Partida Rol por web

El hombre vestía con poca elegancia, a diferencia de muchos italianos que aunque eran de bajo estrato trataban de exhibir por lo que les faltaba. Por el lado del rostro poseía una barba recortada aunque con poco profesionalismo y que combinado con su pelo desordenado y enrulado lo hacia ver como uno de esos perros de pelo largo.

“No, yo soy el que se disculpa.” Dijo en un acento que dejaba claro su no procedencia de estas tierras.

El sujeto observo detrás de ti y luego de vuelta a vos. “Quien te persigue pequeño?” pregunto bajando una de sus manos a su cinturón donde se encontraba descansando una daga o navaja, que había estado tapando y ahora la pequeña podía empezar a notar un poco.

Mientras esperaba tu respuesta parecia observarte con algo de interés, incluso agachándose un poco para buscar la vista de ella. Leonor sin dificultad pudo ver que no se traba de ninguno de los jóvenes que la perseguían, ni de ningún otro conocido.

El hecho de que aquel hombre se disculpara la hizo pestañear y detenerse más tiempo de lo prudente para mirarle con sus curiosos ojos azules disimulados por el hollín de sus mejillas. Definitivamente no era Italiano. Su destartalada indumentaria unida a su acento marcado, su barba y a sus rizados cabellos enmarañados le conferían un aspecto demasiado poco elegante para los estándares venecianos.

-No… no os preocupéis señor… estaré bien. – trató de disuadirle con un tono nervioso en su voz, no deseando que le lastimaran por intentar defenderla. Acto seguido echó un rápido vistazo hacia atrás para calcular la distancia que había entre sus perseguidores y ella, antes de disponerse a partir y dejar al amable desconocido atrás antes de que los secuaces del jefe la tomaran con él.

Luego sus palabras y que siguiera avanzando la joven se esperó que el hombre se fuera, pero habia algo en el interior del hombre que no se lo permitía. Tal vez una pizca de honor que tampoco entraba en los entandares Venecianos.

“No parece que vayas…a estar bien chico.” Dijo el hombre con un tono de incredulidad ante las palabras del supuesto joven. Sin preguntarle o decirle algo comenzó a seguirlo, dejando un espacio entre ambos y conservando su arma guardada. “Mira, sé que te puedo parecer pesado, pero no pienso dejarte a tu suerte. Si estas en tanto peligro como pareces.” Comento con seguridad en sus palabras, como si jurar una promesa de protegerla.

“¿De cualquier forma dime que te persigue al menos?” volvió a preguntar esperando una respuesta mientras continuaba tras de ella.

La huérfana no podía creerse que pudiera existir un desconocido que se preocupara por cómo se encontraba sin ni siquiera saber absolutamente nada sobre el “muchacho” que tenía frente a él. No obstante, y ante el apremiante deseo de salir de allí cuanto antes, el joven Leo se puso en movimiento suponiendo que el extranjero desconocido se rendiría y se iría.

Cuál fue su sorpresa al darse cuenta de que, no solo no se marchaba, sino que la estaba siguiendo mientras le preguntaba sobre sus perseguidores.

-Mirad señor, no quiero meteros en problemas – dijo al fin sin detenerse de nuevo, pero sin perder de vista a su supuesto protector por si la atacaba por sorpresa. – Escapo de un grupo de chicos mayores que yo que quieren darme una paliza. La vida en las calles es así, y os aseguro que no tendrán problema en atacaros también si os ven conmigo. – confesó, omitiendo gran parte de la historia.

El supuesto protector hacia algo parecido a la pequeña, revisando hacia atrás por ambos y dejándole unos cuantos instantes indefenso ante algún ataque de Leonor. Si es que ella iría a esos extremos para sacárselo de encima.

El tipo claramente entendía sus palabras aunque no parecían provocarle un retroceso en sus ideas. “Así que unos rufianes atacan a un pobre piccolo solitario.” Dijo riendo ante la situación que planteaba él. “Que me ataquen si quieren, que deberán ser cien de ellos antes que me plantee huir y dejarte solo chico.” Le aseguro continuando su seguimiento pareciendo no muy preocupado por donde lo llevara Leonor.

La huérfana agudizando los oídos no podía escuchar ningunos otros pasos que los de ellos dos. Al menos por donde se metían ellos, aun en las calles a esta hora había gente trabajando o yendo a si algún lugar para descansar pero nada le aseguraba que la seguían persiguiendo.

