Partida Rol por web

No se oía ni un alma por esos pasillos iluminados por las velas, y, a juzgar por los ronquidos que podía escuchar proveniente de las habitaciones cerradas, la situación tampoco le daba ningún indicio de que hubiera alguien dentro de ellas que pudiera estar sufriendo.

La única habitación abierta se encontraba vacía, y un sudor frio comenzó a recorrer la columna de la joven, al tenerse que sus ocupantes estarían al final de aquel terrorífico corredor, quizá alimentándose con la carne de sus compañeros.

Por todo ello, su deseo apremiante de ayudar fue más poderoso que el pánico que sentía ante aquel lugar, por lo que tomó todas las medidas necesarias para acentuar su sigilo, y se adentró lentamente por el pasillo principal, deseando que nadie la descubriera… y que aun no fuera demasiado tarde.

Leonor continúo su camino hacia el interior de la casa buscando internarse en la oscuridad, a pesar que las velas a ambos costados del pasillo dificultaba aquella tarea. Más eso no era importante por el momento que iba avanzando y no escuchaba ruido alguno.

Pero fue en la tercer intercepción luego que la joven doblara hacia la izquierda en aquel pasillo principal que sintió un ruido. En un principio no pudo identificar el ruido, aun fue notando mientras adentraba su vista en este nuevo pasillo que las luces no se encontraban tan frecuentes en este lugar. Finalmente luego de quedarse un rato escuchando le pareció que se trataban de golpes contra una pared.

Ese ruido duro solo un poco más luego que la pequeña lo identificara y luego se detuvo, para ser cambiado por palabras no del todo claros para la pequeña. Aunque en parte era por la lejanía de ella a esas voces, que parecían ser de tres o cuatro personas.

Usando su mejor sigilo y acercándose solo lo necesario para poder escuchar a las personas hablando, o al menos lo que parecían personas. Ya que parecían encontrarse encerrados en un cuarto de la casa, algo que hasta este momento suponía que solo hacían con los monstros que casi la mordieron en tu anterior visita.

Pronto estuvo frente a la puerta de la habitación donde esos dos sujetos se encontraban hablando. Cerca de las voces te diste cuenta que te habías equivocado en la suposición y en verdad eran solo dos personas. Una mas alterada que otra, aunque sol la mas calmada te era familiar. Era Imamu.

Avanzaba de puntillas con miedo a que las maderas crujieran y revelaran su presencia, mientras buscaba las sombras para intentar fundirse con el ambiente. A cada paso que daba estaba menos convencida de poder encontrar a sus amigos sanos y salvos, pero no por ello podía darse por vencida.

Su corazón casi se detuvo de repente cuando, tras haber avanzado lo que ya le parecía una eternidad, pudo percibir el inconfundible sonido de unos golpes en una de las puertas cerradas de la estancia. Tras permanecer totalmente inmóvil con los músculos en tensión como si fuera un gato a punto de saltar, pudo cerciorarse de que aquellos porrazos eran sustituidos por voces de varias personas que parecían estar encerradas en aquel lugar de pesadilla.

Su determinación fue la que consiguió que volviera a moverse hasta poder escuchar a las personas al otro lado de la puerta, y cuál fue su sorpresa cuando descubrió con una mezcla de alegría y nerviosismo, que una de aquellas personas no era otro que el muchacho que la había ayudado cuando lo necesitó.

Sin perder más tiempo, se acercó sigilosamente hacia la entrada de la habitación para inspeccionar el pomo y ver si necesitaba usar la pequeña ganzúa que siempre llevaba en la bota para casos excepcionales. Tenía que sacarles de allí antes de que la descubrieran, o estaría perdida irremediablemente.

No necesitaba revisar mucho tiempo para notarla cerrada y al revisar a los costados de la puerta no podía notar llaves colgadas en algún lugar cercano o guardias por algun lado. Por lo que el uso de su ganzúa era el adecuado,  aunque con la oscuridad del lugar le dificultaba algo su tarea.

