Partida Rol por web

“Es mejor, o soy amiga con todos y algunos están en las colonias, asi que les tomaría un buen tiempo venir a tu fiesta.” Dijo divertida, ella habia entendido sin necesidad que le aclarara lo que organizaba pero igual tenia la intensión de bromear un poco.

Asintio “Esta bien, enviare uno si no podemos ir sino te apareceremos elegantes en la entrada de tu mansión.” Le confirmo pareciendo contenta de esa cena, incluso mas contenta cuando escucho las palabras de ella sobre Celia. “Sera lo mejor. Entre ambas podremos sacarle esa tonta idea.” Dijo con algo de malicia y diversión.

Gianna sonrió.

-Bien, entonces será un placer recibirlos.

Entonces miró a su compañera de paseo.

-¿Quién le metió esa loca idea a Celia?

La noble estaba curiosa.

La joven la miro extrañada. “Que raro me parecía que ya lo habia dicho…al menos un poco. Fue un obispo de Paris, un tal Frollo.” Respondio la Giovanni que se mostraba molesta con tan solo pronunciar el nombre.

“Al parecer ambos se conocieron y hablaron lo suficiente para que el Obispo le pusiera en la cabeza la idea de ir a Roma a hacerse monja. Osea que además queria alejarla de todos lo que ella conocía.” Comento negando con la cabeza. “Celia es creyente, aunque no es fanatica pero el hombre la tuvo cuando ella pasaba por un momento triste de su vida y eso logro bajarle las defensas.” Siguió explicando mientras suspiraba. “Te pido que no preguntes que la puso triste, que eso es un tema personal de ella.”

“Pero bueno yo trate de ponerla contenta asi no tomaría esta decisión por tristeza, que esta es una mala consejera. Por eso fuimos a tu fiesta” concluyo Anna.

Ella se quedó muda, era posible que ya le hubieran mencionado al obispo y que lo hubiera olvidado con tantas cosas que habían acontecido a su alrededor en aquellos días, así que intentó no sentirse mal por ello.

-Ya veo, ya. Bueno , no te preocupes que no preguntaré al respecto. A menos qje Celia quiera hablar de ellos conmigo.

Gianna conservaba el buen humor y el buen gesto, era algo aprendido pero la noble lo hacía muy bien.

-Tal vez quieran traer a Leonor también.

No le vendría mal ver a su querida Leonor pero sólo si ella quisiera.

Asintio luego de un tiempo quedándose pensando. “Si, supongo que si llega a eso deberían charlarlo.” Afirmo moviendo su mirada a las tiendas. “Igual en lo demás no te limites, aunque ella se ponga colorada no te preocupes que es algo timida al principio.” Agrego para viera que no le censuraba completamente.

“Mmm siendo sincera, eso esta mas difícil. La joven es algo misteriosa, algo que seguro la hace interesante pero que no la hace fácil de comunicarle cosas.” Bromeo dejando ver que posiblemente no estaban al mismo grado de conocimiento ambas mujeres. “La vez que vino con nosotras fue mas un casualidad que algo planeado, incluso tuve que insistirle y mentirle un poco para que viniera a la fiesta pero al final se ilusiono tanto.” Dijo con una gran sonrisa recordando ese encuentro antes de la fiesta. “Al final que te parecio ella?”

La noble sonrió y se dijo a sí misma que después de todo aquella podía ser una buena noche. Luego respondió a la pregunta de Giovanna.

-Es una muchacha muy agradable, es verdad que es algo recelosa con su historia pero supongo que de algún modo todos lo somos pero no está mal. No creo que venga esta noche pero es mejor, así puedo hablar con tu prima y vemos si organizamos algo, eso sí, seré muy discreta.

Le guiñó un ojo y la miró con seriedad.

-¿Viniste sola? ¿Carruaje, guardias? Porque puedo llevarte si lo deseas, ya he terminado de comprar por hoy, algunos regalos para mi prometido y para mi primo.

En ese momento pensó en Cirino y se sintió mal de no poder ser honesta y hacer caso a su corazón, su gesto fue claramente de tristeza pero se recompuso casi enseguida.

-¿Y bien? Porque tengo que ir a casa a ordenar una copiosa cena con mucho vino.

“Me parece perfecto.” Dijo sonriendo divertida tras el guiño de ella.

Ante sus preguntas negó con la cabeza. “No vine sola, vine con unos guardias. Ya sabes las calles no son seguras para una damas, desde hace un tiempo.” Comento con cierta seriedad aunque sin dejar de todo el tono juvenil. “Resto a tu invitación…claro que la acepto.” Comento con una gran sonrisa.

Por un segundo miro a los regalos que sus guardias cargaban. “Ambos tienen suerte. Yo por mi parte también compre un par de cosas para mi prima.” Comento sonriendo antes de cambiar su gesto a uno de malicia. “Si tan solo tendría un buen primo al que quisiera regalarle cosas.” Dijo encogiendo sus hombros.

“Por supuesto te acompañare, nunca me perdería un par de copas.” Comento apoyándose más en el brazo de Gianna.

