Partida Rol por web

Leonor miró a Imamu incrédula ante la facilidad con que quería dejar atrás al chico que momentos antes había compartido el mismo encierro a su lado. No obstante, estaba claro que ella sola no podría con él, y posiblemente éste no quisiera su ayuda cuando despertara, sino todo lo contrario. Casi apostaría que había sido puesto junto al joven de color para vigilarle.

-Entonces… ¿cuando me metieron dentro de la casa, los chicos mayores no se llevaron al resto de los niños dentro? – Preguntó algo incrédula mientras intentaba tapar al muchacho con el camastro para que no se le viera – Al menos ayúdame a ocultarle un poco para que tenga posibilidades de escapar si quiere. Te sacaré de aquí, pero si hay más prisioneros, después me gustaría tratar de de abrirles las puertas para que al menos tengan una posibilidad de escapar de aquí. Este lugar es aterrador y no le deseo ese mal a nadie.

Imamu noto la mirada y la enfrento con una seriedad que parecia dejar saldada cualquier discusión que podrían tener del joven inconsciente. Sin embargo no interrumpio la acción de Leonor, aunque por su mirada no terminaba de entender que se proponía a hacer el supuesto joven.

“No estoy seguro.” Respondio abriendo la puerta y mirando para afuera. “A mi, a Sabino y el chico junto a él nos buscaron primero. Si todo habría salido como querían los tres estaríamos dentro. Pero como fui el único y apenas vi como Sabino huyo con su amiguito no sé qué hicieron los demás.” Le aclaro sin demasiado entusiasmo, tal vez avergonzado de que no diera suficiente pelea.

Cuando ella aclaro lo que hacía, pareció dudar antes de ayudarla a ocultar al joven bajo las mantas que habían recibido para usar como camas. “No sé dónde hay otros, pero escuche que hay criaturas violentas aquí. Te podrían atacar si sigues adentrándote por el lugar.” se acercó a ella. “Podrías estar arriesgándote por nadie o por más jóvenes como el que compartí mi celda. Tenemos que irnos afuera planearemos que hacer, aunque ese conocido en la guardia podría ayudarnos.” Propuso en clara idea de irse de este aterrador lugar, posiblemente ignorando a otros prisioneros.

Leonor suspiró con frustración ante la respuesta de Imamu. Realmente entendía por qué deseaba marcharse cuanto antes de allí, aunque su conciencia le impedía dejar a chicos inocentes a merced de monstruos como el que intentó morderle la pierna cuando estaba tratando de huir de allí.

-Lo sé… pero si tú fueras uno de esos chavales te gustaría que alguien te salvara – Le respondió mientras él la ayudaba a esconder el cuerpo del muchacho.

– Vámonos. Luego ya planeamos qué hacer. No tienes por qué arriesgarte si no quieres. Además, tu abuela te necesita. – Respondió sin atreverse aun a decirle que contaba con un aliado fuera de la casa a pesar de que no se trataba de Amedeo, por si Imamu estaba engañándola y también estaba siendo afectado por los efectos de esa droga sin que ella lo supiera.

Aun en la oscuridad se notó como parecía morderse el labio ante la primera frase de la joven, como si se guardara para si una respuesta a esa afirmación. Posiblemente una que no considero adecuada.

“Vamos…” contesto finalmente dando otro vistazo al pasillo para asegurarse que no hubiera nadie. “No veo a nadie en el pasillo.” Afirmo mirándola a la joven antes de abrir más la puerta. “Vos también debes tener alguien que espera tu vuelta. Alguien que te importa y aun asi queres hacer esto?” le pregunto a la joven interponiéndose en el portal de puerta sin dejarle espacio a salir por el momento.

La jovencita se dispuso a seguirle en la oscuridad cuando de repente Imamu se paró haciendo que ella chocara contra el ligeramente. Ante su pregunta, Leonor quedó unos instantes desorientada antes de responder con algo de tristeza.

-La persona que me importa desapareció… Por eso intenté investigar si podía haber sido atrapado en un lugar como este. Soy un estúpido, pero no sabía donde más buscarle. – Le confesó, confiando en él sin ninguna razón para ello.

