Partida Rol por web

Habia llegado la noche que habían preparado ambas mujeres para una cena con una mujer griega que no había dejado buena imagen en ninguna. Por eso mismo que además de la casa y los platillos se habían preparado a si mismas. Aun faltaba un tiempo para que la cena comenzara pero las jóvenes se encontraban ya en el salón principal, luego que una sirvienta hiciera pasar a Leonor junto a su invitado.

A Gianna no le llego ninguna señal que la cena fuera cancelada pero tampoco recibió mucha comunicación de la famosa griega que ni había intentado mandarle aunque sea una pequeña carta con algun pedido o alguna consulta educada.

Ambas sabían que los barcos de ella no habían partido y ahora mismo deberían estar en el puerto. Pero eso era poco para saber los planes que tendría la griega para esa noche. De cualquier forma no faltaban las precauciones con Bastien cuidando la casa y preparando a los guardias para cualquier cosa.

Konrad en un momento se aparto educadamente y fue para dejarles un momento tranquilas, para que charlaran como ellas querían.

Leonor había decidido acudir a la cena con un sencillo y bonito vestido, tratando de mostrarse tal y como era ante su querido hermano Theo para que le resultara más fácil de reconocer. El corazón le latía muy fuerte por el encuentro, y esperaba poder pasar algunos momentos a solas con él a lo largo de la noche.

La presencia de Konrad la tranquilizaba un poco, puesto que si la vampiro pretendía usar sus poderes, de seguro se contendría bastante más en presencia de otro miembro de su estirpe... o al menos así lo pensaba ella.

Cuando fueron recibidas, la joven huérfana le entregó un precioso ramo de flores a su querida Gianna, la cual había hecho posible esta cena, y muy pronto ambas se quedaron a solas en el salón, ya que Konrad les dejó intimidad.

En cuanto aquello pasó, Leonor abrazó a Gianna con muchísimo cariño, a pesar del miedo que tenía porque algo saliera terriblemente mal. – Mi querida amiga, no sabes lo mucho que agradezco esta oportunidad, ya que sin ti no hubiera sido posible. Estoy tan asustada de que Theo siga sin recordarme después de la cena… Espero que esa mujer no me lo haya robado para siempre. – Le confesó, sabiendo que estos era los últimos momentos que tenía para mostrar flaqueza, ya que cuando sus invitados llegaran tendría que mostrarse más fuerte y segura que nunca.

Gianna se había preparado para aquella cena luciendo más guapa que de costumbre, usando ropa realmente bonita, aunque en verdad se había sentido relegada en todo momento y no era algo a lo que estuviera acostumbrada por lo cual le resultaba más intolerable pero se dijo que primero había prometido su ayuda a Leonor y eso era de momento lo único que debía importar.

Hasta ese momento no sabían si la mujer asistiría y si lo hacía, tampoco era una seguridad que llevaría al hermano de Leonor pues ella sabía bien que aquel sí era el pariente de la pelirroja y posiblemente se acobardaria. Tampoco le importaba mucho, estaba segura que Leonor encontraría la manera de recuperar a su hermano. Cuando la vio llegar con Konrad tampoco se lo esperó pero los saludó amablemente a ambos.

-Sean bienvenidos a mi casa.

No entendía porque Leonor no se había puesto uno de esos bonitos vestidos que ella le había regalado pero tampoco quiso incomodarla con esas preguntas. Debían estar atentas a lo que sucediera, por suerte ella tenía todo bajo control con Bastien.

-Querida, al fin puedo verte. Ni siquiera he podido contarte que le pedí a Ignacio que se case conmigo... Y que conocí a alguien espectacular.

Pero pronto se dio cuenta de lo nerviosa que estaba Leonor y rápidamente tomó sus manos.

-La familia tiene un lazo que nadie puede realmente romper así que no pienses en eso, vas a recuperar a tu hermano y a mí no tienes que agradecerme nada.

Era mejor que Konrad se hubiera apartado para así poder hablar tranquilas. La miró a los ojos y asintió.

-Ésta noche no eres menos que nadie y mucho menos que esa mujer, debes verte radiante, no eres mi invitada, eres dueña como yo, ¿entendido?

