Entre bludger y bludger, la puerta de la clase se abrió, dejando pasar a la profesora Lovegood, que no parecía traer buenas noticias en absoluto.
En los dos años que llevaba en la escuela, no recordaba que ningún profesor hubiese interrumpido ninguna clase. No así. No quería ponerme a pensar en lo peor, pero mi estómago parecía revelarse ir por libre, pues lo notaba completamente del revés, dejando claro que los nervios se estaban haciendo con el control de mi cuerpo.
- Joder. -Miré a Mircea y luego a la profesora Lovegood, para a continuación recoger todas mis cosas y salir pitando de allí en busca de mi hermano.
Al Gran Comedor.