Partida Rol por web

- Bien, pues hagamos una cosa.- Dice mi padre, que seguía dando vueltas pensativo.- ¡Vamos a entrar en una casa muggle! Pero no sin permiso... Luego iremos hasta Hogsmade con polvos flu y ahí le preguntaré al dueño de cabeza de puerco cómo podríamos llegar a Hogwarts. ¿Alguién en contra? En realidad me da igual, lo voy a hacer igualmente y mi hija viene conmigo.- 

Mi padre me coge de la mano y tira de mi, saliendo del muro entre los andenes 9 y 10. Cuando ve a una mujer menuda, que despide con la mano a alguien que acaba de subir al tren, se acerca a ella. 

- Buenas, qué tal va? ¿Me podría hacer un favor? ¿Conoce a alguien que viva por aquí cerca? Es que estos niños son de... Francia. Y han venido para ver las costumbres de Inglaterra. Eso implica, por supuesto, hacer visitas a casas para ver si hay mucha diferencia con la decoración de Francia,  hacer entrevistas a ingleses e incluso, pasar unas noche ahí si el dueño así lo quiere.- Se quita el sombrero. - Por cierto, yo soy Xylon, encantado de conocerte bella dama.- Coge la mano de la señora y la besa. -¿Nos podría ayudar? Por cierto ¿he mencionado que quien nos acoja recibirá una buena remuneración?

Veo como a la mujer se le cambia la cara y muestra una sonrisa algo sonrojada al ver que mi padre le besa la mano. La verdad que siempre he pensado que es bastante atractivo para su edad. 

Eli siguió silenciosamente a la chica cuando acompaña a su padre a entrar a una casa. Aparentemente ella sabe más del tema que la pequeña Elisabeth... y no es como si a ella se le hubiese ocurrido algo mejor.

En realidad no estaba segura de que eso funcionaría, nunca había utilizado esos polvos mágicos. El año anterior se limitó a coger el tren, y se maldecía constantemente por haberlo perdido esta vez.

Corrí a reunirme con las chicas cuando el padre de la morena empezó a andar a paso ligero. Parecía un viejo cascarrabias. Me puse a su altura, delante de las dos chicas y caminé con la cabeza erguida, mientras buceaba entre mis pensamientos. No me gustaba quedarme solo, y ese hombre nos había dado una solución. Habría que aprovecharla.

Entre polvos flu y demás complicaciones mágicas, entre las que se incluían un montón de túneles misteriosos que podrían llevarle a cualquier parte del mundo, o incluso cerecenarles algún miembro porque se hubiese estraviado. El padre de Enya os llevó los tres hasta Hogsmade. El viaje no pareció tan complicado a simple vista. Aparecisteis en el salón de una anciana que lejos de asustarse se os quedó mirando atónita. Sin lugar a dudas no era la primera vez que veía aquello y por eso ni gritó, ni tampoco se asustó. Luego os señaló una serie de escobas viejas que tenía apoyadas junto a la chimenea.

Parecía que la anciana hubiese vivido aquello todos los años, y aunque las escobas no eran dignas de ser buenas para el vuelo, el padre de Enya las tocó con la varita y estas comenzaron a levitar.

No es que ahora fueran escobas voladoras, simplemente eran unas escobas encantadas por un conjuro. El Sr.Wood se las entregó a los tres chiquillos y se marcharon de allí dándole las gracias a la anciana muggle.

Desde allí llegaron, gracias a las indicaciones de Eli, a las puertas de Hogwarts, tras una presentación de quienes eran y de ofrecer sus datos, abrieron las puertas.

Por fin, aunque algo tarde, Anthony y Enya habían llegado a la Escuela de Magia y Hechicería. Pronto tendrían una casa y podría comenzar a empezar con sus clases. Eli corrió hacia el gran comedor para cenar algo.