Partida Rol por web

OK... teneis razón, pendaba que el arma de apoyo de Liu An era la daga...

Bueno pues eso Anat ben.. que tienes -1d cuando ataques con tus preciosas daguillas con tu brazo del escudo. Y mira que yo intenté darte ventaja.

Resolución
Garruk un ataque 2x10 y 2x9
Anat ben un ataque 2x10

Garruk y Anat ben se golpean simultáneamente en la cabeza infringiendose 2L

Daños Garruk: Brazo del arma 3L, Cabeza 4L
Daños Anat ben: Brazo del arma 5L, Cabeza 2L

Anda... en eso no me había dado cuenta... ¡TRAMPOSAAAA!

Me había acercado mucho.. demasiado... enfurecida por el dolor del brazo, enardecida por el olor de su sangre... Mi daga surco el aire que nos separaba en el baile suave tantas veces entrenado...demasiado cerca... me di cuenta demasiado tarde. Mi filo mordió su piel mientras sus golpes mordían la mia... apreté los dientes mientras intentaba escapar de sus golpes.. le sabía mal herido... yo tambien lo estaba... necesitaba ganar algo de tiempo...

La sangre corría por la cara de Garruk a la vez que por su pecho desnudo, la sangre le hacía guinar el ojo continuamente pero no se podía permitir el lujo de limpiarsela ya que la hakhim podría aprovechar ese momento para atacarle.

Reconozco tu perseverancia, sierva del profeta... es y será siempre un honor batirme contigo.

Creyó ver un atisbo de perplejidad en el rostro de la mujer y lo aprovechó para lanzar un ataque relámpago a su cuello. Esta vez no pudo evitarlo y un chasquido resonó en todo el coliseo mientras el inerte cuerpo de Anat ben caía de espaldas sobre la arena mientas sus cabellos ondulaban libres merced a la inercia de la caida. El cuerpo impactó en el duro suelo levantando una nítida nube de polvo y una pequeña lágrima se desprendió de sus intensos ojos verdes... (It's so COOL!!)

A Anat apenas le habían dejado tiempo de recuperarse de la labor de los monjes y ya le habían buscado un nuevo enfrentamiento. El público se preguntaba por qué la mujer había mejorado tanto últimamente, y el entrenador no había tardado en filtrar que la hembra tenía entrenamientos especiales con Parnassus. Un rumor llevó al otro y las posibilidades de un posible amorío llegaron a las calles en pocas horas. El público que acudía a un coliseo, de un modo u otro era cruel: si había sentimientos de por medio, querían bañarlos en sangre. ¿Qué había más poético que dos amantes obligados a asesinarse?

Por suerte para los contendientes, las fantasías de los espectadores eran solo rumores. Aunque la verdad es que parnassus sintió una punzada de inquietud que no pudo llegar a apagar del todo, cuando se encontró con los ojos de la hakhim en la arena. Miel sobre miel, chispa contra chispa, no hacían falta palabras, y sin embargo, las hubo:

-Esta vez no están embotados; confío en que los susurros del barracón sean ciertos y hayas mejorado tanto como los demás temen. No he podido observar tus combates en los últimos días.- dijo casi como si lo lamentara -Hagámoslo bonito, hakhim; baila conmigo.- terminó el guerrero, y se puso a adecuar su guardia a los sinuosos y girantes movimientos de la hija del profeta.

Apenas recuperada y llamada de nuevo... Extraño, tan extraño... y con el gesto tenso miraba a mi alrededor a un público enardecido... Qué extraño... por qué? Yo no era buena luchadora... no un gran espectáculo que contemplar... pero allí estaban, observándome ávidos desde las gradas mientras yo, orgullosa y espigada en el centro de la arena, les observaba a ellos desafiante perfilando con mis dagas enredados de brillos plata a cada uno de sus giros... Qué hacían aquellos elfos allí? Verme morir de nuevo? Muchas veces lo habían visto ya... que tenía de diferente esta vez?....

El ruido de sus pasos detuvo el girar de mis armas espigándome aún más el porte... y con la sonrisa desafiante me giré a encarar al rival... Querían verme morir?... Esta vez no... Pero no esperaba aquello.. no le esperaba a él...

Moalim.... un susurro... y la sonrisa se esfumó del rostro cuando sus ojos se encontraron con los mios... cuando entornándolos busqué aquellas sonrisas de satisfacción en los labios perversos de los elfos malditos... Las dagas pendían lacias rematando los brazos ahora... tú... la mirada se asentaba firme en la suya...

Parnassus habló, y al escuchar su voz el miel de mis ojos busco la arena a sus pies... escuchando su voz ahora.. recordando su voz entonces.... Hagámoslo bonito, hakhim; baila conmigo había dicho... y yo levanté la mirada para enredarla de nuevo en la suya más allá de la mascara y de su esclavitud... levantando la barbilla y el orgullo y casta de mi sangre... de mi diosa... Irguiendo y arqueando el cuerpo para levantar las dagas al sol... aceros que ya danzaban suaves sobre mi cabeza...

Bailemos... moalim...

