Partida Rol por web

¿Una negativa? ¿Una negativa ante aquella vista? Una negativa... Gianna no estaba acostumbrada a las negativas por lo cual se vio superada por aquello, el ofrecimiento de Leonor no era suficiente para ella y sin embargo, la Scarpati sonrió como si aquello no le molestara en nada, tampoco se le pasó por alto que la pelirroja se había alejado de ella y eso la hizo suspirar.

-Nada que vos pudierais hacer me haría enojar...

Esta vez fue ella la que se apartó.

-Gracias por ofrecerme vvuestra amistad, significa mucho para mí.

Gianna bebió otro sorbo de su copa y fue más largo que cualquier otro, asintió con esa sonrisa suya que tantas veces había mostrado ya aquella noche.

-Cuando lo deseéis mi casa tiene las puertas abiertas para vos. Ahora volvamos a la fiesta. Seguro debe haber gente que me extraña.

Sin tocarla la condujo pueras afuera y cuando estuvieron en el pasillo, le dijo:

-Ve allá y divertiros, yo tengo algo que hacer.

Volvió a su alcoba y la cerró por dentro.

En el momento en el que Gianna se alejó de ella, la joven pelirroja supo que la había ofendido a pesar de su sonrisa. Los siguientes agradecimientos sonaron insubstanciales ante Leonor, la cual no supo que decir mientras lo único que podía pensar es que aquella hermosa mujer estaba tratando de deshacerse de ella con rapidez.

Por todo ello, cuando a pesar de sus palabras educadas, la dama noble le cerró la puerta en las narices dejándola fuera, Leonor permaneció unos segundos allí plantada, con un nudo en el estómago y enfadándose consigo misma por estar tan afectada.

Pero ¿Qué esperaba? Ella tan solo era una huérfana insignificante que había sido testigo más de una vez de los caprichos de los nobles ¿Por qué esta situación iba a ser diferente? ¿Tan solo porque había bajado sus defensas y se lo estaba pasando bien?... Realmente tenía que empezar a poner los pies en la tierra.

Con esos pensamientos en la cabeza, la muchachita suspiró profundamente antes de dar media vuelta y encaminarse de nuevo hacia la fiesta, con la intención de encontrar a las primas Giovanni y excusarse para salir de allí cuanto antes. Realmente tenía que dejar de jugar a ser princesa cuando tan solo era una simple ratita…

Dentro de la alcoba Gianna se miró al espejo, ¿que estaba pensando? Seguramente nada y nada bien por lo visto y hecho, había echado a perder algo que podía ser bueno para ella y quería remediarlo. Se quitó el antifaz y se acomodó el cabello, se refrescó un poco y volvió al pasillo para encontrarse a Leonor parada como una hermosa estatua en el medio de este.

-Querida, ven... La diversión está en este pasillo.

Ahora Leonor podía ver claramente los rasgos de Gianna, no había en ella otra cosa que no fuera amabilidad para con Leonor y a juzgar por la confianza que le brindaba, sería siempre así.

-Ahora vais a bailar y a divertiros o me voy a enojar con vos, yo buscaré a unos amigos.

La abrazó y le dio una copa llena mientras ella cogía otra y la bebía de un solo golpe mientras sonreía y danzaba con ella un poco.

-En la entrada hay un guardia, ¿podeis dejar ahí vuestra dirección a encontrarte en caso que no te vea?

Gianna sonreía de mas pero se veía bien, cogió otra copa, bebió y le dio dos besos en las mejillas a Leonor.

-¡Volveré pronto, mia cara.

Leonor estaba a punto de alejarse, cuando la puerta volvió a abrirse mostrado a una radiante Gianna, esta vez sin su antifaz, que se acercó a ella mostrándose más adorable y cortés si cabe. Aquello consiguió descolocar a la pequeña que no se esperaba para nada esa reacción, por lo que, cuando la noble la abrazó, simplemente se dejó hacer totalmente confundida, asintiendo a todo lo que le decía sin rechistar y permitiendo que sus pies se movieran al compás de los de su anfitriona.

Asimismo, aceptó la copa que le daba, bebiendo un poco pero sin vaciarla, y permitió que le diera aquellos dulces besos en sus sonrosadas mejillas, al tiempo que respondía ante su despedida –Espero volver a veros, bella donna.