Tras un tiempo considerable callejeando y asegurándose de que nadie les seguía, Leonor finalmente se detuvo para poder ver y escuchar detenidamente a su alrededor y permitir que el aire entrara en sus pulmones tras los momentos intensos que había tenido que soportar.

Cuando ya se hubo calmado, volvió a alzar la vista para cruzar la mirada con el extraño samaritano que había salido de la nada para ayudarla de forma tan altruista, y regalarle una agradecida sonrisa – Parece ser que no ha sido necesario que os peleéis con cien enemigos por mí, señor, aunque os agradezco el gesto. Mi nombre es Leo y es un placer conoceros… aunque no estoy solo. – Le respondió tendiéndole la mano a modo de saludo.

No obstante, cuando por fin pudo meditar sobre todo lo ocurrido, y antes de que él pudiera estrecharle la mano, Leonor abrió mucho los ojos dándose cuenta de que su miedo le había impedido poder avisar a sus compañeros del peligro para que huyeran también de allí… En ese momento su mundo entero se vino abajo.

-¡Dios Santo. Mis amigos! – Dijo llevándose las manos a la boca sin poder evitarlo y totalmente desolada ¿Cómo había podido dejarles a su suerte cuando le había prometido al joven compañero de Sabino que le protegería? No podía simplemente volver la cara hacia otro lado. Tenía que regresar, pero… ¿Qué podía hacer ella sola contra toda esa gente? La duda estaba matándola por dentro, pero fuera como fuera tenía que armarse de valor y desandar los pasos hasta llegar a la guarida del jefe.

El extraño acepto su sonrisa y le devolvió una propia posiblemente dándose cuenta de lo mismo que ella. Nadie parecía perseguirla, tal vez porque la perdieron, porque se cansaron o porque no importaba. La razón no era evidente, pero eso no importaba ahora.

“Josef, un placer. Aunque sería mejor en otras circunstancias.” Dijo sonriendo con humor mientras le acercaba la mano para tomar la suya. Sin embargo quedo en medio camino cuando observo la reacción de la joven. “Tus amigos?” pregunto confundido con lo que escuchaba.

“Acaso abandonaste a tus amigos con estos rufianes? Como es eso posible?” pregunto poniendo mayor entonación en la acusación de abandono, como si fuera algo que no podría aceptar si era verdad. De cualquier forma parecia darle una oportunidad a la joven para que se explique y quien no decia que si la joven decia las palabras correctas contaria con su asistencia.

La joven pelirroja estaba tanto o más afectada que el hombre que tenía delante y tuvo que hacer acopio de valor para no ponerse a llorar. Aún estaba terriblemente asustada, pero no podía dejar a Mamadeo, a sabino y al pequeño en manos de aquellos monstruos, por lo que dejando a un lado todo su recelo, se sinceró con el desconocido mientras hablaba apresuradamente.

-yo… yoo…. Fui a una casa donde me habían dicho que ofrecían comida caliente y un sitio para dormir. Allí me encontré con otros chicos sin techo como yo y empezamos a llevarnos bien. Cuando comimos, nos dijeron que tendríamos que trabajar y el jefe de esos hombres me llamó solo para que le acompañara al interior de la casa. Allí quiso darme un frasco para que lo bebiera y me asusté pensando que era algún tipo de droga rara, pero todos sus secuaces comenzaron a perseguirme y pude escapar por la ventana. Yo…. No vi a mis amigos al salir y tenía tanto miedo que… ¡maldita sea! Tengo que volver a por ellos. – Dijo apresuradamente mientras se disponía a dejarle allí solo para desandar sus pasos.

Mientras la pequeña se sinceraba con el hombre, noto como el gesto en su cara se aflojaba. Dejando de parecer molesto por el abandono que había realizado sin querer de sus amigos, por una mirada de interés por lo que le había ocurrido.

“Por dios, eso no suenan como simples rufianes.” Dijo aunque seguramente se dio cuenta de la obviedad del comentario. Sin embargo no trato de corregir al verla correr de nuevo hacia esa extraña casa. El extranjero sin pensárselo mucho la siguió. “No pasa nada, todos se dejan llevar por el miedo de vez en cuando. Al menos ahora pretendes corregir tu error y eso cuenta mucho. Si me dejas te ayudare ya que la verdad no tengo nada mejor que hacer.” Dijo sonriendo como si tratara de darte algo de más confianza no solo con su compañía sino con sus palabras.
 