Mientras realizaba su mejor esfuerzo para abrir aquella puerta continubaa escuchando las palabras de adentro. Parecían que se habían puesto a discutir por el ruido que hizo uno de ellos cuando golpeo la puerta, incluso la pelirroja comenzó a preocuparse cuando noto como ambos empezaban a levantar sus voces. Estaba segura que si seguían creando ruido terminarían alertando a alguien tarde o temprano y con ella fuera posiblemente la empezarían a perseguir de nuevo. Su miedo se hizo algo mas profundo cuando uno de ellos termino golpeándose contra la pared muy cerca de la puerta gracias a un empujón.

Sin embargo la pelea entre ellos se detuvo, cuando a pesar del ruido que hacían se escuchó como la puerta era destrabada gracias a los esfuerzos de Leonor. Luego hubo un gran silencio donde parecia que los que se encontraban dentro esperaban a que alguien ingresara dentro.  

Tardó unos segundos en introducir la ganzúa en la cerradura y trastear hasta escuchar el inconfundible “clic” que indicaba que la puerta había sido abierta. La oscuridad le quitó algo de tiempo, pero no fue nada comparado con el miedo que sintió al escuchar los golpes en la pared, el sonido de las voces y al temer que cualquiera podría aparecer en cualquier momento y descubrirla.

No obstante, cuando por fin consiguió acceder a la estancia, todo fue un silencio repentino. En ese momento, Leonor se temió que los muchachos arremetieran contra ella dejándose arrastrar por el miedo, y pensando que podía tratarse de sus captores. Por todo ello, dejó que su voz se escuchara como un susurro mientras decía:

-“Chicos, no hagáis ruido. He venido a rescataros”

Si la voz se escuchó o no quedo en suspenso por unos largos segundos antes que uno de los jóvenes respondiera. “¿Quién dice esto?” pregunto aun manteniendo la puerta entre ellos, sin parecer hacer esfuerzo alguno para abrir la puerta para ver a su interlocutora.

Por la voz estaba claro que se trataba del otro joven y no de Imamu, que por alguna razón que no terminabas de entender continuaba en silencio. El joven no tenia ningún acento, por lo que parecía ser nacido en Venecia. “¿Crees que sea una prueba?” preguntó el joven que hablo, aunque no sentías que la pregunta iba para ti. Sin embargo del otro parecio que nadie le respondio o tal vez lo hizo con gestos siendo mas cuidadoso. De cualquier forma no habia señal que fueran a salir de esa habitación.

Entonces Leonor empezó escuchar unos pasos por los pasillos, aunque no estaba segura de que lado se originaba pero concentrándose en ello le parecio que venían desde donde ella habia venido. Acaso Josef la habia seguido o era un cultista o tal vez uno de los que trataron de comerla. De cualquier forma no podía quedarse en medio del pasillo sin llamar la atención.

-“Maldita sea, soy Leo. Imaru, Sabino, no tenemos tiempo para esto.” – Respondió la joven mientras se impacientaba, temiendo que los tres muchachos que había venido a buscar no se encontraran juntos en el mismo lugar.

De repente, el ruido en el pasillo hizo que su respiración se acelerara y que su corazón bombeara con fuerza mientras se introducía en el interior de la habitación, rezando para que los sectarios no la descubrieran y preparada por si los chicos del interior intentaban golpearla por sorpresa al entrar.

“¿Quién?” fue la respuesta que recibió del muchacho que hasta ahora había hablado.

Dentro la pequeña habitación no había mucho, unas sábanas gruesas en el suelo que suponías que se trataban de sus camas porque eran dos como los jóvenes de la habitación. En lo más alto de un rincón de la habitación había una muy pequeña ventana enrejada que daba algo de aire a esta habitación, aunque no lo suficiente porque el aire era el habitual de los lugares encerrados con mucha gente.

“Leo.” Finalmente reconoció Imamu, permaneciendo a una distancia segura. Mientras el otro joven que no se trataba de Sabino o el chico que lo acompañaba se quedaba callado. “No puedo creerlo.”

