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Sábado, trece de enero de 105 PA.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE, TRAS LA COMIDA. PRIVADO JUNTO A LOS ACTUALES RIFT WARRIORS

Había entrado casi la última en la habitación y buscó sitio donde pudo, una antigua silla que se sostenía a duras penas sobre cuatro patas con poca cola ya. Si se balanceaba adelante y atrás, la silla la seguía en un peligro vaivén, que no dejó de hacer mientras que escuchaba atenta a unos y a otros.

Le resultaba curioso verlos a todos juntos, planeando de nuevo como actuar. Le recordaba viejos tiempos, tiempos que creía olvidados. Pero cuando más los escuchaba a todos, más clara tenía una idea, una impresión. Y cada comentario que se cruzaban, cada idea dada, la confirmaba en su creencia. Ella no servía para luchar, nunca podría compararse con esos guerreros que la rodeaban, con las armas que sabían manejar. Aportar, poco podía. No tenía nada en propiedad, y ni mucho menos un vehículo para llevar a parte de los allí reunidos. Así que mientras cada uno aportaba lo que podía y se disputaban de nuevo la estructura directiva, por llamarla de alguna forma, del grupo, ella pensaba y pensaba en cual podía ser su aportación, su ayuda a todo el grupo. Y una y otra vez volvía al mismo punto. Pero hacia mucho que no...

-Lo de puta sobra en esa frase... -dijo de repente, escuchando la expresion de Emil que no le pareció apropiada en absoluto-... con que somos una familia, es suficiente. Y como en todas las familias, habrá desacuerdos y opiniones dispares. Pero lo que tenemos que hacer es saber entendernos, entre todos, poner nuestro granito de arena ¿no?. Yo... bueno... solo quería decir dos cosas-se balanceó adelante y atrás en la silla mientras hablaba, con poca seguridad, no le gustaba ser el centro de atención y allí había mucha gente reunida y mucho silencio después de las palabras de Emil-No puedo aportar nada de utilidad al grupo en cuestiones de logística, armas, vehículos y esas cosas me refiero. Pero me ofrezco como cocinera. Ya lo hice antes y nadie murió... ni envenenado ni de hambre... asi que supongo que muy mala del todo no sería. Pero hace mucho que no cocino para tantos asi que... puede que tarde un poco en pillar el punto de lo que necesitáis-miró a Emil entonces, lista para responder a su pregunta-Y respecto a los tres que están afuera esperando, yo diría que sí, que pueden estar en nuestra contra y buscar algo malo para nosotros pero, como habéis dicho, han venido hasta aquí en nuestra busca y.... -tragó y parpadeo, pensativa o quizás recordando algo, algo personal-...creo que todo el mundo tiene derecho a una oportunidad. La táctica de Muxu me parece buena idea, si hacen algo raro, cualquiera de ellos, tendrán a muchos ojos vigilando para que a todos se nos pase por alto algo sospechoso.

Lanzó una rápida mirada a todos los presentes, terminando en Emil-Ya. Eso es lo que tenía que decir.

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PRIMERAS HORAS DE LA TARDE, TRAS LA COMIDA. ANTES DE CERRAR LA PUERTA Y SEGUIR CONVERSANDO SOLO CON LOS ACTUALES RIFT WARRIORS

Apenas les había hablado a sus dos compañeros tras cerrarse la puerta del reservado, cuando Emil pareció querer desdecir sus palabras. Había oído la historia de Equilibrium y estaba interesado en una parte de ella, razón que lo había llevado a entreabrir la puerta y dirigirse a ellos.

-Murió el día 1 de este mes, en pleno Año Nuevo. Fuimos atacados por una bestia enorme con cuernos, un rhino-buffalo. Conseguimos abatirlo entre todos pero Cuchillo Rojo pareció enloquecer, caer víctima de algún tipo de frenesí homicida despertado por la sangre del animal. O eso creo. Nos atacó. Más exactamente a Raxus, que era el más cercano a él. No había forma de aplacarlo, de hablar. Se había transformado en una bestia ciega y sorda a lo que no fuera matar. Fue un acto de legítima defensa o de supervivencia si lo prefieres. Él o nosotros. No fue agradable, no fue bueno y no nos hizo sentirnos bien. Éramos compañeros de viaje y justo habíamos empezado a entablar lazos cuando aquello ocurrió -dijo Xavier calmadamente, con un poso de tristeza en su voz-. Le dimos sepultura y continuamos viaje hasta aquí. Sabíamos que había estado relacionado con vosotros, los Rifts Warriors y de alguna forma era nuestra tarjeta de presentación. Pero todo transcurrió como transcurrió. Yo ya mencioné anteriormente el tema de su muerte. Ahora lo ha hecho Equilibrium. Lo que digo es la verdad, porque la mentira no conduce demasiado lejos. No en este mundo. 

