Partida Rol por web

Leonor separó ligeramente la vista del papel para mirar algo molesta al hombre que les acusaba de haber causado algún mal al pequeño. Estuvo a punto de soltarle un improperio, pero se contuvo siendo consciente de que el escriba había sido muy generoso hasta ahora al prestarle papel y algo para anotar – Se hirió la mano rebuscando una muñeca entre unos escombros. Le curamos y le prometimos que si encontrábamos el juguete que buscaba se lo entregaríamos, pero su madre pensó que la herida había sido cosa nuestra.

Cuando Esmail afirmó que se trataba de letras, la joven pelirroja recordó lo que había descubierto gracias a la abuela de Imanu, por lo que, haciéndose el inculto, le azuzó un poquito para que hablara – ¿Letras? ¿Puede ser algún tipo de lenguaje raro, como africano o egipcio? ¿Sabrías qué dice?

No obstante, ante la curiosidad del hombre sobre su modo de vida, la huérfana supo que, si le decía la verdad, a aquel hombre no le gustaría nada, por lo que se limitó a encogerse de hombros mientras respondía tan solo con farte de la verdad – Vivo de le la caridad. Aun nadie me ha ofrecido un trabajo estable, así que hago lo que puedo. ¿Acaso tienes un trabajo para mí? – Preguntó con picardía, regalándole una sonrisa felina.

El hombre no pareció verse afectado por la mirada de molestia de ella sintiéndose por alguna razón titulado a enfrentar la mirada de ella. “Ya veo eso las dejaría mejor parados.” Por lo que parecia no creerte mucho y a la vez tampoco se lo veía muy interesado para seguir por ese lado la conversación.

“No sé si contarlo como raro, al menos acá en el resto de Europa si lo seria.” Te corrigió de nuevo pareciéndola subestimar con su tono de voz. “Es Egipto antiguo…Siervo de la libertad.” Dijo claramente confundido no terminando de entender lo que había leído repitiendo un par de veces. “Donde viste estas raras palabras, me suenan de alguna forma…o tal vez eran otras palabras.” Comentaba mientras se ponía a pensar de nuevo acariciándose la barba en un gesto que parecía habitual.

No sabias si fue tus palabras o sonrisa o algo mas, pero no parecio estar a gusto con lo ultimo que dijiste. “Ósea que eres un vagabundo. No tengo trabajo para ti pareces ya demasiado viejo para enseñarte a leer y escribir que es lo que necesitaría para un asistente.” Le aclaro rechazando la oferta sin mucho pensamiento.

-¿Siervo de la libertad? – Preguntó con el ceño fruncido sin saber muy bien que tenía que ver la libertad con lo que estaban haciendo los sectarios con los pobres de Venecia – Estaban en la frente de un tipo calvo de piel oscura ¿Es que acaso estaba en este barrio? Te recomiendo no acercarte mucho si le ves por aquí. – Le aconsejó, mirando a Naywa con la esperanza de que ella le dijera si quizá le estaba dando más información de la que ella deseaba darle.

-¡Vaya! Es la primera vez que alguien me llama viejo. Muchas gracias por la parte que me toca. Y para tu información, soy un superviviente. No todos tenemos tanta suerte como tú. – Le respondió en un tono claramente ofendido, aunque en el fondo vio aquello como una posibilidad para ganarse el pan en el futuro. ¿Y si se presentaba ante un escriba para obtener cama y comida caliente? Quizá aquello le podría proporcionar un lugar provisional en el que poder dormir… Aunque supuso que este no era el mejor momento para pensar algo así.

Asintió una vez con la cabeza. “Es lo que se lee. Siervo de la libertad.” Repitió aun teniendo algo de incomodidad con el uso de esas palabras. “No, no lo vi por el barrio tal vez lo leí por algún libro...del otro lado del mar.” Comento antes de hacerle un gesto de la mano para que se calmara. “De cualquier forma yo no soy de los que se acercan a hombres que se tatúan palabras raras en la frente. Ya de por si no suenan como buena compañía.” Le devolvió haciéndole sentir a la joven que miro tambien su frente por un segundo.

