Partida Rol por web

La plaza del mercado principal de Angkortak bullía de vida. Allí la mayor parte de los seres de otras razas eran libres. Constantemente vigilado por los jueces, el mercado era un rincón razonablemente seguro donde comerciar y pasear.

El bullicio y la mezcla de olores es abrumador, y el griterío de los mercaderes, constante. Un lugar en el que el dinero cambia de manos con facilidad...

Mientras intentas localizar a Esteban, el bullicio te deja ligeramente desorientado. Tanta gente, tantos olores... ¿Donde estará el mercader?

Cruzas el mercado sin saber muy bien donde se encuentra, hasta llegar a su otro extremo, donde la calle parte hacia el puerto. Pero no consigues localizarle.

Entre el bullicio y la gente, ves a Leo, un poco desorientado, dando vueltas por el mercado. Das un par de vueltas por los diversos puestos, observando atentamente y cubriendo tu máscara con tu capucha. En una esquina ves a un armero de tu raza, vendiendo extraños artilugios para la tortura y la mutilación.

Sonríes. Es perfecto.

Me acerco confiada al tendero de las armas.

Buenos días, el maestro armero si es tan amble soy Liu An gladiadora del coliseo…
Cuando aparece le explico mis intenciones, aparte me gustaría una mascara de plata para los combates ya estoy hasta .. de perder las mascaras de porcelana en cada combate…

Tras varias horas de hablar con el maestro explicarle mis intereses e inquietudes contra los otros gladiadores, comentar tácticas, beber unos vasos de buen vino, y confraternizar bastante:

… piense usted que podrá decir… esas armas son mías.. esas obras de arte las hice yo…

Paseo por algunas tiendas mas mirando algún trapito para ponerme, le encargo un nuevo velo a Anat con el símbolo de su diosa bordado en plata, una capa de color rojo sangre para mi esclavo (junto unos aceites aromáticos para la noche que nos espera…les encargo que se lo lleven al esclavo y que le den un baño… cuando este en la casa claro).

Si consigo el arma (Y puedo usarla como una daga)… y si no con la daga me dirijo a la arena de entrenamiento (si es posible entrenar magia donde tenga que ir)

Después de concretar los detalles con el maese me despido de el…

Espero que este lista pronto… no veo la hora de conseguirla…

Voy de vuelta a la arena de entrenamiento…

Si paso por alado de Leo: Adiós que pases buen día!

la misteriosa mujer que una vez me derribo pasa a mi lado y para mi sorpresa mi saluda,levanto la mano en modo amistoso

-adios,que la vida te acompañe

veo una vez mas como la misteriosa muejr desaparece frente a mi

es algo muy común ultimamente,coincido mucho con ella,empiezo a pensar que quizás el destino nos una en un mismo camino en busca de alguna empresa o aventura común

Cuando la mujer ha desparecido delante mia sigo buscando a sebastian por el mercado,me voy parando y preguntando a la gente para lograrlo en el menos tiempo posible

A medida que avanzas por el mercado, hablando con unos y otros, parece que varios conocen a Esteban, pero son un poco reticentes a hablar. Sin embargo, al final una anciana que vende lechugas te señala un almacén al lado del mercado.

Yo que usted, joven, me andaría con cuidado. Hay quien comenta que ese hombre no es trigo limpio, si sabe a lo que me refiero.

gracias anciana,procuraré recordar sus palabras

mi mano se desvia a mi bolsillo y la doy una moneda tome anciana,es por la informacion

haciendo caso a la anciana me dirijo hacia le almacen que esta me indicó

leo,atento a tu espada,no es trigo limpio,pero quien lo es una grna sonrisa aparece en mi rostro sin duda producida por mis turbios pensamientos

Mientras te adentras en el almacén, dos orcos, grandes incluso para los de su raza, te salen al paso. Llevan hachas al cinto, el arma favorita de los suyos, pero su aspecto es más cuidado que otros de su especie. Llevan diversos abalorios de oro prendidos de las orejas o colgados del cuello, y parecen limpios y aseados.

¿Donde crees que vas, humano?

me alejo un par de pasos hacia atras al oler el herdor putrefacto que sale de su boca mientras con la inercia mi mano se situa en la cercania de mi espada

voy haber a un viejo amigo,quizás le conozcas,es mas quizás trabajes para el,se llama sebastian

mis ojos buscan la situacion de mas "imprevistos"

si sabes quien es dile que leo el gladiador le busca

Deja tu espadón, piel rosa. Te están esperando. Ambos orcos ponen cara de pocos amigos. Y menos paciencia.

saco mi espada de su funda
piel rosa?
una gran media luna se dibuja en mi rostro a modo de sonrisa
una cosa piel verde,mi espada y yo vamos juntos donde haga falta,si tu no lo ves asi diselo a sebastian,dile que si quiere algo estoy en el coliseum,que me busque alli

avanzo dando pasos cortos hacia atras y con la espada en la mano sin dejar de mirar a los dos orcos

Tu verás, niñato. Nosotros tenemos nuestras ordenes. El orco se cruza de brazos mientras te ve salir. Mientras su compañero se acerca un poco más a él. Por si acaso.

cuando estoy cerca de la puerta me giro y salgo por ella,doy un par de vueltas por el mercado intentando encontrar algo interesante o a alguien

sigo paseando por el mercado

quieren mi espada,mi alma,no les puedo entrgar la espada que con tanta saña forjo mi pueblo y que su campeon porta,igual es eso lo que queria el mercader desde el principio,ahora cobran sentido las palabras de la anciana mujer

perdido en mis pensamientos vuelvo al coliseum

Liu An llega desde el puerto, con obvia prisa. Parece estar buscando algo, y es entonces cuando ve a Leo. Y se acerca a él.

Hola, ¿Leo?

La gladiadora se acerca con un poco de prisa al gigante humano, se ve que los gestos son un poco cansados... lentos.

Veras, nos conocimos en la casa de los condenados por poco tiempo pero necesitaria un favor... ¿Conoces a un tal Esteban?, necesitaria hablar con el s importante .

El mercado bulle de gente. Entre el gentío, Parnassus mira ligeramente confuso los artículos del mercado. Se vé que no está acostumbrado a comprar. Aymée le divisa entre la gente, algunos de los cuales no pueden evitar quedarse mirando a la esclava.