Ese susurro fue el último antes de acercase a ti, pero únicamente para cerrar la puerta con la suficiente delicadeza para que quien recorría el pasillo no supiera que estuvo abierta. Entonces por un largo tiempo hubo un silencio donde los pasos se escucharon más cerca y luego lejos cuando pasó la habitación sin revisarla. De nuevo dejando a los tres jóvenes solos.

Al sentir la delicada mano de Imaru sobre la puerta y escuchar las palabras que le regalaba, la jovencita se relajó visiblemente agradecida de no haber recibido un puñetazo en medio de la oscuridad.

Los tres jóvenes permanecieron en el más absoluto silencio mientras los pasos se perdían por el pasillo, a pesar de las ganas que tenía Leonor de preguntar por el paradero de Sabino y su joven compañero.

Una vez que el peligro pareció haber pasado, la huérfana volvió a armarse de valor para comenzar a hablar de nuevo entre susurros – Imamu, dime qué está pasando. Salí corriendo mientras los mayores me perseguían antes de que consiguieran drogarme, pero no podía dejaros aquí a vuestra suerte ¿Dónde están Sabino y su amigo? Tenemos que irnos de aquí cuanto antes.

“Me arrastraron dentro poco después que te fuiste, Sabino y su pequeño…” comenzo a relatar Imamu luego de unos segundos en silencio donde parecía que se estuviera asegurando antes de hablar.

“No digas nada!” intercepto elevando su voz, pero sin salir del susurro, el otro joven. “Quiere que delates a los otros, seguro que trabaja para ellos.” Le advirtió y aun en la oscuridad la joven lo sintio que se acercaba.

Imamu seguía en la puerta sin decir nada, aunque no era como si tuviera tiempo con el otro joven volviendo a hablar. “Es una trampa. Nadie puede escapar de este lugar, eso es una locura y también que hayas podido meterte sin problemas.” Le acuso aunque algo en Leonor le advirtió que no se quedaría solo en ello, por lo que se cubrió instintivamente.

Aunque en la oscuridad no podía estar segura del físico del otro chico, algo que le jugo a favor cuando luego de unos pocos pasos se le salto encima derivándola al suelo. Encima de ella con su cuerpo, sostuvo uno de sus brazos mientras con la otra mano empezó a tocar su cadera buscando algo, que la joven no tardo en pensar que se trataba de su daga.

Leonor comenzó a escuchar atentamente las explicaciones de Imamu intuyendo que Sabino había sido lo suficientemente inteligente como para evitar que le atraparan, justo antes de sentirse derribada por el joven desconocido que se abalanzó sobre ella sin que pudiera hacer nada para evitarlo.

-¡Suéltame!– Exclamó entre susurros tratando por todos los medios de zafarse de su agarre -Salí corriendo lo más rápido que pude y salté por la ventana antes de que pensaran que iba a rechazar la oferta de ese jefe calvo que tienen. Luego, tras asegurarme de que no me perseguían le di la vuelta y entré por la chimenea. Por favor, no hay tiempo para esto. Si no me quieres decir donde está Sabino me parece bien, pero daos prisa y salid por la ventana que he dejado abierta a la derecha de la chimenea. Ya lo rescataré yo solo. – Se defendió de sus acusaciones.

Cuando el joven que tenía encima empezó a palpar su cadera en busca de su única arma, Leonor se asustó visiblemente. No tanto porque le robara el cuchillo, sino porque pudiera descubrir que era una mujer. Si la mano del muchacho tocaba uno de sus pechos, no estaba segura de que las apretadas vendas que llevaba la salvarían de ser descubierta, por lo que, empleando todas las fuerzas que tenía, trató de rodar sobre si misma hacia uno de los laterales para quitárselo de encima.

Si bien la explicación de Leonor tenía cierta lógica, el joven parecía ignorarla completamente para continuar su forcejeo con quien parecía estar seguro que se trataba de un traidor. Pero Leonor no era ninguna mujer sumisa y ni bien noto su falta de cooperación trato de ponerlo de costado para que tuviera una salida fácil a este enredo. Sin embargo su fuerza no era suficiente para moverlo a pesar que este solo usaba una mano y su propio peso para mantenerla controlada.

