Partida Rol por web

Harry Potter y la Nueva Generación

Callejón Diagon

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10/10/2013, 20:55
1ºH - Maxwell Alden

¿Cojones es esta jodida mierda?

El viejo le clavó una mirada que, a estas alturas, era pura elocuencia: “no te atrevas a decir lo que estás pensando”. No había convivido mucho con él, siempre estaba metido en algún chanchullo fuera de esa casa, pero ambos conocían bien las reacciones del otro. Se quedó con las ganas de comprobar si tenía pelotas para atizarle un bastonazo allí, delante de todo el mundo. Pero si no lo hacía allí, sería en casa, y cuando no iba a poder devolverlas, prefería ahorrarse las hostias.

El Callejón Diagon no era lo que esperaba. No tenía claro qué esperaba, por supuesto. Un día crees que los magos solo existen en libros viejos que apenas entiendes, y en pelis que han costado más pasta de la que puedes imaginar, y al siguiente un tipo con cara de dieta de limones te saca de casa y te dice que eres un mago. Y aún no has visto más que una docena de esos tipos en sus vestidos ridículos cuando te meten en un callejón embolsado de jetas mágicas. Pero no esperaba eso, seguro; no esperaba que el Callejón fuera un callejón de mierda. Y Liverpool es una enorme piscina de hígados. La mera imagen mental podía hacerle vomitar. Hígado, puegh. Ja.

El viejo tiró de él con un cable inexistente, arrastrándolo de tienda en tienda. Magos y sus hijos, o nietos, o lo que coño fueran, de aquí para allá, abriéndose camino con hombros y codos, saludando en ocasiones, parándose frente a escaparates o en medio de ninguna parte, entrando y saliendo de las tiendas, como si no hubieran tenido tiempo de comprar toda esa mierda la semana anterior, o el mes anterior. Era como las malditas rebajas en el centro comercial de Westfield, o mejor aún, como las compras de Navidad y fin de año, más tradición que necesidad. ¿No podían haberlo comprado la semana anterior, o el mes anterior? Podían mencionar a los muggles con el gesto de quien se da cuenta de que ha pisado una mierda de perro, pero se portaban igualito.

Se podía aguantar, en cualquier caso. Iba a ir al colegio con ropa nueva, material nuevo y, en general, todo nuevo. Se acabó vestir con la ropa rancia del gilipollas y llevar libros pintarrajeados. Puta madre. Si debía empezar una nueva vida, era mejor no aparentar que era un pordiosero como sus padres, y tener que partirse la cara con algún retrasado antes de acabar el día. No compraron mucho más de lo que indicaba la carta que había traído un pajarraco —“una lechuza”, le había explicado el viejo, método preferido para la correspondencia entre magos— ese fin de semana. Al viejo no le faltaba dinero, pero tampoco parecía con ganas de gastarse mucho en él.

Las tiendas parecían sacadas de una película vieja, en blanco y negro. Una de esas películas en las que salían carteles entre escenas, y todo el mundo se estaba callado y hacía aspavientos exagerados. En una de ellas, incluso, lamentó la eficiencia de su tutor. Libros y más libros, apilados casi desde el suelo hasta el techo, en completo desorden, todos ellos con aspecto de tener décadas, cientos de años.

El viejo, cuando creía Maxwell que era hora de irnos para casa, se quedó parado frente a la puerta de otra tienda, y le lanzó otra mirada que ya había aprendido a descifrar: “Esto es importante”.

Notas de juego

Clase: Poquita... digo alta.

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10/10/2013, 23:58
Out(G)- Gabriela Sánchez

Tras pasar algunos días turisteando por Londres, Gabi y sus padres se dispusieron a comprar todo lo necesario para que ella asistiera al Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Los tres estaban muy emocionados, si bien Gabi conocía bastante el idioma gracias a sus abuelos, siempre quiso practicarlo con gente de su edad y en su país era algo difícil de conseguir.

Tras atravesar el Caldero Chorreante los padres de la niña se dedicaron a enseñarle todo cuanto allí había, pues era la primera vez que iba.

-Este es el edificio de Gringotts, dicen que algunas cámaras están guardadas con dragones y encantos que pocos conocen o se atreverían a desafiar...- Le iba informando su padre mientras pasaban por cada uno de los lugares íconos del Callejón.

-Esta va a ser la última parada.- Le dijo su madre cuando pasaron frente a Ollivanders y notó que a su hija se le iluminaban los ojos, se moría de ganas por comprar su varita.

-Bueno, vamos a comprar lo demás rapidito.- Le contestó Gabi y aceleró el paso al tiempo que un niño rubio casi la llevaba por delante.

¡Paaaaso que voy!

Lo miró un segundo antes de darse cuenta que estaba frente a la tienda de túnicas. Entró y en un abrir y cerrar de ojos ya tenía lo necesario para el colegio. Sin embargo, su madre se enamoró de una túnica de gala y decidió que cada uno comprara la suya en ese momento.

Salieron en dirección a la librería, donde su padre se encargó de las compras y siguieron en dirección a la tienda de pociones, donde entre tantos olores extraños, Gabi salió estornudando con 2 bolsas mágicas en su mano. Siguieron comprando algunas que otras chucherías para la niña en Sortilegios Weasley, aunque sus padres sólo le dejaron comprar una bolsa de Grageas de todos los sabores Bertie Bott y varitas de regaliz.

-Bueno, faltan la escoba y la mascota nada más para ir a comprar mi varita.- Dijo Gabriela a sus padres, casi dando saltitos de emoción. -Vaaamos.- Añadió tirando de ellos, quería tener todo en el menor tiempo posible, cosa que a veces le merecía algunos reclamos por parte de sus padres.

Entraron en la tienda de escobas y su madre quería regatear el precio de la Barredora 11 cuando Gabi y su padre se miraron al mismo tiempo, pusieron los ojos en blanco y su padre se encargó de pagar sin más, dejando a su esposa murmurando al salir.

-Está bien, sólo falta la mascota ¿Te interesa una en particular?- Preguntó la madre de Gabi tratando de olvidarse de su regateo frustrado.

-No... no sé...- Respondió ella dubitativa, la verdad es que era tanta la emoción de comprar la varita que no había pensado en aquello de tener mascota. Recordó a su conejo "bolita", que se quedaría en casa y pensó que no quería otra mascota, pero ya que estaban...

Entraron al emporio de la lechuza y cada vez que Gabi se acercaba a ver un animal más atentamente, uno de los hámsters que estaba suelto se le atravesaba.

 

Tanto se le atravesó el animalito que Gabriela empezó a sentir pena por él y terminó llevándolo sobre el hombro mientras que sus padres se miraban confundidos. Habían esperado que ella comprara una lechuza o algo más llamativo, pero no fue así.

Una vez frente a Ollivanders su madre los detuvo e insistió en tomar una foto.

-Digan Chis.- Exigió su madre.

-¡Chiiiiis!- Dijeron todos al tiempo que la cámara mágica capturaba el momento para siempre.

