Partida Rol por web

Reinos de Ceniza: Coliseo de Sangre

LUGAR: Puerto

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17/08/2008, 19:11
Parnassus, Muerte de Obsidiana

La espera fue breve, apenas suficiente para aburrirse contemplando el metálico brillo de los espigados peces flecha de la bahía de Angkortak. La mujer sintió la pesada presencia del favorito de los angkortanos por el mero cambio de actitud n los viandantes que la rodeaban. Como si un aura telequinética abriera paso en torno a él, Parnassus se detuvo a su espalda, desviando a l gentío a su alrededor como una roca en medio del arrecife:

-Listo para acompañarte a donde y para lo que gustes, Deseo.- dijo la calmada voz a su espalda, sin disimular un ligero deje de deber en la voz, tan distinto de los momentos en que sus aceros se cruzaran en la arena -Partiremos en cuanto lo creas oportuno.- agregó, presentando su silencio futuro.

Notas de juego

Ready

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17/08/2008, 19:29
Deseo

Se giró a la presencia del Gladiador, antes incluso a la de sus palabras. Cuando éstas llegaron, el tono, el matiz le pusieron un punto de incomodidad en el estado de ánimo de Deseo. Se quedó mirándole, los ojos entrecerrados, pensativa. Tardó aún en hablarle, y cuando lo hizo, no fué de modo expeditivo ni autoritario. Ni lo que dijo eran las palabras que probablemente él esperaba.

-¿En qué cres, Parnassus? ¿Qué esperas de la vida, del futuro, qué oportunidades le das al destino?

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17/08/2008, 20:40
Juan de Alvarado

Tras lo dicho por Parnassus, quedo en silencio meditando sobre sus palabras. Y tras esos instantes de irreflexión, digo a Juan Bautista.
Pues bien, he aquí lo que yo creo. Pienso que ese individuo, si es tan ávido como parece, esta intentando meter sus sucias manos en los asuntos del Coliseo. Algo normal pues puedo hacerme una idea del oro que pueden llegar a mover las apuestas en nuestros combates.
Me rasco la barbilla inquieto pues el panorama no es de mi gusto precisamente.
Este individuo, no duda en manipular a uno de sus esclavos en su propio beneficio sin duda.
Y ahí es donde se equivoca. Pues en estos tiempos que corren, algo debe quedar de lo que te puedas fiar. Y ese algo, debe ser, precisamente, nuestro espíritu de lucha. Seamos libres o esclavos, salimos a la arena para dar lo mejor de nosotros mismos. Y ahora, veo que la corrupción amenaza hasta algo tan sagrado como es el combate entre nosotros.
Miro ahora a Juan Bautista y añado.
Sea. Propongo seguir con esta investigación en el mercado. Quiza llegemos a tiempo para la cita de Hugo con los enviados de este personaje. Pues no creo que se atreva a presentarse el solo

Notas de juego

Pues listo. Cuando vuelva Apeke, veremos como sigue esta historia.

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17/08/2008, 20:22
Parnassus, Muerte de Obsidiana

-Nací esclavo, he vivido esclavo y posiblemente moriré esclavo, Deseo. Mi destino no ha sido mío en ningún momento de mi vida. Incluso cuando asesiné a golpes con lo que tenía a mano a quien me arrebató a mi madre, lo hice con la consciencia de quien sabía que había decidido morir por sus actos. Me arrebataron de ese destino cruel y me hicieron lo que soy, con o contra mi voluntad. ¿Qué espero del destino? Que mis amos lo marquen, como siempre ha sido.- sentenció como si se condenara él mismo.

Las palabras seguían saliendo de su boca monocordes, carentes de sentimiento... distantes. ¿Eran las verdaderas? ¿Aquellas que dibujaban su alma? ¿O aquellas que un amo querría oir? Un abismo se había abierto entre ambos; uno en que los ecos del corazón se distorsionaban hasta parecer susurros de viento. Uno tan profundo e insondable como la máscara de Parnassus.

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18/08/2008, 00:39
Deseo

Deseo fué sobre todo consciente de ese abismo. Y de que lo había abierto Parnassus, con toda la intención. Él había puesto esa distancia insalvable entre ellos, a pesar de la mano que ella le había tendido. Y se apenó.

-Está bien. Tú decides. Y ya lo has hecho. Entonces, me servirás, si eso es lo que deseas. No te cargaré con el peso de la libertad, y mucho menos con el de la confianza.
Suspiró, y siguió tanteando sus ojos a través de la estrecha rendija que el negro yelmo dejaba entrever.

-¿Sabes? Prosiguió, También Deseo estaba sometida a un hilo de vida parecido, pero le han dado la misma oportunidad que a ti, y su decisión ha sido diferente. Ha decidido enfrentarse primero, preguntar, averiguar. Y luego implicarse. Tú eres distinto. Aunque no lo entiendo, no te culpo. Es más llano obedecer, sin preguntar, sin cuestionar.

