e indefensos. Y el resultado fue la muerte de la mayoría de los Rift Warriors y de buena parte de la población de esa maldita ciudad.

James inspiró con fuerza, cerrando los ojos en un intento de calmarse.

—Debo hablar con Daeron —murmuró mientras se ponía en pie—. Nos vemos luego...

Lunes, 8 de enero de 105 PA

Thomas no había preguntado por lo que había sucedido, había ignorado el pasado. No era de su incumbencia lo que hubiera sucedido, él ya no era un Rifts Warrior ¿no? Sin embargo escuchó atento primero las palabras de Briaeros, cortas y asépticas. El Ley Line Walker tenía experiencia en que todo saliera mal, eso era casi una definición de su vida, por lo que no ahondó en las palabras del borg. Prefería concentrarse en el futuro, tenía que ver cuales iban a ser los siguientes pasos a seguir.

Sin embargo Shidi fue mucho más explicativo en sus palabras. Con éstas el relato era mucho más claro. Pese a la victoria, contando el número de bajas bien podía parecer una derrota. Muchos habían muerto, pero eso no era una novedad, entrar a formar parte del grupo de aventureros recortaba de forma drástica las esperanzas de vida. Thomas se retiró de la mesa un poco, arrastrando la silla, al ver la cerveza derramada. Evitando así cualquier posibilidad de mancharse.

- No parecía tener muchas ganas de hablar. Quizás necesite un tiempo para ordenar sus pensamientos ¿quién es el actual líder del grupo?

Lunes, 8 de enero de 105 PA.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE.

- Con la amargura brillando en sus acerados ojos, Shidi abandona el Saloon.

Lunes, 8 de enero de 105 PA.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE.

La preocupación se dibuja en los ojos de Emil cuando observa como James sale del Saloon. No impide, sin embargo, marcharse a quien, durante unos meses, fue su empleado. Y quien es también uno de sus compañeros como Rift Warriors.

Mira ante la pregunta de Thomas a Briareos.

- Eres el único a quien puedo trasladar mis condolencias. Siento lo que os ocurrió. Lo siento mucho. Entiendo, por lo que ha contado James, que sólo vosotros y Daeron sois ahora mismo Rift Warriors activos. ¿Alguno de los tres era el líder del grupo cuando...  cuando pasó esto?

Lunes, 8 de enero de 105 PA.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE.

Quick había estado extrañamente silencioso, ocupado en la comida y la bebida, escuchando. Más de una vez había abierto la boca para intervenir pero una mirada fulminante de Emil lo detuvo , impidiendo de que dijese algo inconveniente. Después, los momentos tensos tras la salida de James del Saloon.

Vaya, se ha dejado la comida a medio acabar, quizá deba ocuparme de eso para que no sobre.

Para colmo, se habían quedado con el hombre-máquina. La alegría de la huerta.

- No, no estáis solos.-Dijo al fin.- Vuestros amigos aquí presentes estamos con vosotros, nos necesitáis en esta vuestra hora más oscura, y no os vamos a dejar tirados.- Dijo mientras aproximaba sus manos al plato aún sin acabar de James. 

Lunes, 8 de enero de 105 PA.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE.

- Quick Silver tiene toda la razón. Por eso quise que nos viérais a todos al despertar. Se que es difícil despertar tras una derrota. La vez que desperté en coma está aún cerca de mi mente, por los cielos- dijo con una sonrisa mientras daba un buen sorbo a su cerveza- Pero no estáis solos.

Lunes, 8 de enero de 105 PA.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE.

-No-respondió simplemente a la pregunta de Emil-ninguno de nosotros tres era el líder. Murió también durante el asalto, al menos hasta donde yo sé-explicó, para después volver al mutismo en el que se encontraba. Finalmente, se había quedado solo en aquel Saloon, junto a gente a la que simplemente no conocía. No es que aquello pusiera especialmente contento al borg, pero no tenía muchas más cosas que hacer, ni su humor podía empeorar mucho más. 