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PRIMERAS HORAS DE LA TARDE, TRAS LA COMIDA. PRIVADO JUNTO A LOS ACTUALES RIFT WARRIORS

James incorporó la cabeza cuando oyó pronunciar su nombre. El enano tecnomago lo miraba inquisitivamente. ¿Le había preguntado si tenía nociones de táctica? Podría volarte la cabeza antes de que llegaras a desenfundar, ¿te vale?, pensó el excomando. Una leve sonrisa fue la única respuesta. Había sido adiestrado en las fuerzas armadas de la Coalición de Estados, la nación más militarizada del continente, y había continuado su instrucción en el Gremio de Mercenarios de DarkGate. Eso sin contar la experiencia de campo junto a los Rift Warriors. Definitivamente sabía algo de táctica militar, pero prefirió guardar silencio.

La mirada de Daeron, junto a sus palabras, hicieron que el soldado volviera a sentir algo de la confianza entre hermanos de armas que creía haber perdido tras el fiasco de Angstville. Ese mago, alguien a quién en otra vida hubiera exterminado sin escrúpulos, había demostrado al excoalicionista que los prejuicios aprendidos en su infancia no eran más que mentiras nacidas del miedo a lo desconocido. Fue el Alto Magus el que le ayudó a escapar de su cárcel de hielo. Y también fue con él con quien peleó hombro con hombro en numerosas batallas y lloró demasiadas pérdidas.

—Tú eres el oficial de operaciones, mago —respondió a Daeron—. Si necesitas el consejo o la ayuda de un amigo en tus funciones, sabes que estaré ahí.

Emil volvió a la carga con su diatriba habitual, pero el tono del elfo sorprendió a Shidi. La arrogancia había mudado en una sinceridad que recordó al soldado los buenos tiempos en que los dos habían compartido cabina y masticado polvo por los áridos páramos que rodeaban DarkGate. Fueron días de tranquilidad, cerveza fría al atardecer y café caliente al amanecer, transportando mercancía de dudosa procedencia entre las aldeas y los pueblos de la región. Quizás no siempre estuvieran de acuerdo con el reparto de las ganancias, pero fue una existencia digna de ser rememorada con una sonrisa.

James asintió ante el discurso del Corsario, consciente de sus buenas intenciones. El resquemor fue diluyéndose como el rescoldo moribundo de una hoguera tras la llegada del rocío de la mañana. Una familia. Tal vez sí que lo eran. O deberían trabajar para serlo. Los Rift Warriors originales lo habían sido. Con sus más y sus menos.  Una pelea entre dos hermanos no significa que se odien a muerte. La visión de unos nuevos Rift Warriors charlando alrededor de un fuego, bajo la luz de las estrellas, rodeados de la nada y con todo el horizonte a su alcance, resultó reconfortante.

—Yo también estoy de acuerdo. Dejad entrar a esos tres —declaró convencido tras la intervención de la joven Noa—. Si son legales, nos harán falta. Y si no lo son, prefiero tenerlos al alcance de mis armas.

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Daeron escuchó a Emil y en cierto modo agradeció la aclaración sobre su no liderato durante Angstville, al igual que su defensa a las capacidades del arcano. A pesar de que, aunque hubiera gente que lo desconociera, tampoco le importaba especialmente. Estuvo de acuerdo con muchas de sus palabras y posturas cabales, a su entender. De todo modos el mantenía su postura: si alguien se mostraba capaz de tomar el puesto de táctico, era todo suyo.

Por otro lado, el nuevo líder de los Rift Warrios, trató de aunar a los presentes conminándoles a formar una familia cohesionada. Para lo bueno y para lo malo. Aquel comentario hizo que el magus sintiera una aguda punzada en el pecho. Apoyó un codo sobre la mesa y con la mano sostuvo la frente, tapándose los ojos, cabizbajo.

El joven no sabía si quería volver a pasar por ello. Había estrechado enormemente sus lazos con los fallecidos en la toma de la localidad ocupada por la coalición. En algunos casos de manera muy íntima. Y además, en la maldita Angstville había perdido a su única familia, a su amor, a su vida. Se había cubierto los ojos, temiendo que iba a llorar, pero descubrió que lágrimas era algo que ya no le quedaban. Indiferencia, desasosiego y sarcasmo, eran sus principales reservas, aunque en los últimos días había comenzado a recuperar cierta sensibilidad que creyó que había perdido cuando Ella se la llevó, junto a todo lo bueno.

No. No quiero volver a experimentar aquello, pensó mientras comenzó a masajearse las sienes. Compañeros de fatiga, sí. Pero una familia... ¡Oh, por los Tres!, se lamentó en silencio.

El elfo trajo de nuevo la idea de Muxu sobre como probar a los tres individuos que esperaban fuera. Y de hecho, era una buena idea si no fuera por un detalle. Y para eso estaba él, para eso lo habían nombrado, por ahora, oficial táctico, para evaluar las decisiones de carácter táctico.

- Mi experiencia...- comenzó a hablar lenta y suavemente -... me ha enseñado que la unión hace la fuerza. En el pasado, separarse en pequeños grupos, por lo general, supusieron bajas - dejó caer, haciendo énfasis en la última palabra -. A no ser que fuera imperioso el dividirse en escuadras para acometer una tarea que lo exigiese, desaconsejaría formar grupos tan pequeños. No menos de siete - dio su opinión -. La idea es buena, señorita Meidall, pero cuatro personas por grupo son pocas. Lo que hay allí fuera, habitualmente, es más fuerte que cuatro de nosotros - argumentó volviendo a masajearse las sienes -. Si se desea igualmente realizar dicho entrenamiento, creo que lo mejor sería encontrar o limpiar una zona, asegurándola y garantizando cierta supervivencia a patrullas tan pequeñas - sentenció aportando su punto de vista.