Cuando Gianna les recibió, la joven huerfanita se quedó embobada al contemplar lo bella que estaba con ese espectacular vestido. Aquella dama iluminaba con luz propia y poseía un encanto natural que Leonor estaba lejos de tener, ya que pertenecían a mundos totalmente diferentes.

Pero todo aquello no impedía que ambas mujeres fueran amigas, a pesar de lo extraño que resultara en una sociedad de plebeyos y nobles, regida por el dinero y prácticamente dirigida por la iglesia. Las dos eran diferentes a la mayoría en más de un aspecto, y aquello era lo único que importaba, y la razón por las que ambas estaban tan unidas.

No obstante, la sorpresa se dibujó en el rostro de Leonor cuando escuchó que lady Scarpati había pedido a Ignacio que se casara con ella. Aquel hombre no le gustaba demasiado, ya que pensaba que no era más que un interesado cuyo único objetivo era apoderarse de las riquezas de su querida amiga, pero lo que realmente la inquietaba era el hecho de que se entregara a otro hombre estando verdaderamente enamorada de Cirino y a punto de realizar el viaje para ir en su búsqueda.

-¿Le pediste a Ignacio en matrimonio? Pe…pero… - dijo confundida, deteniéndose unos segundos ante la mención de haber conocido a alguien especial durante estos días que habían pasado.

-Yo…no sé que decir. Tienes que contarme muchas cosas y yo también a ti. Ojalá tengas razón con respecto a mi hermano. Si esta cena no funciona, aceptaré cualquier sugerencia o acción tuya para conseguir que vuelva a ser el mismo… incluso el secuestro que aconsejaste no hace mucho a pesar de los riesgos. No estoy dispuesta a que esa mujer me lo arrebate sin luchar. – Le dijo, dejándole bastante claro que confiaba plenamente en ella.

-Con respecto a mis ropas yo… pensé que si vestía de forma sencilla, Theo me reconocería con más facilidad ya que nunca me vio radiante precisamente, aunque… supongo que tienes razón y la idea ha sido una estupidez ¿Crees que debería cambiarme antes de que llegaran los invitados? ¿Me prestarías uno de tus preciosos vestidos? Me encantaría escuchar la historia de Ignacio y de esa persona espectacular mientras tanto.

A Gianna no le sorprendía ver así a Leonor respecto de lo que acababa de confesarle. Tal vez si ella fuera otro tipo de mujer, también le sorprendería pero no era y agradecía eso porque no entendía como ella podría ser tan buena como su amiga. Respiró profundo.

-Es algo largo pero en resumen te diré que es algo super necesario para deshacerme de la madre de Leonzio. No la tolero más.

La joven noble sonrió.

-Tú tampoco me has contado algunas cosas... Vas a todos lados con ese señor Konrad.

En realidad tampoco le importaba mucho quién era él si hacía feliz a su amiga. Estaba segura que la griega no iba a hacerles las cosas faciles pero tampoco se preocupaba mucho por ella.

-Tranquila,pequeña. Todo estará bien,vas a recuperar a tu hermano y no se volverán a separar nunca. Cueste lo que cueste, te lo firmo donde quieras.

Había algo que no entendía, ella no había dicho nada al respecto de las vestimentas de Leonor y se sintió angustiada porque tal vez su mirada hacia la pelirroja había sido inapropiada.

-Estas hermosa, no te cambiaría por nadie pero mi guardarropa es todo tuyo.
Lo que desees esta ahí para ti...

No, ella no habría dicho nada nunca porque no la querría incomodar, ¿le había leído la mente? Gianna se sentía muy mal por haber hecho algo y dicho que hiciera sentir mal a su amiga.

Leonor se extrañó ante lo que dijo su amiga puesto que no sabía nada de lo que estaba contando - ¿La madre de Leonzio? ¿Qué es lo que te está haciendo? Desconocía que te importunaba. De hecho, pensé que el padre de Leonzio te quería como a una hija – Respondió algo pensativa, justo antes de alzar la cabeza ante la pregunta de su amiga.

-Jajaja ¡No no! Más quisiera lord Konrad que fuera a todos lados con él. De momento, hasta que no sepa lo que siento por él, no quiero atarme a ningún hombre, y Konrad… bueno, digamos que desea acelerar las cosas. Es otra de las razones por las que quiero irme contigo y alejarme durante un tiempo. Tengo que aclarar mis ideas… Por favor no le digas nada o tratará de impedírmelo. – Le confesó hablando muy bajito en su oído para que el Vampiro no pudiera enterarse aunque quisiera.

