Partida Rol por web

Llegué desde las mazmorras a las escaleras, me puse a la altura de Ludmila y le dije.- Hey ¿Todavía estás aquí? Vamos, que llegamos tarde.- Podía apreciarse mi túnica de gala y un olor bastante agradable. Iba subiendo escaleras mientras tiraba de la mano de Lu.

Asterope tuvo que mirar un par de veces la invitación para comprobar el lugar de reunión. En la quinta planta de las escaleras principales... Qué lugar más extraño para quedar. En más de una ocasión se sintió tentada de girar sobre sus pasos y entrar a cenar en el Gran Comedor. Pero las palabras que su madre pronunciaría si se enteraba resonaban en su cabeza: "¡¿Cómo puedes NO ir a una fiesta?! ¿Tú sabes la de gente importante que conocerías ahí? ¿Es que quieres acabar como el resto de la familia? ¡No te criamos para esto!..." Asterope suspiró. Sabía  que eso era exactamente lo que le diría. Gente importante... de 11 años. A veces le costaba comprender a su progenitora.

Cuando llegó al punto de encuentro, estaban ya allí un chico de Hufflepuff, Anthony y Ludmila Hola, buenas. No llego tarde, ¿no? Podía escuchar el jaleo procedente del piso de arriba. Intentó asomarse a ver si los distinguía, pero no pudo. A ver si esa gente se ha equivocado de planta. O a lo mejor son alumnos mayores... Se dirigió sus compañeros de casa: Menos mal que estáis aquí, ya me veía yo sola en esta fiesta...

Al poco rato llegaron Kendra, Ithan y también la persona que menos esperaba encontrar allí, Linc. Por supuesto, le sorprendió gratamente. Los saludó a todos. Hola chicos. ¡Has decidido venir! ¿No ibas a irte por ahí? No pudo decirle nada más, puesto que justo entonces un fantasma salió de una pared y les condujo al piso de arriba, donde había más gente de primero esperando. Entonces no se han equivocado, es que la sala de la fiesta está aquí. ¿Por qué nos convocan entonces en la quinta planta?, pensó extrañada.

Miró al cuadro colgado de la pared. Un hombre ceñudo y con cara de pocos amigos, cuyos ojos emanaban ingentes cantidades de ira. Cuando hizo girar sus bisagras, le pareció escuchar un gruñido procedente de él. Asterope entró por el hueco que había dejado al descubierto.

Moví la cabeza para saludar a los demás, no iba tan tarde entonces... ¿Quién habría organizado esa fiesta tan mal organizada? Seguramente sería algún hufflepuff. Mi madre decía que los huffies eran los más desastrosos, torpes e inútiles del colegio...

Se estaba haciendo tarde y no llegaba...

Cuando al fin escucharon la voz monótona y cadenciosa del profesor/fantasma Cuthbert, las gemelas aplaudieron animadas.

Saludaron a Max que se les unió en el último momento.

Cuando al fin el expreso comandado por el fantasma llegó hasta la sexta planta, las gemelas arrancaron a cantar: Binns, Bonn, Barabó, era un profesor muy aburrido. Dormía a todos con sus ronquidos. Binns, Bonn, Barabon, se quedó dormido en un colchón. No se sabe como, se murió. Rieron contentas al ver como el genial fantasma las reconocía. No sabían describir si su gesto era de alegría o malestar.

Vieron contentas que casi todos los Slytherin habían aparecido. Aún había tiempo, pero esperaban ver a más compañeros de Ravenclaw y Gryffindor. Si no aparecían, les pondrían en sus listas de gente a evitar.

Saludaron a los que sí habían venido y esperaron pacientes a que Vindi el Vindicador cumpliera con su palabra y abriera la Sala secreta.

Willow esperó pacientemente a ver si aparecía alguien más de su casa, pero para cuando había llegado el fantasma que se suponía les tenía que escoltar hasta el lugar de la fiesta, ninguno de ellos había aparecido aún. Sin embargo, si que se presentaron algunos que Willow ya conocía. Saludó a todos con un breve "hola", pero movió la mano dirigiéndose a Ithan y Neil en particular, pues era con quienes más trato había tenido.
Aún con la aparición de las serpientes, ahí faltaba alguien también. Aiden. ¿Dónde se habría metido? Realmente esperaba que fuese.

