Partida Rol por web

El hombre de la espada se encontraba recostado sobre una de las paredes que bordeaban la arena, cuando vio llegar a Ricardo. Los ojos ensombrecidos y los cabellos sobre la frente no dejaban entrever la mirada calida del espadachin que generalmente recibia a los nuevos combatientes, mas aun se notaba un cierto aire de desolacion en la figura del antiguo caballero Humano...

Lentamente una sadica sonrisa comenzo a dibujarse en el rostro del espadachin, y cuando Ricardo estuvo en el centro de la arena, sin aviso alguno se lanzo al ataque.

Ricardo entro sonriente a la arena sabiendo que se encontraría con Juan. Siempre era interesante pelear contra el espadachín. Jugueteaba tranquilamente con sus puñales con una mano mientras que con la otra se la llevaba a la cabeza a modo de saludo.

Buenas Juan. ¿Te encuentras mejor ya?

En seguida se dió cuenta de que algo no iva bien. Juan tenía una mirada extraña. Maligan. Apenas tuvo tiempo de defenderse.

Pero ¿que...?

Juan se lanzó sin avisar a por las piernas de Ricardo. El norteño apenas pudo evitar el primer tajo dirigido a la pierna izquierda. Al pasar por su lado izquierdo aprovechó para golpearle él mismo es esa pierna, pero el espadachín se giro enseguida y le clavó la espada en la pierna derecha.

Ricardo estaba preocupado. Conocía esa irada en la cara de Juan. Una mirada cargada de un ansia asesina. Muchas veces había estado él en esa situación. Aunque siempre contra elfos oscuros y cuando no tenía nada que perder. Parecía que hacía una eternidad de eso.
Pero esa mirada estaba totalmente fuera de lugar en el caracter de Juan de Alvarado.

Juan. Centrate. ¿Qué te ocurre?

La oscuridad que se veia en los ojos de Juan era fuera de lo comun, y alguien tan cercano a el como Ricardo podia notarlo con facilidad. Aunque el norteño zajo con fuerza la pierna izquierda del espadachin, este no parecia inmutarse frente al dolor sino regocijarse en el. Esta vez el guerrero de las dagas opto por una tactica mas defensiba al enredar sus armas con la espada de Juan Bautista y obligarlo a soltarla dejandola caer al suelo a unos pies de el.

La figura de Juan Bautista del corral adopto nuevamente la mueca sadica que habia tenido en un principio y se lanzo rodando por la arena del coliseo en busca de su arma. El movimiento fue tan rapido que esta no llego a tocar el piso cuando el hombre llego a la empuñadura de la misma. Tras recuperar sus colmillos aquel animal con forma humana se lanzo en tono amenazante hacia Ricardo que sorprendido no pudo volver a centrar su posicion en la arena, quedando algo desequilibrado frente a aquella criatura que se parecia tanto a quien en otras ocasiones le sonreia complice mientras luchaban a la par.

-Sangre...jajajjaja... tendre tu sangre...

Dijo en una voz completamente alienada y distorsionada, que parecia provenir de los mas profundos abismos de la tierra.

Pese a haber sido desarmado, el espadachín volo hacia su arma y la recojió en un movimiento que culminó en ataque. Una estocada dirigida directamente al brazo derecho de Ricardo, mientras sonana una risa inhumana.

El norteño lo único que pudo hacer es defenderse del ataque, ya que el salvajismo del mismo no le dió opción a responder.

Maldita sea, no se lo que le pasa. Está invadido por una furia asesina que no he visto nunca. Si quiero sobrevivir tendré que ir a por todas.

Ricardo estaba siendo desbordado por la bestialidad de aquel oscuro guerrero encarnado en la piel de Juan Bautista del Corral. Su maestria con la dagas le ayudaba a frenar los embistes de aquella criatura, pero cada vez venian mas y mas rapidos.

Tras detener un apabullante ataque a su brazo mas habil Ricardo no pudo absorver por completo el golpe y quedo mal parado ante el hombre que en un momento conocio como Juan Bautista, alli este aprovecho para balndir su espada ferozmente hacia el cuello del norteño para cercenar su garganta. El maestro de las dagas pudo interponer sus armas justo a tiempo, aunque el filo de la espada del soldado llego a hundirse en el cuello de su presa generando una herida no muy profunda pero lo suficientemente molesta para que Ricardo se vea forzado a retroceder.

-JAjajajaja... siiii, tu sangre sobre la arena... QUIERO VERTE SANGRAR!!!!

Grito la criatura que apenas parecia humana agazapada a unos pasos de su contrincante... sosteniendo la espada por su mango, pero de forma invertida con el filo apuntando al suelo y su curvatura hacia afuera... como un gran colmillo.

Ricardo no podía hacer nada contra la furía de Juan. Fuese lo que fuese lo que había poseido al espadachín lo había convertido en una maquina de matar. La herida que tenía en la pierna nisiquiera lo retrasaba.
Esta vez la espada le atravesó el estomago al norteño y la sacó y se alejó antes de que pudiese reaccionar. Apenas se mantenía en pie.

Sangrando por númerosos cortes, y jadeando de cansancio. Ricardo no veia muchas opciones al combate.
Lanzó un ataque a la cabeza del ser (ya no le podía considerar Juan) tratando de evitar que se le volviese a acercar. Pero las fuerzas menguaban rápidamente. El otrora veloz golpe, le parecia que iba a camara lenta.