Finalmente llego la noche en que las invitadas irian a la casa de Gianna, ambas arribaron a la hora pactada siendo recibidas en un principio por un sirviente de Gianna que las ingreso dentro educadamente mientras otro sirviente avisaba a la señora de la casa que sus dos invitadas habian llegado.

Las jovenes venían vestidas con mucha elegancia, dejando sus lindos rostros al descubierto a diferencia del primer encuentro con Gianna. Otra diferencia al menos en Anna era que vestía con un vestido rosado largo con un escote generoso. Mientras su prima volvia a usar su vestido negro mas reservado peor no por ello no mostraba la figura de la joven.

Viéndoles los rostros se notaba como Anna se encontraba emocionada, mientras Celia tímida como habías escuchado sonreía con algo de reserva. Sin embargo Anna parecía animarla y eso sumado a que podría hacer Gianna y el vino seguramente harian esa reunión menos incomoda para ella.

Cuando fueron anunciadas, a Gianna le pareció que esperaba a tres personas pero no había sido así, al parecer ella se había equivocado. De todas maneras las hicieron pasar a un salón más pequeño que el gran comedor, con servicio para cuatro

-Bienvenidas. Me alegro que hayáis aceptado mi invitación.

No dijo nada acerca del otro invitado y les indicó sus lugares.

-¿Desean cenar ya o nos tomamos una copa primero?

Gianna ya tenía una copa, con un gestonsiyo tras la respuesta de las primas, sus copas serían servidas rápidamente.

Ambas primas devolvieron el saludo con unas genuinas sonrisas, ambas mirando el comedor donde habían sido invitadas. “Lamento si preparaste un plato de mas, pero mi querido primo y hermano de Celia no pudo venir por sus obligaciones. Me pidió que le pide disculpa de su parte por esta falla.” Informo la joven dejándole ver a Gianna que no se habia equivocado ella pero habia pasado algo inesperado.

Acomodandose en el lugar miraron se miraron entre ella, Anna dejando ver una sonrisa travisa colarse en su rostro. “Algunas copas antes de la cena podrían ser buena idea.” Respondio Anna que aun seguía siendo la que mas hablaba de ambas. Tal vez ahí necesitaba que Gianna ayudara a tenerla mas comoda.

Tras recibir las copas cada una, hizo un gesto para un brindis. “Por la amistad, el amor y nosotras.” Termino brindando con una sonrisa.

Gianna sonrió, bueno, se la pasarían bien entre chicas.

-Está bien, Anna, me alegro de tenerlas a ambas aquí y ciertamente, unas copas ayudarán.

La noble brindó con ambas por aquel motivo sin dejar de sonreír pero se dirigió a Celia.

-Celia, si me permites llamarte así. Cualquier cosa que desees, no dudes en pedirlo, mi casa es vuestra casa. De ambas.

Nuevamente levantó su copa para brindar con ambas.

-Vamos a olvidarnos de todo cuanto acontece fuera de aquí, esta noche es nuestra.

Celia sonrio tímidamente afirmando con su cabeza cuando Gianna pregunto si estaba bien dirigirse a ella con un tono tan personal. “No es necesario ser formales, siendo solo nosotras tres.” Comento mirando a su prima que acompañaba esas palabras. “Yo…me encuentro bien. No necesidad que hagas mas trabajo para complacerme.” Dijo tomando un sorbo de su copa mientras le daba una linda y tranquila sonrisa a la noble. “Igual agradezco el gesto.”

Con esas palabras de su parte veias que la joven era tranquila y educada, tal vez algo simple en sus deseos. Mientras Anna parecía haber esperado mas de su prima mientras te lanzaba una mirada que te decia que no seria tan fácil.

Ambas jóvenes brindaron de nuevo con Gianna ambas apoyando la noción de olvidar lo que ocurria afuera mientras se encontraban ahí. Celia sonriendo aunque poniéndose algo colorada de repente aunque dudabas un poco que fuera por el alcohol que no habia ingerido en tanta medida.

Gianna quería ayudar pero no sabía bien cómo afrontar aquel tema.

-¿Celia?

La miró fijamente, ya que todas estaban a gusto. Respiró profundo e intentó ser lo más directa que pudo sin molestar.

-Me dice Anna que quieres ser monja, ¿podrias hablarme un poco sobre eso?

Pero no quería que pensara que se metía porque si.

-Si no quieres, no me respondas pero he descubierto unas cosas del obispo que tal vez te hagan cambiar de parecer.

La joven la miro a ella cuando la escucho nombrar su nombre, una sonrisa simpática estaba en la joven que había terminado su primer sorbo. Aunque se sorprendió ante lo directa que fue ella cuando le pregunto sobre su decisión de ser monja, cuando termino de escuchar miro de costado a su prima y suspiro.

“No, no pasa nada. Podemos hablar si ustedes quieren.” Comento como si se rindiera ante ellas.

“Quiero irme a Roma…para tomar los votos de monja en la santa sede.” Empezó a explicar bajando su mirada a su copa sin atreverse a darle la mirada a ninguna. “Fue una sugerencia del Obispo Claude, para redimirme ante el pecado que cometí.” Comento con vergüenza que se notaba en sus mejillas coloradas. “Yo…yo me estuve besando con un sacerdote. Con un sacerdote que quería mucho.” Se sinceró con melancolía.