Le sorprendió la canción que cantaron las gemelas, que sinceramente, no supo como tomarse. Le pareció ingeniosa y hasta divertida, pero por otro lado creía que podía hacer sentir mal al señor Binns, así que trató de no reirse.

Siguió al fantasma y al resto del grupo a la sala que se había abierto frente a ellos.

Linc llegó tal y como pedía la carta, solo que el sombrero lo llevaba bajo el brazo, ésa mano en el bolsillo y con la otra se tapaba la boca mientras bostezaba "Dios que sueño..." pensaba una y otra vez, no le hacía mucha gracia ir a la fiesta, pero las últimas palabras de Asterope en el bosque le convencieron.

En cuando llegó, con los ojos medio cerrados, fue sorprendido por Asterope, levantó las dos cejas de golpe mientras ésta la hablaba y fingió otra sonrisa como en la despedida del bosque -jaja, tranquila, sí que estoy aquí, iba a "entrar en el bosque" hacer una cosa, pero al final la dejaré para mas adelante... me convenciste en el último momento jeje- Disimulaba como podía las ganas locas de entrar en el bosque pero le costaba, no le hacía especial ilusión la fiesta, por suerte el fantasma gordo le cortó a tiempo y se pusieron a seguirle -¿Vamos?- Le preguntó a su amiga y a los demás que conocía, ya que estaba aquí intentaría disfrutar.

Árpád esperó delante del cuadro junto a sus compañeros, tratando de dejar de lado por el momento todo el asunto de los hechizos que no terminaban de salirle. Ya se preocuparía por eso mañana.

Uno instantes después se asomó por las escaleras, buscando a Matt, y le hizo un gesto para indicarle que subiera a la sexta planta, y al ver al fantasma no pudo reprimir una risita nerviosa. Mientras le seguían escuchó la canción de las gemelas, y su sonrisa se amplió. No estaba seguro de si hablaban del fantasma que les estaba guiando, pero desde luego era graciosa.

Ludmila subió las escaleras mientras era apurada por Anthony. Al llegar vio a varios chicos a los que saludó con un gesto educado. Hola chicas!!! Saludó a las gemelas, luego se acercó al resto de los Slytherin.  Hola chicos, claro que hemos venido...

Luego de ello, eran guiados por un fantasma a traves de un cuadro de las escaleras...

Kendra llegó con la hora pegada a las escaleras. Sin embargo, a pesar de que oyó el murmullo de sus compañeros y amigos más arriba, no llegó a subir del todo, como si estuviera esperando a alguien.

Miró a su alrededor, buscando con la mirada, esperando que llegara en cualquier momento. Tenia una conversacion pendiente antes de entrar en la fiesta.

Sí, llegué pronto... No tenía mucho que hacer y subí a esperar aquí a la gente- dijo encogiéndose de hombros- entonces escuché vuestras voces y quise sorprenderos. Neil avanzó hasta ellas y les sonrió Y ¿por qué es grande y maravilloso Vindi el Vindicativo? preguntó.

Pronto llegó la hora del encuentro, y con las gemelas llamaron a los que estaban en l planta inferior donde habían quedado con el resto de alumnos los misteriosos Pizpireta y Polvorilla. Neil estaba muy sonriente, pues un poco de fiesta le parecía una idea magnífica. Fue saludando a todos mientras llegaban

¡Hola Árpád! dijo dándole unos golpecillos en el hombro al reconocer a su compañero de casa Hola Christopher, Willow...

Así fue saludando a todos hasta que llegaron los Slytherin. Neil se sentía mal por odiarles, pues jamás había odiado a nadie. Pero cada vez que una culebra aparecía algo en su interior se revolvía y se ponía en ristre. No obstante, como aquella era una noche especial y no quería líos, Al revés, ¡Quiero que todos seamos amigos y nos lo pasemos muy bien! les recibió con una enorme sonrisa y con un "baile" absurdo, que consistiían en mover el cuerpo y los brazos de manera caótica a la vez que iban saludándose unos a otros.

