Partida Rol por web

“Me encanta escuchar eso.” Decía ante la afirmación final de la noble con ellas, algo que ambas podría esperarse de la diosa. Sin embargo su orden pareció en principio una negativa. “No tengo hambre, pero si ustedes lo deseas coman algo no me tomen en cuenta.”

La diosa sonrió mientras veía a la más pequeña de las tres queriendo bailar con Gianna. “Cierto no se necesita mas personas que nosotras tres...” Dijo agregándose a la danza tomando con suavidad la mano libre de Gianna. “Me alegra mucho conocerte a ti Leonor. Sin duda Gianna conoce mucha gente interesante.” Comento haciendole un gesto a la anfitriona para empezar el baile algo caotico entre las tres.

Le gustaba mucho que sus amigas se llevaran tan bien pero claro que siempre tenia que cuidar de ellas o al menos así lo sentía.

Ya que empezaron a danzar se decidió a que aquello fuera una fiesta en el buen sentido. Llamó a la servidumbre para traer comida y bebida, también mandó a llamar a Bastien y a su compañero, no se iba a arriesgar a estar solas ellas tres, alguien debía cuidarlas.

-Hagamos que sea una noche espléndida...

Volvió a danzar con ellas y les dio un beso a cada una en la mejilla.

Leonor continuó danzando con Gianna y con la Diosa, olvidándose un poco de todas las penurias por las que había pasado recientemente. Aquello era como un sueño hecho realidad, puesto que aun tenía demasiado reciente las interminables noches que había tenido que dormir a la intemperie sin nada que poder llevarse a la boca, ni una triste manta con la que abrigarse.

Por todo ello, cuando su anfitriona llamó a la servidumbre para que convirtieran la velada en una fiesta, la dama pelirroja no puso niguna objeción y correspondió al beso de su amiga con un abrazo.

-Yo también me alegro de conoceros, Diosa. Gianna es alguien muy especial para mí – Respondió a la hermosa mujer, justo cuando ella se unió a la danza que ambas tenían.

La fiesta continúo más en la noche con más comida, invitados y bebidas. Las tres mujeres duraron horas despiertas y si bien no había razón sustancial para ello, las tres parecían sentir que festejar la felicidad que tenían ahora como suficiente. Aunque la ventaja era que mañana no tendrían la reunión.

Fue tras un dia, en la noche cuando la diosa había prometido encontrarlas que Leonor y Gianna fueron hacia el teatro callejero donde actuaba la diosa. El lugar se encontraba con una buena multitud colorida como la última vez que había venido Gianna, aunque diferencia importante era la falta de Cirino. Incluso le pareció ver entre la multitud al arlequín con la mascara que se le había acercado antes, pero ahora mantenía su espacio mirándola de lejos.

Avanzando hasta el fondo del escenario encontraron la entrada para visitar  a los actores, el hombre que habia conocido antes Gianna las recibió y les dijo que lo siguieran. Este los llevo por un pasillo que en general pasaban los actores y por una sala que usaban estos para descansar entre las funciones. Ahí encontraron algunos disfrazados y otros medio disfrazados de personajes de obras griegas al parecer por las sotanas que llevaban.

Finalmente las dejo en un cuarto y les dijo que lamentablemente la diosa no las vería hasta luego de la función, pero que el hombre que buscaban aparecería en un rato.

Gianna estaba ansiosa por dar con el paradero del hermano de su amiga, no sólo porque ya se quisiera ir, sino porque su amiga estuviera tranquila con su hermano junto a ella, como debía ser. La noble no sabía de ese tipo de amor, porque incluso Cirino y sus hermanos, no habían sido como hermanos sino más bien como primos pero entendía que era un amor profundo y que si además, eran lo único que tenían pues con mayor razón. No le hizo gracia alguna que la Diosa no se presentara a recibirlas, al fin y al cabo esperaba su presencia por varias razones pero aún así no dijo nada al respecto, Gianna empezaba a entender que a algunas personas las tienes que dejar volar para que te demuestren si de verdad desean o no estar a tu lado.

