Partida Rol por web

Ormuz...

Mi insaciable alma se ofrecía... se dejaba querer burlonamente. La traicionera quería que se lo pidiese... se lo rogase. La pierna dolía... dolía tanto... el cansancio... el pecho... el aire... la sangre...

Ormuz sólo tienes que pedirmelo... sólo eso...

La respiración agitada... entrecortada... viento... viento del desierto que no viene a mi encuentro... me entregué a ella.

Adelante compañera...

Jajajajajajajaja... La escuché reir estripitosamente en mi interior... la escuché burlarse de mi, mientras me sumergía en las abrasadoras profundidades de mi fuego... mientras ella reflota para tomar el control. -. JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA...- La atronadora risotada se hizo audible arrojada al viento... las desafiantes llamas asomaron en el pozo de mis ojos para, esta vez, quedarse allí.

El cansancio y el dolor desapareció... la cálida sangre continúa brotando de mi cuerpo bañando la sedienta arena.

Las primeras lágrimas celestiales empezaron a caer en el coso... que lejos de apagar mi fuego, alimentaron sus llamas...

-. Túuuuuuuuuuuuu...- Señaló desafiante con la punta de la obediente lanza a mi desconcertado oponente por la milagroa recuperación. -... recuerda tú nuestro nombre!!!... jajajajajajajaja...-

Sin amilanarse, su enarbolada espada embistió a mi poseído cuerpo, para encontrase con mi obediente lanza que, por primera vez más rápida, enredó su cuerpo arrojándolo por el aire con increíble brutalidad... aterrizando dolorosamente en el coso... besando con su rostro la húmeda arena... un beso corto pues su cuerpo comenzó a rodar casi al instante, alejándose futilmente de las letales intenciones de mi insaciable alma que arañó, con un amplio arco descendente de la lanza, su rostro... regalándole un profundo corte que cruzó su cara... un corte que recordaría...

Mi oponente no cesó en su empeño de alejarse a pesar de que la profunda herida que bañaba su rostro de flujo carmesí... ganar espacio para incorporarse rápidamente.

La pegajosa arena se entremezcló con la sangre... se adherió a su piel... a su rostro... rostro que agradeció el creciente llanto que purgó su piel...

Mi insaciable alma se abalanzó contra él...

La lluvia caía incesante sobre los combatientes, pero estos no dejaban de mirarse y estudiarse continuamente. Juan tenia una profunda herida en el rostro que atravesaba el frente de su cara y le obligaba a entrecerrar un ojo, Kiurbu , como se hacia llamar, tenia un tajo en el pecho y una pierna casi destrozada, pero aun así ambos contendientes luchaban con plenas facultades.

La respiración se hacia visible en el pecho enarbolado del espadachín, quien recuperaba su aliento luego de los terribles ataques de su oponente. El otro se regocijaba en su sed de sangre y revoleaba su arma sin cesar.

Los ojos de Juan buscaban algo... retribución quizás?... podía ser…las profundas pupilas amarronadas destellaban de felicidad al ver a un adversario tan formidable... pero algo había llamado la atención de Juan, algo en su forma de hablar, en su cambio de actitud y forma de manejar su arma… algo había cambiado en el guerrero de la lanza y Juan quería saber que…

Pero primero…lo primero….El espadachín se movió velozmente hacia la figura morena que blandía la lanza y pasando justo por debajo de un gran ataque abierto por parte de su contrincante logro quedar frente a frente con este. Primero su espada dibujo una hermosa parábola ascendente que culmino con un giro sobre su eje y un paso hacia delante dejando una estela de destrucción en el rostro y en la mano con la que portaba la lanza su rival.

El moreno se quedo perplejo ante la técnica y velocidad de Juan. En un solo movimiento, no solo le había devuelta su golpe sino también lastimado su brazo hábil…Juan había doblado la apuesta y ahora era el momento en el que la verdadera furia del hombre de los desiertos y del espadachín errante chocarían con el mayor de los estruendos.

Una vez que ambos peleadores se separaron nuevamente para recuperar la respiración, Juan inquirió..

Por que te refieres a ti mismo como muchos… acaso no eres tu el dueño de tu propio destino… porque he de recordar “su” nombre y no el tuyo propio…Quien eres en realidad…?

Visto lo que pones en el foro me apunto para que puedas luchar cuanto antes con Ricardo.

De nuevo me hallaba en la arena... rezando al puñado de ésta en mi mano... recordando, inmerso en su esencia...

Las gargantas aullaron al ver aparecer a mi oponente, el enorme orco cuyas armas responden únicamente a la fuerza de la naturaleza. Le recibí con una sonrisa en los labios, pues ambos ya habíamos compartido destino una vez... y ambos ya nos habíamos enfrentado en otra.

-. Bien hallado...- Liberé la arena en mi puño para aferrar la obediente lanza entre mis manos. -. Te estaba esperando...-

Había probado su abrazo, debería cuidarme de él...