Saludó con gracilidad a Asterope cuando llegó, a pesar de lo fría que podía resultar ella había sido muy amable con él en la Biblioteca y Neil se lo agradecía.

Sin más, se dirigió a la sala de las recompensas junto con los demás novatos.

Bajó las escaleras de la torre de Gryffindor, solo. Cuando llegó abajo del todo, miró hacia arriba, comprobando si alguien más había salido de la sala común, pero no vio a nadie. Ithan iba vestido exactamente como estaba señalado en la invitación, con el uniforme de colegio, inmaculado, incluso con el sombrero bajo el brazo. Avanzó por los pasillos, a paso ligero, en dirección a las mazmorras para coincidir con los Slytherin y subir las escaleras con ellos.

La primera persona que encontró, fue a Kendra, a quien le dedicó una amplia sonrisa, y se puso a su lado. Buenas noches, Kendra. Saludó, en primer lugar. Después miró a los demás presentes, Anthony y Ludmilla. Buenas noches, Anthony, Ludmilla. Siento no haberme quedado antes a practicar en la clase de duelo... fui yo quien hirió a Gabby. Se disculpó, con una amable sonrisa, mientras subía las escaleras. Después de varias semanas, las piernas del joven se habían acostumbrado a subir todos los días a la Torre de Gryffindor, y no le costó subir unas plantas de más.

Al llegar a la quinta planta, saludó a Aterope, alzando la mano. Buenas noches Asterope. Y frunció el ceño, al ver que Linc llegó separado de ella. Que pasa, Linc. Le saludó, informal, y miró al resto de la comitiva Slytherin, pues eran cinco, y le faltaba uno. ¿Dónde está Aiden?

No tuvo tiempo a obtener respuesta cuando apareció el fantasma. Ver al fantasma no le sorprendió, estaba acostumbrado a tratar con Nick, e incluso lo saludo, cuando hizo la indicación de que le siguieran. Vamos Contestó Ithan a Linc, cuando subió las escaleras, y se encontró con el resto de la comitiva en la planta superior.

¡Hola a todos! Saludó, alegre al ver cuanta gente estaba allí. Erzsébet, Orsolya, Árpád, Maxwell. Saludó a los Hufflepuff, con un gesto de la cabeza y sin borrar aquella sonrisa amable. Cuando le saludó Willow, su sonrisa se amplió, respondiendo a su saludo con otro gesto de la mano. Después saludó a Christopher, con otro saludo hecho con la mano, y miró a Neil, cuando comenzó a hacer... aquello. Ithan se lo quedó mirando, en silencio. ¿Qué haces, tío? ¿Qué le picará? Parece que ya se le ha pasado... Neil. Concluyó sus saludos, para después, entrar en la sala de las recompensas. Le apetecía pasar un buen rato, charlar sobre cualquier tontería que no fuera sobre estudios, y ver que tenían preparado.

Kendra esbozó una amplia sonrisa en cuanto vio llegar a Ithan, poco después que ella. - Hola, Ithan. - dijo, con una sonrisilla, alzando una mano. Sócrates no la acompañaba en esta ocasión. Sin embargo, cuando se disponía a acercarse a él, para decirle algo de forma más privada, la gente comenzó a aparecer, y el Gryffindor comenzó a saludar a todo el mundo.

Se giró entonces hacia el resto, carraspeando ligeramente, sonriendo también- Hola chicos, ¿Como fue la tarde? - preguntó entonces, dirigiéndose a los Slytherin en primer lugar, extrañada al ver a Linc y Asterope llegar por separado. Juraría que habrian pasado la tarde juntos.

Miró entonces a su alrededor. No le extraño no ver a Aiden... creyó recordar que dijo que no tenia claro si acudiría a esa fiesta, aunque afirmó que sí iría a la del domingo... Lo que si le extrañó fue no ver a ningún Gryffindor, aparte de Ithan.