-Bueno, parece que tendremos que hacer esto solas, Leonor pero no te preocupes, sé que podemos.

Le guiñó un ojo a su amiga y siguió al hombre, luego le dio las gracias y cuando se quedaron a solas, suspiró. No quería que aquello resultara mal y Leonor se sintiera mal, no se perdonaría haberla ilusionado por nada. Se removió nerviosa por el lugar, miraba los detalles pero realmente no lo hacía, su cabeza estaba inquieta por muchas cosas y luego se decidió a contarle a Leonor algo, antes que alguien entrara.

-¿Sabes? Pasé la noche con el hermano de Leonzio, Alfio se llama... Me estoy planteando casarme con él. No porque lo ame o porque sea buen amante, que lo es, sino porque al final de cuentas tendré que casarme con alguien y no creo que el padre de Cirino se lo permita...

Había dejado de llamarlo tío, lo adoró hasta el momento en que él la separó de Cirino, eso jamás se lo iba a perdonar.

Leonor había pasado una de las mejores noches de su vida junto a aquellas dos increíbles mujeres. La jovencita suponía que aquello era la calma antes de la tempestad, puesto que si alguno de los vampiros de los que trataba de huir le echaba el guante y se enteraba de sus planes, posiblemente sería torturada hasta que no quedara nada más de ella.

Pero ese momento aun no había llegado, y si tenían éxito, posiblemente pudiera escapar de aquel aciago destino en compañía de su querida amiga y de su amado hermano… Aquello parecía un sueño aun, pero si tenían éxito en esta empresa, quizá fuera realizable después de todo.

-No te preocupes Gianna, se que a tu lado las cosas serán mucho más fáciles. Además, llevo conmigo debajo del vestido la daga que me regalaste por si las cosas se ponen feas – Respondió con un guiño, demostrándole, no solo que era capaz de defenderla, sino que apreciaba muchísimo el hermoso regalo que le había hecho.

Tras ello, la joven pelirroja estudió con cuidado el lugar, buscando posibles salidas, rincones ocultos, sombras o gente sospechosa entre los presentes. No obstante, su escrutinio se vio interrumpido momentáneamente ante la confesión de Gianna sobre el hermano de su difunto prometido - ¿Alfio no es el hombre que nos va a acompañar en el viaje? – Preguntó sorprendida, aun sin conocer al joven – Seguro que es un buen hombre que te hará feliz pero.... pensé que habías prometido que guardarías luto y no contraerías matrimonio al menos por un año ¿Has cambiado de opinión o estás hablando de un enlace a largo plazo? – Inquirió, esperando que en dicho año ambas pudieran encontrar a Cirino y, con suerte, su querida amiga pudiera casarse con quien realmente amaba.

Gianna sonrió con las preguntas de su amiga.

-Si, es el hombre que irá con nosotros. Bueno, uno de ellos porque no será el único. Necesitamos que alguien nos cuide.

Respiró profundo y se encogió de hombros.

-No me urge casarme, guardaré luto a mi querido prometido muerto pero mientras puedo divertirme con su hermano y hacer rabiar a su madre, que no a su padre pues parece que se contentaría con tenerme de nuera.

En realidad a Gianna ya casi nada le importaba.

-Estoy casi segura que Alfio lo querrá también.

Leonor no estaba acostumbrada a que la cuidaran. Desde que su hermano había desaparecido de su vida, ella había tenido que hacerlo todo sola, por lo que aun le resultaba extraño escuchar esas palabras cuando alguien se refería a ella. No obstante, no dijo nada y asintió ante las explicaciones de su amiga, escuchando el resto de las respuestas que concernían a su futuro matrimonio.

-Estoy de acuerdo en que el padre de Leoncio te guarda un gran aprecio y se alegraría de tenerte en su familia, es una pena que su esposa no lo vea de ese modo – Respondió pensativa justo antes de añadir mirando a su amiga fijamente a los ojos.