Lunes, 8 de enero de 105 PA.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE.

- Entiendo. Así que por lo que parece, se podría decir que los Rifts Warriors han desaparecido.

Sonaba duro, pero era cierto. Quedaban tres y estaban desorientados. Parecían perdidos y sin ningún rumbo fijo. Thomas observó a sus compañeros comer, mientras valoraba en silencio sus propias opciones. Finalmente una larga bocanada de aire en forma de suspiro salió de la boca del antiguo escritor.

- Con vuestro permiso, creo que no tengo mucho más que hacer por aquí y tengo que resolver unos asuntos pendientes. Me alojo en las habitaciones de este mismo lugar, no creo que sea difícil que nos veamos. Mantenedme al tanto si vais a hacer algo.

Tras eso se puso en pie y se dirigió hacia la salida a ritmo tranquilo y con la mirada en el suelo, como era su costumbre.

Lunes, 8 de enero de 105 PA.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE.

- Thomas el Sin Rostro sale del Saloon de DarkGate.

Lunes, 8 de enero de 105 PA.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE.

- Bueno grandullón mecánico, como eres el único representante de los Rifts en la mesa y no eres un locuaz conversador yo creo que es justo que descanséis un poco y convoquemos a los tres para dentro de un par de días para estudiar qué hacer. ¿ tú qué opinas Emil? Nosotros podemos pulsar la calle a ver cómo están los ánimos.

Dijo mientras se acababa algunas sobras. 

-Tal vez no debamos presionaros mucho, eh ¿ latas? 

Sábado, trece de enero de 105 PA.

POR LA MAÑANA.

Pasan unos pocos días tranquilos de descanso y esta mañana os habíais reunido aquí. No era un momento desagradable, pues la Alcaldesa Muxu de Santa Fe y el mecánico enano Halberd acababan de llegar desde su idílico pueblecito de Santa Fe, y era conocido que ambos eran apreciados ex-Rifts Warriors.

Tras unas tazas de café y unas deliciosas tortitas de Marie, os disponíais a charlar sobre los últimos acontecimientos cuando fuisteis interrumpidos por el antipático Sheriff Aldon Pearce, y conducidos al Gremio de Magos de DarkGate.

Sábado, trece de enero de 105 PA.

A MEDIODÍA.

​A lo largo de la última hora y media los Rifts Warriors han ido llegando, unos directamente del Gremio de Magos, otros han pasado antes por su domicilio o por algún otro sitio.

Finalmente, en las dos mesas habituales junto a las columnas del fondo se encuentran reunidos Alexa, Briaeros Hekatonkiros, Daeron Drognan, Emil el Corsario, Halberd Hammerstaff, Jack Tanreack, J. T. Shidi, Muxu Meidall, Noa Luna, Quick Silver, Thomas Convenant y Vicky.

En ese momento entran en el Saloon tras empujar las puertas basculantes tres forasteros desconocidos. El primero parece un enano con cicatrices y una musculatura monstruosa, si es que un enano puede medir metro ochenta de estatura, y de hombro a hombro. Lleva una armadura de aspecto medieval y al cinturón porta un hacha de aspecto mágico y un cuchillo rojo de aspecto alienígena.

El segundo es un tipo misterioso con un sombrero que le tapa la cabeza. Lleva una armadura Bushman y una pareja de pistolas de iones IP-10 al cinturón, dos pistolas elegantes que simulan externamente revólveres del Viejo Oeste.

El tercero es un sonriente y en cierto modo elegante, pese al polvo del camino que los tres llevan, mercenario con brazos biónicos y ropas de piloto.

Halberd llegó del Grand Garage sin saber bien qué esperar de esa reunión. Se sentó deseando no llamar la atención permaneciendo con los brazos cruzados sobre el pecho y el gesto sombrío.