Posteriormente oyó a Noa, logrando que cierta sonrisa se dibujara en sus labios ante la tierna suavidad y dudas en sus palabras, especialmente amonestando a Emil por alguna palabra malsonante. Pero duró poco cuando la joven terminó de expresarse.

Oh, dioses, pensó apesadumbrado, mientras cerraba los ojos y se apretaba los costados de su nariz, donde se unía al entrecejo, y una mezcla de rabia y desánimo lo invadían. Una civil. Los malditos del consejo arrojan al infierno a una civil, caviló exasperado.

Y dichos pensamientos le hicieron considerar que tal vez, lo mejor, hubiera sido morir con sus amigos. Con su esposa. Con su familia. Entonces, la mayor parte de los presentes estarían reunidos para brindar por cosas buenas, y no para planear la manera de gestionar su exilio.

Las palabras de James lograron sacarle de esa espiral de malos sentimientos.

- Lo sé, amigo - la sonrisa volvió a sus labios -. Necesitaré tu ayuda - afirmó, asintiendo agradecido por el apoyo incondicional del único gran amigo que le quedaba.

Supongo que tal vez aun me quedan motivos para considerar volver a formar una familia.

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La emoción del momento había puesto la muerte de Cuchillo Rojo en un segundo plano. Cuando Callahan saca el tema, una sombra cruza el rostro del Enano. El recuerdo de aquel percance está aún reciente.

Raxus va asintiendo con la cabeza a las explicaciones del Merc sobre la lucha en la que acabó perdiendo la vida el ex-Rift Warrior. Queda poco por añadir, sin embargo Raxus masculla unas palabras mientras se arrebuja otra vez en su manta.

– Callahan ha contado bien lo que pasó. Tuvimos que acabar con Cuchillo Rojo antes de que él nos matara a nosotros. Él se acercó a nosotros en Kingsdale, de donde venimos, tras escuchar nuestra conversación de sobremesa. Dijo que había sido un Rift Warrior y que seguíais siendo sus “tesoritos” o alguna locura parecida. La verdad es que al principio no le creí pero supongo por vuestras preguntas que sí perteneció al grupo. Mi deuda con vosotros aún se hace mayor, ya que fue mi mano la que acabó con su vida. Este, – Raxus señala su cinto – es el arma que portaba. Lamía este filo y lo hacía brillar y cortaba acero como agua sucia. Yo no he conseguido hacerlo funcionar, y eso que he escupido sobre el para ver si brillaba. – El Enano se encoge de hombros mientras echa mano de la jarra de cerveza, a la que da un largo trago.

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- No creo que haya lugar a discusión en ese sentido. En unas votaciones legítimas Emil ha ganado y ha decidido tener a dos lugartenientes para delegar algunas acciones. Su mandato, sus decisiones sobre como hacerlo. Además ha escogido a las otras opciones que hubo para comandarnos, así todos contentos.

Por su parte no había opción posible, ni discusión respecto a eso. Para bien o para mal, Emil era el líder del grupo y comenzaba su período de mandato.

- Lo importante es hablar de los tres de fuera. No sabemos nada de ellos salvo que mataron a Cuchillo Rojo. Pueden ser útiles y buenos aliados si son lo que dicen ser, pero hay tantas opciones de que no lo sean que es preocupante. A nosotros nos han comunicado hoy que nos echan de la ciudad, pero podrían haber filtrado esa información antes y que ya hubiera cazadores detrás nuestra. Es una opción a tener en cuenta. Es cierto que somos más, pero estos podrían ser únicamente unos infiltrados y que se comunicaran con otro grupo mayor para que nos emboscaran. Las opciones son múltiples. Entiendo que es una elección difícil, pero hay que valorar todo. No podemos lanzarnos alegremente a aceptar gente y menos en la situación en la que estamos.

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PRIMERAS HORAS DE LA TARDE, TRAS LA COMIDA.

Parecía que las cuestiones se iban solucionando.

Una de las mayores virtudes de un oficial es el respeto de su tropa. Si Shidi y Briaeros, que son lo que cuentan con mayor experiencia militar, refrendan a Daeron como lo han hecho, bajo mi punto de vista Daeron es el mejor para el puesto y no tengo más cuestiones que plantear al respecto.

Respecto a los tres de ahí afuera, aunque podemos tomar medidas como bien propone Muxu, realmente una vez los aceptemos, si son cazarecompensas, estaremos vendidos hagamos lo que hagamos.

La prudencia aconseja dejarlos fuera. Sin embargo son tres luchadores y los necesitamos. Si la coalición sale a cazarnos, tener de nuestro lado a esos tres candidatos a Rifts Warrior puede ser la diferencia entre vivir o morir. No sé si realmente podemos darnos el lujo de dejarlos fuera.

Bajo mi punto de vista, aceptarlos es, en definitiva, un acto de necesidad y de fe. A menos, claro, que alguien pueda leerles la mente o darles coba para ver si les pilla en alguna contradicción.