La joven pelirroja no pudo evitar regalarle una amplia sonrisa cuando escuchó la promesa de Gianna con respecto a recuperar a Theo. En ese momento la abrazó impulsivamente sintiéndose afortunada de tenerla a su lado. No entendía cómo era posible que alguien de su linaje la hubiera aceptado hasta el punto de convertirse en alguien muy querido para ella, pero así era, y le daba gracias a Dios por ese milagro.

-¡Vaya! Cuando dijiste que esta noche no era menos que nadie y que debía verme radiante delante de la griega, pensé que te referías a mi vestido. Siento haberte malinterpretado, aunque… De hecho, creo que no es mala idea porque esa mujer no es como tú y seguramente mi apariencia le haga tratarme como a alguien inferior, aunque acepto cualquier consejo, que en estos temas tu eres la experta – Empezó a decir con un guiño, antes de pararse en seco para mirarla fijamente a los ojos.

La mirada de Gianna y la amistad que le había mostrado siempre a cambio de nada, era prueba suficiente de que podía confiar en ella pasara lo que pasara. En ese momento, Leonor sintió que podía contarle casi cualquier cosa y por ese motivo la tomó de las manos y comenzó a abrirle su corazón.

-Gianna, hay algo que me gustaría que supieras. Algo que yo misma no sabía hasta hace muy poco y que aún no estoy segura de que sea verdad porque cuando era niña perdí la memoria y, aunque estoy empezando a recordar cosas, todo es muy borroso para mi ¿Te gustaría oírlo? Creo que todo tiene que ver con este medallón. – Le preguntó al tiempo que le mostraba un medallón de oro con un escudo nobiliario y una frase que decía claramente “La familia siempre primero L.A.

Gianna sonrió.

-Bueno, que el padre de Leoncio me quiera como a una hija, no quiere decir su su mujer sienta lo mismo. La realidad es que me culpa por la muerte de su hijo y ha empezado una guerra contra mí, así que tuve que pedirle a Ignacio que me despose.

Pero la joven noble no quería ocuparse de la madre de Leoncio en ese momento.

-Sabes que cuentas conmigo para lo que sea y si quieres alejarte de el por un tiempo, cuenta con ello. Y por supuesto, no le diré nada, no tienes ni que decirlo.

Se levantó y tomó la mano de su amiga para llevársela consigo hacia su alcoba mientras sopesaba la pregunta de su amiga.
Una vez en la alcob abrió su guardarropa dejando a la vista de Leonor un abanico amplio de posibilidades en cuanto a colores y texturas.

-Elige el que desees y estoy lista para escuchar lo que quieras decirme.

La joven se sintió algo apenada al escuchar que la madre de Leoncio culpaba a Gianna de la muerte de su hijo, aunque no había mucho que pudiera hacer al respecto, salvo quizá intentar preguntar en las calles que se sabía sobre la muerte del noble, ya que los pobres tenían oídos y ojos en todas partes.

Decidió guardar ese pensamiento para tomar acciones en el futuro ya que su amiga le hizo la promesa de mantener sus secretos a salvo con ella y le aseguró que podía contar con con su apoyo incluso para alejarse de Konrad durante el tiempo que necesitara para pensar y para descubrir si realmente le amaba, o si era todo producto de la sangre que le había dado.

Aquello le hizo sonreír mientras dejaba que la tomara de la mano y la acompañaba. Sus ojos volvieron a abrirse de par en par maravillados ante la cantidad de preciosísimos vestidos que se mostraban en el armario. En esos momentos, la damita posó suavemente las manos por un delicado vestido turquesa a juego con sus ojos, con bordados en plata y pequeños encajes que parecían tener vida propia. Era espectacular, y tras mirar a Gianna para comprobar que le daba su consentimiento para probárselo, comenzó a vestirse delante de ella al tiempo que le decía.

