Partida Rol por web

Al llegar a la plataforma principal, Valter se lanza sobre el hechicero con un odio inyectado en sus ojos de tal profundidad que podrían partir montañas. Desenvainando su gigantesca espada, se lanza a la carga para ser detenido por un muro de sangre.

Empuñando su espada con ambas manos, Valter descarga su ira sobre el muro. Su espada, forjada por maestros elfos hace milenios, consigue desprender parte del muro, un poco con cada golpe.

Valter se vuelve entonces. Matar a su adversario sería más rápido.

-Delderius... murmura Valter, molesto. Lamento que seas tú quien se interpone en mi camino.

El héroe Elfo Oscuro envaina su masiva espada. Si usase al Azote, podría partirte como a una nuez. Pero mereces mejor consideración. Después, se desprende de su armadura, liberando las cinchas. Con un rápido movimiento, saca dos Ganchos Infernales de su cinto. Yo mismo inventé este arma hace unos siglos. Fue mi sello personal, seguro que has visto a mi hijo usarlos con cierta destreza.

Cruzandolos ante su cara, Delderius solo puede ver la sonrisa del guerrero. Ahora verás al maestro usarlos.

Primero Parnassus, y ahora Valter. Sin duda el destino era cruel y casi caprichoso, pero era lo que había. No podía quejarse. O saldría de aquí como el mejor combatiente, o no saldría. Era tan sencillo como eso.

- Valter... me alegra verte. Si logro matarte te juro que lograré que tu nombre sea eternamente reconocido - dijo Delderius con sinceridad. Y se aprestó con sus armas con una medio sonrisa

- Procedamos - dijo mientras hacia girar sus espadas demostrando su habilidad con las mismas.

Y tras demostrar su habilidad se lanzó hacia delante como un felino, deseando destruir a su maestro, antes que las extraordinarias habilidades de este le pusiera el combate imposible, y lanzó para ello un golpe terrible sobre el cuerpo de Valter.

La mirada de Valter se tornó en sorpresa cuando sintió el acero clavándose en su pecho. Pero solo un instante, cambiando a una sonrisa torcida. Bien... bien... Un poco de sangre manó de la comisura de su boca. Ambos adversarios lanzaron de nuevo sus armas, hiriendose a la vez en el brazo.

De un salto, Valter retrocedió. Empiezo a plantearme si mi deseo de juego limpio no me ha salido caro... lanzó un vistazo a Azote, que temblaba en el suelo, impaciente. No, no sería así. Aunque su venganza estaba a unos metros, no iba a coger el camino fácil.

Él era Valter.

Se lanzó de nuevo hacia delante, como había encarado siempre a la vida. Con valor, con sangre.

Con honor.

- Sería deshonroso que me ganaras con facilidad. - replicó Delderius, disfrutando del combate como lo había hecho de todo conflicto desde que llegó al coliseo. Repentinamente tuvo una epifanía, y pensó en como hubiera sido su vida si no hubiera deseado mas de lo que debía, y no hubiera gastado toda su inteligencia y vivacidad en sentimientos que, potencialmente, tenían el poder de destruirlo.

Pensó en la noche que mató a los asesinos que sus padres habían mandado, y a estos. Y pensó en aquella primera esclava violada y usada, y luego, mucho después, mal vendida.

Y vio que todo eso le había llevado a este momento. Y que todo eso era bueno

Con ese grato pensamiento, cargó nuevamente