Partida Rol por web

Ricardo se encontraba ante la puerta de aquel maldito templo. Escupió en el suelo. ¿Que ínfiernos era aquel gigantesco edificio? Los pelos de la nuca se le erizaban solo con contemplarlo. Sobre él, rayos, fuego, pura energía se despedía. ¿Era una especie de canalizador?

-Saludos, Ricardo.

La sangre se precipitó hacia el techo, sabía quien era antes incluso de volverse. Anat.

Ricardo apretó el mango de sus cuchillos. Maldita sea.

El templo era un lugar que irradiaba mal, podía notarlo, le llamaba, le decía que se uniera a él. En otro momento y lugar seguramente habría sucumbido, pero ahora no tenía nada que hacer. Simplemente evocó en su mente el rostro de Deseo y cualquier duda se disipó.
Deseo, por ella tenía que ganar, por ella tenía que llegar al final. Si lo que habían averiguado era cierto (aunque Ricardo no tenía ninguna duda realmente), estaba en juego algo más que su amor.

De repente sintió una presencia a su espalda y la sangre mano nuevamente del suelo encerrandole en una jaula, una jaula destinada a una pelea a muerte contra alguién.

Cita:

Lamentablemente está vez no era contra unos seres inhumanos, o alguién a quién le importara matar.
Está vez era una amiga, una hermana de sangre, alguién a quién apreciaba demasiado como para pelear sin que le importara.

Maldita sea, Anat no. Ni Deseo ni Anat. Dioses. ¿Por qué sois tan crueles? Donde está ese elfo oscuro cuando se le necesita.

Saludos Anat. ¿Cómo estás? Espero que la isla no te haya tratado muy mal.

La mirada del norteño estaba llena de pesar.

Anat, siento mucho que tengamos que pelear. Lo siento de verás, pero no puedo permitirme el lujo de perder. Necesito llegar hasta el final.

Los puñales de Ricardo se movieron con velocidad cegadora por delante de él. Fue casi instintivo pues sabía que Anat no se impresionava facilmente.

Blanca y roja esta vez... con la mirada entristecida y enturbiada de la sangre de ella, con el gesto espigado, fuerte... pero quizá, algo más frágil... Con las gasas que me cubrían desgarradas y el pelo revuelto de viento de noche y lucha... Con la sal en el cuerpo, con el recuerdo en el alma, con la Diosa en la frente y en el palpito del pecho.. Y con la añoranza...

Con el destino...........

La cadencia en el andar se arremolinaba con los tules suaves que ondeaban a mi alrededor... y caminaba despacio... con las dagas pendiendo de mis manos... y las lágrimas de las pestañas...

Le vi recortado sobre las sombras de aquel lugar que ahora nos acogía... y la mirada se me perdió en mis filos aún húmedos para hablarle casi en un susurro, casi sin pensar... Sabía lo que significaba aquel circulo.. Él o yo.... y yo le había saludado, con el miel de los ojos entretenido en el plata manchado de mis armas... con el dorado de los ojos velado...

Cita:

El oro de mi mirada se alzó a él... Mirada enmarcada entre el azabache de las pestañas... Y la sonrisa fue triste el momento tibio en que me perdí en él... y el gesto se me afiló orgulloso de estirpe y raza... y los ojos se entristecieron... tanto.. tanto......

Cita:

Un gris extraño me coloreó la sonrisa... y tomé aire para dejarlo ir despacio... para oscilar la cintura levemente... para cerrar los ojos e iniciar el baile suave... Baile de muerte o vida, qué importaba? Quizá fueran la misma cosa....

Las dagas me dibujaban, destellando y devolviendo el reflejo de las suyas que también danzaban... Y allí, oscilando como el reflejo plata de la luna en el río, recé... Recé con toda mi alma, con toda mi fe... y pedí perdón...

No es siempre así?... El destino llega.... el miel de los ojos, húmedo, pareció iluminar aquel lugar maldito.... Ricardo... he matado a Liu.........

Las hojas de Anat se movieron para igualar a las del norteño, dos detellos de plata y carmesí ante las paredes de sangre que les impedían escapar de aquella locura.

Cita:

Aquello impactó a Ricardo como si le clavasen un puñal en el corazón, Anat era una especie de hermana de sangre para él. Pero por todo lo que sabía la Hakhim consideraba a Liu como una verdadera hermana. El haberla tenido que matar ha debido de ser como si matara a una parte de ella misma.
El duro norteño derramó una lagrima por Anat. Le hubiese gustado poder abrazarla y consilarla, en cambio tenía que matarla.

Lo siento de veras. Sé que era una hermana para tí. Yo no he tenido que soportar semejante dolor, aunque Enrique...Pero no, no es lo mismo. Lo siento en el alma.

Anat asintió y ambos se miraron. El miel de los ojos de ella se encontró con el fiero azul de los de él.Fue una mirada larga, intensa. Se podían haber dicho muchas cosas pero no había tiempo para eso. Habían bailado más de una vez, pero esta era distinta. Aún así ambos pelearían hasta el fin, porque eso era lo que ellos eran. Guerreros de la arena. Aun así en esa mirada había ternura, cariño, amistad. Sí se podían haber dicho muchas cosas, pero simplemente se quedaron mirandose. Otra lagrima cayó por la cara de Ricardo, otra por la de Anat. Ambos asintieron a la vez, ambos sonrieron... Ambos atacaron.