-Te agradezco todo lo que haces por mí… eres tan buena conmigo… yo…creo que este medallón pertenencia a mi familia. He investigado y parece que la desgracia asoló a la casa noble con esta heráldica. No sé por qué me siento muy unida a él a pesar de que fue a parar a mis panos por casualidad, y últimamente he estado teniendo recuerdos…o sueños de mi pasado. Concretamente de cuando era niña. Incluso he visto a mi tío, aunque no tiene mucho sentido puesto que hasta ahora tan solo recordaba mi tiempo en el orfanato, del cual nos escapamos mi hermano Theo y yo. – Se sinceró justo antes de continuar

– Verás yo… siempre he padecido pesadillas y mi hermano a veces tenía que despertarme porque gritaba en sueños o andaba dormida. Siempre pensé que era porque tenía miedo de que nos volvieran a atrapar, a separar o cualquier cosa peor, pero ahora pienso que puede ser por un recuerdo terrible de mi pasado que mi mente ha enterrado en lo más profundo de mi memoria... ¿Crees que tiene sentido? - Preguntó antes de seguir contándole más secretos a su querida amiga.

Gianna se sentía complacida de poder ayudar a Leonor de cualquier manera, aunque a veces no pudiera hacer nada porque su amiga no quisiera.

-Ese vestido es una excelente elección.

Sonrió cariñosa mientras escuchaba a su amiga, realmente no tenía ni idea de que había vivido una vida así, tan triste. Con también era huérfana, prácticamente no había conocido a su madre pero su padre se había encargado de dejarla bien resguardada pero aunque eso no fuera suficiente, era mucho mejor que lo que habían vivido Leonor y su hermano.

-Gracias por contarme todo esto, Leonor y no tienes que agradecer nada. Y si, creo que tiene sentido y tal vez podrías ir con algún joyero o maestro de armas, tal vez podría decirte el origen de tu familia o algún detalle que te lleve a vivir más tranquila. Cuando quieras puedo llevarte.

Leonor se sintió contenta al ver a su amiga sonreír. Le gustaba verla feliz ya que su rostro tenía un brillo especial y algo cómplice también.

Por todo ello acepó el vestido y empezó a cambiarse rápidamente al tiempo que le respondía – Me gusta contarte cosas de mí. No he tenido muchas oportunidades de sincerarme con nadie, ya que la vida en las calles no es precisamente fácil.

Cuando Gianna sugirió que visitaran a un joyero o maestro de armas, la joven pelirroja se puso algo seria antes de continuar revelándole confidencias – Bueno verás yo… no es que me enorgullezca mucho, pero confieso que me picaba tanto la curiosidad, que me colé por la ventana de la gran biblioteca y rebusqué entre los libros de heráldica sin que los guardias me pillaran. Encontré un tomo donde aparecía el mismo escudo de mi medallón, pero en él explicaba como la familia entera en cayó víctima de una maldición o algo parecido, y sus miembros morían de formas violentas o les era imposible tener descendencia, así que desapareció poco a poco – Dijo con tristeza.

-Igualmente, tampoco sé si es prudente para mí hacer demasiadas preguntas por ahí. Yo… no se lo he dicho a casi nadie, pero… una de las principales razones para que empezara a disfrazarme de muchacho fue para protegerme. Theo y yo nos escapamos del orfanato cuando el dueño quiso venderme a una noble y hemos estado huyendo desde entonces. No me gustaría que me descubrieran y me atraparan por empezar a indagar demasiado, yo… no hace mucho descubrí que ese hombre y la noble están aquí en Venecia. Otra razón más para irnos por un tiempo una vez que salvemos a Theo – Dijo bastante más animada ante la idea de que ella y su querido hermano pasaran un tiempo en el barco con Gianna.

– Yo… No le he contado nada de esto a Konrad. Por favor no le digas nada, o estoy segura de que considerará todo demasiado peligroso como para permitir que me mueva sola por las calles libremente. – Finalizó con un suspiro y algo de cautela .

Gianna escuchaba atenta porque quería a Leonor y quería que ella fuera feliz, si estaba en sus manos ayudar, lo haría. Las palabras podrían sorprender a cualquiera pero Gianna había escuchado y visto demasiadas cosas en la vida como para asombrarse por una historia como la de Leonor.

-No te preocupes, lo que necesites, puedes pedirmelo o a Bastien, él responderá por mí y se que es alguien en quien ambas podemos fiarnos.