Alzó entonces la mano de nuevo, saludando a la chica y el chico de Ravenclaw- Buenas noches... ¿Qué tal?  - preguntó entonces, educada, con una sonrisa encantadora. Y, por ultimo, vio a los Hufflepuff y en especial a las gemelas- O., E., ¡Buenas noches! Estoy deseando ver la que tenéis montada... - dijo, amable, ampliando su sonrisa, al verlas. Y, aunque fue inevitable recordar el encontronazo con Neil el otro dia en clase, acabo por sonreir tambien al resto de Huffies, enterrando en el pasado lo sucedido entonces- Buenas noches, chicos... - dijo, con un gesto de lo más amable y educado.

Y se dispuso entonces a entrar en la Sala, con su curiosidad a flor de piel, deseando descubrir que habria tras esa puerta. Sin embargo, habia algo que tenía que hacer antes, algo sin lo que sería incapaz de disfrutar plenamente de la fiesta.

Así, antes de cruzar aquel umbral, agarró a Ithan suavemente por la muñeca, reteniéndolo durante algunos segundos, los que tardó en susurrarle algo al oido.

Acto seguido lo soltó, dedicándole una mirada cómplice que acompaño de una pequeña sonrisilla. Una sonrisilla nerviosa, pero sincera.

Y, sin decir nada más, puso un pie en la sala, esperando adivinar qué habría al otro lado.

También eres tú.

Asistir a la fiesta había sido una buena idea. Al menos, acudir allí había sido una buena idea. Podía haberse largado, comer en el comedor hasta que le saliera carne picada por el ombligo y acostarse temprano, y aun así habría merecido la pena estar allí.

Porque había descubierto que no se le había ido la olla. Todo el mundo podía ver los fantasmas. No era imposible que todos estuvieran tan mal de la cabeza como él, pero era improbable.

Mujeres pescado, gnomas, centauros e híbridos de persona y animal eran aceptables; eran de carne y hueso al fin y al cabo. Los fantasmas, sin embargo, translúcidos e insustanciales, eran otro asunto. Desde que los había visto por primera vez durante la cena de principio de año, los había ignorado activamente.

Puto alivio.

El cuadro parlanchín se abrió como una puerta, revelando la entrada a la habitación donde se celebraría la fiesta. Maxwell miró al hombre del retrato con el ceño fruncido mientras atravesaba el portal.

La Gran Escalinata, normalmente conocida como la Escalinata de Hogwarts, es una estructura gigantesca en el castillo de Hogwarts, usada principalmente para acceder a cada planta del castillo, incluyendo las mazmorras. Hay cientos de cuadros cubriendo las paredes de la torre, algunos de los cuales esconden pasadizos secretos a otras zonas dentro del colegio. Las múltiples escaleras de la Gran Escalinata llevan de planta a planta y terminan en el séptimo piso. Las escaleras tienen la costumbre de moverse por el recinto para cambiar su desembarco, normalmente cuando un estudiante tiene prisa.

Las escaleras estaban vacías. Parecía que los alumnos mayores o bien debían estar en el comedor o habían llegado ya a los sitios a los que se dirigían. Lo que es más, no ves ninguno de los alumnos de primero. Te preguntas si no te habrás confundido o si te habrán gastado una broma al citarte en la quinta planta cuando de repente de uno de los muros sale un fantasma.

Un fantasma rechoncho y bajito, pero que flotaba a la altura suficiente para aparentar ser más alto que cualquiera de los alumnos, iba murmurando: No sé como me dejé convencer para esto. El profesor Cuthbert Binns había muerto mientras dormía. Cuando despertó al día siguiente, siguió yendo a clase sin darse cuenta que era capaz de atravesar muros.

Al ver solo a una pequeña Gryffindor esperando, se le pasó por la cabeza quedarse con ella y hablarle de las batallas gigantes o las rebeliones goblins. Pero por alguna razón, sabía que algo malo sucedería si no cumplía con su palabra...

Vamos pequeña, sígueme. Tu expreso a la fiesta ha llegado, repitió el profesor tal como le habían aleccionado.

Y subiendo las escaleras hasta la sexta planta, se detuvo delante del cuadro de un mago que parecía a punto de sufrir una indigestión.  El cuadro de Vindictus giró sobra sus bisagras invisibles, y detrás suyo apareció una puerta, más grande que el cuadro. Había algo de magia ocultando aquella entrada.

Con una despedida de: ¡Te veré en clase de Historia de la Magia!, Cuthbert te urgió a entrar.