Partida Rol por web

Tras muchas penalidades, el templo que coronaba la isla estaba bajo sus pies. Los pictogramas adornaban las paredes en una lengua que no conocía. Pero Delderius no tenía el más mínimo interés en ellos. Sólo en su siguiente rival, en su siguiente combate.

Mientras cruzaba el arco que le llevaba a una enorme estancia, de forma circular, atisbó otra silueta, cargada con un pesado escudo.

Parnassus. Obviamente.

Se lanzó corriendo hacia él, con una sonrisa en los labios, mientras desenvainaba sus espadas gemelas.

Así es. También sigue siendo peligroso que no veas ;-)

Delderius no sonrió al ver aparecer a Parnassus. Sabía bien el poder terrible y devastador del humano. Y por muy esclavo que fuera había llegado a apreciar el poder entrenar con él. Todo eso, por supuesto, no hacía que no deseara matarle. En realidad el combate le producía una sensación gozosa. Parnassus era un guerrero inigualable. Y vencerlo sería toda una satisfacción para él.

Al acercarse, sin embargo, vio la herida en el brazo de Parnassus y una mueca de rabia afeó el rostro del elfo oscuro.

- ¿Qué te pasó?

Le molestaba la herida de Parnassus. No le hacía un adversario mas facil, pero sí implicaba que su victoria, de producirse, sería peor vista. De producirse. Era curioso. Siempre estuvo seguro de que vencería a cualquiera en un combate a muerte. Pero Parnassus no era cualquiera.

Se aprestó para el combate mientras esperaba la respuesta del combatiente de los afilados escudos.

- Espero que comprendas que debo matarte. Eso sí... me alegra especialmente matarte a ti. Espero que lo entiendas. Eres el mejor de los guerreros de la arena. Una pena que no hubieras nacido elfo oscuro

Y dicho esto Delderius se lanzó al ataque con la elegancia y mortalidad de una pantera

Parnassus no parecía ni ver. Ensangrentado por varios puntos, parecía haber perdido toda la fuerza en algún terrible combate anterior... o puede que en varios. Avanzó hacia Delderius como si no existiera y pareció deflectar apenas una leve porción de su primer ataque, que no tuvo ningún inconveniente en abrirse paso por el cuello del guerrero. Aun así el gladiador se las arreglo para sajarlo en un brazo al retroceder, pero su contra-ataque fue aún más burdo que su acercamiento. Si esa carcasa había sido Parnassus alguna vez, desde luego que ahora no lo era. En segundos todo estaría acabado... muy lamentablemente, a decir verdad.

Ambos combatientes se movieron tras los primeros golpes... pero era evidente que algo le había ocurrido a Parnassus. No se movía con la velocidad habitual, y para el elfo oscuro le fue facil, primero golpear en la cabeza, y luego en el torso, recibiendo solo a cambio un corte oblicuo, no demasiado doloroso, en el brazo izquierdo.

Nuevamente Delderius fue mas rapido, y el ataque de Parnassus, sobre su torso, dejó abierto una clara ventana en su pierna... pero Delderius ni siquiera se planteó aprovecharla. Sabía que Parnassus podía dar la vuelta al combate, tanto como sabía que su obligación era ganar. El ataque de Parnassus le daba tiempo a atacar al torso. Y eso hizo. Al tiempo que Parnassus atacaba su torso, el mismo volvió a golpear con un corte largo el pecho del gladiador humano. Delderius Caelis sintió la sangre en su pecho... pero su ataque había tenido éxito. La curva hoja de su espada atravesó el abdomen de Parnassus anegando sus pulmones con sangre, y haciéndole derrumbarse.

El elfo oscuro alejó el escudo de la mano del mejor de sus rivales y le miró a los ojos, tratando de saber qué le podía haber pasado para dejarlo en tan mal estado. No bromeó, ni tampoco trató de torturarlo.

De alguna manera el gladiador humano se había ganado su respeto, cosa que ninguno de los otros miembros de las razas inferiores podía decir. Sin dudar le atravesó la garganta con la otra espada, dando rápido fin a su sufrimiento y a su vida.

Hecho esto se quedó un instante mirando el cadáver.

- Valiente y buen guerrero. Parnassus, no insultaré tu memoria ni insultaré tus restos. Te doy lo mejor que podía darte en esta isla: una muerte rápida. - sin embargo una mirada perversa apareció en los ojos del elfo oscuro- Aunque, ¿quien sabe? A lo mejor no es el final... si me estás escuchando, no te acostumbres demasiado a estar muerto. ¿No te apetece saber cual va a ser mi deseo, Parnassus?

Y dicho esto esperó la curación milagrosa para seguir avanzando.