La noble siguió la historia de su amiga, en verdad lo habían pasado muy mal y se sentía mal por ella pero no quería entrometerse.

-Se hará como tú desees y si no te encuentras segura donde estás, mi casa siempre será tu casa. No toquemos ese tema entonces y descuida, nada de lo que me digas será dicho a Konrad, jamás haría algo así.

Tomó sus manos con cariño.

-Vayamos allá y esperemos que todo salga como debe.

-Tienes mucha suerte de tener a Bastien a tu lado – Le respondió la jovencita mientras la abrazaba – Y yo tengo mucha suerte de tenerte a ti.

Leonor no sabía por qué Gianna se preocupaba tanto porque estuviera bien, pero ya no le importaban las razones, sino que la amistad que las unía era verdadera. Ojalá pudiera seguir contándole confidencias o escuchando las de su amiga, pero cuando Lady Scarpati la tomó de las manos para que fueran al gran salón, la huérfana supo que tenía razón y que era el momento de volver con Konrad mientras llegaban o no los invitados, el cual seguramente estaría algo aburrido de esperar.

-Vamos… Recuperaremos a Theo y haremos ese viaje juntas – Afirmó con una sonrisa mientras ambas se dirigían hacia el salón.

Tras la pequeña charla y el cambio de vestido de parte de la huérfana, ambas mujeres volvieron al gran salón donde varios de los sirvientes de Gianna les salieron al encuentro. No era que pasara algo raro sino que están terminando de confirmar los últimos detalles antes que la cena fuera puesta en la mesa. Los guardias les informaron que por el momento todo estaba tranquilo, al menos según las palabras de los que se encontraban en sus puestos de seguridad.

Tras un tiempo no demasiado largo, la griega se encontró llamando a la puerta de la mansión, Konrad había vuelto con ustedes notando con cierta gracia el nuevo vestido de Leonor. Vicenzo también se encontraba vistiendo bastante elegante y conservándose en un segundo plano sin comentar mucho aunque pareciendo preocupado también, según lo que podía adivinar Gianna de sus expresiones. Pronto supo que era porque la griega había traido una comitiva de guardias o soldados con ella, aunque había escogido dejar afuera a los hombres armados.

Cuando por fin la griega pasó al gran salón se encontraba vestida de una manera muy elegante, con un vestido color azul oscuro algo ajustado ayudando a mostrar mas su figura. Detrás de ella venían dos hombre, uno era un hombre tapado con una gran sotana, que lo hacia parecer un hombre de dios aunque no era el tipo hombre de dios que acompañaría a una mujer sino que era algo mas joven y el otro era Theo que se encontraba con un traje oscuro casi como si fuera a un funeral de alguien, de paso su rostro tampoco mostraba mucha felicidad de estar ahí.

“Es un gusto volver a verlas. Me disculpo pero tras ciertos incidentes, mi capitán me aconsejo ir bien protegida por la ciudad en especial mente de noche. Aunque no es necesario que los invite a pasar a dentro, ya que saben cual es su lugar.” Comento la griega con su mejor sonrisa. “Ya conocen a Elio, pues el otro hombre que me acompaña es un sacerdote de Constantinopla que me acompaña de vez en cuando en mis reuniones para asistirme con consejos divinos. Su nombre es Karsten.” Les presento y ambos inclinaron las cabezas en un saludo silencioso.

La noble volvió más contenta de lo que había empezado aquella noche pero eso se terminó en pocos minutos cuando la griega llegó y es que, no era su belleza, no re su poder, era que no respetara los protocolos y llegara a su casa con un invitado y además, qué cosa más rara: un hombre de fe.

Pero ya estaban ahí y Gianna no pudo evitar mirar al hermano de Leonor y es que por más que aquella mujer dijera que no era, si su amiga lo decía, ella lo creía ciegamente. No tuvo más remedio que hacer gala de su fama como buena anfitriona y recibir a la mujer con su mejor cara.

-Bienvenida a casa Scarpati y no os preocupéis, vuestros hombres recibirán alimento. Es verdad que no debemos andar solas por ahí.

Sonrió amable y la invitó a sentarse mientras presentaba a Konrad con la recién llegada. La verdad era que el muchacho vestido de negro le dificultaba la concentración.

-Ahora nos conocemos todos o bueno, algo así.

