Partida Rol por web

Kelly se  temió lo peor cuando vio aparecer a la enfermera de pronto y con su mal humor habitual. Recordaba que era una mujer horrible, pero no tan horrible. Se apartó sin rechistar cuando pasaba entre ellas para coger alguna cosa y aguantó la bronca y los refunfuños en silencio.

-No os preocupéis -intentó tranquilizar a sus compañeras a pesar de que ella no se encontraba muy tranquila- parece muy mala, pero hace bien su trabajo.

La herida de Asterope parecía mejorar, y según la enfermera podría salir de allí para la hora de la cena aunque fuese un poco más tarde -Yo tampoco tengo hambre todavía- coincidió con Gabi -De todos modos, parece que la herida empieza a mejorar.

Cuando vio aparecer a la enfermera con su cara de mala uva, Asterope pensó que la había escuchado. Por suerte, no fue así, aunque eso no evitó que les volviera a echar la bronca a todas. Le arrancó un pelo de la cabeza y la niña no pudo más que pensar en por qué esa mujer no cogería uno de los que ya estaban sueltos sobre la túnica. ¿Por qué arrancárselo? ¡Qué cruel! Si seguramente los que estaban sobre la túnica se acababan de caer, tendrían el mismo efecto.

- Vale, aquí estaré –le respondió cuando dijo que no podría volver ya mismo a cenar. Tampoco le importaba demasiado llegar tarde a la cena. Aunque tuviera hambre, podía esperar. Lo que no quería era que sus compañeras se quedaran ahí también con esa mala bruja-. No tenéis que quedaros por mí, de verdad –les aseguró.

Giró la cabeza para comprobar que la enfermera se había ido de verdad-. Imagino que no querréis aguantar a esa señora mucho rato. Que sí, que me ha curado y lo ha hecho bien –asintió a las palabras de Kelly-. Pero menudos humos tiene...

Se miró la herida. Ya apenas quedaban restos del hechizo de Enya-. Oye, nadie me había mandado antes a la enfermería –le comentó a la metamorfomaga-. Puedes estar orgullosa de ello. Por cierto, ¿qué tal vas con tus poderes? ¿Ya puedes cambiarte algo más que el pelo? –Sentía fascinación por la habilidad de la niña. ¡Era tan útil! Qué envidia poder cambiar de apariencia a placer.

Luego se dirigió a Kelly y a Gabi-. Chicas, he estado hablando con Booky antes... bueno, de cosas –Recalcó la palabra “cosas” mientras las miraba de forma significativa. Abría y cerraba la mano derecha, en la que sentía un hormigueo continuo. Además, ambas extremidades seguían cubiertas por guantes. Esperaba que supieran de qué hablaba Asterope-. El elfo está un poco raro, ¿sabéis? Y bastante poco... comunicativo –No quiso dar más detalles en la enfermería y delante de Enya.

-No te preocupes- dijo ante las palabras de Asterope- para mí  no es ninguna molestia, bueno, es verdad que esta señora es un poco arisca -añadió en voz baja con una risita.

El tiempo se le fue pasando mientras hablaban y de pronto Asterope sacó a relucir el tema en el que más había estado pensando en los últimos días -Entiendo de qué cosas hablas- dijo en voz baja, para que la enfermera no las escuchase, y dando a entender que sabía de qué hablaba -¿sabeis? yo también pensé en ir a hablar con él, pero por una cosa u otra nunca encontraba el momento. ¿Qué te dijo? -dijo sin darse cuenta de que Enya seguramente no sabia de qué hablaban. Si bien la decepcionó un poco saber que había estado poco comunicativ aunque quizás le había dicho algo interesante.

A Enya no le caía nada bien la enfermera. Había sido igual de poco amable cuando había estado enferma durante aquella semana de principios de curso. Yo también os espero para la cena. 

Mis poderes... Enya había estado practicando para convertirse en zombie, cuando Halloween, pero había salido una cara bastante discutible... Por no recordar su atuendo surfero. Sí, he conseguido hacer alguna que otra cosa. Estuve practicando para Halloween y de vez en cuando lo intento ante el espejo. Al terminar de decir eso, esperaba que sus ojos hubieran cambiado, como deseaba, a ojos de gato color ámbar con una línea negra. ¿Cómo estoy? Como no me veo... En cualquier caso, no tendría que usar esas cosas de colores a los que los muggle llaman lentejas y que se ponen en los ojos. Espera, ¿eran lentejas? No, lentículas o lentes o algo así.