Mi preocupación es que alguno de ellos pierda el control. Al menos uno de ellos es un Juicer. El control que tiene sobre sí mismo es algo que quizá sí podamos evaluar durante las primeras semanas.

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-Puede que se fien de hablar con la joven cocinera de los Rifts Warriors-dijo Noa con una media sonrisa, en contestación al comentario de Halberd-creo que soy la que menos impone del grupo y eso quizás pueda ayudar a que se confien hablando conmigo y bajen la guardía, si tienen algo que ocultar, claro. Si escucho algo raro se lo comentaré a Emil, y el que vaya uniendo cabos si es necesario-cruzó su mirada con la de Halberd. Este sin saberlo, había procurado una segunda tarea a Noa dentro del grupo, y la hizo sentirse más animada. Quizás, después de todo, podía ver todo aquello con un poco más de ánimos.

Miró a Emil un instante, buscando su asentimiento.

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Dudó, quizás no fuera oportuno decirlo, pero la situación era lo suficientemente importante como para mencionarlo, así que dejó a un lado sus dudas y se pronunció.

-Alexa puede. Leerles la mente me refiero, no sé si exactamente funciona así pero cuando pedí unirme a los Rifts Warriors, Alexa y Chupux me hicieron una especie de rastreo mental para saber si era de fiar. Supongo que podrá volver a hacerse ¿no es cierto?

Thomas dejó la pregunta en el aire y las posibles consecuencias morales, no sabía si Alexa estaría dispuesta a hacerlo y tampoco sabía como resultaría. Sus recuerdos acerca de ese momento, no eran realmente gratos.

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- Noa, querida...- una sonrisa cortés se dibujó en los labios de Emil, que aprovechó para inclinarse ante la sacerdotisa y besa con suavidad su mano- Estoy convencido que serás mucho más que una cocinera. Pero sin duda, no seré yo quien desprecie la posibilidad de comer caliente. Creo que, cuando terminemos, será conveniente que revisemos las capacidades de cada uno de los presentes a fin de coordinar mejor nuestra efectividad. Pero eso será luego. Por ahora, encantado de aceptar tu sugerencia respecto a la cocina.- tras las palabras mira a Alexa a la que igualmente sonríe con igual galantería- ¿Y bien Alexa? Si puedes hacerlo podemos plantear las dos posibilidades a los recién llegados, o periodo de prueba o lectura mental, si es que así nos aconsejas. 

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Desde el rincón en el que me he acomodado los miro uno a uno. Tanto si me han interpelado como si no. Cuando toma la palabra Noa, Luna o como quiera hacerse llamar ahora tuerzo la boca en una mueca que remotamente puede parecerse a una sonrisa. Confianza no es un término que pueda, en modo alguno, asociar con ella. Doy un trago largo a mi cerveza y la dejo en el suelo justo antes de ponerme en pie y avanzar un par de pasos hasta Emil.

- Se puede hacer. Por supuesto, sólo tienen que querer. Ahora bien, yo te pregunto a ti, líder de los Rifts Warriors: ¿lo tendrás en cuenta o pasará como con... esa...? - no disimulo el desdén en mi voz y la señalo apenas con un breve movimiento de mandíbula- ¿Qué pasará si digo algo que no queréis oír? En su caso os movió la lástima y resultó ser poco más que una alimaña que nos costó M-U-Y caro.

Dicho esto, reduzco mis ojos pardos a apenas dos rendijas que se mueven entre los nuevos líderes al tiempo que cruzo mis brazos ante mis pechos. Muxu especialmente sabe a qué me refiero.

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Emil dio un largo suspiro y miró a Alexa unos instantes antes de negar con la cabeza.

- En realidad lo adecuado sería decir que resultó ser una adolescente que, tras pasar un infierno sometida al consabido destino peor que la muerte, fue poseida por un ser que haría que cualquiera de los presentes llorara sangre. Por muy fuerte que fuera. Alexa, eso debe quedar atrás. Sí, Noa tiene un pasado. Pero las culpas que le achacas no son suyas, sino del ser que la poseía. Tú, como experta que eres en la mente, deberías comprender lo que supone ser sometido, dominado mentalmente, por alguien- por un instante el ojo de Emil reluce para luego volver a lucir su sonrisa- Pero claro que servirá de algo, y tendré en cuenta, lo que me digas. Será... ¿un dato más y especialmente importante para tener en cuenta? Exactamente. Eso. Todo eso. Y nada más que eso. Lo que me lleva a otro tema.

El corsario mira a todos los presentes.

- Alexa acaba de mostrarnos bien otro de los frecuentes problemas que un grupo como el nuestro tiene. Y más si es tan grande. Me refiero, por supuesto, al pasado. Todos tenemos pasado. Y en ese pasado, todos hemos podido causar perjuicios a otros. No voy a pediros que olvidéis, ni que perdonéis. Eso sería necio, porque no conozco a nadie que sea capaz de perdonar ni de olvidar. Sólo os pido esto: atemperad las quejas que tenéis contra los que son vuestra familia por todo lo que ellos hacen todos los días por vosotros. Recordad que estamos solos en esto. Nos tenemos a nosotros mismos. Sed pragmáticos. Si peleáis en vuestra casa, y el resto del mundo no es seguro, eso convierte a todo lo que os rodea en un infierno. Guardad vuestros secretos, claro. Tened vuestras preferencias, por supuesto. Pero somos familia. Y si olvidamos eso, estamos muertos.