Se giró, y echó a andar. Segura, decidida. Y habló entonces de nuevo, pero su voz había cambiado. Era más dura, había adquirido el matiz metálico de aquel que a propósito la despoja de toda cualidad de sentimiento.

-¿Sabes algo acerca del Elfo Oscuro al que asesinaron? Vamos a su casa. Me vas a ayudar a entrar, y debemos salir de allí ilesos, y con algo que es de vital importancia. Si, vamos a robarlo.

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18/08/2008, 02:39
Parnassus, Muerte de Obsidiana

Parnassus obvió el resquemor en las palabras de su interlocutora y omitió cada frase, al menos externamente, hasta escuchar la pregunta final, mientras la seguía en silencio. Si su cabeza trabajaba sobre las frases previas dirigidas a él, no hizo indicación alguna; aunque todos sabían cuan hondo era el pozo interior del favorito del público...

-No sé nada del Elfo asesinado; ni siquiera sé cuál es. Tan solo sé que el Juez Ragnar investiga su muerte, y que posiblemente espera que, quien sea que lo asesinara, regrese a la escena del crimen. Procedimiento habitual. Entrar y salir no será sencillo.- indicó el guerrero, mientras seguía a la mujer.

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18/08/2008, 08:46
Director

Notas de juego

Creo que ha habido un pequeño malentendido. Khurgle NO era un juez. He editado vuestros post para subsanarlo.

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18/08/2008, 14:36
Deseo

-Si fuera sencillo no nos habrían necesitado. No, si algo no va a ser, es sencillo. Pero vamos a hacerlo. Algo muy importante nos va en ello, y te aseguro que no es nuestra vida. Es mucho más importante que la vida...

Y siguió avanzando, a través de la cada vez más cerrada oscuridad de la noche, buscando callejuelas secundarias y dando rodeos. Intentaba llegar hasta las inmediaciones de la dirección que le habían dado, y estudiar la situación sobre el terreno.

Notas de juego

Ok, entendí mal, mea culpa. Luego edito este post para roleo.
Asias, master!!
:)

EDITADO:
Okis, de nuevo en modo on.

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19/08/2008, 08:32
Juan Bautista del Corral

Juan Bautista se quedo mirando su bebida desdes que deseo y Parnassus entablaron conversacion. Recuerdos de viejos tiempos en los que disfrutaba de la hermosa brisa de su tierra natal, cuando entrenaba junto a su padre el arte de la espada, cuando miraba de reojo a esa vecina a la que nunca pudo declararle su amor...

Viejas historias... viejos recuerdos... que volvieron a su mente por unos breves instantes.

La voz de Juan de Alvarado lo trae nuevamente a la realidad, y aunque no estuviese prestando plena atencion a las palabras de Parnassus, las escucho y las recuerda perfectamente.

-Creo que tienes razon Juan, sera mejor seguir con esto en el mercado. Tu guia el camino y yo te seguire.

Ya encontrare a quien sostiene las cadenas de mis grilletes y cuando lo haga podre salir como un hombre libre y volver a mi ciudad, a mi familia... y a vivir nuevamente...

Notas de juego

buenas, todavia no estoy al 100% de vuelta.. pero de a poco voy entrando en ritmo ;)

Saludoss, Apeke

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28/08/2008, 12:10
Ormuz Ahriman "Kiurbu"

Había recuperado mis ropajes, adecuadamente saneados… mis engañosos brazales… mi ilusoria libertad, libre para ser la herramienta de otro… y la mía propia.

Tanto la hija de las sombras como yo mismo, el renegado, nos hallábamos deambulando por las concurridos muelles del puerto… juntos y a la vez separados. Nadie de los allí presentes podría asegurarlo con total certeza. El atardecer estaba próximo y los últimos pesqueros apuran su llegada… para volver a partir poco antes del amanecer.

La esencia atemporal del puerto mar, su fragancia y sus ruidos… gaviotas, aparejos y voceríos… nos envuelven inundando nuestros sentidos. Al fondo, tierra adentro hacia el Nordeste… el imponente Coliseo a semejanza de su implacable reina, la Dama negra.

Desconocía el tiempo exacto que había permanecido recluido. Sin embargo, al igual que todas las dudas que se habían aventurado en mi cabeza, carecía de total importancia… encontrando el mismo destino, el destierro. Aun podía recordar las palabras de la danzarina momentos antes de iniciar el intenso entrenamiento… palabras que habían arrancado una sonrisa al anciano, la sonrisa de aquel que las había estado esperando. Aquello acentuó mi sonrisa en ese momento, al igual que lo hace en éste… al cobijo del rojizo atardecer apagándose lentamente en el horizonte azul.

¿Acaso tendría alguna opción de negarme a participar?... ¿realmente la tendría?... tan claro y rotundo como un no.