Había querido irse de allí, pero ahora no sabía qué hacer, por lo que, cuando volvió a quedarse sola, la damita se giró sobre sí misma haciendo que los pliegues carmesí de su precioso vestido revolotearan en el pasillo, se dirigió hacia el núcleo de la fiesta para intentar buscar a las Giovanni antes de decidir qué hacer.

Sin embargo la joven no llego muy lejos ya que un hombre le esperabas ni bien cruzo la esquina, llevaba los brazos cruzados y una máscara plateada adornada por toda la parte de arriba con plumas blancas. El resto de su vestimenta es un jubón de azul oscuros con varios terminados tanto en la manga como en los botones, una pequeña capa oscura que le tapaba la mitad de su pecho y unos pantalones que acompañaban su jubón en el color.  

Si a la joven aún no había descubierto de quien se trataba aun, solo tuvo que esperar a que este  diga un par de palabras para que ella lo descubriera. “No pude evitar ver que te han echado de una habitación, supongo que la insultaste tanto como a mi.” Comento medio en broma para dejar tranquila a la joven que el duelista no se había tomado a mal ese trato anterior con ella. “No deberías ofender a una noble, uno nunca sabe como reaccionaran aunque como salio a saludarte luego me hace temer lo peor. Créeme, las mujeres en mi familia actuan igual.” Continuo hablando mientras descruzaba sus brazos y se acercaba a ella con una sonrisa casi depredadora como la primera vez que se vieron.

“¿Qué ha pasado?” pregunta mientras sus manos terminan en sus hombros acercándose a una distancia mas privada a pesar que solo se encontraban en el pasillo no muy lejos de la fiesta. “O tal vez sería mejor preguntar…¿cuánto me extrañaste pelirroja?” pregunto susurrando sus últimas palabras mientras acortaba la cercanía del rostro de ambos.

Embriagada no solo con alcohol sino que con un nuevo ánimo, Gianna se encontraba en una búsqueda de amigos de ella pero como ella había admitido en otras ocasiones que no conocía mucha de la gente ahí en su salón de fiesta. Mientras los que si conocían no parecían hacer acto de presencia en ese baile o al menos no aun.

Pero eso no le impedía seguir disfrutando la fiesta con sirvientas entregándole más copas seguramente porque era su señora y no habían recibido una orden de no dejarse terminar sobria estas fiestas.

Después de un rato, Gianna se dio cuenta que por primera vez en mucho tiempo no sólo no estaba disfrutando de la fiesta, sino que no estaba disfrutando de la compañía así que lentamente y danzando entre los presentes volvió sus pasos por donde había ido en principio. Le pareció ver a la pelirroja con alguien pero estaba muy obscuro y ella muy mareada, así que no le dio mayor importancis y siguió directa a sus aposentos. Cerró la puerta tras de sí con todo y pestillo, en una fiesta no se sabía qué podía ocurrir. Se quitó, no con facilidad, toda la ropa y se metió en un ligero batín que usaba para no dormir desnuda pero metió mal una mano y se atoró, así que se lo quitó y se metió bajo las sábanas; no tardó nada en quedarse dormida.

Leonor anduvo apenas una veintena de pasos cuando percibió una figura apoyada contra la pared, situada en la esquina del pasillo por el que caminaba. El hombre estaba elegantemente vestido y la máscara que llevaba no hacía más que resaltar lo atractivo que era. No obstante, Leonor no necesitó más que unos instantes para reconocerle y arrugar la nariz ante las palabras que le dedicó.

-Dante… lamento desilusionarte puesto que a nadie insulto tanto como a vos ¿debería preocuparme por ofender a un noble, y además duelista? – Le respondió con una sonrisa pícara, sin saber en qué momento se habían permitido tantas licencias entre ambos.

Ante el acercamiento del Giovanni y las confianzas que se permitía, la mujer permaneció unos segundos sopesando cómo contraatacar, hasta que unas palabras mordaces salieron de sus labios carmesí, con la intención expresa de continuar con su juego del gato y el ratón que ambos habían comenzado – La verdad es que ni siquiera recuerdo tu rostro con claridad, y la última vez que nos vimos estaba demasiado ocupada recriminándote por tu falta de educación a la hora de tratar a tu hermosa prima, como para fijarme en otra cosas. –Finalizó mirándole de arriba debajo de forma airada, justo antes de darle un nuevo sorbo a aquella deliciosa copa de vino, que estaba consiguiendo soltarle la lengua, quizá un poquito de más.

