Partida Rol por web

La jovencita no pudo evitar soltar un gritito al escuchar aquella voz justo detrás suya. Rápidamente se giró sobre sus talones para descubrir con horror que el hombre que casi la atrapó la última vez, estaba justo allí, mirándola con ojos fríos y crueles.

Dudaba mucho que pudiera escapar de él una segunda vez, aunque tenía que intentarlo o de seguro perdería la vida. Por todo ello, cuando éste comenzó a hablar, Leonor echó a correr rápidamente tratando de esquivarle, queriendo aprovechar el hecho de que él parecía sostener algo entre sus brazos envuelto por una sábana.

Las palabras del hombre siguieron saliendo de su boca aunque la joven no le respondiera o las ignorara directamente. Eso no evito que aprovechara que tendría que rodearlo en ese espacio pequeño para apuntarle y tirarle las sabanas con el contenido encima de ella.

La joven tenia la opción de que le pegue y esperar que no la detenga demasiado o esquivarla en medio de la corrida pero eso tambien podía dificultar su andar. En especial porque a pesar de la adrenalina que iba apoderándose de ella, el cansancio y tristeza tambien lo hacian.

Aquel hombre, que parecía ir vestido con una túnica ceremonial a juzgar por los bordados, posiblemente llevara en brazos el cadáver que había visto en la otra sala la noche anterior, envuelto en una tela. En cualquier caso, no deseaba averiguarlo, puesto que posiblemente ella acabaría dentro de una tela como aquella, si esa cosa la atrapaba.

Por todo ello, y a pesar de que el hombre no dejaba de hablar, Leonor volvió a intentar huir de él, independientemente del cansancio y de la desesperación que la envolvía. Su mejor baza era evitar que la golpearan, puesto que la fuerza que había demostrado la primera vez que le conoció, dejaba bastante patente que si le alcanzaba, posiblemente la dejara medio muerta en el suelo a causa de la onda expansiva que pudo contemplar tan cerca de su rostro.

Por todo ello, intentó adelantarse al hecho de que le lanzara el fardo para hacerla caer, y trató de escabullirse cual gacela de entre las garras de su enemigo… tan solo esperaba que Dios estuviera de su lado.

Pero Dios no estaba de su lado en ese momento, tal vez por la falta de fe que mostraba hace rato la joven o puede ser que su relación con esas criaturas la habia alejado demasiado de la vista de este.

Al menos ese fue su corto pensamiento antes de sentir como ese cuerpo, ya que se sentía como un cuerpo aunque mas chico del que habia visto, impactaba contra ella con tal fuerza para hacerla chocar con una de las mesas tirando muchas de las cosas encima. Habia sido tan doloroso como ella habia esperado de ese hombre que no guardaba en nada sus fuerzas contra ella.

El Guardian no sonrió ni mostro gesto alguno ante el impacto, aunque a diferencia de lo que ella podia esperar no se terminó de acercar a ella siendo más precavido rodeándola hasta volver a tapar su salida. Incluso retrocedio unos pasos mas cerca de la salida.  “A los ladrones se les corta las manos.” Afirmo con su voz rasposa confirmando algo que ella sabia muy bien.

Mientras apartaba el cuerpo de ella, termino descubriendo que se trataba de un perro. Este seguramente estaba muerto porque no habia forma que no digiera nada ante el choque. "Ni sabes lo que has tomado." expulso con desden de su boca.

El impacto que recibió la hizo tambalearse y perder el equilibrio por un momento al chocar contra aquella mesa haciendo que varias cosas se desperdigaran por el suelo, aunque afortunadamente ella no se cayó al suelo. Le dolía bastante y seguramente le saldría un morado en la piel allí donde ese pobre perrito le había golpeado, pero este sería el menor de sus males si el hombre la atrapaba, puesto que estaba totalmente segura de que no se limitaría a cortarle las manos, sino que posiblemente la matara de una forma horrible si la atrapaba.

¿Por qué había sido tan estúpida de volver allí? ¿Tan importantes eran aquellas páginas que faltaban del libro como para perder la vida? Aquellas preguntas no importaban lo más mínimo ahora, puesto que no había nada que pudiera hacer salvo tratar de luchar por su vida, por lo que, viendo las posibles salidas, analizó los huecos por los que podía colarse a pesar de que su agresor estaba intentando evitar que se escapara de nuevo.