Levanto la cabeza de apoco mirándola. “¿Que escuchaste del obispo?” pregunto interesada en lo que ella diría. Mientras Anna se encontraba en silencio esperando paciente a como seguiría Gianna, sin sorprenderse en nada por las confesiones de Celia.

Gianna sonrió conciliadora.

-Besarte con un sacerdote no es tan malo, yo me acosté con uno y debo decir que no lo hacía nada mal.

Si revelaba esto era porque sabía que las muchachas no dirían nada porque ella también sabia cosas de ellas.

-Además ese Claude, no es ningún santo como para que pueda decirnos que está bien y que está mal ante los ojos de Dios.

La joven apuró su copa y la llenó de nuevo con un guiño se acercó a ambas mujeres. Para contarles lo que sabía de Claude y que Leonzio le había contado a ella.

-Como puedes ver, querida Celia, ese hombre tiene más pecados que tú y que yo juntas. No malgastes tu vida volviéndote una monja.

Celia se sorprendió bastante ante la confesión de ella, mirando a su prima que sonreía divertida tomando de la copa. Sin duda la joven no encontraría a alguien como ella en esa habitación. “Yo no hice eso…decidimos no avanzar para que no se meta en problemas.” Respondió avergonzada la joven que no sabía cómo responder.

En silencio ambas escucharon, aunque Anna trataba incentivaba a su prima a escuchar a pesar que la joven no se veía muy entusiasmada por hacerlo. “Tal vez tienes razón, que es un hombre más pecador que ambas…” comentaba resistiéndose a tus palabras, pero no de forma tan insistentes como otras. “Pero no es solo eso que me impulsa a irme.”

Suspiro y miro a los ojos a Gianna, se la notaba triste. “No sé cómo fue tu relación con tu sacerdote. Pero yo quería mucho a Vico, me habría gustado estar con él toda mi vida...pero termino muriendo y sufriendo mucho hace unos dias. Por lo que no creo que me sentiría bien con otro hombre si es lo que ambas intentan lograr.” Termino soltando en lo que parecía una reunión de puras confesiones. Sin decir mas se tomo su copa entera y pidió mas a Gianna.

Gianna escuchó con atención a la joven, entendía que había estado enamorada de ese sacerdote llamado Vico pero lo que no entendía era que alguien pudiera quedarse con esa sola experiencia. Ella misma tenía a Bastien, a Leonzio y a su amado Cirino, incluso al sacerdote por lo cual no entendía que Celia dijera eso. Miró a Anna, aquello no iba a ser tarea fácil pero Gianna no se daría por vencida.

Tomó la copa de Celia y la llenó lentamente, con una elegancia sólo digna de una mujer como ella y luego, cuando Celia fue a coger la copa, ella tomó su mabi y la miró a los ojos preparándose para decir algo trascendental o al menos así lo esperaba la futura esposa de Leonzio. Se aclaró la garganta y sin dejar de mirar a la joven a los ojos, comenzó a hablar.

-Escucha, sé que cuando nos enamoramos es difícil creer que la vida nos dará otra oportunidad pero lo hara y sobre todo, estoy segura que Vico no habría querido la vida de monja para ti. Por algo tuvo una relación contigo... Y además, Celia, uno puede servir a Dios sin necesidad de estar recluida en un convento.

Soltó su mano para que la otra mujer pudiera beber el vino que le había servido recientemente.

-Dejarías muy tristes a mucha gente, gente que te necesira, tus primos, incluso yo que ahora que tw conozco empiezo a apreciar tu dulzura.

La noble guardó silencio y esperó que Anna interviniera, ella sola no podría convencer a Celia de no cometer aquella locura.

Celia también parecía esperar algo importante de la boca de la dama, aunque estuviera algo decidida en su idea la joven no era ninguna maleducada que haría oídos sordos a las palabras de las demás.

“Supongo que él no habría querido esa vida para mi…” acepto mirando a su prima que la miraba asintiendo con las palabras de ambas. “Ni mi familia parece muy feliz por esa decisión.” Comento pareciendo reconsiderar las consecuencias de sus posibles acciones. “Pero el problema que tengo es que me siento perdida sin él.” Admitió antes de tomar un poco mas de su copa.

Luego de tomar vio a ambas. “Yo antes iba a la iglesia porque eso me habían enseñado, pero cuando lo conoci sentí tenia una verdadera razón para ir. Aunque ahora que ha fallecido no se que hacer.” Decia con tristeza.

Anna finalmente intervino poniendo su mano en el hombro de su prima sonriendo una pequeña sonrisa. “Y que estuvieras perdida te hizo hacer caso a ese Obispo loco?” pregunto aunque sabia bien la respuesta a su pregunta.

“No importa, como dijo Gianna la vida te dara otra oportunidad. Una oportunidad para que te encuentres una razón para vivir, que no tenga que ver con la iglesia si asi quieres. Cierto Gianna?” pregunto de nuevo buscando la intervención de la dueña de la mansión.