El duelista sonrio divertido ante la respuesta de la joven. “Eso depende…¿como harias para compensarme si me siento ofendido?” pregunto con picardía no retrocediendo en ningún momento de ese duelo de palabras. Respecto a las licencias que se tomaba el duelista no era raro en especial si recordaba su antiguo encuentro con ella.

“Ah, si es cierto. Estabas de defensora de pobrecita prima. Sabes ella no necesita ninguna defensa pero supongo que lo hiciste para caerle bien.” Comento el hombre que rápidamente la justificaba a la joven que no duda en rodear con sus brazos acercándose la con bastante confianza. “Puedo recordarte mi rostro pero ahora no, tal vez luego de un par de tragos que de seguro te volves mas tierna con mas copas encima.” Comento dejando ver ahora que se encontraban cerca que ya había tomado él también.

Entonces noto como la anfitriona volvia no mucho después con unos movimientos no muy coordinados que digamos metiéndose a su pieza de nuevo. El duelista se le quedo mirando tal vez poniendo algo celosa a la pelirroja por el tiempo en que tardo en volver a ella. “¿Ya tomaste? Estoy pensando que eso te ayudara con lo que tengo pensado que hagamos.” Comento a la pelirroja sonriendo grande y revisando la copa de ella.

En el estado de tristeza y ebriedad que vuelto la mujer a su cuarto no había notado el par de figuras que habían ingresado ahí, cuando ella no estuvo. Ambas figuras fueron rapidas en esconderse entre las numerosas pertenencias de la mujer y se quedaron en silencio espiando hasta que ella se derrumbara en la cama.

Tras terminar rieron por lo bajo entre ellos por la suerte que habían tenido servida ante ellos. Tardaron un momento en ver si alguien mas venia pero cuando nadie apareció procedieron a lo suyo acercándose a la dama, preparándose junto a ella antes que uno le tapara de la boca completamente con su gran mano. Mientras el otro la retuvo con ayudas de las sabanas para que no se pudiera escapar o resistir.

Lo que seguiría solo ellos lo sabían y Gianna lo descubriría. "Esto es mejor que cualquier cuadro que pudieramos robar." comento el que le tapaba la boca.

-No me importa lo más mínimo que te sientas ofendido, así que no tengo nada que compensar.– Replicó con indiferencia justo antes de escuchar cómo hablaba sobre su prima Anna.

-Sinceramente no lo hice para caerle bien a tu prima, sino porque realmente pienso que no deberías tratarla así. Tu carácter no habla nada bien de ti, ya que en las pocas veces que te he visto en compañía, te has dedicado a insultar y amenazar a mujeres y trovadores. – Le recriminó, recordando aun las duras palabras que le dedicó a Ashriel.

No obstante, cuando el duelista se acercó más a ella, mostrándole que no estaba sobrio precisamente, Leonor frunció el ceño ante el descaro que manifestaba y sus insinuaciones claramente lascivas, sobre todo cuando dedicó unos largos segundos a contemplar a la mujer que tan encantadora había sido con ella.

-Dante, lo mejor que puedes hacer es meter la cabeza en la pira de los caballos para aclarar tus ideas. No sé con quién piensas que estás hablando, pero lo que dices nunca va a pasar, y el alcohol no te ayudará a conquistarme. – Afirmó, dando un paso hacia atrás, poniendo un poco de distancia entre ellos.

Gianna estaba completamente dormida por lo cual cuando sintió unas manos apoderarse de ella creyó estar teniendo pesadillas pero cuando se dio cuenta que no era así, era tarde para gritar porque le habían cubierto la boca. A pesar de la obscuridad de la noche, se dio cuenta que eran sos hombres, tal vez ladrones o tal vez no, estaba tan fuera de sí que ni siquiera recordaba que estaba desnuda.

Se removió como pudo en su cama pero fue inútil, la habían sorprendido y por lo que recordaba debían haber entrado entre su salida con la pelirroja y el poco tiempo que tardó en volver. La joven tenía miedo de lo que pudieran hacerle, su corazón latía aprisa y la borrachera sólo hacia que todo fuera más confuso y consternador. Sus piernas intentaban empujarse para liberarse de aquel que la sujetaba pero inutil en todo sentido.