Emil da un corto suspiro y saca un petate del cinto, dando un sorbo al mismo, para luego reanudar su discurso.

- Resumiendo. Respecto al punto primero que es las ofertas de los tres recien llegados. Salimos afuera, y les damos dos opciones: una, que entren como miembros a prueba, en las condiciones señaladas por Muxu, aunque sin precisar separarnos porque en general creo que debemos ir todos juntos, aunque podamos mantener estructuras más pequeñas llegado el caso, en cuyo supuesto, en efecto, usaremos esas separaciones a las que ha aludido nuestra querida alcaldesa. O dos, lectura mental voluntaria a cargo de Alexa. Ah, una cosa... el famoso millón. Antes de salir fuera con las opciones para los solicitantes, ¿qué pensáis que debe hacerse con esa cantidad?

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Un involuntario escalofrío le recorrió la espalda al recordar el viaje que había hecho con Alexa al interior de Noa Luna. Lo que había visto y sentido en aquella ocasión aún le atormentaba en muchas ocasiones. No quiso pronunciarse al respecto, aquello no era su debate, ni su batalla. Pero sí que había otros temas en los que debía opinar y dejar clara su posición, sin lugar a dudas.

- No, creo que la línea de acción correcta debería ser la que voy a exponer. Salimos fuera y les decimos que están aceptados como miembros a prueba bajo las condiciones que ha expuesto Muxu y paralelamente a esto Alexa utilizará sus habilidades para descubrir que hay dentro de las cabezas de ellos. Me explico, si no son de fiar y buscan nuestro mal negarán la opción de que Alexa les investigue y se marcharán, perdiendo nosotros la posibilidad de recabar información sobre posibles enemigos que tengamos. Si les aceptamos aunque sea fingidamente y ellos son cazarrecompensas que buscan nuestro mal, creerán habernos engañado, mientras nosotros tenemos tiempo para investigar. En definitiva la prueba de Alexa debe hacerse y a poder ser, sin que ellos lo sepan. Así fue conmigo y no fue mal del todo.

Tras eso carraspeó llevando su puño cerrado a su boca, para ocultar el desagradable gesto.

- El dinero, si es que nos lo dan finalmente, creo que debería dejarse como un fondo común para el grupo si vamos a viajar todos juntos. Para cubrir gastos y necesidades que nos surjan. Poner al mando a un tesorero o a uno de los tres líderes designados. Si alguno quiere viajar por separado se le puede entregar su parte correspondiente, pero mientras tanto quizás lo mejor sea un fondo común. Aunque sigo pensando que ese dinero es el pago que otorgan los magos a los que nos cacen.

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Daeron escuchó en silencio las réplicas y contrarréplicas en torno a la historia de Noa y su episodio con Alexa, desconocidas para el magus. Miró de soslayo a la "cocinera" y anotó mentalmente el episodio.

Posteriormente se tornó al tema sobre si poner a prueba a los tres candidatos o emplear los poderes de la mística para leer sus mentes. El joven mago torció la boca en señal de duda, mientras apoyaba la cabeza en una mano y tamborileaba la mesa con los dedos de la otra. Ninguna de las dos opciones resultaba idónea para el magus, pero a falta de nuevas ideas no expresó objeción si no aportaba alternativas. Así que calló.

La oratoria del elfo resultó lógica y bien argumentada. Independientemente de si la gente la creía o no había una verdad irrefutable: ahora estaban ellos solos contra el mundo y no podían permitirse fragmentaciones ni divisiones internas.

Finalmente llegó el tema del dinero recibido y que hacer con él. La propuesta de Thomas resultaba la más abiertamente sensata, pero no concretaba nada específico, dando una opinión genérica y algo vaga. La última reflexión del Ley Line arrancó una sonrisa en el magus al juzgarla, directa o indirectamente, cierta.

- No hay que hacer nada - dijo a los presentes -. Aún - añadió antes de que le miraran con cara extrañada. Alzó las palmas levemente para pedir una tregua con la que explicarse y prosiguió -. Lo que primero tenemos que hacer es un recuento de los bienes que disponemos: vehículos, armaduras, munición, armas y avituallamiento de todo tipo. Una vez sepamos de qué disponemos, sabremos de qué carecemos - razonó el arcano - Debemos pertrecharnos de todo lo necesario para el infierno que nos podemos encontrar ahí fuera. Que cada miembro haga una lista de lo que dispone y de lo que desearía adquirir en base a necesidades reales. Después se cotejaría lo prioritario y nos dedicaríamos a adquirirlo en los dos días y medio que nos quedan de margen, si está a nuestro alcance - propuso.

Tras ello echó una mirada a Briaeros y Shidi, los dos compañeros que más pérdidas materiales habían podido sufrir entre los presentes, tras Angstville, y asintió con la cabeza.