Leonor odiaba la violencia, pero aquello era una cuestión de vida o muerte, por lo que sacó su cuchillo dispuesta a usarlo si era necesario, y trató de escapar de allí suponiendo que su enemigo no imaginase que arremetería contra él para abrirse camino.

Ambos se encontraban enfrentándose con las miradas como si fueran un depredador y una presa en la naturaleza, cada uno sabiendo su lugar mientras pensaban que sabian las debilidades y fortalezas del otro. La mirada del hombre se desvió solo cuando esta saco su cuchillo, dándose cuenta de lo peligroso que se habia convertido este encuentro que tenían y sin saberlo la joven habia dado mas razones al hombre para ser cruel.

Por su lado la joven no dudo, aprovechando ese pequeño cambio de atension para correr al lado del hombre antes que este terminara de tapar la salida. El hombre sin nada mas que tirarle a la joven tuvo que lanzarse a si mismo para tratar de sujetarla y arriesgarse a que la joven le clavara el cuchillo.

Fue solo un instante donde todo salio para el lado de la joven que se colaba entre el feroz agarre de aquel guardian, generando finalmente una emosion en èl que era la frustración. “De nuevo corriendo.” Afirmo el hombre antes de seguirle sin dejarse rendir ante ese fracaso.

La jovencita pudo ver en los ojos de aquel viejo hombre como su expresión pasaba a ser aun más cruel que antes al sacar ella su cuchillo, haciendo que se arrepintiera al instante de haberlo hecho. No obstante, el daño ya estaba hecho, por lo que debía intentar escapar cuanto antes de ahí para no volver nunca más.

Los segundos en los que su enemigo centró su atención en el cuchillo, fueron suficientes para que Leonor rompiera el silencio y echara a correr hasta sortear el obstáculo. Ella no era fuerte ni peligrosa en combate, pero su agilidad debía ser suficiente para escapar de allí… Al menos eso deseaba con todas sus fuerzas, puesto que si no, este sería sin duda su fin.

Cuando finalmente pasó de largo al frustrado hombre, no se lo podía creer. No obstante no se permitió un segundo de duda y echó a correr a toda velocidad hasta que sus pulmones ardieran. Ya sabía dónde estaba su única salida, y debía abrir la puerta antes de que la alcanzara, o esta sería su tumba de piedra… Estaba aterrada, pero debía ser fuerte o jamás sabría el paradero de su hermano, ni tendría futuro de ningún tipo.

Corre por su vida era algo muy fácil en ella que con lo duro de su vida y siendo consciente de su de su poca fuerza, termino practicando hasta volverse una de las mejores en esa ciudad. Aun con su sueño y cansancio haciendo mella en ella.

Tras pasar al hombre su corrida no hay ningún obstáculo avanzando hasta la sala de entrada sintiendo los pasos del hombre detrás de ella pero sin sentirlo cerca. Dando una sola mirada hacia la salida se sorprendió al ver la luz de afuera aunque pensándolo mejor se dio cuenta a que a diferencia de la vez anterior no había escuchado un ruido que marcara como se estuviera cerrando la puerta escondida.

Aquella luz le dio esperanza a la joven que rápidamente volvió a ascender pensando que ahí afuera solo quedaba su salida de ese laberinto subterráneo. Aunque recordó su última pasada por ahí y tuvo un presentimiento extraño, dandose vuelta para notarlo mas cerca que antes como si su velocidad hubiera ido aumentando rápidamente.

Podria intentar cerrarle la puerta en la cara activando el dispositivo en el vuelo y pasando como la ultima vez pero también estaba el riesgo que el Guardián la detuviera el suficiente tiempo para dejarla encerrada con él. 

Sentía como sus pulmones ardían mientras corría por esos pasillos que le habían parecido bastante menos largos antes de que su vida peligrara. No obstante no se detuvo y continuó alejándose a toda carrera para añadir distancia entre ella y su perseguidor.

La luz se veía al otro lado del pasillo y no parecía que nadie estuviera allí para cerrarla, lo cual consiguió arrojar un rallo de esperanza en su personita. Pero en ese momento, la rapidez de los pasos de su perseguidor la alertó lo suficiente como para que se girara durante un segundo hasta comprobar con horror como su atacante iba ganando velocidad de una forma alarmante.