El noble rodo sus ojos, no esperándose que Leonor  pasara a un tono mas serio entre las pujas que se hacían ellos dos. “Mi querida prima no es como cualquier mujer con la que hablo, es mi prima primero y principal aunque eso no es todo lo que le diferencia de otras mujeres. Pero me pregunto donde esta ahora mismo? Que según recuerdo habían venido a esta fiesta juntas sin embargo te veo aquí sola.” Comento sin dudar en insinuar algo de ella, pero era claro que habia algún tipo de enfrentamiento entre ellos por lo que recordabas que las pocas veces que Anna hablo de Dante tampoco fue nada bonito. “Ademas a ti no te he amenazado o insultado si no recuerdo, aunque tal vez he sido algo…abrumador contigo sobre lo que siento de tu belleza.” Comento desviando el tema e ignorando la referencia a Ashriel.

Algo en la vista de Dante brillo, no pareciendo verse afectado por el rechazo de ella. “Osea que no piensas pedirle algún tipo de perdon a esa mujer, a pesar que seguramente no le hiciste nada?” pregunto con una gran sonrisa. “En eso pensaba cuando te sugerí que vayamos a hacer o es que pensaste otra cosa pequeña?” pregunto claramente haciéndose el tonto sobre el verdadero sentido de sus palabras anteriores.

“De cualquier forma tienes razón, el alcohol no ayudara a conquistarte pero te ayudara a relajarte que te veo algo rigida en tu actitud.” Comento quedándose en su lugar mirándola tras suspirar pareciendo cansado.

Mientras Leonor y Dante hablaban en el pasillo ambos se dieron cuenta de una sirviente que se movia con prisa en dirección a ellos. Cuando se detuvo junto a ellos notaron que estaba bien agitada y algo palida. Sin mirar demasiado a Dante se acerco a Leonor.

“¿Dónde se encuentra la señora? Digame que no se encuentra ocupada que necesito contarle algo importante, aunque me habían dicho que estaba contigo.” Dijo bastante apurada y algo confundida no sabias porque pero te daba la impresión que no era la mas lista en la mansión.

Gianna por su lado no se encontraba en la mejor posición atrapada en su propia cama por unos criminales que desconocia de quienes se trataban, algo que a pesar que su vista se habia aclarado no era fácil de comprobar al encontrarse con la cara tapada con pañuelos.

Sus movimientos aunque inútiles para liberarse les dificultaban mucho su deseo a los hombres. Que como podían trataban de atraparla aunque por suerte no solo no parecían muy preparados en estas malas artes sino que se veía que habia sido un plan que salio de forma espontánea.

“Que no puedes sujetarla bien? Me vas a decir que esta mujer te puede ganar imbécil.” Le reclamo un hombre a otro mientras aun sujetaba la cabeza de Gianna en la almohada con la boca tapada. Aunque ella sentia algo mas libres sus brazos en ese momento.

Las palabras de Dante consiguieron tranquilizar un poco a Leonor, la cual había pensado que el alcohol se le había ido de las manos al hombre que había intentado conquistarla desde el primer día. Estaba claro que el Giovanni era un poco pagado de sí mismo, pero no parecía un desalmado y no se lo imaginaba forzándola a hacer algo que no deseaba, no importaba el número de copas de más que hubiera tomado.

-Tu prima quería hacer que Celia se relajase un poco. Entre las dos estábamos intentando convencerla de que olvidara esas ideas que le había metido en la cabeza el obispo. Gianna Scarpati apareció y nos agasajó a las tres, aunque quiso enseñarme unas bonitas vistas mientras Anna y Celia bailaban – Le respondió algo más relajada, mirándole con sus brillantes ojos azules.

-Dante… ¿quieres que siga tratándote mal delante de tu hermana, o ya no sigue enfadada contigo? – Preguntó, ignorando las pullas de su interlocutor con respecto a sus intenciones. No obstante, mientras esperaba una respuesta, una mujer del servicio salió a su encuentro, dirigiéndose hacia ella con más familiaridad de la que sería educado tratar a un invitado.

-Lady Scarpati se encuentra en su alcoba, aunque creo que estaba cansada o quería privacidad ¿Es lo suficientemente importante como para molestarla? Puedo acompañarte si quieres. – le preguntó con curiosidad, sin importarle demasiado que la sirvienta no se hubiera dirigido a ella con la cortesía protocolaria, y sintiendo algo de curiosidad sin poder evitarlo.