Parecio no gustarle tu tono cruzándose de brazos. “Nada que agradecer, es la verdad eres viejo para aprender y mientras mas tiempo pase mas difícil se te hara hacerlo.” Le respondio. “Respecto a mi suerte…” comenzó a decir elevando un poco la voz, aunque no termino de decirlo antes que recibiera un golpe en cada uno de sus hombros. Quejándose se dio vuelta a la causante de ello, Naywa. “Por que…?” pregunto desconsertado.

“Porque no te estas comportando bien.” Le reto poniéndose seria. “Si, el pequeño quiere y tiene voluntad no debería costarle aprender con un buen maestro.” Le dijo mientras compartía un guiño cómplice al supuesto niño, sin saber que ya sabía leer.

Suspiro para luego ponerse al lado del hombre, mostrando unas pequeñas espadas de madera en cada mano. “No comparemos la suerte de cada uno, que seguramente ninguno de los tres saldremos contentos de una discusión asi. No les parece?” pregunto con una media sonrisa que trata de generar una especie de paz entre ellos.

“Igualmente ya terminamos de hacer lo que vinos hacer aquí. Nos retiramos Leo…” le mando con la cabeza. “No te olvides el papel. Gracias Esmail, como siempre eres un cielo...aunque no lo suficiente.” Comento con algo de frialdad abriendo la puerta para que la pequeña saliera.

Leonor se alegró de que el escriba no deseara acercarse a personas tan peligrosas como “el jefe”. Lo cierto es que Esmail le parecía alguien un poco estirado e impertinente, pero parecía buena persona a pesar del desprecio que demostraba con él. No obstante era normal, teniendo en cuenta que lo más amable que había recibido por parte de los hombres siendo “Leo” habían sido patadas e insultos… Salvo raras excepciones.

-Para tu información, tengo una memoria increíble y… - Se dispuso a discutir cuando este volvió a llamarla viejo, pero Naywa los interrumpió a ambos dando por zanjada cualquier continuación que pudiera desencadenar una pelea.

Después de ellos, la joven pelirroja asintió y, al recibir el recordatorio de no olvidar el papel, lo tomó con delicadeza mientras hacia una pequeña inclinación de agradecimiento al hombre por haberles atendido - ¿Podría quedarme con un papel vacío y con este lápiz? … Quisiera practicar aunque sea solo. – Le pidió amablemente.

Independientemente de cuál fuera su respuesta, la huérfana volvió a agradecerle su ayuda y salió de aquel lugar siguiendo a la encantadora dama de azabache.

Sin importar la amabilidad que mostro Leonor, el hombre siguió siendo un estirado negándole sin mucho pensamiento lo que le pedía ella. Volviendo a acomodar el papel y la fibra en su lugar mientras se marchaba.

Fue le esperaba su dama de azabache sonriendo con más entusiasmo de lo que hizo estando en ese lugar. “Vamos pequeño. Ya has dibujado bastante ahora toca volverte un hombre, enfrentándote a una mujer en una práctica de combate.” Dijo divertida por inusual que sonaba eso. Empezó a caminar hasta que ambas llegaron a un patio vacio donde tenían suficiente lugar para pelear con libertad.

“No te sientas mal si te dejo en el suelo son cosas que pasan, ya que no soy de las que guardan golpes…” comento mientras te entregaba la pequeña espada de madera. “Igual según dicen los golpes fortalecen o solo el cuerpo sino no el espíritu. Asi que vamos peleemos un poco.” Termino de decir alejándose un par de pasos de ella colocando su espada de madera en una pose defensiva. La clase de defensa habia comenzado.

La joven había perdido la posibilidad de poder tener algo mejor con lo que escribir, si alguna vez lo necesitaba, no obstante tampoco culpaba a aquel hombre, puesto que en este mundo nada era gratis, y estaba segura de que las concesiones que tenía con Naywa se debían al roce y al tiempo que hacía que se conocían.