El miedo a quedarse encerrada con aquel hombre era grande, pero el miedo de que la atrapara en la misma biblioteca y la arrastrara hasta el laberinto cuando intentara escapar por la ventana, era aun mayor. Por esa razón apretó los dientes para escapar aun más rápidamente de lo que ahora hacía y accionó el mecanismo para que la puerta comenzara a cerrarse, con la esperanza de que dejara a aquel hombre atrás y ella pudiera estar a salvo.

El mecanismo funciono con la misma facilidad que la anterior vez, empezando a cerrar la puerta luego de su presión. Poniéndole un límite de tiempo tanto a ella como al hombre para completar su objetivos, aunque claro la joven arriesgaba mucho mas con esta movida.

Ella no habia frenado ni un segundo mientras subia las escaleras sintiéndose extraña en cierta forma que no entendía aunque eso no la ayudaba a alejarse más del Guardian  que seguía enfocado en su esfuerzo. Aquella sensación rara en su cuerpo la confundía un poco haciéndola ver como sus propios pies avanzaban a una velocidad mas rápida de la que su cerebro podia acostumbrarse. Ocurriendo lo que tenia desde que empezó esa extraña sensación su pie termino pisando mal un escalón que la hizo caer de bruces a la escalera.

Ese tropezó fue suficiente contundente para que el Guardian alcanzara su posición y la tomara con fuerza del pelo y el hombro del brazo donde llevaba el cuchillo. “Mira hacia delante…mira como la salida desaparece frente a ti, gracias a tus acciones.” Afirmo el hombre con una crueldad fría dejándole la oportunidad de mirar hacia arriba notando la puerta cerrando. Pronto supo que ya era tarde.  

Leonor activó el mecanismo para evitar que el hombre pudiera continuar persiguiéndola, una vez que atravesara el umbral que separaba aquel horrendo lugar con la biblioteca. Algo no andaba nada bien, pero en su frenesí no tuvo demasiado tiempo para analizar qué era lo que ocurría.

De repente, la muchachita sintió como un nudo en la garganta la atenazaba al darse cuenta de que su perseguidor no parecía ir más rápido que ella, sino que ella parecía estar reduciendo la velocidad a pasos agigantados, como si estuviera siendo víctima de una extraña droga o un poder que no comprendía.

Su desesperación fue tan grande, que un traicionero paso la hizo caer de bruces en el suelo mientras la puerta aun estaba cerrándose. Intentó levantarse como pudo, pero su enemigo aprovechó su caída para abalanzarse sobre ella y agarrarla, imprimiendo la suficiente fuerza como para sujetar su cuchillo y su cabeza y obligarla a mirar como la puerta terminaba de cerrarse, dejándola a solas con esa criatura que de seguro la mataría de una forma horrible y despiadada.

-¡No! ¡Por favor no me mates! ¡No me hagas daño! ¡Por favor! – Se escuchó decir sabiendo que sus súplicas serían en vano, mientras realizaba los últimos esfuerzos para soltarse de él, con la intención de escapar hacia otra dirección, esperando que existiera otra salida en alguna parte.

El hombre dejo de mirar la salida cuando esta cerro para centrarse en la joven que tenia en su poder y de la cual aun no habia descubierto su verdadera naturaleza. Sus manos continuaron sujetando su hombro y cabello, liberando un poco este ultimo del sombrero que ella sentía cerca de caer.  

“¿Pretendes que te deje libre?” pregunto mientras la sujetaba con mas fuerza impidiendo su escape por el momento. “Dime donde se encuentra el libro que robaste. Es un libro de una gran importancia, que esperamos tener de vuelta muy pronto.” Declaro sin levantarse sino apoyando mucho de su peso en ella mientras la inmovilizaba eligiendo que su corta charla fuera de esta manera tan desagradable para ella.

La joven por su lado se agitaba pero no habia logrado encontrar una salida de su agarre por lo tal vez lo mejor seria esperar un mejor momento. Aunque si este ocurriria no era algo que deberia esperar a descubrir por si misma.