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11/10/2013, 02:05
Out(G) - Selena Mcgonagall

El caldero chorreante lució verde cuando su chimenea brilló con llamas intensas, de ellas surgieron tres personas, un padre con su hijo e hija. El padre con solo una mano saludó a conocidos que estaban tomando una cerveza de mantequilla tranquilamente en la barra y mesas. Muchos le conocían y aunque saludaron no pudieron sorprenderse al ver a sus supuestos hijos o así constaba en el registro. Una cuarta figura caminaba tras ellos, una gata parda andaba majestuosa al lado de los muchachos. - Oh por fin vamos a entrar al colegio, once años esperando a que nos mandaran la estupida carta, Helios seguro que estas deseando entrar en su biblioteca e? deberías intentar practicar al quidich si quieres que te acepten en el equipo de tu casa. A cual crees que iremos?

La muchacha continuó hablando desde que salieron por la chimenea hasta más alla del muro de ladrillos. Entraron al callejón Diagón y la muchacha solo se silenció por mantener la boca abierta de tantas cosas que veía. Había estado en más tiendas mágicas antes pero ahora que iba a comprar ella, le parecía que todo tenía otro color. Su padre por fin habló  - Vayamos por orden, no queremos perder nada... ya saque el dinero por lo que podemos pasar directamente a comprar... ah si la ropa, bueno comencemos por Madame Malkin, ahí encontraremos las túnicas de howards. - La joven Selena puso cara de haberse golpeado con una bludger, parecía que no estaba en su mente tener que gastar tiempo en buscar ropa. La compra fue rápida, lo necesario y poco más salvo por la ropa de quidich que la muchacha se había empeñado firmemente en comprar. - Como no entres en el equipo te haré devolverlo todo entendiste? - Le gruñó su padre con una sonrisa tras aceptar comprarselo cuanod la gata se le subió encima de las rodillas.

Cambiaron pronto a comprar libros donde la muchacha puso caras aún peores si podía esperarse. Tal vez la daban alergia. - Somos magos, para que necesitamos leer tantas tonterías? con que nos enseñen a agitar la varita ya sirve no?- Miró a su hermano pues juraría que se había reído. - Oh es el antiguo libro de la bisabuela  - Dijo la niña sorprendida de ver su apellido en el libro -Si ese no hace falta comprarlo creo que tenemos unos cuantos en casa. - respondió su padre.

Por fin salieron tras comprar rapidamente la bolsa de ingredientes la muchacha casi corrió a la busqueda de su escoba, era por lo que había ido allí entusiasmada y por lo que estaba deseando ir a howards más que nada y era hacer magia y volar. Tras mucho pensar mirar el bolsillo y repasar los objetos, la muchacha salíó de allí con una Nimbus 2000 tradicional y jolla de su tiempo, aunque algo anticuada.

El animal fue facil, la muchacha deseaba una lechuza desde hacía tiempo, y aunque el fenix le había parecido increíble su padre le dijo claramente que los gastos de esos animales sobrepasaban lo irracional.

Notas de juego

Hogwarts diario 50 . Dos tunicas Diario: Cualquier color. 40. Guantes 6 g. Quidich completo 50

• Fantasmas y Quimeras, de Nathan Gale 8

• Libro de monstruos, animales y otras sabandijas mágicas, Rolf Scamander 14
• Magia defensiva y práctica y como utilizarla, Lucy Weasley 9
• Detección, dirección y averiguación, Desconocido 10
• Encantar y encantamientos encantados, Filius Flitwick 12
• Libro sobre el Duelo Mágico, 1er Curso, Cathelyn Hans 9

* bolsa mágica con ingredientes 10
* Una escoba 420

Animal: Lechuza mediana 4

Gasto de la muchacha: 642 galeones

Clase media
 

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11/10/2013, 10:51
Out(R) - Helios Mcgonagall

¿Por qué no podíamos haber hecho esto hace meses? Si tan seguros estábamos de que nos iban a admitir en Hogwarts no entiendo por qué hay que esperar al último momento.

Mi hermana y mi padre están esplendorosos. Por todas partes van buscando lo que nos hace falta para el nuevo curso escolar, saludando a conocidos y paseando de un sitio a otro. Preferiría estar en casa con un buen libro, la verdad.

-No se a qué casa iremos.-Respondo.-Me vale cualquiera. Yo solo quiero poder estudiar tranquilo, aunque Ravenclaw sería genial.

Paseando por las diferentes tiendas, voy buscando uno por uno los artículos que necesito. Algunos, como los de uso deportivo, prefiero dejarlos donde están para así evitarme tener que utilizarlos. Esas son las cosas de las que se encarga mi hermana.

-Prefiero no responder a eso.-Respondo al unísono junto con mi padre cuando mi hermana dice que basta con agitar la varita.

Tras esto, llegamos a las escobas. Mi hermana escoge una nimbus... como buena deportista prefiere derrochar ahí más que en otras cosas... yo me conformo con una Barredora 6. El dinero que no me gasto en ella podré emplearlo mejor en cosas más útiles.

Tras una carrera por los puestos persiguiéndola, tenemos todo o casi todo lo que necesitamos y nos dirigimos a la tienda de animales. Allí curioseo un poco y finalmente escojo algo que me agrada sobremanera, un Fenix. 

-Si mi hermana tiene una escoba tan cara yo quiero un Fenix.-Digo convencido.-Prometo cuidarlo muy bien y alimentarlo y visitarlo cada día.

-Pero mantener un Fénix cuesta lo que mantener tres lechuzas.-Responde mi padre con cierta desesperación en el rostro.

-Si contamos que yo no me he comprado material deportivo, lo que cubre el gasto del Fenix en si, y que la escoba de mi hermana cuesta 225 galeones más que la mía, tengo para alimentar a mi Fénix durante unos 4 años y algo hasta que ambos gastemos lo mismo.... y creo que para entonces mi hermana ya necesitará nuevo equipo de deporte y nueva escoba.-Resuelvo levantando el dedo.-Además, el gasto de mi Fénix no es inmediato, se tardarán cuatro años en gastar todo eso.

-Hijo, a veces te pasas de listo.-Sentencia mi padre con resignación.-Anda, coge el puñetero Fénix.

-¡Bieeeen!-Respondo sonriendo. acto seguido, busco por la tienda un bonito Fénix hasta que encuentro a uno que me llama la atención.

-Te llamaré Piros.-Digo sonriendo.-Papá, podemos irnos.

 

Notas de juego

Hogwarts diario 50 . Dos tunicas Diario: Cualquier color. 40. Guantes 6 g. 

• Fantasmas y Quimeras, de Nathan Gale 8

• Libro de monstruos, animales y otras sabandijas mágicas, Rolf Scamander 14
• Magia defensiva y práctica y como utilizarla, Lucy Weasley 9
• Detección, dirección y averiguación, Desconocido 10
• Encantar y encantamientos encantados, Filius Flitwick 12
• Libro sobre el Duelo Mágico, 1er Curso, Cathelyn Hans 9

-Libro invisible de la invisibilidad 15

- Compedio de maldiciones básicas y cómo combatirlas- 12 

* bolsa mágica con ingredientes 10
* Una escoba 195

Animal: Fenix 50

Gasto: 415 galeones

Clase media

(Racionaliza el gasto, hermanita^^)

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11/10/2013, 14:35
1ºS - Kendra Lestrange

-Bueno... a ver que hay en la tienda, vale... - dijo Kendra, con poco convencimiento, aunque no quería mostrar su inseguridad por no saber qué tipo de mascota escoger. No era eso lo que le habían enseñado. Por eso precisamente desvió el tema hacia uno que tenía mucho más claro, tanto, que era lo único que llevaba esperando desde hace años ya. - ¿Sabes dónde tengo unas ganas locas de ir de verdad, papá? A Ollivander´s. Me muero por tener mi propia varita... - Kendra sonrió, sin ocultar su debilidad por los hechizos y por todo lo que conllevara hacer magia. Y, por supuesto, lo primordial era su varita.

