Partida Rol por web

Mi padre me ha enviado a que asista a esto. Es importante que lo vea y lo recuerde, no sé porque... el chaval parece intimidado. Solo sé que es un acontecimiento primordial, y que alguien debe ser testigo.

-¿Y quién es tu padre, hakhim? Tu nombre.- continúa el guerrero.

Mientras Deseo escucha con atención las palabras del muchacho y asiente a las afirmaciones y preguntas de Parnassus, no pierde detalle de lo que está sucediendo en la casa, y con Ricardo.

El leve sonido me detuvo en seco... y revolviendome como cobra en la arena... como leona en la caza... el cuerpo se me inclinó desafiante tras las dagas cuando encaré aquel leve golpear...

El dorado de los ojos destelló embravecido... afilandose demasiado audaz y decidido tras el acero... buscando... percibiendo... La cabeza se me inclinó levemente al reconocer al norteño... y el suspiro y la leve sonrisa colorearon los labios... El leve negar de la cabeza y el suave paso hasta él...

Por la Diosa Ricardo... entornaba la ventana con cuidado para deslizarme por ella como un junco se desliza en el rio... Estaba preocupada.... Estás bien?... el susurro se vertía en sus oídos mientras los ojos se entornaban a un lado y otro... Tengo un par de cosas que explicarte.. pero.... Luego...

Las dagas se mantenían firmes en las manos, los hombros fuertes dibujaban el gesto.... Que es lo que esta pasando ahí fuera?

¿Qué tu estabas preocupada? Yo estaba histerico.
Al final salte y me cole en la casa, cuando traté de bajar resultó que había ejecutores dentro, y para acabarlo de arreglar entró un mago loco lanzando rayos.
Pero ahora no podems seguir hablando. Mira ahí, Parnassus y Deseo están hablando con el muchacho y no parecen muy contentos

Ricardo hablaba rápidamente mientras se agarraba el brazo dolorido, luego señaló al callejón donde estaban Deseo y Parnassus.

Venga, luego hablamos que yo también tengo cosas que contarte, pero ahora nos tenemos que alejar de aquí.

Moa...lim?...

El dorado de lo ojos se afinaba, se aguzaba adivinando más que viendo las formas conocidas... e inclinaba la cabeza sorprendida... Qué podía hacer allí él? Y ella?... Había oído de ella en los barracones... el nombre susurrado por los hombres... la leyenda roja... Qué buscaban allí?

Con las dagas aún en la mano los hombros se me replegaban hacia delante... mientras bajo la capucha, que de nuevo me cubría con sus sombras las pupilas, me mordía el labio pensativa...

Moalim.... qué haces aquí?....

Mientras Anat sale por la ventana para reunirse con Ricardo, observa como Parnassus mantiene sujeto en actitud amenazante al muchacho, mientras Deseo le interroga. Por su parte, Ricardo y Anat se encuentran en una calle en el lateral del edificio.

Y entonces, las explosiones de desatada magia, de fuego, relámpago y emisiones que no podéis ni comenzar a comprender, cesan. Y se escucha un grito de profunda rabia, desde el dormitorio principal.

Ante la comprensión de que el muchacho está con Ricardo, y de que éste y la Hakhim que ha visto alguna vez en el Coliseo están también acechando la casa, Deseo se despreocupa del chico, y se acerca a los dos Gladiadores. ¿Qué están haciendo ellos allí...?

Justo entonces cesan las explosiones, y un grito de rabia se escucha rompiendo el corto silencio. Mira hacia el punto del que ha partido, intentando ver si quien lo haya producido se asoma. Mientras, se acerca a la mujer. Y le susurra rápida, con evidente urgencia:

-¿Qué sucede ahí dentro? ¿Quién está en la casa...?

Bajo la capucha.. sombra blanca de luna en aquel callejón... el miel de la mirada atravesaba las penumbras impuestas por la noche y la túnica que me cubría la frente...

Los hombros se me tensaron al ver los fuertes de Moalim agarrar al siervo de Memoria, al ver a la mujer de pelo de fuego parecer interrogarle... Por qué? Qué motivo tenían ellos para estar allí? Quizá detenernos?... Muchas veces Parnassus me había hablado de su lealtad a los Obsidiana... mil veces su voz me susurró para que variara mi camino... Lo que el gladiador no sabía es que el verdadero camino... ese que te marcan cuando abres los ojos por primera vez al mundo, incluso quizá antes que eso... no podía cambiarse....

Los destellos cesaron... y en ese momento la furia de alguien rasgó la oscuridad... y aún nos tensó más el gesto... y las manos me buscaron la empuñadura de las dagas que se cruzaban sobre la cintura...

La mirada se me entornó un segundo hacía Ricardo... y el asentimiento fue leve mientras el cuerpo se me afilaba como una saeta en dirección de aquellos otros....y con el paso suave y secreto fluimos más que andamos hacia ellos... Él no nos había visto... la mujer ya se nos acercaba....

Su voz, imponente incluso en el susurro me detuvo el paso... y bajo la capucha incliné la cabeza levemente para enmarañar el miel de mis ojos en los suyos... Qué hacían allí?.. No nos habían delatado... quizá seguían nuestro mismo camino... quizá...

No lo sé... Pero fuera quien fuese... parece que no consiguió.... aquello que pretendía... el gesto se me espigaba orgulloso mientras ambas manos retiraban la capucha mostrando el tatuaje de mi frente.. mi orgullo y mi sangre... y la tela aún no caía sobre los hombros cuando un paso más me acercó a un Parnassus que aún sostenía amenazante a aquel de mi raza... Y fue mi aliento el que se vertió a sus pies... como la llama dorada de mis ojos se vertió en los suyos....