-Vamos… será mejor que nos vayamos de aquí cuanto antes – Dijo mientras le indicaba la dirección que tomar para poder escapar de aquella casa maldita.

“Eh..lo siento.” Dijo cuándo la sintió chocarse con él y ante la respuesta que le dio ella. “No se qué decirte, no lo conocía pero de verdad espero que nunca haya pensado en venir aquí.” Termino diciendo mientras salía al pasillo.

Entonces una sonrisa apareció en el rostro cuando la joven pareció cambiarse a su punto de vista. “Guíame.”

Y eso hizo la joven señalando el camino a la salida, aunque ambos parecían subir algo que Leonor sintió antes con unos cuantos pasos viniendo de lugares que no podía saber bien cuales eran. Finalmente estaban llegando uno al lado del otro al umbral que daba a la sala grande con la ventana para salir.

Aunque cerca de ellos escucharon un gruñido que venía desde atrás, donde se encontraban dos sujetos que iban encorvados y con el pecho al aire, usando solo pantalones para cubrirse. Pronto ambos parecieron darse cuenta de la presencia de los jóvenes mostrando unos ojos hambrientos, aunque seguramente no serian los únicos si empezaban a hacer ruido.

-No te preocupes. Conociéndole seguramente no se encuentre aquí y me alegro de haber podido volver a por ti, amigo. – Respondió justo antes de devolverle la sonrisa y situarse delante de él para guiarle por el corredor.

Mientras avanzaban por aquel pasillo iluminado por las antorchas situadas a ambos lados en las paredes, Leonor rezaba para que nadie saliera a su encuentro. Estaba a punto de suspirar aliviada al alcanzar por fin el final del corredor y vislumbrar la ventaba, cuando el ruido inconfundible de un gruñido parecido al del monstruo monstruos que casi devora su pierna, hizo que girara la cabeza para comprobar con horror que dos de esas criaturas encorvadas estaban justo detrás de ellos con no muy buenas intenciones.

-¡Corre! – le apremió a Imamu mientras se dirigía a toda velocidad para abrirle la ventana y permitirle que fuera él el que escapara primero hacia el exterior. Tan solo esperaba que ambos fueran lo suficientemente veloces como para que esas criaturas dispuestas a rasgar su carne no les atraparan.

La orden de correr no pareció haberle llegado únicamente a Imamu, porque casi tan rápido como aquella palabra salió de la boca de ella los monstros encorvados se perfilaron como lobos hambrientos tras ellos. Solo que a diferencia de los lobos que seguramente compartirían la presa que eran estos dos jóvenes, uno de los sujetos tiro al piso al otro y siguió la persecución solo.

La velocidad del tipo no parecía natural, ni se acomodaba al cuerpo poco ejercitado que Leonor noto en ellos. Sin embargo se les acercaba deprisa, por lo que no fue sorpresa para ella cuando el hombre se encontraba encima de ella luego de permitir el paso Imamu.

Sin embargo no intento agarrarla como tantos otros trataron de hacer, fallando. Sino que fue a ella en una carga feroz con el hombro que termino tirando a un costado la mesa junto a la joven que sintió la carga en el costado de su cuerpo. Por suerte logro caer parada en el suelo gracias a sus buenos reflejos.

Finalmente termino Imamu escapando y ella aun encerrada con un monstruo que empezaba a babear desde su boca. En su mirada no parecía verse nada humano, ni nada que mostrara una inteligencia que iba más allá al deseo de alimentarse. Por eso en unos pocos segundos la joven tuvo el camino medio libre para la ventana.

Leonor corrió como nunca lo había hecho para evitar que los monstruos les atraparan, y abrió la ventana lo más rápidamente que pudo. Había sido una suerte que la dejara en ese estado previamente para facilitar la huida, aunque aquello no fue suficiente para que ambos pudieran salir del edificio.

El pensamiento fugaz de que Imanu se había podido salvar finalmente fue enmudecido al sufrir aquel embate atroz de la bestia que con gran rapidez la empujó hasta hacerla caer bruscamente al suelo. Pero no podía permitirse el lujo de desplomarse ahí mismo si quería continuar con vida, por lo que, poniéndose en pie lo más rápidamente que pudo sopesó sus posibilidades hasta que calculó el momento adecuado para saltar hacia su libertad, aprovechando el hueco libre que la poca inteligencia de aquellas criaturas le otorgó.