-Iremos en cuanto terminemos el resto de comprars, no te preocupes... - respondió su padre, apoyando una mano en el hombro de la cría, en un gesto cariñoso que contrastaba con ese aspecto fiero y tétrico que destilaba. E iba a añadir algo más cuando, de repente, algo, o más bien alguien, la distrajo: se trataba de un crío rubio, más o menos de su misma edad, que les adelantó... siendo arrastrado por dos chicos mayores que parecían sus hermanos, a juzgar por el parecido entre todos. Al principio lo miró con sorpresa pero, finalmente, al ver que le sonreía, correspondió su sonrisa, ladeando sus labios en una mueca divertida por la situación. Después de todo, no dejaba de ser una niña de 11 años, fuera quien fuera su abuelo parterno. Y, en aquel momento, no pudo evitar preguntarse si aquel chico sería uno de sus futuros compañeros de clase o no.

Continuó entonces con su padre, haciendo el resto de compras, pisando prácticamente todas y cada una de las tiendas del callejón. Compró libros, ropa, materiales, ingredientes, el caldero, una escoba preciosa, regalo de su abuelo, y miles de cosas más. Y, finalmente, salió del Emporio de la Lechuza con una jaula en cuyo interior había un pequeño hurón blanco. Y, a juzgar por la sonrisa de Kendra, estaba más que satisfecha con su nueva mascota: había sido amor a primera vista.

Y, una vez comprado todo, ya solo faltaba una cosa. Lo que más ansiaba pero, al mismo tiempo, a lo que más miedo tenía. ¿Y si le tocaba una varita cutre? ¿Y si ninguna la elegía?

-Tengo que reconocer que es más bonito que mi murciélago... dijo su padre, mientras la guiaba en dirección al fabricante de varitas, con una expresión satisfecha- Bueno, vamos a por esa varita... Me está entrando hambre, ¿a ti no?

Y juntos, padre e hija, se dirigieron hacia Ollivander´s, con intención de terminar de una vez por todas con las compras de inicio de curso. Kendra estaba encantada y emocionada a partes iguales. Estaba deseando coger aquel tren, que llegara ya el día en que pusiera su primer pie en Hogwarts.

Notas de juego

Luego pongo la lista de la compra en la ficha, que voy escasa de tiempo estos dias :)

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11/10/2013, 23:07
1ºG - Ithan Trace Rosier

Con Mathew custodiando la entrada, e Ian como la atenta sombra de Ithan, el chiquillo paso la vista, mirando a los animales. Este me gusta. Dijo Ithan, parándose ante un terrario, y asintiendo con la cabeza. Por si no te has dado cuenta.... eso... es una serpiente. Puntualiza Ian, carraspeando Joder, siempre sacando punta Se queja Ithan, frunciendo el ceño, y llevándose las manos a la cadera, mientras observa atentamente el terrario. Con lo que molan... Da un paso lateral, mientras Ian mete las manos en los bolsillos ¿Sabes que mama tenía una serpiente? ¿Y por qué yo no puedo tener una? Responde automáticamente, mirando de reojo a su hermano mayor. Porque mama era una Slytherin. Y déjate de rollos de sorpresa, se que lo sabes, enano. Ithan se incorpora, sacando pecho y metiendo las manos en los bolsillos.

No me vaciles ¿eh? Le dice, mientras sigue andando por la tienda, mirando diferentes animales. Feo. Feo. Asqueroso. Por favor... Que mal gusto. ¿Que es eso? Feo. Desagradable. Demasiado Slytherin. Ese. Ese es perfecto. Ithan da un par de pasos rápidos hasta una jaula, agachándose y mirando fijamente al animal que, por azares del destino, se lo ha quedado mirando. Este me gusta. Ian se para a su lado, mirando al animal, e inclinando la cabeza lateralmente. No negare que es un bicho... raro. Ithan lo mira, alzando ambas cejas. Es un Huron, payaso. Su hermano mayor, el de la puerta, alza la voz. Esa boca enano. Ithan se gira hacia la puerta ¡Joder! Enana tu madre. Ian es quien se encoge de hombros, con una sonrisa divertida. Bueno... mama no es que sea muy alta que digamos... Ithan acaba por cruzarse de brazos, mirando a Ian. Me llevaré a este bicho. La Jaula, la comida, y eso... que no sé lo que es pero tiene pinta de molar mogollón. Ian se encoge de hombros, con un gesto muy parecido al de su hermano mayor. No ha sido  para tanto... Pero antes de que pueda decir nada mas, y acercarse a pagar y cargar a Mathew con las cosas, Ithan vuelve a abrir la boca. Y eso, eso, eso, y eso.  Señala rápidamente varios artículos de la tienda. Por suerte, la mayoría esenciales para la mascota.

Bueno... hemos acabado aquí. Próxima parada... Ian lo deja en el aire, pensando, cuando es Mathew el que abre la boca Tu tienda favorita, capullo, Flourish y Blotts. Mientras Ian lleva un buen montón de trastos, que se los descarga a Mathew como venganza, Ithan ríe por lo bajo. Bueno... ¡nos vemos allí! Se acerca hasta la puerta, abriéndola aprovechando la carga de Mathew, y antes de que sus hermanos puedan protestar, vuelve a abrir la boca. ¡Empollón el ultimo! Grita, saliendo del lugar a toda prisa, comenzando a sortear la gente. Ian mira a Mathew. ¿No se ha dado cuenta que va a una tienda de libros, no?

No. Responde Mathew, apretando los labios, mientras niega lentamente, y sale de la tienda, cargado, y sorteando la gente mientras anda. Por otro lado Ithan llega a la tienda de libros, dándose cuenta, en ese preciso instante, que aquello era una librería. Joder.  Vuelve a decir, y, por algún motivo, puede escucharse a Ian entre la masa de gente de la calle. ¡Esa boca Ithan! Tras un suspiro exasperado, Ithan entra en la tienda. Joder que coñazo dan estos dos... a ver si comienza el curso y me libro de ellos...

Ithan mira a su alrededor. Y se va al único pasillo que parece interesarle, comenzando a coger libros, sin tener en cuenta la lista del colegio. Mas bien, los que le interesan y le gustan. Manual sobre el Duelo Mágico 1º Curso, Hechizos y contra hechizos, Hechizos de autodefensa, Cómo burlar las artes oscuras, Compendio de maldiciones básicas y cómo combatirlas, Magia defensiva práctica y cómo utilizarla, Las fuerzas Oscuras: una guía para la autoprotección y Auge y caída de las Artes oscuras. Y con la pequeña pila de libros, todos sobre duelos y hechizos de combate, se acerca a pagar, cuando entra Ian en la tienda. Se acerca al dependiente ....y el juego de primer curso para Hogwarts. Y dos de Séptimo también, por favor. Mathew también asoma la cabeza. Papa también pidió el de cocina, acuérdate.  Tanto Ithan como Ian volvieron la cabeza. Uhm... es verdad, "Por arte de magia: cómo preparar un banquete en un minuto" El Dependiente, incluye el último libro del pedido en el paquete, y esta vez es Ian quien carga con los libros.