- No dudéis en pedir - les dijo a ambos.

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Durante la discusión, vio la mirada de Noa y le gustó saber que la chica era despierta y valiente, desde luego mucho más que una cocinera.

Luego le sorpredieron las palabras de Alexa, esa mujer era un misterio llena de fragilidad y sabiduría, quebradiza al tiempo que poderosa. No sabía qué creer de sus palabras, pero tenía la certeza de que Alexa no era ninguna lunática, siempre había algo de verdad en lo que decía.

Volvieron a hablar Emil y Daeron, que le resultaban insatisfactorios, quizá porque no parecían tener ningún plan, pero ¿quién podía reprochárselo? acababan de ser nombrados para sus cargos y Halberd se recordó que tenía que darles un poco de tiempo.

La idea de Thomas por su parte era audaz pero arriesgada. Halberd no sabía si valía la pena correr el riesgo.

Halberd no tenía nada que añadir respecto a los tres candidatos por lo que permanecía sentado en un taburete. Para hablar se ponía de pie, pero aún así, con su metro de estatura, su cabeza apenas sobresalía de la mesa. En este caso, ni siquiera se puso de pie, tan sólo apostilló:

-Por favor, cerremos el asunto de los tres candidatos antes de hablar del equipo. Verdaderamente tenemos mucho que hablar respecto al equipo. Además, si finalmente los aceptamos, estará bien saber qué equipo tienen.

Noa recibió, sorprendida, el beso de Emil en su mano, y le sonrió agradecida. Emil tenía la capacidad de hacerla partícipe del grupo, de sentirse una más. Pero las palabras de Thomas hicieron que, su sorpresa y aquel cálido sentimiento de pertenencia a algo que Emil había conseguido insuflarle por un instante, desapareciera más rápido aún que había surgido, ocupando aquel lugar un frio gélido que se extendió rápidamente por su interior.

Se volvió a mirar a Thomas, con miedo a que siguiera hablando, con miedo a que sus palabras desempolvaran aquel episodio de su historia y, junto con el, los sentimientos que le provocaba recordar aquellos momentos. No quería retroceder a aquel momento. Pero la expresión de Thomas le dijo que al igual que había recordado su experiencia con Alexa, no iba a pasar de ahi. El solo había expuesto el hecho de que Alexa era capaz de hacer lo que Halberd había propuesto sin mala intención.

Respiró tranquila, sin soltar la mano de Emil le había tendido hacia solo unos segundos antes. Pero la apretó fuertemente, sin darse cuenta siquiera de que lo hacía, cuando Alexa se levantó y habló. La miró directamente a los ojos cuando lo hizo, aguantando aquella mirada de desconfianza y odio que le lanzó al referise a ella como 'esa' y 'alimaña'. No escuchó apenas las palabras de Emil, solo sentía clavados en ella los ojos de todos los presentes. De aquellos que conocían su pasado y de aquellos que, no conociéndolo, preguntarían en algún momento por aquel episodio de su antigua vida con los Rifs Warrios... y de la anterior a esa. También sintió, más que escuchó, que otros opinaban y hablaban, pero ella solo tenía ojos para Alexa. ¿Como se podía ser tan ruin y hacer tanto daño con tan pocas palabras? Cogió aire con ansias, ya que había estado conteniendo la respiración. ¿Responderle? Había llegado a la conclusión hace mucho tiempo de que había perdido su confianza hacia mucho tiempo, exactamente, aquel día al que se refería.

No valía la pena contestar, tenía que cargar con su pasado y llevarlo a sus espaldas como mejor pudiera. Pero ahora sentía la imperiosa necesidad de salir de alli, enseguida. De dejar de sentir aquellas miradas inquisitivas sobre ella de los alli reunidos que no la conocían, ni a ella, ni a su pasado. Y las de quien sí lo conocían. Se dio cuenta de que seguía apretando fuertemente la mano de Emil. Lo soltó rápidamente, devolviendo la mirada al lider del grupo, blanca como la cera, pensando que era incapaz de hablar pero tragándose el nudo que se había formado en su garganta y haciendo lo imposible para dirigirse a él sin que se notara todo lo que las palabras de Alexa la habían afectado.

-No tengo ninguna posesión de valor para el grupo. Me ofrezco de cocinera y de lo que consideréis oportuno. Creo que deberíamos confiar en los recién llegados y no hacerles pasar por ese examen del que estáis hablando.... y el dinero... no me importa, gestionarlo como mejor consideréis para todos. Voy fuera a hablar con la dueña, hay que llenar los vasos y algo de comer para acompañar la bebida también vendría bien-consiguió decir a la carrera, mientras que con un gesto de su cabeza se disculpaba ante Emil y se dirigió hacia la puerta, dispuesta a abandonar la habitación en la que estaban reunidos. Ya había dicho todo lo que ella tenía y podía aportar, poco más podía hacer allí dentro.

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Bostezó ostensiblemente. 

- Con sinceridad, os quiero, pero sois un coñazo. Me parece una pasada que queráis hacerle un escaneo mental a esos chicos, desde luego a mí no me lo vais a hacer, ya te lo adelanto Alexa, si quieres saber lo que pienso invítame a unas copas esta noche y yo te lo cuento to-di-to.

