Por fin se acercó el shaman, tenía ganas de hablar con él.
-Mi nombre es Aarshlût, y soy del clan Oso. Si no es mucha molestia, ¿me puede decir qué hacen aquí? el otro orco me habló algo acerca de una profecía.
-Con que Garruk es del clan lobo eh?!?!, interesante.
Estamos lejos de las tribus, lejos de nuestras cuevas del saber, de bosques y de caza. En un lugar como este... dijo el shaman, mostrando la bóveda de piedra con un movimiento del brazo, en el que hasta la luna nos es vedada, es fácil olvidar quien eres, lo que eres... Por eso nos reunimos. Para recordar lo que somos.
Somos Orcos.
También algunos somos esclavos para el disfrute de los elfos... estaría bien que alguien hiciera algo al respecto, shamán.
Pensaba seriamente lo que había dicho el shaman, pero no compartía sus pensamientos. Uno no es lo que es por el grupo que lo rodea o por los ritos y costumbres. Uno es lo que es, por lo que siente y es en su interior. Sin importar ser un esclavo o un hombre libre. Yo siempre recordaba que era un orco, y estaba orgulloso de eso, y nadie me iba a hacer cambiar de parecer.
Me quedé callado, reflexionando acerca de lo que dijo el shamán sin decir nada.
Thogar sonrió abiertamente a Garruk. A la mayoría de nuestros hermanos no les molesta que les obliguen a combatir y morir con pequeñajos e inútiles. Pero el que no les dejen volver a sus tierras, a contar su gloria, o que les obliguen a hacer trabajos domésticos... El gesto de Thogar se agrió. Eso es un deshonor. El débil gobernando al fuerte, y encima de manera cruel y egoista. Un jefe, el más fuerte de todos, respeta y protege a sus hombres y mujeres. Son una raza cobarde y asquerosa. Después miró a ambos. Pero para ciertas cosas uno necesita de hermanos valientes y honorables. Fuertes.
Tus palabras dejan entrever que nos necesitas para algo... no he olvidado que nos hicieron venir aquí para hablar contigo.
Garruk no solía hablar mucho, pero cuando lo hacía era directo y contundente... como sus golpes.
Me gusta conocer a todos los miembros de mi pueblo, dice Toghar, sonriendo complacido. Le gustaba la franqueza. Había pasado demasiado tiempo en aquella ciudad de aduladores y cobardes. Y también saber que pensáis de la vida aquí. Saber que esperáis de la vida, para ver si podemos ayudarnos. El shaman es siempre guía, nunca jefe.
Lo miro al shamán sorprendido, como no esperando que nos preguntara semejante cosa absurda. Frunzo el ceño y le digo:
-De verdad nos pregunta eso? Pues la respuesta ya la tiene...La vida aquí es una mierda, y eso tú lo deberías saber ya. Y lo que espero es volver a ser libre, nada mas que eso.
Vendrá un orco a liberarnos, eso dijo el espíritu. Pero no es necesario que nos quedemos sentados a esperarle. Pero para algo así necesitaríamos armas... y una ruta de escape. Me han dicho que unos humanos escaparon hace un par de días de la ciudad, pero volvieron a ser capturados por los Cazadores y un par de gladiadores. ¿Alguno de vuestros compañeros os ha comentado algo?
No teniamos noticias de ese asunto... pero ahora que lo dices ha habido extraños movimientos en el coliseo entre grupos de gladiadores, puede ser que alguno sepa algo.
Garruk se quedó pensativo... Ricardo había actuado de forma muy extraña días atrás y esto podía ser lo que le tenía intranquilo.
Creo que había implicados un esclavo y un Elfo Oscuro. Si localizasemos a esos fugados, podrían darnos la ruta por la que salieron de aqui. El shaman se acariciaba la barbilla, pensativo.
Después de pensarselo mucho, decide. Buscad a ese esclavo. Necesitamos encontrar esa ruta de fuga. Alguno de vuestros compañeros fue el encargado de capturarlo, así que no deberia ser dificil para vosotros averiguar donde le retienen. Volved cuando lo sepáis.
-Volveré pronto con noticias Toghar. Esperame aquí.
Dicho eso, volví a la casa de los condenados a buscar a ese esclavo del que tanto hablaba el Shaman.
-Vamos Garruk, no hay tiempo que perder.
Mientras volviamos le dije en el camino
-Con que Clan Lobo eh?!?! jaja.
Toghar se despidió, cruzando los brazos en forma de puño sobre el pecho. Una muestra de respeto a la fuerza. Una muestra de respeto a su honor.
Mientras veía partir a sus hermanos, miró de nuevo al cielo, cubierto por el domo que separaba a su pueblo de la fiera naturaleza que les curtía y amaba. Que hacía de ellos guerreros. Pronto...