No ha sido para tanto... ¿No? Pregunta Ithan, sacándole la lengua, mientras abre la puerta y deja salir a Ian. ¿Cual es la siguiente parada? Se gira hacia sus hermanos, viendo la tienda que ningún niño en su sano juicio querría ir. Túnicas para todas las ocasiones de Madam Malkin. Eh... Paso de ir, tíos. ¿Lo dejamos pasar? Y hablo Ian Pasamos. Y hablo Mathew  Pasando...  Y entonces, se escucha una voz femenina entre el gentío. De pasar nada. Es Amanda, la madre de los tres, vestida de amarillo, que observa con ojos azules a los tres chavales. Los tres andando hacia Madam Malkin... La madre consigue hacerlos andar hasta la tienda de túnicas. La sonrisa ilusionada de Amanda contrasta con el rostro derrotista de los tres hermanos, que acaban por entrar, no sin antes refunfuñar, quejarse, intentar escapar, ser atrapados por su madre, y meterlos por la fuerza en la tienda.

Joder... Se queja Ithan, y por curioso que parezca, no es Amanda quien le echa la bronca, demasiado acostumbrada a las palabrotas de su marido. Pero si es Ian, quien le echa la bronca. Esa boca... Ithan se para junto a Ian, dándole un buen pisotón. Uy, perdona. Ian aparta el pie, suspirando, y no armándola dentro de la tienda. Ya lo pillaría en el colegio... y cuando su madre no estuviera mirándolo.

Y, ante a inactividad de los hermanos en decir o hacer nada, más cercanos a la puerta para huir cuanto antes, es la madre, Amanda, quien inicia la conversación. Seis túnicas negras de séptimo curso. Tres túnicas negras de primer curso, tres sombreros puntiagudos, tres pares de guantes de piel de dragón, tres capas de invierno, seis capas, dos uniformes de quiddich para Gryffindor de séptimo curso, uno de ellos para guardián, tres pares de zapatos, seis corbatas, todas rojas, por favor, una palestina, tres pares de guantes de piel... Ithan resopla, poniéndose junto a Amanda, su madre, y haciéndole gestos para que corte el rollo. Ya mama, por favor. Ya hemos sufrido todos suficiente. El resto lo tenemos en casa... Parece que el chaval sabotea las ilusiones de una madre, cuando lo mira, y tuerce el gesto del labio inferior, pagando la compra y siendo ella quien carga ahora la ropa, saliendo el cuarteto de la tienda.

Vamos a la tienda de escobas ¿no? Pregunta, girándose hacia sus hermanos y su madre, haciendo algún aspaviento. Ha dicho tu padre que no. Quiere... regalarte su escoba, ya sabes, con la que gano el torneo de Hogwarts. Dice que da buena suerte, ya sabes como es. La cara de Ithan es un poema, abriendo los ojos de par en par, y dibujando una amplia sonrisa. Parece que del padre también heredo ser un maldito supersticioso. ¡Eso es genial! Qué suerte tienes, cabrón... Dice Mathew, quejándose, e Ian le da un codazo. Ya... Se queja, Mathew, antes de que le diga nada. Es entonces cuando Ian mira en dirección de la tienda de ingredientes.

Lo cierto es que los cuatro miran en la tienda de ingredientes, y es bastante cómico, como los cuatro emiten el mismo gesto de desagrado. Paso. Dice, Ithan, el primero. No tardan en sumarse sus otros dos hermanos, Mathew e Ian. Paso dicen al unísono. Por último, detrás de ellos, la madre, Amanda, que hace una mueca de asco, y aunque tarda unos segundos mas... Lo dejaremos para otra ocasión, si necesitáis algo... pedídselo a vuestro padre o se lo quitáis de la cocina... digo del laboratorio. Los tres hermanos afirman con la cabeza.

Queda la penúltima parada, la tierra prometida de todo niño... y todo adolescente. Sortilegios Wesley. Por alguna extraña razón, los tres hermanos piensan lo mismo Gracias a Dios... Hora de recoger material hasta verano. Y dejando las cosas con Amanda -Huron, libros y túnicas incluidas- Los tres hermanos echan a correr hacia la tienda, volviendo a sortear, esquivar, y arrollar a algunos transeúntes por la calle. Por suerte, no tardan en entrar en la tienda. Lo mismo que todos los años. Nadie pregunta lo que compran los otros, y está prohibido usarlo con la familia. Y dicho esto por boca de Ithan, ambos se separan, corriendo en diferentes direcciones, llenando un caldero con varios productos.

Es curioso como la herencia genética influye, pues los tres llegan prácticamente al unísono a caja, y los tres, llevan el caldero cubierto con una caja de fuegos artificiales, para que no se vea que llevan debajo. Al salir, cada uno mirando sus cosas, la madre los espera con los brazos cruzados. Sabéis que toca ahora. Les dice, mirando a Ithan, con una sonrisa.

¡Venga! ¡Vamos! Como siempre dejando lo más importante para lo último.... Ian y Mathew se ríen. Se muere de ganas... Como todos... No me toquéis las narices... Les advierte, alzando el dedo índice hacia sus hermanos. Por algún motivo, Amanda, se ha encargado de los paquetes, porque ya no carga con nada.

Se ponen en camino, hasta la puerta de Ollivanders, donde Ian y Mathew se paran en la puerta, al igual que Amanda. Ahora, tu solo, Ithan. Buena suerte. Le dice su madre, asintiendo con la cabeza. ¡Hasta ahora! Dice Ithan, con una amplia sonrisa y hecho un manojo de nervios, entrando solo en Ollivanders.

Por fin...

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12/10/2013, 18:47
1ºH - Erzsébet y Orsolya Padurearu

Yo quiero mis túnicas con encajes y muchos volantes, anunciaba Erzsébet en su perfecta voz de soprano dramática joven mientras hacían las medidas pertinentes.

Sí, también quiero que tengan lentejuelas, bordados resaltados y plisados acentuados, aportaba Orsolya en su claro intento de demostrar que sabía de moda.

Sí, además de todo eso tiene que ser una tela de negro violín, ¿vale?, volvía a resaltar la niña de ojos azules.

Las corbatas de lazo y las camisetas tienen que sobresalir por debajo del jersey -que será gris marengo- con mucho muchos volantes y volantes en los puños también, seguía aportando Orsolya.

¡No, no! La corbata de lazo es una pajarita, Orsy. Pero lo demás sí me parece bien, ¡volantes, volantes! También las camisetas de un blanco roto y con un patrón en forma del águila de Valaquia en el pecho, finalizó Erzsébet sabiendo que no se le quedaba nada en el tintero.

Mientras medían a las niñas, su madre Ilona se reía en silencio, a la vez que buscaba entre los percheros una túnica nueva a la talla de Mircea, que la del año pasado ya flotaba a casi dos palmos del suelo. A eso también añadió dos túnicas para las niñas, simples, como las que tenían que usar todos los alumnos en Hogwarts. El tallaje se debía a una sorpresa que les tenía preparada su tío Petru. Madame Malkin había dicho que lo tendría preparado para dentro de dos días e Ilona era la única capaz de cargar con las niñas cuando se ponían muy pesadas. Como pasaría dentro de 3, 2, 1...