Sobre los nuevos, mi voto es si, sobre el dinero, me lo había gastado mentalmente, pero acataré que vaya aun fondo común. Lo que fácil llega, fácil se va.

Vio como Noa se levantaba.

- Espera pequeña, salgo contigo.

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PRIMERAS HORAS DE LA TARDE, TRAS LA COMIDA. PRIVADO JUNTO A LOS ACTUALES RIFT WARRIOR

- Noa, Quick Silver- intervino dirigiéndose primero a la una y luego al otro tan pronto se le unió en la intención de marcharse-, no salgáis aún, por favor.

Podía entender la reacción de ambos, una misma reacción desencadenada por razones diferentes. Pero aun entendiéndola, Muxu no creía que fuera lo adecuado. Eran libres de salir en cualquier momento, nadie los retenía, pero la conveniencia de hacerlo era lo que preocupaba a la antigua alcaldesa. No tanto por Noa como por Quick Silver, aquel al que le había faltado tiempo nada más entrar los tres desconocidos para acercarse a ellos, presentarse y prácticamente compartir con ellos hasta la talla de sus calzoncillos. Por suerte y por desgracia, la discreción y la paciencia no eran precisamente fuerte del D-Bee.

- Aún quedan cuestiones por tratar, y sé que algunas pueden no ser agradables o no suscitar más que indiferencia o aburrimiento, pero si Emil ha decidido reunirnos para tratar estos temas no ha sido solo con la intención de buscar un consenso o conocer nuestro parecer sino también para poder proporcionarnos algo de certidumbre ante la situación actual. Conceded a esa certidumbre, a la certeza de que nuestra opinión cuenta e interesa, el valor que verdaderamente tiene, más cuando la podéis contraponer a la inopinada decisión del Consejo, esa en la que no hemos tenido oportunidad de participar y que ha dejado abiertos una miríada de interrogantes sobre nuestro futuro. No desdeñéis la oportunidad de compartir y opinar, tampoco la de escuchar y aprender, porque a partir de ahora, para bien o para mal, vamos a pasar mucho tiempo juntos. Por favor, quedaos.

Había intentado apelar a la razón, argumento que podía ser aceptado con mayor facilidad por Noa. Pero aun quedaba el D-Bee. Quizá el dinero podía mantener lo suficiente su interés.

- Respecto al dinero no creo que todo debiera ir a un fondo común, si bien buena parte debería hacerlo. Digamos setenta y cinco u ochenta por cierto, noventa… Da igual. El resto creo que sería beneficioso que se repartiese entre los Rift Warriors pues siempre se necesita más que lo que se puede considerar estrictamente necesario para la supervivencia propia y la del grupo.- Ante la posibilidad de que no la hubieran entendido sonrió e intentó aclararlo.- Hablo de caprichos, o no. También pueden ser necesidades que prefieren no ser hechas públicas en una lista a la que todos o solo el “tesorero” va a tener acceso. La cerveza, el tabaco- mencionó dos ante los que algunos se habían mostrado especialmente aficionados-, los libros, los artículos de higiene, etcétera. Ninguno de estos creo que sean gastos que deba soportar un fondo común, y aun así son necesarios. La vida es algo más que sobrevivir y las aficiones o “vicios”, como quieran llamarse, proporcionan al individuo la posibilidad de evadirse aliviando tensiones en el grupo. - Tensiones que sin duda habría. Acababan de tener un ejemplo.- También, si es posible, me gustaría que se incluyese en la división de ese, digamos diez o quince por ciento, a María, su marido Geoffrey y al padre de este, Jack, y que ese dinero se enviara a don Alberto en Santa Fe. El dinero no puede aliviar la pérdida de una hija, de la única familia que tenía, pero podrá ayudar a Santa Fe y sus ciudadanos, entre otras cosas a buscar un sustituto para Halberd, hasta ahora el único mecánico en un pueblo en el que un tractor estropeado supone la diferencia entre perder o no una cosecha y el único sustento de una familia.

Sábado, trece de enero de 105 PA.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE, TRAS LA COMIDA. PRIVADO JUNTO A LOS ACTUALES RIFT WARRIOR

- Noa, Quick... coincido con Muxu en que ambos debéis quedaros. Por favor, no salgáis. Es verdad que hay cosas que se dicen- aclaró mirando a Noa- que nos van a hacer daño. Y es verdad también que en ocasiones- en esta ocasión miró a Quick- las reuniones serán un coñazo. Pero luego estaremos demasiado ocupados salvándonos unos a otros, y tratando de evitar que la ensalada de tiros, o de conjuros o de explosiones nos afecten. Noa, es genial que te ofrezcas como cocinera. Pero no eres sólo una cocinera. Eres una sacerdotisa, con amplia experiencia para bien o para mal en posesiones, en magia, y en lo demoniaco y lo divino. No eres una contratada por mucho que no tengas bienes o capacidad militar. Eres una Riftwarrior. Así que toma asiento, y respira, ¿de acuerdo? En cuanto a ti, Quick, aún no se ha decidido nada. Lo se, lo se. Estas cosas son lentas y tediosas.- se encoge de hombros- ¿pero ambos sabemos que luego tendremos diversión, verdad?