Los sirvientes sabían que debían estar listos para cuando Gianna diera la orden de servir la cena pero ya había copas y vino bien dispuesto en la mesa.

-Si deseais pedir algo especial para comer, este es el momento indicado, mi lady.

Leonor se preguntaba qué habría estado haciendo Konrad mientras ambas se encontraban en los aposentos de Gianna. Se encontró sonriendo al pensar que seguramente habría tratado de entablar conversación con Bastien y, por alguna razón, aquello le pareció bastante dulce puesto que sabía que el noble había acudido esa noche a la mansión Scarpati por ella.

Cuando ambas volvieron, el Vampiro se quedó mirando a Leonor con aire divertido, lo cual hizo que la joven se ruborizara levemente sin poder evitarlo, ya que solía causar ese extraño efecto en ella.

No obstante, cuando Lady Soiledis hizo su aparición, el semblante de todos los presentes cambió visiblemente al ver como la desconfiada dama no había acudido sola ni mucho menos, sino más bien con una comitiva armada, la cual, a pesar de no ser tan numerosa como los hombres de Gianna, era de un tamaño a tener en cuenta.

Una vampirto no necesitaba estar tan bien protegida en mitad de la noche, y menos el clan de vampiros que había mencionado Konrad, por lo que aquellos hombres eran más un aviso hacia ellas que otra cosa. Pero la mente de la joven huérfana no pudo dedicarle demasiado tiempo a aquella posible amenaza, puesto que la presencia de Theo hizo que sus ojos no pudieran fijarse en nada más que en lo apuesto que se veía después dodo este tiempo sin verle, y en lo mucho que le echaba de menos.

La presencia del sacerdote puso en guardia a la huerfanita, ya que no había razones para que estuviera allí, aunque Leonor no tuvo más remedio que sonreír cuando Gianna comenzó a hacer las presentaciones, y desear que pudiera llegar el momento preciso para estar a solas con su hermano.

-Es un placer volver a veros. Lucís radiante con ese vestido. – Dijo Leonor con cortesía justo antes de besarla según el protocolo y ofrecer su mano primero a Theo, y por último al desconocido.

La griega realizo una muy pequeña reverencia al saludo de ambas, casi imperceptible. “Le agradezco la bienvenida Lady Scarpati y su amabilidad con mis hombres.” Comento adelantando para acercarse a Konrad y mirarlo detenidamente.

“Mucho gusto señor...puedo equivocarme en mi pregunta pero me parece que no es usted de estas tierras cierto?” pregunto sonriendo educadamente iniciando una conversacion con el norteño. Konrad no tardó en responderle que era como ella decía y no tuvo problema en especificar de donde venia, generando una pequeña sorpresa en ella aunque nada que saliera del protocolo o que mostrara disgusto en ella, que ahora se la veia mas intrigada por esa presencia.

Mientras ese encuentro ocurria ambos hombres que la habían acompañado iban a saludar a Gianna y Leonor, turnándose cada uno con ella. El sacerdote fue a saludar educadamente a Leonor, antes que el hermano pasar a acercarse a ella luego de saludar a Gianna.

Los sirviente mientras servían las copas a los invitados esperando la nueva orden de Gianna. “No se preocupe, escuche que los platos italianos son muy deliciosos por lo que usted presente sera bien recibido por nosotros.” Aclaro antes de volver a conversar con Konrad, dejando en el aire el halago de Leonor.

Elio hizo su mejor sonrisa forzada, pero se notaba que se encontraba incomodo de estar junto a la pelirroja. De cualquier forma tomo la mano de ella delicadamente y dejo un beso en su palma.

“Es un placer volver a verlas, con mi señora estuvimos hablando mucho de esta reunión.” Comento como si deseara empezar una charla con Leonor y se acerco un poco mas a Leonor queriendo decirle algo solo a ella. “Como dije antes lamento lo que paso con su familia y la perdida de su hermano..." dijo rapido aunque dejo unos segundos de respeto por traer un tema asi de duro. "Pero le pido por la memoria de mi familia que no repita lo que paso en el barco.” Le dijo con cierta neutralidad aunque no tanto en especial por como siguió acercando su rostro.