Gianna seguìa tratando de quitarse de encima aquel par de idiotas, se removía como un animal herido y eso le complicaba en todo sentido al que la tenía agarrada y aún contra la almohada pero es que ya no sabía qué más podía hacer. No podía gritar, no podía defenderse, nadie se daría cuenta que no estaba en la fiesta, quizá la pelirroja y su acompañante, no, debían estar ocupados en sus asuntos y ni sabía si la habían visto. Pensó que terminaría como la mujer que habían asesinado días atrás en su fiesta y sintió terror. Había empezado a llorar, su cuerpo empezaba ceder porque no era que la joven veneciana tuviera tanta fuerza tampoco, su fortaleza radicaba en muchas otras cosas pero no era meramente física.

Poco a poco aquellos hombres comenzaban a mermar la poca fuerza de la mujer y se odió a sí misma por terminar en una situación tan desagradable, de hecho ni siquiera le importaba si la mataban, no quería ser violada que al parecer y a juzgar por la desnudez de ella, era lo único que querían los muy desgraciados. Ya no gemía, sólo forcejeaba mientras los escuchaba recriminarse por no poder con ella por lo cual, como pudo y de dónde pudo intentó sacar fuerzas, necesitaba seguir peleando hasta el final pero también le faltaba aire porque el que le tapaba la boca no cuidaba muy bien y a veces su nariz quedaba tapada. Gianna estiró las piernas pataleando, intentando golpear al otro pero eso sólo la dejaba por momentos más cansada, hasta que dejó de pelear pero no porque ese fuera el final, sino para reponerse y volver a coger fuerzas.

Tras unos segundos, finalmente comenzó a removerse otra vez; a ver si con la sorpresa lograba zafar su boca de la mordaza humana y gritar pero no lo había conseguido y sólo volvió a cansarse otra vez dejando que la sujetaran y estirando las piernas cansada. De sus ojos rodaban lágrimas esperando el momento en que aquel par de asquerosos decidieran al fin qué iban a hacer con ella.

La respuesta de Dante debería esperar ahora que la sirvienta se metia en la conversación, aunque no era como si pareciera que quisiera conversar con la pareja mostrándose apurada por encontrar a su señora.

“Es importante…” le confirmo con seriedad mirándola con desconfianza a Leonor cuando pidió acompañarla. “No quiero. Esto que se solo le incumbe a la señora.” Dijo cortando cualquier interacción con ella cuando se marcho corriendo a la habitación de su ama.

Mientras tanto Gianna peleaba por su vida en su propia cama tratando de zafar de una u otra, aunque no con mucho éxito. En lo que si tenia éxito en no dejarles un buen agarre para someterla completamente y además parecía estar causando una posible pelea entre ambos. Sin embargo todo esa atension que ponía en resistirse paso a la puerta cuando esta se abrió sin que hubiera un golpe en ella. Por un segundo pensó que aparecería un nuevo bandido pero en cambio fue una de sus sirvientas que miraba todo con miedo. “Aaah, están asaltado a la ama!” grito la mujer antes de sin dudarlo entrar a enfrentar desarmada a los bandidos. Eso provoco que el que le tenia la cabeza en la cama la soltara y sacara un cuchillo largo.

Afuera por su lado la pareja escucho el grito de la sirvienta y pronto Dante busco una daga que tenia guardada en la bota antes de salir rápidamente al encuentro de quien asaltaba a la noble.

Leonor se quedó sorprendida ante la respuesta tan tajante y poco educada de la sirvienta. No obstante estaba acostumbrada a los desplantes, por lo que no dijo mucho más y la dejó acudir sola a la habitación de su señora.

Se disponía a continuar su conversación con el duelista, cuando el grito de la mujer los llenó de sorpresa a ambos y causó que el Giovanni sacara una daba de su bota… pero la jovencita pelirroja no iba a ser menos, y sacando su daga escondida debajo de su vestido, salió a la carrera a la par que Dante, para proteger a lady Scarpati costara lo que costase.

Gianna finalmente pudo gritar con todo lo que le quedaba de fuerzas cuando se sintió liberada, aunque cuando vio el arma no supo si estaba en peligro aún. Su corazón latía con fuerza y de todas maneras no pudo evitar gritar y llorar al mismo tiempo.

-¡Alguien ayuda, per favore!

La joven intentaría levantarse y alejarse lo más posible de aquellos hombres que sólo habían entrado allí con ganas de maltratarla.