¿Qué es eso?, preguntó horrorizada Erzy al ver las túnicas dobladas sobre el mostrador.

Son vuestras túnicas, una para cada una, dijo Ilona con tacto, sabiendo que el dragón estaba a punto de despertar.

¿Como? ¿Solo una?, se sorprendió Orsy.

¿Y preguntas eso?, la incriminó su gemela. ¡Esas túnicas son feas! Son negro azabache, lisas y sin ningún glamour. Creo que aunque un troll llevara una de las típicas túnicas de Hogwarts, seguiría siendo de lo peor. Se cruzó de brazos, frunciendo el ceño y poniendo morros de pato.

¿En serio solo una túnica, mamá? volvió a insistir Orsolya.

Si cariño, después nos pasaremos por la tienda de segunda mano a por una más para cada una.

Erzy se sentía realmente ultrajada tras aquella segunda revelación, pero Orsolya lo aceptó sin más y sonrió. ¡Vale, mama!

Traidora, susurró Erzsébet.

.............................

Antes de ir a recoger a Mircea, que al final resultó ser el que más tardaba allá en la librería, las tres pasaron por Slug & Jigger a por dos bolsas de diversos ingredientes. Tras eso, su última parada antes de Ollivanders era la tienda de animales.

Nada más entrar, el enfado de Erzsébet se pasó y agarrando a Orsolya de la mano se metieron a rebuscar entre las diversas criaturas.

Torcían el morro cuando veían lo interesante, directamente pasaban por delante de lo aburrido y se rascaban la nariz cuando veían algo demasiado feo.

O: Esperaba que hubieran traído algo nuevo.

E: Sí, está lo de siempre. Pobres. Mira ese de ahí

Su dedo indicaba uno de los Jarvey recordetes.

O: Un hurón demasiado grande. Parece la evolución del hurón vulgaris.

E: Lo que pasa es que ha comido demasiado.

Las gemelas salieron descorazonadas del Emporio.

¿Nada?, se extrañó Ilona.

Yo quiero un pony, pidió Orsolya juntando sus manos en actitud suplicante y abriendo los ojos en demasía. No hay caballos en Hogwarts, así que quiero criar el mío propio.

Y yo quiero un dragón. ¿Por qué no pedimos al tio Petru que contacte con sus amigos en Rumania y me traigan un huevo de Longhorn rumano?, imploró Erzsébet replicando el gesto de su hermana.

Aquello solía ser capaz de convencer a Mircea, pero Ilona... Bueno, Ilona empezó a reirse.

¿No queréis llevaros a Brândușa y Viorica?, preguntó cuando por fin consiguió parar de reír.

Las pequeñas se miraron una a la otra. Pues es verdad, se habían olvidado completamente. Las gatas no las perdonarían que las dejaran en casa y no se las llevaran. Asintiendo a la vez, saltaron y se abrazaron. Diagnoză dublă, gritaron.

Ilona suspiró. Sin Mircea, sin las gemelas y sin la gata, la casa iba a estar silenciosa. Menos mal que aún quedaba el pequeño Gábor, que aún tardaría 3 años en recibir su lechuza.

.........................

Su última parada antes de la tienda de varitas era la tienda de Quidditch. El año anterior Petru había regalado a Mircea una Cometa 280. Pero éste año sabía de otra cosa que las haría bastante más ilusión. Aunque les gustaba volar, podrían usar las escobas de la escuela durante primero. O eso era lo que se pretendía.

¡Queremos nuestra propia escoba, Mircea tiene una! pidieron ambas a la vez.

Bueno, pensó su madre, supongo que no hará daño que tengan una. Además, últimamente parece que desde que no dependemos solo de la venta de cosas muggles, podemos tener pequeños dispendios más a menudo.

¿Cual queréis?, preguntó temiendo que fueran a por la más cara.

¡Ésa!, indicaron las dos a la misma escoba. La premiada fue la famosa Barredora 6. Famosa en su momento, claro está. Según una entrevista en The Quibbler, un brujo había conseguido volar con ella hasta la luna.

Un buen volador lo es en cualquier escoba, empezó Erzy, poniendo sus manos en las caderas.

Una escoba es tan buena como el mago que monte en ella, acabó Orsy levantando un puño al cielo.

Ilona sonrió. Vuestro padre os enseñó bien, dijo agachándose y estampando un beso a cada una. Tras quedarse un rato ahí abrazadas las tres, compraron una sola Barredora 6 para las dos y se fueron a por Mircea.

...........................

Por fin enfrente de Ollivanders, las gemelas trataron que Ilona y Mircea entraran con ellas. No, niñas. Tenéis que entrar vosotras solas. La varita es algo vuestro

Las pequeñas parecieron avergonzarse un poco. Orsolya sacó una varita del bolsillo delantero de su vestidito: la varita de Mircea. Toma, ya no la vamos a necesitar.

El niño se puso más blanco de lo que era, casi imposible dado el color de su piel. Apretando los dientes arrebató su varita a la niña. ¡Pensaba que la había perdido!

Necesitábamos practicar antes de empezar las clases, se excusó Erzsébet. Y como mamá no nos dejaba su varita y no conseguíamos encontrar la del tío...

Decidisteis coger la mía. ¡Éso no se hace! La varita es algo personal. La siguiente vez que queráis algo que no sea vuestro me lo pedís, no los cojáis sin más.

Mamá siempre ha dicho que las cosas se tienen para compartir. No habría por qué pedir permiso. Somos tus hermanas, arguyó Orsolya.

¡La varita de un mago es algo distinto!, gritó Mircea. No queriendo explotar delante de las gemelas, se marchó.

Entristecidas por lo ocurrido, pues ya sabían que no debían haber cogido la varita y entendiendo perfectamente a su hermano, miraron con ojos de cordero degollado a Ilona.

Está muy mal lo que habéis hecho. No volváis a hacerlo, las amonestó. Cuando lleguemos a casa ya veremos qué castigo toca ésta vez.

Sí, mamá. Y cabizbajas, entraron en Ollivanders.

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14/10/2013, 14:16
Out(R) - William Pollock

William llegó al Callejón Diagón a través del pasadizo en la parte trasera del Caldero Chorreante, acompañado por su tía Etta. Al parecer más de uno de los parroquianos allí la conocían de cuando, tras una pelea, iban a curarse a San Mungo. Cuando, tras unos toques con la varita de color blanco casi nacarado de la tía Etta, la pared de ladrillos se abrió ante sus ojos, no pudo evitar quedarse boquiabierto. Así que eso era la Magia de verdad... 

Vamos, cariño, no te quedes ahí como un pasmarote, que en estas fechas esto se llena de gente y te me pierdes —dijo la tía, y él automáticamente le dio la mano para evitar perderse, lo que le arrancó una risa de ternura a la rechoncha mujer—. Así mejor, William; pero no te preocupes, no tengas miedo, ¿vale? Aquí no hay nada que temer —pero el muchacho no paraba de mirar atónito las vestimentas de los magos más mayores, coloridas, largas, con túnicas, sombreros y demás cosas que él solo pensaba que pudieran ocurrir en los cuentos. Pero no. Y por mucho que se pellizcara, todo era verdad, y lo mejor es que él era un mago. Bueno, lo mejor... o lo peor. ¿Y si era uno muy malo porque sus padres no lo fueran? ¿Cómo era la palabra? Muggles... Una palabra bastante fea, la verdad. A él no le gustaba. Vio un montón de chicos y chicas de su edad, y algunos más grandes. 