“Creame que si pidiera la ayudaría a buscar a su hermano, que la familia para mí siempre fue algo muy valioso.” Comento con una pequeña sonrisa actuando de una forma mas cordial y mas parecido a lo que ella recordaba de su hermano.

Mientras la charla entre Leonor y Elio ocurria, el sacerdote se acercaba a Gianna para saludarla también.

“Posee una bella mansión mi señora, sin duda su familia ha tenido la bendición de dios.” Comento sonriendo y mirando la sala entera con una curiosidad que parecía casi infantil pero sin salirse de lo normal que pasaba con los nuevos invitados.

“Si no es rudo preguntarle Lady Scarpati, hay alguna iglesia que su familia haya apadrinado durante estos años?” pregunto con una gran sonrisa mientras recibia la copa, consumiendo un poco de esta pareciendo probarla o degustarla primero. “Espero me disculpe…pero tengo pocos temas para hablar, aunque si no le agrada podría hablarme un poco de la llegada del Cardinal a esta ciudad. Escuche que fue todo un espectáculo.” Sugería enfocado en ella.

La joven no se sorprendió en absoluto cuando Hypatia se mostró tan maleducada de no devolverle el cumplido. Lo cierto es que no esperaba nada mejor de ella, ya que tanto su porte como su actitud, le decían que no era mucho mejor que los Lasombra que se creían muy por encima de todo y de todos….

Lo que no entendía es por qué la griega se había encaprichado de esa manera de alguien como su hermano, aunque tampoco comprendía a los vampiros que se mostraban atraídos por ella… ¿Acaso era que la sangre de Theo también era deliciosa como parecía ser la suya propia? No lo tenía muy claro, pero tampoco es que fuera a cambiar la situación actual, por lo que ahora debía centrarse en lo importante, y permitir que las personas que realmente se preocupaban por ella, como Gianna y Konrad, la ayudaran.

Cuando Lady Soiledis se centró en su Domitor y Theo se acercó a ella para besar su mano, un cosquilleo recorrió toda la piel de la jovencita, la cual había estado esperando ese contacto físico durante demasiado tiempo. El inconfundible aroma de los cabellos de Theo también inundó sus fosas nasales, haciendo que estuviera totalmente segura de la identidad del supuesto Elio, el cual se inclinó para hablarle con una confidencia que no hubiera esperado.

-Lamento mucho lo que ocurrió en el barco y entiendo que os sintáis algo incómodo en mi presencia. Fue un error imperdonable por mi parte y espero que ello no haya sido el motivo por el que estuvierais hablando con vuestra señora, ni enturbie esta reunión en absoluto. No me lo perdonaría. – Respondió con dulzura y una bonita sonrisa, intentando que el joven se relajara.

Pero entonces Theo afirmó que si ella le pidiera, el intentaría ayudarla a encontrar a su hermano, lo cual hizo que sus ojos se abrieran de par en par brillando de esperanza antes de contestar - ¿De verdad lo haríais? Quizá queráis escuchar entonces un poco sobre él, por si vos o los hombres de Lady Soiledis podéis encontrarle. No sabéis lo mucho que valoro vuestra gentileza. – Le susurró disfrutando de la sonrisa y la cordialidad que le mostraba ahora.

Aun desconocía el motivo por el que Krasten había sido invitado a la cena, pero algo le decía que le estaba haciendo tantas preguntas eclesiásticas a Gianna para tener una excusa para sentirse ofendido y que la cena terminara de forma abrupta antes de empezar.

A Gianna no le agradaban ni el supuesto sacerdote, ni la griega, Elio si pero le parecía un estúpido por no recordar a su hermosa hermana, estaba enfadada pero sabía disimular perfectamente por lo cual intentó responder a Karsten.

-Tal vez mi padre lo haya hecho, yo no lo se y perdón por eso pero no son las cosas que me agradan, de eso se encarga mi tío y estoy segura que con gusto lo pondrá al tanto.

La noble sonrió porque sabía que estaba bien resguardada, tanto por su tío como por Bastien.

-Lo vi poco al cardenal, por suerte para mi pero parece un hombre demasiado seco y firme.

La joven observó a su alrededor, iba a ser una larga noche.

-¿Tío, podrías hablarle al señor Karsten de la relación de mi casa con la Iglesia?

Y así evitaba tener que hacerlo ella, realmente no estaba con ganas de hablar.