Li llega casi corriendo a clase, como siempre en la puerta hace una reverencia a la profesora antes de entrar. Toma su sitio y escucha atentamente lo que sucedia en clase tomando apuntes de todo lo que era necesario, lo cierto es que sus apuntes eran abundantes y bien ordenados, pero no le servirian a nadie ya que ella los tomaba en chino ya que era mas sencillo para ella.
Miraba a la profesora, por lo que veia no parecia muy dificil el conjuro, asi que cerro los ojos unos segundos para despues comenzar con los gestos del conjuro, unos segundos despues dice:
- Aperture pensamenten
Motivo: Aperture pensamenten
Dificultad: 15
Habilidad: 1+9
Tirada: 1 1 5
Total: 1 +1 +9 = 11 Fracaso
De pronto Luna Lovegood abrió de par en par los ojos y miró hacia la ventana. La profesora parecía estar esperando algo, y así fue. Una gran lechuza, la más grande que jamás hubierais visto picoteó la ventana. Lovegood ya se había puesto en pie antes de que llegara, tomó la carta que traía y abrió el sobre. Para los que estuvieran atentos podrían ver que el sello provenía del Ministerio.
¡No puede ser! Gritó Lovegood. Se quedó con los ojos abiertos como platos, y entonces miles de lágrimas llegaron a sus ojos. No fue capaz de terminar la clase, ni de deciros si habíais hecho bien el conjuro o no. Al final mi profecía ha sido verdad, no quería creerla. Dijo secándose los ojos con un pañuelo azul con un águila negro bordado.
Por favor, la clase ha terminado. Dijo mientas se dirigía hacia la puerta. Sé que aún es pronto para cenar, pero que todo el mundo se dirija hacia el Gran Comedor, tengo que hablar con Lupin. Ahora os veremos allí. Dijo mientras salía corriendo del aula sin finalizar la clase.
Daphne estaba ideando algún plan para organizar sus horas de estudio y práctica, ya que estaba segura de que no había sacado ese conjuro. Esperaba que la profesora Lovegood se pasara en breve por delante de ellos dándoles puntos o, en caso de la tejona, recordándole que tendría que recuperarlo en los exámenes finales. Pero no.
Una lechuza interrumpió la clase y dejó a la mujer una carta con el sello del Ministerio. Y lo que sucedió después pasó tan rápido que no le dio tiempo ni a sacar conclusiones. Lovegood parecía muy afectada, pero no les explicaba nada y les mandó ir al comedor de inmediato. Con el cejo fruncido y cierto miedo en el cuerpo, la obedeció. Salió del aula sin mucha demora con los demás alumnos.
Al Gran Comedor
No parecía que ninguno de sus dos compañeros hubieran conseguido sacar el conjuro y Mircea lo sabía no por un sexto sentido especial, sino porque les escuchaba. No le gustaba nada ser capaz de meterse en sus cabezas de aquella forma. Y fue de esa forma que cuando Luna recibió la lechuza, el rumano escuchó en su cabeza exactamente lo que la profesora leía, como si lo estuviera dictando en vez de ser tan solo una idea pensada en la cabeza de la Lovegood y espiada por Mircea.
Con la cabeza caída, pues sabía de antemano lo que iba a suceder, siguió al resto de alumnos al comedor, guardándose por el camino lo que llevaba colgado al cuello en su sombrero.