-Yo no te catalogaría como damisela indefensa precisamente, milady. – Respondió con humor ante la frase de la dama oscura, que seguramente había pretendido herir su orgullo de varón – Descuida que me sentiré mal el día en que seas capaz de vencerme en las cosas que sí que se me dan bien… bueno, también me sentiré mal si alguno de tus golpes me hace vomitar, pero será por una razón muy distinta a la que piensas. – Contestó de forma elocuente, procurando tomarse con humor el hecho de que seguramente hoy durmiera caliente escondida en la biblioteca.

Acto seguido, alzó el arma de madera y se dispuso a atacar lo mejor que supo, tratando de usar su agilidad como una ventaja contra su oponente.

La dama rio cantarinamente ante la elocuencia del supuesto joven, no habia duda que ya la veía más contenta en este tipo de circunstancias o al menos mas animada. Era claro que ella tendría una ventaja en esto por lo que habia visto Leonor cuando fueron contra los fanáticos. “No supongo que no lo soy, aunque nunca lo afirme.”

“No te preocupes por eso, a mi tampoco me gusta la gente vomitando asi que cuidare que no llegues a eso.” bromeo dándole un guiño antes que comenzara la accion. La mujer pareció no verse muy perturbada cuando se movio a un costado dejando que el rápido pero descuidado golpe de la pelirroja le pasaba a un costado.

Su respuesta no se hizo esperar y con un elegante movimiento golpeo el costado de Leonor por debajo del brazo de la espada con una precisión endiablada. Bien en otra ocasión aquello la habría dejado desangrándose pero ahora la dejo con un fuerte dolor. "Un golpe rapido no sirve de nada si no lo acompaña la precision."

-Y nunca lo afirmes. Así pillarás desprevenido a tu adversario con más facilidad – Le respondió mientas intentaba utilizar su rapidez para atacar a Naywa, fallando estrepitosamente en el proceso.

El golpe que recibió en el costado justo bajo su brazo, hizo que se llevara momentáneamente la mano al lugar que, en otras circunstancias, hubiera estado sangrando de forma endiablada. No obstante, aquello siempre era mejor que un golpe seco en la boca del estómago, por lo que agradeció el consejo y asintió ante la lección antes de volver a atacar, tratando de recordar lo que acababa de enseñarle.

Rio divertida ante el comentario de ella. “Que poco honor que tiene mi caballero.” Dijo burlona mientras se preparaba para el próximo golpe de ella.

La pelea comenzaba  a tomar un buen ritmo con Leonor haciendo caso a su consejo y produciendo un golpe más preciso que habría logrado su objetivo si la mujer no habría detenido la espada con la suya. Aunque movimiento fue bastante arriesgado y la pequeña casi habia traspasado esa forma de defensa. “Bien, eso está mejor.”

Sin darle tiempo de respiro la mujer de azabache hizo un fuerte barrido con una de sus piernas para hacerla tropezar y caer al suelo a la pequeña. “Los ojos en el cuerpo…”

-No es cuestión de honor, sino de usar todas las armas que uno dispone a su alcance. Los hombres suelen ser más fuertes, exceptuándome a mí, claro, por lo que el factor sorpresa es una gran ventaja – Se defendió justo antes de efectuar su ataque, para comprobar con frustración, como la habilidosa guerrera lo paraba son dificultad.

Acto seguido, Leonor pudo ver como Naywa trataba de hacerla caer usando sus piernas. No obstante, y a pesar de que la dama de azabache era mucho más fuerte que ella, no podía vencerla en destreza, por lo que, dando un salto en el momento justo, consiguió esquivar el ataque, para tratar de volver a golpearla, esperando que no la parara esta vez.

“Exacto. Uno tiene que ser mas astuto y usar algunos trucos si la batalla en si no es justa desde el principio.” Le apoyo mientras empujaba la espada de Leonor de la suya y le realizaba esa barrida.

Riendo un poco, divertida con el saltito que habia salvado a la huérfana de caer. Entonces de nuevo vino un ataque de ella, que Naywa trato de frenar de nuevo con su arma aunque este termino traspasándola hasta que la punta de madera acertó en su pecho.