-Lo importante aquí no es lo que quiera Alfio, sino lo que quieras tú, querida Gianna.

Gianna suspiró.

-Yo quiero o mejor dicho, debo. Cirino mismo dice que debo hacerlo.

Esbozo una sonrisa triste que no duró mucho tiempo porque no quería preocupar a su amiga.

-Pero primero tenemos un viaje que hacer, querida.

Y antes de eso tenían que hacer algo más.

-Pero antes tenemos que encontrar a tu hermano. Espero que este hombre nos de una pista y no nos haga esperar mucho.

El tiempo que paso no fue mucho, lo suficiente para una pequeña charla entre ambas mujeres. El cuarto no escondia nada raro ni un rincón para esconderse y tenia un a sola entrada, con una mesa en el centro parecia un buen lugar para realizar reuniones algo mas formales en ese area de actuación.

Pronto sintieron un par de toques en la puerta y el hombre de antes aparecio con otro. El nuevo hombre ya se encontraba entrado en edad con ciertas canas, aunque la vida parecia sonreirle ya que tenia cierta obesidad que mostraba su falta habitual de hambre. No se veia como un hombre duro sino mas bien amisto con cierta aura de confianza que daban ciertos mercaderes.

“Es un gusto conocerlas, nuestra amiga en comun me dejo saber que debia conocerlas. Mi nombre Feliciano Canepa, soy comerciante de varios productos aunque me han dicho que para esta reunion mi información es la que desean.” Se presento yendo a cada una para tomar su mano y besarla.

-Cirino creo que sería más feliz casado contigo, aunque supongo que eso es algo de lo que podréis hablar cuando le veas… espero que la búsqueda de mi hermano no sea muy larga – Dijo Leonor refiriéndose al viaje que tenían por delante, con una mezcla entre nerviosismo por poder saber algo de su amado Theo, y también algo avergonzada por hacer esperar a su querida amiga ante su inminente viaje para ver a Cirino. Eso, sin mencionar los inconvenientes monetarios que seguramente le causaría.

Estaba a punto de decir algo más, cuando finalmente el hombre que esperaban hizo su aparición, golpeando educadamente la puerta y mostrándose amistoso y jovial ante las damas.

-Un placer conoceros, Feliciano. Ciertamente estáis bien informado sobre nuestros deseos. Querríamos saber si está en vuestro conocimiento la identidad y el paradero de una dama noble extranjera que decidió no hace mucho tomar bajo sus alas a un joven de la calle, más apuesto de lo normal, de cabello y ojos oscuros y que pretende volver a su país, llevándoselo consigo. ¿Podríais ayudarnos?

Gianna ya no pudo responder porque entonces llego aquel al que habían estado esperando y claro, saludó cortésmente y antes que pudiera decir algo, por suerte para ella, Leonor lo hizo pero había algo que si tenía para decir.

-Mi amiga dice bien, señor Canepa.

Ella sonrió y respiró profundo.

-Ella es Leonor y yo soy Gianna Scarpatti. De más está decir que su información es valiosa para nosotros y por tanto, la pagaré si es vuestro deseo.

El dinero siempre servía para que la gente fuera más cooperativa.

“Un gusto conocerlas mis signorinas.” Dijo tras la presentación de Gianna de ambas. Luego de eso permaneció en silencio con una sonrisa que solo se disminuyo cuando el joven entro en la descripción.

Suspiro. “No voy a mentir y decir que es la primera vez que escucho algo así. Muchas mujeres con poder han pasado por esta ciudad para secuestrar jóvenes guapos, también lo han hecho hombres.” Comento con gravedad viendo con pena a ambas mujeres. “No me gusta tener que cobrar por esto, pero la mayoría de esas personas son poderosas y peligrosas si se los contradice.” Se justifico ajustando solo su mirada a Gianna para que entendiera cierta reticencia en su pedido y tambien advirtiendole al parecer.