Pensando a los que podía llamar como sus amigos y lo que pudo pasarles en manos de los sectarios, volvió de nuevo a aquella casa que hasta hace unos segundo se reusaba a volver de nuevo. Pero ella era no era una persona egoísta, su hermano le había enseñado a comportarse con bondad y eso tal vez era la razón que ahora poseía un aliado inusual. Si es que en verdad era un aliado y no algo más.

La vuelta termino siendo igual de fácil que la huida, en el camino no se encontró a ninguno de los jóvenes que la persiguieron por la casa. Lo que le hacía pensar que no había sido perseguida tanto tiempo como había pensado.

Finalmente cuando llego se encontraba escondida en una de las esquinas por las cuales podía espiar a ese pequeño patio donde siempre se reunían a comer y que luego usaron los jóvenes para probar a cada joven. La casa por su lado tenia las luces prendidas y aquella ventana donde había escapado se encontraba cerrada, aunque tal vez se encontraba igual de fácilmente cerrada que pudiera entrar de nuevo por ahí. Pero debería fijarse eso.

“Es eso lo que pienso.” Dijo Josef señalando lo que parecía una gran mancha en el suelo que Leonor no recordaba que estuviera ahí antes y se encontraba algo cercano a ustedes. “Tendría que acercarme, pero eso no pinta bien.”

-El miedo no es una excusa. Si algo les ocurre por mi culpa, no me lo perdonaré nunca. – respondió angustiada mientras avanzaban por los callejones en plena noche.

Leonor aceptó la compañía del extraño sin poder evitar sentirse algo inquieta ante esa demostración de generosidad. Hasta ahora muy pocas personas la habían tratado de aquella manera, y desde luego, jamás le había ocurrido sin interactuar previamente en absoluto y tras tropezar con alguien en mitad de la calle.

No obstante, el desasosiego que sentía por Imamu y los otros dos granujillas se fue incrementando a medida que se acercaban a la casa. La huérfana sabía que al jefe no le había gustado la actitud de Sabino desde un principio, por lo que se temió lo peor al descubrir que la sangre en el suelo, dispuesta más o menos donde estaban situados antes de que todo comenzara, no era la suya. Pero… ¿Qué les habría pasado? No había ni un solo muchacho en el patio donde les daban de comer, por lo que dedujo que todos estarían dentro de la casa. ¿Les habría castigado el jefe para vengarse por su huida? ¿Les estarían arrojando como alimento para aquellos seres dispuestos en el suelo de las oscuras habitaciones donde había estado escondida? No tenía ni idea, pero esa idea terrorífica surgió en su mente mientras su corazón se aceleraba.

-Josef, esa casa está llena de cosas muy raras. Antes de escapar me escondí en una habitación más negra que la noche y un cuerpo tirado en el suelo intentó morderme la pierna. Yo diría que son monstruos si no fuese totalmente descabellado, pero os ruego que no os arriesguéis. ¿Y si trato de entrar por la ventana por donde escapé mientras vos os quedáis fuera? – Preguntó señalando a la ventana cerrada sin tener una idea mejor en la cabeza.

“No seas tan duro, al menos estas volviendo. Otros simplemente seguirían huyendo.” Le devolvió de nuevo queriendo que el supuesto joven no fuera tan duro consigo mismo. Por el resto del viaje se quedo callado siguiendo a la huérfana mientras volvían al siniestro lugar.

El hombre se quedo escuchando con un rostro bastante serio, las suposiciones que daba el pequeño. “Aquello suene muy riesgo aunque no nos iremos ahora estando tan cerca.” Comento conservando su gesto serio antes de apoyar una mano en su hombre. “Mira sé que esto en verdad no me involucra y otro individuo se iria a la mierda al escuchar esto que me contas, pero yo no soy como esos. Me parece muy suicida que seas vos el único ingresando a esta casa donde se suponen hay monstruos…” opino mirando a Leonor a los ojos para dejarle claro que él tambien entraría y que no tenia miedo alguno, tal vez en parte porque no sabia los horrores que Leonor enfrento dentro.

“Respecto a como entrar…¿Has revisado si hay otra entrada cerca además de la ventana y la puesta de enfrente?”  Pregunto pensativo mirando a la ventana “Digo tal vez te esperan por esa ventana.”