Mientras su otra mano seguía registrando su pantalón, incluso sintiendo que en la búsqueda lo iba bajando un poco. Aunque su búsqueda era en vano ya que no hallaría el cuchillo en ese lugar y lo único que lograba era desvestir un poco a la joven aunque nada grave gracias en parte a la oscuridad de la habitacion y lel poco sometimiento de la joven a que eso pasara. “Donde mierda…Gah!”

En ese momento notaste como Imamu se había unido a la pelea tomándolo del cuello, impidiendo que siguiera hablando fácilmente y tratando de apartándolo de la joven. Si bien eso logro que dejara de buscarle el cuchillo, no evito que el chico agarrara con mucha más fuerza el brazo de la joven que empezaba dolerle.  

No importaba cuanto le dijera, el muchacho había tomado la decisión de considerarla su enemiga. Por todo ello, la joven pelirroja no tuvo más remedio que verse obligada a luchar para intentar zafarse de la presa, si no quería que aquel que había venido a salvar la dejara malherida o algo peor.

No obstante, su pequeño cuerpecito se vio totalmente incapaz de derribar al musculoso desconocido, mientras este se afanaba por intentar quitarle los pantalones. Afortunadamente su daga siempre había estado oculta en su bota, por lo que aquello no era tan preocupante como el hecho de que descubriera que ella no era una mujer en realidad.

Hubiera estado en serios problemas si Imaru no hubiera acudido en su ayuda aferrando a su atacante por el cuello. Lamentablemente, éste no dejó de sujetarla, por lo que Leonor no tuvo más remedio que morder con fuerza para conseguir que la soltara de una vez.

Aquella pequeña pelea en la oscuridad podría ser mucho más peligrosa en la luz o tal vez si el joven habría estado armado. Pero para la suerte de la joven, parecía no estarlo buscando inútilmente un arma en el cinturón de la joven.

Leonor tal vez no podría nunca librarse de él a través de la fuerza pura, sino que debía usar otra herramienta. Entre ellas sus dientes que tardaron unos segundos pero lograron generar el suficiente dolor en el brazo del joven para soltarla y largar un grito que no alcanzo toda su potencia gracias a que Imamu le tenia sujetado del cuello.

Libre como estaba la joven y a pesar de la oscuridad tenia el tiempo de observar la situación. El joven habia usado el impulso de Imamu para alejarlo de Leonor para empujarlo hacia el suelo, ambos quedando sentados en el suelo con inclinados a caerse sobre Imamu. La pelea parecia no calmarse en ningún momento cercano, con el joven pareciendo poseido.

“Leo ayúdame.” Pidió el joven de color continuo sujetando al joven pero se notaba que no tenia la fuerza necesaria para ahorcarlo o al menos hacerle perder suficiente aire para que se calme.

Leonor usó sus dientes para conseguir zafarse de aquel corpulento enemigo que no permitía que se fuera. No estaba segura de lo que le rondaba por la mente, pero cada vez estaba más y más convencida de que en realidad ese muchacho era el traidor y estaba ahí para asegurarse de que Imamu no se escapara.

Cuando finalmente pudo soltarse y contemplar la pelea desde una posición algo más ventajosa, fue perfectamente consciente de que su amigo de color no ganaría si ella no hacía algo para ayudarle. Con toda la rapidez de la que fue capaz, sacó el cuchillo que había estado buscando su agresor y que se encontraba en su bota y se lo colocó entre las costillas aplicando la presión necesaria como para que supiera que un movimiento en falso podría ser mortal justo antes de decir:

-Ya es suficiente. Suelta a Inamu ¡ahora! Nos vamos de aquí y tu irás delante. Una vez que os ponga a salvo, volveré para buscar a Sabino y al pequeño.