La fortuna me había sonreido una vez... afiancé mis pies en la arena.

Garruk estaba estudiando al hakhim mientras daba pasos a distancia para que su lanza no tubiera opciones de poder dañarle, esperando el momento idoneo para poder lanzarle algún ataque masivo utilizando su mayor poderío físico.

Espero que hayas avisado a los clérigos para que resuciten tu alma y arreglen tu cuerpo cuando haya acabado contigo.

1) No puedes reservar el apuntar a no ser que apuntes este turno (te sugiero tirar el dado que falta

2) En la resolución primero entra el placar 2x10 reduciendo tu set y luego el sujetar 2x3. (Entran los dos ataques, no se por que dices que solo entra uno) Acabaríamos los dos en el suelo y sujetos.

3) Si sujeto primero no puedo placar después, pero si placo primero si puedo sujetar después.

Ok, lo del apuntar anotalo como acción para que luego no haya dudas. Otra cosilla, yo hago daño letal con el placar por mi senda (les pasa a todos).

Que yo vea no has declarado levantarte ¿verdad?, y en efecto si "siguiera" sujetandote y no sacaras ningún set no te podrías levantar.

Fue oir sus amenazantes palabras... el enorme y hediondo orco hablaba poco pero cuando lo hacía, esta vez, no fue para decir mentira.

Su enorme cuerpo se abalanzó sobre mi, demasiado rápido... demasiado grande, nada pude hacer para evitar su brutal golpe.

Su cuerpo se arrojó contra el mio, impactando su hombro contra mi cara... arrastrándome con él al suelo del coso... sentí como su apestoso cuerpo me aplastaba... apresándome bajo su peso. Mi cuerpo se debatía con todas sus fuerzas para desembarazarse de su presa... me tenía bien cogido... su hedor me envolvía aturdiendome aun más.

Sus enormes manos envolvieron mi cuello y comenzaron a apretar... el aire se hizo escaso... mi tez se tiño de vino... cada vez me restaban menos fuerzas... apenas sentía mi cuerpo...

Finalmente mi cuello cedió mansamente... y me uní con mi codiciada amante, la muerte.

Sip, en el turno del sujetar + placar un set de parada barrido me hubiera desmontado la estrategia... normalmente si no consigo sujetar en mi fase de defensor no suelo ser tan peligroso como cualquier otro. Suerte en la próxima.

Ingresé a la arena cuando vi al hombre extraño de los ojos atrapantes. Si mal no recuerdo su nombre era Kiurbu. La última vez acabó con mi vida en un gran combate. Esta vez me tocaba a mi.

-Nuevamente tú. He estado pensando en ti estos días Kiurbu y en la charla que tuvimos en el combate anterior. Me haz hecho recordar viejos tiempos, en donde era libre y feliz. Y por eso te respeto.

Dicho eso empecé a moverme de un lado para el otro haciendo un rápido calentamiento. Viendo que el también hacía lo mismo con su lanza (Tu demostración) Cuando ya estaba listo, me lancé con mi hacha lista para el combate.

El reinante sol acaricia mi tostada piel, reconfortando mi agitada alma... aislándome de aquel clamor insaciable de sangre que inunda todo aquello cuanto me rodea.

La arena a mis pies semeja más pura, más limpia de lo habitual como si la lluvia del día anterior hubiese arrastrado todo el poso sanguinolento de sus víctimas.

Y aquí me hallo, arreciando al viento con mi obediente lanza... esperando a mi próximo contrincante.

Su figura emergió a través de la oscura garganta cuya recia verja se acababa de alzar... reconocí al instante al misterioso orco del hacha... al misterioso orco taciturno. Os oscuro pozo de mis ojos se enredó en su silueta, cada vez más próxima... mi obediente lanza se detuvo cuando estuvo cerca y sus palabras arrinconaron nuevamente a mis sentidos.

Mi perenne sonrisa le había dado la bienvenida...

Cita:

-. Bien hallado Aarshlût...- Incliné la cabeza al modo tradicional del respetuoso saludo de mi tierra. -. Celebro el fruto de nuestra anterior charla... siempre es bueno tener en qué pensar... siempre es bueno tener algo feliz que recordar...- Nuestros ojos se fijaron el uno en el otro como muestra de respeto más allá del acero... más allá del guerrero...

Preludio de que el tiempo de la palabra había llegado a su fin... un imperceptible punto de inflexión cuyo inicio ambos intuimos.

Se abalanzó sobre mi con su hacha presta a devorar mi cuerpo. Un rápido movimiento de mi obediente lanza, trazando un semicírculo protector ante mi, amilanó sus intenciones... es más, le obligó a hacer uso de su amenazante acero para protegerse de mi intencionado filo.

Una finta de mi cuerpo terminó por doblegar sus renovadas intenciones.

Torbellino del desierto.