Sin embargo fue menor al que ya la joven habia soportado e incluso quedo demostrado cuando la mujer de piel de oliva le dio un golpe al arma con una clara idea de sacársela, aunque la joven pudo aguantar el embiste peculiar. “Iba a aconsejarte que escuches tus palabras y hagas trampa contra mi, pero al parecer el mismo ataque varias veces parece funcionar.” Comento en broma aunque sus ojos parecían tomar una emoción casi depredadora. Era claro habría una venganza a aquel golpe que la pelirroja acerto.

Leonor consiguió esquivar el barrido que la mujer realizó con destreza, mientras sonreía a la par que ella por esta danza que ambas se tenían entre manos. Lo cierto es que desconocía si Naywa permitiría que la acompañara a la guarida de los sectarios si supiera que ella no era más que una mujercita, por lo que prefirió continuar con el anonimato y atacarle lo más rápidamente de lo que fue capaz.

-Jajaja, no pretendía hacer trampas contra ti porque la idea era aprender a luchas, aunque si insistes… - respondió con la misma mirada maliciosa, tras comprobar que la oscura mujer no había conseguido quitarle el arma de las manos.

Acto seguido Leonor se impulsó hacia delante haciéndole creer que pretendía atacarla de nuevo para, inmediatamente después, realizar un rápido giro y tirar de los cordoncitos que sujetaban los pantalones de la mujer para hacerla tropezar, con la sana intención de ponerle la daga de madera en el cuello, simulando haber ganado la contienda con este gesto.

Rio “Esto es una práctica para ver como haces las cosas, no te sientas limitado.” Respondió la dama de vuelta con un tono de desafío para que hiciera lo mejor de su parte.

Entonces se quedó expectante ante el movimiento del supuesto joven, en parte dejando para ver que hacía y también no pudiendo detenerla a tiempo. Aunque cuando sintió sus pantalones más sueltos abrió como platos sus ojos ante la audacia de la joven. “Pervertido.” Le reto con humor.

Naywa mentiría si digiera que no la habían tomado en algun momento con los pantalones abajo, pero no pensaba permitir que este fuera uno de esos momentos por lo que sujeto con una mano su pantalón y con su otra mano cobro venganza en la joven. Con rabia fue que la espada de madera se dirigió a la mano que habia desatado su cordel, pero como con el espíritu Leonor pudo sentir el peligro y esquivar el golpe.

Al alejarse un poco la una de la otra, podía verse a Naywa con una mano ocupada sosteniéndose el pantalón que se caía con facilidad, dejando ver algo de su piel pero sin mostrar algo mas intimo en la mujer. “Oh, el problema en que te encontras ahora Leo. Ni te imaginas.” Decía la mujer aun viéndose algo imponente a pesar del estado de su indumentaria.

La muchachita disfrazada no pudo evitar soltar una carcajada al ver la expresión de la mujer de azabache ante su osadía, y como hacía todo lo posible para que sus pantalones no se quedaran a la altura de sus rodillas.

-¿No me has dicho que no m sienta limitado? ¡Mujeres! No hay quien os entienda. – Respondió con picardía, bastante feliz, esquivando de paso la espada de madera que iba directa a su muñeca.

Cuando ambas mujeres dieron un paso hacia atrás para medir sus fuerzas y Naywa le procuró aquella amenaza, la joven pelirroja sonrió y, alzando las manos en señal de rendición, dejó caer el arma al suelo - ¡Ey ey ey! Ni muerto voy a pelear con una fiera vengativa. Eso no solo sería imprudente, sino que me dejaría el cuerpo llenito de morados ¡Tu ganas esta vez! – Afirmó con sinceridad, sabiendo que si no claudicaba, seguramente le daría una paliza ahora que su orgullo se había visto herido.

La mujer se vio enojada no solo ante el comentario a su género sino ante la rápida rendición del supuesto joven que no dejaba en nada tranquila su sangre caliente. “Oh, así que te rindes pero sabes…en una pelea real eso no te dejaría en buena posición contra alguien enojado.” Le expreso rabia dejándole en claro lo que pasaría en ese momento.

