Partida Rol por web

Parnassus me había tomado con ambas manos fuertemente el cuello, pero de una patada, pude desprenderme de sus poderosas manos.

-Así que lo haz logrado...Igualmente no pienses que por ser orco no sé que sería un suicidio irles de frente. El tiempo es el arma fundamental en mi plan. Y si, tu estás en él, quiero que sepas eso compañero.

-Dime por favor, quien es mi dueño. Necesito oirlo.

Dicho eso me lancé contra el cuerpo de Parnassus. No iba a ceder la leve ventaja que tenía y aprovecharía cada oportunidad al máximo.

Parnassus interpuso el escudo en medio del avance de Aarshlût, que frenó su ataque al impactar su cara contra la guarda aristada:

-En tal caso te lo diré, pero debes prometerme que no harás nada sin decírmelo antes.- dijo al guerrero orco.

-Trato hecho?- preguntó el esclavo.

Me quedé un tanto duro por las palabras de Parnassus. Me sorprendió que desconfiara de mis palabras, yo era una persona de fiar, y lo había demostrado varias veces.

-Es un trato, puedes quedarte traquilo que no actuaré sin antes avisarte.

Dicho eso, me lancé contra Parnassus sin ningún objetivo aparente, esperaría a que se descuidara y allí aplicaría uno de mis hachazos.

-Tu presunto amo es Esteban, el mercader mas rastrero de todo Angkortak, y posiblemente el unico humano mas peligroso que un elfo oscuro y con el corazón mas negro. Ahora recuerda tu promesa.- dijo Parnassus, mientras su guarda volaba al cuello del orco.

La arista traspaso su columna de lado a lado; Aarshlut ni siquiera pudo responder.

Nuevamente me tocaba luchar contra Parnassus, y bien que me venía. Porque quería hablar con él. Empecé los movimientos de calentamiento y rompí el silencio.

-Así que Esteban eh?!, y de dónde sacaste la información?.

Dicho eso me lancé al ataque con mi hacha empuñada en alto y mi escudo por delante.

El ataque de Aarshlut fue cuando menos precipitado. Parnassus se echó a un lado , golpeando las costillas descubiertas del orco, mientras giraba por su espalda, estampando el segundo escudo contra ésta:

-Tranquilo. Te lo contaré todo. Conseguí la información en el puerto de Angkortak, tras realizar varias averiguaciones. En breve me dirigiré al mercado, a ver qué más puedo descubrir.- respondió el guerrero, volviendo a su guardia, mientras el orco recuperaba el aliento.

Esperando la reacción del semihumano, el esclavo gladiador agitaba sus guardas en patrones cambiantes, siguiendo las evoluciones de su adversario. Un golpe más en el torso y el combate se inclinaría drásticamente.

El humano había entrado imparable, conectando una seguidilla de poderosos golpes al pecho y al estómago. Pronto caería y eso lo sabía.

-¿Qué haz comido hoy compañero?- Y empecé a reir, luego serio dije. -Gracias por haberme ayudado, te debo una humano.

Con las pocas fuerzas que me quedaban me lancé contra el guerrero de los escudos.

-Prefiero pensar que harías por mí cualquier cosa similar también.- respondió antes de alegar -Lo cierto es que no sé lo que es, pero me siento inspirado.- dijo golpeando ambos brazos del orco, antes de enviarlo contra la pared de una impresionantge patada.

El golpe fue demasiado y dejó a Aarshlut sin resuello. Parnassus le tendió la mano y ayudó al orco a incorporarse, para llevarlo hacia la enfermería. Era indecoroso matarse en un entrenamiento:

-Vamos, compañero; haremos que te curen eso.- dijo al guerrero del hacha, cargándoselo bajo el hombro, para ayudarle a caminar.

Esta vez me tocó luchar contra Juan Bautista del Corral. La última vez me venció, ahora era el tiempo de la revancha.

-Vaya vaya vaya, se ve que vienes por mas. Pues prepárate.

Sin mas preámbulos me lancé contra el humano con mi hacha en alto y mi escudo posicionado.

El orco se caracterizaba por su fiereza, su gran fuerza y su gran tenacidad. Su saludo y su forma de atacar lo demostraban por mucho... Por suerte para Juan, su destreza le daba cierta ventaja frente a los ataques de aquel imponente rival, ya que su velocidad le sirvio para darle una fuerte estocada en la garganta al rco ni bien empezo el combate. Luego con un giro de costado el espadachin logro hacer una inscision en un area cercana al corazon de su oponente, lo que le dejo algo desorientado.

-Siempre es un placer curzar aceros con un gran guerrero como tu...

Respondio el espadachin ante las primeras palabras del orco.