Si bien la joven solo deseaba amenazar, entre el forcejeo el joven gano algo de potencia tirándose para delante sin notar hasta que fue tarde que Leonor había puesto un cuchillo en sus costillas. Sin embargo Leonor andaba más atenta y saco su cuchillo rápidamente aunque mirando su punta se dio cuenta que le había acuchillado sin querer.

El joven grito de dolor aunque como antes su grito no fue con el volumen que debería, pareciendo quedando en la habitación con ellos. “Me acuchillo.” Dijo en voz baja dirigiéndose a Imamu, como si tratara de convencerlo. Más el joven de color no reacciono como esperaba, continuando su agarre y provocando que el joven se volviera aun mas rabioso. Levantando la miraba para de nuevo pedir ayuda a la joven.

La joven pelirroja no entendía qué ser se había apoderado del muchacho que forcejeaba de aquella manera. En ningún momento había tratado de hacerle ningún daño, pero casi hubiera jurado que aquel loco estaba deseando que ella le cortara, forzando la situación hasta el punto de intentar que se manchara las manos con su sangre.

Aquello era de locos. Nadie en su sano juicio habría actuado de aquella manera, por lo que cada vez se confirmaba más su teoría de que ese desconocido era aliado de sus carceleros o estaba coaccionado de alguna forma. Si esto continuaba así, los sectarios terminarían acudiendo a la habitación alertados por el ruido.

No tuvo mucho tiempo para pensar en todo aquello. Cuando Imamu volvió a pedirle ayuda, Leonor volvió a situarse tras el joven rabioso y golpeó con todas sus fuerzas en la cabeza del alterado muchacho con el pomo de su daga tantas veces como hiciera falta, con la intención de dejarle inconsciente a golpes.

En ese momento algo parecio apoderarse de Leonor, que bien sabia las consecuencias que tendría que el joven siguiera haciendo ruido, fue algo instantáneo lo que sintió. Supo al instante que su golpe fue bastante duro en el joven, que se quedo completamente rendido en los brazos del joven luego del sonido seco que hizo el arma de ella en la cabeza del joven.

Respirando con mas calma Imamu lo aparto a un costado al cuerpo inmóvil del chico y luego de unos segundo de calma se puso de pie mirando fijamente en la oscuridad a Leonor. “No sé qué le paso. Desde que nos dejaron aca, actuó algo loco con sus gritos y constante andar en círculos dentro de la habitación. Me tuve que imaginar que actuaría peor.” Comento el joven moviendo su mirada al otro que se encontraba desmayado.

“Sabino y el chico se escaparon antes que los metieran dentro.” Le informo a la joven, terminando la oración que no pudo antes por la locura del otro. “¿Que hacemos ahora?”

Ella nunca había querido hacerle daño al compañero de celda de Imamu, pero aquel muchacho no le dejó ninguna alternativa si querían salir de allí sin ser descubiertos.

Una vez que su agresor estuvo fuera de combate, Leonor se arregló en pantalón en la oscuridad, para luego ayudar a su amigo a ponerse en pie mientras susurraba – A mi intentaron darme algo de beber. Yo creo que era algún tipo de droga para condicionar a la gente. Puede que este chico haya tomado un poco sin saberlo, igualmente no podemos dejarle aquí, así que tendremos que cargar con él. ¿Sabes si hay más niños encerrados? Podría intentar abrirles las puertas para que escaparan. Este sitio no me gusta nada.

Se dejo ayudar mientras escuchaba con atención la teoría de la joven.  “Si…debio ser eso.” Dijo Imamu aceptando la palabra de Leo rápidamente, mientras continuaba vigilando a joven en el suelo. Pero algunas de las palabras de Leoor lo hicieron mirarla con cautela. “No podemos llevarnos con nosotros, aunque podamos arrastrarlo entre los dos solo nos retrasara la huida haciendo mas fácil que nos atrapen.” Dijo en oposición al plan de Leonor, aunque a diferencia del joven se conservaba calmado.

Ante la pregunta de ella negó. “No sé de más niños encerrados aquí. Yo tambien quiero irme.” Dijo dirigiéndose a la puerta sin intensión alguna de llevar al inconsciente joven.