Sin más palabras lanzo un ataque a Leonor en forma de una puñalada para poder llegar a ella, pero la pequeña había visto el ataque que de por si no fue tan preciso como los anteriores. Ante la facilidad de Leonor para esquivarla comprendió que estaba cometiendo un grave error al dejarse llevar por enojo y se relajó soltando su arma para atarse bien su pantalón. “Te dije que no te limitaras, pero esto es algo que no se hace a una dama sin importar que tan poco delicada sea.” Dijo con una media sonrisa aunque aun mirándola con algo de enojo.

Una vez ajustado como correspondía se le quedo mirando con una sonrisa gatuna pareciendo planear algo para el joven. “Sabes si querías ver algo me habrías pedido e íbamos a un callejón y te mostraba.” Termino diciendo acercandose a ella sin el arma.

Leonor no sabía si Naywa la atacaría tras su rendición, pero fue lo suficientemente astuta como para estar preparada para lo que tuviera que venir, especialmente gracias a la ventaja que le confería los cordones sueltos de su adversaria.

Por todo ello, cuando la mujer de azabache la atacó, no tuvo el mayor problema en esquivarla, y tan solo se relajó un poco al ver como ella soltaba finalmente el arma para ajustarse los pantalones, e inclusoi se atrevió a bromear. – Bueno, lo siento. Pensé que me favorecería en el combate y decidí probar suerte tras asegurarme que tan solo estamos tú y yo por los alrededores. ¡Además! No tienes nada que no haya visto antes.

No obstante, la sonrisa gatuna de la dama no le gustó lo más mínimo y cuando ésta pronunció aquellas palabras y se acercó a ella con alguna intención en mente, la joven pelirroja dio varios pasos atrás mientras sus mejillas si iban tornando más y más coloradas. - ¡ey ey ey! No tengo el más mínimo deseo de verte desnuda. Pero ¿Por qué siempre tienes que sacar las cosas de contexto? – Se defendió, un poco alarmada, sin saber muy bien lo que tramaba la hermosa mujer.

Nego un par de veces con su cabeza. “Que poco sabes Leo, las mujeres no somos todas iguales ni en nuestra personalidad ni en lo que hay entre nuestras piernas.” Afirmo dándole un tono medio seductor a sus últimas palabras y una media sonrisa en su rostro. “Son como flores cada una con sus colores, formas y tamaños. Pero igual de lindas todas.” Prosiguió pareciendo divertida ante a la reacciones del supuesto joven.

“Yo no saco nada de contexto. Se ve en tus ojos azules que es lo que deseas como tantos otros hombres…pero a diferencia de otros, vos me caes bien.” Comento apurando un poco sus pasos, sin sacarle la elegancia que habían empezado a tener con cada una de sus palabras.

Pronto si seguía retrocediendo la pequeña dama pelirroja terminaría contra una pared y entonces estaría al alcance de la preciosa guerra que parecía haber sido poseída por algo que le cambio la personalidad. Entonces de la nada le salto encima para tratar de atraparla cosa que la joven escapo por los pelos. “Maldición, eres muy escurridizo pequeño.” Dijo fastidiada antes de reir con ganas y yendo a buscar las armas de ambos. Pareciendo dejar atrás rápidamente aquel acto de seducción que habia utilizado.

La joven no sabía qué era lo que estaba tramando Naywa, pero no le gustaba nada. Esos andares seductores hacia ella la estaban poniendo demasiado nerviosa como para que permitiera que llegara a agarrarla. Estaba segura de que la dama azabache quería vengarse de ella por haberle quitado los cordoncitos del pantalón, y no necesitaba mucha inteligencia para saber que no deseaba otra cosa de ella que obtener su revancha.

La pared estaba cada vez más y más cerca mientras ella retrocedía dando pasos hacia atrás, sin perder de vista a la fiera guerrera. Finalmente, tal y como esperaba, la mujer se abalanzó hacia ella tratando de atraparla, momento en que aprovechó para esquivarla de un salto y colocarse al otro lado de la pared, evitando estar acorralada.

-Mira que eres vengativa. La próxima vez no seguiré tus consejos sobre usar todos los trucos a mi alcance. He aprendido la lección y no volveré a hacer nada que se le parezca contra ti ni contra ninguna otra mujer ¿Estas contenta? – Dijo para tratar de aplacar a la fierecilla, pero sin perder de vista a su adversaria.