La bestia como ella la pensaba, aunque solo parecia tratarse de humano palido, seguía moviéndose hasta dejar un hueco de libertad a la joven. Fue cuando esta comenzó a moverse que la criatura se detuvo y con un nuevo impulso se lanzó en un tacle contra ella. Sin duda la bestia deseaba romperla antes de masticarla. Sin embargo la joven parecio haber aprendido algo sobre la velocidad del atacante provocándola a que saliera de su alcance mientras este termino tacleando el aire. Aunque no por eso se rendiría.

Con un agil salto salio hacia afuera la joven, encontrándose a Imamu aun en la cercanía aunque no estaba solo. Josef parecía estar interrogándole con un cuchillo en la mano. “Ves? Ahí esta…” dijo señalándola “Pero no esta sola.”

La joven no tenia que darse vuelta para escuchar un gruñido que salía de la ventana y mirando a Josef poniéndose en guardia solo podia imaginar que la bestia saldría esa noche.

Casi se muere del susto cuando vio como la criatura se movió con la intención de destrozarla. No obstante ya se esperaba un movimiento parecido, por lo que, a pesar del miedo que sentía, logró esquivarlo y le hizo trastabillar.

Pero Leonor no se detuvo para ver como el monstruo se ponía en pie, sino que, con toda la destreza que fue capaz, saltó por la ventana para toparse tanto con Josef como con Imamu, los cuales se pusieron en guardia al ver que no solo sería “Leo” quien abandonara la casa.

-¡Vámonos de aquí, que vienen más! – Dijo a la desesperada, intentando que los presentes abandonaran la idea de enfrentarse a los extraños humanos pálidos que de seguro la perseguían.

Imamu no dudo ni un momento en seguir los deseos de la Leonor, partiendo junto a ella sin darle más que un asentimiento de cabeza. Mientras Josef pareció quedarse detrás unos segundos antes de correr tras de ellos, no muy lejos de este último se encontraba ese personaje que si bien notaba que Josef estaba más cerca, pero su atención estaba más en ambos jóvenes por alguna razón.

Aunque al final ocurrió lo que se esperaba con el hombre palido tratando de empujar al gran hombre y este devolviéndole apuñalándole en el centro del pecho. Haciéndole largar un lamento que parecia lo más humano que se podia encontrar en estos seres. Sin embargo eso no detuvo la batalla entre ambos que se detuvieron hasta quedar muy detrás de la pareja de jóvenes.

“¿Seguimos o volvemos?” pregunto Imamu mirando a hacia atrás y viéndose mas dispuesto de volver en esta circunstancia. Aun a lo lejos se escuchaba la pelea y unas cuantas maldiciones o al menos eso parecían a pesar que el hombre las decía en su idioma de origen.

Fue un alivio para la joven que ambos compañeros comenzaran a correr tratando de huir de allí. Imanu parecía ser el más veloz, situándose a la par que ella mientras ambos emprendían una frenética carrera para escapar de las garras de los monstruos que los perseguían.

No obstante, cuando pensó que quizá tendrían alguna posibilidad y perderían a aquellas cosas de vista, escuchó el empujón que uno de ellos le profirió a Josef, y como éste se detuvo para darle una estocada que le obligaría a dejar de seguir corriendo para plantarle cara a las bestias.

Como si se hubieran puesto de acuerdo, tanto Imanu como ella se dieron la vuelta para observar la situación. Parecía que tan solo uno de aquellos seres estaba al acecho. No obstante, Leonor dudaba de que su nuevo aliado pudiera desenvolverse solo, por lo que, tras la pregunta de su colorido amigo, sacó la daga tras soltar una maldición, y se dispuso a atacar al monstruo con ella para intentar marcar alguna diferencia en el combate, o al menos para distraer la atención de aquel ser y darle alguna oportunidad a Josef para derrotarle.

