Negó con la cabeza ante al agradecimiento de Eire, dándole a entender que no tenía importancia. Eran compañeras de habitación, tenían que estar ahí para esas cosas, seguro que ella habría hecho lo mismo si la situación hubiese sido al revés.

- ¡Tienes razón, Chris! -Terminó su desayuno y salió disparada detrás de su compañero.

Pero no llegué a clase de Vuelo. En lugar de eso, me entretuve con Peeves, y sus bromas mal avenidas*. Me caía bien el poltergeist, no lo iba a negar, pero, sus bromas comenzaron de ser desternillantes a ser pesadas, sobre todo cuando empecé a ser la víctima de ellas.

—Peeves, tengo que irme a…— me corté en cuanto comenzó a tirarme una tiza a la cabeza—. ¡Peeves!

Salí corriendo del pasillo, sin fijarme muy bien por dónde iba. Corrí hacia el primer pasillo que había visto, y me percaté tarde de que no me acordaba de cómo llegar hacia el exterior. Puse los ojos en blanco, y comencé a sentir una angustia en mi interior.

Me di cuenta de que llegaba tarde cuando los alumnos dejaron de verse por los pasillos.

—Jo, mierda— mascullé, arrugando la nariz, algo desesperada.

Cuando salí al exterior y fui corriendo hacia donde estaba el resto de mis compañeros, tuve ganas de gritar y de patalear al ver que la clase ya terminaba.

Anduve sobre mis pasos para volver a la mesa de Ravenclaw en el Gran Comedor, y hundirme en mi propia espiral de desesperación.

No podía creerme que hubiera llegado tarde a clase de Vuelo. 

Paso corriendo por el Gran Comedor. Cojo varias piezas de fruta y agarro una manzana con la boca. Farfullo un saludo a los presentes y comienzo a dirigirme hacia la clase que nos toca.

Con la decepción en mi rostro, y culpándome continuamente por haberme perdido y haber llegado tarde a una de mis clases favoritas, aunque fuera teórica, no sentía ganas de comer.

El momento en que apareció toda la comida en las fuentes y los platos de la Mesa hubiera sido un momento de júbilo para mí. Me hubiera abalanzado sobre lo primero que encontrara apetitoso, como el puré de patatas, ternera asada o pollo frito. Sin embargo, tenía el estómago algo cerrado, y me incliné a servirme un poco de sopa caliente, tratando de ahogar mi pena bajo el caldo humeante.

—Qué tonta— murmuré, tras apurar la cuchara, y tomar el primer sorbo de sopa—. Cómo me ha podido pasar. Despistada.

Con el ánimo por los suelos e, intuyendo que se alargaría la cosa, fui tomando la sopa tratando de olvidar mi despiste, comprometiéndome a que no me volviera a pasar. 

Perry comió deprisa y no demasiado. Estaba desganado. Aunque la clase de Quiméricas había sido un éxito y el conjuro le había gustado, Mircea parecía esquivo. Para colmo ahora tocaba adivinación y se había dado cuenta de que no había podido recuperar el conjuro. No se le daba nada bien la asignatura y tampoco ponía interés pues los conjuros le parecía una inutilidad.

- Ains.- Suspiró mientras se metía una salchicha de tofu en la boca y la mordisqueaba sin ganas. Lo único que le animaba es que Mircea estaría allí de nuevo en clase. A ver si esta vez podía intercambiar con él un par de palabras.

Saludé a Perry en cuanto vino, y contemplé su salchicha vegana. Me pregunté si eso serviría para estar más preparada para jugar al Quidditch, preparar al cuerpo con buen alimento y no con las porquerías que me metía día sí y día también. Luego, me dije que no lo haría, pues, en seguida, ya estaría comiendo comida basura, y sonriendo de felicidad.

Sin embargo, después de contemplar la comida de mi compañero me fijé en él, ladeando la cabeza. Quise preguntarle si estaba bien, si le dolía algo o si había tenido alguna discusión con algún compañero, pero, me pareció una pregunta tonta. Se le veía claramente que se encontraba mal, y que no tenía casi apetito.

Torcí el gesto e iba a preguntarle algo, cuando de la misma manera que vino, se marchó para clase. Me mordí el labio inferior, deseando que no le pasara nada malo, y terminé de comer lo primero que había cogido de la fuente que tenía más cerca.

—Ánimos, Perry— grité cuando salía del Gran Comedor, aunque dudé que me hubiera escuchado.

Cuando terminé de llenarme un poco el estómago, decidí que no quería que me pasara lo mismo para la siguiente clase, por lo que, me colgué la mochila al hombro, y me fui para la clase corriendo por el pasillo que formaban dos Mesas. 

Byron llegó al comedor a comer algo antes de ir a la clase de duelo. Lo necesitaría. Así que cogió algo de carne en salsa que le diese mucha energía, pero no demasiado: no quería hacer la digestión en la clase, y lo acompañó con un rico puré de patatas. Byron no veía a sus compañeros más conocidos, así que sacó el libro de duelo mirando los hechizos para saber cuál de ellos le tocaría hoy.

Mientras comía, un peligroso trozo de carne en salsa cayó cerca del libro y recapitulando sobre la peligrosidad de la situación, retiró el libro y comió en una posición algo extraña. Con el libro y el plato separados lo suficiente para no mancharlo. Cuando acabó de comer, y mientras se iba a la clase de duelo, se preguntó si habría algún hechizo para limpiar de ese tipo de manchas.

Llegó al comedor con cierta prisa. Se sirvió sopa y algo de potaje, lo comió deprisa y corriendo y salió disparada hacia su siguiente clase.

Duelo. Esperaba que esta vez fuese mejor que otros días.

Llego apresurada a la mesa, saludo con un gesto vago mientras veo a algunos compañeros dirigirse ya para las clases restantes del día. Tomó pastel de fresas y jugo de calabaza y mientras como miro de reojo un poco mis apuntes para la clase de hoy. Había estado muy distraída desde el comienzo de clases y es hora de comenzar a cambiar eso.
No deseo reprobar este año.Vamos Cristal sé que puedes hacer si te esfuerzas un poco. Mientras repetía esas palabras en mi mente. La imágen de mi padre se dibujaba en mi mente. El siempre me animaba a continuar cuando las cosas no salían bien.
Termino de comer, junto mis libros y salgo del salón directo a clases.