Tía Etta, ¿ellos van a Hogwarts también? —preguntó.

Seguramente que sí. Pero no te quedes mirando mucho, eso es de mala educación entre los magos también, ¿eh? —tiró un poco de él—. Mira, vamos a por tu uniforme, ¿vale? Tienes dos uniformes completos, uno de diario normal y uno de invierno, y además una túnica más. Los guantes... y bueno, lo demás que pone en la lista viene incluido ya en los uniformes. Recuerda: si te hace falta cualquier cosa —se paró y se inclinó un poco para llamar su atención, levantándole la cara con un dedo en su barbilla—. Cualquier cosa, Willy, no tengas vergüenza. Me mandas una lechuza y yo me encargo. Quizás no pueda mandártelo enseguida, pero lo haré, y entre tus padres y yo te daremos lo que haga falta, ¿vale?

El niño asintió, cohibido pero dejándose llevar, y tras eso entraron en la tienda de Madame Malkin. Mientras esperaba a que la señora lo atendiese, la tía dijo que iría a por los libros y a por un arcón en el que llevarlo todo. Esperó a que salieran los clientes que iban delante y miró hacia la puerta, esperando que apareciese la tía Etta por la puerta para no dejarlo solo, pero la mujer le metió algo de prisa amablemente, así que fue con ella y le dio el papel que le había dejado su tía con el pedido. Madame Malkin se dedicó a hacer un par de bromas para animar al chico, que parecía asustado, y aunque le costó, consiguió sacarle una sonrisa al muchacho tras unos minutos, en lo que terminaba de medirlo. Fue de nuevo a la entrada de la tienda, y pocos segundos tras sentarse solo y esperando, su tía apareció con un arcón viejo pero que parecía en buen estado flotando tras ella. Lo dejó caer suavemente en el suelo de la tienda de túnicas y lo abrió para enseñarle lo que había. No solo la lista completa de libros necesarios para el curso, sino que además había una copia nueva de Mil hierbas y hongos mágicos, y una más ajada de Enfermedades y dolencias mágicas frecuentes. Señaló esos dos libros y luego a él.

Éste primero de aquí es un regalo nuevecito mío, porque sé que te gustan las plantas. Y este otro es mío, de hace tiempo, así que está un poco desactualizado, pero quiero que lo tengas tú. Es muy especial para mí y quiero que sea como un amuleto para ti, ¿vale? Si te sientes solo, puedes leer esto y acordarte de mí. Te mandaré cartas, ¿eh? No te olvides. Bueno, ¿ya te ha atendido la señora amable?

—contestó—. Es muy amable —respondió sonriendo.

Bueno, pues luego nos pasamos a recogerlas, que aún tardarán un poco.

Vale —respondió antes de levantarse de un salto. Vio a su tía hacer unas florituras con la varita y musitar unas palabras y el arcón volvió a flotar tras ellos como si tal cosa. Mientras caminaban de nuevo por el callejón no paraba de girarse para mirarlo, en parte porque temía que se perdiera por el camino, pero también porque le maravillaba ver la Magia en acción.

Compraron aún unos cuantos suministros más: pergaminos, plumas, tinta, un caldero, ingredientes y demás consumibles, y al terminar, su tía le propuso comprar alguna cosa más, pero él se negó insistentemente. Le daba mucho apuro que su tía gastara tanto dinero en él con cosas que además no sabría usar.

No sabía por dónde empezar a cuidar a un sapo enorme, o una lechuza; no digamos una escoba. Pero igualmente, su tía le insistió en que era necesario, así que lo aceptó aunque no dejó que le comprase algo más caro que una Barredora 6, y porque Etta insistió en que acabaría arrepintiéndose de ahorrar para tener el viejo modelo 5.

Volvieron a Madam Malkins tras un rato de "discutir" sobre si debía comprarse algo más de lo necesario y concluir que la mayor parte de las cosas podría llevarlas desde casa. Sí, serían cosas muggles, pero los otros tendrían que acostumbrarse. Por dentro esperaba poder hacer amigos que también fueran como él, porque así no se sentiría tan perdido. Recogieron las túnicas, William se las probó y vio que quedaban como un guante, así que pagaron y fueron. Él pensaba que ya se irían, pero... no. Había una sorpresa más. Cerca de la entrada, su tía se paró en seco y el arcón cayó al suelo con un ruido sordo. La tienda que había justo ahí parecía antigua, y el cartel rezaba "Ollivander's".

Cariño. Solo te falta una cosa para ser un mago hecho y derecho —anunció la mujer, sonriente y henchida de orgullo, casi más emocionada ella, al saber de qué se trataba, que su sobrino—. Tu varita —William abrió la boca y esta vez no se cortó en sonreír. Con su varita podría hacer Magia de verdad, ¿no? Agarró la mano de la tía Etta con cariño. Era cálida, y era lo que necesitaba en ese momento de incertidumbre. Un mundo entero se abría ante él, y sabía que una vez tuviera una varita en sus manos, algo cambiaría. Sería definitivo, de alguna forma. Ojalá sus padres pudieran haberlo acompañado... Pero la tía Etta era muy buena. Con su mano suave y cálida agarrando la de él, dio un paso hacia el interior de la tienda.

Notas de juego

Nivel adquisitivo: Clase media (por la ayuda de su tía).

Compra:

Uniformes Hogwarts diario: (incluye túnica, corbata, camisa, zapatos, capa y sombrero) Cualquier casa.  50 galeones
Uniforme Hogwarts invierno: (incluye túnica, corbata, camisa, zapatos, capa y sombrero) Cualquier casa.  55 galeones
Túnica Diario: negra. 20 galeones.
Un par de guantes de dragón. - 6 galeones.

Fantasmas y Quimeras, de Nathan Gale - 8 galeones
Libro de monstruos, animales y otras sabandijas mágicas, Rolf Scamander - 14 galeones
Una dura tarea: La Transformación, Minerva McGonagall - 11 galeones
Magia defensiva y práctica y como utilizarla, Lucy Weasley - 9 galeones
Detección, dirección y averiguación, Desconocido - 10 galeones
Encantar y encantamientos encantados, Filius Flitwick - 12 galeones
Libro sobre el Duelo Mágico, 1er Curso, Cathelyn Hans - 9 galeones
Mil hierbas y hongos mágicos, Phyllida Spore - 9 galeones

Bolsa mágica con 10 ingredientes. - 10 galeones

Barredora 6 - 195 galeones

TOTAL: 418 galeones

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14/10/2013, 16:43
1ºH - Matthew Williams

Mi madre para variar había estado demasiado ocupada para acompañarnos, pero mi hermano, Tim, llevaba ya 6 años realizando aquel viaje, por lo que se encargó de hacer de "tutor".
Durante el trayecto Jess no había dejado de molestar, insistía una y otra vez en que debería tener cuidado con algunos servicios, y con según que clases cerca de las mazmorras, porque no sería el primer niño del colegio que desaparecería misteriosamente, pero yo no tenía miedo, bueno, o casi no lo tenía. Tim me había jurado una y otra vez que todo aquello era mentira, pero Jess tenía un don para hacerme creer lo que quisiera, así que era mentira, porque tenía que serlo ¿no?