Ella sabía que Josef tenía razón y que no debía ser tan dura consigo misma, pero algo en su interior aun la reprendía por no haber tenido el valor suficiente como para haberles advertido que corrieran tan lejos como les llevaran los pies, antes de dejarse atrapar por aquellos sectarios.

Una vez estuvieron frente a la ventana por donde había salido, Leonor escuchó las sugerencias de aquel altruista desconocido antes de sopesarlas con cuidado. – La chimenea también podría ser una opción, pero la bloquearon para que no saliera por ella. No me dio tiempo a revisar más salidas, aunque puedo dar una vuelta rápida para intentar encontrar otra entrada diferente. ¿Me esperas mientras lo hago? Soy bastante sigiloso y se esconderme bien.

Movio su mirada hacia arriba cuando mencionaste la chimenea. “Pero ya saliste. Es muy posible que la destaparan cuando te fueras, digo en mi país nadie tapa una chimenea por mucho tiempo es algo estúpido ya que te morirías de frio sin poder usarla.” Comento  y aunque en este Venecia no tenían el mismo frio que de donde venia el hombre seguía siendo una gran posibilidad que no dejaran a uno de los suyos tapando eternamente la chimenea.

Dandole un rapido vistaso, te pensabas que no podia resultar mas dificil que la Basilica escalar esta casa. Pero sabias que tenias que tener en cuenta que ambas no habian sido costruidas con la misma calidad, por lo que habia que tener cuidado con la resistencia de sus materiales.

“Bueno si asi lo deseas.” Dijo volviendo su vista a vos y dándote una media sonrisa antes de señalar a uno de los callejones cercanos. “Yo ire a ocultarme ahí. Cualquier cosa hazme una señal e iré.” Dijo esperando tus respuestas antes de retirarse.   

Tras echar un vistazo hacia la chimenea, Leonor estuvo de acuerdo con Josef en pensar que seguramente habrían destapado la chimenea al descubrir que había escapado. – No sé de dónde vienes pero tienes razón. Si no encuentro una entrada más segura, usaré la chimenea en cuanto le eche un vistazo a la casa por el resto de los ángulos.

Cuando su compañero le indicó el lugar en el que se ocultaría, Leonor asintió y se dispuso a no perder más tiempo. No sabía qué era lo que aquellos sectarios le estaban haciendo a los otros chicos, pero no debía ser nada bueno, y de seguro no esperarían una eternidad para perpetrar sus maldades.

De nuevo se encontraba sola y bastante cerca de aquel lugar aterrador. Su primera idea habia sido ir para comprobar la ventana por la que se había escapado, algo que resultó ser una pérdida de tiempo ya que se encontraba cerrada con tal firmeza que tu fuerza no era la suficiente ni para moverla un centímetro.

Dispuesta a no perder más tiempo dio una vuelta por el lugar tratando de encontrar otra entrada, en un principio no hayo nada pero iba notando que la casa se encontraba unida manualmente a otras. Pero esto igual no generaba un punto débil, aunque la joven probaba alguna debilidad en la estructura. Finalmente noto qe el lugar era mas grande de lo que lo habia pensado en un principio y aun cuando ella parecio haber entrado con algo de profundidad en la casa sospechaba que le quedaban varios lugares donde no habia ido.

Con el tiempo en su contra y pensando en sus compañeros volvió rapidamente a su punto de inicio para comenzar a escalar la pared. Esta probo ser un poco mas resistente de lo que habia pensado en un principio, incluso a pesar que en un momento coloco un pie en falso que hizo un agujero hacia la sala por donde se entraba a la casa.

Sin embargo eso no la detuvo, ni tampoco lo hizo la sucia que encontró la chimenea que termino volverla mas oscura que la tierra que usaba para esconder su rostro. Sumado a eso sus pulmones se sentían bastante cargados de olin haciéndola toser sin que pudiera controlarse cuando llego abajo, pero para su suerte nadie se encontraba ahí. Ni un alma, ni ninguna vela. Por lo demás los pocos muebles que habia encontrado antes se hallaban ahí. Por ultimo estaba la puerta que daba a ese pasillo. Un escalofrio recorrió su espalda.  

Tras revisar todas las posibles entradas a la casa y descubrir que el lugar era muchísimo más grande de lo que había pensado en un principio, Leonor se maldijo a sí misma por no haber hecho esto mismo los dos días previos al día de la prueba puesto que, de esta manera, hubiera podido ganar un tiempo precioso para poder salvar a sus compañeros.