La joven fue consciente de que le era imposible zafarse de su agarre que la apretaba cada vez más e incluso usaba su cuerpo para aprisionarla con más contundencia. Al agarrarla del pelo, su gorro se desprendió lentamente y, a pesar de que aun estaba sujeto por varios cordoncitos para evitar que callera en cascadas de rizos rojizos sobre sus hombros, supo que era cuestión de tiempo que descubriera que en realidad ella era una mujer.

Asimismo, cuando le pidió el libro, Leonor pensó que realmente estaba condenada, puesto que no podía explicarle que lo había destruido sin que entrara en cólera y acabara con ella al instante por su osadía. Por todo ello, e intentando mostrar una entereza que no tenía, la huerfanita trató de defenderse como pudo.

-Si te lo digo no tendrás ninguna razón para no matarme. Déjame ir y te lo traeré. – Afirmó, suponiendo que era muy poco probable que aceptara, pero no teniendo más remedio que intentarlo de todos modos.

Mientras la joven disminuía sus intentos por escapar la fuerza del agarre del hombre dejaba de ser tan dolorosa aunque seguía firme en los lugares que había elegido  junto con su cuerpo.

“Si te dejo ir no tengo ninguna razón para pensar que volverás…una segunda vez.” Respondió remarcando con un tono especial sus últimas palabras. Como ella esperaba esa propuesta no termino convenciéndolo. “Respeto a tu muerte no tengo razón para matarte antes que lo tenga enfrente mio, ya que en tu desesperación podrías cometer el grave error de mentirme...” comento con seriedad tirando de los cabellos de la joven para que las mirada de ambos se cruzaran. “Entonces descubriría tu mentira muy tarde y terminaría teniendo un cadáver que no podría responderme nada.” Le aclaro dejándole claro cuando le arrancaría la vida.

“De nuevo te preguntare donde está el libro. Si no lo tienes en tus manos dime a quien se lo diste e ire a interrogarlos a ellos. Pero mejor no me mientas porque lo sabre.” Volvió a insistir con un tono de amenaza. 

Leonor se había rendido ligeramente sabiendo que no tenía escapatoria por el momento. Aun así, le sorprendió que aquel hombre aflojara un poco el doloroso agarre para permitir que respirara.

Aun así, el poco alivio que sintió, desapareció de golpe cuando su captor le confirmó lo que ya sospechaba: En cuanto consiguiera el libro, o en su caso, en cuanto descubriera que lo había destruido para siempre, la mataría sin piedad sin que quedara nada de ella.

-Pero si vas a matarme una vez que consigas el libro, ¿Por qué debería de decírtelo? – Preguntó algo asustada, mientras él la obligaba a mirarle directamente a los ojos – No veo que haya muchas esperanzas para mí…

“Es cierto, no hay muchas esperanzas…” afirmo dándole la razón sin esconderlo con una mentira. “Aunque la cooperación tuya podría llegar a resultar en un fin menos doloroso de lo que podrias sufrir ahora callando tu boca.” Agrego mirándola fijo como ella se esperaba.

“Creo que no entiendes mi antigüedad y lo cruel que puedo ser. Por mi antigüedad conozco métodos que jamás habrías imaginado para hacerte sufrir pequeño, incluso conozco formas para que sigas viviendo por años hasta que finalmente me aburra de torturarte.” Le explico con un frialdad dándole a ella una visión del hombre que había encontrado en la mesa la primera vez que habia venido. “Comparado con eso una muerte rápida o la perdida de tus manos se convertirá en un alivio. Te lo juro.” Termino declarando esperando con interés la respuesta de ella.

Como si presintiera algún pensamiento de escape volvió a apretar sus manos en ella, generándole un dolor especialmente en su cabello que el Guardian tiraba con una fuerza que te hacia pensar que terminaría arrancandotelo.

La jovencita tembló de arriba abajo ante la respuesta que ese monstruo le ofreció. No tenía esperanzas… moriría allí tras decirle la verdad… y dudaba mucho que le diera una muerte rápida cuando descubriera que el libro de Nod ahora no era más que cenizas…

-¡Mi señor! Se lo di a mi señor – Dijo casi de inmediato mientras se ponía pálida como una pared de mármol blanco, sabiendo que con aquello estaba condenada de alguna forma, aunque aun no comprendiera del todo las implicaciones de sus palabras.