El primer intercambio fue un dulce y fluido movimiento en que los escudos giraban y buscaban a la hembra, mientras los ondulantes movimientos de la mujer los esquivaban sin dificultad. El espectaculo era precioso; digno de verse. Mientras evolucionaban en sus movimientos, Parnassus sonreia; un toque de orgullo orlaba su mirada como la satisfaccion plena del escultor que veia brotar los ultimos toques de su escultura de la tirana piedra. El cincel del gladiador habia pulido las rebabas, y ahora su oponente era una verdadera maravilla cimbreante.

Parnassus comenzaba a sentirse realmente a gusto con el enfrentamiento. Solo le dolia que sabia que aquello no duraria para siempre. El motivo de su presencia era muy distinto de la diversion. El publico tenia lo que queria; sentimientos enfrentados, fueran de la clase que fueran.

Parnassus comenzo a tantear entonces a su rival con algo mas de profundidad, buscando amagos y ataques subsiguientes; obviamente el maestro probaba cuan lejos habia llegado la alumna por su cuenta. En las gradas la explicacion era muy distinta:

-SANGRE, QUEREMOS SANGRE.- gritaba el publico emocionado.

Obviamente el precioso intercambio no les resultaba sino el intercambio entre dos amantes que no desean hacerse daño. Necesitaban algo que probara lo contrario... pero herir a Anat ben Ishtar... Acaso podia permitirselo a su alma? Era un gladiador, tenia que permitirselo; pero...

Los gritos de aquel publico sádico lo llenaban todo... y las armas se cruzaban como lo hacían nuestros ojos, con el reconocimiento en su brillo... con la reticencia en el movimiento... Sangre... querían ver sangre... poco importaba de dónde manara mientras lo hiciera con dolor...

Había levantado las dagas.... llevándome el baile y el nuevo giro demasiado cerca... viendo el brillo de su miel tras las rendijas de su máscara... Y lo supe... sí.. Moalim lo había visto... sabía, predecía.. y casi sonreí al apretar los dientes para recibir el golpe afianzando las pupilas en las suyas... aferrando en mano la daga y afianzando las piernas en la arena... Lo había visto..yo lo sabía... el también.

Recibí el golpe potente que me apartó de él, que me produjo la herida que de nuevo vertió mi rojo sobre la arena... y baje los ojos para ver como corría por mi brazo, como teñía el filo... como goteaba círculos perfectos a mi lado...

Aprenderé más rápido...levante la mirada a la suya... Sigamos... Estarás orgulloso de mí, moalim...

La primera sangre levanto un rugido que atronó el cielo... y apreté los dientes obligando al brazo herido al movimiento mientras las dagas danzaban de nuevo... mientras lo hacían las caderas siguiendo sus giros, y el pelo negro se despegaba de la espalda siendo estela del movimiento...

Le miraba durante el baile, brillando mi acero al sol mientras mis ojos buscaban el punto en el que resquebrajar una defensa que sabía casi perfecta..No importaba... yo aprendería más rápido, y Parnassus estaría orgulloso... y levanté la barbilla con la sonrisa en los ojos desafiantes cuando me acerque con el filo en las dagas y en la mirada... cuando le rodeo el leve aroma a jazmín... cuando las armas se buscaron de nuevo...

Las palabras del silencio dibujaron en los desnudos labios de Parnassus un "Lo siento", vistiendo el escarlata de la primera sangre derramada en un sudario de verguenza intima.

El gladiador advirtio el movimiento lateral de su adversaria; una tecnica que conocia, que la habia visto intentar ejecutar. Rendirse al dulce abrazo? Dejar que lo agarrara por la espalda como una amante mimosa y que acariciara su cuello, aunque fuera con un suave filo de muerte...

La obacion de la muchedumbre lo saco de su embeleso y lo regreso al interior de su mascara, fria, acogedora, una grata pantalla contra un mundo tan cruel.

Un leve giro y el escudo izquierdo del guerrero protegia su espada como una concha. Cuando su movimiento rotatorio se volvio simetrico al de la hakhim, su arma derecha no tardo en encontrar el abdomen de esta. La respiracion y el color se fueron por un instante de la exotica cara de la mujer del desierto.

Parnassus aprovecho el movimiento para a alejarse... como dolia alejarse.

Entonces, viendo a la hakhim doblarse, lo decidio. No deseaba verla sufrir; no del modo en que todos aquellos oponentes luchando por su vida trataban de aferrarse a ella, mientras el publico demandaba mas y mas sangre que Parnassus sabia como ofrecerles. Los combates de gladiadores no debian acabar rapido, pero esto... esto era otra cosa. Con el pensamiento en la cabeza, su gesto se volvio de marmol, y Anat pudo observar como se dirigia a ella el asesino y no el luchador. Parnassus habia desaparecido en el interior del yelmo, refugiado de aquello que podia doler mas que las heridas. Lo que quedaba era un niÃ+/-o que vio morir a su madre, a lo unico que quedaba en libertad, por mera injusticia. Alguien que jamas aprendio el significado de piedad, mas alla de la liberacion otorgada por la devolucion del "favor".

Anat, trato de defenderse.