Quedé fascinado al ver como mi hermano abría el muro de piedra con la combinación adecuada, ya lo había visto en alguna otra ocasión que había venido a despedirlos, pero no dejaba de fascinarme... el callejón Diagon, y por fin soy yo el que se dirige a clase.

Insistí en empezar por la tienda de Artículos de Calidad para el Quidditch, pero mi hermano dijo que sería la ultima tienda, le rogué un par de veces, pero fue imposible, insistiendo que que las túnicas y los libros eran lo primero, después me acompañaría a la tienda de Quidditch.

Afortunadamente para mi, mi hermana se perdió en cuanto encontró a algunas amigas, así que mi hermano y yo continuamos juntos el resto del camino.

Madame Malkin Túnicas para todas las Ocasiones fue una visita increíblemente aburrida, odiaba probarme ropa, y a la dependienta le costó un poco dar con mi talla exacta. A mi parecer todas las túnicas me estaban bien, unas un poco más grandes o menos, pero para el caso era lo mismo, pero ella insistía en encontrar una perfecta, aunque apenas aprecié la diferencia con el resto.

Flourish y Blotts fue otra cosa, algo más entretenido, mi hermano se encargo de los libros necesarios mientras yo ojee algunos de Quidditch. Conseguí llevarme cuatro de ellos después de ponerle varias caras a mi hermano y decirle que la lectura era algo fundamental y que mamá estaría de acuerdo.

Cuando entramos en la tienda de Quidditch quedé fascinado, me paré a mirar todas las escobas, aunque no quería ninguna, había heredado la saeta de fuego que había usado mi abuelo cuando fue profesional, a la cual mi hermano también le había dado algún uso, pero siendo yo mucho más fan que él del deporte me la regaló no hace mucho. La verdad es que recuerdo aquel día como uno de los mejores.
Finalmente mi hermano me compró una manta, unos guantes y una bufanda, aunque entre aquello y los libros sabía que podía olvidarme de visitar Sortilegios Weasley...
Fuimos finalmente a Slug & Jigger, nuestra parada antes de ir a por mi varita, allí compramos una bolsa mágica de 10 ingredientes.

Entonces mi hermano me miró ilusionado, el momento en el que un mago obtenía su varita era vital, así que corrimos hacia Ollivanders.

Notas de juego

Nivel adquisitivo: Clase media/alta

Compra:

Uniformes Hogwarts diario: (incluye túnica, corbata, camisa, zapatos, capa y sombrero) Cualquier casa. x3  100 galeones
Uniforme Hogwarts invierno (incluye túnica, corbata, camisa, zapatos, capa y sombrero) Cualquier casa.  55 galeones
Gorra: Cualquier color y diseño. Cualquier colegio y casa. 9 galeones.
Guantes: Cualquier color y diseño. Cualquier colegio y casa. Largos, cortos, sin dedos, de gala. x2  12 galeones.
Bufanda: Cualquier color y diseño. Cualquier colegio y casa.  7 galeones.

Fantasmas y Quimeras - 8 galeones
Libro de monstruos, animales y otras sabandijas mágicas - 14 galeones
Una dura tarea, La Transformación, Minerva McGonagall - 11 galeones
Magia defensiva práctica y cómo utilizarla.- 9 galeones
Detección, dirección y exploración - 10 galeones
Encantar y encantamientos encantados - 12 galeones
Manual sobre el Duelo Mágico 1º Curso - 9 galeones
Volando con los Cannons- 10 galeones
Manual de mantenimiento de la escoba voladora- 7 galeones
Equipos de quidditch de Gran Bretaña e Irlanda- 5 galeones
Quidditch a través de los tiempos- 10 galeones

Bufanda Puddlemere United: 5 galeones
Guantes Puddlemere United: 5 galeones
Manta Puddlemere United:15 galeones
Liquido para pulir escobas - 7 galeones.
Gafas para jugar Quidditch bajo la lluvia - 15 galeones.
 

Especial: Bolsa mágica con 10 ingredientes (salen los que te hagan falta). 10 galeones

Total: 345 galeones

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15/10/2013, 13:41
Out(G) - Arnold Weasley

Finalmente Arnold consiguió convencer a sus padres de que le compraran un gato, lo quería para que cazara ratones y otras alimañas y porque le gustaban.

Una vez conseguido el gato Arnold dejó que sus padres le eligieran el material, los señores Weasley le compraron varias túnicas de primera mano para que el joven Arnold pudiera pasar el año, el material escolar imprescindible todo ello a estrenar y algún libro de lectura de más que el niño se empeñó. Entonces se dirigieron hacia Olivander, pero en su paso por sortilegios Weasley fueron incapaces de contener a Arnold que se empeñó en entrar agarrándose al marco de la puerta.

La siguiente visita fue al material de Quidich.

- El abuelo Ron jugaba bien y yo voy a ser mejor. Quiero la saeta de fuego.

Tras una nueva colleja Arnold salió de la la tienda con una Nimbus 2009 y el ceño fruncido por no haberse salido con la suya en aquella ocasión.

- Ya sólo me falta la varita- dijo contento con los bolsillos llenos de algunas bombas fétidas y el gato en los brazos- Venga vamos, vamos que quiero saber como va a ser mi varita- exclamó corriendo hacia Olivanders dejando a sus padres ligeramente atrás.

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16/10/2013, 21:49
1ºR - Christopher Jamal

María Jamal apareció en el Callejón Diagon de la mano de su hijo, Christopher Jamal. Ambos eran muy parecidos, salvo que la madre era muy alta y grande y Christopher era un poco pequeño para su edad.

Ambos miraron a su alrededor e hicieron una pequeña mueca. Christopher miró a su madre

No hay gente de color pensó, imaginando lo que pensaba su madre. No eran racistas, pero se sentían más cómodos con gente como ellos.

Aún así, a Chris le daba igual. Estaba nervioso porque iba a comprar los materiales para el colegio. Ya sabían que Christopher iba a ser mago, pero eso no evitó que el niño saltara de alegría al ver a la lechuza.

Venga, mamá, venga, ¡hay mucho que comprar! dijo moviendo uno de sus brazos abarcando todo el Callejón.

Oui, oui... contestó la madre, suspirando y comenzando a caminar. La madre se detenía en todas las tiendas y estudiaba las ofertas. Aunque ahora eran bastante adinerados, no había perdido las viejas costumbres de buscar las cosas baratas.

Entraron en todas las tiendas porque a Christopher le hacía ilusión, saliendo de alguna de ellas con varios paquetes. Chris estaba muy ilusionado con todo. Si por él fuera no dejaría de comprar cosas.

En la tienda de mascotas, Christopher no se pudo resistir y su madre no se pudo negar. Una mezcla de gato y kneazle salía en un trasportín, maullando mientras miraba todo a su alrededor.

Notas de juego

Rico:

- Nimbus 2.001 (480 galeones)

- Liquido para pulir escobas (7 galeones)

- Kneazle (6 galeones)

- Comida Kneazle (3 galeones)

- Porta kneazle (3 galeones)

- Cajón de arena (3 galeones)

- Arena (2 galeones)

- Fantasmas y Quimeras, de Nathan Gale (8 galeones)

- Libro de monstruos, animales y otras sabandijas mágicas, Rolf Scamander (14 galeones)

- Una dura tarea: La Transformación, Minerva McGonagall (11 galeones)

- Magia defensiva y práctica y como utilizarla, Lucy Weasley (9 galeones)

- Detección, dirección y averiguación, Desconocido (10 galeones)

- Encantar y encantamientos encantados, Filius Flitwick (12 galeones)

- Libro sobre el Duelo Mágico, 1er Curso, Cathelyn Hans (9 galeones)

- Tres Túnicas sencillas de trabajo (negras).