Imamu pareció poner una cara enojo antes que se volviera de resignación mientras la joven se iba. Aunque no la siguió enseguida poniéndose a buscar algo que le sirva como arma o al menos eso pensaba la joven mientras lo veía escarbando por el suelo.

Por su lado Leonor con su daga en mano fue corriendo a donde ambos hombres peleaban. Ambos se encontraban en el piso sujetando las manos de cada uno, para que no pudieran usarla. Josef seguía con su cuchillo en mano, ahora rojo por la herida que causo al ser, la bestia mientras tanto no le dejaba usar ese brazo y parecía enfocado en tratar de morderle el rostro al hombre barbudo.

Por lo que esa puñalada por la espalda a la bestia fue un gran alivio a la tensión que tenía Josef. El cual aprovecho el dolor de la criatura para hacer avanzar su mano hasta volverle a clava el cuchillo y finalmente patearlo de enzima suyo.  La bestia parecía cansada en ese momento, haciendo un inútil esfuerzo para contener la sangre de sus heridas.  

Pero las sonrisas que pudieron formarse en el gesto de Josef y Leonor desaparecieron al poco tiempo, cuando escucharon un ruido que provenía de donde habían venido corriendo. De ahí aparecieron dos de esos seres con miradas hambrientas puestas en ambos. Sin decir nada comenzaron avanzar con calma, tal vez al notar a uno de los suyos contra la pared sangrando.

Ella no era lo bastante fuerte como para plantarle cara a aquel monstruo. No obstante no podía dejar solo a Josef a su suerte, por lo que, sin importar las consecuencias se abalanzó hacia la criatura con el cuchillo en mano, con la esperanza de poder marcar la diferencia que concediera ventaja a su aliado, el cual parecía tener serios problemas para mantener alejados de su rostro aquellos temibles dientes.

Como sospechó, su ataque fue insuficiente, pero bastó para que el extranjero consiguiera clavar de nuevo la daba en la criatura hasta quitársela de encima. Entonces, cuando estaba a punto de celebrar la victoria, sus asustados ojos azules contemplaron como dos más de aquellas cosas se unían a su compañero herido y clavaban la mirada en sus presas mientras avanzaban despacio hacia ellos.

-¡Dios Santo, vámonos de aquí! – Apremió a sus amigos, mientras tiraba de Josef para que salieran corriendo de allí a toda prisa, antes de que les dieran caza.

En el momento que les apremiaba de nuevo a partir, Imamu aparecía con un casco de buen tamaño aunque notando a los nuevos enemigos hizo lo mejor que pudo para tirárselo a ambos y salir corriendo como recomendaba la joven huérfana. “Porque nos siguen fuera de esa espantosa casa?” pregunto a nadie en especial.

La piedra llego al hombro de uno de ellos, asiéndolo retroceder y haciendo que el otro aprovechando la debilidad de su compañero para empujarlo fuera de su camino para empezar la persecución en solitario. Recordándole a Leonor un momento anterior cuando fue perseguida por primera vez.

De nuevo comenzó la carrera con Josef retrasándose mientras se levantaba y ponía a correr con Leonor junto a él para ayudarle a conservar el equilibrio en un principio hasta que pudo correr sin más ayuda. Ella conocía la velocidad de esas criaturas, sabia que estaba siendo lo suficiente lenta ayudando a Josef para que la consiguieran alcanzar pero tampoco deseaba dejarlo atrás a manos de las criaturas.

Por lo que cuando sintió el aliento de la criatura detrás de ella, los pelos de ella se erizaron y se preparó para un mordisco que imaginaba que le dolería más que si se lo hiciera un perro. Sin embargo todo cambio cuando ella y su barbudo pudieron notar una irregularidad en el camino, una madera suelta que el monstro descuido. Un grave error ya que a la velocidad que iba fue demasiada tarde, haciendo que terminara tropezándose y cayendo de cara al suelo, arrastrándose un poco debido a la velocidad que llevaba.

El tipo no demoro en  volver y aprovechar la circunstancia, sosteniéndolo en el suelo con algo de dificultad antes de rebanarle el cuello con precisión. No muy lejos Imamu se habia detenido y los llamaba a seguirlo. “Vamos, no nos quedemos victoriano.” Dijo el joven y sin dudar ambos obedecieron hasta que pronto habían pasado a otro barrio, sin mas sonidos de alguien siguiéndolos.