No sabía si podía fiarse de esas personas y si deseaba que fuesen compañeros de viaje, pero si habían puesto precio a sus cabezas, permanecer juntos era la mejor apuesta. Le amargaba la idea de vagar formando parte de algo que de algún modo le recordaba a la banda de Cuchillo Rojo, pero estas personas eran las únicas que no podrían cobrar la recompensa... o tal vez sí: matar al resto de Rifts Warriors en el desierto y hacerse un cambio de cara podía ser una forma de librarse de la cacería.... nononono. Tenía que sacarse esos pensamientos de la cabeza, no podía caer en la paranoia.

En cualquier caso tenían que decidir si seguirían juntos o se dispersarían y también era importante averiguar si el plan de los magos terminaba con su exilio o si el exilio formaba parte de un plan más grande en el que los Rifts Warriors tenían un papel que jugar. Tampoco estaría de más que alguien le explicase qué ocurrió exactamente en Angstville más allá de los errores militares.

Parecía que Emil tenía algo que decir y Halberd esperó que arrojara algo de luz sobre alguno de los asuntos que le preocupaban.

Entre tanto entraron tres extraños con pinta de mercenarios... o cazarecompensas y no pudo evitar que le recorriese un escalofrío. Inconscientemente Halberd trató de recular aplastándose contra el respaldo de su silla. Durante una fracción de segundo les miró con un atisbo de terror en los ojos y se fijó en el cuchillo rojo del forzudo antes de obligarse a mirar hacia otro lado.

Sábado, trece de enero de 105 PA.

A MEDIODÍA.

Las charlas mantenidas por los camaradas antes de la llegada a DarkGate habían acabado complaciendo a Raxus. A pesar de que en un principio no sabía muy bien a qué obedecían, decidió creer que los humanos necesitaban algo en que apoyarse para forjar lazos con otros seres vivos.

La llegada a DarkGate parecía más peliaguda en un principio de lo que finalmente fue. Lo de siempre, “dejad vuestras armas”, “nada de violencia”, nada que no hubiera oído antes. El desprecio de esta gente por la Coalición está bien patente en su actitud, y eso es algo que realmente puedo llegar a apreciar. Puede que este sea un buen lugar después de todo, un nuevo punto de partida. Las señales no han sido muy favorables últimamente, pero puede que esto sea una vuelta de tuerca al fin.

El Saloon no tiene mucho de particular, salvo que está bastante limpio y parece decente, cosa extraña en este tipo de locales. Raxus se dirige con un paso sorprendentemente flexible a pesar de la armadura que porta, en dirección a la barra e interpela a la mujer que parece a cargo del local por su actitud y porte.

– Hola mujer, tienes un hermoso local. Soy Raxus, el chico del sombrero es el “Equilibrium” y el guaperas de detrás es Xavier Callahan. – El formidable Enano apoya las manos en la barra en una clara alusión a dos puntos a tener en cuenta: las mantiene a la vista y lejos de las poderosas armas que cuelgan de su cinto. – Quizás nos puedas ayudar, estamos buscando a los Rifts Warriors… – Una mirada de soslayo que no parece exenta de cierto brillo de inteligencia se pasea por la sala, evaluando a los que allí se encuentran.

Sábado, trece de enero de 105 PA.

A MEDIODÍA.

Con la mirada perdida del que acaba de pasar un mal trago enorme, Alexa permanecía sentada frente a una copa de algo que debía ser fuerte por la poca cantidad que contenía. La frágil figura de la Mística apenas se percibía entre sus poderosos compañeros, algunos de ellos bien pertrechados tras armaduras impactantes.

Tableteaba con los dedos sobre la mesa, la otra mano sobre su frente, liberándola del cabello que tendía a caer sobre ella, por su postura inclinada hacia delante.

No dijo nada, aunque no perdió detalle de los recién llegados, y de las palabras de un enano que no lo parecía en absoluto.