Miró entonces a Thomas y tras unos segundos negó con la cabeza.

- Quizás no te falte razón, Thomas. Pero prefiero ofrecerles la opción. Aunque no sea por otro motivo, por la moralidad de Alexa. El usar los poderes psiónicos sobre otros sin que estos lo sepan es tan tentador... no. Ellos han venido a nosotros de buena fe, y aun cuando habían podido mentir respecto a Cuchillo, nos han dicho la verdad. Y seamos sinceros, todos conocíamos a Cuchillo. Su historia es... creible. Pero me cercionaré que es cierta, en todo caso. Creo que el cuchillo de Cuchillo y mis contactos y habilidades me ayudarán en eso. Mientras, se les dará la opción. Una cosa, u otra. Es mi decisión como líder. 

En cuanto al dinero, coincido con Halberd en que debemos tener en cuenta el equipo de los recién llegados, a efectos de ver en lo que lo gastamos. Pero sí creo necesario tomar decisiones ya en cuanto a como se va a gastar, aunque no todavía en las cosas concretas a las que se destine. Como Muxu, yo también creo en la necesidad de un fondo común, aunque creo que sería conveniente invertir parte de ese fondo común en bienes de mercancias. Propongo lo siguiente:

Primero.- Invertir en bienes de mercaderias, para comerciar con ellos, un 25% del total.

Segundo.- Un fondo común (y ya veremos si precisamos hacer compras antes de salir), del 45% del total.

Tercero.- Repartir entre los Riftwarriors actuales (o sea, en efecto, sin tener en cuenta a los aun no aceptados tres de ahí fuera) el 30% restante.

Por el contrario, Muxu, me temo que no estoy conforme con mandar ninguna cantidad de dinero fuera del grupo. Hemos sangrado y sufrido por cada asentamiento de esta zona... hemos dado más de lo que hemos recibido. No digo que no les ayudemos, como a cualquier otro, pero cada Riftwarrior muerto tiene esposa, y familia, y amigos. Estoy conforme en que todos hagamos testamento con nuestros bienes, para que el grupo, si el fallecimiento se produce, se ocupe de que tales bienes se entreguen a quien cada uno ha puesto en su herencia... pero tenemos muy poco dinero, a  pesar de lo que puede parecer, para entregarlo a otros en este momento.

Quiero que todos opinéis. Pero si no oigo algo que me haga cambiar de opinión, y mi decisión cuenta con el apoyo de al menos cuatro Riftwarriors, eso será lo que hagamos.

Sábado, trece de enero de 105 PA.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE, TRAS LA COMIDA. DURANTE LA REUNIÓN A PUERTA CERRADA DE LOS RIFT WARRIORS.

Una vez la puerta se cierra, un nudo se forma en la boca del estómago de Raxus. El Enano parece inquieto, mirando de aquí para allá, hasta que finalmente se enciende otro puro y deja atrás la silla y la manta con un movimiento ágil para alguien de su tamaño. Pasea arriba y abajo, sólo volviendo para echar algún ocasional trago de la jarra de cerveza, esta vez bastantes más cortos que los anteriores. La entrada en las filas de los Rift Warriors pende de un hilo y no sabe cuáles son las posibilidades que tienen de entrar en el grupo realmente.

- ¿Y si no querían un Juicer? - No sabía cuál sería la actitud actual del grupo hacia su condición, si bien creía que algunos Juicer habían pasado anteriormente por el Grupo anteriormente. - ¿Y si le culpaban de la muerte de uno de los suyos, y le escupían a la cara? - Sólo se había defendido. Matar o morir. - ¿Y si no les gustaba cómo olía? - Raxus no era un paradigma de higiene, y el bebercio además de fumar aquellos puros malsanos no ayudaban mucho.

Eran muchos "Y si...". Raxus volvió su atención hacia sus compañeros más recientes mientras daba una calada, exhalando una nube de humo azulado. - Errr... compadres, ese orejas puntiagudas ha dicho algo que no me había planteado. ¿Qué pasa si nos dejan fuera a alguno de nosotros? Tendrían que ser ciegos, torpes y tontos para hacerlo, pero es una posibilidad. Por mi parte no aceptaría que ninguno de vosotros no ingresase en los Rift Warriors, amigos. He sangrado con y por vosotros y os otorgo el mismo crédito, y no estoy dispuesto a que nadie nos aparte a un lado sin darnos una oportunidad al menos. - el gigante asiente satisfecho de lo expresado, tras lo cual devuelve su atención a su jarra por unos momentos, mirando en última instancia a la pizpireta tabernera.

- ¡Hey Señorita!, A lo mejor tiene alguna chapuza que le pueda hacer, o algo que cargar dentro o fuera del Saloon, quizás partir o cargar leña, algún trabajillo con el que congraciarnos con usted, que no se diga que mi padre crio un Enano maleducado, jo, jo, jo. Si puedo hacer algo por la dueña del lugar que ha sido una casa para los Rift Warrior, sólo dígalo. - Raxus hace una graciosa reverencia para alguien de su tamaño, que es algo hilarante a la vista, todo sea dicho.