No obstante, no era el momento para lamentarse, por lo que, armándose de valor, se dispuso a trepar hacia la chimenea y a descender por ella, con todo el sigilo del que fue capaz a pesar del hollín y el polvo que contenía. Mirándolo por el lado positivo, aquella suciedad la haría parecer aun más un chico, en el caso en que la atraparan, lo cuál podría ser muy ventajoso si aquellos muchachos tenían aun más malas intenciones de las que cupiera esperar.

Tras algo más de esfuerzo del que imaginaba, la joven huérfana alcanzó por fin la estancia en la que momentos antes había corrido por su vida. Cuál fue su sorpresa al encontrársela totalmente vacía y silenciosa, como si todos aquellos muchachos hubieran sido lo suficientemente rápidos como para desalojar aquella enorme casa en un tiempo récord, sin dejar ni tan siquiera las velas que la habían alumbrado no hace mucho.

El escalofrío que recorrió su espalda no fue suficiente para amedrentarla, por lo que, tras destrabar con cuidado una de las ventanas para que su compañero Josef tuviera fácil acceso en caso necesario, se ocultó entre la penumbra que reinaba y se dispuso a adentrarse en aquel espeluznante pasillo que parecía no albergar nada bueno.

Si bien la primera habitación se encontraba oscura, el pasillo por el que empezaba a avanzar comenzaba a encontrarse cada vez mas iluminado. Al parecer habían colocado algunas velas nuevas en las paredes algo que los ojos de ella daba gracias porque ahora podía distinguir bien donde se encontraban las intercepciones, mas su deseo de permanecer en la penumbra no seria sencillo a menos que hiciera el trabajo de apagar cada vela que encontraba.

De nuevo cuando te internaste sentiste un frio en todo tu cuerpo, que seguia sintiéndose extraño aunque ya habias tenido la oportunidad de sentirla. Sin embargo decidida como estabas no era algo que detendría por lo que seguiste avanzando hasta que una voz pareció  escucharse a través del pasillo. Ya en ese momento te encontrabas frente a la intercepción que habias usado antes para esconderte, pero de ahí no venia la voz por lo que no habia necesidad de entrar ahí.

A menos claro que algo mas viniera a la mente de la chica…   

Las velas dispuestas de aquella manera, hicieron que su corazón palpitara con rapidez. Si ahora el pasillo estaba iluminado, quizá era para evitar que alguien volviera a escaparse como ella… o quizá porque los monstruos ocultos en los pasillos ya no estaban dormidos. En cualquier caso, apagar las velas tan solo hubiera conseguido que alguien detectara su posición, por lo que siguió avanzado tratando de aprovechar los rincones que aun permanecían en penumbra entre vela y vela para desplazarse.

El escalofrío que sintió en sus carnes, unido al silencio sepulcral que reinaba la sala la hizo palidecer, preguntándose si sus amigos se encontrarían en otro lugar y si no se estaría internando en la boca del lobo por nada. Cuando pasó por la intersección donde se ocultó la primera vez, estuvo tentada a pasar de largo para no descubrir los horrores que habían compartido habitación con ella no hacía mucho, no obstante tenía que saber si sus compañeros no habían servido de alimento de aquellas cosas, por lo que echó un rápido vistazo ahora que la estancia estaba iluminada, antes de seguir avanzando hacia el lugar que más miedo le daba de aquella lúgubre casa, sin que supiera discernir el motivo de aquel terror incomprensible que sentía.

A pesar del terror que sentía la joven demostraba una gran valentía al moverse dentro de aquel pasillo y metiéndose en la primera intersección. Con las luces encendidas no tardo en ver que las puertas donde se suponía que se encontraban aquellos seres extraños se encontraban en su mayoría cerradas, solo una de ellas tenía la puerta abierta. El horror no llego a ella hasta que vio la habitación abierta completamente vacía, mas había señales que esta no era una que mantuvieran abandonada sino que los inquilinos no se encontraban ahora mismo ahí.

Por otro lado de las otras habitaciones no escuchaba ruido alguno o al menos eso en un principio, pero acercándose un poco a las puertas de cada lugar le parecía escuchar pequeños ronquidos de humanos durmiendo. Más adelante en esa intercepción no parecía ver algun fin de este, solo una curva que parecía terminar convirtiendo esta intercepción en una línea paralela al pasillo principal.