Volviendo a Leonor. “Conosco a mujeres poderosas o extranjeras, pero que sea ambas y con aquel mal habito solo puedo pensar una mujer. Pero es una buena aliada comercial mia por decirlo de alguna forma, asi que debere cobrarles con un pequeño favor.” Comento con tranquilidad en un tono neutro mientras las observaba a ambas en busca de una respuesta.

Leonor hizo una pequeña inclinación de cabeza cuando Gianna las presentó. No le hacía demasiada gracia que aquel hombre conociera sus identidades, puesto que si trabajaba vendiendo información, bien podría también comerciar con lo que sacara de ellas. Igualmente, también sabía que Lady Scarpati no habría pasado desapercibida ni aunque lo hubiera intentado, por lo que consideró aquello como algo inevitable…

Tan solo esperaba que aquel comerciante fuera lo suficientemente íntegro o lo bastante inteligente como para saber que no le convenía jugar a dos bandas con alguien tan influyente como Gianna y que no debía hacer algo así.

-Como mi querida amiga Gianna ha dicho, obtendréis un pago satisfactorio para vos, pero tan solo si la información lo merece. Comprenderéis que no sois el primero que intenta darnos falsas esperanzas con este asunto, por lo que andamos algo reticentes. Si vuestra aliada comercial está junto al hombre que buscamos, no creo que sea un problema acceder a ese pequeño favor, pero antes nos gustaría saber de qué se trata. – Respondió Leonor, que no estaba dispuesta a que su amiga se dejase robar por ese hombre bajo ningún concepto.

Gianna estaba impaciente pero como buena representante de la nobleza, no permitía que eso se notara.

-Decirnos cuál es el precio, buen hombre y uno de mis soldados traerá el pago.

En ese momento miró a Bastien que no era sólo un soldado o un amante, sino un hombre de confianza.

-No es mi intención, ni la de mi amiga, haceros perder el tiempo que asumimos es muy valioso.

“Lo comprendo, pero estoy seguro que esos hombres que le han dado falsas esperanzas se encuentran ahora arrepentidos por esa osadía…o muertos.” Comento susurrando la ultima parte para verse del lado de ellos y pareciendo no estar con intención de hacerlo. “Espero que usted comprenda que si un mercader falla en dar bueno pierde clientes y eso para nada es mi intención con ambas.” Continuo tomándose el tiempo para asegurar que la confianza en él no se perdiera.

Pero rápidamente su atención fue a Gianna, cuando escucho del pago o al menos asi pareció a pesar del movimiento moderado para observar a la noble. “Ni yo pretendo ahondar mucho en esto si no lo prefiere. Llamare ahora mismo a una amiga mia, que firmara un documento para formalizar este negocio al menos un poco.” Comento con cierta sonrisa.

“Mi precio es que la conozcan y le den un oportunidad de hablar con ustedes. Seguro les caera bien….” Dijo en principio. “Respecto al precio ya se dejara ver en el papel cuando es.”

Dicho eso fue hacia la puerta y llamo a la mujer que esperaba del otro lado.“La mujer que buscan se llama Hypatia. Su barco debería encontrarse en el puerto aun, con sus blasones griegos que antes brillaban con mayor fuerza pero no por eso la crean facil de intimidar.” Les informo con brevedad. “Ya traeré un dibujo de sus blazones para que puedan identificarla.”

Mientras Feliciano se encontraba charlando con ambas mujeres, una dama mas se encontraba tras la puerta esperando a fuera introducida. Si no conociera mejor a Feliciano se habria pensado que se contagio del ambiente teatral del lugar que estaban para presentarla de una manera especial pero suponia que otro era su objetivo.

Felicino no era un gran dado por los artes pero ahí se encontraban, según lo que Nikeia sabia por el pedido de una artista que se creia diosa. Aunque claro en ese llamado habia un negocio y su aporte en este al parecer era que conociera a un par de personas que eran importantes en el circulo rico de Venecia.