El buen fondo del anciano tejedor de melodías… del dudoso hermano de piel albina. Todo absolutamente todo, sus gestos, sus palabras podrían ser tan falsos como la réplica del barco… una ilusión seductora como tantas otras en este mundo que conocemos… y que algunos se resisten a conservar. Sin embargo, como había concluido con anterioridad, carecía de importancia… debía remar sí o sí en este río, por muy tempestuoso que fuese, sino quería verme engullido por su aguas… y a más arrecie la corriente, más empuje tienes que aportar en cada palada si quieres, además, mantener la senda adecuada.

Al menos había podido advertir, gracias al preocupado anciano, un obstáculo ineludible en el horizonte cercano… pues si la dama Negra decide que sea yo uno de los participantes, independientemente de mis deseos o motivaciones… de los de otros… independientemente de mi lealtad a la hermandad, del amor a mi raza… ¿cómo podría negarme?… salvo pena de segura muerte y fin de mi anhelado propósito.

-. Nadie más debe conocer mi naturaleza…- Mi voz sonó severa, fría… distante. -… como hasta ahora. A nadie le importa, salvo a mi alma condenada lo que soy y mi propósito… y en nada influye en la tarea encomendada.- Mis ojos azabaches parecen escrutar el horizonte… mi voz no parece dirigirse a nadie. -. Soy para ti como para el resto… Kiurbu. Nadie debe vernos juntos… nadie debe asociarnos. El elfo de piel oscura no es estúpido… sí se nos brinda la ocasión lo visitaremos antes de lo esperado.- El viento mece mis cabellos tan negros como la noche que se avecina. -. Ahora adelántate, daré un rodeo, no nos deben ver entrar juntos…-

Dicho lo cual me sumergí en la espesura de carne y hueso, adentrándome en una callejuela estrecha, menos transitada, perpendicular al puerto… dejando al astro sol falleciendo a mis espaldas.

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28/08/2008, 19:56
Aymée

Impresiones y palabras. Órdenes, movimientos, planes. Miradas, susurros, muerte. Vida. Todo, menos sentimientos. Así somos los Hassasim, así somos los Hermanos de las Sombras. Pero yo soy Aymée, mi historia es mi historia, y pesa en mi corazón. Y no podía, no quería renunciar a aquello que soy.

De modo que salí del Caballo del Mundo, o de su réplica, con la absoluta certeza de que, aunque fuera una herramienta en manos ajenas, sería fiel a mí misma. Y que seguiría como hasta ahora, obedeciendo mi propio criterio por encima de cualquier imposición, por justa que ésta me pareciese.

El aire me azotó el rostro, hacía días que estaba recluída en la bodega oscura del buque, entrenendo, ejercitándome. Templándome para lo que tenía que afrontar. Y sentir de nuevo la frescura de la libertad, del espacio abierto frente a mi, sobre mi, a mi alrededor, hinchó mis pulmones junto con mis ansias.

Anduve unos pasos, envolviéndome en la suave seda de mi kaftan, arropándome en la gasa de mi velo, ocultando en el fondo del delicado embozo mi mirada castaña, mirada de princesa, tan incongruente en una prostituta, en una cualquiera. Mi sonrisa se escondió también, celebrando irónica la triste paradoja.

Debía volver al Coliseo, debía enfrentarme a los Gladiadores, y debía ganar. Por mí misma. Por mi pueblo, aunque eso no lo sabía el anciano, a pesar de que ese fue su argumento, y no el de mi propia venganza. Pero no, no lo haría por venganza. Ni por deber. Lo haría por convicción, justamente por eso que no cuenta entre los Hermanos: por sentimiento.

Y entonces, aún sumida en mis sensaciones, mesurando el significado de mi destino, entonces resonaron extrañas, proferidas al espacio, dirigidas al viento, y no a mi, las palabras del renegado. Una voz metálica, fría. -"Nadie más debe conocer mi naturaleza, como hasta ahora. A nadie le importa, salvo a mi alma condenada lo que soy y mi propósito… y en nada influye en la tarea encomendada. Soy para ti como para el resto… Kiurbu. Nadie debe vernos juntos… nadie debe asociarnos. El elfo de piel oscura no es estúpido… sí se nos brinda la ocasión lo visitaremos antes de lo esperado. Ahora adelántate, daré un rodeo, no nos deben ver entrar juntos…-"

Le miré extrañada. ¿Qué esperaba él que yo hiciera? Soy para ti como para el resto ... ¿Quién creía que era para mí?

-Eres para mi quien eras, no te conozco, Hermano, y no deseo conocerte. Ambos tenemos algo que hacer, ambos tenemos armas para hacerlo. No me interpondré en tu camino, pero no te equivoques, no soy barro maleable. No, soy arena del desierto, nunca me detengo, me escurro entre los dedos, y puedo llegar a desplegar la fuerza de una tormenta. Haz lo que tengas que hacer. Y no me des órdenes.

Me giré, el orgullo levantando mi barbilla de Danzarina, y un nuevo destino en el horizonte captando mis ojos. Apreté el paso, sin mirarle ya más, sin mirar el buque, sin mirar el ocaso tiñendo de rojo y negro el puerto y sus rincones. Apreté el paso, sí, sabía a dónde iba. Y por qué...