-¡No lo se! – respondió la joven huérfana con miedo en la mirada justo después de que imanu arrojara una piedra a uno de ellos y ambos monstruos se dificultaran el camino mutuamente para atrapar a sus presas.

Leonor caminó detrás de sus amigos sabiendo que a este ritmo de seguro la atraparían. No obstante no podía permitir que ninguno de ellos sufriera daño, por lo que rezó para que Dios enviara un milagro que les concediera una ventaja en aquella persecución que tenían claramente perdida.

Fue entonces cuando sus plegarias fueron escuchadas, puesto que justo cuando estaban a punto de atraparla y pudo notar como las fauces de la criatura se abrían para morderla, la providencia quiso que cayera al suelo en su frenética carrera, momento en el cual Josef aprovechó para cercenar su vida sin pensárselo dos veces.

No podía creerlo. Aun seguían de una pieza y sus perseguidores habían reducido su número. No obstante Imanu tenía razón y debían salir cuanto antes de allí si no querían acabar convirtiéndose en comida, por lo que los tres echaron a correr de nuevo, esperando perder a su perseguidor.

Los minutos que siguieron corriendo ocurrieron en una relativa calma donde no se veía a ninguno de esas bestias humanas siguiéndolos o cualquiera que podrían conseguir peligroso para su trio.

Pareciendo darse cuenta de ello Imamu empezó a disminuir la marcha, junto a este también lo hizo Josef. Ambos mirando hacia atrás y en defensa por si algo les llegaba a saltar encima.

“Silencio.” Dijo el barbudo haciéndole una señal con la mano a ambos para que se quedaran callados. Mientras pareció levantar su oído buscando cualquier señala, pero lo único que recibieron los tres fue silencio excepto un silbido bastante tranquilo y un aullido de un perro respondiéndole. “Creo que los perdimos…” dijo volviendo su mirada a ambos. “¿Ese es tu amigo?” pregunto curioso mirando a Imamu. “No quiero ofender a nadie pero no me lo esperaba...” Dijo en un comentario que parecía faltar un par de palabras para completar el pensamiento que tenía el hombre.

Corrieron más de lo que Leonor recordaba haber corrido en su vida, cuando por fin Imanu comenzó a aminorar la marcha. Todos le siguieron a pesar de que se mantenían alerta por si la criatura les atacaba finalmente saliendo de la oscuridad.

No pasó nada, y cuando Josef pidió silencio para cerciorarse y finalmente comenzó a hablar, “Leo”, tras respirar unas cuantas veces a causa de la falta de aliento, le respondió con sinceridad – Así es. Imanu, te presento a Josef. Me lo encontré cuando conseguí escapar de El jefe y quiso acompañarme. Me alegro mucho de que Sabino y el pequeñazo consiguieran huir antes de que les atraparan, pero ví sangre en el suelo ¿Qué pasó? – Preguntó algo preocupada.

“Leo” no fue el único en respirar agitado, Imanu se encontraba igual aunque de reojo miraba hacia el barbudo tras sus palabras como si él habría encontrado algo para ofenderse en ella.

Sin embargo no dijo nada, quedando en silencio mientras ella le explicaba de donde habia salido este hombretón. “Sabino pareció ponerse muy nervioso cuando te fuiste, trato de huir aunque uno de los adultos se le puso frente y entonces su pequeño compañero le salto con el cuchillo…” relato empezando a negar luego de ese punto. “Ese pequeño me inquieta. Luego de eso no sé qué más paso además de que estos dos huyeron, así que la sangre pudo ser del hombre que trato de pararlos.” Sugirió con algo de seguridad, aunque seguía siendo una suposición de su parte.

De pronto se alejó un poco del grupo y la llamo a Leonor para que se acercara. “¿Leo tienes un lugar donde quedarte? No creo que mi abuela me reciba esta noche.” Le susurro cuando se acerco fuera del oído de Josef. El hombre se veía molesto con el gesto pero no dijo nada, haciendo que los ignoraba y volvia a revisar que nadie los siguiera.