Entonces vio que Asterope estaba hablando algo como críptico que solo Enya parecía no entender, por lo que intuyó que algo se le estaba escapando, bien por ignorancia, bien porque se lo estaban intentando ocultar. Ahora que lo recuerdo, he quedado en que tenía que ver a Ithan a la hora de cenar, para ver cómo quedamos para practicar un hechizo. ¡Nos vemos luego en el comedor! Enya se fue y dejó a las chicas con sus cosas.

Asterope se fijó bien en los ojos de Enya cuando esta hizo una demostración de sus poderes-. Sí, sí. Vaya ojos. Ahora solo te queda saber ponerte pelo por toda la cara y orejas picudas para parecer un gato -le dijo sonriendo.

Pensar en gatos no le vino bien, pues eso le llevó a recordar que eran los únicos animales que habían sobrevivido hace unas semanas; y eso, a su vez, le llevó a recordar que Hefesto no. Cosas de una mente a la que parecía gustarle el sufrimiento, pues cualquier mínimo detalle lo relacionaba con la tragedia.

Intentó seguirle la corriente a Enya-. Eehm, sí, lentillas de colores se llaman. Últimamente se están poniendo de moda entre los magos, también -Su madre había estado a punto de cogerse unas. El precio, no obstante, la echó para atrás-. Claro que eso hace que no se esfuercen en sus hechizos de transformación, que podrían conseguir en sus ojos el mismo efecto.

Luego siguió hablando con las otras dos Gryffindor del "tema"-. Pues es que Booky no dijo... -Justo entonces Enya se despidió-. Ah, vale. Pues ya hablamos. Gracias por acompañarme. Y espero poder practicar contigo en algún momento, cuando tenga mi varita buena. Hasta luego.

Cuando la metamorfomaga salió de la enfermería, siguió respondiendo a la pregunta de Kelly-. Que Booky no me dijo nada. Empezó a hablar en plan críptico. Y yo ya me estaba volviendo loca, pensé incluso que me lo había inventado todo o lo había soñado, no sé. Pero si vosotras también lo recordáis, entonces me quedo más tranquila -La pregunta era: ¿Por qué el elfo había mentido? ¿Sería verdad que no sabía nada aún y que solo su yo futuro se enteraría de todo?-. Tendremos que hablar todos de esto en algún momento.

Se quedó un rato pensativa, hasta que se dio cuenta de que su herida se había curado por completo. Estiró el cuelo para ver si se acercaba la encantadora señora y preguntarle si podía marcharse-. Oiga, ¿enfermera? ¿Podemos ir ya a cenar?

Cuando la mujer le dio permiso, Asterope se levantó y salió rápidamente de allí, acompañada por Kelly y Gabi, hacia el Gran Comedor.

-Pues se te da muy bien Enya -dijo Kelly cuando vio que los ojos de su compañera de casa cambiaban de aspecto -si sigues practicando conseguirás ser una niña-gato -rio.

- Uhm creo que te refieres a las lentillas, si -coincidió con Asterope- las suelen usar los muggles para ver o si son de colores para cambiar su aspecto - Se dio cuenta de que había usado la palabra muggle en lugar de gente, lo cual significaba que empezaba a habituarse a las costumbres de su nueva vida, eso la entristeció en cierta manera, no quería que nada la alejara de sus padres.

- Nos vemos luego- se despidió de Enya algo triste, no quería que su compañera sintiese que estaba de más.

Asterope volvió al tema -A mi me pareció más real que un simple sueño y lo cierto es que de hace menos de medio año a aquí todo me lo parece así que..., pero si, lo curioso es que cuando me levanté vi a Gabi dormida... -dijo sumiéndose en sus pensamientos - Creo que deberíamos buscar a los demás e ir a hablar con Booky -dijo decidida- y que nos diga qué significa esto- dijo mostrando la nueva mancha que había aparecido en su piel-la tengo desde aquella noche.

Cuando la enfermera les dio permiso, salio hacia el Gran Comedor, acompañada de Asterope y Gabi.

Erzsébet y Orsolya llegaron a la enfermería a la salida de clase de duelo. Erzsébet seguía diciendo que no era nada, pero aún así no paraba de frotarse el bulto que las piedrecitas habían ocasionado al impactar en su cabeza. Orsolya por su parte se mostraba estoica y no permitiría que su hermana se librase sin una visita a la enfermería.

Al entrar esperaron a que las atendiesen.

Orsolya se sentó en la camilla al lado de su hermano y se dedicaron a esperar a que llegara el momento de marcharse.

Cuando se marcharon lo hicieron sin despedirse. Aquel lugar era un agujero negro, absorbía sus ganas de existir.