Moalim........... Sueltale.....

Deseo cruzó la mirada con el de Obsidiana, y asintió. Susurró de nuevo.

-Retrocedamos hasta el amparo de las sombras de ese callejón... somos demasiados, maldita sea. Si alguien sale, nos verán.

Y como dijo, se sumió en la oscuridad de la callejuela, sin dejar de escudriñar en dirección a la Casa, situándose de modo que podía seguir observando. Estaba a la espera de ver quién había proferido el grito, y de cuanta gente había aún dentro. Quizá pronto saldrían, y podría averiguarlo.

Las poderosas manos del guerrero soltaron al jovencito, mientras su cabeza se inclinaba en una reverencia salutatoria. Las sombras engulleron su figura en apenas un paso de retrceso, mientras el brillo plateado de sus guardas lucía como una bestia al acecho. No hubo palabras, mas sus gestos siguieron sin dudarlo a los de Deseo, abrigandose de miradas demasiado curiosas.

El gesto de Moalim me sorprendió... depredador cómo nunca le había visto antes... y junto a la mujer se adentraron en las sombras que les rodeo casi gozosa... y yo sentí el escalofrío mientras entornaba los ojos dorados a un Ricardo que cómo yo se sorprendía... Qué hacían allí?... Qué buscaban ellos?... No nos habían delatado... después de todo, Parnassus no lo había hecho nunca... Después de todo, tenían razón... debíamos escondernos...

Se retiraron... y yo aún permanecí un segundo erguida y atenta... con los ojos prendidos en el joven hakhim libre ya de las manos férreas de Moalim.... y hacía él caminé serena hundiéndome en la misma tiniebla que le cobijaba... y sobre él me incliné tranquila...

El miel de los ojos se había posado suave en el muchacho... cómo lo hizo la voz, que cálida como el viento de nuestra tierra se le acercó confidente... Dime... quién llegó?... que ocurrió hermano? entorné la mirada sobre el hombro para buscar la puerta de aquella casa... Recuerda para mí... Siervo de Memoria... y que la Diosa nos guíe y nos guarde esta noche... y su profeta lo haga en durante el Sol de mañana...

Una sombra surcó el aire por encima de los gladiadores y el joven. Otro Ejecutor se unía a la refriega, con un salto de varios metros hacia el dormitorio de Khurgle. Las runas de su armadura blanca aullaban con energía azul mientras concentraba su poder. Todos podían sentir el poder monstruoso de aquella abominación.

De sus ojos salieron un haz de pura magia azul, desatada y sin control, y el dormitorio estalló en pedazos, mientras su cuerpo se dirigía raudo hacia allí.

La sombra sobre nosotros me selló el aliento y la voz... y elevé los ojos al cielo para seguir su estela... para contemplar entonces aquello de lo que había oído hablar... pero que no conocía... Los Ejecutores y su gran poder....

Sentí el golpe en el pecho...la punzada dolorosa de un corazón acelerase y gritar lo que acallaba el orgullo... lo que anestesiaba la voluntad. Mi fuego interior me guiaba... me avisaba... me fluía por las venas propagando por todo mi cuerpo esa sensación de urgencia... Rápido rápido.... Cuánto tardarán en iniciar una búsqueda?...

No mucho....

Cómo despertando de un sueño las pupilas, que se dilataban intentando captar cada movimiento y gesto de aquel ser infernal, volvieron a las sombras de aquel callejón... al joven hakhim... a los gladiadores...

Rápido... marchate de aquí.. no es lugar este para hablar... Te encontraré allí dónde me citaste... el miel de los ojos se erguía severo sobre el muchacho... Ve ahora... Ve!

La mirada volvía hacía aquellos elfos mientras me erguía despacio.. mientras cautelosa daba unos pasos hacía atrás hundiéndome más en la sombra... Debemos irnos... ahora... Nada podremos contra ese poder... y no creo que tarden mucho en revisar toda la zona... Entornaba la mirada apenas unos segundos hacía ellos para volver a posarla en la destrucción que traían aquellos elfos... Vayamonos... nos encontraremos en el coliseo... el miel buscó lleno de intención a la gladiadora y a Moalim... Un entrenamiento.. por parejas.. Os parece bien?... no creará sospechas y velará nuestras voces... y las razones... de la presencia aquí...

-Está bien...

Miró hacia la estela que la poderosa y enigmática criatura había dejado sobre ellos en su salto inconcebible. Si, era cierto. Nada podría Deseo, o incluso Parnassus, contra alguien así... a menos que...

-...pero hay otra posibilidad. Somos cuatro, cuatro Gladiadores contra uno de esos... seres. ¿O hay más allí dentro? Depende de la razón por la que hayáis venido, aún podamos aunar nuestras fuerzas y batirle... y lograr aquello que nos hayamos propuesto. Dime, Sacerdotisa, ¿quien más hay ahí dentro...?

El muchacho mira a la Sierva del profeta. Recuerdo todo lo sucedido. Con una leve inclinación hacia Anat, como muestra de respeto, y un apresurado gracias, sale corriendo por las calles.

Tiene algo muy importante que hacer.

-Deseo, enfrentarse a un ejecutor es un suicidio. Si es el resultado que deseas, te acompañare, pero simplemente no podemos vencer. Posiblemente 20 gladiadores juntos no podrian vencer. Esta fuera de nuestro alcance.- explico el guerrero -Lo que Anat propone es mucho más logico. Pero la decision es tuya.- indico el esclavo a la mujer que iba con el.

-Probablemente tienes razón, Parnassus.

La respuesta llegó con voz fría, neutra.

-Sin embargo, me gustaría que nuestros compañeros nos dijeran, antes de irnos, qué buscan aquí, y quién hay ahí dentro...