-Mi señor Konrad… te puedo llevar hasta él, pero tendrá que ser de noche. – Respondió finalmente, rezando a Dios para que el vampiro la defendiera una vez que supiera que estaba en peligro de muerte. Aquello le costaría mucho, pero al menos tendría una mínima posibilidad de salir de allí con vida.

El hombre pareció genuinamente sorprendido que invocaras un señor en tu defensa, seguramente dejándose llevar por tu apariencia sucia y desarreglada. Pero su rostro volvió a ponerse neutro al menos hasta que la mujer nombro a Konrad aquello también le llamo la atención. “¿El señor Konrad?” pregunto esperando a que afirmaras antes de continuar, incluso soltando de nuevo un poco su agarre.

“¿Porque lo mencionarías a él? ¿ Porque robaría ese libro de aquí? ¿Y que planea hacer con todo esto?” rápidamente el Guardian le llenaba con preguntas ante un misterio que no terminaba de entender pero que lo dejaba desconcertado tal vez preocupado.

La joven no sabía muy bien las implicaciones de lo que había hecho parta salvar su vida, como su posible egoísmo agitaría aguas que ya de por si se encontraban lo suficiente agitadas. Pronto conocería una de las guerras más antiguas en este mundo que hasta ahora desconocía.

“Levántate.” Dijo mientras él mismo lo hacía y la tomaba del pescuezo de ella. “Mi señor va querer saber de esto y se llamara a Lord Konrad para que hable a tu defensa, junto con la suya.” Exclamo mientras la hacía descender por las escaleras del otro lado del dispositivo para abrir la puerta.

No estaba demasiado segura de lo que hacía, pero Konrad le dijo que si estaba en peligro el podría defenderla si se trataba de asuntos de Vampiros. No le hacía nada de gracia inmiscuirle en algo que ella misma se había buscado, pero estaba muy asustada y aquello fue lo único que se le ocurrió de forma precipitada para salvar el pellejo.

Sentir como su captor se sorprendía y soltaba ligeramente su agarre ante la mención del noble, le hizo tener aunque fuera una mínima esperanza de salvarse. Estaba tan muerta de miedo que no pudo evitar hablar de él, aunque cuando el anciano mencionó que se llamaría a Lord Konrad para que hablara en su defensa, algo en su fuero interno reaccionó al darse cuenta de que el hombre por el que sentía algo especial que no podía explicar, quizá estuviera en problemas por su culpa.

-Yo no he dicho que lo quisiera ni que planeara nada de esto… Él… no lo sabía… Yo… entré aquí por mi estúpida curiosidad… Ese libro… me llamó de alguna forma que no puedo explicar. E…era más fuerte que yo. Yo… no pude evitar llevármelo. Lo siento de verdad – Se justificó con los ojos vidriosos sin saber por qué lo hacía y obedeció al anciano cuando le ordenó que se levantara, sintiendo como su áspera garra atenazaba su cuello mientras la conducía hacia el mecanismo de la puerta.

La justificación de la joven parecía no sentarle del todo bien al Guardian que aunque escuchaba habia decidido hace tiempo no mirarla mas a los ojos mientras bajaban hasta la pequeña habitación de los pasillos.

“No lo has dicho pero igual se lo llevaste a él y este por lo que se aun no lo ha devuelto.” Respondio finalmente con severidad, aunque tus otras palabras parecieron hacerlo meditar. “Ese libro es muy importante y no dudo que pudo haberte interesado incluso antes de leerlo. Pero eso no te da el permiso de robárselo a mi señor o de volver aquí.” Sentencio antes de mirarte con sus ojos negros. “Deja de llorar compórtate como un hombre, ya que seras sentenciado como uno.” Le reprocho dejando ver que las lagrimas de ella no tendrían ningun otro sentimiento que el desprecio.

Mientras avanzaban juntos por ese laberinto bajo la Biblioteca Marciana, volvieron por el tercer pasillo que hace poco habia visto la carrera de ambos hacia la salida. Llegando a la gran habitación el hombre miro el desastre que se habia producido negando con la cabeza hasta terminar de llevar a donde estaban las camas. “Te quedaras aquí hasta la noche.” Le informo soltando su cuello y levantando una mano como si esperara que le dieras algo.