Ricardo quería acabar deprisa con la pelea, que Anat sufriera lo mínimo.

Perdoname amiga mía, perdoname.

El ataque fue certeró al cuello, aún así Anat logró apartarse un poco al final y no murió en el acto.
La Hakhim se detuvo, se llevó una mano al cuello sangrante y empezó a caer. No llegó a hacerlo. Ricardo la cogió antes de que lo hiciera y la depositó con suavidad en el suelo. Ricardo ya no escondía sus lagrimas. Le quitó el velo y trató de evitar que saliese demasiada sangre, pero era inutil. La vida se le escaba a cada suspiro.

Lo siento Anat, pero de verdad que necesitaba vencerte. Pero no quería que sufrieras...Lo siento.

Ricardo acunaba a Anat entre sus brazos, arrodillado a su lado, no podía hacer otra cosa más que verla morir. Pero no la dejaría sola en aquellos intantes, aunque las paredes de sangre ya habían desaparecido el norteño permanecia con ella. Le hablaba de lo que habían pasado juntos, de las peleas que habían tenido, del futuro.

No te preocupes, no estaremos mucho tiempo separados. Nos volveremos a encontrar, quizás antes de lo que imaginamos.
Saluda a Liu, tu hermana, de mi parte. Dile que para ser una elfa oscura me caia bien.
Por cierto no me olvido te debo una cena. Ya iremos en otra ocasión, aunque tendrá que venir Deseo también.
Estoy enamorado de ella, te lo puedes creer. Ja. ¿Quién lo hubiese dicho?.
Al final nunca supe si estabas con Parnasus o no. Aunque no te querías permitir nada. Una lastima, no es bueno estar solo. Aunque tú no lo estás. Hay gente que te echará de menos.
¿Sabes una cosa? Al final encontré algo en aquella casa que nos colamos, algo muy importante. Perdona por no decirtelo antes, no podía, pero ahora ya da lo mismo.

No es siempre asi?....

Me derrumbo... Y el dolor? Siento la calidez de mi propia sangre anegarme el pecho... Y el dolor?... Me derrumbo... y ya no siento el peso de mis dagas en las manos... Dónde están?... Dónde su tacto reconfortante, dónde su filigrana de plata? Dónde el palpito de mi Diosa? Ya no siento nada...

Dónde están?...

Dónde estoy?................

El destino llega....

Me derrumbo... Siento el enfriar de mi cuerpo a cada segundo... y ahora, con el miel de los ojos velado, me dejo ir al calor vivo de su cuerpo que me sostiene... de sus brazos que me rodean y arrullan... Vivir, morir... encontrar la senda... y caminarla...

Doy gracias por ella.....

Escucho su voz... lejana, pero cálida... pero triste...y yo sonrío apenas con el aliento que me queda, sabiendo que mi sangre se derrama de mí sin remedio, sabiendo que el destino llega... y que el mío me ha encontrado...

Doy gracias por él....

Recuerdos me rodean enmarañados con su voz suave... y una calma nueva acude con ellos, una certeza... Y me dejo ir, apoyada la cabeza en su pecho, con la sonrisa en los labios, con el miel sereno... Porque Ricardo me acuna y me habla mientras el desierto dorado de mis ojos ya se pierde más allá de él... Porque ahora siento cómo nunca antes su presencia, su caricia... porque ella viene a por mi, porque Madre Luna acude a besarme la frente, a velar mi sueño hasta que vuelva a despertar... Y me llama, y cada fibra de mi ser la anhela... y aunque los brazos de Ricardo, aunque su voz me retiene un segundo más de las sobras, me dejo ir a ellas gozosa... Porque recuerdos se dibujan en ellas... porque se dibujan esperanzas y reencuentros.... Y cierro los ojos......

Y doy gracias..............

El miel de Anat se apaga. Una última sonrisa sale de sus labios manchados de sangre. Un último suspiro. Por extraño que parezca al final es feliz. Han venido a por ella, alguién a quien quería.

Anat. Donde quiera que estes espero que encuentres la paz que no escontraste en vida.

Con un beso en la frente a modo de despedida, Ricardo coloca el cuerpo en el suelo, pone sus manos a los lados y en ellas deja sus dagas de plata. Lo único que recoje es su velo. El cual ata en su brazo derecho.

Cuando golpee, lo harás conmigo. No serás olvidada.

El norteño sabe que no puede perder tiempo, que tiene que seguir, pero es incapaz de dejar el cuerpo de Anat así. Por lo que empieza a acumular piedras para enterrarla.
La tarea es ardua y le lleva tiempo, pero no le importa, acabará lo que empezó.
En una de las últimas que coloca graba unas pocas palabras.
Anat ben Ishtar, mi amiga

Nos volveremos a encontrar Anat, antes o despues.

Con esas palabras Ricardo Corazónfrio continua su camino, rezando a sus dioses que no llegase tarde a sus destino.