Una era Gianna única heredera de la fortuna Scarpati, familia importante y conocida por ella gracias a la fama de la familia. Era poderosa familia y con dinero, como cualquier familia veneciana tenian sus males y bondades. Ellos habian gastado dinero y flota para la cruzada que derribo bizancio, aunque su escudo no se parecia en nada al que Nikeia perseguia.

Por otro lado estaba una joven desconocida, pero amiga de Gianna. Sin duda una chica a tener en cuenta según Feliciano, que parecia intrigado por la razon de ser de esa amistad. No se conocia mucho de ella excepto por su cabello rojillo que Feliciano en broma decia que la podria convertir en un pariente de ella.

Pensabas en esas cosas cuando escuchaste un llamado y la cabeza de Feliciano se aparecio por la puerta con el pedido que vinieras. Ya era hora que todos los actores se conozcan.

Leonor no pensaba decirle que esas personas que le habían dado falsas esperanzas seguían por ahí sin que nadie hubiera tomado ningún tipo de represalia, porque ella no era más que una simple huérfana pobre que no tenía donde caerse muerta. No obstante, aquel hombre suponía que su estatus social era alto, ya que iba acompañada de Lady Scarpati, por lo que decidió mantener silencio a ese respecto y no darle ningún tipo de información referente a su persona.

Sin embargo, las palabras del comerciante aún seguían sonando vanas en sus oídos, puesto que tan solo había mencionado un pago, pero no le había dado ni un solo indicio de que la mujer que conocía pudiera tener a su hermano.

La joven pelirroja estaba a punto de añadir algo, cuando Gianna habló rápidamente de pagar a Feliciano y éste, a su vez, mencionó el hecho de que una mujer se uniría para formalizar el ¿Contrato? Pero… ¿Qué necesidad había de plasmar en un papel los términos de un contrato que consistía en unmero intercambio de información? Leonor no comprendía por qué tanta parafernalia para algo que seguramente tan solo las conduciría a un callejón sin salida, pero lo único que pudo hacer al escuchar el nombre de la noble, fue realizar tan solo una pregunta.

-Decidme Feliciano, ¿Cuál es el nombre del hombre que encaja con la descripción que os he mencionado antes y que acompaña a esa mujer? – Preguntó inocentemente antes de que la dama que él había invitado a esta reunión entrara en la sala. La huérfana suponía que seguramente se lo estaba inventando todo y aquel hombre no sabía nada de Theo, pero necesitaba estar segura de ello antes de darlo todo por perdido.

Tras aquel interrogante, Leonor le miró fijamente con sus intensos ojos azules y permaneció en silencio, esperando inquisitiva la reacción del comerciante.

Gianna estaba poniéndose de mal humor, tanto misterio la hacía sentir incómoda, era como si se rieran de ellas y no le gustaba en absoluto pero así y con todo soportaría hasta el final y sólo lo haría por Leonor.

-Conoceremos a quién sea necesario y espero que sirva de algo...

Si el hombre era tan buen comerciante como se jactaba, entendería que Gianna no era de las que jugaban con el tiempo de las personas y mucho menos con las esperanzas. Iba a decir algo más cuando Leonor se le adelantó y en ese momento más que nunca comprendió por qué Leonor había sobrevivido contra todo pronóstico: no era sólo hermosa, sino que era muy inteligente.

-¡Esa es mi chica!

Aguardó en silencio a ver qué le decía el hombre, aunque Gianna adivinaba que se saldría por la tangente, que diría que no lo sabía o se inventaría cualquier excusa. Miró a Bastien y le hizo una seña para que estuviera atento por si hacía falta, no quería que nada las tomara por sorpresa y estar ahí con tantos desconocidos, aunque fueran conocidos de la diosa que por cierto no estaba ahí, no le encantaba a la noble.