- Un sombrero negro puntiagudo para uso diario.

- Un par de guantes protectores (piel de dragón).

- Una capa de invierno (negra, con broches plateados).

- Bolsa mágica con ingredientes.

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23/10/2013, 23:37
Out(S) - Anthony Rudjed

Me apunté el nombre de la calle a la que tenía que ir. Mi madre lo sabía de sobra. Ella era la que me acompañaba, ya que mi padre era lo suficientemente vago como para pasar de mí. Al fin y al cabo las mujeres eran las que se encargaban de esas cosas, o eso me dijo mi madre. Mi madre iba delante mía y me agarraba de la mano, algo que yo detestaba ¡Ya era mayor para que me tuviera que dar la mano! Llegué a una calle sin salida, mi madre me mostró un muro y me dijo.- Quédate con la combinación por si alguna vez tienes que venir solo. Tres horizontales...- Decía mientras empujaba los ladrillos.-... dos verticales...- Y de repente la pared dio un estruendo y se abrió como si fuera una puerta. Me quedé impresionado. Ni siquiera dije nada y me colé corriendo hacia lo que llamaban el callejón diagón. Había un montón de brujos y brujas que paseaban de un lado a otro a lo largo de una calle extremadamente estrecha. Paseamos primero para ver las diferentes tiendas. Me quedé pegado al escaparate de la tienda de quidditch, pero mi madre era lo suficientemente fuerte como para quitarme de un tirón de mi paraíso personal.- Tu padre... siempre metiéndote las ideas del quidditch en la cabeza... ¿No querrás ser un cabezahueca?.- Me dijo mientras me tiraba hacia el emporio de la lechuza. Desistí y finalmente miré los animales que habían en el escaparate.- Buenos días señora.- Dijo una voz amable dentro de la tienda. Mi madre con cortesía saludó, pero sin sonreír, más bien con aires altivos.- Anthony, no mires ni ratas ni serpientes. Una familia como la nuestra debe tener lechuzas.- Sabía que las ratas eran para la clase baja, así que hice caso a mi madre y me fijé en una lechuza negra con los ojos amarillos.- Esa.- Dije con poco ánimo.- Está bien, denos esa lechuza y los accesorios necesarios para poder transportarla y alimentarla.- Dijo mi madre.

 

Con la jaula en mi mano y mi nueva lechuza dentro, la próxima tienda a la que nos aproximamos fue la de "Flourish y Blots", alias, la librería. Ahí tenía que escoger los libros de primer curso. Mi madre sacó mi carta y habló con el encargado. Solo sé que me fue metiendo libros en mi maleta (Colgada en mi espalda) hasta que me costaba ponerme recto. 

Ahora tocaban las túnicas, ¡Qué rollo! mi madre entró corriendo a la tienda de túnicas y empezó a pedirme opinión acerca de si me gustaba este tacto o este otro.- ¡Yo qué sé mamá!.- Dije agobiado por su insistencia. De paso me compró una túnica de gala y unos zapatos super molestos por si había alguna fiesta especial.

Luego pasamos por una tienda que olía asquerosamente mal. Entramos y esta vez me tocó a mí hablar.- Quiero una bolsa de 10 ingredientes.- Mi madre me dio un sermón de cortesía cuando salimos, porque mis modales eran de muggle, y aquí en Londres los magos eran más hipócritas que en Rusia. De vuelta pasamos por la tienda de Quiditch ya que a mi madre se le había olvidado que en la carta ponía bien grande: "Y ESCOBA". Me puse como un loco a buscar una réplica de mis jugadores de Quidditch favoritos pero mi madre me dijo que no me iba a pagar caprichos, así que me dejó comprarme una Nimbus 1000. ¡Menudo cascarón! hasta un mago podía correr sin escoba y alcanzarme. Bueno, quizás exagerara un poco. La verdad es que las familias de mi condición adquirían de una nimbus 2000 hacia arriba, pero me tocó tener una madre que se compra túnicas de varios miles de galeones y le regala a su hijo una escoba que le sirve a los muggles para barrer. Y todo por su odio al quidditch. En fin...

Tras haber adquirido también mi varita, nos dirigimos hacia la salida del callejón. Viendo que no podía con todo, mi madre se ofreció a llevarme la lechuza, que era lo que menos pesaba. Y lo hizo con cierto asco. No estaba su mayordomo ahora...

Notas de juego

- Lechuza mediana: 4 galeones

- Jaula para lechuza mediana: 4 galeones 

- Alimento para lechuza para un año: 24 galeones

Libros: 

• Fantasmas y Quimeras, de Nathan Gale: 8 Galeones
• Libro de monstruos, animales y otras sabandijas mágicas, Rolf Scamander: 14 galeones
• Una dura tarea: La Transformación, Minerva McGonagall: 11 Galeones
• Magia defensiva y práctica y como utilizarla, Lucy Weasley: 9 Galeones
• Detección, dirección y averiguación, Desconocido: 10 galeones
• Encantar y encantamientos encantados, Filius Flitwick: 12 galeones
• Libro sobre el Duelo Mágico, 1er Curso, Cathelyn Hans: 9 galeones

Túnicas:

- Túnica negra de verano: 15 galeones

- Túnica negra de invierno: 25 galeones

- Túnica negra de diario: 20 galeones

Capas:

- Capa de invierno: 20 galeones

- Guantes: 6 galeones

- Sombrero común: 9 galeones

Ropa:

- Zapatos de gala: 23 galeones

- Túnica de gala: 30 galeones

Ingredientes:

- Bolsa mágica con 10 ingredientes: 10 galeones.

 

 

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28/10/2013, 23:30
1ºG - Enya Wood

Llegamos al callejón diagon con el tiempo justo, para variar. Veo como algunos niños se sorprenden ante él y se fascinan. Yo como ya había estado otras veces, no lo hago. 

Mi padre va saludando a todo el mundo y yo voy deprisa y corriendo comprando mis cosas. Lo único que tenía que hacer es pedirle el dinero a mi padre mientras hablaba con alguien, dinero que ni miraba él. 

De ese modo, me compré todo el material que me pedían en la lista. Como en verdad no quería gastar mucho, me compraba las cosas básicas de latón y nada muy "especial". También me dio tiempo de comprarme un helado y muchas chucherías, ya que estaba. 

Pasé por la tienda de animales y decidí cogerme un sapo porque lechuzas ya teníamos dos en casa. Un sapo muy curiosos, de color negro y verde y bastante pequeño para ser sapo. Decidí llamarle Gibbs.

- ¡Mira, papá! Un nuevo habitante en nuestro hogar.

- Oh si si, muy bonito hija. Muy bonito.- Dijo sin mirarlo.- Y entonces uno de ellos me preguntó si la bola de cristal había levitado o eran solo imaginaciones suyas.- Continúa hablando con un hombre mientras yo me desespero y tiro de él. 

- Va, vámonos a casa que hoy viene mamá.